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domingo, 16 de febrero de 2025

Papelón sin precedentes… @dealgunamanera...

 Papelón sin precedentes…

Javier Miley. Dibujo: Pablo Temes.

La vorágine vertiginosa del ritmo de vida de Milei le jugó una mala pasada en el escándalo de la estafa cripto.

© Escrito por el Doctor Nelson Castro el sábado 15/02/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.




El Gobierno terminó la semana envuelto en un halo de euforia. Tuvo razones para hacerlo: el 2,2% de inflación de enero que publicó el Indec –el índice más bajo desde julio de 2020, en plena pandemia–, la media sanción del proyecto de ley de Ficha Limpia por parte de la Cámara de Diputados luego de un debate –si es que se puede llamar así a lo que pasó el miércoles en el recinto de la Cámara, que dio vergüenza– y el avance en las gestiones en el Senado para lograr el nombramiento del juez federal Ariel Lijo como ministro de la Corte Suprema. Sin embargo, no todo el transcurrir interno del Gobierno fue lineal.


El martes, tanto el ministro de Economía como también el Gobierno en general estuvieron en el centro de una ola de rumores que sacudieron incluso a varias usinas de operaciones que anidan en el poder, en donde circuló con fuerza la versión que hablaba de la renuncia de Luis Caputo. En realidad, las versiones eran muchos más brutales –que es como son en general las cosas en este gobierno–: no se hablaba de una renuncia, sino que lo que se decía era que Milei lo había echado por propiciar –se entiende que en algún diálogo privado cuyos ecos habían llegado a oídos del jefe de Estado– la evaluación del peso frente al dólar.

Coincidentemente, durante esas horas Caputo estaba visitando la sede de la Unión Industrial Argentina en donde, con elegancia y firmeza, rechazó todas las insinuaciones destinadas a obtener algún guiño a favor de la depreciación del peso.

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El ministerio supo de esta operación. Por eso, después se encargó de tirar por tierra esta versión que algunos creen que fue fogoneada por sectores internos del mismo oficialismo, en donde no todo es amor. Por lo pronto, ese día ya habían volado el titular de la Anses, Mariano de los Heros, que ya venía malherido por un carpetazo que le había propinado Cristina Fernández de Kirchner a causa de su viaje a México en tren de vacaciones, y Sonia Cavallo por ser la hija del Domingo Cavallo, caído en desgracia por haber criticado al Presidente.

La tarde-noche de furia que se vivió en la Cámara de Diputados en la sesión del miércoles, en la que se le dio media sanción al proyecto de ley de Ficha Limpia explica el porqué del desprestigio imparable de la dirigencia política, hecho que también afecta al oficialismo. Nadie prestó la más mínima atención a lo que se debatía y lo que se decía. Poner en duda el valor y la importancia de la ficha limpia es como discutir el sexo de los ángeles. ¿Quién, sensatamente, discutiría que los aspirantes a ejercer cargos públicos deben ser personas honestas? Solo la intención de la clase política de convertirse en una casta posibilitó que Carlos Menem hubiera sido senador por siempre. Solo una actitud de casta hizo que Cristina Fernández de Kirchner, la condenada, no hubiese sido desaforada cuando fue sentenciada. Para los condenados, el destino, según marca la ley, es la cárcel.

Fue notable ver cómo todo el bloque de Unión por la Patria se abroqueló para votar en contra del proyecto. Fue indignante ver cómo algunos diputados, que no tienen una pátina de honestidad, votaron en contra del proyecto. Si entre los condenados hubiese habido gente de La Libertad Avanza o de otro partido, seguramente su voto hubiera sido favorable. Por otra parte, el oficialismo se adueñó de un proyecto que originalmente no le pertenecía. Ficha Limpia es una iniciativa de la sociedad civil que ya había tenido varias batallas en el recinto y que, curiosamente, ya había fracasado a fines del año pasado sin el apoyo de los legisladores libertarios. Como se ve, nada es lo que parece y todos intentan desesperadamente llevar agua para su molino.

Lo que sí se vio es la pérdida de poder progresivo de la expresidenta. Por eso su bastión es el Gran Buenos Aires. De ahí su encarnizada pelea con Axel Kicillof, su ex delfín, que hoy le ha dado vuelta la cara. La señora condenada necesita imperiosamente sostener su circo de acólitos en el Conurbano para subsistir. No le importa llevarse puesto al peronismo –al que objetivamente siempre despreció–, la mueven el resentimiento y el dolor de ya no ser. La soledad y la vuelta al llano es algo que atormenta a los líderes mesiánicos que no han sabido o no han querido preparar un sucesor.

Para el Gobierno no todo ha sido color de rosa. La noche de San Valentín le ha dejado al Presidente un sabor amargo con tintes de papelón internacional. Javier Milei promocionó desde su cuenta en la red social X una criptomoneda llamada $Libra. Veamos qué decía la publicación:

¡¡¡“La Argentina Liberal crece!!! Este proyecto privado se dedicará a incentivar el crecimiento de la economía argentina, fondeando pequeñas empresas y emprendimientos argentinos. El mundo quiere invertir en nuestro país”.

Esto provocó la suba inmediata en su cotización y el posterior derrumbe en el mercado cripto. ¿Qué es lo que lo ha convertido en un papelón sin precedentes? A diferencia de las criptomonedas consolidadas, $Libra es solo un token creado dentro de la blockchain de la plataforma Solana, como uno de los tantos proyectos denominados en la jerga como “meme coin”. Es decir, una moneda virtual que puede ser creada por tres o cuatro personas sin esfuerzo alguno con fines especulativos y carente de respaldo en un proyecto anclado en la realidad.

Basura.

Lo tremendo es que, luego del tuit del Presidente, dicha meme coin llegó a una capitalización de casi 4 mil millones de dólares y se transaccionaron más de 1.000 millones en apenas cuatro horas desde su lanzamiento. Para tener una noción comparativa, cifras de este calibre son las que representan la cotización –por ejemplo– de un banco consolidado de la Argentina. La polémica escaló rápidamente cuando economistas y analistas advirtieron sobre una posible estafa, señalando que el 80% de los tokens estaban concentrados en solo cinco billeteras y que el dominio del proyecto había sido registrado el mismo día. Alguien hizo un tremendo negocio y luego de tomar ganancia su valor se desplomó.

El presidente Milei es un hombre honesto. No se trata de subirse al tren de los que quieren acusarlo de un presunto hecho de corrupción. Lo grave de la situación es que el primer mandatario se haya embarcado de lleno en la promoción de un proyecto desconocido sin antes chequear si tenía cimientos sólidos. Cae de maduro que alguien de su entorno –con buenas o malas intenciones– impulsó a Milei a una acción semejante. Por mucho menos, varios funcionarios de peso han volado por los aires.

Poco tiempo antes de convertirse en el presidente de los Estados Unidos, los hijos de Donald Trump lanzaron la cripto $Trump, que escaló rápidamente pero que todo el mundo sabía que se trataba de un meme. El caso del líder libertario es bien distinto. Un presidente no puede cometer la imprudencia de quedar enredado en semejante papelón, que fue reflejado por los diarios de todo el mundo. La vorágine vertiginosa del ritmo de vida de Milei y su avasallante personalidad le han jugado una mala pasada. Esta vez no ha sabido pisar el freno antes de estrellarse contra la pared. Queda claro que la cadencia adecuada, la reflexión y la pausa también deben ser atributos esenciales de cualquier jefe de Estado.





domingo, 5 de enero de 2025

Desafío - Desgastar para no ceder... @dealgunamanera...

Desgastar para no ceder...


Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes.

Esa parece seer la estrategia del oficialismo con sus aliados políticos para las próximas elecciones, en las que la clave volverá a ser la economía. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 04/05/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Fue un fin de año tranquilo. Todos los presagios de desbordes sociales fracasaron. “La gente que vive de planes sociales ahora los recibe en su totalidad sin tener que dejar el diezmo a los punteros. No es que su situación haya cambiado en lo económico. Lo que sí pasa es que se liberaron de ese yugo”, narraba un integrante de la jerarquía eclesiástica que no deja de expresar su preocupación por los altos índices de pobreza que exhibe la Argentina. Un hombre que conoce la actividad de los punteros y recaudadores del conurbano profundo se expresó en el mismo sentido: “No hay con qué presionarlos. En bastiones como La Matanza ya no es tan fácil arrear a la gente para llevarla a una marcha organizada por algún dirigente ya sea opositor u oficialista. Se ha perdido ese brazo de choque que se utilizó durante años para ganar la calle”, reconoció.

El nivel de tolerancia social puesto de manifiesto a lo largo de este año no deja de sorprender tanto puertas adentro como afuera del país. Como ejemplo vale mencionar lo que está sucediendo en el período electoral por el que está atravesando Alemania. Se habla allí del “efecto Milei” y de la motosierra como objetivos que encarna la Alternative für Deutschland (AFD), el partido de extrema derecha que viene de obtener victorias resonantes en algunas de las elecciones estaduales de ese país.

El Gobierno arrancó un año lleno de desafíos. Sin dudas, el desafío clave serán las elecciones legislativas de medio término que se desarrollarán en octubre. Habrá en el medio varias elecciones provinciales que servirán de termómetro para apreciar cuánta es la aprobación de La Libertad Avanza. Habrá que ver si Milei decide enfrentar el test electoral unido a Mauricio Macri o separado de él. La evidencia matemática –que ya se vio en 2023 en la segunda vuelta electoral– demuestra que unidos ganan, mientras que separados, no. Por consiguiente, resultan inentendibles los roces constantes que se vienen produciendo entre el Presidente y el ex. Hay –en realidad– una intención velada del oficialismo de desgastar a sus hasta ahora socios políticos, para no tener que ceder a sus demandas a la hora de conformar las listas. La intención de Milei es clara e incluye la cooptación de nombres propios de peso para vaciar de poder al partido amarillo.

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Claramente hay una mengua del poder de Macri dentro del PRO que significa, además, una verdadera lucha por mantener la existencia del partido político fundado por el ingeniero. La prueba más clara de esa situación es la decisión que tomó Jorge Macri de separar las elecciones porteñas de las nacionales. El jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sabe que, hoy por hoy, ese es el único bastión propio que tiene el PRO, atravesado por una lucha sin cuartel entre Patricia Bullrich y su antiguo jefe. Se ha tomado verdadera conciencia de que una mala elección en territorio porteño podría terminar con el partido en el suelo que lo vio nacer. Un hecho que también afecta al PRO y al expresidente es la situación que pone en la mira a Cristian Ritondo, afectado fuertemente por las sospechas de corrupción que se centran en su esposa, la abogada Romina Aldana Diago, denunciada por el abogado Jeremías Rodríguez. El Dr. Rodríguez presentó un escrito según el cual Ritondo habría incumplido la Ley de Ética Pública al omitir información ante la Oficina Anticorrupción sobre bienes que incluyen propiedades por más de dos millones de dólares adquiridas a lo largo de su matrimonio, caso que quedó a cargo del juez federal Sebastián Ramos y del fiscal federal Eduardo Taiano.

Sin duda que la suerte del desafío electoral que enfrenta el Gobierno dependerá de la marcha de la economía. Diciembre fue mejor que lo esperado. Pero tuvo puntos grises. El Banco Central, por ejemplo, tuvo que salir a vender dólares para evitar una subida mayor de la que hubo. El último jueves del año tuvo que desprenderse de más de 600 millones de la divisa estadounidense. “Fua a causa de la eliminación del impuesto PAIS”, informó el Gobierno. El hecho dejó expuesta una contradicción de Milei, que por una parte pregona la necesidad de eliminar el Banco Central y por otra recurre a él para mantener la pax cambiaria. ¿Y entonces? (sic). Sin ir más lejos, la entidad anunció esta semana que consiguió financiamiento por mil millones de dólares para reforzar las reservas. La otra gran contradicción es la fortaleza del peso, que pasó de ser considerado “excremento” a convertirse en la moneda que más se apreció en el mundo durante 2024. Vale la pena recordar la famosa frase de Carlos Menem: “Si decía en campaña lo que iba a hacer, no me hubieran votado”.

El punto clave de inflexión para la economía será el levantamiento del cepo. Es esa una condición sine qua non para ilusionarse con la posible lluvia de inversiones a la que aspira y necesita el país. No se puede caer en el mismo error que cometió el macrismo de esperar y anunciar la llegada de los famosos “brotes verdes” que nunca terminaron de germinar. ¡Atención! Eso no garantiza que, ipso facto, la Argentina se transforme en la meca de las inversiones mundiales y que esas inversiones generen el bienestar necesario para combatir la desesperante pobreza imperante a lo largo y a lo ancho del país. Hace falta que haya efecto derrame, cosa que, en el pasado, lamentablemente nunca ocurrió. El atraso de los salarios es el otro problema que preocupa –y mucho– a la administración mileísta. De la clase media hacia abajo no hay plata en el bolsillo más allá del alivio que produjo la caída de la inflación. Por eso la narrativa del Gobierno buscó instalar un espíritu triunfalista para cerrar 2024 haciendo hincapié en todas sus conquistas. Ahora busca recrear un relato similar para el primer trimestre de 2025 que le permita ganar tiempo hasta la recuperación de la economía de cara a las elecciones. Veremos si la realidad sostiene con hechos a los escribas del cambio cultural.



domingo, 17 de noviembre de 2024

 Algarabía oficialista…

"Let’s dance", Donald Trump y Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes.

Los libertarios festejan la caída de la inflación y la condena a CFK. Pero el salario sigue en el fondo del pozo.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 17/11/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Lo ocurrido en Mar-a-Lago, en la noche del jueves pasado, quedará en los anales. Nunca antes un presidente electo de los Estados Unidos había recibido a un presidente argentino. No solo eso: Javier Milei fue el primer mandatario extranjero con el que Donald Trump se encontró desde que fue electo por una mayoría abrumadora en las elecciones del 5 de noviembre.

La relación de afecto nacida entre ambos se extendió por carácter transitivo a todo su entorno y a sus más fanáticos seguidores. No es habitual que en esos círculos haya un conocimiento tan detallado y extendido de lo que hace un presidente argentino. Ni siquiera ocurrió algo así con Carlos Menem ni con Arturo Frondizi ni con Mauricio Macri, que fueron los presidentes argentinos que más estrechas relaciones tuvieron con las administraciones estadounidenses. West Palm Beach, el lugar en donde se encuentra la residencia de Mar-a-Lago, trae reminiscencias de otra cumbre presidencial histórica. Ocurrió cuando, en la Navidad de 1961, John Fitzgerald Kennedy recibió en su residencia a Arturo Frondizi, por quien sentía un profundo respeto. En aquella ocasión, el encuentro tuvo como tema excluyente el análisis de la situación en Cuba.

El nivel de popularidad que tiene Milei en la militancia trumpista es notable. La motosierra se ha convertido en un símbolo que encuentra emulación en la decisión del presidente electo en la designación de Elon Musk y de Vivek Ramaswamy para hacerse cargo del Departamento de Eficiencia Gubernamental. Serán los Federico Sturzenegger del nuevo gobierno.

No obstante esta corriente fervorosamente elogiosa hacia él, sería bueno que Milei hiciese una lectura adecuada de lo que, en términos prácticos, pudiera traducirse en acciones concretas por parte de Trump. Hay que recordar que, durante su primera presidencia, no hubo para Jair Bolsonaro, con quien la afinidad también fue muchísima, beneficios extraordinarios de parte de Trump. Como ya se expresó en esta columna, Mauricio Macri sí tuvo una ayuda muy concreta y crucial: el apoyo de los Estados Unidos que llevó al directorio del Fondo Monetario Internacional a aprobar los préstamos de magnitud nunca vistos antes que recibió la Argentina. Al respecto, hay que decir que la aspiración primigenia del ministro Luis Caputo es que ese apoyo se repita para poder acceder a un acuerdo que le permita llegar a obtener los dólares necesarios para poder levantar el cepo cmbiario. Esos dólares hoy faltan y eso crea un problema porque, más allá de las declaraciones tanto de Caputo como de Milei en las que tratan de minimizar su impacto, el cepo representa un obstáculo a las inversiones extranjeras que nuestro país tanto necesita.

El 2,7% de inflación de octubre fue la mejor carta de presentación que, al partir, Milei llevó a su reunión con Trump. En las recorridas periodísticas que se hicieron, la mayoría de los comerciantes de distintos rubros reconoció que las remarcaciones habían disminuido sensiblemente. Sin embargo, esta estabilidad –que no es uniforme– no redunda en un aumento del consumo. La razón es muy simple: la caída del salario. Muchas familias con un trabajo formal no logran esquivar la línea de la pobreza.

Por eso, el Presidente debería ser más prudente cuando habla de la recuperación de los ingresos. Ningún salario se ha acercado ni remotamente al nivel de inflación de este año, que ronda el 107%. Pudo haberse frenado la recesión pero aún queda un largo camino por recorrer para que la actividad económica despegue a niveles que generen un derrame que pueda ser percibido por la mayoría de la gente. “El Presidente es consciente del esfuerzo que está haciendo el pueblo argentino para poder acompañar las medidas que nos llevarán a estabilizar el país pero también sabe que a poco menos de un año de gestión los resultados obtenidos han sido superlativos. Nos decían que íbamos a durar tres meses y hoy estamos siendo reconocidos a nivel mundial”, se jactó un libertario de la primera hora.

Existe otro motivo para la algarabía oficialista. Es el pasado que vuelve y les recuerda a los argentinos lo peor de los veinte años de kirchnerismo. La Cámara de Casación Penal confirmó la condena contra Cristina Kirchner por el caso Vialidad a seis años de prisión y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Aún le queda la opción de ir hasta la Corte Suprema, que no tiene un plazo temporal para resolver el caso. Por eso CFK no irá a prisión y, de no aprobarse el proyecto de ley de Ficha Limpia en el Congreso Nacional, podrá competir en las elecciones del año entrante.

Vale la pena hacer un paréntesis para desarticular la insostenible perorata de la expresidenta. Como buena oradora, Cristina intenta justificar todo lo que le sucede por un supuesto intento de proscripción y misoginia. “Como no me pueden pegar una piña, hacen lo que están haciendo desde Comodoro Py”, se la escuchó decir en su impostada aparición en territorio amigo luego de ratificada la condena. Sabe perfectamente que es el segundo tribunal que falla en el mismo sentido y que la maniobra de corrupción para desviar fondos del Estado en triangulación con Lázaro Baez a sus propias cuentas fue tan pero tan burda que no quedó la más mínima duda de aquel procedimiento.

No existe proscripción y, por si quedaran dudas, es bueno recordar que Ficha Limpia surgió hace varios años por iniciativa ciudadana. No podrán ser candidatos a cargos públicos quienes tengan una condena por corrupción contra el Estado ratificada por un tribunal de alzada. Es lógica pura y un intento por mejorar la calidad institucional y evitar que el Estado se convierta en un aguantadero para quienes se refugian en los fueros de manera indefinida para eludir la Justicia. Argentina se merece, de una vez por todas, un salto de calidad en su sistema democrático. Boleta única es ley. Ficha limpia es una deuda pendiente que ya debería quedar saldada.



lunes, 13 de mayo de 2024

Panorama económico. La bestia que avanza y nadie le presta atención… @dealgunamanera...

 Panorama económico. La bestia que avanza y nadie le presta atención…

Picosaurio. Dibujo: Pablo Temes

El desenlace del juicio en EE.UU. por la reestatización de YPF va a encontrar a una Argentina desarmada e inerte.

© Escrito por Carlos Burgueño el domingo 11/05/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

La bestia avanza. Nadie la puede parar. Y en algún momento, embestirá fuerte contra Argentina. Y, de no cambiar radicalmente la realidad económica y financiera local, será un golpazo del que se tardarán años, quizá décadas, en salir. Sorprende la inacción, no sólo del Gobierno, sino de toda la clase política criolla; la que a esta altura debería estar resolviendo cómo enfrentará el problema cuando explote, y represente un bombazo enorme contra la estabilidad financiera del país. A cambio de esto, los políticos locales se señalan como los responsables, culpan a fantásticas conspiraciones o, directamente, niegan que sea un problema. Y, como no, apuntan a ver cómo ganar algunos votos con la cuestión. Lo cierto, es que cuando llegue el punto final de un proceso que amenaza demoledor, y de no cambiar la inactiva realidad, la conclusión de un proceso judicial contra la Argentina en los Estados Unidos, donde hay casi nulas chances de ganar; encontrará al país desarmado e inerme.

El juicio contra el país por la manera en que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner reestatizó YPF, continúa su derrotero, con novedades más que peligrosas para la muy débil posición argentina. Como se sabe, las últimas novedades son que el fondo vencedor Burford Capital sobreactúa que quiere cobrar, y le pide a la jueza del Segundo Distrito Sur de Nueva York, Loretta Preska quien falló en contra de la posición local, que avance con embargos a las acciones que el Estado argentino tiene en YPF, el Banco Nación, el Banco Central de la República Argentina (BCRA), Aerolíneas Argentinas, la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales SA, (Arsat) y Energía Argentina SA (Enarsa). No reclama los embargos para cobrar, sino para garantizarse que el gobierno argentino lo hará en el futuro, cuando el caso termine su derrotero que hoy tiene parado en la Cámara de Apelaciones de Nueva York; donde es muy difícil que el país logre dar marcha atrás lo que ya decidió Preska. Habrá, además, una estación más antes del desenlace. Argentina probablemente apele ante la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos; una instancia donde el país nunca tuvo suerte. El proceso total puede demandar unos dos años, y culminar en algún momento del 2026. Demasiado tiempo para pensar soluciones en un país acostumbrado en que el corto plazo es semanas, el mediano un mes y el largo un semestre. Sin embargo, un país que se maneje seriamente debería estar analizando cómo pagará los US$ 16 mil millones que reclaman con un fallo de primera instancia a su favor los Burford Capital y Eton Park, los que con intereses podrían incrementar el número a más de US$ 18 mil millones finales.

Esta causa empezó a ser negociada por el fondo Burford en junio de 2012. Pudo esperar una definición casi 11 años.

Para tener una idea de la dimensión de lo que se está hablando, es el caso de mayor pasivo en dólares en la historia de los juicios de Wall Street. Es la segunda deuda más importante del país luego de los US$ 44.800 millones que se le deben al Fondo Monetario Internacional (FMI). Es el juicio de un privado a un país más importante a nivel mundial. Y, lo más destacado, no hay ninguna manera que Argentina genere semejante cantidad de dólares y los deposite en las reservas del BCRA para cuando el juicio haya concluido. Al ritmo que vienen recuperándose las reservas netas del Banco Central, recién Argentina podría conseguir ese dinero en unos tres años. Pero, claro, debería olvidarse de abrir el cepo. O de pagarle al FMI. O de cumplir con las obligaciones financieras contraídas en el canje de deuda de octubre del 2020.

En paralelo, un tema explosivo navega el juzgado de Preska. Un gran misterio de este megajuicio es quiénes son los socios del principal fondo demandante y vencedor, Burford Capital. Esta persona, personas o sociedades recibirán, cuando Argentina pague, miles de millones de dólares que tendrá que pagarle el país. Para agregarle misterio al guion, Burford ya vendió el 15% del juicio en US$ 66 millones en junio de 2017; tres años después de haberlo adquirido en unos 35 millones de dólares en los tribunales madrileños donde se llevaba adelante el concurso de Petersen Energía y Petersen Inversora. En aquella operación, el fondo de capitales ingleses especializado en adquirir por el mundo causas judiciales semimuertas para luego inyectarles capital y argumentos penales y comerciales para revivirlas y accionar en consecuencia; había valuado la totalidad de la causa por la renacionalización de YPF en unos US$ 440 millones; mientras le declaraba a Preska por un reclamo general de más de US$ 3 mil millones. Con esos 66 millones de dólares de venta del 15% de la causa a los misteriosos accionistas de la causa, Burford Capital puedo solventar todos los gastos de la causa, tanto su adquisición en Madrid, como las acciones judiciales en el Segundo Distrito Sur de Nueva York que maneja Preska. Si la Justicia de los Estados Unidos mantuviera firme el fallo negativo contra el país (algo casi inevitable) hasta el de la causa para cuando llegue a la Corte Suprema de los Estados Unidos y sostuviera así, que el monto a pagar fuera de US$ 16 mil millones, la ganancia de Burford entre la compra de la causa y el cobro final treparía al 45 mil % en algo más de nueve años de juicio. Supera incluso al más de 1.000% de ganancia de los fondos buitre contra Argentina en la causa iniciada en 2006 y finalizada en 2016.

El reto de las reservas, una disputa de poderosos y la pesada deuda eléctrica.

La causa se basa en el reclamo de Burford por la forma en que se nacionalizó la petrolera sin realizar una Oferta Pública de Adquisición (OPA), tal como figuraba en el estatuto definido en 1993 durante la privatización impulsada en la presidencia de Carlos Menem. Allí el país se comprometía en la Bolsa de Comercio de Nueva York a que cualquier operación de adquisición posterior de una porción de la petrolera argentina obligaba a hacer una oferta por el total de las acciones del mercado.

La demanda fue iniciada por un especialista mundial en este tipo de batallas: el fondo Burford Capital. El tipo de maniobra en que se especializa Burford es ofrecer a tribunales de todo el mundo dinero al contado a cambio de la venta de la totalidad o parte de los derechos de estas causas. Burford, un gigante financiero con espaldas amplias, luego aplica el profesionalismo de sus abogados internacionales con toda la paciencia del mundo para esperar los fallos finales. De hecho, esta causa comenzó a ser negociada por Burford en junio de 2013; con lo que pudo esperar una definición de casi 11 años.

El reclamo original del fondo es por los daños generados al resto de los accionistas de la petrolera argentina, luego del pago que se les hiciera a los españoles de Repsol por la reestatización del 49% de YPF en 2012. Burford les había comprado a dos empresas españolas, Petersen Energía SAU y Petersen Inversora SAU (sin vinculaciones ya en ese momento con el grupo argentino Petersen), el privilegio de presentar un caso contra la República Argentina y contra YPF, luego de la expropiación de Repsol en 2012. Finalmente, el 11 de julio de ese año, la compañía anunció que había comprado al fondo estadounidense Eton Park Capital una participación del 70% en un caso similar presentado contra el soberano e YPF en 2016.



    

domingo, 12 de mayo de 2024

Nada cambió. El Ferrocidio sigue ahí… @dealgunamanera...

Nada cambió. El Ferrocidio sigue ahí…

Bienvenidos al tren, Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes

Tras el accidente de Palermo, es obvio que nadie sabe a ciencia cierta cuál es el nivel de acción de los organismos de control del Estado.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 12/05/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

La tragedia estuvo a punto de enseñorearse otra vez en el atribulado devenir de la Argentina. De milagro no se produjeron víctimas fatales, luego del tremendo choque de trenes ocurrido en la media mañana del viernes pasado en las vías del Ferrocarril San Martín a la altura del puente que cruza la avenida Figueroa Alcorta. Víctimas fatales es un eufemismo que se usa para evitar hablar de muertos. La baja velocidad a la que iba el tren de pasajeros que embistió a “La Liviana” –nombre con que se denomina en la jerga ferroviaria a la formación compuesta por una locomotora y un furgón que estaba reparando un tramo de la vía, que viene desde la estación de Retiro– hizo que sólo hubiera heridos y politraumatizados. 

El recuerdo de la Tragedia de Once, sucedida el 22 de febrero de 2012 a las 8.36 de la mañana, fue y es inevitable. Es menester recordar que allí la historia terminó de la peor manera ya que perdieron la vida 51 personas. Falta de mantenimiento, ausencia de controles, obsolescencia del material rodante y corrupción fueron las causas que llevaron a ese desenlace. Fueron la crónica de una tragedia anunciada. Pasaron 12 años, dos meses y 20 días de aquella jornada lúgubre, y, como se ve, nada ha cambiado. Todo sigue igual lo que, en los hechos significa peor.

Desde el nefasto momento en que el expresidente Carlos Menem junto a su ministro de Economía, Domingo Cavallo, hicieron aquel anuncio –lamentable y erróneamente celebrado por muchos–, que postulaba  “ramal que para, ramal que cierra”, se ha vivido un deterioro imparable de gran parte de la vasta red ferroviaria de nuestro país. Se cerraron más de seiscientas estaciones sólo en la provincia de Buenos Aires, hiriendo de muerte a pueblos enteros que quedaron incomunicados y fueron condenados al abandono y la desaparición. Aquel hecho fue el pasaporte que dio paso a ese verdadero disparate. La red ferroviaria debió haber sido cuidada como un verdadero tesoro. 

Hoy en día, los países que marchan a la cabeza del desarrollo privilegian al tren como un medio de transporte altamente seguro y amigable para el medio ambiente. Recuperar lo que se perdió es lisa y llanamente imposible. Hace ya cinco años un informe de la Asociación Latinoamericana de Ferrocarriles determinó que el transporte en camión es dos veces más caro. En Argentina sólo el 5% de la carga comercial se transporta por vía ferroviaria. Esos números se mantienen inalterables. ¿Cómo se explica semejante atraso con cálculos tan elocuentes? Aquí calza perfecto la figura y el imperio que el sindicalista de camioneros Hugo Moyano supo construir al calor y con la complicidad del poder.

El clan Moyano y el grupo de obsecuentes y patoteros que lo rodea ha servido como fuerza de choque y contención de varios de los gobiernos peronistas. Los Moyano son uno o varios grupos empresariales, beneficiados por el poder de turno. Representan la figura perfecta del sindicalista empresario que se posiciona de ambos lados del mostrador. Compañías de servicios de salud, empresas de construcción, negocios en el fútbol, son sólo una muestra de su imperio. Basta con una pregunta para correr el velo al entramado de negocios sucios y poder: ¿Quiénes son los clientes de estas empresas? La respuesta es muy sencilla: la obra social de Camioneros, el sindicato de Camioneros, la Federación de Camioneros, la mutual de Camioneros, el Club de Fútbol Camioneros y el Club Independiente (durante el lapso en que Moyano fue presidente de esa institución cuyo final fue vergonzoso. 

En la actualidad el conspicuo integrante de la casta sindical conserva suficiente poder para imponerse con sus caprichos y decisiones. El mejor ejemplo fue la reforma laboral que no pudo ser convertida en ley tal cual estaba pensada. Efectivamente el corazón de la reforma laboral se fue a la basura. Los sindicatos festejaron la continuidad de los aportes solidarios que cada trabajador debe hacer a su gremio aunque no esté afiliado. Lo mismo ocurrió con la ausencia de sanciones a los bloqueos empresariales, una práctica llevada adelante por la patota de Camioneros en reiteradas oportunidades. Entre otras cosas, la llamada caja sindical ha quedado intacta. Ésta es una descripción de una pequeña parte de la realidad que estanca el crecimiento y la prosperidad de la Argentina como Nación. El final de los trenes que se inició con la soberbia de un expresidente, siguió adelante con la complicidad de los que lo sucedieron en el poder.

El robo de cables y los déficits de mantenimiento del Ferrocarril San Martín –y seguramente de las otras líneas– viene siendo denunciado desde mediados del año pasado. El tema del robo de cables en particular, habla de la degradación social que se vive desde hace ya demasiados años en nuestro país. El riesgo de morir electrocutado en el intento es un ejemplo de la inconsciencia y la marginalidad de quienes cometen tamaño vandalismo. Tan solo queda imaginar la desesperada situación y la falta de apego a la vida de quienes se embarcan en esa locura. Circula en las redes un video de un trabajador ferroviario que, en julio del año pasado, lo explicó y denunció con todas las letras. Sin embargo, durante el gobierno de Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa, nada se hizo, tanto para evitar esto como para subsanar sus consecuencias. Nada parece haberse hecho tampoco en este gobierno para enmendar esta realidad.

Nadie sabe a ciencia cierta cuál es el nivel de acción y/o eficacia de los organismos de control del Estado. Se recuerda siempre que, en los meses previos a la Tragedia de Once, la Auditoría General de la Nación había emitido un informe donde alertaba sobre la posibilidad de accidentes graves en el Ferrocarril Sarmiento, al que nadie prestó atención. Nada parece mostrar que en el presente las cosas sean diferentes. Asistimos impávidos a lo que Juan Carlos Sena describió a la perfección en su libro como: “El Ferrocidio”.



domingo, 7 de enero de 2024

Atropello y obstinación... @dealgunamanera...

Atropello y obstinación...

Cupulando. Dibujo: Pablo Temes.

El oficialismo debe asimilar que no todo vale más allá de la legitimidad que le dieron las urnas.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 06/01/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


No ha pasado aún un mes desde que Javier Milei asumió la Presidencia. Habitualmente son los días que corresponden a la así llamada “Luna de Miel”, de la que suele gozar cualquier nuevo gobierno. Nada de esto aplica al presente de la Argentina. Dos son las razones para esta circunstancia: la primera, la profunda crisis económica por la que atraviesa el país; la segunda, las profundas medidas de shock emanadas del flamante gobierno.

La combinación de una y otra son caldo de cultivo, para una situación de conflictividad que sacude a la sociedad.

Desde el momento mismo en que las posibilidades de Milei de ganar las elecciones tuvieron visos de concreción, hubo una pregunta –una sola– que se instaló no sólo en los ámbitos de la política, sino también en la calle: ¿podrá plasmar en los hechos todos sus proyectos sin mayorías en el Congreso y sin ningún poder territorial?

Las respuestas comenzaron a aparecer esta semana cuando una Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo dio curso al amparo presentado por la CGT primero, y la CTA después, para suspender la vigencia del DNU en el ámbito del Derecho Laboral. A esta altura ya hay más de cuarenta amparos presentados ante la Justicia, para frenarlo en su totalidad.

Y respecto del proyecto de ley enviado al Congreso   –denominado “Bases para el Punto de Partida para la Libertad de los Argentinos”– nada permite suponer que los deseos del oficialismo de tenerlo aprobado a fines de enero, cuando termine el período de sesiones ordinarias se vean complacidos.

Las formas importan

Hay en los sectores duros del gobierno una disociación marcada entre los deseos y la realidad. Una política de shock, sin concesiones, sólo puede ser llevada adelante cuando un gobierno tiene la suma del poder público. Fue eso lo que pasó con Carlos Menem en los años 90. La mayoría amplia que tenía en ambas Cámaras del Congreso, entre los gobernadores y la influencia que tuvo en el Poder Judicial, posibilitaron que sus proyectos se concretaran. Esa suma del poder absoluto lo hizo posible. Recuérdese, como ejemplo, el famoso “Per Saltum” instrumentado por la Suprema Corte de Justicia de entonces, de mayoría menemista, que permitió destrabar la privatización de Aerolíneas Argentinas que había sido suspendida por el juez federal del fuero Contencioso Administrativo Oscar Garzón Funes, ante la presentación del exdiputado Moisés Fontenla, del Grupo de los Ocho.

Hoy la situación es otra: la Corte Suprema es claramente independiente del gobierno y, en caso de tomar la decisión de aplicar el recurso del “Per Saltum”, sería una sorpresa que su fallo lo favoreciera.

El panorama en el Poder Legislativo es bastante similar. El proyecto de “Ley de las Bases” ha ingresado ya en el Congreso, pero las comisiones que deben tratarlo no están aún conformadas, con lo cual, las chances de ser tratado y aprobado a fin de enero tiene, a esta hora, la categoría de la ilusión.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo es que el Presidente apostó a esta especie de todo o nada con un proyecto que, por su complejidad, debe ser tratado y aprobado por numerosas comisiones antes de llegar al plenario. La lógica aconsejaba una fragmentación para que pudiera tener un trayecto más simple, que le hubiese hecho posible ir alcanzando sus objetivos paso a paso. Este es un razonamiento que comparten funcionarios importantes del gobierno que chocan contra la obstinación de un hombre que ha adquirido un sorpresivo poder: Federico Sturzenegger. Muchas de estas cosas, el expresidente del Banco Central durante la primera mitad de la presidencia de Mauricio Macri, las había trabajado para Patricia Bullrich. Sturzenegger se ha convertido en un halcón que da la sensación de estar viviendo un tiempo de revancha después de haber sido eyectado de sus funciones por Macri y reemplazado, casualmente, por el actual ministro de Economía, Luis Caputo. Tan envalentonado se lo ve que se enfrascó en una serie de declaraciones poco prudentes y desafiantes que motivaron que alguien dentro del gobierno le pidiera que redujera su exposición pública.

En el medio está la gente

Una muestra de la falta de contacto con la realidad del proyecto de ley es lo que pasó con la pesca. El proyecto, en su texto original, quitaba la obligatoriedad de que los buques descarguen sus productos en puertos argentinos, proponía la libre competencia entre empresas argentinas y extranjeras –lo cual generaría condiciones desiguales de operación– y quitaba la obligatoriedad de que el 75% del personal embarcado sea de nacionalidad argentina. Eso generó la reacción de todos los gobernadores de las provincias con costa sobre el litoral marítimo a los que se les sumó el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro. Debió intervenir pues el ministro del Interior, Guillermo Francos, que se reunió el mediodía del jueves con Montenegro y el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, para modificar esos puntos de controversia. Intentando disimular lo evidente, Francos señaló que “habrá temas que serán clarificados en la redacción del artículo de la ley” (sic).

Más allá de cualquier subsanación en los textos definitivos, el error de base radica en la lógica de creer que, con algo de voluntarismo y mucho de prepotencia, se alcanzarían los objetivos planteados. En resumen: falta experiencia política.

Entre los principales empresarios argentinos existe la “voluntad de colaborar”, pero persiste el temor por el tiempo que pueda demandar la tan ansiada “luz al final del túnel”. Vale la pena mencionar que en rubros como el alimenticio y el textil esos mismos empresarios están demostrando su falta de mesura y su codicia. También depende de ellos el sacrificio y la carga que pueda soportar la gente. Deben entender que la Argentina no tiene muchas más oportunidades de salir del pozo en el cual está estancada desde hace décadas.

En este contexto, la ingenuidad del gobierno llegó a tal punto, que volvió a sobrevolar la idea de convocar a una consulta popular para satisfacer sus necesidades. Los principales constitucionalistas coinciden en que el Presidente no puede convocar a consulta popular respecto del DNU, simplemente porque no se tratan allí temas de su competencia. El oficialismo debe asimilar que –más allá de la legitimidad que le dio el resultado electoral–, no puede valerse del atropello y la obstinación para conseguir resultados. Su suerte y la de todos los argentinos, dependerá en gran medida, del retorno al camino del diálogo y la construcción política.