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viernes, 18 de octubre de 2024

Reescribir la historia… @dealgunamanera...

Reescribir la historia…

Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes.

Los libertarios vivieron una semana de euforia, pero no deben minimizar el riesgo de fomentar tanto la división.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 12/10/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Fue una victoria pírrica. El Gobierno tuvo que transpirar la camiseta para evitar que la Cámara de Diputados rechazara y revirtiera el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario. Lo mismo pasó con la Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, y con el veto a la Ley de

Reforma de la Fórmula de Cálculo de los Haberes Jubilatorios. En todos los casos, el Gobierno debió echar mano a algo que en la retórica y en el pensamiento del Presidente y su círculo áulico, se desprecia y se aborrece: la negociación política. De no haber pasado, ninguno de esos tres éxitos legislativos hubiesen ocurrido.

Surge de esos tres episodios la confirmación de un rol clave por parte de Mauricio Macri, cosa que los libertarios también hubieran preferido evitar. Sin la participación decisiva del ingeniero, los dos vetos hubieran caído y tampoco habría habido Ley “Bases”. Consciente de esto, el expresidente ya avisó a su propia tropa y a los ajenos, que es la última vez que le da un cheque en blanco al oficialismo. En adelante, todo se deberá negociar, es decir que, cada uno de los proyectos que se discutan con el Gobierno deberán tener en cuenta los puntos de vista –y exigencias–  que el PRO proponga. Se acabó la pasividad. Es un decir: “hasta acá llegamos” que expresa el nivel de fastidio de Macri quien, hasta aquí, se ha sentido usado. Ya se sabe que, por ahora, no hay ninguna posibilidad de fusión entre el PRO y LLA. Hay una diferencia muy fuerte entre el expresidente y Milei. Macri aboga por el diálogo con los sectores afines de la política. Milei y su entorno, en cambio, no. Desprecian esa herramienta. Ese es un problema grande. Si bien, tras lo ocurrido en la Cámara de Diputados con los dos vetos, las acciones de Cristian Ritondo y Diego Santilli van en ascenso, a fin de posicionarse como interlocutores directos del PRO con el Gobierno, nadie sabe hasta dónde llegan.

Argentina necesita verdaderos estadistas capaces de gobernar para todo un país sin sembrar la discordia.

En lo concreto, el próximo hecho que requerirá de negociación será el proyecto de ley del presupuesto. Ahí se va a necesitar también muñeca política. Sin el apoyo de los sectores dialoguistas de la oposición –con el PRO a la cabeza–, la aprobación del presupuesto será una quimera. “No es momento de festejar nada, pero sí es hora de hacer valer nuestro apoyo. El Presidente debe entender que gobernar en soledad, no es posible e implica un desgaste de su figura que se sentirá más pronto que tarde” –aseguró uno de los protagonistas del equipo amarillo. Otro detalle no menor al respecto: el kirchnerismo viene fogoneando un rechazo al proyecto. Tal vez haya olvidado que en el 2010, año en que la oposición lo dejó sin presupuesto, gobernó con amplia comodidad disponiendo de la caja a su antojo y sin control. Por lo tanto, la oposición debería repensar cuán funcional o conveniente resulta su idea de dejar al Gobierno sin esa herramienta. En parte del peronismo, la UCR, todo el kirchnerismo y la izquierda, todavía se frotan las manos por los resultados de la marcha universitaria. Deberían dejar de lado la idea siempre presente de ganar la calle frente a un gobierno que, aún con sus dificultades, sigue marcando la agenda. Milei ha demostrado ser un hombre de acción, y sin una oposición seria seguirá avanzando a paso firme.

En el Gobierno se vive un momento de manifiesta euforia. El 3,5% que arrojó el de Precios al Consumidor (IPC) se recibió con una alegría que, en algunos casos, fue desbordante. Perforar el 4% se había transformado en una especie de obsesión dentro del equipo económico. Dólar y riesgo-país a la baja, y un blanqueo que supera con creces el guarismo alcanzado por el que se vivió durante la presidencia de Macri. El oficialismo no debería confundirse ni engolosinarse con esto. Cuando la gente va al supermercado o al almacén de barrio, lo que vive nada tiene que ver con la euforia. Lo que abunda allí es la penuria. Eso es lo que padecen quienes hacen malabares para comprar leche, pan, fideos, arroz, huevos, algo de carne, verduras y frutas. Todo parece un lujo. Los bolsillos siguen flacos, porque los salarios no llegan a cubrir las necesidades básicas de la mayoría de la gente. Sin reactivación de la actividad económica esto seguirá siendo así.

Ante un nuevo escenario

Mientras tanto, la confrontación no para. El acto en el CCK demuestra que el Gobierno está lanzado a la campaña electoral, dentro de una estrategia que tiene como objetivo marcar la agenda para así mantener la centralidad política.

A eso ha comenzado a dedicarse con todo ímpetu Karina Milei, quien está dando pasos concretos en el armado de su plan que tiene, como uno de sus objetivos, dar la batalla cultural. Por eso lo de ayer en el CCK sumado a la sorpresiva y súbita revalorización de Tecnópolis que, hasta hace un tiempo tenía destinos de motosierra. Los libertarios han demostrado ser pragmáticos en la reconstrucción de su propio relato. Al igual que en tiempos del kirchnerismo, pero con ideología opuesta, la obsesión por reescribir la historia está siempre presente. Los riesgos de esta conducta –al igual que aquella del pasado reciente–, tienen que ver con los vaivenes abruptos que terminarán por agrandar la grieta. Para dar esa batalla cultural enfocada en el cambio, en el Gobierno –hasta el momento– apuestan a seguir profundizando la división. En esto demuestran no haber aprendido una de las pocas virtudes que dejó el menemismo: la unidad por sobre todas las cosas.

Argentina necesita de una vez por todas verdaderos estadistas capaces de gobernar para todo un país sin sembrar la discordia entre los argentinos. El tiempo dirá si Javier Milei tiene la capacidad de serenarse para pacificar un país, que ya camina cansado entre tantas disputas ideológicas.





 



domingo, 5 de mayo de 2024

El Gobierno. Vieja casta, viejos vicios… @dealgunamanera...

El Gobierno. Vieja casta, viejos vicios…

La ‘voz’ de los libertarios, Nicolás Posse. Dibujo: Pablo Temes.

Los primeros meses de gestión tuvieron elementos en común: falta de operatividad y destrato a los profesionales que se incorporaron.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 04/05/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Hubo aplausos en la reunión de gabinete del jueves pasado que formalmente encabezó el jefe de Gabinete, Nicolás Posse –más conocido como “el Mudo”, según el apelativo de amplia circulación por los pasillos del poder– pero que, en los hechos, fue manejada por “el Jefe”, es decir Karina Milei. Las internas en el seno del Gobierno se incrementan día a día.

Las críticas al jefe de Gabinete son continuas. Habrá que prestarle atención a la exposición que hará en los próximos días en la presentación del informe que debe hacer ante los senadores. Su figura se ve opacada por la intensidad de Santiago Caputo, que ha conformado un tándem con el ministro del Interior, Guillermo Francos. Ambos tuvieron un rol destacado en las conversaciones con los sectores dialoguistas de la Cámara baja. Las internas no solo se viven en el seno del Poder Ejecutivo. En el Congreso, el oficialismo muestra pujas por doquier. Por eso el bloque está tan deshilachado como producto de relaciones humanas muy complejas. “Todo se hace más difícil cuando la cúpula del poder parece estar blindada por dos o tres personas y las órdenes se bajan verticalmente, como si fuésemos soldados. Está claro que alguien debe tener la última palabra pero el ejercicio de la cohesión y la camaradería sigue estando ausente”, graficaron en el despacho de un legislador. Esto no será un problema mayor mientras los resultados sigan siendo positivos pero puede resultar un boomerang en época de vacas flacas.

Algo más que discursos

El motivo de la euforia actual fue la media sanción que la Cámara de Diputados le dio al proyecto de ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. La así llamada “ley ómnibus”, devenida en “ley minibús”, constituye el instrumento esencial que necesita el Gobierno para avanzar con su gestión. “Lo que se aprobó es lo posible”, reconoció un conspicuo miembro del Poder Ejecutivo. Ese es un dato de la realidad política que refleja los límites que tiene Javier Milei. La expresión más brutal de ese hecho la reflejó Federico Sturzenegger –el padre del mamotreto hecho proyecto de ley–, que puso blanco sobre negro lo que representa lo aprobado en la maratónica sesión legislativa del martes: sindicatos 1-Milei 0.

Efectivamente, el corazón de la reforma laboral se fue a la basura. Los sindicatos festejaron en silencio la continuidad de los aportes solidarios que cada trabajador debe hacer a su gremio aunque no esté afiliado. Lo mismo ocurrió con la ausencia de sanciones a los bloqueos empresariales. Entre otras cosas, la llamada caja sindical ha quedado intacta. “Ese era el límite para garantizar la paz en la calle. Más allá del paro agitado por Pablo Moyano, los muchachos se quedaron más tranquilos”, atinó a decir una fuente cercana a la CGT sin ponerse colorada. Para que se vea con mayor claridad. El último borrador incluía un capítulo laboral muy parecido al DNU 70, por eso los sindicalistas exigieron encontrarse con Santiago Caputo y con el diputado Miguel Ángel Pichetto, y acordaron la marcha atrás del oficialismo. Los artículos de modernización laboral eran 58 y quedaron solo 16, sin la presencia de los puntos objetados por la CGT. No significa que lo que quedó no sea importante. Lo que sobrevivió fue el intento de quitarles a esos dirigentes sindicales el privilegio y el poder que les da el manejo de las multimillonarias cajas de las cuales viven y con la cuales mantienen su poder. Ese era un objetivo importante de la reforma que, una vez más, quedó archivado. Es lo mismo que les pasó a los expresidentes Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa.

La media sanción del proyecto de ley fue producto de la negociación. Es otra de las moralejas que dejó el trámite parlamentario. El agradecimiento del presidente a Miguel Ángel Pichetto, a Cristian Ritondo y a Rodrigo De Loredo es una muestra inequívoca de ello. Pichetto está llamado a tener un creciente protagonismo a lo largo del mandato de Milei. Por las dudas, ya se ocupó de quitarle dramatismo a la posible vuelta a Diputados del proyecto de ley si es que en el Senado se aprueba con modificaciones.

Disonancia cognitiva

La negociación en la Cámara alta será ardua. El kirchnerismo se juega una carta clave: si alguno de sus integrantes no cumple con la orden de cerrar filas que ha bajado Cristina Fernández de Kirchner, la mengua de su poder se acentuará. Su reaparición en Quilmes mostró esa decadencia y una necesidad, cuya consecuencia es la interna que crece con Axel Kicillof, a quien se encargaron de ningunear, impidiéndole estar en el escenario para que no pueda ganar protagonismo. El kirchnerismo duro está malherido y sus movimientos internos apuntan a la cristalización de una nueva figura que, por ahora, se parece bastante al gobernador de la provincia de Buenos Aires. No está dicha la última palabra pero la puja con Máximo Kirchner sigue abierta y las desprolijidades en el seno de núcleo K continúan a la orden del día.

Tampoco en el oficialismo son demasiado puntillosos. Los primeros meses de mandato han dejado un denominador común en distintos ministerios: falta de operatividad y destrato por los profesionales que se han incorporado. En algunos casos las mañas de la política sucia propia de la casta que se dice combatir recayeron en gente calificada a quien se utilizó deliberadamente para ajustar personal, ordenar secretarías y direcciones, y luego fue dejada en la calle para que sus puestos sean ocupados por los amigos del poder. Más casta no se consigue.

Cuando la política se humanice, los viejos vicios podrán empezar a cambiar de verdad.



    


domingo, 10 de marzo de 2024

Un fiscal implacable… @dealgunamaneraok...

 Un fiscal implacable


Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes.

Así actúa la sociedad, atenta a que se cumpla todo lo prometido. La paciencia no da para mucho más.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 09/03/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 


Nicolás Posse le estrechó la mano a cada uno de los gobernadores y vicegobernadores que asistieron a la reunión del último viernes convocada por el Gobierno. Para todos ellos fue la primera vez en que tuvieron la oportunidad de conocer y escuchar la voz del jefe de Gabinete, que se sentó en la cabecera de la larga mesa por la que se distribuyeron los asistentes. 
El ministro del Interior, Guillermo Francos, se sentó a la derecha de Posse. Y a la derecha de Francos se sentó Axel Kicillof. Uno y otro habían cruzado chicanas mutuas a lo largo de la semana. Durante las cuatro horas que duró la reunión en cuestión, todo eso pareció quedar olvidado. De todas formas, no viene mal señalar la incontinencia verbal del preferido de la ex vicepresidenta Cristina Kirchner.

Hace algunos días había acusado al Gobierno de montar encuentros marketineros y soltó una frase socarrona: “Si no llegamos, arranquen nomás”. Algo similar ocurrió a lo largo de su corta historia política como ministro y gobernador. Profirió largas peroratas en contra del capitalismo, el Fondo Monetario Internacional, la deuda externa y la privatización de las empresas del Estado, y terminó siendo un gran pagador, contrariamente a lo que suponía toda su puesta en escena. El caso emblemático fue la estatización de YPF: un error suyo y de su jefa política que le costó una suma multimillonaria a la Argentina.

La número dos del FMI quedó sorprendida y preocupada con lo que vio y escuchó

A la reunión con los gobernadores la precedieron dos encuentros igualmente importantes que tuvo a Francos en la Casa Rosada. El primero fue el jueves con Cristian Ritondo y Rodrigo De Loredo. Ritondo es el jefe del bloque del PRO y De Loredo, el de la UCR. El viernes por la mañana, el invitado fue Miguel Ángel Pichetto, jefe del bloque de Hacemos Coalición Federal. Con todos ellos, Francos testeó las reales posibilidades de aprobación del proyecto de ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. De los tres obtuvo respuestas similares: una delegación de poderes podría ser aceptada y aprobada con los votos de los sectores dialoguistas. En cambio, la restitución del impuesto a las ganancias y la nueva fórmula del cálculo de las jubilaciones, no.

El comienzo fue bueno. En la reunión con los gobernadores el clima fue cordial, aun cuando no faltaron momentos de intensidad en la discusión entre las partes. Uno de los mandatarios provinciales dijo una frase que resonó fuerte en ese ámbito austero en el que lo único que se sirvió fue agua: “Hay que salir de las redes sociales y buscar dialogar”. Hasta aquí, es una recomendación que el Presidente no ha aceptado. ¿Cambiará?

El Gobierno necesita que se apruebe la ley ómnibus cuanto antes. Si no lo logra, las cosas se le van a hacer muy cuesta arriba. Y para obtener los apoyos suficientes en el Congreso necesita negociar. Es algo que surge de la realidad y sobre lo que se le insiste al ministro de Economía, Luis Caputo, cuando participa de foros económicos internacionales o cuando se encuentra con Gita Gopinath, la subdirectora gerenta del Fondo Monetario Internacional, de estrecha cercanía y máxima confianza del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. Una ley basada en el consenso es mucho más fuerte que una normativa arrancada entre gallos y medianoches.

Se abrió una puerta

Hubo alguna expectativa acerca de la posible presencia de Milei en la reunión de los gobernadores. Era la foto que los grupos empresariales hubieran deseado. Cuando hablan con potenciales inversores extranjeros que muestran interés por desarrollar negocios en nuestro país, el tema de la ausencia del diálogo surge de inmediato. Es un asunto que los inquieta. Nadie quiere invertir dinero en un país que siempre has estado lejos de ser normal. Otra preocupación, tanto de los hombres de negocios como del oficialismo, es obtener el visto bueno del GAFI.

El Grupo de Acción Financiera Internacional ya se encuentra en nuestro país capacitando al Estado para la evaluación de los estándares de calidad en la lucha contra el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo. Un resultado negativo dejaría nuevamente al país en la lista gris del organismo, lo que impactaría de manera negativa a la hora de hacer negocios con el resto del mundo y, si fuera necesario, obtener financiamiento externo.

Sin embargo, los problemas domésticos vuelven a colocarse por encima de los intereses soberanos. Argentina necesita imperiosamente modificar la Ley de Prevención de Lavado de Activos. Es una exigencia del propio GAFI. Aunque parezca mentira, el proyecto de ley, que ya tiene media sanción de la Cámara baja y un dictamen de comisión favorable en el Senado, aún no ha podido ser tratado en la Cámara alta. ¿Los motivos? Peleas internas en la distribución y reparto de comisiones y la mano de algunos gobernadores para que sus senadores no voten el proyecto como forma de presionar al Ejecutivo en la pelea por la coparticipación, entre otras cuestiones insólitas. El plazo máximo para renovar la ley de Plaft es el 26 de marzo, sin esa ley el Gobierno deberá recurrir a un DNU para satisfacer las exigencias del organismo internacional. El problema es que gran parte del contenido de la ley –como por ejemplo la modificación de los tipos penales– no puede salir por decreto. El país vuelve a quedar preso de los dirigentes que no saben ordenar sus prioridades o, peor aún, lo saben y optan por no soltar sus privilegios.

Hablando de privilegios y de falta de visión de la realidad, ha resultado inentendible el aumento que fue otorgado a diputados y senadores a partir del acuerdo paritario firmado con los gremios de los empleados legislativos y que significó un aumento del 30% en sus dietas. Más “casta” no se consigue. Martín Menem en la Cámara baja y Victoria Villarruel en la alta no tuvieron el sentido común necesario para frenarlo y obligaron al Presidente a pedírselo públicamente. Javier Milei estaba furioso.

No se pueden cometer errores de tamaño semejante mientras el ajuste devora los bolsillos de trabajadores que no llegan a fin de mes. Por la naturaleza del ajuste que se ha autoimpuesto para ordenar el desastre fiscal –en buena hora– el Gobierno está obligado a no volver a cometer este tipo de errores no forzados. Hay demasiada sensibilidad en la sociedad toda, que actúa como un fiscal implacable, verificando que se cumpla con lo que le han prometido. La paciencia no da para mucho más.



   

sábado, 3 de febrero de 2024

Ley Ómnibus: uno por uno, cómo votó cada diputado y cada bloque el proyecto de Milei... @dealgunamaneraok...

Ley Ómnibus: uno por uno, cómo votó cada diputado y cada bloque el proyecto de Milei. 

La Cámara Baja aprobó en general el proyecto de "Ley Bases" enviado por Milei. Imagen: Prensa Diputados. 

El oficialismo consiguió la aprobación con el apoyo de la oposición dialoguista. El trámite parlamentario tendrá una segunda etapa el martes desde las 14.30,  con el tratamiento en particular de cada artículo.   

© Publicado el viernes 02/02/2024 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.    

En una sesión que quedará marcada en la historia legislativa de Argentina, la Cámara de Diputados aprobó por mayoría (144-109) la Ley Ómnibus, una legislación integral que aborda una amplia gama de temas cruciales para el país. La votación fue respaldada por los referentes de Hacemos Coalición Federal, encabezados por Miguel Ángel Pichetto y Ricardo López Murphy. También lo acompañó el sector de la UCR liderado por el cordobés Rodrigo De Loredo, y el bloque del PRO, representando por Cristian Ritondo. El debate parlamentario tendrá una segunda etapa el martes desde las 14.30, en el tratamiento de los puntos particulares de la norma

Ley Ómnibus: se aprobó el proyecto en general en Diputados

La Cámara de Diputados aprobó en general el proyecto de Ley Ómnibus enviado por Javier Milei. En este contexto el PRO, la UCR, Hacemos Coalición Federal e Innovación acompañaron con su voto al oficialismo. 

Por otra parte, la oposición, liderada por el jefe de bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez, manifestó la falta de claridad en una votación atípica por la falta de  dictamen que dé cuenta de la letra final del proyecto de la Ley Ómnibus y afirmó que "el 95 por ciento de lo que estamos acá sentados nos sabemos lo que se va a poner en consideración a la hora de votar". 

Así votó cada bloque de diputados la Ley Ómnibus:

La votación afirmativa fue liderada por diputados de Hacemos Coalición Federal, La Libertad Avanza, UCR - Unión Cívica Radical, Pro, Innovación Federal, y Avanza Libertad.


Por otro lado, diversos bloques y diputados expresaron su
rechazo a la Ley Ómnibus del gobierno. Entre los partidos que votaron en contra se encuentran Unión Por La Patria, Frente de Izquierda y de Trabajadores y Hacemos Coalición Federal.

El resultado de la votación reflejó la diversidad de opiniones y enfoques dentro del ámbito legislativo respecto de una ley que da amplias libertades al presidente para definir políticas en áreas clave.

Las bancadas que facilitaron el trámite parlamentario confiaron en que en el tratamiento de los aspectos particulares haya acuerdos. Sectores del PRO y del radicalismo destacaron la necesidad de hacer cambios en algunos puntos, como las privatizaciones, el impuesto PAIS y el endeudamiento.

La discusión en torno a la "Ley Bases" continuará el martes próximo, mientras se esperan más reacciones de diversos sectores de la sociedad.



   

domingo, 6 de agosto de 2023

Rumbo a las Paso. Gestos que no dicen nada… @dealgunamaneraok...

 Rumbo a las Paso. Gestos que no dicen nada…


En ropa de combate. Patricia Bullrich. Dibujo: Pablo Temes.

Llega a su fin una campaña devaluada, en la que ya nada sorprende. Unos ignoran la realidad, otros privilegian la pelea fratricida.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 05/06/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“No puedo pagar la luz”. El testimonio de un habitante del Conurbano Bonaerense que muestra ante las cámaras de televisión la factura que lo ha dejado estremecido se reproduce por miles. También entre los comerciantes de distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires. 

Algunos de ellos piensan en cerrar. En contraposición a esta realidad indiscutible y dura las mismas pantallas traen la palabra de la inefable portavoz presidencial Gabriela Cerruti, negando que ello sea así. Una vez más, kirchnerismo puro. Aquí no pasa ni ha pasado nada.

En esa misma dimensión cabalga la campaña de Sergio Massa. El candidato habla como si el ministro de Economía y el Gobierno fueran de otro. Por eso, evita al máximo posible su contacto con periodistas que no le responden. Cuando eso ocurre, la insustancialidad de sus respuestas queda expuesta sin tapujos y su malhumor se hace indisimulable. Se enoja y, entonces, a quien le formula preguntas y repregunta con agudez y fundamentos, lo único que atina a decirle es que le está faltando respeto. Es lo que pasó en Córdoba el jueves pasado. Vale la pena recordarle al ministro-candidato que el enojo, es algo propio de los necios. 

Es cada vez más difícil hacer encajar la realidad en el relato. No hay peor ciego que el que no quiere ver.   

Mientras tanto, el deterioro de la situación económica no se detiene. La euforia del anuncio del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional tuvo la duración y el efecto de un leve suspiro. No cambió nada. En el Gobierno viven día a día o, mejor dicho, hora a hora. Nada se puede planificar en este torbellino de impericia. Nada se puede prever. El dólar blue sigue imparable. Ya nadie tiene dudas de que seguirá en ascenso hasta las elecciones. El cepo a las importaciones y la falta de reservas del Banco Central dan testimonio en ese sentido. No hay “¡Ah, pero Macri!” que alcance a parar esta debacle. Lo único a lo que recurre el Gobierno es a estrangular aún más el cepo con el consecuente aumento de las dificultades para la importación de insumos que son esenciales para el aparato productivo. Aún así, el Presidente y el gobernador de la provincia de Buenos Aires se solazan hablando de cifras de un crecimiento económico que nadie ve. Otra vez, ¡kirchnerismo puro!  

Un condimento extra alimenta la incertidumbre política. La cantidad de encuestas que pululan entre los diferentes candidatos no sorprende por la polarización entre los competidores, sino por arrojar resultados muy dispares entre sí con diferencias que, en algunos casos, llegan a los 10 puntos. Otro dato que abona la falta de certezas: en las elecciones provinciales que ya se han celebrado con un cronograma diferente del nacional hubo hasta el momento, más de un millón de votos en blanco y un aumento exponencial del ausentismo. La gente no está yendo a votar.   

En el oficialismo temen que un resultado que lo deje relegado al tercer puesto o una derrota contundente, dispare una incontenible inestabilidad política, económica y social derivada de la falta de poder real hasta las elecciones generales. Sergio Massa ya ha tomado nota de esta posibilidad y se prepara para cubrir cualquier escenario. Puertas adentro se sigue quejando por el fogoneo a la candidatura de Juan Grabois, que distintos sectores estimulan a modo de fuego amigo. El tigrense está convencido de que Máximo Kirchner y su madre, la vicepresidenta en funciones, están a la cabeza de ese movimiento. La explicación es sencilla: el relato no puede claudicar y la figura del actual ministro de Economía no puede crecer lo suficiente como para acumular un poder tal que le permita borrar de un plumazo lo que queda de kirchnerismo duro. CFK es experta en los juegos de poder y sabe que Sergio Massa no es confiable para su futuro inmediato. En este contexto, todo puede suceder. Incluso lo impensado: parece una burla del destino, pero el principal candidato presidencial de Unión por la Patria aún no pudo hacer pie con un acto en La Matanza, bastión histórico del peronismo en general y del kirchnerismo en particular. Sucede allí algo muy particular.

Una campaña sin sorpresas


En el Movimiento Evita perciben cierta inclinación del ministro por el intendente Fernando Espinoza, quien deberá competir en la interna municipal con Patricia Cubría, esposa de Emilio Pérsico, líder del movimiento. Massa prefiere no correr riesgos y dejar que Axel Kicillof siga negociando para llegar a buen puerto. La otra razón por la cual el candidato oficialista no hace pie en lo más profundo del Conurbano es la propia realidad: con base en datos oficiales se estimó que la pobreza fue en el primer trimestre de este año de 38,7%. Prácticamente 4 puntos porcentuales más arriba con relación al mismo período de 2022 (34,3%). Peor aún, cerca de 100 mil chicos cayeron en la indigencia en un año. 

“En la Argentina no hay hambre”, había dicho sin inmutarse unos días atrás la vocera presidencial quien, además minimizó el impacto  de la pobreza en los niños. Más de lo mismo. Es cada vez más difícil hacer encajar la realidad en el relato. No hay peor ciego que el que no quiere ver. 

Dentro de No tan Juntos por el Cambio no existe la paz. La ex orgullosamente bonaerense María Eugenia Vidal lo sabe muy bien. Apenas se pronunció públicamente a favor de Horacio Rodríguez Larreta, una catarata de críticas de sus correligionarios le cayó encima. Uno de los más vehementes fue el diputado nacional 
Cristian Ritondo, quien aseguró que la exgobernadora le había dicho que se mantendría neutral. Ritondo fue ministro de Seguridad en el gobierno de Vidal, pero parece que la ferocidad de la interna está por sobre los vínculos y las lealtades. Es tiempo de pronunciamientos. Al menos eso creen en la coalición opositora. Jorge Macri le venía pidiendo un gesto inequívoco a HRL, y ahora Patricia Bullrich hace lo propio con Mauricio Macri. ¿Es acaso más importante forzar una declaración de un “compañero de equipo” que salir a buscar con propuestas y sentido común el apoyo de los votantes? 

Ya nada sorprende en una campaña devaluada y llena de gestos que no dicen nada.