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domingo, 19 de enero de 2025

Un tango en Washington… @dealgunamanera...

 Un tango en Washington…

Donald Trump y Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes

Mañana asume Donald Trump en EE.UU. Participará Milei, único líder en la región privilegiado por el magnate. Macri, Cristina y el pasado que vuelve.


© Escrito por Nelson Castro el sábado 18/01/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad de Buenos Aires, República Argentina.  

El Gobierno esperaba con ansiedad el dato del Indec sobre el índice de inflación del mes de diciembre. Diciembre es siempre complicado para un país castigado por el flagelo de la inflación. En otros lugares del mundo, el último mes del año se espera con entusiasmo por el aumento de la actividad comercial que generan las fiestas de Navidad y Año Nuevo. En cambio en la Argentina, atravesada aún por las secuelas de un brutal proceso inflacionario, lo que prevalece es la incertidumbre. Por eso el 2,7% trajo alivio al Gobierno. Diciembre había comenzado con aumentos en la carne que habían provocado preocupación.

Es un guarismo al que mucho contribuyeron los bolsillos flacos de la mayoría de la población. Es que, a pesar de contabilizar más ventas por las Fiestas, el consumo masivo experimentó un descenso del 18% interanual en diciembre. Entender y recalcar esto es fundamental para darle a ese 2,7% su exacta dimensión. Nadie niega lo imprescindible y positivo que ha sido –y es– el proceso de reducción de la inflación que se ha implementado durante este gobierno. Pero es importante saber –y no olvidar– que es la consecuencia de un ajuste brutal cuyo costo pagó –y sigue pagando– la mayoría de la población. 
 

La euforia en el oficialismo es inocultable. “En tan sólo doce meses pulverizamos la inflación” expresó en la red X un exultante Luis Caputo. En verdad, inflación todavía hay. Es importante que el ministro tenga en claro lo que aún falta por hacer y, sobre todo, el gran desafío que tiene el Gobierno: generar las condiciones de crecimiento y desarrollo económico que permitan acabar con ese flagelo atroz que representan tanto la pobreza como la indigencia.

Esa euforia es producto también de los comentarios elogiosos que la gestión de Milei viene recibiendo por parte de un abanico de personalidades y usinas económicas mundiales que comienza por Donald Trump y Elon Musk y se extiende a empresarios, organismos económicos y medios especializados internacionales. En este contexto, este fin de semana y comienzo de la próxima lo tendrán siendo protagonista de un hecho inédito en la historia de los Estados Unidos. En efecto, será la primera vez que un presidente electo invita a participar de la ceremonia de su asunción a mandatarios extranjeros. De ellos, la predilección de Trump la tiene indubitablemente Milei. Lo confirman voces de la extrema cercanía del próximo jefe de Estado estadounidense a quien, dicho sea de paso, las circunstancias del momento le han deparado un protagonismo mayúsculo en el ámbito internacional. Su mano ha estado presente, al igual que, por supuesto la gestión de Joe Biden, en las negociaciones que llevaron al cese del fuego en Medio Oriente y la tregua entre el gobierno de Benjamin Netanyahu y la organización terrorista Hamas que ejerce el poder en la Franja de Gaza. Habrá que ver si lo acompaña el mismo éxito en las negociaciones que impulsará para detener la guerra en Ucrania causada por la brutal invasión de Rusia.

Dicho esto, es claro que el presidente de la Argentina será un adalid clave para el próximo inquilino de la Casa Blanca. Hoy por hoy, el único mandatario absolutamente afín en la región es Milei.


Desde el punto de vista de lo que Hipólito Yrigoyen llamaba “las efectividades conducentes”, una de las reuniones clave de este viaje de Milei será la reunión agendada para hoy a las tres de la tarde con la Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional Kristalina Georgieva. Sobre el fin de semana que pasó, el organismo internacional emitió una proyección positiva sobre la evolución de la economía argentina. Como se ve en la actualización que hizo el Fondo en su reporte “Perspectivas Económicas Mundiales”, pronosticó un crecimiento del PBI del 5% para 2025 y de una cifra similar para el 2026. Hay que recordar que, hace una semana, la misma Georgieva había declarado que el caso de la Argentina es “uno de los más impresionantes de la historia”.

¿Qué buscan Milei y Caputo en esta negociación? Plata. ¿Cuánta? Un piso de 11 mil millones de dólares que le permitirían al Banco Central hacerse de las reservas suficientes para cumplir uno de los objetivos y necesidades del Gobierno y del país: el levantamiento del cepo.
 

En medio de toda esa magia aparece la situación política interna. Ahí las cosas son diferentes. Hay menos Hollywood y más real politik. Empezando por las internas dentro del Gobierno que no cesan y giran alrededor de personajes y asuntos recurrentes: la decisión de aislar cada vez más a Victoria Villarruel, y el afán de poder permanente de Santiago Caputo. Su última batalla ganada fue el desplazamiento del titular de la Unidad de Investigación Financiera, Ignacio Yacobucci, motivada por críticas a su gestión y por supuestos viajes aéreos en primera clase. Quienes lo defienden –entre ellos el extitular de la agencia en la época de Macri, Mariano Federici y la ex vicepresidenta del organismo, María Eugenia Talerico– argumentan que esto ha sido sólo una excusa para evitar investigaciones que podrían comprometer a gente afín al Gobierno. Aquellos que lo conocen bien, afirman que Yacobucci es un hombre honesto y capaz, y creen que su repentina salida obedece al presunto pacto del Gobierno con el kirchnerismo para conseguir los votos en el Senado para aprobar el pliego del juez Ariel Lijo como nuevo miembro de la Corte.

El Gobierno tiene plena conciencia de que las próximas elecciones tienen un valor plebiscitario de enorme trascendencia para su futuro. Una derrota, lo dejaría sin futuro. Pasaría algo similar a lo que le sucedió a Mauricio Macri cuando perdió las PASO en 2019. Ese 11 de agosto fue fatídico. Ese día, su gobierno se acabó y, por ende, no hubo ninguna chance más de seguir adelante con su gestión que ya venía maltrecha. La lógica diría pues, que La Libertad Avanza debería buscar un acuerdo con el PRO en pos de sumar votos y asegurar una victoria. Sin embargo, lo que viene sucediendo es todo lo contrario. Se asiste a un proceso de vaciamiento del poder del expresidente dentro de su partido y del partido en sí. La ida de Diego Valenzuela y otros son evidencias de esa tendencia. Frente a esto, la posibilidad de la postulación de Mauricio Macri luce como un manotazo de ahogado para retener algo de poder. Por lo demás, esta alternativa como así también la de una eventual candidatura de Cristina Fernández de Kirchner hablan de la falta de autocrítica de los dos y de su incapacidad para formar herederos políticos. Ambos representan el fracaso y ponen a la Argentina frente a algo que trae reminiscencias de “Volver”, el célebre y universalmente conocido tango de Carlos Gardel y Alfredo Lepera, que en una de las líneas de su letra dice: “Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida”.




miércoles, 25 de diciembre de 2024

Sondeo de Opinión - Encuesta: el 42% elige creer y ven en Milei algo distinto, ni mejor ni peor... @dealgunamanera...

Encuesta: el 42% elige creer y ven en Milei algo distinto, ni mejor ni peor...


Javier Milei. Fotografía: AFP.

El estudio también registró una mejora en la imagen positiva desde enero hasta diciembre de este año, con un aumento del 48,6% al 50,2%.


© Publicado el miércoles 25/12/2024 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Un estudio de la consultora 
Pulso Research analizó el primer año de Gobierno del presidente Javier Milei según la opinión pública y concluyó, entre otras cosas, que entre la sociedad prevalece la esperanza y el optimismo sobre la gestión del libertario y que gran parte ve a la oposición desdibujada. 

El 
sondeo de opinión expuso que el presidente libertario mantiene intacto su capital político a pesar de haber llevado adelante un fuerte ajuste durante todo el 2024, alcanzando una mejora en la imagen positiva desde enero hasta el momento, la cual aumentó del 48,6% al 50,2%.



Fuente: Pulso Research.
 

Parte del apoyo obtenido por Milei radica en que un 53,3% responsabiliza al gobierno anterior por la situación actual, contra un 36,3% que responsabiliza al oficialismo. Asimismo, la oposición se ve desdibujada, con un 43,10% que dice que no sabe quién es el líder o no considera a nadie como tal, contra un 34,70% que encuentra el liderazgo en la ex vicepresidenta Cristina Kirchner y otro 7,30% en el gobernador bonaerense Axel Kicillof.      

En paralelo, los 
sentimientos sobre el futuro son positivos y un 43,10% tiene esperanza sobre el futuro del gobierno libertario, del otro lado del 19,40% que siente incertidumbre, 17,90% que siente angustia, 9,70% bronca o enojo, 5,80% desilusión y 2,90% miedo. La consultora explicó que el porcentaje positivo "habla de una sociedad que ante el hartazgo y la acumulación de desilusiones ve en Milei algo distinto, ni mejor ni peor".

Fuente: Pulso Research.

Tras un año de gobierno, según indicó el estudio, las expectativas son positivas en un 43%, considerando que un 17,6% afirma que las superó, junto a un 25,4% que afirma que estuvo a la altura de las mismas, mientras un 13,9% afirma que estuvo por debajo y otro 36,7% sentenció que nunca tuvo expectativas sobre el gobierno. 

En este contexto, un 52,4% afirmó que el año que viene crecerán las inversiones, contra un 32,7% que lo niega; un 49,1% sostuvo que el próximo año habrá más trabajo, a diferencia de un 37,6% que lo negó; y 54,2% manifestó que la economía del país va a crecer en 2025, mientras un 34% considera que no lo hará. 


"El optimismo que predomina en el humor social le da crédito y margen de maniobra al gobierno. 
La confianza y expectativa depositada en su gestión le permite asumir riesgos y tomar decisiones de magnitud, y de cambio profundo", analizaron desde la consultora que realizó el estudio.



Fuente: Pulso Research.
 

Con respecto a los cambios profundos impulsados por el gobierno, y su aceptación en la sociedad, el estudio evaluó la opinión de las personas sobre cuatro temas de agenda impulsados por el oficialismo con el que los encuestados se manifestaron "de acuerdo" o "muy de acuerdo".  

En primer lugar, sobre los aranceles para extranjeros, un 70,9% se mostró de acuerdo o muy de acuerdo en el caso del sistema de salud y un 69,3% manifestó lo mismo en lo que respecta a la educación, contra un 23,3% y un 24% que estuvieron en desacuerdo o muy en desacuerdo respectivamente.  

En cuanto a la eliminación de las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias), un 62,3% se expresó de acuerdo o muy de acuerdo, al contrario de un 20,9% que se posicionó en contra. De la misma manera, un 57,4% opinó que organismos externos deben auditar las universidades públicas, versus un 28,5% que pidió que sean auditadas por organismos propios para respetar su autonomía.

 

 Javier Milei. Fotografía: AFP.

"El optimismo de la gente es en sí mismo un activo del gobierno", consideró la consultora, haciendo foto en "la desconfianza a la política en general" y en "las expectativas hacia el futuro que se depositan en este gobierno". "Estas dos condiciones le permiten al oficialismo arrancar el 2025 con una ventaja significativa", se agregó.   

En este contexto, de cara a las elecciones de 2025, un 33,4% manifestó que piensa votar por un aliado del gobierno, contra un 27,9% que planea elegir a un opositor y un 31,5% que aún no lo ha definido. De la misma manera, en el hipotético escenario de que las elecciones legislativas fueran hoy, un 32,6% votaría a La Libertad Avanza, un 20,8% al Peronismo Kirchnerista, un 6% al Peronismo o Partido Federal, 3,9% a la izquierda, 3,8% al PRO y 2,8% a la UCR.  

"Luego de un año de gobierno de Javier Milei y pensando en el entrante año electoral, el sistema de partidos argentino es la expresión clara de un proceso de reconfiguración tanto de la oferta como las preferencias electorales. Existe un importante sector de la sociedad que no termina de definir su posicionamiento respecto al gobierno de Milei", concluyó la consultora.  


AS. /fl




 

jueves, 14 de noviembre de 2024

Causa Vialidad: la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la condena a Cristina Kirchner… @dealgunamanera...

Causa Vialidad: la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la condena a Cristina Kirchner…

La expresidenta Cristina Kirchner saluda desde los balcones del Instituto Patria a los militantes después que se diera a conocer la sentencia dictada en los tribunales federales de Comodoro Py. Fotografía: NA

La expresidenta fue investigada por "administración fraudulenta" agravada. La condena incluye seis años de prisión y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.

© Publicado el miércoles 13/11/0204 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

La Cámara Federal de Casación Penal confirmó este miércoles 13 de noviembre la condena a seis años de prisión a la ex presidenta Cristina Kirchner por "administración fraudulenta" agravada y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos en la causa "Vialidad" que había sido dictada por el Tribunal Oral.

Así lo dieron a conocer durante la sentencia en los tribunales de Retiro, a la vez que se confirmó la absolución de la exmandataria por el delito de asociación ilícita por mayoría de dos votos a uno. Durante el proceso, se juzgó el desvío del 80 por ciento de la obra pública nacional en Santa Cruz a favor de empresas de Lázaro Báez entre 2003 y 2015.

“Funcionarios públicos nacionales y provinciales, entre los que se encontraba la dos veces presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner, llevaron a cabo una maniobra fraudulenta que perjudicó de manera trascendente a las cuentas del Estado nacional, pues se desvió el dinero público en favor del empresario Lázaro Antonio Báez a partir de la asignación de obra pública vial a sus empresas” sostiene el fallo.

Javier Milei celebró el fallo contra Cristina Kirchner: "Es culpable de actos de corrupción"

La decisión de la sala IV del máximo tribunal penal federal del país quedó reflejada en una sentencia de más de 1.500 fojas de la cual se leyó la parte resolutiva. Para los jueces, “hubo una maniobra fraudulenta que perjudicó de manera trascendente a las cuentas del Estado nacional”.

La condena fue confirmada por los jueces Mariano Borinsky y Diego Barroetaveña, mientras que Gustavo Hornos votó por sumarle a Cristina Kirchner el delito de asociación ilícita, tal como había pedido la Fiscalía.



© Diario La Voz.

Desde hoy, corre el plazo de diez días hábiles para apelar ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, de manera que el fallo de hoy no tiene efectos concretos. El Tribunal Supremo dará el veredicto una vez que reciba la apelación y a partir de allí podrá ejecutarse el fallo. Cabe destacar que la Corte no tiene plazos para emitir una resolución.

Durante esta jornada, también se confirmó la absolución del ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido y las de los ex funcionarios Abel FatalaHéctor René GarroCarlos Kirchner. En tanto la Cámara Federal de Casación Penal, confirmó las condenas a Juan Carlos Villafañe a 5 años y Raúl Pavesi a 4 años y 6 meses de prisión, a José Santibáñez a 4 años y Raúl Daruich a 3 años de prisión, todos ex funcionarios de Vialidad.


Fuerte operativo policial y clase pública durante la lectura del fallo que confirmó la condena a Cristina Kirchner

La audiencia no contó con la presencia de la mayoría de los acusados que podían ser representados por sus abogados. El único presente fue el absuelto Abel Fatala, mientras que Cristina Kirchner no asistió, al igual que su representante Alberto Beraldi.

La expresidenta pasó la mañana en el partido bonaerense de Moreno. Más temprano había anunciado en sus redes sociales que iba a compartir una actividad con la intendenta Mariel Fernández y otras 400 mujeres. Los que sí estuvieron presentes en la puerta de los tribunales fueron el dirigente social Juan Grabois y el ministro de Justicia de la provincia de Buenos Aires, Juan Martín Mena que dictaron una clase pública.

También hubo presencia política del oficialismo. Fernando Soto, funcionario del Ministerio de Seguridad de la Nación, se presentó en la audiencia en carácter de público.

Bronca y júbilo: la política reaccionó al fallo

Tras la confirmación de la condena a Cristina Kirchner, y a la espera de la resolución de la Corte Suprema, los dirigentes políticos se manifestaron en sus redes sociales.

Para Gabriel Katopodis, ministro de Infraestructura de la provincia de Buenos Aires, el fallo “es un mamarracho que tiene como único fin proscribirla para intentar disciplinar al peronismo, como tantas veces pasó en nuestra historia”.

Carlos Pagni: “En términos económicos, Trump se asemeja más a Cristina que a Milei”

En la misma línea se expresó Anabel Fernández Sagasti, senadora de Unión por la Patria que recordó el atentado sufrido por la expresidenta: “No es una sentencia, es una cacería. La querían muerta y, como no pudieron, la quieren presa o proscripta”.

También hubo publicaciones celebrando el fallo. Paula Oliveto, diputada por la Coalición Cívica-ARI remarcó que su espacio político inició las investigaciones en pleno auge del kirchnerismo: “Es una noticia emocionante cuando uno recuerda todo lo que pasamos investigando a esta gente. Muchas veces no nos creían porque el primer informe de obra pública en 2004 hablaba de personas que la sociedad no conocía” al tiempo que afirmó que “es un primer capítulo tardío de la historia argentina hacia la justicia”.

La primera reacción del presidente Javier Milei fue retuitear una imagen que acompañaba la noticia con la frase “todo llega”, pero luego desarrolló su opinión en un comunicado propio que recordó las críticas recibidas por no expedirse sobre la culpabilidad de la ex mandataria: “en el día de hoy (durante este gobierno) la Justicia Argentina confirmó la condena e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos de la ex Presidente. Hoy podemos afirmar sin ninguna duda que Cristina Fernández de Kirchner es culpable de actos de corrupción”.

ADP/ff




domingo, 10 de marzo de 2024

Un fiscal implacable… @dealgunamaneraok...

 Un fiscal implacable


Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes.

Así actúa la sociedad, atenta a que se cumpla todo lo prometido. La paciencia no da para mucho más.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 09/03/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 


Nicolás Posse le estrechó la mano a cada uno de los gobernadores y vicegobernadores que asistieron a la reunión del último viernes convocada por el Gobierno. Para todos ellos fue la primera vez en que tuvieron la oportunidad de conocer y escuchar la voz del jefe de Gabinete, que se sentó en la cabecera de la larga mesa por la que se distribuyeron los asistentes. 
El ministro del Interior, Guillermo Francos, se sentó a la derecha de Posse. Y a la derecha de Francos se sentó Axel Kicillof. Uno y otro habían cruzado chicanas mutuas a lo largo de la semana. Durante las cuatro horas que duró la reunión en cuestión, todo eso pareció quedar olvidado. De todas formas, no viene mal señalar la incontinencia verbal del preferido de la ex vicepresidenta Cristina Kirchner.

Hace algunos días había acusado al Gobierno de montar encuentros marketineros y soltó una frase socarrona: “Si no llegamos, arranquen nomás”. Algo similar ocurrió a lo largo de su corta historia política como ministro y gobernador. Profirió largas peroratas en contra del capitalismo, el Fondo Monetario Internacional, la deuda externa y la privatización de las empresas del Estado, y terminó siendo un gran pagador, contrariamente a lo que suponía toda su puesta en escena. El caso emblemático fue la estatización de YPF: un error suyo y de su jefa política que le costó una suma multimillonaria a la Argentina.

La número dos del FMI quedó sorprendida y preocupada con lo que vio y escuchó

A la reunión con los gobernadores la precedieron dos encuentros igualmente importantes que tuvo a Francos en la Casa Rosada. El primero fue el jueves con Cristian Ritondo y Rodrigo De Loredo. Ritondo es el jefe del bloque del PRO y De Loredo, el de la UCR. El viernes por la mañana, el invitado fue Miguel Ángel Pichetto, jefe del bloque de Hacemos Coalición Federal. Con todos ellos, Francos testeó las reales posibilidades de aprobación del proyecto de ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. De los tres obtuvo respuestas similares: una delegación de poderes podría ser aceptada y aprobada con los votos de los sectores dialoguistas. En cambio, la restitución del impuesto a las ganancias y la nueva fórmula del cálculo de las jubilaciones, no.

El comienzo fue bueno. En la reunión con los gobernadores el clima fue cordial, aun cuando no faltaron momentos de intensidad en la discusión entre las partes. Uno de los mandatarios provinciales dijo una frase que resonó fuerte en ese ámbito austero en el que lo único que se sirvió fue agua: “Hay que salir de las redes sociales y buscar dialogar”. Hasta aquí, es una recomendación que el Presidente no ha aceptado. ¿Cambiará?

El Gobierno necesita que se apruebe la ley ómnibus cuanto antes. Si no lo logra, las cosas se le van a hacer muy cuesta arriba. Y para obtener los apoyos suficientes en el Congreso necesita negociar. Es algo que surge de la realidad y sobre lo que se le insiste al ministro de Economía, Luis Caputo, cuando participa de foros económicos internacionales o cuando se encuentra con Gita Gopinath, la subdirectora gerenta del Fondo Monetario Internacional, de estrecha cercanía y máxima confianza del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. Una ley basada en el consenso es mucho más fuerte que una normativa arrancada entre gallos y medianoches.

Se abrió una puerta

Hubo alguna expectativa acerca de la posible presencia de Milei en la reunión de los gobernadores. Era la foto que los grupos empresariales hubieran deseado. Cuando hablan con potenciales inversores extranjeros que muestran interés por desarrollar negocios en nuestro país, el tema de la ausencia del diálogo surge de inmediato. Es un asunto que los inquieta. Nadie quiere invertir dinero en un país que siempre has estado lejos de ser normal. Otra preocupación, tanto de los hombres de negocios como del oficialismo, es obtener el visto bueno del GAFI.

El Grupo de Acción Financiera Internacional ya se encuentra en nuestro país capacitando al Estado para la evaluación de los estándares de calidad en la lucha contra el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo. Un resultado negativo dejaría nuevamente al país en la lista gris del organismo, lo que impactaría de manera negativa a la hora de hacer negocios con el resto del mundo y, si fuera necesario, obtener financiamiento externo.

Sin embargo, los problemas domésticos vuelven a colocarse por encima de los intereses soberanos. Argentina necesita imperiosamente modificar la Ley de Prevención de Lavado de Activos. Es una exigencia del propio GAFI. Aunque parezca mentira, el proyecto de ley, que ya tiene media sanción de la Cámara baja y un dictamen de comisión favorable en el Senado, aún no ha podido ser tratado en la Cámara alta. ¿Los motivos? Peleas internas en la distribución y reparto de comisiones y la mano de algunos gobernadores para que sus senadores no voten el proyecto como forma de presionar al Ejecutivo en la pelea por la coparticipación, entre otras cuestiones insólitas. El plazo máximo para renovar la ley de Plaft es el 26 de marzo, sin esa ley el Gobierno deberá recurrir a un DNU para satisfacer las exigencias del organismo internacional. El problema es que gran parte del contenido de la ley –como por ejemplo la modificación de los tipos penales– no puede salir por decreto. El país vuelve a quedar preso de los dirigentes que no saben ordenar sus prioridades o, peor aún, lo saben y optan por no soltar sus privilegios.

Hablando de privilegios y de falta de visión de la realidad, ha resultado inentendible el aumento que fue otorgado a diputados y senadores a partir del acuerdo paritario firmado con los gremios de los empleados legislativos y que significó un aumento del 30% en sus dietas. Más “casta” no se consigue. Martín Menem en la Cámara baja y Victoria Villarruel en la alta no tuvieron el sentido común necesario para frenarlo y obligaron al Presidente a pedírselo públicamente. Javier Milei estaba furioso.

No se pueden cometer errores de tamaño semejante mientras el ajuste devora los bolsillos de trabajadores que no llegan a fin de mes. Por la naturaleza del ajuste que se ha autoimpuesto para ordenar el desastre fiscal –en buena hora– el Gobierno está obligado a no volver a cometer este tipo de errores no forzados. Hay demasiada sensibilidad en la sociedad toda, que actúa como un fiscal implacable, verificando que se cumpla con lo que le han prometido. La paciencia no da para mucho más.



   

domingo, 23 de octubre de 2022

Las peligrosísimas imprecisiones y vaguedades de Mauricio Macri... @dealgunamaneraok...

 Las peligrosísimas imprecisiones y vaguedades de Mauricio Macri...



El ex presidente Mauricio Macri. Fotografía: Nicolás Stulberg.

En todas sus intervenciones, el ex presidente es muy enfático cuando se trata de despotricar contra el kirchnerismo y el populismo. Pero, ¿qué va a hacer cuando llegue al poder, si es que le toca? ¿Cuáles serán las medidas concretas?

© Escrito por Ernesto Tenembaum el domingo 23/10/2022 y publicado por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

Hace muy poquito tiempo, apenas siete años, la sociedad argentina -o una enorme parte de ella- estaba cansada de 
Cristina Kirchner. En todos los estudios de opinión se expresaba una mayoritaria voluntad de cambio. Luego de un trabajo constante, valiente y muy esforzado, Mauricio Macri logró transformarse en la expresión política de ese deseo. Así, llegó a Presidente de la Nación. Algo parecido intenta ahora. En cada una de sus apariciones vocifera en contra del actual estado de cosas. Se trata de un método que ya le funcionó hace unos años. ¿Por qué no iría a funcionarle ahora que la voluntad de cambio es mucho más fuerte?

En aquel 2015, Macri también era bastante 
ambiguo respecto de lo que haría cuando llegara al poder. Casi nadie le preguntaba demasiado, porque la sociedad privilegiaba su necesidad de cambio. Y a él no le convenía ser muy preciso. Al fin y al cabo, el deseo de cambio unía desde Hugo Moyano hasta Elisa Carrió. Las precisiones, en cambio, podían dividirle al electorado. Sin embargo, había algo que tenía en claro: eliminaría el control de cambios -el famoso cepo- apenas asumiera. El “cepo” era un símbolo rechazado por los argentinos y el candidato se aprovechaba de eso para consolidar votos.

Mucha gente seria le advirtió que no lo hiciera. Los escépticos tenían argumentos muy razonables. Existía una demanda de 
dólares que había sido reprimida durante cuatro años. Si levantaba el cepo los dólares volarían y él tendría que tomar deuda a corto plazo y alto interés para cubrir el bache. Ese escenario sería explosivo. Ante cualquier inconveniente, habría una corrida. Macri respondía que él generaría la confianza necesaria para que eso no ocurriera.

Se confirmaron los peores vaticinios. No fue casualidad. Fue una 
catástrofe muy previsible. Había mucho material escrito sobre qué ocurre cuando se elimina livianamente un régimen de control de cambios. Solo era cuestión de escuchar a economistas diferentes a aquellos que creen que todo se resuelve con un “presupuesto equilibrado”, esos que el prestigioso director de Fiel, Fernando Navajas, describe como “monetaristas de una sola neurona”.

Dado ese antecedente, la pregunta es obvia: ¿la Argentina no estará por 
repetir esa experiencia? ¿Hay algún elemento que permita deducir que, esta vez, las cosas se están pensando con más seriedad?

Alfonso Prat-Gay, ministro de Economía de Cambiemos, juntos al ex presidente Mauricio Macri y al ex jefe de Gabinete Marcos Peña (AP)

En todas sus intervenciones, Macri es muy enfático cuando se trata de despotricar contra el kirchnerismo, denunciar la falacia de las ideas progresistas, luchar por lo que él define como libertad y contra el populismo. De esta manera, intenta interpretar, como en aquel entonces, el espíritu de la época. Pero, ¿qué va a hacer cuando llegue al poder, si es que le toca? ¿Cuáles serán las medidas concretas? ¿Cómo lo va a hacer?

En la gira mediática que hizo para presentar su libro, el ex presidente ofreció indicios preocupantes. En una entrevista con Jonatan Viale, Macri explicaba con soltura que la Argentina no puede vivir con tantos tipos de cambio, que así nadie va a invertir nunca y que en un país normal hay un solo tipo de cambio.

Cierto.

Viale entonces le preguntó:

-Si unificás el tipo de cambio quiere decir que vas a devaluar el oficial. O sea: si ustedes son Gobierno, ¿eso quiere decir que va a haber una devaluación?

Era una pregunta sencilla para un hombre con tanta experiencia. Se trataba apenas de responder con un monosílabo: sí o no. Tal vez con una aclaración posterior. La respuesta completa de Macri es muy ilustrativa de que algunos temas centrales no están resueltos.

-Primero hay que restablecer la confianza con una idea clara de lo que vamos a hacer…

Así arrancó: de la devaluación, nada.

--…Por eso el “para qué” (muestra la tapa de su libro titulado de esa manera)…¿Para qué vas a usar el poder? Para que se sepa que vamos a lograr en la Argentina tener un presupuesto sano. Eso significa que no vamos a gastar más de lo que ingresa…

¿Y el dólar, ingeniero? ¿Qué va a hacer con el dólar?

Para qué, el segundo libro de Mauricio Macri 

Sigue Macri:

--…Vamos a cobrar impuestos razonables. Vamos a hacer una emergencia laboral para que la gente pueda entrar al mercado en blanco. Hoy más de la mitad de la gente está en negro…

Eso, sin duda, es un problema. Pero no era la pregunta.

Continúa el candidato:

--…Acá siguen defendiendo el privilegio de unos poquitos dejando afuera a una mayoría de argentinos. Y vamos a tratar de tener una justicia ordenada porque nadie va a invertir en un país si un juez laboral saca un fallo que hunde a una Pyme. Y eso pasa todos los días. Entonces todas esas cosas las tenemos que arreglar…

A estas alturas ya era inútil tener la esperanza de que Macri iba a aclarar cómo unificaría el tipo de cambio.

Pero él seguía:

--…Dejame decirte una cosa. De vuelta, para la positividad. He viajado mucho por Medio Oriente. He viajado por los Estados Unidos, por Europa, en China mantengo las relaciones…

Ajá.

--…Todos siguen pensando, más después de la guerra, que una zona de paz como América Latina para proveerse de alimentos y energías es estratégica. Ahora: no están dispuestos a darnos más plata para que despilfarremos el dinero en corruptelas, no están dispuestos a poner plata en un país donde ellos, sus ciudadanos se ajustan el cinturón y nosotros no estamos dispuestos a pagar las tarifas que corresponden. Están dispuestos a financiar a un país con gente normal…

Macri hizo, como quien dice, un gran firulete pero evitó responder un planteo sencillo y definitorio. Si el cepo está mal, ¿va a 
unificar? ¿eso significa que va a devaluar? Es un problema complejísimo: si no unifica deberá seguir conviviendo con múltiples tipos de cambio; si lo hace la inflación puede ser tremenda. Por eso son necesarias más explicaciones. Algo más que eso al menos. Un pequeño esfuerzo que aclare, al menos, que entiende el problema, que reconozca que no basta con principios generales para gobernar.

-El levantamiento del cepo: ¿inmediato? ¿A mediano plazo?
—le preguntó Diego Shenkman unos días después.

Macri hizo una pausa.

-Va a depender de…de qué…de cuál es la situación de partida, de cuál es el apoyo externo que se va a tener, que va a ser poco…y además, de cuan profundo sea el…el…el…el vértice…o la fuerza fiscal, ¿no? Nosotros tenemos que lograr el equilibrio fiscal en el momento cero. No puede esperarse gradualmente. Eso tiene que ser desde el momento cero. Nosotros tenemos que decirle al mundo que nos curamos. No somos más borrachos.

Recorrida de Mauricio Macri junto al diputado Cristian Ritondo por San Nicolás

Pareciera ser, entonces, que si no hay dólares, Macri no levantaría el cepo. Pero, entonces, sería necesario explicar cómo se conseguirían esos dólares y en cuánto tiempo. Las cosas, como se ve, se empiezan a complejizar. No son tan sencillas. Al parecer, además, Macri vincula el levantamiento del cepo con el equilibrio fiscal. Si no hay déficit, eso generaría confianza y eso permitiría levantar el cepo. ¿Será así? Hay economistas muy serios que no ven una relación tan lineal entre ambas cosas. ¿No sería mejor explicarlo mejor?

Hay otro problema con las propuestas generales de Macri. Esta misma semana, el mundo se estremeció con la renuncia de 
Elizabet Truss como primera ministra británica, apenas 45 días después de haber asumido el cargo. Para conseguir su nombramiento, Truss propuso una drástica reducción de los impuestos, entre ellos, de los impuestos a las personas más ricas (“impuestos razonables”, en la jerga de Macri) y un “presupuesto equilibrado”. En un célebre debate, su competidor -el ex ministro de Finanzas conservador, Rishi Sunak- se burló: “Pero Liz, si haces eso, van a subir las tasas de interés y vas a mandar a la quiebra a miles de familia”. Liz no escuchó, como Macri en el 2015 al levantar el cepo y, al mismo tiempo, reducir las retenciones. Los mercados reaccionaron violentamente cuando percibieron los efectos fiscales del recorte de impuestos. Subió la tasa de interés. La libra se devaluó. Truss renunció.

Lograr un 
presupuesto equilibrado –mucho más en un marco de reducción de impuestos- es una operación muy sofisticada, que puede salir mal. Truss ahora, como Macri entonces, asumieron con una retórica pro mercado pero fueron abandonados, justamente, por los mercados. Si un gobierno recorta gastos puede ocurrir que provoque una recesión y que eso reduzca la recaudación. Así las cosas, no se reduciría el déficit: sería una medida dolorosa e inútil a la vez. Macri propone en su último libro abrir la economía y que las empresas que no puedan competir cierren. “Ya les dimos demasiado tiempo”, advirtió. “No puede ser que los argentinos paguen precios más altos porque las industrias son ineficientes”. Eso significaría que habría que importar lo que se dejaría de producir acá. Pero no hay dólares. ¿Y entonces?

Las 
imprecisiones vaguedades de Macri además, aparecen en todos los ámbitos. Macri explicó, por ejemplo, que hay que darles más facultades a las Fuerzas Armadas para que los “pseudomapuches” no interfieran con el desarrollo de Vaca Muerta. Es confuso: Vaca Muerta está viviendo en estos meses un proceso de crecimiento explosivo. Nadie está frenando eso. O sea, que mandaría militares para solucionar a tiros un conflicto que, al menos en los términos en que lo plantea, no existe.

Macri dijo que se pone a llorar cada vez que ve cómo los jóvenes argentinos se van al exterior. “Antes del 2019 se iban los narcos, ahora se van ellos”, dijo. Desde la dirección de Migraciones le respondieron con estadísticas concretas. Antes del 2015, emigraban 50 personas por día, ahora solo 18.

Tal vez esos números estén fraguados.

Puede ser que Macri tenga razón.

O no.

Pero, ¿Cuáles son sus números concretos?

Ninguno.

El libro que acaba de publicar Macri es un ejemplo muy elocuente de esas limitaciones. En la anteúltima página (258) se lee textualmente: “He dejado para el final el tema de la 
educación porque es el más importante de todos”. Pero le dedica apenas un párrafo de 10 líneas. Su experiencia en la presidencia de Boca Juniors, en cambio, mereció 80 páginas. Apenas diez páginas, en cambio, alcanzan para que Macri explique todo lo que hay que hacer en el país. En ningún lugar el libro da cuenta de las dificultades, de la complejidad de cada medida, de las posibilidades de que, aún con las mejores intenciones, todo termine con más inflación y más pobreza, como sucedió en su mandato anterior. Tal vez no tuvo ganas de dedicarle mayor esfuerzo. Seguramente le resultaban más atractivas las anécdotas que compartió con Riquelme, Palermo, Bianchi o el eterno ajuste de cuentas con su padre ya fallecido. Las páginas pasan y pasan. Macri está siempre en el centro de la escena como un líder inteligente, tolerante, humano, con capacidad de aprendizaje. Pero en ese recorrido el país, sus problemas, sus desafíos aparecen apenas como telón de fondo.

Mauricio Macri, ex presidente de la Nación

En este contexto, hay una oración que ubica a Macri en uno de los lugares más extremos de la historia del pensamiento capitalista. Javier Milei aún no llegó tan lejos. Los debates serios acerca de la participación del Estado en la economía han sido siempre muy complejos porque las economías capitalistas, en general, son mixtas. El ejemplo clásico para disuadir a las concepciones más opuestas a la participación estatal es el chileno, donde el Estado es el principal exportador de cobre. Sin embargo, es cierto que algunos teóricos consideran que el Estado solo debería tener cuatro funciones: salud, seguridad, justicia y educación. Macri va aún más allá que ellos. Escribe textualmente: “Pasar de la lógica de un Estado paternalista a uno que se ocupe solo de sus funciones esenciales como son la seguridad, la educación y la justicia requiere un apoyo profundo y un compromiso explícito por parte de los ciudadanos”. ¿No falta una de las funciones esenciales? ¿No se olvidó de la salud pública? ¿Cuál sería la propuesta concreta? ¿Qué se desmantelen todos los servicios de salud que brinda el Estado? ¿No merece un poquito más de desarrollo una idea tan novedosa? ¿Lo haría el primer día como sugiere que hay que hacer todo?

Durante una campaña electoral, es sencillo evitar respuestas complicadas y reemplazarlas por esloganes y banderas ideológicas. Si se quiere, es una de los elementos que se le atribuyen habitualmente al 
populismo, sea de derecha –como en este caso- o de izquierda. Se elige un enemigo real o ficticio y se lo ataca. Eso llena páginas y páginas de libros y minutos y minutos de entrevistas. El enemigo tal cosa y tal otra. Pero, después, llega el momento de gobernar y pasan cosas. Ahora, ¿no será al revés? ¿No ocurrirá que esas heroicas banderas se levantan como una cortina de humo para no tener que explicar demasiado lo que va a hacer?

En las últimas décadas, la Argentina ha pagado un costo muy alto por votar a personas que llegaban con discursos a favor de la justicia social y la distribución del ingreso, pero no sabían cómo alcanzar esos objetivos y provocaban un desastre. Y a otras que llegaban proponiendo construir una economía normal que asegurara la estabilidad y el crecimiento, pero tampoco tenían idea de cómo llegar hasta allí y provocaban otro desastre. Cada tantos años, los argentinos votamos a unos para sacarse de encima a los otros, o viceversa. Siempre con el mismo resultado.

Macri quiere volver al poder envuelto en banderas antipopulistas.

Pero cuando le preguntan qué va hacer con el dólar responde que ha viajado mucho por Medio Oriente.

Qué tranquilidad.