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domingo, 1 de octubre de 2023

Escándalos y despilfarros… @dealgunamaneraok...

Escándalos y despilfarros…


"En plan balita"... Patricia Bullrich. Dibujo: Pablo Temes

En el tramo final de la campaña, la Argentina es un laberinto de incongruencias donde todo es posible.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 30/09/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El hecho político de mayor resonancia de la semana ha sido el de las 48 tarjetas de débito –a nombre de personas–, que supuestamente trabajaban en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, y que Julio “Chocolate” Rigau usaba para sacar dinero a través de los cajeros de la sucursal del Banco Provincia, ubicada a metros de la sede legislativa. Claramente ese dinero estaba destinado a la caja negra de la política. El hecho de corrupción involucra a todas las estructuras partidarias: Frente de Todos, Frente Renovador, Cambiemos, y un largo etcétera. 

La investigación periodística de Josefina López Mackenzie y Fausto Jaime ha desnudado una trama de ilegalidad y corrupción de la cual se aprovecharon y beneficiaron todos los partidos. Los datos muestran de manera indubitable, cómo los prestanombres iban pasando de un bando al otro para justificar una circulación de dinero absolutamente espuria. Por eso el silencio, sólo interrumpido por las voces de algunos dirigentes políticos. Es un silencio estruendoso acerca de una trama que también abarca a sectores del Poder Judicial. La Justicia allanó el Banco Nación por las contrataciones de familiares, y de “Pity, la numeróloga”, lo que representa el inexplicable e insólito fallo absolutorio de los jueces Juan Antonio Benavidez y Alejandro Villordo, con fundamentos aberrantes ante el peso de la evidencia de un delito a cuyo autor se lo descubrió in fraganti. 

Lo significativo del hecho es que éste no es el único caso. Como se informó en la edición online de PERFIL del jueves último, el 20 de septiembre de 2018 se descubrió un hecho similar que involucraba a la Legislatura de Entre Ríos. Ese día, la policía fue tras los pasos de Flavia Beckman, María Victoria Álvarez y Esteban Scialocomo, quienes habían retirado dinero de un cajero por medio de tarjetas de débito, pertenecientes a empleados de la Legislatura entrerriana de la sucursal del Banco de Entre Ríos, situada en la esquina de la avenida Ramírez y Pasteur de la ciudad de Paraná. Los casos podrían multiplicarse sin fin. Estamos frente a la constatación de un modus operandi de la política. 


El costo de esta monstruosa maquinaria de corrupción es incalculable. El Poder Legislativo en sus distintos niveles –Congreso de la Nación, Legislaturas provinciales y Concejos Deliberantes– son un vergel de contrataciones fuera de control, de la cual coparticipan desde siempre todos los partidos con aceitada complicidad. Este hecho trae a la memoria el caso de los ñoquis del Senado, denunciado por el entonces vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez en 2002. Por si alguien lo olvidó, aquel caso quedó en la más absoluta nada. ¿Sucederá lo mismo ahora? 

El otro escándalo que la semana nos dejó, fue la repudiable ola de contrataciones que Silvina Batakis avaló como presidenta del Banco Nación. La Justicia allanó la entidad luego de la denuncia de la diputada Graciela Ocaña, por las contrataciones de familiares y amigos. Entre los hechos denunciados, aparece la designación del exmarido de Batakis y los servicios prestados por Verónica Laura Asad, más conocida como “Pity la numeróloga”, por pedido de la gerenta general del Banco, María del Carmen Barro quien, además, está en la mira de la Justicia por la contratación de su marido, su hijo y un amigo. Pero todavía hay más. La inmoralidad de Barros quedó demostrada por la increíble cifra que se “regaló” como salario mensual: nada más y nada menos que 9 millones de pesos. Es preciso recordar que Batakis fue la funcionaria que, al frente de la cartera de Economía, se atrevió a viajar a Estados Unidos sin un plan y duró en el cargo apenas 24 días. Asumió con el dólar blue en 239 pesos y lo dejó en 314. El riesgo-país aumentó 164 puntos y durante su fantasmagórica gestión rozó los 3 mil puntos. En medio de la falta de dólares fue autora de la frase: “El derecho a viajar colisiona con la generación de puestos de trabajo”.  


Semanas después de su renuncia fue filmada por un turista argentino en el Apple Store de Nueva York, lo que provocó una catarata de críticas. Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago. Un ejemplo más, de la doble vara moral del kirchnerismo. En un país normal su carrera habría estado terminada. Pero en la Argentina, Alberto Fernández le dio como premio consuelo la presidencia del Banco Nación. “El Presidente reconoce y agradece el compromiso que demostró al sumarse al Gabinete”, indicó Presidencia en el comunicado de la designación. Increíble, pero real. 

En los últimos siete días el dólar blue saltó de 750 pesos a 800. El problema de base sigue siendo que el Banco Central no tiene poder de fuego para salir a intervenir y los veinte días que restan para las elecciones generales son una eternidad. Por eso Sergio Massa envió a Guillermo Michel (titular de Aduana devenido viceministro) a conversar con los capos de las cerealeras, para que liquiden las tenencias de divisas en su poder. Cosa poco probable, más allá de los portazos y golpes sobre la mesa, cuando todos los sectores de la economía dan por hecho una devaluación del tipo de cambio en los primeros días del próximo mandato. “Estamos por encarar las horas de mayor inestabilidad”.  

Las semanas previas a las elecciones siempre fueron traumáticas en la Argentina, pero esta vez actúan como agravante los despilfarros que Massa viene haciendo para tratar de conseguir un resultado más holgado. “No tenemos por qué hacernos cargo de las consecuencias del plan platita” –dijo un empresario visiblemente molesto.  

En No tan Juntos por el Cambio, el equilibrio interno pende de un hilo. Justo, cuando parecería que Patricia Bullrich logró apuntalar su campaña, las desavenencias internas vuelven a estar a la orden del día. En el PRO están furiosos con el radicalismo por su poco compromiso con la coalición, y desde la UCR responden con gestos de indiferencia y libertad de acción. La amalgama que une al frente opositor se convirtió en un delgado hilo que tiene destino de ruptura, salvo que Bullrich logre entrar al ballottage para disputarle el poder a Javier Milei. Para eso debe destronar a Sergio Massa, señalado como favorito en las encuestas. 

Es inentendible que un ministro de Economía, que llevó a todos al borde de una hiperinflación con niveles de pobreza alarmantes, tenga chances de llegar a la segunda vuelta. La Argentina es hoy un laberinto de incongruencias donde todo es posible. 



  

martes, 16 de agosto de 2022

Plan "Vamos viendo"... @dealgunamaneraok...

 Plan "Vamos viendo"

Elisa “Sanadora”. Dibujo: Pablo Temes. 

Tanto en el Frente de Todos como en Juntos por el Cambio reinan la improvisación y las pujas internas, frente a una situación muy crítica. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 13/08/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de las/os Argentinas/os.

En el Gobierno, al menos eso dicen puertas afuera, hay quienes no ven grandes problemas en el horizonte de mediano plazo para la Argentina. Están convencidos de que el problema de las reservas del BCRA se solucionará casi como por arte de magia cuando –pasado el invierno– disminuyan las importaciones de energía y sus costos excesivos producto de la guerra en Europa. Septiembre sería el horizonte más cercano para el remanso. Un experto en eficiencia energética hace una observación al respecto: “El mayor consumo de electricidad es el que se produce en verano por el uso intensivo de los aires acondicionados y el 60% de la electricidad que se produce en el país proviene de quemar gas. Entonces, si bien entre la salida del invierno y la llegada del verano el consumo de gas disminuye, no es cierto que en los meses de verano su consumo sea inocuo”. 

También manipulan otros datos que presentan a su favor. Dicen que “la economía no para de crecer” y sostienen que la falta de trabajo es un invento de los medios de comunicación y repiten como un mantra que el desempleo cayó al 7% en el cuarto trimestre de 2021”. Sin embargo, los mismos funcionarios cercanos al Presidente no mencionan que 2 de cada 3 puestos creados en ese lapso fueron en negro. Prefieren sostener que el país se encamina exitosamente a una situación de “pleno empleo”. 

Aunque es difícil de creer, esa es la información que repiten una y otra vez algunos funcionarios pertenecientes al entorno presidencial. 

Pero todavía hay más. 

Aseguran que los salarios se acercan a niveles “que por primera vez en mucho tiempo pueden pelearle a la inflación” y que la recaudación impositiva es récord. Salvo este último punto que oprime a los contribuyentes, pulveriza a la clase media y les pone un freno a las pymes, el resto es humo. Sobre todo el aumento a los jubilados y su bono extraordinario, que se convirtió en la nada misma al ritmo de la inflación de julio, que fue del 7,4%.
 

Se acabaron las fichas

En ese mundo de fantasía en el que habitan muchos de los que hoy ocupan puestos en el Gobierno, hubo quienes salieron a festejar que el índice de precios al consumidor haya estado por debajo del 8%. ¡Un disparate total! Por lo pronto, desde sectores afines al Frente de Todos contra Todos ya se reconoce que la inflación de agosto será también muy alta. 

Dos episodios dan cuenta de cómo están las cosas puertas adentro. El primero es una alarma que no cesa para las aspiraciones de poder y credibilidad del superministro Sergio Massa. La designación de Gabriel Rubinstein como viceministro duró menos de 24 h. CFK lo vetó sin importar que su nombre ya hubiera trascendido a la prensa. La ex presidenta en funciones no toleró que los diarios sacaran a la luz las feroces críticas que el prestigioso economista les dedicó a ella y a su gobierno. Sergio Massa es abogado y necesita imperiosamente ocupar ese puesto con un economista sólido. Hasta ahora todos le dijeron que no. 

Algo similar está ocurriendo con los nombramientos en la AFIP que conduce el kirchnerista Carlos Castagneto

Fuentes del organismo aseguran que existe una parálisis preocupante y que la AFIP es un descontrol. Castagneto no ha podido designar gente de su confianza en dos lugares vitales para su funcionamiento. La Subdirección General de Coordinación Técnico- Institucional (que en la práctica es la que lleva la agenda de temas del día a día junto al administrador general) sigue vacía. Lo mismo ocurre con la Subdirección General de Asuntos Jurídicos (quien ocupe ese lugar será el virtual número 2 de Castagneto). Para muchos, el porqué de estas demoras es una incógnita pero, en lo que todos los conocedores de las entrañas del poder están de acuerdo es en que las demoras tienen que ver con las disputas internas que están condicionando las designaciones. 

Las internas dentro del Frente de Todos contra Todos representan el principal problema para Massa o cualquier otro que estuviese en su lugar. Una de ellas es la disputa que hay con el presidente del Banco Central, Miguel Pesce. A Pesce le queda poco tiempo en su poltrona. A fin de septiembre vence su mandato y ya se sabe que, salvo por Alberto Fernández, nadie en el oficialismo lo quiere. 

La reunión de Massa con la Mesa de Enlace tuvo mucho ruido y pocas nueces. En realidad, el ruido lo hizo la inexplicable decisión del ministro de hacerla en un lugar secreto. ¨En concreto, no dejó nada¨, dijo con todas las letras el presidente de la Federación Agraria Argentina, Carlos Achetoni. 

En este plan “Vamos viendo” lo fundamental es tirar los problemas para delante y llegar al Mundial con la menor cantidad de sobresaltos posibles. 

El ex intendente de Tigre apuesta fuerte a su viaje a los Estados Unidos, en donde sus contactos aseguran darle a su periplo el volumen político del que adoleció su predecesora, Silvina Batakis, que llegó a Washington siendo ministra para enterarse a su regreso de que había dejado de serlo.     

El Titanic sigue su rumbo 

Para las organizaciones sociales que no son afines al Gobierno la paciencia se terminó. El Polo Obrero acampó en Plaza de Mayo y Eduardo Belliboni le contestó al viceministro de Desarrollo Social que hay un “desmesurado” nivel de pobreza y que ya hubo “situaciones desmesuradas en este país en las que los gobiernos volaron por el aire”. Juan Grabois, que ya había arremetido muy fuerte con apelaciones a la violencia contra el gobierno de los Fernández, avisó por lo bajo que su límite ha llegado: “Si para septiembre las autoridades no pegan un volantazo e implementan medidas para los sectores populares, vamos a volver a la calle con todo”. 

Por si faltara poco en No tan Juntos por el Cambio, Elisa Carrió –fiel a su costumbre– prendió el ventilador. Fuentes de la coalición opositora aseguran que Mauricio Macri se enteró por televisión. En el mismo momento en que la líder de la Coalición Cívica se despachaba contra todos, el expresidente estaba en Happening cenando con dirigentes radicales de Evolución, acompañado de Fernando De Andreis y otros laderos. “No le gustó lo que escuchó. A ninguno de los presentes le gustó. Fundamentalmente por dos motivos: los ataques personales y el timing elegido. Parece que le hubiera tirado un salvavidas a Massa en el peor momento de su semana. El rechazo fue unánime”, aseguraron.

El viernes al mediodía nuevamente en el restaurante de Costanera el grupo se juntó para hacer control de daños. De Andreis actuó como vocero y dio por terminado el episodio: “Juntos por el Cambio no se rompe”, aseguró. Es cierto, tan cierto como que Horacio Rodríguez Larreta se retiró del lugar visiblemente molesto.




   

domingo, 24 de julio de 2022

Lo que hay es la nada… @dealgunamaneraok...

 Lo que hay es la nada… 

Propaladora del odio II. Dibujo: Pablo Temes 

El Presidente desempolva recetas vetustas y la vice busca poner en agenda sus problemas con la Justicia. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 22/07/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


La supuesta calma cambiaria del viernes no existió. Lo que ocurrió es que prácticamente no hubo operaciones, porque no había un precio cierto, y nadie quería quedarse con un exceso de pesos en la mano”, aseguró un operador del mercado cambiario. Aun así el dólar volvió a avanzar.  

El Gobierno terminó con lo justo su semana más crítica desde que llegó al poder. Pero la crisis no ha mermado, muy por el contrario, las medidas anunciadas por la ministra de Economía, Silvina Batakis, no fueron suficientes. “¿Alguien cree seriamente que con un dólar diferenciado para turistas, la promesa de cerrar el ingreso de trabajadores al Estado y la especulación sobre un dólar-agro que seduzca a los tenedores de granos van a enderezar el rumbo de una crisis que en el fondo es política? –se preguntó un analista político, que apuntó directo hacia la falta de credibilidad del Gobierno.

Han pasado tres semanas desde la asunción de Batakis y lo que hay es la nada. La nada significa primeramente que no hay plata. Ese es un problema clave para cualquier gobierno y, mucho más, para un gobierno peronista. El populismo basa su accionar en la distribución de los dineros públicos. Hoy, ese dinero no está y es poco probable que lo haya en la dimensión que exige la crítica situación socioeconómica del país.   

Cristina se puso a gobernar 

Esa falta de dineros públicos complica, además, la gestión de los gobiernos provinciales y municipales. Por eso tanto los gobernadores como los intendentes –sobre todo del Conurbano Bonaerense– le vienen reclamando a la ministra esos fondos comprometidos que no les han llegado. Eso retrasa la dinámica de la obra pública de importancia para la propaganda política de la próxima campaña electoral. Por eso costó tanto hacer que los gobernadores asistieran a las reuniones, convocadas primero por Batakis y después por Alberto Fernández 

La intrascendencia del Presidente se consolida semana tras semana. Da pena verlo errando por distintas localidades, inaugurando obras mínimas –una rotonda, una sala de primeros auxilios, el asfalto de una cuadra, obras ya inauguradas– o haciendo anuncios de nula factibilidad.  

En ese mar de la nada por el que navega el Gobierno –en el que la ausencia de ideas es monumental–, se apagó la luz de esperanza que representaba la reunión bilateral con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden quien, contagiado de covid-19, ha debido suspender su agenda por al menos una semana. “Esperábamos la foto de Alberto en la Casa Blanca para ganar un poco de oxígeno”, graficó una voz del oficialismo. En Washington hubo alivio por la suspensión de una reunión que, más allá de las palabras de circunstancias, para la Administración Biden no aportaba ni significaba nada. Más allá de que en algún momento esa bilateral se concrete, está claro que no forma parte de las prioridades del gobierno estadounidense.    

Quien estará en Washington en las próximas horas es la ministra Batakis. Va para pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional. Es curioso este doble discurso del kirchnerismo pidiendo un salvavidas a los mismos que denigra en sus discursos públicos. La contradicción y la mentira son su esencia. 

Un gobierno sin rumbo 

Dentro del propio gabinete y algunos osados del Frente de Todos contra Todos piden a gritos que las cabezas del Ejecutivo den una señal de unidad. “Lo que más nos preocupa es que ya corrió tanta agua podrida debajo del puente que aunque se saquen una foto protocolar o de intercambio laboral, probablemente ya sea tarde. Nadie le cree a nadie y eso es muy difícil de revertir”, aseguró una voz de la Casa Rosada que se lamenta por las oportunidades perdidas. En ese ámbito decididamente tóxico las caras hablan por sí solas. Todo es desánimo. 

Grabois es un energúmeno. Hay dos palabras que no se pueden pronunciar en este contexto: sangre y saqueos. Si se prende la mecha ¿Quién la apaga?”, concluyó la misma fuente. 

Todos tienen la sensación de que ya es tarde, hasta soltaron el globo de ensayo para sondear la postura de la oposición ante un posible acuerdo que permita llegar de manera más holgada al 2023. Las  cabezas de la oposición lo rechazaron de plano públicamente. Un miembro encumbrado del Poder Legislativo fue más duro aún: “No hay paño para nada. No generan confianza y nos siguen agrediendo para después decir públicamente que necesitan ayuda. Si alguien de nuestro espacio se detiene a pensarlo seriamente, yo creo que JxC se rompe en mil pedazos”. Así de contundente y con una lógica respaldada por la realidad. Una realidad minada por la propia impericia e imprudencia sembrada por el Frente de Todos contra Todos 

Un fracaso de Cristina 

El Presidente desempolvó otra receta vetusta. Acusar al campo por no liquidar a tiempo los US$ 20 mil millones guardados en silobolsas. Aseguró que ya tiene detectados a los conspiradores y que actuará en consecuencia. Nadie espera nada al respecto. No le temen, no lo respetan y, aunque avancen de alguna manera para tomarse revancha del campo desde tiempos de la 125, la tragedia del Frente de Todos contra Todos será muy difícil de revertir. 

Como siempre, el silencio de Cristina Fernández de Kirchner, habla. La relación entre ella y AF es mala. Es un entripado que ya no tiene solución. Consciente de lo irresoluble de la crisis económica, busca poner en el centro de la escena política su delicada situación judicial. El “Operativo Victimización” va tomando forma ante la posibilidad cierta de una condena adversa, en algún momento del futuro. No es que le preocupe ir presa. Eso no ocurrirá, tal como no ocurrió con el presidente Carlos Menem.  

Tampoco será proscripta. Hace falta para ello una sentencia firme de la Corte Suprema que, en el caso de una condena, probablemente nunca llegará. Por lo tanto, lo que la ex presidenta en funciones intenta es desviar el foco de la atención pública de la catastrófica situación económica del presente.  

Por lo visto hasta ahora, los hechos indican que esto no viene dando los resultados esperados. Como se ve, las mentiras del kirchnerismo son cada vez menos efectivas.  

“Se puede engañar a algunos todo el tiempo; se puede engañar a todos algún tiempo; lo que no se puede es engañar a todos todo el tiempo” (Abraham Lincoln).




    

domingo, 17 de julio de 2022

Una agonía premeditada... @dealgunamaneraok...

 Una agonía premeditada... 

Propaladora del odio. Dibujo: Pablo Temes. 

El plan Batakis y su ortodoxia solo buscan calmar a los mercados y ganar tiempo. A la jefa no le conviene un colapso prematuro. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 16/07/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de las/os Argentinas/os.


La realidad demuestra con precisión quirúrgica los detalles del plan de subsistencia del Gobierno para llegar lo mejor posible a 2023. El plan Batakis consiste en dar señales de coherencia cercanas a la ortodoxia económica para corregir el rumbo del Titanic. Así lo acordó la ministra de Economía no solo con el presidente nominal, Alberto Fernández, sino, sobre todo, con la ex presidenta en funciones, Cristina Fernández de Kirchner. Batakis y CFK hablaron al menos en dos oportunidades. Sin embargo, está claro que la “excelentísima” tiene otros planes.

 

CFK es un animal político sin un pelo de ingenuidad. A la ministra de Economía la enviaron a dar las señales correctas a los mercados con la finalidad de ganar tiempo. A la jefa no le conviene el colapso prematuro. Una agonía premeditada cargada sobre las espaldas del presidente nominal sería un escenario viable, siempre y cuando la ex presidenta en funciones pueda resurgir durante los meses claves de la campaña electoral como la única líder política capaz de ordenar el desastre autoprovocado. “Ya lo tiene todo calculado. Está siempre un paso adelante, más activa que nunca, y sabe que todos la miran, no importa lo que diga el resto. Va a regular sus mensajes en el momento adecuado. La preocupación por su silencio y el de los suyos es siempre una señal de centralidad que la mantiene vigente”, apunta un peronista que sabe hacer equilibrio entre ambos lados del oficialismo.

 

Es una jugada de riesgo, ante la cual siempre está a mano el recurso de echarle la culpa a su criatura. La pelea política con el presidente nominal –fuente de toda desconfianza– no se ha resuelto y, especulaciones al margen, está claro que no se resolverá jamás. El furibundo tuit de CFK en la mañana del jueves, utilizando la cuenta del Senado, por medio del cual intentó desmentir la reunión del miércoles por la noche en la quinta de Olivos, en la que junto a AF y Sergio Massa se habló del tema de los ajustes tarifarios, fue producto de su enojo, causado por la filtración de la información cuya fuente todos coinciden en atribuirle al doctor Fernández. 

 

 

Todo esto no hace más que ahondar la falta de confianza hacia el Gobierno. Este es el principal problema que afecta la gestión de Batakis. En su peregrinar por ayuda y comprensión, hubo tensión en uno de los encuentros más dramáticos, como el que tuvo con los representantes de los bancos. Ahí se sinceró y expuso con crudeza que el iceberg forma parte del horizonte cercano del presente. Se topó allí con cuestionamientos y, principalmente, dudas. En el balance final, se llevó un apoyo que fue clave para sortear la licitación del miércoles pasado. Fue un auxilio que la ministra necesitaba para darle oxígeno al plan “vamos viendo” que viene ejecutando el Gobierno desde el momento mismo de su llegada al poder. 


 

En el kirchnerismo duro las opiniones hacia Batakis vienen siendo críticas. “Al final esto es lo mismo que quería hacer Guzmán. Ahora tenemos una ‘Guzmanita’”. Esto es algo de lo que se escucha por los pasillos del Instituto Patria.

 

Las consecuencias políticas del ajuste van erosionando la cohesión interna del Frente de Todos contra Todos. La necesidad de CFK de despegarse de este devenir cuesta abajo, que se ve reflejado en varios frentes, es desesperante. Uno de esos coletazos es el que se observa en el variopinto universo de las organizaciones sociales cooptadas por dirigentes políticos afines al oficialismo. La calle habrá de ser el escenario en donde se despliegue esa conflictividad creciente. Empujada por esta circunstancia, la misma CGT se ha visto obligada a ordenar una movilización para el 17 de agosto.    

 

El dólar blue rozando los 300 y el riesgo país por las nubes son un síntoma de esta realidad. El 5,3% de inflación de junio será anecdótico dentro de un mes, cuando el Indec publique los números de julio, mes clave por la disparada de precios y del dólar luego de la renuncia de Martín Guzmán. “En el Gobierno ya lo tienen claro. Pero esta vez tienen al culpable perfecto. Van a volver a cargar contra el ex ministro por su supuesta irresponsabilidad, al que tildaron de conspirativo y destituyente”, aseguró un economista que conoce al dedillo la película. Hicieron todo lo posible para limarlo, cansarlo, vaciarlo de poder y vencerlo; sin embargo, su rendición también será su culpa.


 

Sergio Massa, hábil piloto de tormentas, volvió a recobrar cierto grado de centralidad política al recuperar su silla en el triunvirato del poder, más parecido a una monarquía. Alberto Fernández resiste los cambios en el gabinete pero el tiempo lo empujará a lo inevitable. Massa, al igual que CFK, juega su propio partido. Un poco de orden para el caos para alimentar la ilusión de llegar mejor posicionado a 2023.

 

Los efectos nocivos de toda esta crisis los está sintiendo, como siempre, el ciudadano de a pie. Surge de esa realidad un nivel creciente de rechazo no solo hacia el oficialismo sino también hacia la dirigencia política en general. Una de las medidas que más indignación han producido en estas horas es el aumento salarial del 69% dispuesto por CFK y Sergio Massa para los empleados del Congreso. Además de consagrar un privilegio, esta disposición impacta en el salario de los legisladores, para cuyo cálculo se toma el cargo de director de alguna de las áreas del Congreso, que está encuadrado en la categoría 1, la más alta del escalafón. 

 

Hasta el momento de escribir esta columna, no se ha escuchado ninguna voz crítica hacia esta medida por parte de ninguno de los bloques opositores, con la excepción del diputado Florencio Randazzo y la diputada Graciela Ocaña. Es notable observar la disociación de la realidad de penuria por la que atraviesa la mayoría de la ciudadanía que exhibe la clase política en general. En un tiempo de ajuste drástico como el que se vive, el gasto político, que en la Argentina es muy alto, no deja de crecer. Que CFK siga cobrando su pensión como ex presidenta simultáneamente a la pensión de su difunto esposo, Néstor Kirchner, habla de una inmoralidad sin límites ahondada por el contraste con aquellos jubilados y pensionados sumidos en la miseria.

 

“Nadie piensa donde todos lucran, nadie sueña donde todos tragan” (José Ingenieros).



 

domingo, 10 de julio de 2022

El Titanic sigue su rumbo… @dealgunamaneraok...

 El Titanic sigue su rumbo…


El discurso de CFK en El Calafate buscó mostrar una tregua impostada, pero solo exhibió la personalidad patológica de la vice. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 09/07/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de las/os Argentinas/os. 



Las desavenencias entre el presidente y el vicepresidente tienen un rico historial en la Argentina que es producto esencialmente de las disputas de poder interna que, casi irremediablemente, se suscitan entre uno y otro.

 

Hay una dinámica psicológica y política que lleva esa relación a una tensión inevitable. Ambos son elegidos por el voto popular dentro de una fórmula que comparten que se rompe casi inexorablemente una vez que llegan al poder. Domingo Faustino Sarmiento le asignó a su vicepresidente, Valentín Alsina, la exclusiva y única tarea de tocar la campanilla en las sesiones del Senado. Esa es, en verdad, una de las dos tareas esenciales que le corresponde desempeñar al vicepresidente. La otra es la de reemplazar al presidente en caso de ausencia, enfermedad, inhabilidad, destitución o muerte. “¿Usted está preparada para ser presidenta?”, le preguntaron durante la campaña presidencial de 2008 a Sarah Palin, compañera de fórmula del candidato republicano, Jon McCain, que tenía entre sus antecedentes médicos haber sufrido un melanoma del cual se curó. La respuesta fue contundente: “Un vicepresidente debe, al fin y al cabo, estar preparado para ser presidente”.  

 

A lo largo de la historia de nuestro país, cinco fueron los casos en los que los vicepresidentes debieron hacerse cargo de la presidencia: Carlos Pellegrini por la renuncia de Miguel Ángel Juárez Celman en 1890; José Evaristo Uriburu por la renuncia de Luis Sáenz Peña en 1895; José Figueroa Alcorta por el fallecimiento de Manuel Quintana en 1906; Victorino de la Plaza por el fallecimiento de Roque Sáenz Peña en 1914; y Estela Martínez de Perón por el fallecimiento del general Juan Domingo Perón en 1974. Esto no fue todo. Las disputas entre presidente y vicepresidente estuvieron siempre presentes. Los casos de mayor tensión que desembocaron en crisis políticas fueron tres: el de Arturo Frondizi con Alejandro Gómez; el de Fernando de la Rúa con Carlos “Chacho” Álvarez y el de Cristina Fernández de Kirchner con Julio Cobos. Los dos primeros terminaron con la renuncia de los vices, y Cobos, hay que decirlo, jamás puso en peligro la estabilidad del gobierno de CFK.

 

Desde muy temprano el experimento electoral que la ex presidenta en funciones diseñó para ganar las elecciones no convenció. Fue un acto de astucia política para hacerle frente a la imposibilidad de arribar a la victoria a causa del rechazo que generaba su figura. Por lo tanto, los interrogantes aparecieron enseguida. Asomaba un gobierno bifronte que tenía muy pocas chances de gobernar con pericia y sensatez. Que la lapicera, que el poder, que soy la dueña de los votos, que no te hablo, que… En fin, una catástrofe anunciada.

 

Asistimos a algo inédito. Esta es la primera vez en la historia institucional de la Argentina que culmina con un golpe institucional dado por el vicepresidente. En los hechos, esto significa que, de ahora en más, la que manda es CFK. Ella es la que “revolea ministros”. Ella es la que habla. Ella es la que dice qué es lo que está bien y qué es lo que está mal. Ella dice qué es lo que hay que hacer y lo que no. “Alberto Fernández es el peor error de mi vida”, sigue diciendo a varios de sus interlocutores. 

 

 

En toda la dialéctica de la ex presidenta en funciones empleada en sus últimas peroratas quedó expuesta, una vez más, la esencia del kirchnerismo que es la contradicción y la mentira. “La renuncia de (Martín) Guzmán fue un acto de desestabilización”, sentenció en el acto en Ensenada a la misma hora en que el entonces ministro de Economía hacía conocer su renuncia vía Twitter. Olvidó decir que, horas antes, el ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, Andrés Larroque, había dicho que “ya no esperamos nada de Guzmán, la etapa de la moderación está acabada”.


A la crisis política autoprovocada sobrevino el desastre económico. La causa de este descalabro es política. El colapso de la economía es el síntoma inequívoco del fracaso de la política oficialista. Las consecuencias están a la vista. No hay precios para sectores básicos. En especial para un rubro tan sensible como el de los alimentos y las bebidas. Los productos incluidos en el plan de Precios Cuidados no existen. No hay. No se reponen. En los supermercados el racionamiento llegó al aceite y los faltantes hasta los lácteos. Ni hablar de los insumos industriales, ausentes luego del nuevo cepo a las importaciones. 

 

Gabriela Cerruti volvió a enojarse y erigirse en la guardiana –léase censora– del trabajo periodístico ante una pregunta muy atinada acerca de los rumores sobre las dudas respecto de la continuidad del Presidente realizada con todo fundamento por la colega Silvia Mercado.

 

Alberto Fernández navega sin rumbo por aguas embravecidas. Su agenda de la nada es una muestra de su capitulación. Máximo Kirchner lo vapuleó en su pobre discurso del jueves en Escobar. Allí le reprochó haberse abrazado a Guzmán. No fue solo eso: también blanqueó que, de ahora en más, es su madre la que está a cargo del Gobierno.    

 

“La primera conclusión resulta obvia: con Batakis no alcanzó. Quisieron apagar el incendio con un vaso de agua. La economía necesita de señales contundentes pero sobre todo inequívocas de parte de la política. Eso no está pasando”, aseguró un empresario que se siente acorralado por las restricciones. 

 

El esperado discurso de CFK de la tarde del viernes intentó mostrar una tregua impostada. Todo está igual que hace unos días. La personalidad patológica de la vice quedó expuesta –una vez más– en su intento por echarle la culpa a Martín Guzmán de todos los males. Incluso lo acusó de desestabilizador. El kirchnerismo es especialista en ver la paja en el ojo ajeno. ¿Acaso las tertulias palaciegas dignas de una canción de los hermanos Pimpinela no contribuyeron a generar un ambiente desestabilizador?

 

“Nada va a cambiar. Repartió culpas, se arrogó la potestad de llevar tranquilidad diciendo que no haría volar a ningún ministro y se dio el lujo de sostener ese tonito de superioridad para dar vuelta la página cuando sabe muy bien que hay heridas que no cierran. La tregua pende de un hilo”, deslizó un hombre cercano al Presidente.

 

El Titanic sigue su rumbo.