Lo que
oculta el voto a Milei…
El crecimiento
de Milei que anuncian las encuestas afecta al Frente de Todos y a Juntos por el
Cambio.
El peligro que enfrenta una democracia tras la aparición
de advenedizos de proclama antisistema, que fomentan su carrera en base a
la crítica de lo establecido, ha sido profusamente investigado por
destacados autores de la teoría política moderna. Juan José Linz es quizá uno
de los mayores exponentes de esta escuela. Doctorado en Sociología en la Universidad
de Columbia y profesor emérito de Ciencia Política en la Universidad de Yale,
Linz se especializó en estudios sobre la transición de los regímenes
totalitarios y pocos años antes de morir en 2013 publicó un breve pero
interesante ensayo titulado Los partidos políticos en las
democracias contemporáneas: problemas y paradojas, en el que
alertó sobre la compleja dificultad que relaciona la estabilidad
de los regímenes políticos con la legitimidad que detentan sus dirigentes y sus
partidos.
© Escrito por Rodrigo Lloret (*), el sábado 22/04/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argetinos. (*) Politólogo.
Doctor en Ciencias Sociales. Director de Perfil Educación.
El agudo cientista
social español sostuvo en ese paper que
tanto en las democracias consolidadas como en las democracias inestables existe
un acuerdo considerable en que los partidos políticos y, por ende sus
dirigentes, son fundamentales para consolidar el funcionamiento de un sistema
republicano basado en el orden constitucional. Sin embargo, aunque puede
reconocerlos como indispensables para sostener un régimen republicano que
permita evitar la aparición de una dictadura, la opinión pública también suele
caracterizarse, especialmente en tiempos de profundas crisis, por manifestar una amplia insatisfacción y una rotunda desconfianza hacia esos mismos políticos y
partidos.
Es interesante
advertir que el pensamiento de Linz aplica para la Argentina actual de manera
asombrosa. Sobre todo, desde que el incesante crecimiento de la intención de
voto que ostenta Javier Milei, un proceso que no se detiene sino que se
acelera, según reflejan en forma monolítica casi todas las encuestas publicadas
en las últimas horas, obliga a repensar seriamente de qué se trata este
particular fenómeno social que ha llegado para revolucionar la política local.
Es hora de reconocer que, si algo ha logrado el líder de La Libertad Avanza,
fue desbaratar el escenario electoral de una campaña presidencial
que se presentaba opaca, monocorde e insípida y con resultado aún incierto.
Las irresponsables y
disparatadas apariciones de Milei, hay que decirlo, permitieron alterar a una
dirigencia adormecida que frente a la descomunal crisis que atraviesa el país
solo se muestra empecinada en seguir cavando dentro del pozo. Los principales referentes de la
política argentina, que en un principio menospreciaron el dilema que planteaba
Milei, actualmente se muestran aterrorizados y únicamente atinan a preguntarse
sobre a quién favorece o sobre a quién perjudica la marcha del libertario. Sólo ofrecen cálculos mezquinos frente al desafío que se avecina.
Con cada vez mayor
contundencia en los análisis electorales que se diseñan dentro de las dos
principales coaliciones de gobierno, la posibilidad de que Milei trepe hasta el
balotaje ya no parece ser tan lejana. De hecho, se trata de una hipótesis que se ha vuelto ahora tan concreta como lo era impensada hace tan
solo algunos meses atrás, cuando la aparición del candidato libertario era
entonces bienvenida para elaborar escenarios políticos que presuntamente
beneficiaban a uno o a otro sector, según la procedencia de cada interlocutor.
Es que solamente
algunas semanas atrás el Frente de Todos se entusiasmaba con la proyección de
Milei porque imaginaba que ese progreso era útil para erosionar el voto opositor, entendiendo que el respaldo que
ganaban los libertarios era inversamente proporcional a los apoyos que perdían
los candidatos de Juntos por el Cambio. Sin embargo, en los últimos días esa
carta se ha vuelto en contra del oficialismo desde que los críticos al Gobierno
comenzaron a ilusionarse con una tesis antagónica a la anterior: la oposición
sostiene en este momento que Milei contribuye a generar una sostenida pérdida de votos del peronismo en el Conurbano bonaerense más
profundo, donde el oficialismo siempre supo cosechar adhesiones masivas gracias
a un electorado inquebrantablemente fiel.
La política analiza a quién favorece y a quién perjudica
el avance de Milei.
Dando cuenta del debate
que más ocupa y más preocupa por estas horas tanto al oficialismo como a la
oposición, Horacio Vertbisky acaba de difundir un estudio que arroja luz sobre
tan incierto panorama. Lo novedoso de este trabajo es que muestra, por primera
vez, cuál sería el origen del sustento electoral de Milei. Según el informe
publicado en El Cohete a la Luna el domingo pasado, el libertario cuenta con
una intención de voto del 19,44%, un volumen construido principalmente por un
5,96% que proviene de un votante que en 2021 apoyó a Juntos por el Cambio, y un
5,29% que procede de un votante que en la elección anterior había respaldado al
Frente de Todos. De confirmarse este vaticinio, en las PASO se comprobaría que
más de la mitad de los sufragios a Milei tendría origen en las dos principales
coaliciones políticas del país. Curioso caudal mileiano que se nutre del
profundo desencanto de los votantes que supieron comulgar con el Gobierno y con
el mayor espacio opositor hasta hace muy poco tiempo atrás.Un consultor que
analiza encuestas procesadas luego de entrevistas presenciales realizadas en el
territorio de La Matanza lo escenificó en términos más explícitos:
-Es muy potente el
voto de Milei en los barrios más populares que antes votaban al peronismo y en los que la oposición nunca
había podido ingresar desde el regreso de la democracia.
-Se trata de un
público que se ubica en los deciles más bajos en términos de estrato social,
que vive en los sectores más postergados y de menor presencia estatal.
-Es un votante que
presenta bajo o nulo nivel de educación e instrucción formal.
-Por otra parte, en
los sectores de clase media y clase media alta también se evidencia un crecimiento
del voto a Milei.
-Se trata de un
público que supo apoyar al antiperonismo en elecciones anteriores y que vive
en zonas acomodadas en las que el Frente de Todos alcanzó un magro resultado en
la última campaña electoral.
-Es un votante que
comparte el discurso ideológico contra el oficialismo pero que representa un núcleo duro del PRO, más cercano a Patricia Bullrich
que a Horacio Rodríguez Larreta.
¿Cómo se explica el avance de Milei en
espacios tan disímiles? ¿Cómo es posible entender que allí conviven votantes que
antes respaldaron a Juntos por el Cambio o al Frente de Todos pero ahora migran
unidos hacia La Libertad Avanza? ¿Cómo se conforma ese suceso libertario tan
intrincado en términos políticos, sociales e ideológicos? La respuesta es
simple, pero a la vez, contundente: Milei no tiene pasado político, no debe rendir cuentas de fracasos de gestión y es el
que mejor puede capitalizar el hastío, el rechazo y el cuestionamiento hacia la
clase política, a la que se responsabiliza (la casta) por el descalabro en el
que se encuentra la Argentina.
No obstante, y a pesar
del estupor, es importante señalar que la irrupción de Milei se inscribe en el
marco de un paradigma que ya se ha evidenciado previamente. La repentina aparición
de un outsider, que
denosta a la dirigencia tradicional prometiendo soluciones mágicas e inmediatas
para resolver problemas crónicos y complejos, representa un patrón que se viene
repitiendo en las democracias occidentales desde la aparición de una nueva derecha que se aggiornó para discutir lo que interpreta como
un status quo progresista
y un aburguesamiento conservador. Los ejemplos sobran: de Donald Trump en
Estados Unidos, a Jair Bolsonaro en Brasil; del Brexit en Gran Bretaña, a Vox
en España; de Giorgia Meloni en Italia, a Nayib Bukele en El Salvador.
¿Cuál sería, entonces,
la novedad que representa la manifestación tan rutilante de La Libertad Avanza
en la coyuntura argentina? ¿Qué tendría de singular el análisis del crecimiento
que protagonizan los libertarios, si se trata de propuestas ya exploradas
anteriormente en otras elecciones? Y, lo que sería aún más
interesante dilucidar: ¿qué oculta el voto a Milei? La respuesta también es simple y, a
la vez, también contundente: Milei es producto de la debacle argentina. Su
imagen positiva se agiganta con cada porcentual de aumento en el índice
inflacionario, se multiplica con cada peso que se adiciona en el precio de la
cotización cambiara del dólar paralelo y se amplifica con cada punto que crece
en el intolerable e inmoral nivel de pobreza y de indigencia. A diferencia de
lo que ocurrió en otros ejemplos recientes producidos en gran parte del mundo,
Milei desembarcó en la escena local para advertir el fracaso de una dirigencia
política que ha hecho de la Argentina un país en
constante involución desde hace décadas.
En términos de Linz,
la política argentina debe reaccionar urgentemente frente al shock en el que se
encuentra. Queda poco tiempo para evitar el colapso.