Lo que hay es la nada…
Propaladora del odio II. Dibujo: Pablo Temes
El Presidente desempolva recetas vetustas y la vice busca poner en agenda sus problemas con la Justicia.
La supuesta calma cambiaria del viernes no existió. Lo que ocurrió es que prácticamente no hubo operaciones, porque no había un precio cierto, y nadie quería quedarse con un exceso de pesos en la mano”, aseguró un operador del mercado cambiario. Aun así el dólar volvió a avanzar.
El Gobierno
terminó con lo justo su semana más crítica desde que llegó al poder. Pero la
crisis no ha mermado, muy por el contrario, las medidas anunciadas por la ministra de Economía,
Silvina Batakis, no fueron suficientes. “¿Alguien cree
seriamente que con un dólar diferenciado para turistas, la promesa de cerrar el
ingreso de trabajadores al Estado y la especulación sobre un dólar-agro que
seduzca a los tenedores de granos van a enderezar el rumbo de una crisis que en
el fondo es política? –se preguntó un analista político, que apuntó directo
hacia la falta de credibilidad del
Gobierno.
Han pasado tres semanas desde la asunción de Batakis y lo que hay es la nada. La nada significa primeramente que no hay plata. Ese es un problema clave para cualquier gobierno y, mucho más, para un gobierno peronista. El populismo basa su accionar en la distribución de los dineros públicos. Hoy, ese dinero no está y es poco probable que lo haya en la dimensión que exige la crítica situación socioeconómica del país.
Esa falta de dineros públicos complica, además, la gestión de los gobiernos provinciales y municipales. Por eso tanto los gobernadores como los intendentes –sobre todo del Conurbano Bonaerense– le vienen reclamando a la ministra esos fondos comprometidos que no les han llegado. Eso retrasa la dinámica de la obra pública de importancia para la propaganda política de la próxima campaña electoral. Por eso costó tanto hacer que los gobernadores asistieran a las reuniones, convocadas primero por Batakis y después por Alberto Fernández.
La intrascendencia del Presidente se consolida semana tras semana. Da pena verlo errando por distintas localidades, inaugurando obras mínimas –una rotonda, una sala de primeros auxilios, el asfalto de una cuadra, obras ya inauguradas– o haciendo anuncios de nula factibilidad.
En ese mar de la nada por el que navega el Gobierno –en el que la ausencia de ideas es monumental–, se apagó la luz de esperanza que representaba la reunión bilateral con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden quien, contagiado de covid-19, ha debido suspender su agenda por al menos una semana. “Esperábamos la foto de Alberto en la Casa Blanca para ganar un poco de oxígeno”, graficó una voz del oficialismo. En Washington hubo alivio por la suspensión de una reunión que, más allá de las palabras de circunstancias, para la Administración Biden no aportaba ni significaba nada. Más allá de que en algún momento esa bilateral se concrete, está claro que no forma parte de las prioridades del gobierno estadounidense.
Quien estará en Washington en las próximas horas es la ministra Batakis. Va para pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional. Es curioso este doble discurso del kirchnerismo pidiendo un salvavidas a los mismos que denigra en sus discursos públicos. La contradicción y la mentira son su esencia.
Dentro del propio
gabinete y algunos osados del Frente de Todos contra Todos piden a gritos que
las cabezas del Ejecutivo den una señal de unidad. “Lo que más nos preocupa es
que ya corrió tanta agua podrida debajo del puente que aunque se saquen una foto
protocolar o de intercambio laboral, probablemente ya sea tarde. Nadie le cree
a nadie y eso es muy difícil de revertir”, aseguró una voz de la Casa Rosada
que se lamenta por las oportunidades perdidas. En ese ámbito decididamente
tóxico las caras hablan por sí solas. Todo es desánimo.
“Grabois es un energúmeno. Hay dos palabras que no se pueden pronunciar en este contexto: sangre y saqueos. Si se prende la mecha ¿Quién la apaga?”, concluyó la misma fuente.
Todos tienen la sensación de que ya es tarde, hasta soltaron el globo de ensayo para sondear la postura de la oposición ante un posible acuerdo que permita llegar de manera más holgada al 2023. Las cabezas de la oposición lo rechazaron de plano públicamente. Un miembro encumbrado del Poder Legislativo fue más duro aún: “No hay paño para nada. No generan confianza y nos siguen agrediendo para después decir públicamente que necesitan ayuda. Si alguien de nuestro espacio se detiene a pensarlo seriamente, yo creo que JxC se rompe en mil pedazos”. Así de contundente y con una lógica respaldada por la realidad. Una realidad minada por la propia impericia e imprudencia sembrada por el Frente de Todos contra Todos.
El Presidente desempolvó otra receta vetusta. Acusar al campo por no liquidar a tiempo los US$ 20 mil millones guardados en silobolsas. Aseguró que ya tiene detectados a los conspiradores y que actuará en consecuencia. Nadie espera nada al respecto. No le temen, no lo respetan y, aunque avancen de alguna manera para tomarse revancha del campo desde tiempos de la 125, la tragedia del Frente de Todos contra Todos será muy difícil de revertir.
Como siempre, el silencio de Cristina Fernández de Kirchner, habla. La relación entre ella y AF es mala. Es un entripado que ya no tiene solución. Consciente de lo irresoluble de la crisis económica, busca poner en el centro de la escena política su delicada situación judicial. El “Operativo Victimización” va tomando forma ante la posibilidad cierta de una condena adversa, en algún momento del futuro. No es que le preocupe ir presa. Eso no ocurrirá, tal como no ocurrió con el presidente Carlos Menem.
Tampoco será proscripta. Hace falta para ello una sentencia firme de la Corte Suprema que, en el caso de una condena, probablemente nunca llegará. Por lo tanto, lo que la ex presidenta en funciones intenta es desviar el foco de la atención pública de la catastrófica situación económica del presente.
Por lo visto hasta ahora, los hechos indican que esto no viene dando los resultados esperados. Como se ve, las mentiras del kirchnerismo son cada vez menos efectivas.
“Se puede engañar a
algunos todo el tiempo; se puede engañar a todos algún tiempo; lo que no se
puede es engañar a todos todo el tiempo” (Abraham Lincoln).
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