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domingo, 17 de abril de 2022

No soy yo, sos vos... @dealgunamaneraok...

 No soy yo, sos vos...


Tango feroz, los Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

No cejan los mensajes envenenados entre el Presidente y la Vice, en una crisis creciente.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 16/04/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinas/os


Jugar con fuego siempre es peligroso. Pero la ex presidenta en funciones no puede con sus propias frustraciones y es capaz de empujar al país al precipicio con tal de someter a su designado presidente a la humillación y a una eventual rendición. Los ejemplos sobran. El último episodio de una saga que continuará ocurrió esta última semana en el Centro Cultural Kirchner en el marco de la apertura de sesiones parlamentarias de EuroLat 2022, que tuvo a Cristina Fernández de Kirchner como principal oradora: “Hablamos de poder cuando alguien toma una decisión y esa decisión es respetada por el conjunto. Que te pongan la banda y te den el bastón, créanme, no significa que tengas el poder, sólo un poquito de eso. Y lo digo por experiencia. Y ni te cuento si además no se hacen las cosas que hay que hacer, dejémoslo ahí”, sentenció. El inicio y el final de la frase tuvieron el mismo destinatario: la figura presidencial.

El reclamo podría traducirse como falta de capacidad ejecutiva, pero quien define las cosas que hay que hacer para la vice, es ella misma. Era tan evidente que la alusión apuntaba directamente hacia Alberto Fernández que, para que no quedaran dudas, varios de los secuaces de CFK se encargaron de hablar con los periodistas que estoicamente debieron cubrir ese bochornoso acto para aclararles que no era así. Una de las características del kirchnerismo es que cuando afirman una cosa en verdad quieren decir exactamente lo contrario.  

El Dr. Fernández resiste como puede. Así como la “reina” envió a sus laderos al ataque con dardos envenenados la última semana, ahora él hizo lo mismo en las voces de Martín Guzmán y Aníbal Fernández. La diferencia es que la vicepresidenta finalmente salió a confrontar a pelo y sin intermediarios en las últimas horas. ¿Qué hará, pues, el Presidente? Los suyos le reclaman acción. El anuncio de los casi 7 puntos de inflación del mes de marzo hicieron ascender el ruego. En el entorno de AF hicieron saber que “no entregará a Guzmán mientras dure su asedio” y que, incluso, “se busca liberar al ministro de Daniel Martínez y Federico Basualdo, la cúpula de la Secretaría de Energía que abiertamente sale a confrontarlo”.

Guzmán por su parte le exige a AF que eche al secretario de Comercio, Roberto Feletti, convertido en un quinta columna. La Cancillería e Interior son los otros ministerios de la discordia. El Presidente ya sabe que no puede confiar la relación con los gobernadores a Wado de Pedro y sigue sosteniendo a Santiago Cafiero contra viento y marea. En el kirchnerismo duro se lo toman a risa: “Hay que dejarlo que se envalentone por un ratito, sino se va a terminar quebrando y eso no le sirve a nadie. Va a terminar consensuando los cambios, él mismo o con emisarios. Da igual. Si se mira el tablero es fácil darse cuenta de que no le quedan muchas fichas propias”, resumen voces afines al Instituto Patria con sarcasmo.

Respecto a la Secretaría de Energía cabe recordar que, desde tiempos de Néstor Kirchner, siempre fue un lugar estratégico para el kirchnerismo. “Reúne dos condiciones fundamentales, la posibilidad de cuidar la caja y la de hacer política populista mediante precios y subsidios de tarifas. Es un área que difícilmente quede en manos del Presidente sin que se desate una pelea de consecuencias impredecibles”, aseguró una fuente parlamentaria.

El discurso de la vicepresidenta no fue el único dato político del bochornoso acto en el que CFK desató la repulsa de gran cantidad de parlamentarios europeos que se vieron sometidos a tener que ser parte de una arenga partidaria. El otro dato significativo lo dieron los cánticos de la claque kirchnerista cuando con notoria desafinación entonaron el estribillo “de la mano de la jefa vamos a volver”. He ahí el indicio de algo que no hay que descartar: la eventual candidatura presidencial de la vicepresidenta. Está claro que no hay hoy ninguna otra alternativa en su necesidad de mantenerse en el poder. A ninguno de sus delfines, Axel Kicillof y Máximo Kirchner, les da el piné.  

¿Nuevo viento de cola?

El clima que se vive puertas adentro del oficialismo es de tanta tensión que ya nadie oculta las conversaciones y escenarios eventuales si se llegara a un punto de no retorno, es decir, la convocatoria a la Asamblea Legislativa. Los opositores que aluden al tema son tratados como golpistas y destituyentes “pero ahora el tema está instalado en casa” reconoce una fuente oficialista con preocupación. “Son conversaciones informales que no le hacen bien a nadie pero sería necio negarlo, cada vez son más los que hacen cálculos y no se puede tapar el sol con las manos”.

Los que conocen el detalle de la conversación, que el ministro intentó mantener en secreto, sostienen que ese tema fue central durante la reunión de noventa minutos que el Papa Francisco le concedió a Wado de Pedro. Los que saben lo que sucede al interior de la residencia de Santa Marta señalan que habrá más reuniones del Sumo Pontífice con funcionarios del Gobierno. Cafiero será uno de ellos?

En la cúpula del Episcopado argentino hay una honda y creciente preocupación, que le fue transmitida al Papa, por la ferocidad de la interna gubernamental en el contexto del creciente deterioro socioeconómico que sigue experimentando nuestro país.

Hervor opositor. Wado de Pedro volvió a mostrarse activo y desató un hervidero dentro de No Tan Juntos Por el Cambio. La feroz interna kirchnerista todavía ayuda a disimular la tormenta que pasa bajo radar pero los problemas ya no son con los radicales díscolos. En el entorno del Gobernador de Jujuy Gerardo Morales se frotan las manos y se preguntan: “¿Qué van a decir ahora ante la intransigencia de su jefe? Parece que el segundo tiempo se va a jugar con unos cuantos lesionados.”

La mala imagen del ex presidente que registran todas las encuestas genera incomodidad en todos los integrantes de la coalición.

La Argentina navega por las procelosas aguas de la disputa política interminable de incertidumbre. “Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia” (Platón).




martes, 23 de agosto de 2016

La fornicación… @dealgunamanera...

La fornicación…


Encabezo deliberadamente esta nota con un título chocante; lo es porque la palabra empleada ha caído en desuso y puede causar extrañeza. No cito la definición del catecismo sino la del diccionario: “tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio”. Este vicio se ha convertido en algo trivial, común, insustancial. Lo llamo vicio porque el diccionario define “fornicario: que tiene el vicio de fornicar”. Él o ella en principio, aunque hoy día la “igualdad de género” permite otras combinaciones, antinaturales.

© Escrito por Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata. Académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, el lunes 22/08/2016 y publicado por el Diario El Día de la Ciudad de la Plata, provincia de Buenos Aires.

Indico dos ejemplos de banalización. En la Sección Espectáculos de El Día se puede seguir una crónica diaria de la fornicación en el mundo de la farándula; hay records notables de señoritas (no estoy seguro de que sea ésta la identificación que corresponde) que cambian de “novio” cinco o seis veces al año; se supone que no se reúnen con ellos a leer la Biblia. Antes, a estos comportamientos y a las personas que los practicaban se les aplicaban otros nombres. Se puede pensar que son casos extremos, que se exhiben en un escaparate para suscitar envidia y la ilusión de llegar a imitarlos.

Escándalo, como se lo llamaba antaño: inducir a otro al mal, más intenso cuando la conducta desviada es promovida como una moda. La superficialidad de esos casos resulta irrisoria: escarceos, idas y vueltas, traiciones y arrepentimientos, cada tanto algún rumor de embarazo que no se confirma. La protagonista innombrada, por supuesto, es siempre la cama.

Felizmente, la mayor parte de la gente no tiene tiempo ni plata para gastar en esas placenteras ociosidades. Pero el mal ejemplo cunde, fascina, lo anormal se puede ir convirtiendo en deseable primero, luego en moralmente neutro y finalmente en normal. “Lo hacen todos”, ese es el lema.

SEXO EN LOS JUEGOS OLIMPICOS

El segundo ejemplo prometido procede de los Juegos Olímpicos. El Ministerio de Salud de Brasil envió a Río de Janeiro nueve millones de profilácticos, 450.000 destinados a la Villa de los Atletas, donde se hospedaban 10.500 deportistas de todo el mundo, más los técnicos. La prensa brasileña hizo un cálculo: 42 condones por cada atleta, teniendo en cuenta los 17 días de duración de las competencias. La preparación para las mismas impone, como es lógico, la abstinencia, pero después de cada competición; ¡a coger atléticamente! No se asuste el lector por el uso de este verbo, no incurro en una grosería impropia de un obispo.

El Diccionario de la Academia, en la acepción 24 del término señala que es un vulgarismo americano: “realizar el acto sexual”; pero en la acepción 19 define: “cubrir el macho a la hembra”; aquí entonces aparece en el significado de la palabra un matiz de animalidad. Quiero decir en consecuencia que la cultura fornicaria que se va extendiendo sin escrúpulo alguno es un signo de deshumanización, no es propia de mujeres y varones como deben ser según su condición personal. Algo de no humano, de animaloide aparecería en esa conducta.

La deshumanización del eros, que por su propia naturaleza es carnal y espiritual, comienza por el descarte del pudor, de la honestidad, de la modestia, del recato. En estos valores cifra la plena humanidad de la actuación sexual, que no se exhibe obscenamente, ni en sus preparaciones. Pienso en el “petting” descontrolado en lugares públicos. Valga una muestra del impudor hodierno: los “trajes” de baño femeninos que se reducen a tres trocitos simbólicos de tela; ¿no sería más sincero que en la playa o la pileta se presentasen desnudas?

No cargo la cuenta sobre el bello sexo; era tradicional que el varón tomara la iniciativa, y lo hace muchas veces abusando de su vigor, aunque las artes de la seducción no le sean ajenas, ahora desplegando instrumentos cosméticos, gimnásticos y hasta quirúrgicos. Por no hablar del cine, la televisión y las series de internet; a la pornografía la camuflan verbalmente hablando de “escenas fuertes”.

LIBERTAD LUCIDA

La banalización que he señalado implica asimismo una confusión fatal acerca del amor: no es éste una mera efusión sentimental, ni la sola atracción física, sino especial y esencialmente un acto electivo de la voluntad, en el que se ejercita en pleno la libertad, una libertad lúcida, consciente, una decisión de permanencia que aquieta para siempre en el bien amado.

La seducción de la belleza, por cierto, cumple su papel -Platón asociaba sabiamente belleza y eros- en el conjunto de la elección personal. Lo propiamente humano es que tal decisión electiva sea para siempre, como signo de madurez, preparada en una educación para el respeto mutuo, la amistad sin fingimiento, la disposición a afrontar juntos -él y ella- las dificultades de la vida tanto como las infaltables alegrías. Entonces cobra sentido la unión sexual de un varón y una mujer.

En el contexto de una recta antropología, de una idea completa del ser humano en la que se asume su realidad biológica y psicológica, es fácil comprender que el acto sexual tiene una doble finalidad: es unitivo y procreativo. El gesto de la unión corporal acompaña, ratifica e incentiva la unión de las almas. La fornicación lo convierte en una gimnasia superficial y provisoria, propia de parejas desparejas, sin el compromiso de por vida que integra la expresión sexual en el conjunto de la convivencia matrimonial, con la apertura a los hijos.

Una señal alarmante de deshumanización se manifiesta en el lenguaje: novio-novia, ex novio- ex novia, pareja-ex pareja, ya no marido y mujer, esposo y esposa; aquello debe llamarse, en realidad, concubinato. Las consecuencias personales y sociales se pueden percibir en la orfandad afectiva –e incluso efectiva- de tantos niños y adolescentes y la cantidad superior de abusos que se registra precisamente en el interior de esas formas de “rejunte”, que no son verdaderas familias.

Además la generalización de las relaciones sexuales entre adolescentes no permite augurar nada bueno. Comienza cada vez más temprano la banalización del sexo.

La finalidad procreativa del acto sexual es frecuentemente bloqueada, de modo expreso, intencional, en las fornicaciones ocasionales, pero también en la convivencia marital. El negocio de los anticonceptivos ha ocultado la sabia disposición de la naturaleza, que ordena en la mujer los ritmos de fertilidad.

Todo ha sido bien hecho por el Creador, y el capricho humano se niega a utilizarlo, lo burla a su placer. La misma etimología lo esclarece de manera indiscutible: “genital”, “generación”, “génesis” integran una familia de palabras; en griego, en latín y en castellano: los órganos genitales y su uso sirven para dar origen a un nuevo ser.

Existe además –no lo olvidemos- la fornicación “contra naturam”, ahora avalada por las leyes inicuas que han destruído la realidad natural del matrimonio y que se fundan en la negación del concepto mismo de naturaleza y de la noción de ley natural. La razón comprende que el cuerpo del varón y el de la mujer se ensamblan complementariamente porque están hechos el uno para el otro; y también sus almas.

La discriminación de los antidiscriminadores ha llegado a límites inconcebibles, como el de negar el derecho de los niños a ser criados y educados por un padre y una madre; así se ha visto en la entrega en adopción de niños a “matrimonios igualitarios”. Los enciclopedistas anticatólicos del siglo XVIII se horrorizarían de semejante atentado a la razón.

CULTURA DEL DESENFRENO

El laborioso remedio de una cultura fornicaria, del desenfreno, “akolasía” como lo llama Aristóteles, es la “sofrosyne”, la templanza, según el mismo Filósofo lo explicaba en el Libro III de su Ética a Nicómaco varios siglos antes de Cristo. Para nosotros, cristianos, a la destemplanza del incontinente la sana una especie concretísima de la templanza que se llama castidad. Aquel gran pensador observaba que hay algo de infantil, por la irreflexión, en el desenfreno, en la intemperancia; y añadía además que “se da en nosotros no en cuanto somos hombres, sino en cuanto animales”.

Lo propiamente humano es que la potencia sexual y su actuación se integren armoniosamente a la riqueza de la personalidad, y que ese ejercicio se desarrolle en el orden familiar. Es éste el logro de la virtud.

Tengo pleno respeto por las personas concernidas en todo lo que he dicho, y comprendo con cercanía y afecto sus conflictos, pero no puedo dejar de proclamar la verdad. Mal que le pese al INADI, si se entera.


domingo, 24 de enero de 2016

La presunta ilogicidad de la ilusión… @dealgunamanera...

La presunta ilogicidad de la ilusión…

Macri en Davos, a la expectativa de grandes inversiones. Foto: Instagram Mauricio Macri

Un empresario de primera línea acostumbrado a tratar con todos los gobiernos  decía: “Tengo que callarme en las reuniones para no desilusionar el optimismo que en mucha gente despierta el gobierno de Macri”. También para no cosechar la reprobación y el rechazo de quienes están entusiasmados, como les sucede a los columnistas claramente no kirchneristas ante la mínima crítica a Macri, salvo que se expresen en los medios filokirchneristas.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 23/01/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En una conversación diferente –pero igualmente en off the record y para no contrariar el humor social de esperanza– otro empresario con experiencia política decía: “La apelación de Macri a que desatando los nudos que nos detienen, la riqueza de nuestros recursos naturales y humanos producirán el desarrollo es tan elemental que da miedo de que se lo crean ellos mismos. El eslogan de la dictadura fue ‘Argentina potencia’; el de Menem, ‘país del Primer Mundo’, y el de Macri ‘Sí, se puede’”.

El argumento es elemental porque hace muchas décadas se enseña en todos los colegios primarios que Argentina es el granero del mundo, que tiene los cuatro climas, que individualmente los argentinos triunfan en el exterior  y que “estamos condenados al éxito”, mientras pasan las décadas y esa profecía no se autocumple.

Pero quizás ser elemental (en ciertos campos) sea la clave del éxito de Macri, y una persona con mayor preparación política, siendo consciente de imposibilidades que Macri ni siquiera tiene en cuenta, directamente se autoexcluiría del mismo desafío. Por ejemplo, Ernesto Sanz rechazando su postulación como ministro de Justicia al percibir la forma –no política– de conducir de Macri y su poca predisposición a ser generoso con el radicalismo.

El gobierno del PRO (¿Cambiemos quedó en el olvido?) exhibe altas proporciones tanto de ingenuidad como de dureza, en ambos casos atribuibles también a la ignorancia, aplicándose la conocida sentencia sobre que el optimista es un pesimista mal informado.

Los muchos CEO incorporados desde la actividad privada a la administración de lo público comparten la misma virginidad que los funcionarios del PRO. 

Un político que llegara a ministro después de haber completado una carrera pública de concejal, legislador provincial, diputado y senador nacional o eventualmente intendente y hasta gobernador podría arribar al Ejecutivo nacional habiendo sido testigo de tal cantidad de frustraciones políticas como para optar entre la prudencia o el cinismo si no contara con esa llama de un deseo inapagable que caracteriza a muy pocos.

Los CEO, al ser tan novatos en política, siendo seniors en la actividad privada pueden tener en lo público el entusiasmo de un militante joven para quien aún es posible cambiar el mundo cada día. De hecho, además de aportar su experiencia, volver a sentirse apasionados debería ser una de las motivaciones honestas de quienes dejan sueldos y privilegios superiores en actividades donde ya habían alcanzado la posición más alta.

Macri mismo, a pesar de sus ocho años de gobernar la Ciudad de Buenos Aires, por la gran diferencia de dimensión entre una ciudad, aunque enorme, y un país, sumado a que el PRO sólo le aporta dos  años más de vida que su propia experiencia al frente de la Ciudad, mantiene una condición de cierta candidez para enfrentar sus responsabilidades presidenciales.

Noticias como una inflación de 6% en diciembre sin aún haber aumentado tarifas ni bajado subsidios, el pronóstico del Fondo Monetario de caída del producto bruto de Argentina para 2016, las mañas a las que apelarán los fondos buitre para tratar de maximizar sus beneficios  y el enfriamiento global de la economía con crónicas y recurrentes caídas en las diferentes Bolsas del mundo asustarían a todo aquel que no creyera mucho en sus propias fuerzas.

Lo mismo sucede con la población porque a pesar de las objetivas señales de dificultad creció el porcentaje de quienes confían en que la Argentina mejorará económicamente y se contagian del convencimiento que irradia el macrismo. No hay ilogicidad en esa ilusión, tanto en los gobernados como en el Gobierno. En economía las expectativas son tan importantes, y a veces más, que los fundamentos racionales.

Creer aun sin fundamentos no es siempre ilógico porque resulta tan terapéutico en el terreno económico como en el médico: Lévi-Strauss en su texto Los hechiceros y su magia explicaba la eficacia simbólica de profesiones que habían durado siglos –aún quedan chamanes en el mundo ejerciendo su forma de medicina– por el efecto que tiene la sugestión: si el paciente padece una enfermedad que se curará sola, creer que se va a curar porque intervino alguien a quien le asigna autoridad (en este caso del Gobierno, en la economía) hará que se cure más rápido. También vale para Macri, sus ministros y CEO (los hechiceros): si ellos creen que podrán, aumentarán las posibilidades de que terminen pudiendo.

Para Kant la ingenuidad era “manifestación de la sinceridad que es originalmente natural a la humanidad”. Friedrich Schiller en sus ensayos sobre la ingenuidad escribió que “apacigua el espíritu”. Y Nietzsche hablaba de las tres grandes ingenuidades: dos de ellas “el conocimiento como medio para la felicidad” y “como medio para la virtud”. Un consuelo frente a la falta de conocimiento de Macri y algunos de sus funcionarios sobre determinados temas. Acerca de la ilusión y las apariencias Platón decía que del mundo 
sólo caben opiniones y no verdades.

El mundo de la ilusión no es real, pero tampoco es que no exista; la ilusión crea realidades.



sábado, 17 de enero de 2015

Contra el prejuicio, el odio y la ignorancia... De Alguna Manera...

Contra el prejuicio, el odio y la ignorancia...


“El primer gran foco de cultura de la Edad Media occidental es Toledo. La historia se repite: en el siglo XII, lo que Toledo fue para el mundo cristiano, lo fue Bagdad para el mundo musulmán (...). Es suficiente recordar que es Toledo donde Avicena fue traducido al latín, esto es, por un pequeño grupo compuesto, como mínimo, por Ibn Daud, judío arabófogo, que aseguraba la traducción del árabe al castellano; y Domingo Gundisalvo, cristiano, que aseguraba la traducción del castellano al latín (...). En realidad, si en el siglo XIII hubo una filosofía y una teología llamadas ‘escolásticas’, es ante todo porque Avicena fue leído y explotado desde finales del siglo XII. Es Avicena, no Aristóteles, quien inició a Occidente en la filosofía.” Alain de Libera, Pensar la Edad Media.


Me pareció oportuno comenzar estas reflexiones sobre la tragedia de Charlie Hebdo, con la que tantas páginas e imágenes se han multiplicado a lo largo de los últimos días y a través de todas las geografías del planeta, citando al filósofo francés y eminente especialista en pensamiento medieval, Alain de Libera. Con erudición y elegancia conceptual destruye un acendrado y persistente prejuicio que supone que la tradición occidental se continuó ininterrumpidamente desde Grecia y Roma, atravesando la Edad Media, para llegar a nosotros pura de toda influencia, en especial la que provendría del Oriente islámico. No hay, desde esta concepción autoctonista y antimusulmana, contaminación en la línea que va de Aristóteles a Santo Tomás o en la que va de Platón a Marcilio Ficino.

Bajo la estructura de la autorreferencialidad cultural (punto de partida del esencialismo nacionalista), Europa quiso, desde que buscó limpiar su genealogía, desprenderse de esa verdad que cualquier erudito medieval sabía sin siquiera tener que investigarlo: que el pensamiento filosófico, que las grandes tradiciones que alimentaron a la escolástica cristiana, tenían una estación ineludible en los filósofos y pensadores de origen árabe, persa y musulmán. Que sin Avicena y Averroes, sin Farabi e Ibn Sina, sin Ghazali e Ibn Rusd, y –claro– sin la enorme influencia sobre el filósofo judío Maimónides de la tradición árabe, seguramente Santo Tomás de Aquino –que leyó a Aristóteles a través de musulmanes y judíos, y que se detuvo particularmente en la Guía de los perplejos del rabino cordobés– nunca hubiera podido escribir su Suma Teológica. Extraordinaria genealogía que hace añicos cualquier intento por borrar las huellas de las influencias y, sobre todo, demuestra la estupidez de los ontologismos nacionalistas que buscan encontrar la esencia incontaminada de su verdadera lengua cultural.

Un viaje cultural que atravesó siglos y continentes para desmentir el relato de una Europa sólo deudora de sí misma; eje alrededor del cual se desplegó la civilización científico-técnica y cuna de los ideales filosóficos y políticos fundados en una racionalidad exclusivamente afincada en su territorio. Lo que nos señala con énfasis Alain de Libera es precisamente la potencia de los intercambios culturales, lingüísticos, religiosos y filosóficos que fueron preñando el complejo camino de la propia Europa, un continente que prefiere escribir la historia del mundo desde una particularidad, la suya, convertida en universalidad y, para ello, borra las huellas de sus propias deudas. En ese gesto omniabarcativo lo que es destituido es aquello que marca la diferencia en el interior de la supuesta univocidad. Las herencias nacidas y provenientes del Islam, aquellas que también a su vez recibieron las influencias de los griegos de la época clásica, están en la base de la reapropiación europea de su “olvidada” tradición filosófica.

Sin ese camino laberíntico que se inició en la lejana Persia allá por el siglo IX, que continuó por la península arábiga y se materializó en la gran Siria de los siglos XI y XII, y que ingresaría a Europa por diversas vías; atravesando las llanuras búlgaras; siguiendo las huellas de innumerables caravanas capaces no sólo de llevar mercancías de Oriente a Occidente sino también ideas, herejías y libros; cruzando el Mediterráneo desde el norte del Africa musulmana hasta llegar a la España de las tres culturas, un territorio de las mezclas y los intercambios que, como ya vimos, permitió que en una ciudad como Toledo traductores judíos de lengua árabe y cristianos que dominaban el latín le devolvieran a la cristiandad occidental un tesoro rescatado desde Oriente y, claro, profundamente contaminado por la civilización mahometana. Una genealogía vergonzante para una Europa que no podía aceptar que fueran los árabes y persas, además de los judíos, los responsables de reconstruir los puentes con el pensamiento antiguo. Extraña filiación a los ojos de quienes, en otro tramo de su historia, no dudaron en ejercer una violencia homicida sobre los que se encargaron de proteger de la oscuridad de la Alta Edad Media aquellos legados filosóficos y científicos. Al pueblo de Maimónides casi lo exterminaron en los campos de la muerte forjados por el régimen nazi; y a los descendientes de Avicena y Averroes los sometieron al dominio colonial.

Un breve paréntesis para pensar, nuevamente y con un relato más detallado, el absurdo de la autoctonía nacionalista y de las tradiciones que se cierran sobre sí mismas, tratando de expulsar la memoria de las herencias, las influencias y las contaminaciones. Maimónides, como señalé líneas arriba, nació y vivió parte de su vida en Córdoba, la ciudad de Averroes, ese gran filósofo árabe que intentó ir más allá, de la mano de su lectura herética de Aristóteles, de las religiones abrahámicas. Al que probablemente conoció al escucharlo en la famosa biblioteca de Córdoba, siendo apenas un niño casi adolescente, y cuyo pensamiento dejó algunas huellas en sus reflexiones filosóficas. Es también factible que quizás hayan compartido el Jardín de los Naranjos de la biblioteca que, según cuenta la tradición, llegó a tener más volúmenes que la famosa Biblioteca de Alejandría, compartiendo el mismo trágico destino: la de ser quemada junto con todos sus incontables libros y papiros, esos que guardaban las más diversas tradiciones de Oriente y de Occidente, capaces de unir Bizancio, Bagdad e Islamabad con la península ibérica para luego alcanzar, cruzando los Pirineos, Francia y, más lejos, las tierras germanas.

La lectura que Maimónides hizo de la tradición filosófica, particularmente de la tradición aristotélica, estuvo absolutamente impregnada por los grandes reintroductores de los griegos y sobre todo del aristotelismo en la tradición de Occidente que fueron los árabes. Por un lado, la tradición persa de la escuela de Avicena, y por el otro la de la escuela averroísta. Maimónides escribió su obra filosófica –por ejemplo, la fundamental Guía de perplejos– en árabe. Por supuesto, también escribió sus obras de interpretación de la Mishná y del Talmud en hebreo. Y a su vez, obviamente, podía utilizar sin inconvenientes el castellano. Es deudor de gran parte del trabajo de los traductores que se realizó sistemáticamente, como señalaba Alain de Libera, en esos siglos en Toledo; traducciones en las que trabajaron judíos y cristianos llevando el árabe, pasando por el castellano, al latín, y construyendo los puentes indispensables para la recuperación de la tradición griega por el mundo cristiano-latino.

Se conoce que Santo Tomás de Aquino no sabía griego, y que leyó a Aristóteles a través de transcripciones hechas por traductores árabes, judíos y cristianos españoles, y que a través de la Guía de perplejos de Maimónides, profundamente influenciado por ella, construyó su propia visión de Aristóteles. Con lo que uno podría decir que la Suma Teológica, fundamento de la teología de la escolástica cristiana, fundamento arquitectónico clave de la visión católica del mundo, se sustenta en un árabe herético que ni siquiera creía en Alá –como era Averroes– y en un judío que leyó a Aristóteles a través de Averroes y Avicena, que escribió en árabe y que sin embargo fue un fiel seguidor del Talmud. Y así volvió a Occidente el núcleo de la tradición griega; así volvió Hipócrates, corazón de la tradición médica: árabes y judíos fueron sus custodios y difusores. Médicos persas y médicos judíos fueron la esencia de la tradición médica que retornó a Occidente. Y así regresó gran parte de la tradición filosófica helenística en el enclave renacentista italiano que se abriría apenas iniciada la decadencia de la Edad Media a través de la escuela de traductores de Toledo que cumplieron un papel fundamental como puentes entre dos mundos, impregnando a ambos con su propia visión filosófica y cultural.

Esto muestra la mediocridad, la estupidez enorme, de “civilización o barbarie”, del “choque de civilizaciones”, o de un mundo que guarda y posee la cultura y el otro que es el lugar de la barbarie. Para cualquiera que haya tenido la oportunidad de estar en Córdoba, hay una imagen muy impresionante: uno entra a la Mezquita de las Mil Columnas, que es una obra maravillosa, y en medio de la mezquita está la catedral. Construyeron la catedral en el medio de la mezquita, y hubo una rebelión del pueblo de Córdoba, porque la idea era derruir la mezquita. Y el pueblo de Córdoba, el pueblo cristiano de Córdoba –estamos hablando del siglo XVI– se rebeló contra la decisión de destruir la mezquita, porque sabía que era una obra única y emblemática. Y cualquiera que haya tenido la oportunidad de pasarse un rato inolvidable en la Alhambra, sabe que los bárbaros eran otros.

Un largo camino histórico, un desvío por el tiempo, para escapar del más brutal de los reduccionismos, que intenta convertir la cultura musulmana en una cultura de bárbaros, mientras que hace de Europa la cuna de toda civilización posible. Un prejuicio montado, a su vez, sobre la expansión imperial de esa misma Europa que supo, a sangre y fuego, llevar “su cultura” a ese otro mundo considerado como tierra de idólatras. Revisar los legados y las confluencias, hurgar en los tesoros de un pasado que nos ofrece otra realidad muy distinta de la que los vencedores nos han contado, significa romper los prejuicios y aprender a mirar de otro modo la compleja urdimbre de nuestras sociedades y de nuestras concepciones religiosas y filosóficas. Y también hoy, cuando la ceguera y el prejuicio se despliegan en el interior de la ignorancia, se vuelve decisivo refundar la tradición de un humanismo silenciado y desguarnecido.

Y este intento por reivindicar la memoria de los desplazados y de los olvidados, por reconstruir las rutas de las culturas y sus intercambios, no busca exculpar el horrendo crimen cometido contra los miembros de la revista Charlie Hebdo. Apenas si constituye un intento por romper el cerco del prejuicio y de la islamofobia que parece desplegarse en una Europa aterrorizada ante la barbarie terrorista. Una barbarie, me apresuro a escribir, que nada tiene que ver con esa enorme tradición cultural a la que intenté hacer presente a lo largo de un artículo que nació de la necesidad de romper el cerco de violencia y odio que amenaza con hacer cada día más invivible nuestro tiempo histórico. No son los centenares y centenares de millones de musulmanes de todo el mundo los asesinos de periodistas y dibujantes, ellos también son las víctimas del integrismo fanático amparado por los dueños árabes de las riquezas petroleras y socios de Estados Unidos, y de una sociedad, la europea occidental, que no ha sabido o no ha querido romper las barreras de la desigualdad y el prejuicio. El mejor homenaje que les podemos rendir a las víctimas de Charlie Hebdo y de tantos otros asesinados por el odio y la injusticia, por la ceguera del fanatismo y por la avidez desenfrenada del capital, es sostener, hoy más que nunca, su mirada desprejuiciada y capaz de ejercer el más puro espíritu libertario.

© Escrito por Ricardo Forster el sábado 17/01/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Todo el contenido publicado es de exclusiva propiedad de la persona que firma, así como las responsabilidades derivadas.


lunes, 9 de julio de 2012

La rana puede fabricar manteca... De Alguna Manera...

La rana puede fabricar manteca...

Immanuel Kant. Karl Marx.

Llego a Europa. Leo los diarios. Escucho reportajes a políticos. Visito universidades para oír a los pensadores actuales. No puedo comprender. Esta Europa de hoy, ¿no aprendió nada? Es la primera pregunta que nadie me sabe responder. Sólo la sonrisa irónica como respuesta, o el mover los hombros en el “qué sé yo”. Quisiera reunir ya a los grandes economistas de la historia que por supuesto no me aclararían nada o tratarían de explicar lo inexplicable. Estoy en Alemania. Soñé anoche que lograba reunir a diez de sus más grandes filósofos para que me explicaran el porqué del HOY. Vinieron todos: Kant, Schopenhauer, Hegel, Nietzsche, Marx, Adorno, Jaspers, Leibnitz, Husserl y Habermas. Por supuesto, Freud no vino.

Comencé con Kant, a quien lo invité a caminar por el bosque. Le pregunté casi en tono de reproche cómo él había pensado en lograr la Paz Eterna. Llevaba en mi bolsillo un montón de recortes de diarios de los últimos días. Comencé con este título: “Más tanques de guerra alemanes para el reino de Arabia Saudita”. “Se está hablando de la venta de entre 600 y 800 tanques Leopard II alemanes. Los árabes prefieren el tanque alemán al norteamericano M1 Abrams.” Le digo a Kant: ¿Cómo Alemania, luego de la terrible experiencia de la última guerra donde murieron millones de seres humanos y sus ciudades fueron destruidas, puede vender armas a un Estado como Arabia Saudita que no es democrático y no respeta los derechos humanos, además de haber aplastado en el 2011 el movimiento democrático de Bahrein? Kant guarda silencio. “Al mismo tiempo –le digo, y le leo la noticia–, Alemania vende desde hace años submarinos a Israel. Submarinos con cabezas explosivas atómicas.” El silencio continúa. Tomo otra información, del 5 de junio de este año: “Alemania es el tercer país exportador de armas”. Exporta el 11 por ciento de la venta total en el mundo, después de Estados Unidos (30 por ciento) y de Rusia (23 por ciento). Y ahora viene la sorpresa que puede deprimir al más optimista de los seres humanos: el principal país que compra armas alemanas es Grecia, con el 15 por ciento del total. Grecia, el país más pobre de Europa, con millones de desocupados y en una crisis económica sin regreso. Fantasías de la realidad.

Lo miro a Kant, quien sigue en silencio. Luego tomo otros recortes de diarios recientes: “En Estados Unidos se suicidan por día en promedio 18 ex soldados que regresan de la guerra en Irak y en Afganistán”. Dieciocho vidas por día. Toda una lección. También ocurrió eso con gran cantidad de soldados argentinos que volvieron de Malvinas, le agrego. Sigo leyendo la crónica de los soldados estadounidenses que regresan de Irak y de Afganistán: “Cada año se calcula que se suicidan 6500 soldados que regresan de esas guerras. Por cada uno que muere en los campos de batalla mueren 25 en sus casas, al regresar. Acaba de ocurrir en California que un veterano que regresó se ahorcó delante del edificio de oficinas de atención de ex soldados”. Pero estas enseñanzas no alcanzan –continúo diciendo a Kant–, no, ahora entró la moda de la mujer soldado. Es decir, al ser que trae la vida se lo educa para matar, se le pone uniforme como a los hombres y se les hace marcar el paso y aprender a apretar el gatillo. El 11 de junio de este año los diarios alemanes publicaron esta noticia: “Ejército con muy pocas damas” (título del diario Frankfurter Rundschau). “El inspector general del Ejército Federal de Alemania quiere duplicar el número de mujeres militares, del 9 al 18 por ciento.” Pero el general Wieker no está del todo conforme, ya que de las 18.000 soldados mujeres, sólo 3400 pertenecen al sector en el que son preparadas para ir al frente de combate. El citado general ha dicho que las soldados mujeres necesitan mucha más experiencia de tropa del frente.

Pobre Kant, pienso. La Paz Eterna y el ser humano ha llegado al extremo de querer educar a la mujer como militar. Claro, los estudios señalan que los soldados varones califican de malo el rendimiento de las mujeres militares, aunque los exámenes realizados demuestran que las mujeres militares obtienen mejores notas en lo que respecta a sus cualidades intelectuales y en cuanto al cuidado y preparación de sus cuerpos. Bueno, tal vez tengan futuro militar.

Aquí me detengo y pienso con nostalgia en las luchas de las mujeres por su verdadera liberación. Y las veo con un futuro con uniforme. Sí, por qué no, pero sueño en soldados de la paz, que en los desfiles y las marchas lleven flores en los caños de los fusiles en vez de balas. Y que los grupos feministas del mundo marchen todos los años a las fronteras y en vez de barreras allí planten flores.

Pero hay seres humanos que no se rinden. Los mismos diarios que trajeron las notas guerreras el 19 de junio recordaron la figura de Carl Friedrich von Weizsä-cker, el sabio que fue uno de los que ayudó a descubrir la energía atómica y que luego se convirtió en un emisario de la paz en el mundo. Cuando vio los resultados de sus estudios se dio cuenta de que sólo la paz eterna –aquella de Kant– podría salvar al mundo y desde ese momento fue uno de los filósofos más jugados en cuanto a la defensa de la paz en el mundo. Su figura fue resaltada en los últimos días porque se cumplieron los cien años de su nacimiento.

El lector ese día no comprendió al mundo: dos hojas de los diarios para recordar la figura de Carl Friedrich von Weizsäcker y tres hojas para reflejar los grandes negocios de la venta de armas.

Me detengo. Lo miro a Kant en nuestro paseo por el bosque. En mi mirada hay algo inquisitivo. El porqué de todo esto. Ahí está la pregunta: ¿Es que nada tiene solución? Kant me responde: ya que lo has nombrado te traigo una respuesta que dio Von Weizsäcker ante la misma pregunta: “Cuando un joven me dice que nada se puede lograr, le respondo: no es así, la rana saltarina que cae en un frasco con leche comienza a saltar y de tanto pegar saltos, la leche se convierte en manteca”.

Hemos dejado el bosque y de pronto se abre una llanura muy seca, sin hierbas. Kant me toma de la mano y me lleva: de pronto ahí ha crecido un rosal, pleno de flores. Kant acaricia la flor, me sonríe y se va.

Vuelvo a la reunión de filósofos. Les hablo de la Europa actual. La desocupación, la amargura, el euro, el “ajuste” capitalista, el aumento para la edad de jubilarse, más impuestos. Y le leo la lista oficial de los “ejecutivos” que ganan más en Europa. El que más gana es el manager de la fábrica de automóviles alemana Volkswagen, Martin Winterkorn, nada menos que 17,7 millones de euros al año; luego le siguen: Vittorio Colao (Vodafone), 14,2 millones; José Jiménez (Novartis), 12,6 millones; Bob Dudley (BP), 11,1; Alfredo Abad (Banco Santander), 10,2; Andrew Witty (GlaxoSmithKline), 9,58; Josef Ackermann (Deutsche Bank), 9,35; Peter Voser (Shell), 9,33; Peter Walsh (Diageo), 8,9; y Dieter Zetsche (Daimler), 8,6 millones. Un continente democrático. Con millones de desocupados, en especial los jóvenes.

Les leo la lista a los filósofos. Se levantan en silencio. Marx apenas murmura: “A pesar de todo, no me equivoqué”. Nietzsche pega una carcajada. Quedo mirando mis manos vacías. El pueblo griego –aquel que tuvo a Sócrates, Platón y Aristóteles–... acaba de votar a la derecha.

© Escrito por Osvaldo Bayer desde Bonn, Alemania, y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos el sábado 7 de Julio de 2012.

domingo, 20 de mayo de 2012

San Lorenzo y Caruso Lombardi un sólo corazón... De Alguna Manera...

‘Silenzio stampa’ y señales de humo…


“La burla y el ridículo son, entre todas las injurias, las que menos se perdonan.” Platón (427 aC-347 aC).

Caminaba por Chacabuco rumbo a la redacción y pensaba qué aburrido sería escribir una columna sobre el clásico de hoy entre lo que queda de Racing y la reserva de Boca –un partido parejo, para colmo– cuando al llegar, de la nada, apareció él. Me esperaba.

Suele decirse que del ridículo no se vuelve. Falso. ¡Cómo que no, si ése es, justamente, el gran secreto del rating! Allí estaba. Ricardo Caruso Lombardi, la gran estrella que se perdió el neorrealismo italiano, frente a mí. Agitado, nervioso, como cuando la semana pasada reculaba y le repetía a Fabián García: “¡No me midás, no me midás…!”. Parecía un novato en su primera clase de boxeo. Bamboleo en puntas de pie, giros torpes, el peor jab del mundo, el mentón bien levantado, desafiante. A su lado, una mujer. “La abogada”, pensé. Su rostro me resultaba familiar. La había visto antes, en alguna parte.

—¿Qué hace acá? ¿No prometió hacer silenzio stampa hasta que termine el campeonato?

Caruso no será Marcel Marceau, pero he visto peores mimos en los semáforos. Se hace entender. Me apuntó con su índice, alargó sus brazos, movió los dedos como tecleando algo, juntó las manos haciendo un bollo y lo llevó hacia la parte trasera del pantalón, arqueando la pelvis hacia adelante. No parecía muy amable. Recién entonces intervino la mujer. Se presentó, formal, educada; muy profesional.

—El señor Caruso cumplirá su promesa de no hablar. Por eso estoy aquí. Soy traductora para hipoacúsicos, Asch. Quizá me haya visto en la televisión, en esos cuadraditos, haciendo gestos mientras la gente habla.

—¡Sabía que la conocía de algún lado! Mucho gusto. Por cierto, ¿qué me quiso decir? Sonó feo.

—Emm… A ver. Lo que quiere transmitirle es que lee sus críticas con atención y las archiva, todas. Lo respeta, pero cree que está ensañado con él. Que lo ataca gratuitamente.

“Mmm… ¿En serio dijo eso?”, pregunté, mientras él se golpeaba el pecho, como el gorila de Tarzán. Después, usó las manos como abanicos para ventilar un aroma intenso, o una humareda. Me miró y repitió el gesto que Asad, el Chori Domínguez y tantos otros le dedicaron: el puño cerrado de una mano golpeando sobre la palma de la otra. Y me guiñó un ojo. Eso sí me desconcertó.

—Está dolido por su fama de vendehumo –dijo la traductora–; fue por eso que tuvo que esperarlo acá en la vereda. Seguridad no lo dejó pasar por culpa de ese cartel: “Edificio libre de humo”. Esas cosas lo entristecen. Dice que es injusto, porque él no va en nada en lo del humo. Es un fenómeno paranormal; como un aura que él tiene, pero fumée, ¿entiende? El vive y deja vivir, como todos. Y dice que usted no debería hacerse tanto el distraído, porque bien que lucra con ese kiosquito que puso arriba de su columna…

—¿Qué kiosquito? ¿El acápite? ¿Las citas? Fue como si lo hubiese rozado un cable pelado. Caruso asintió con la cabeza, sonrió irónico y repitió el gesto: taca-taca. Me señaló y abrió y cerró dos veces las manos. Yo: veinte. Ahí me enojé, lo admito. Por unos segundos repetimos la coreografía del sketch con Fabián García. Fue como perseguir al horizonte. Armaba la guardia y, canchero, señalaba su mentón, como Alí. Pero no era eso. La traductora lo aclaró.

—Piensa denunciarlo al Inadi por discriminación. Dice que tiene algo en contra de los que usan barba candado, como él o Eduardo Feinmann. Y sabe que usted les cobra a los que aparecen allá arriba. Está harto de que siempre lo ensucien a él cuando todos están en la misma…

—¿Qué? ¡Noooooo! Beckett, Camus, Sartre, Borges, Kafka, Wilde, Platón, Nietzsche. ¡Son celebridades, Caruso! ¡Y están todos muertooosssss…! Cito lo que leo. No sea bestia, ¿quiere?

Se ofendió, mal. Enfurecido, le manoteó la gorra a un cartero que justo pasaba por ahí. Debe ser un reflejo condicionado en momentos de crisis. Quería decirme de todo y no podía. Eso sí: agotó su repertorio gestual. Se tapó una fosa nasal mientras aspiraba algo, imitó al Maestro Amor y su truco del huevo y, obvio, me trató de marica. Se pintó las uñas, hizo la cunita de Bebeto, se tragó un pancho infinito y recorrió su torso con los pulgares extendidos, como estirando unos tiradores. Clásico gesto de Brando en El Padrino. Wrong, again. La traductora intervino, una vez más: “No, qué Brando: ¡Elio Rossi! Ay, Asch, temo que algún día suceda una desgracia…”.

Ya era suficiente. Le hice señas para que se tranquilizara y caminé hacia él para pedirle algo. Entre amagos, idas y venidas, ya casi estaba en Alsina.

–Nada personal, Caruso. Digo lo que pienso y usted, es cierto, no me gusta. Igual le agradezco: es una bendición para esta columna, como Maradona y su Armada Brancaleone en la Selección. Pero tengo amigos de San Lorenzo. ¿Por qué no los salva y se deja de payasear? Después sí, métase en el showbiz. Llegará aún más lejos que La Mole Moli. ¿Podrá ser?

No escuchaba. Imitó las garras del tigre, amasó algo, hizo el gesto de soplar y metió varias veces las manos en los bolsillos. Incomprensible. De pronto se agachó, como si cavara. Usó su índice como la batuta de Von Karajan. “Yo no. Vos sí”, quería decir. La traductora también hacía señas, pero a un taxi. Quería sacarlo de ahí antes de que llegara alguna cámara.

—Tranquilo, Asch. Dice que se van a salvar todos; no se preocupe –dijo, mientras abría la puerta y lo empujaba. Parecía más harta que cansada.

¡Salvados! Ufff… Hay que avisarle rápido al presidente Abdo o al menos a su terapeuta. Ese hombre sí que sufre, pobre.

Cuando por fin llegué a mi escritorio, ya estaba convencido de que escribir sobre este Racing-Boca clase B era infumable. Y me senté a pensar en otro tema más divertido. A usar un poco la imaginación.

Algo se me iba a ocurrir, seguro.

© Escrito por Hugo Asch y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 20 de Mayo de 2012.