Falsa épica contra el FMI
Perfil presidencial, Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes
Ante el avance de CFK, los ministros que responden al Presidente expresan una mezcla de impotencia y furia.
©Escrito por Nelson Castro el sábado 27/03/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de Los Argentinos.
Casi en paralelo el presidente Alberto Fernández mantenía desde la residencia de Olivos una videoconferencia con el titular del Banco Mundial (BM), David Malpass, a quien le ratificó que la Argentina “honrará sus deudas”.
El primer mandatario pareció pedalear en el aire una vez más. Lo que dijo CFK es dramáticamente cierto, aunque aprovechó la tribuna que significaba una fecha tan importante para regalarles a sus acólitos otra pincelada crítica contra el FMI.
Un reconocido economista nos recuerda que el país tiene unos 10 mil millones de dólares de reservas netas. Debe afrontar este año vencimientos con el Club de París y el propio FMI por 5 mil millones. Los números no cierran. Sin embargo, CFK sabía que ya no es tan urgente la necesidad de cerrar un acuerdo antes de las elecciones. El organismo de crédito internacional distribuirá –no solo a la Argentina sino a todos sus deudores– los Derechos Especiales de Giro que en buen romance es un instrumento financiero interno que puede canjearse bajo ciertas condiciones por dólares. Nuestro país podría hacerse con 4 mil trescientos millones, suma suficiente para respirar con cierta tranquilidad ante los próximos vencimientos de deuda.
A ese primer salvavidas que llegará –no solo para la Argentina– se le suma el segundo instrumento para mantenerse a flote que comenzará a desembarcar a hacia fines de abril: la liquidación de la cosecha. Si bien el juego se abre para el Gobierno con algunos respiros, desde el Ministerio de Economía deberán decidir cómo usar esos dólares en al menos tres direcciones: mantener el dólar estable; dinamizar las exportaciones de insumos para no frenar la actividad económica o intentar volver a fortalecer las reservas del Central. “No todo es fortuito en este panorama.
En algo Martín Guzmán se salió con la suya: logró implementar parte del ajuste contra el sector privado y los particulares vía presión impositiva. Por eso CFK, furiosa, salió a complicarlo en público con sus declaraciones respecto al pago de la deuda”, aseguró otro economista que sigue de cerca el culebrón. Por estas horas, Guzmán ha perdido el favoritismo que supo recibir de CFK. Conocedores de esa situación, en ese cerrado núcleo de las altas esferas del mundo de las finanzas, algunos ya han hecho correr la voz de que el ministro está evaluando futuras posibilidades laborales allende las fronteras.
La furia y la crítica de CFK se extienden también al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.
El triunvirato del poder kirchnerista. En ese mismo acto, el 24 de marzo se vio la foto perfecta de las nuevas relaciones de poder dentro del oficialismo de cara al futuro. Mientras CFK hablaba, intentando dar cátedra sobre diversos temas, detrás suyo, justo en el plano que mejor tomaba la cámara, asentían ante cada afirmación sus predilectos: Máximo Kirchner y Axel Kicillof. Nada es casualidad.
El primogénito ya tiene asegurada la presidencia del PJ bonaerense, lo que le permitirá construir poder y relaciones incluso con los líderes territoriales que hoy le dan vuelta la cara. Ya no se trata solo de La Cámpora: la proyección sugiere otros planes. El gobernador bonaerense sigue entre los elegidos de la ex presidenta en funciones y dispuesto a disputar todos los rincones del poder. Un tercer jugador ya movió sus fichas: Sergio Massa, quien tiene un acuerdo explícito de unidad con Máximo Kirchner.
Acuerdo y unidad son las palabras claves para sostener el poder en la Provincia y avanzar hacia un nuevo armado nacional. Allí descansará en la construcción de las opciones electorales el líder del Frente Renovador. Massa siempre apuesta al caballo ganador.
¿En este escenario qué papel queda reservado para el presidente Alberto Fernández?
“Ahora estamos ocupados en gobernar. El ruido político no nos puede determinar. Es natural que el cristinismo ya esté pensando en su esquema para 2023. Lo que no es natural es que esa interna se dirima ahora y condicione la gestión. No hubo peleas pero sí hubo gestos y decisiones políticas. Y las decisiones que se vienen tomando nos dejan con un pie fuera de cualquier armado futuro”, aseguran desde el albertismo.
Al interior del Poder Ejecutivo impera el desorden. En la semana que pasó, el canciller Felipe Solá y la ministra de Salud, Carla Vizzotti, hablaron de restricciones por el rebrote del coronavirus que luego fueron desmentidas desde la Casa Rosada.
Ante la evidencia del avance de CFK, los ministros que responden al Presidente expresan una mezcla de impotencia y furia. La designación de Martín Soria aún les es indigerible. Esos funcionarios que creyeron en el “volvimos para ser mejores” se sienten absolutamente defraudados. Saben que CFK los desprecia y ningunea. Es un vilipendio permanente que se hace ya en voz alta. Saben que no forman parte de su proyecto.
Hablando de la Justicia, la semana no ha sido buena para los planes del kirchnerismo de cooptar el Poder Judicial. La Cámara de Casación confirmó la condena a Julio De Vido por la tragedia de Once al mismo tiempo que, en el Consejo de la Magistratura, el oficialismo perdió la posibilidad de acceder a los dos tercios necesarios para la designación de jueces. Este último hecho fue una respuesta contundente al estilo confrontativo que pretende imponer Soria. “A las piñas no van a lograr nada”, señala un conocedor profundo del ánimo reinante en los despachos de los tribunales.
El lema adoptado por la coalición que hoy gobierna fue “Frente de Todos”. A la luz de los hechos tal vez deberían cambiarlo por el de “Frente Contra Todos”.
Producción
periodística: Santiago Serra.