El Presidente, sin paz...
Milei se duerme en los laureles de una estabilidad cifrada en un dólar
que les sirve a muy pocos.
© Escrito
por el Doctor Nelson Castro el sábado 03/05/2025 y publicado por el Diario
Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
No hay un momento de sosiego. El carácter explosivo de Javier Milei
–recuérdese lo señalado en esta columna hace dos semanas sobre los rasgos de su
personalidad compatibles con el llamado trastorno explosivo intermitente– no
cesa. “La tienen adentro”, fue la expresión que utilizó el Presidente para
referirse a sus críticos durante su discurso ante hombres y mujeres de negocios
en la edición 2025 de la exposición de Economía, Finanzas e Inversiones. La
riña es con todos, incluidos los propios. En esa cercanía se ubican los embates
contra Mauricio Macri, quien, con gesto de hartazgo, le salió a contestar con
un torpedo: “No subieron un solo lugar en el ranking de transparencia”, dijo en
tono fulmíneo.
Es claro que, los que en la cena de la Fundación Libertad, en la que
coincidieron el expresidente y Santiago Caputo, se ilusionaron con la idea de
que el tiempo de la beligerancia entre ellos había terminado, se equivocaron.
La posibilidad de que el expresidente sea invitado nuevamente a la quinta de
OIivos a comer milanesas con puré parece cada vez más lejana. Lo cierto es que,
como consecuencia de las peleas entre Milei con Macri y las de este con Horacio
Rodríguez Larreta, las encuestas están pronosticando un posible triunfo de
Leandro Santoro en la elección de legisladores porteños. No parece que el
Presidente haya hecho una apreciación correcta del impacto político negativo que
esto tendría para su gobierno en medio de un ajuste que no cesa. “Ya sabíamos
que lo de la Ciudad era inviable. Karina siempre quiso marcarle la cancha al
PRO en su territorio, y el eslabón suelto de Larreta terminó apuntalando esa
estrategia más allá de los resultados. El objetivo es mayor”, dijo una fuente
de LLA que recorre la Legislatura porteña. Entre los empresarios la paciencia
también está llegando a su límite, al menos en lo referente a la estrategia
política del Gobierno: “No te podés dormir en los laureles de la estabilidad
con un dólar que no le sirve a casi nadie. La reactivación debe ir mucho más
allá de lo que se está viendo. Ya hemos tenido gobiernos encerrados en sí
mismos y siempre se hace cuesta arriba”, se quejó un hombre de negocios.
"La tienen
adentro", lanzó Milei a sus críticos ante un auditorio de hombres y
mujeres de negocios.
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La estabilidad del precio del dólar –con el valor del blue por debajo
del oficial–, un requisito fundamental para estabilizar la economía, ha
transformado a la Argentina en un país caro –y en algunos rubros, muy caro– en
dólares, algo negativo para el desarrollo económico. Se asiste así a la
repetición de un fenómeno pendular que refleja los problemas estructurales de
la economía vernácula que ningún gobierno, sea de la ideología que fuere, ha
podido solucionar hasta aquí. Y, si esto no ocurre, asistiremos, una vez más, a
la reiteración del pasado.
Consciente de esta situación, Luis Caputo salió el miércoles pasado a
advertir a las automotrices que si rompían la confianza y aumentaban los
precios de los autos cero kilómetro, el Gobierno usaría todas las herramientas
disponibles para asegurar la defensa de los consumidores. La amenaza dio sus
resultados. Solo dos automotrices cruzaron tímidamente esa línea. ¿Un émulo de
Guillermo Moreno? ¿No era que el Estado no sirve para nada? Otra vez la
Argentina pendular. La realidad no pasa ni por el Estado omnipresente con aires
chavistas que pergeñó el kirchnerismo ni por su destrucción total. El Estado
tiene un rol, y cuando lo cumple adecuadamente, la sociedad se beneficia. Un
dato más: por primera vez desde 2008, Aerolíneas Argentinas dejará de pedir
subsidios. Es decir que, bien administrada, la compañía estatal puede funcionar
y ser rentable o, al menos, no convertirse en un agujero negro donde se
dilapidan millones. Los principales factores que pusieron en riesgo la
viabilidad de Aerolíneas fueron el kirchnerismo y el grupo de dirigentes
sindicales que, durante muchos años, se apropiaron de la empresa y la llevaron
a un virtual estado de quiebra. La aerolínea de bandera fue un refugio para
militantes de La Cámpora y un sostén de privilegios para lo peor de la
diligencia tanto política como gremial.
El jefe de Gabinete
tuvo que salir a aclarar hasta dónde llega la autoridad del asesor Santiago
Caputo.
El Gobierno no se equivocó en ese aspecto de la batalla cultural, pero,
sin dudas, erró el tiro en tantos otros. No se puede generar enemigos
sistemáticamente de forma tal que ni siquiera se suban peldaños en la cohesión
interna. Salvo en un selecto grupo de hombres ligados al Ministerio de
Economía, hay –en todas las áreas de gobierno– una parálisis provocada por el
temor a las cuitas y rencillas internas. “He tenido que generar reuniones fuera
de mi oficina para no despertar suspicacias en otros sectores del poder. Una
forma muy incómoda y contraproducente de trabajar. Desde las decisiones
importantes hasta las más triviales, todo debe pensarse tres o cuatro veces por
temor al qué dirán”, reconoció un funcionario todavía sorprendido. Los
apuntados son siempre los mismos: Santiago Caputo y Karina Milei. El propio
jefe de Gabinete, Guillermo Francos, tuvo que salir a aclarar hasta dónde
llegaba la autoridad del asesor estrella, respecto de su propia persona.
En la misma línea, los ataques constantes a la prensa no hacen más que
recordar a lo peor del kirchnerismo. Alguien debería señalarle al Presidente
que la ciudadanía votó otra cosa.
Mientras tanto, la pobre dinámica política actual continúa dándole un
respiro al oficialismo. La única razón por la cual aún no se ha cerrado un
acuerdo con la oposición dialoguista –en especial con el PRO– en la provincia
de Buenos Aires es la división interna del peronismo, el kirchnerismo y La
Cámpora que tiene su máxima expresión en la pelea entre Axel Kicillof y CFK.
Llegó la hora del destete y ambos ya se encuentran haciendo campaña por separado.
El propio Milei debería tomar cartas en el asunto y dejar de dar ventajas en un
territorio mayormente hostil y difícil de domar con motosierra, como el
conurbano profundo. La cuenta regresiva ha comenzado.