Una pobreza de ideas…
"En bandeja"... Luis Barrionuevo. Dibujo: Pablo Temes.
La ciudadanía es
rehén de una dirigencia que no está a la altura de las circunstancias.
© Escrito por
Nelson Castro el sábado 23/09/2023 y publicado por el Diario Perfil de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
El oficialismo avanza con el
“plan platita” a toda prisa y sin pausa. El
Gobierno se ha transformado en un grupo de nerones que, con tal
de ganar la elección presidencial, está dispuesto a hacer cualquier cosa. Ese
hacer cualquier cosa implica, entre otras medidas, aumentar el gasto público
sin ningún tipo de límites y sin ningún pudor.
Cuenta para ello con la “maquinita” del Banco Central y con la
ayuda de sectores de la oposición. Es lo que se vio el martes en la sesión de
la Cámara de Diputados en la que se aprobó la eliminación de la cuarta
categoría del impuesto a las ganancias y la creación del régimen de mayores
ingresos para los que cobran más de quince salarios mínimos. Si bien el Frente
de Todos contra Todos tenía asegurado el quórum debido a la ruptura del
Interbloque Federal, fue Javier
Milei, junto a sus diputados, quien le dio al kirchnerismo un apoyo
que marcó la contradicción del líder libertario y le terminó abriendo
definitivamente la puerta para dar media sanción al proyecto, hecho que
significó un rotundo triunfo político para Sergio Massa y sus secuaces. Parte
de la Unión Cívica Radical también se sentó en sus bancas. Las miradas de
desconfianza y los reproches más severos se posaron sobre los disidentes de
Evolución, el grupo de radicales liderados por Martín Lousteau y Emiliano
Yacobitti, por su rol en el manejo de las Universidades. La sospecha se basaba
en un supuesto intercambio de favores con el oficialismo para aumentar los
fondos para la creación de nuevas casas de estudio. Las mañas y la inmoralidad
de la vieja política no se detienen ni siquiera cuando el conjunto de la
sociedad reclama por mayor compromiso y transparencia. Es justo mencionar
también a los otros diputados de la línea Evolución del radicalismo: Marcela Antola;
Gabriela Brower y Danya Tavela que, haciendo caso omiso de las directivas de la
jefatura de su bloque, también decidieron bajar al recinto para apoyar la
creación de la Universidad Nacional de Río Tercero, tema que, casi a modo de
anzuelo, Unión
por la Patria había incorporado en el orden del día de
la sesión. Crear universidades está muy bien; utilizar esa iniciativa noble
como herramienta de la transa política –que muchas veces esconde negocios
turbios– está muy mal.
Juntos por el Cambio continúa sin hacer pie. Y las reiteradas
apariciones de Mauricio Macri en distintos canales de televisión para apoyar a Patricia
Bullrich terminan por sembrar más dudas que certezas. El
expresidente no debió haber coqueteado nunca con el líder libertario. A pesar
de todo y contra todo, en el equipo de la exministra de Seguridad sostienen que
lo peor ya pasó y que han logrado encaminar la campaña. Hay que destacar los
esfuerzos que viene haciendo Carlos
Melconian, quien conducirá el Ministerio de Economía si JXC se
alzara con el triunfo. El economista es la mejor espada que tiene el
bullrichismo para contrarrestar y bajar a tierra las disparatadas ideas
económicas de Javier Milei. De reojo lo miran Luciano Laspina y Hernán Lacunza
que, hasta el momento, no tienen ubicación definitiva dentro del armado.
Por estas horas el libertario sigue acelerando su motosierra y les
dice a propios y ajenos que está a un paso de ganar en primera vuelta. Serían 2
puntos de acuerdo a sus mediciones. La noche del viernes no pasó desapercibida. Milei entró
al salón de eventos del Golden Center de Parque Norte como si fuera un
rockstar. El encuentro fue organizado por Luis Barrionuevo, el flamante aliado
que entra en contradicción directa con el discurso anticasta. Es por eso que a
último momento el líder gastronómico se bajó de la grilla y evitó la foto que
hubiera puesto en peligro el relato libertario. La gente no come vidrio y el
ánimo social no está para sufrir otra desilusión. Por eso, Milei busca pisar
sobre seguro y, como buen admirador de Carlos Bilardo, mide cada centímetro de
su avance. El ejemplo más claro es el hermetismo que mantiene con algunos de
los nombres que lo acompañarían en un futuro gobierno. La figura del ministro
de Economía está guardada bajo siete llaves. Lo mantendrá en secreto hasta
después de la elección para blindarlo de cualquier posible operación política
de desgaste.
Llegar al ballottage como sea
En la vereda de enfrente, Sergio Massa sigue aprovechándose de su
doble rol de ministro y candidato. Sus acciones son de una irresponsabilidad
supina. El ministro sirve en bandeja un abanico de opciones para que el
candidato se luzca. Una falta de ética pocas veces vista por su desfachatez sin
pausa ni disimulo. En el Fondo Monetario están que trinan. El “plan platita” y
su batería de medidas que dejan a la Argentina al borde de una hiperinflación
es muy difícil de digerir. “Sergio sabe lo que hace. Cerró filas con Cristina
para avanzar contra viento y marea y llegar al ballottage.
Una vez logrado el objetivo será más fácil dar la pelea contra un personaje
descarriado al que muchos temen por sus ideas extremas. Ya no se trata de
liberalismo o de la derecha. Para muchos Milei representa el caos y, en ese
contexto, Sergio ofrece una salida mucho más racional”, sostienen cerca del
tigrense.
Otros dos hechos políticos marcaron la semana. El primero –de
corte judicial– pone la lupa sobre la corrupción y muy posiblemente sobre el
origen de los fondos de campaña. Es que en tiempo récord la Cámara de
Apelaciones de La Plata liberó a Julio Segundo Rigau, el puntero bonaerense del
PJ que fue descubierto con cincuenta tarjetas de débito robadas de la
Legislatura bonaerense mientras retiraba el dinero de un cajero automático. El
total de los fondos es aún una incógnita pero el cálculo realizado en base a
los tickets de los últimos movimientos bancarios llega a los 27 millones de
pesos. Salvo contadas excepciones, la dirigencia política bonaerense ha
mantenido un sugestivo silencio.
El otro hecho político que no pasó desapercibido fue el debate de
los candidatos a vicepresidente que, como es costumbre, se llevó a cabo en el
programa periodístico A dos voces. Las chicanas, los golpes bajos, los gritos y
las interrupciones constantes desnudaron la pobreza de ideas y la falta de
profesionalismo de los participantes. Puede discutirse largamente quién ha sido
el ganador de la noche; lo que no puede pasarse por alto es que los grandes
perdedores serán los ciudadanos que continúan siendo rehenes de una dirigencia
que no está a la altura de las circunstancias.