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domingo, 20 de octubre de 2024

Todos contra todos. Tiempo de internas… @dealgunamanera...

Todos contra todos. Tiempo de internas…

Axel Kicillof. Dibujo: Pablo Temes

Oficialismo y oposición se enfrascan en disputas intestinas. En el peronismo, Axel enfurece a CFK.    

© Escrito por Nelson Castro el sábado 19/10/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.   


Hace un año, Javier Milei desistió de participar del Coloquio de Idea, la reunión empresarial de mayor volumen político de la Argentina, en la que, en medio de exposiciones que poco le interesan a la mayoría de los asistentes –salvo cuando el que habla es el presidente o el ministro de Economía de turno– lo realmente importante ocurre entre bambalinas, en donde la rosca política se desarrolla en toda su dimensión. En el contexto de la campaña electoral de 2023, Milei le encargó al presidente del Banco de Valores, Juan Nápoli, el armado de esa reunión que obligó a los empresarios a desdoblarse, para no perder detalle de lo que decía el entonces candidato al que muchos de ellos consideraban un outsider sin futuro político. Un año después –el viernes pasado–, esos mismos descreídos se agolparon para escucharlo y aplaudir sus medidas, sus proyectos y sus malos tratos a los economistas que lo critican. Ya se sabe que, para el Presidente, quien no coincide con él es un ignorante –“econochanta” o “mandril” en el caso de los economistas–, o un ensobrado o un mentiroso –esto especialmente en el caso de los periodistas–.   

En su larga perorata, 
Milei no dio ninguna precisión sobre el futuro. Obviamente, la más esperada era la atinente al cepo. Y sobre eso no hubo nada. Es que no puede haber nada y nadie sabe cuándo lo habrá; es decir, cuándo se levantará. Los que conocen al dedillo las cuentas del Banco Central coinciden en señalar que, más allá de las compras diarias que viene realizando y del blanqueo, las reservas netas son aún negativas. Por eso se mira con atención la liquidación de la cosecha, que ocurrirá entre marzo y abril del año próximo. Pero, aun así, los números no dan. Si no hay un aporte de fondos de alguna entidad internacional –banco u organismo multilateral–, va a ser muy difícil que se logre reunir el colchón de dólares suficientes para dar el respaldo necesario para eliminar el cepo. Lo notable es que, a partir de marzo próximo, comenzará a correr el tiempo electoral. Y prima facie, una cosa será enfrentar las elecciones con cepo y otra, sin cepo.  

El cepo no solo representa un tema tabú. También condiciona la llegada de muchas inversiones que, sin la posibilidad de retirar sus dividendos, no quieren arriesgar en la Argentina. Esto es así acá y en cualquier otro país del mundo.  

En el Gobierno se vive un clima de euforia. La explican la baja del índice de inflación, la entrada de dólares por el blanqueo –muy superior a la que hubo con el decretado durante el gobierno de Mauricio Macri– y los proyectos de inversiones motivados por el Régimen Integrado de Grandes Inversiones (RIGI). Es una euforia inexplicable a la luz de los padecimientos por los que atraviesa la mayoría de la sociedad. Es decir, el Gobierno se queda en lo macro sin verbalizar lo que está pasando en el bolsillo de la gente. Eso es lo que reflejan todas las encuestas que hacen referencia a los niveles de consumo. Ahí los datos son contundentes: la caída no para. La penuria, tampoco. Por eso sonó a burla la afirmación del titular de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). “Da la sensación de que los que mayor motosierra recibieron fueron los jubilados”, le dijo con todo criterio Eduardo Feinmann en su programa de radio Mitre a Mariano de los Heros, quien, muy suelto de cuerpo, contestó que 
“como diría Aníbal Fernández, me parece que esa es una sensación”. La respuesta demuestra que el funcionario no tiene la más mínima idea de la miserable realidad que viven los jubilados y pensionados. Lamentable. 

Como venimos diciendo en esta columna, la campaña electoral de cara a las elecciones de medio término está en marcha. Alguien con sentido común diría que eso es una locura, teniendo en cuenta que falta para eso exactamente un año.  

El así llamado Día de la Lealtad fue un muestrario de lo que hoy en día pasa en el peronismo, en donde, en nombre de la lealtad, sus dirigentes se traicionan todo el tiempo. No conciben vivir fuera del poder. 
Cristina Fernández de Kirchner es un ejemplo. Por eso no termina de advertir que, como dijo Aristóteles, “la única verdad es la realidad”. Y la realidad le marca que fue parte activa no solo del desastroso gobierno de Alberto Fernández –a quien ella eligió con su dedo– sino también de la derrota electoral de Sergio Massa –a quien también eligió con su dedo–. Fingir demencia sobre eso puede ser productivo solo en el círculo de fanáticos y alcahuetes que la rodean.

Reescribir la historia.

El discurso de Axel Kicillof –otro que habla como si no hubiera tenido nada que ver con las malísimas decisiones que se tomaron durante su gestión como ministro de Economía, que llevaron al país a quedar atrapado entre los fondos buitre, los juicios de varios acreedores internacionales, la mala negociación de la deuda con el Club de París y un largo etcétera– enfureció a CFK. El gobernador elogió el pasado de la expresidenta pero la canceló para el futuro. Eso es precisamente lo que ella no entiende: que su pasado la deja sin el porvenir de poder que anhela, y sin el calor de un operativo clamor que nunca llega y por el cual desespera. Los tiempos en los que las cosas se hacían como y cuando ella quería parecen haber llegado a su fin. Su reunión con Kicillof fue “horrible”, tal como lo describieron los que saben los detalles de un encuentro en donde todo fue reproche y tensión.  

Tampoco el amor abunda en las filas del oficialismo y el “paraoficialismo”, inexistente neologismo que pretende describir la postura de Mauricio Macri y el desvaído PRO que preside. El expresidente participó de un exclusivo encuentro con un reducido grupo de empresarios asistentes al Coloquio de Idea. Allí les transmitió optimismo y les habló de su principal objetivo de aquí en adelante: evitar que Milei repita los errores que se cometieron durante su gobierno. Hay que recordar que Macri, hoy tan crítico del entorno de Milei –es decir, su hermana Karina y Santiago Caputo–, tuvo también el suyo. Cómo no recordar al inefable Marcos Peña y sus secuaces, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, “los ojos” del entonces presidente. ¿Le hablará de eso a Milei? 

Macri tiene, además, un problema interno creciente en el PRO, a la vista del perfil cada vez más crítico hacia él por parte de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que se ha transformado en una cruzada en su defensa de Milei.    

En medio de tantos idas y vueltas, producto de una desconfianza indisimulable y de una puja de poder que no cesa, una voz del PRO dijo una verdad de Perogrullo de absoluto realismo: si el año que viene LLA y el PRO no van juntos, el peronismo tendrá grandes chances de ganar las elecciones. Es lo que ocurrió en 2023 en la provincia de Buenos Aires, donde la necedad de Néstor Grindetti y Carolina Píparo en no unirse le abrió paso a la victoria de Axel Kicillof.




jueves, 20 de junio de 2019

“Argentina: Maniobra arriesgada en Central Nuclear”… @dealgunamanera…

Medios de Alemania exponen que Macri puso en riego una central nuclear tras el apagón…

Central Nuclear Embalse

Argentina experimentó un apagón a nivel nacional en una escala nunca antes vista. Poco se sabe sobre qué pasó en las centrales nucleares.

© Publicado el martes 18/06/2019 por el Portal de Internet Telepolis de la Ciudad de Hanover, Alemania.

El apagón, que según los medios argentinos afectó a 48 millones de personas, comenzó abruptamente alrededor de las 7 de la mañana, hora local. Aproximadamente tres horas más tarde, la red se volvió a poner en funcionamiento gradualmente. Hacia la noche, alrededor de tres cuartas partes de los hogares estaban abastecidos.

El Presidente Mauricio Macri no pudo proporcionar ninguna información sobre las posibles causas del apagón. Los análisis necesarios tomarían de 10 a 12 días, dijo su ministro de Energía, Gustavo Lopetegui, como informamos en Gefa.

Como las centrales no han reportado ningún incidente en particular, la mayoría de los expertos ven la falla en la red interconectada SADI de Argentina, a la que Uruguay también está conectado. Posiblemente debido a las lluvias prolongadas, una falla previamente desconocida desencadenó un efecto dominó de apagones automáticos. En cualquier caso, no hubo cuellos de botella en la demanda.

Se desactivan las centrales nucleares

Sin embargo, la seguridad inicial de que la crisis no fue desencadenada por las tres centrales nucleares del país en Zárate (Atucha-1 y -2) y Embalse se está evaporando rápidamente. La causa técnica de la SuperGAU de Fukushima en marzo de 2011 fue la interrupción total del suministro eléctrico (apagón de la central) y, en caso de un gran corte de energía, siempre es necesario comprobar si las centrales nucleares están afectadas y, en caso afirmativo, si los generadores de energía de emergencia han funcionado. En la actualidad hay poca información concreta que se pueda obtener al respecto: el Estado nuclear no quiere que le miren las cartas.

En el transcurso del domingo, los medios de comunicación argentinos informaron que las centrales eléctricas habían sido desactivadas como resultado de la interrupción, lo cual es una medida obvia. Varias plataformas de Internet informaron de un retraso en la restauración de la red debido a que las centrales eléctricas tendrían que someterse a las pruebas necesarias cuando se reiniciaran. Atucha-2 ya ha alcanzado los 250 MW, dijeron. El 17 de junio, se informó sucintamente del estatus de Atucha-2 en un 40% en la página web del operador de la central nuclear Nucleoeléctrica Argentina. Atucha-1 y Embalse tienen el estatus 0%.

El reactor CANDU de Embalse es un reactor de agua pesada (PHWR) de tipo canadiense, que fue conectado a la red hace 36 años. En general, se revisó entre 2016 y 2018 con el fin de suministrar electricidad durante otros 30 años (!) según la voluntad de los operadores. Hace un momento, el 30.5.2019, se informó de que se había reanudado la explotación comercial. Así que no pasó mucho tiempo hasta la primera interrupción.

Para Atucha-1, la central nuclear más antigua de Sudamérica con 45 años de antigüedad, la autoridad supervisora nuclear argentina aprobó hace un año una prórroga de cinco años. El viejo reactor figura como "en funcionamiento" en las diferentes bases de datos de la comunidad nuclear. Se trata de un PHWR originalmente suministrado por Siemens - un modelo comercial derivado del antiguo reactor de investigación MZFR de Karlsruhe

Central nuclear Embalse con reactor envenenado

Atucha-2, una modernización y ampliación del modelo alemán de PHWR a 745 MW, se completó en 2014 después de un período total de construcción de 33 años. Esto no habría sido posible sin las garantías de Hermes de Berlín. Desde 2016, la planta suministra electricidad con una disponibilidad del 67%.

El Diario Democracia informa sobre el funcionamiento de los reactores inmediatamente después del apagón nacional: "Central Embalse con reactor envenenado. - Central Atucha-2 informa que el reactor se mantiene estable durante la fase de arranque (sin envenenamiento)". Esto concuerda con el informe de situación ya citado por Nucleoeléctrica Argentina.

"Envenenamiento" aquí sólo puede significar el llamado envenenamiento por xenón. Durante la operación del reactor, se produce yodo-135 entre muchos otros materiales fisionables, que se descompone en xenón-135. El Xe-135 se transforma en el Xe-136 estable por captura de neutrones y, después de apagar un reactor, el primero de estos dos procesos centrales continúa, pero no el segundo, porque el flujo de neutrones se ha detenido. 

Esto lleva a una concentración excesiva de Xe-135 en el reactor, lo que se conoce como envenenamiento. Por esta razón, el reactor suele funcionar a plena carga sólo después de uno o dos días. En Chernobyl, esta regla había sido ignorada, lo que fue uno de los factores que finalmente impidió que el reactor fuera detenido.

Los equipos operativos de las centrales nucleares argentinas son obviamente conscientes de esta situación. Atucha-1 y Embalse permanecen apagados por un tiempo hasta que el envenenamiento por xenón haya disminuido. Por qué el problema con Atucha-2 supuestamente no existe - "sin envenenamiento"- y el reactor se mantiene "estable" con sólo un 40% de carga, sigue siendo misterioso y contradictorio. Parece como si la compañía operadora hubiera actuado bajo presión desde arriba para reiniciar el reactor inmediatamente después de su cierre, a pesar de los riesgos conocidos, con el fin de restablecer la energía en la región lo más rápidamente posible.

No se debe permitir en ningún caso que se produzca una intervención política de este tipo en el ámbito de la energía nuclear. Si esta suposición resultara correcta, haría absurdas las innumerables garantías de los operadores de que la seguridad es la primera prioridad. En Argentina, sin embargo, es tradicionalmente el Presidente quien decide lo que funciona y lo que no funciona.


martes, 1 de enero de 2019

Energía perdida… @dealgunamanera...

Energía perdida…

Entre ceja y ceja. Juan Iguacel. Fotografía: Pablo Temes

El año termina como el fin de 2017: malos anuncios y más cambios. La apuesta única.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 30/12/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Si no fuera por lo dramático de sus consecuencias, lo sucedido hace un año en la Argentina bien podría haber sido catalogado como uno de los chistes de mal gusto que solían hacerse durante los 28 de diciembre, el Día de los Santos Inocentes. Dicho sea de paso, una práctica absolutamente inadecuada para la esencia de la conmemoración, que se refiere a la matanza ordenada por el rey Herodes I de todos los niños menores de dos años nacidos en Belén, con el objetivo de eliminar a Jesús. Pero volvamos a la actualidad.

El hecho político vernáculo en cuestión fue la conferencia de prensa de aquel jueves 28 de diciembre de 2017, en la que hablaron el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el ministro de Economía, Nicolás Dujovne; el ministro de Finanzas –cargo que no existe más–, Luis Caputo, y el entonces presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. Anunciaban el nuevo índice de inflación para 2018 –iba a estar entre el 15% yel 17%– y las proyecciones para los años subsiguientes –10% para 2019, 5% para 2020% y casi cero a partir de 2021. Todo –absolutamente todo– fue un error.

El año pasado terminó en un clima de cierta euforia. 

El oficialismo había ganado las elecciones y la mayoría de la dirigencia política–incluyendo la opositora– daba por descontado que nada podría frenar la reelección de Mauricio Macri. Nada de aquella euforia ha quedado ni en el Gobierno ni en la mayoría de la ciudadanía. El fin de año transcurre en medio de una retahíla de anuncios que perjudican fuertemente el bolsillo del ciudadano de a pie: aumento del costo del transporte público, aumento del gas, aumento del agua y aumento de la electricidad.

Otra vez. 

En la semana que pasó, el riesgo país escaló hasta los 837 puntos. De ese número elevadísimo, que aleja a la Argentina de cualquier posibilidad de acceso a créditos a tasas de interés que no superen el 4% o 5%, un 5% se le puede atribuir al contexto internacional, otro 5% a los mercados emergentes y la renta financiera, y el 90% a la política económica interna. La Argentina tiene este altísimo riesgo país por cuestiones locales, que son la suma –imposible de medir– de la mala praxis del gobierno de Macri y de la herencia de Cristina Fernández de Kirchner, verdadero combo que no hace más que repetir los vicios de la economía y la política de una buena parte de la historia nacional.

En los hechos, el que ahora se ha hecho cargo de la política económica en Argentina es el Fondo Monetario Internacional.

Y esto –más allá de las chicanas de la oposición– es la estricta verdad. Fue así en junio, cuando el Fondo cometió su propio error al subestimar la dimensión de la crisis y luego, ya más severamente, en septiembre, momento en el que armó un programa muy ortodoxo, muy difícil de violar, con información de carácter diario al Fondo. En este contexto, el presidente del Banco Central y el ministro de Economía tienen muy poco por hacer.

Lo que el Fondo Monetario pide ahora en términos de ajuste recesivo tiene dos aspectos importantes a señalar: el primero es que no se lo puede incumplir porque de su cumplimiento depende la llegada del dinero que es fundamental para evitar el default; y el segundo es la corrección de lo que no se quiso hacer en el año 2016. Recuérdese que ese año se pasó en medio de una discusión sobre si aplicar políticas de shock o políticas gradualistas, discusión que tuvo algún sustento porque varios alocados rentistas del exterior financiaron a la Argentina dos años a cambio de ganancias que no se obtenían en ninguna otra parte del mundo. Los que dentro del oficialismo advirtieron sobre lo peligroso de este esquema que ya había fracasado en otras gestiones –que no era poco– fueron catalogados de pesimistas o de antigobierno.

De la misma manera, hoy es muy difícil para aquellos mismos inversionistas alocados, pseudoarrepentidos, pensar a favor de algo para Argentina, porque le han hecho la cruz.

La carga impositiva, sacando la “anécdota” reciente de las retenciones y del impuesto a la renta financiera, es la misma que dejó CFK y que Macri no pudo o no quiso bajar. Cuando el tándem de Dujovne y su viceministro hicieron la reforma tributaria muy mediocre y modesta el año pasado, no daba nada, porque en verdad ningún impuesto se puede bajar cuando se tiene el agujero fiscal de nuestro país. Es imposible de bajar.

Nueva baja. 

La renuncia del secretario de Energía, Juan Carlos Iguacel, es una anécdota más de un gabinete que ha mostrado desde el inicio mismo de la gestión una absoluta disfuncionalidad de su área económica.

Su personalidad extrovertida, su avidez de protagonismo y sus diferencias con Dujovne fueron su “tumba” política. Claro que no todo es culpa suya. A nadie se le ocurre pensar que haya hecho el anuncio de los aumentos sin una venia del Presidente. Al ahora ex secretario de Energía le ha pasado lo mismo que a su predecesor, Juan José Aranguren: exhibir una absoluta falta de estrategia y visión política para manejar el complicado asunto de los ajustes tarifarios, que nadie discute en cuanto a su esencia pero que una mayoría rechaza por el cómo de su instrumentación.

La vuelta a los primeros planos de Marcos Peña y de Gustavo Lopetegui muestra que la campaña electoral ya está en marcha. La incompetencia de gestión Peña está fuera de toda duda y la falta de perspectiva política de Lopetegui, también.

El “señor Excell” –como lo llaman varios de los miembros del gabinete nacional– goza de poca simpatía y aprobación en muchos despachos de la Casa Rosada y sus adyacencias.


Solo la manifiesta desarticulación de la oposición y el factor CFK hacen que el Gobierno aún mantenga la esperanza de tener alguna chance de ganar la elección presidencial del año que está a punto de comenzar.

El peronismo unido estaría hoy en condiciones de alcanzar la victoria. Pero la ex presidenta lo divide, así como divide profundamente al resto de la sociedad argentina. Esa es la apuesta casi excluyente del Gobierno.


Producción periodística: Lucía Di Carlo.



(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com 

domingo, 14 de octubre de 2018

De baile en baile… @dealgunamanera...

De baile en baile…

Mucha “coreo”. Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes

A Macri lo alcanza el fuego amigo. Cómo será, que el dólar pasó a ser buena noticia.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 14/10/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

Me voy a amigar con el Presidente cuando me lo saque a Garavano”, fue la brutal frase de Elisa Carrió que conmovió las estructuras de Cambiemos. Hubo azoramiento en quienes la escuchaban el jueves en el CCK. Así, la diputada quedó al borde de un Rubicón que trajo al presente el trauma de la Alianza.

La historia nos recuerda que fue en otro octubre –hace 18 años– cuando el entonces vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez renunció a la vicepresidencia de la Nación hiriendo de muerte a aquel gobierno de Fernando De la Rúa. La memoria de aquella pesadilla perturbó a algunos  integrantes de la Coalición Cívica cercanos a Carrió, quienes, presurosos, hablaron con ella  y le advirtieron sobre el riesgoso límite al que había llegado. Su respuesta, entonces, no se hizo esperar: fue tuit pidiendo disculpas y hablando de que todo había sido una broma. Lo de la disculpa se entendió; lo de la broma, no. Por eso hubo desconcierto en el entorno de la líder de la CC.

Vieja data. 

¿De dónde viene la inquina de Carrió hacia el ministro de Justicia? Hay tres cuestionamientos hacia él: dos están relacionados con los desplazamientos del ex juez federal Norberto Oyarbide y el del ex camarista Jorge Ballestero. A ambos se les aceptó la renuncia cuando Carrió pretendía que se los echara de sus cargos a través de los correspondientes juicios políticos.

El tercer cuestionamiento –que es al que se le atribuye mayor gravedad– fue la contratación como asesora ad honorem del ministro –circunstancia de la que se duda– de la ex procuradora general de la provincia de Buenos Aires, María del Carmen Falbo.

Carrió ya tenía tres cuestionamientos hacia Garavano: los desplazamientos de Oyarbide, de Ballestero y también la contratación, ad honorem, de María del Carmen Falbo. 

Responsabilidades. 

A Falbo, que se había visto obligada a dejar su cargo luego de haber sido fuertemente objetada no solo por la diputada Carrió sino también por María Eugenia Vidal, se le atribuyen responsabiidades con todo lo que tiene que ver con el bochornoso caso del ex juez César Melazo. Se debe recordar que, junto con el camarista Martín Ordoqui –acusado también de formar parte de la organización delictiva encabezada por Melazo–, Falbo  fue defensora de Aníbal Fernández en el caso en que fue declarado prófugo por el juez en lo criminal y correccional Ariel González Elicabe.

Por eso lo que hay que decir es que, a esta hora, lo de Garavano no está terminado, sino suspendido.

Atento Mauricio. 

Carrió no es el único problema que enfrenta Macri. Las tribulaciones alrededor del reajuste de la tarifa del gas han puesto en superficie –una vez más– las desavenencias, las diferencias de enfoques y la falta de coordinación existentes en la gestión gubernamental. El secretario de Energía, Javier Iguacel, no dejó error por cometer en el manejo de todo este engorroso asunto. Y lo peor fue que, tal como lo había hecho hace dos años con el tarifazo dispuesto por el ex ministro Juan José Aranguren, el Presidente se subió a ese erróneo manejo. “Iguacel se cortó solo; es un irresponsable”, exclamaba con indignación un integrante del equipo económico a comienzo de semana.

No era el único en ese universo. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, también estalló de enojo. El motivo: en esas horas de disputa política con la oposición –que ya se aprestaba a organizar una sesión legislativa para derogar la aplicación del reajuste– el ministro negociaba en Bali intensamente con el FMI. Allí se estaban terminando de dar las últimas puntadas del acuerdo con el organismo que aún no ha sido aprobado por su board. Dos de las condiciones para lograr esa aprobación son el control de la inflación y el Presupuesto 2019. El reajuste motorizado por Iguacel dinamitaba cualquier posibilidad de alcanzar esos objetivos.


Lo sorprendente es lo que les cuesta a Macri y a su entorno darse cuenta de estas cosas. La reunión que hubo el lunes del así llamado G5 –integrado por VidalRodríguez LarretaFrigerioPeña, y Monzó– fue reflejo de esos mundos diferentes que conviven en la actual administración. La discusión fuerte la protagonizaron Peña Monzó. "Teníamos que hacerlo; es la ley", sostenía el primero. "Esto rompe todos los acuerdos que tenemos por el Presupuesto", replicaba el segundo.

“Iguacel se cortó solo; es un irresponsable”, exclamaba con indignación un integrante del equipo económico a comienzo de semana.

No fue este el único ámbito de controversia dentro del oficialismo. En la UCR también hubo voces críticas hacia el reajuste. De hecho, antes de que el Presidente decidiera dar marcha atrás con la medida, hombres clave del radicalismo hablaron con Dujovne de algunas ideas alternativas a la propuesta de Iguacel. La cumbre radical del próximo jueves en la Capital Federal tendrá en su temario el asunto de las tarifas, el presupuesto y el panorama político para el año electoral que se avecina.

Respiro en la City. 

La calma de la semana la trajo el dólar. El viernes cerró al valor más bajo que tuvo desde finales de agosto. "Es de no creer; consguimos parar el dólar y aparecen Iguacel y Carrió y nos complican todo"se quejaba un funcionario con despacho en la Casa Rosada que lucía en su rostro un cierto agobio.

El episodio del reajuste tarifario debería servir de enseñanza para el Presidente. Macri planteó la organización de su gobierno a la manera de una verdadera ceocracia, creyendo que iba a procurarle la solución a diversos problemas. Algo así fue lo que implementó en su primera gestión al frente de la Ciudad de Buenos Aires que, de las dos que tuvo, fue la más problemática.

Llama la atención que, a la hora de ejercer la presidencia, no hubiera aprendido esa lección. Fue un error sobre el que incluso lo alertó Sebastián Piñera. “No lo hagas; no cometas el mismo error que cometí yo”, le dijo el presidente de Chile. El campo minado que dejó el kirchnerismo, junto con la minoría absoluta de Cambiemos en ambas cámaras del Congreso y en la cantidad de gobernaciones, imponía la designación de personas poseedoras de una visión política de envergadura. 

Mario QuintanaGustavo LopeteguiFrancisco CabreraLuis Caputo, Nicolás Dujovne, Marcos Peña están lejos de ese perfil. Las consecuencias de dicha carencia están a la vista. "El primer método para estimar la inteligencia de un gobernante es mirar los hombres que tiene a su alrededor" (Maquiavelo).

Producción periodística: Lucía Di Carlo.


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martes, 17 de julio de 2018

Sin intocables… @dealgunamanera...

Sin intocables… 
La voz de su amo. Horacio Rodríguez Larreta. Dibujo: Pablo Temes.

En Casa Rosada circulan quejas contra la Jefatura de Gabinete. Esperando a Lagarde.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 15 de Junio de 2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los ojos y los brazos de Macri están en el ojo de la tormenta”. Así grafica una voz que conoce las tribulaciones del poder la situación que se vive en el interior del Gobierno. La frase, que nada tiene que ver con el cuerpo del Presidente, cuyos  ojos y brazos gozan de buena salud, alude a cómo se denomina en la jerga de Cambiemos al triunvirato a cargo de la Jefatura de Gabinete. Ni Marcos Peña, ni Mario Quintana ni Gustavo Lopetegui –los triunviros en cuestión– pasan por su mejor momento.

Durante los dos años y medio que lleva de gestión el actual gobierno, las inquinas hacia ellos vinieron desde las entrañas del gabinete. Todos sufrieron las formas y las acciones de ese triunvirato de poder. Algunos, como Alfonso Prat-Gay, lo pagaron con sus cargos. Otros sobrevivieron, pero de todos partieron y parten quejas que cada vez se callan menos.

Ruidos.

A ese universo se sumaron en estos días dos protagonistas de peso pesado: Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. El que tomó la delantera fue el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El Presidente aún sostiene a Peña. Es consciente del alto costo político y de administración que le representaría desprenderse de él. Los ministros discuten con Peña y compañía los aspectos concretos de la gestión. Lo de las planillas de Excell, usado como alusión a la mentalidad reinante en la Jefatura de Gabinete, no es algo figurativo sino muy concreto: es una metodología que denota una carencia absoluta de visión política de lo que es gobernar. Y las consecuencias de esa carencia se ahondan en momentos de crisis como los que se viven en el presente. El gran interrogante que se plantean todos los analistas es si el Gobierno tendrá la capacidad de maniobra para trabajar y lograr los acuerdos políticos que requiere la complejidad del presente.

Todo lo que está aconteciendo en el ámbito político tiene un objetivo: la elección presidencial de 2019. La crisis no solo ha precipitado los tiempos sino que ha incorporado un factor que estaba ausente hasta marzo: la incertidumbre. Lo que era una reelección casi segura de Macri hoy ya no lo es.

¿Puede entonces aparecer dentro del oficialismo la candidatura de María Eugenia Vidal como alternativa? La respuesta es terminante: no. Para 2019, el objetivo es la reelección del actual presidente. El desafío es enorme. Macri sabe –todos en Cambiemos lo saben– que si no se gana en primera vuelta, lograr la reelección se parecerá a una quimera. Por eso crece el peso de voces como las de Emilio Monzó. El presidente de la Cámara de Diputados a quien, fruto de la soberbia imperante en el núcleo duro del PRO, estuvieron a punto de arrojar a la hoguera de la indiferencia y darle una embajada secundaria a modo de premio consuelo de poca monta, ha vuelto a ganar protagonismo en el armado político con vistas a la elección del año que viene. Su manejo de la provincia de Buenos Aires fue clave en la remontada electoral que tuvo Cambiemos en 2017.  

En el peronismo las cosas están más complicadas. Cristina Fernández de Kirchner –que quiere volver a ser presidenta– está muy activa. Se mueve en silencio. Ya aprendió que cuando calla y no aparece en escena sube en las encuestas. También sabe que son muchos los que en el peronismo no la quieren. Y entre esos muchos está la mayoría de los intendentes justicialistas del conurbano bonaerense.

Visita.

La llegada al país de Christine Lagarde está llena de connotaciones políticas. La circunstancia ha querido que, por una razón fortuita, la directora del Fondo Monetario Internacional viajara a la Argentina para supervisar algunos aspectos preparatorios de la reunión del G20 que se realizará en nuestro país en noviembre. Lagarde, que está preocupada e involucrada en que el acuerdo entre el Gobierno y el FMI funcione, quiere reunirse no solo con el Presidente sino también con referentes de la oposición. Sabe que sin la aquiescencia de los opositores, el Gobierno no tiene ninguna chance de lograr que este acuerdo se haga realidad. Cuenta con un elemento a favor nada desdeñable: los gobernadores del peronismo entienden que si los números de la economía no mejoran, a ellos también les va a ir mal.

Por su parte, los técnicos del Fondo son duros con el análisis de las medidas adoptadas por el Gobierno. En un informe que se conoció en estas horas se supo que estos técnicos –Roberto Caldarelli y Alejandro Wagner– pidieron, entre otras cosas, no solo que no se continúe con las rebajas de las retenciones a las exportaciones de soja sino que se reimplanten algunas de las que se les quitaron a otros cereales en diciembre de 2015. La respuesta del Gobierno a este requerimiento fue un no rotundo.

Los economistas coinciden en que se está en el comienzo de una etapa recesiva que no se sabe muy bien cuánto va a durar. Lo que ha habido es una maxidevaluación con inflación, y esto lleva a una caída significativa del consumo. A pesar de una reactivación incipiente en algunas industrias exportadoras –por ejemplo, las carnes–, es muy temprano para que esto produzca un empuje importante en la actividad económica. El panorama debería empezar a mejorar con la cosecha fina –si todo anda bien– a partir de enero del año próximo.

En el día a día, hay que tener en cuenta un factor de incertidumbre importante: La caída en la demanda de dinero. La gente que puede ahorrar no quiere pesos, lo que acentúa el bimonetarismo argentino a favor del dólar. Esto, que increíblemente el Gobierno no advirtió en el momento en que comenzó la corrida cambiaria, dificulta hacer política económica.

El índice de inflación de junio viene muy alto. Cierre de locales comerciales, suspensiones, pérdida de puestos de trabajo, caída del trabajo informal, se conjugan para dar como resultado un aumento de la pobreza. Macri pidió ser evaluado por el éxito o el fracaso en el cumplimiento de una promesa de campaña que repitió hasta el hartazgo: pobreza cero. Si la evaluación la hiciéramos en los términos de un examen académico, la calificación que le correspondería sería contundente y lapidaria: reprobado.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.



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