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domingo, 3 de noviembre de 2024

Confianza en Trump... @dealgunamanera...

Confianza en Trump… 


El Gobierno espera que el magnate republicano gane las elecciones para recibir una ayuda de los amigos en el FMI.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 02/11/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Más allá del estrépito, la salida de Diana Mondino de la Cancillería era algo ya sabido. El estrépito fue producto de un hecho que dejó al descubierto la falta de comunicación interna del Gobierno. El voto argentino en la Organización de las Naciones Unidas fue, históricamente, contrario al embargo contra Cuba. Es un voto que tiene un valor meramente simbólico. La catastrófica situación de atraso y pobreza que soporta la ciudadanía cubana no está causada por ese embargo, sino por la concepción anacrónica de un régimen totalitario y autocrático cuyos dirigentes viven en medio de una opulencia escandalosa.  

Diana Mondino se ha encargado de decir que ese voto había sido puesto en conocimiento de la Casa Rosada antes de ser emitido. Hasta ahora no ha habido respuesta desde la Presidencia. Eso, sumado a las palabras elogiosas del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, hacia la exministra indica que hay voluntad de no tirarla por la borda. Sin embargo, queda clara la brutal forma de ejercer el poder que tiene el Presidente. Lo que sí hubo fue un comunicado dirigido al personal de la Cancillería, cuyo párrafo final sembró inquietud y encendió alarmas “… el Poder Ejecutivo iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad”. Una cosa es que el cuerpo diplomático lleve adelante las políticas que emanan del gobierno de turno –esa es, al fin y al cabo, su tarea– y otra muy distinta es que todos sus integrantes piensen de la misma manera. La caza de brujas ha formado parte de los usos y costumbres del kirchnerismo, del peronismo y de los regímenes militares. El ideario libertario prometió otra cosa. Ese tipo de reacciones van en contra de los postulados de la libertad.    


Diana Mondino hizo saber que la Casa Rosada conocía cómo se iba a votar en la cuestión de Cuba.

Un ejemplo de la volubilidad de la política vernácula lo representa el caso del reemplazante de Mondino, el flamante ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein, quien se venía desempeñando como embajador de la Argentina ante el gobierno de los Estados Unidos, supo ser un acérrimo acólito de Cristina Fernández de Kirchner. “Habíamos podido abandonar el modelo de especulación financiera por uno de producción y, además, éramos de los países más desendeudados del mundo”, escribió el flamante ministro en 2011. El problema no es solo el cambio de opinión. Al fin y al cabo, ahí está el caso de Daniel Scioli, que también se desvivió en elogios hacia la expresidenta –que no le evitaron ser despreciado por ella– y hoy es funcionario estelar de este gobierno que le permite por estos días subirse a la ola del fenómeno Franco Colapinto e intentar traer la Fórmula 1 a la Argentina. El problema es de esencia moral: haber apoyado al kirchnerismo significa haber convalidado la corrupción reinante en esos gobiernos y el proyecto autocrático  –y por ende antidemocrático– que encarnaban. Queda claro que a La Libertad Avanza le está costando demasiado mantener una línea de coherencia entre sus nuevos funcionarios. En este mismo contexto se inscribe también la elección del titular de la Dirección General Impositiva (DGI), Andrés Vázquez, con un controvertido pasado kirchnerista.  

La próxima semana será de gran expectativa en la Casa Rosada como producto de la elección presidencial en los Estados Unidos. Prudente y acertadamente, el Gobierno viene sosteniendo en su discurso una postura equidistante de los dos candidatos. Se prenuncia una elección con un resultado muy cerrado. En el promedio de las encuestas más respetadas hay una ventaja mínima, pero sostenida para Donald Trump sobre Kamala Harris. Es claro que, en el sentimiento de 
Milei
, su deseo es que gane Trump. Su identificación y cercanía con el candidato republicano hace la diferencia para un acceso a la Casa Blanca que no tendría con Harris. Y eso, en el contexto de todo lo que falta negociar con el Fondo Monetario Internacional, pesa. Lo vivió Mauricio Macri: de no haber sido por su amistad con Trump, el extraordinario –y controvertido– préstamo que el organismo le dio al país no se hubiese materializado. Como ya se vio, en las filas del trumpismo, la figura de Milei despierta apoyo y euforia. De ser elegido, habrá que ver cuánto de todo esto se traduce realmente en medidas de apoyo para el gobierno argentino.  


El paro mostró que dirigentes como Pablo Moyano no entienden el cambio que vive la Argentina.

Mientras tanto, en la política de cabotaje, viejos fantasmas sobrevuelan la escena. Por un lado, el paro en el transporte que impulsó una parte del gremialismo duro, puso de manifiesto que dirigentes como Pablo Moyano no han entendido el cambio que se está produciendo en la Argentina. Más allá del gobierno libertario, la gente de a pie ya no tolera medidas que perjudiquen su vida diaria en pos de sostener los privilegios de la casta sindical. La Unión Tranviarios Automotor (UTA), el gremio que nuclea a los trabajadores de las principales líneas de colectivos del país, decidió no participar de la medida de fuerza luego de llegar a un acuerdo de recomposición salarial con el Gobierno y las cámaras empresariales. El oficialismo logró así una doble carambola: evitó un jueves sin el servicio de colectivos, aisló a los gremios díscolos y los convirtió –una vez más– en su sparring de cara a la sociedad.  

El otro hecho que se celebró dentro del Gobierno es que CFK se encamina a presidir el PJ. No solo eso, La ex vicepresidenta se reunió con gobernadores y otras figuras del peronismo para ponerse a trabajar de cara a las elecciones de medio término del año que viene. Sergio Massa está incluido en ese combo. Nada nuevo bajo el sol. Queda claro que la oposición no tiene figuras de renovación y les regala a los libertarios la posibilidad de arrasar con el pasado reciente que tanto mal le ha hecho a la Argentina.





domingo, 21 de abril de 2024

Decir vs. Hacer. Disonancia cognitiva... @dealgunamanera...

Decir vs. Hacer. Disonancia cognitiva...

Omato Manuel Adorni. Dibujo: Pablo Temes.

El Presidente la atribuye a la educación pública, pero él es el primero que la exhibe en sus actos de gobierno.

© Escrito por Nelson Castro el Sábado 20/04/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. República Argentina.

“Pero después uno intenta modernizar las leyes laborales y se ponen como locos… La disonancia cognitiva que generó el lavado del cerebro en la educación pública es tremendo”, dijo Javier Milei a través de sus redes sociales. La intención era clara: la desacreditación de la educación pública en medio de los reclamos presupuestarios, que vienen haciendo las universidades nacionales.

La disonancia cognitiva es la incomodidad o desasosiego que padece una persona cuando sus convicciones o conductas entran en contradicción con sus actos. El término fue acuñado por el psicólogo social estadounidense Leo Festinger (quien vivió entre 1919 y 1989) y, en 1957 publicó su libro referencial “A Theory of Cognitive Disonance” (Teoría de la Disonancia Cognitiva). Uno de los casos que siempre se mencionan para ejemplificar la definición, es el de la persona que, sabiendo de lo comprobadamente nocivo que es el hábito de fumar para su salud, decide continuar haciéndolo con el argumento de que no es así. Otro ejemplo clásico es el del integrante de un matrimonio que, habiéndose comprometido a serle fiel a su cónyuge, finalmente lo engaña y trata de justificarse arguyendo que la culpa de su claudicación es del otro u otra.

De la definición de la afección y de los ejemplos recién citados, emerge claramente que la condición sine qua non para su existencia es la mentira, cuyas principales consecuencias son el autoengaño y la contradicción. Vayamos pues a los casos concretos.

¿Hay funcionarios del actual gobierno que hayan estudiado en universidades públicas? La respuesta es “sí”. De una primera y rápida mirada surgen los siguientes: Federico Sturzenegger, cerebro del proyecto de ley “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” es graduado de la Universidad de Buenos Aires. Lo mismo acontece con el ministro de Economía, Luis Caputo. La canciller Diana Mondino es graduada de la Universidad Nacional de Córdoba y el ministro de Defensa, Luis Petri, es graduado de la Universidad Nacional de Cuyo. Y la lista sigue…. ¿Diría el Presidente que todas estas personas han sufrido un lavado de cerebro por haber estudiado en universidades públicas?

Vanidad e impericia.

Avancemos por este camino de ver las decisiones del Gobierno que representan un caso de disonancia cognitiva, o sea, decir una cosa y hacer otra.

Nos tropezamos ahí con el de las prepagas. Claramente, los aumentos exorbitantes que han impuesto en las cuotas a sus afiliados generan una enorme angustia en la totalidad de los usuarios, muchos de los cuales han debido darse de baja o adoptar planes inferiores a los que durante años sostuvieron. Ante esta situación –sumada a la convicción que tiene Milei de que el renunciado presidente de la Unión Argentina de Salud, Claudio Belocopitt, jugó decididamente a favor de Sergio Massa –en la elección presidencial del año pasado–, actitud que tuvo la mayoría del empresariado argentino, el Gobierno –o sea, el Estado–, decidió intervenir para acabar con lo que entiende es una situación de cartelización. Este accionar hace a las atribuciones del Estado al que, en sus declaraciones y pensamientos, el Presidente demoniza permanentemente.

Lo mismo aplica para el concepto de casta –pilar de la construcción de poder de Milei– para el cual, hay que reconocerlo, lo ha ayudado mucho el bochornoso espectáculo que dio la Cámara de Senadores el jueves pasado con el escandaloso aumento de dietas, gastos de representación y por desarraigo que se autootorgaron con un accionar furtivo, propio de bribones. Sin embargo, el hecho salpicó también a los senadores de la Libertad Avanza que, desde el punto de vista del reglamento de funcionamiento de la Cámara, terminaron avalando tal aumento. Para explicarlo con claridad: cuando un proyecto se vota a mano alzada, la forma de oponerse es pedir la palabra y expresar la oposición. Eso no ocurrió. Tampoco hubo una crítica por parte de la vicepresidenta, Victoria Villarruel –a quien no le gusta que se le diga vicepresidenta, sino vicepresidente– quien sólo se limitó a decir que todo lo ocurrido era perfectamente legal aun cuando le era ajeno. Lo que no dijo fue si le parecía correcto o no. El que calla, otorga.

La disfuncionalidad cognitiva es la manifestación de una conducta patológica, que se manifiesta en las personas de todas las clases sociales en todas partes del mundo. No es patrimonio exclusivo de los argentinos. El mismo Milei es un exponente de ello. La tildó a Patricia Bullrich de ser una montonera que ponía bombas en las escuelas, de lo que después debió disculparse, Lo mismo ocurrió con el papa Francisco, a quien llamó el representante del “Maligno” en la Tierra. Despotricó también contra el presidente de China, Xi Jinping, para luego asignarle a la canciller Mondino la tarea de disculparse, situación que se repitió en estos días con el presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva.

La llamó montonera que ponía bombas en los jardines de infantes a Bullrich, y después la nombró ministra.

Y dos ejemplos finales para marcar estas contradicciones del Presidente. Hablando el viernes ante lo más conspicuo del empresariado vernáculo reunido en el Foro del Llao Llao dijo que los que habían fugado dólares eran “héroes” porque habían escapado de las “garras del Estado”.

Fue ésta una apología de la ilegalidad, porque en ese universo no sólo hubo pequeños ahorristas tratando de salvar sus pocos ahorros sino, principalmente, grandes evasores que se aprovecharon del uso de instrumentos financieros que están al alcance de unos pocos para incumplir la ley.  Si nos atenemos a la definición de liberalismo dada por Milei –“El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad”– esa conducta nada tuvo de “heroica”, porque quien evade impuestos perjudica al resto de la sociedad, es decir, el prójimo.

 Tampoco encaja en la definición de liberalismo dada por Milei su agresividad permanente, contra quienes no piensan como él. Los economistas que no piensan como él, son todos burros o delincuentes. Los periodistas que lo critican –esta semana les tocó a Jorge Lanata y María Laura Santillán, para quienes va la solidaridad de esta columna– son todos “ensobrados”. He ahí otro ejemplo de la disonancia cognitiva del Presidente. Y van…




viernes, 15 de diciembre de 2023

Diana Mondino, su marido y el fraude bancario más grande de la historia argentina… @dealgunamaneraok...

 Diana Mondino, su marido y el fraude bancario más grande de la historia argentina… 

¿Qué tiene que ver la ministra de Milei con el ex Banco Integrado Departamental (BID)?.

 

© Escrito por Guillermo Delgado Jordán el viernes 15/12/2023 y publicado por el Periódico Digital En Orsai de la Ciudad de Morón, Provincia de Buenos Aires, República Argentina.

Para muchos desprevenidos, la economista cordobesa Diana Mondino, designada por Javier Milei como Canciller de la República Argentina, puede parecer una cara nueva de la política.


Pero no sólo tiene el récord de ser la funcionaria más rica dentro de los ministros designados por el libertario; también su nombre (y el de su marido) se vincula al ex Banco Integrado Departamental (BID), un banco cooperativo de Venado Tuerto, y el llamado «fraude bancario más grande de la historia argentina».

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Mondino está casada con Eugenio Pendás quien fue funcionario menemista. A fines de 1993, a través del Decreto 2365/1993, fue designado Superintendente de Entidades Financieras y Cambiarias del Banco Central de la República Argentina.

Durante su administración, el BID fue cerrado en Semana Santa de 1995, en medio de la crisis por el «efecto tequila», dejando un tendal de más de 21.000 ahorristas con 381 millones en depósitos (que terminaron de cobrar en 6 cómodas cuotas en el año 2019 a valores históricos, no actualizados).

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Por esos años era presidente del Banco Central Roque Fernández y el gerente general del BID, Roberto Cataldi.

A comienzos de 1995, el BID fue suspendido porque estaba en ‘rojo’, y Cataldi fue «obligado» por el Banco Central a absorber a otros dos bancos quebrados. Cataldi?denunció que el Central lo intimó a absorber a entidades financieras con problemas -el Banco Aciso y el de la Ribera- y que la suspensión del banco que él presidía se debió a «presiones del propio Roque Fernández y de directores del Central».

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En julio de 1997, luego de conocerse que el Banco Central de la República Argentina sabía del proceso de cesación de pagos en junio de 1994, ocho meses antes de aprobar la fusión con los bancos de la Ribera y Aciso, y diez antes de suspenderlo de la garantía de depósitos; la presidenta de la Comisión Nacional de Ahorristas Damnificados, Matilde Sermoneta, denunció que «parte del dinero estaba en una isla del Caribe».

Lo que todos se preguntaban por entonces es cómo se pudieron realizar las absorciones con un BID a todas luces tambaleante. ¿A dónde estaba mirando el Superintendente de Entidades Financieras, Eugenio Pendás?

Cataldi denunció oportunamente que la absorción del Aciso generó problemas al BID por su débil situación patrimonial. Pero un hecho contradecía la falta de solvencia que esgrimía Cataldi. En tiempos de la fusión, la calificadora de riesgo Risk Analysis le otorgó un puntaje favorable Triple B y el plan de fusión y estafa a los ahorristas pudo llevarse adelante sin problemas.

La fundadora de Risk Analysis que, con su calificación permitió la absorción fue nuestra actual Canciller, Diana Mondino, esposa del entonces Superintendente de Entidades Financieras y Cambiarias del Banco Central de la República Argentina, Eugenio Pendás, que debía velar por la transparencia de la absorción. 

Notas relaciondas y de interés:

https://www.clarin.com/economia/detienen-ex-directivos-banco-integrado-departamental_0_SJrm7Kmb0te.html

https://www.tiempodejusticia.com.ar/index.php/590-ultimo-reintegro-a-ahorristas-del-ex-banco-integrado-departamental

https://www.elcohetealaluna.com/quien-es-el-marido-de-mondino/


   

sábado, 9 de diciembre de 2023

Los dos modelos... @dealgunamaneraok...

Los dos modelos...


El presidente electo, Javier Milei, adelantó que en el futuro inmediato convivirán en la Argentina una economía estancada y altos índices de inflación. En sus palabras, “va a haber una estanflación, porque cuando hagamos el reordenamiento fiscal, impactará negativamente en la actividad económica”. Inmediatamente atribuyó esa situación a las políticas monetarias aplicadas por el gobierno saliente. Luego agregó: “por eso yo digo que la única billetera que va a estar abierta es la de Capital Humano, para darle contención a los caídos”.

© Escrito por Carlos Heller (*) el domingo 03/12/2023 y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

Milei dice, y tiene razón, que es el primer presidente votado por un porcentaje significativo de la ciudadanía que, durante la campaña electoral, anticipó que si ganaba iba a llevar adelante un fuerte ajuste.  

Otros gobiernos que impulsaron planes similares no los anticiparon o, incluso, plantearon lo contrario. Fue el caso del de Carlos Menem, quien prometió “salariazo y revolución productiva” y a quien luego se le atribuyó la frase “si decía lo que iba a hacer no me votaban”. Mauricio Macri en 2015 transitó una senda parecida: en la campaña electoral aseguró que iba a respetar todo lo que estaba bien del gobierno anterior y que impulsaría una “revolución de la alegría”. 

Milei, como ya dijimos, viene sosteniendo que en la Argentina es indispensable un gran ajuste y que su implementación debe hacerse a través de una política de shock: resolver el déficit cuasifiscal generado por las Leliq, interrumpir la obra pública, eliminar ministerios, acelerar privatizaciones y despidos, entre otras iniciativas. Por supuesto: es imposible desarrollar un proceso de recortes de gran magnitud sin que haya “caídos”. 

Desde su perspectiva, el camino hacia el bienestar exige atravesar el malestar: si se toman esas medidas drásticas de ajuste, dice el presidente electo, se podrá derrotar a la inflación en un plazo que va desde los 18 a los 24 meses. La Argentina sin inflación es posible. Pero, según ellos, hay que pasarla mal un tiempo. En ese mismo sentido, Diana Mondino, futura canciller del nuevo gobierno, afirmó en una reunión con la UIA: “Aguanten seis meses que la Argentina va a ser el mejor país del mundo”. 

Hay, en estos planteos, cuestiones ideológicas de fondo. Milei no considera, por ejemplo, que en los procesos inflacionarios haya un componente importante de puja distributiva. Por eso en su diagnóstico sobresale la idea del atraso de ciertos precios relativos. Cuando se habla de ello hay que preguntarse, ¿relativos con relación a qué? La respuesta es respecto a los salarios, las jubilaciones y el resto de los ingresos fijos. Por lo tanto, actualizar los precios relativos supuestamente atrasados significa que todos los ingresos mencionados caigan en términos reales.  

En el corto plazo, es presumible que los que votaron al presidente electo le den un crédito. De lo contrario no lo hubieran votado. Ellos creen que el problema es “el costo de la política y  la casta” y que, si eso “se resuelve”, van a vivir mejor. Nadie vota conscientemente para empeorar. 

Seguramente el nuevo gobierno tratará de utilizar el tiempo inicial de mayor legitimidad para intentar hacer todo lo que quiere hacer. Allí también estará Macri aconsejando al nuevo presidente acerca de que tiene que desplegar sus políticas de modo veloz y que el gradualismo no es una opción. 

Hay dos modelos de país y Milei expresa de un modo nítido uno de ellos. En él todo está sujeto a la rentabilidad económica, la libertad de mercado y las desregulaciones. 

Pero así como el presidente electo expresa uno de los modelos, es importante identificar a quiénes expresamos el otro. Nuestro Bloque de Diputados va a ser el más grande de la Cámara y tendremos una enorme responsabilidad en el proceso político que se abre. 

Milei prometió que el 10 de diciembre, recién asumido, anunciará en la Asamblea Legislativa los proyectos de ley que enviará al Parlamento. Allí volverá a darse el debate estructural sobre los dos modelos de país, pero en torno a iniciativas concretas. Todo resultado electoral establece que quien gana gobierna y quien pierde expresa la oposición. Dentro de la estricta lógica institucional, ejerceremos con plena legitimidad y responsabilidad el rol asignado para esta nueva etapa. 

(*) Diputado nacional por el Frente de Todos y presidente del Partido Solidario.



   

domingo, 26 de noviembre de 2023

Algo más que el voto bronca… okdealgunamanera...

 Algo más que el voto bronca…


El Gabinete del Dr. Caligari (After Robert Weine). Dibujo: Pablo Temes.

El gabinete del doctor Caligari. Robert Wiene, 1920.

El presidente electo sabe que debe responder también a una gran expectativa de cambio que se expresó en las urnas.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 25/11/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Se vive un clima particular tras el resultado electoral que consagró como nuevo presidente de la Nación a Javier Milei. Por un lado, hay en gran parte de la sociedad un sentimiento de alivio generado por haber dejado atrás al kirchnerismo. Es como haberse liberado de una pesada carga que producía agobio y daño. El kirchnerismo ha sido una desgracia, no porque todas sus medidas de gobierno hayan sido malas –aun cuando las malas fueron mayoría– sino por su concepción antirrepublicana del poder, de sus prácticas corruptas y de su visión antinómica de la política con su lógica ilógica amigo-enemigo. 


El objetivo permanente de Cristina Fernández de Kirchner y sus secuaces fue la búsqueda de la suma del poder público para consagrar la impunidad de los muchos delitos de corrupción cometidos por numerosos funcionarios, comenzando por la misma vicepresidenta. A ese menú se le agregó un ingrediente que fue letal para las aspiraciones de Sergio Massa: su desastrosa gestión, que llevó el índice de inflación a niveles altísimos que no se registraban en el país desde hace treinta años. Así fue que se sirvió de su rol como ministro de Economía para hacer uso y abuso de los recursos del Estado al servicio de su campaña. Por primera vez desde la recuperación de la democracia, al peronismo en el ejercicio del poder le explotó la bomba que fabricó como producto de su mala gestión. El “¡Ah!, pero Macri” no le funcionó. Como tampoco le funcionó la descomunal campaña del miedo que se desplegó contra el líder de La Libertad Avanza.    

Por una renovada esperanza


Convive con ese sentimiento de alivio generado por la caída del kirchnerismo otro motivado por el nuevo gobierno: la esperanza de un cambio. Eso representa un crédito fundamental para Javier Milei, que tiene el desafío de no defraudar. Es decir, no solo hubo voto bronca. El presidente electo alcanzó el poder apoyado por una avalancha de votos que muestran una transversalidad pocas veces vista. Lo votaron personas de todos los estamentos socioeconómicos. Muchos que habían votado al peronismo depositaron en la urna la boleta del binomio Milei-Villarruel. Hay un hartazgo en muchos sectores muy castigados por la pobreza con la condición de sumisión a la que los expone tener que vivir dependiendo de un subsidio, hecho que significa depender de los caprichos de un puntero y de la corruptela que lo circunda. Habrá que ver si esa expectativa de cambio se concreta. Sería algo fenomenal porque representaría un cambio de cultura de enorme impacto político en la necesidad que tiene la Argentina de dejar de lado el populismo al que la llevó el peronismo kirchnerista. Otra prueba de esa sensación de hartazgo es la impactante elección que La Libertad Avanza obtuvo en la provincia de Buenos Aires toda y en vastos sectores del Conurbano. Dejó en claro que esos fueron votos ganados al peronismo y en eso no hay discusión. 


La primera semana del presidente electo lo puso en el camino de la realidad. En una de las varias entrevistas que concedió habló de pragmatismo. Fue un reconocimiento a algo de lo que se habló en esta y otras columnas de opinión: una cosa es la campaña electoral y otra, gobernar. La gobernabilidad de la nueva administración exige acuerdos políticos. La Libertad Avanza por sí sola carece del poder suficiente en el Congreso que necesita para aprobar muchas de sus propuestas. Deberá negociar –como ya se ha visto en estos días– con la casta a la que, por otra parte, ya pertenece. El acuerdo con Mauricio Macri y Patricia Bullrich es evidente. El expresidente tuvo la lucidez de jugar un pleno al ganador. Lo más importante será pues que todo eso se explicite ante la sociedad. Milei es una persona honesta. Y esa es una condición fundamental. Es un punto de partida clave luego de la oleada de corrupción que representó el kirchnerismo. 


Las idas y vueltas en los nombramientos de los funcionarios que lo acompañarán durante su gestión tuvieron un toque de amateurismo. Que se entienda bien, esa misma ingenuidad fue la que lo mostró bien intencionado ante el común de la gente frente a la soberbia infinita de Sergio Massa. Ahora bien, la presidencia nunca es un buen lugar como sala de ensayo. El presidente electo deberá afinar la puntería y volver a ordenar la tropa interna. La salida de Emilio Ocampo, motivada por la elección del ex secretario de Finanzas Luis Caputo, y expresidente del BCRA, fue un golpe duro para los planes de dolarización y “desconexión” del Banco Central. Caputo no es una persona querida en el ambiente; sus ínfulas y su soberbia aún resuenan en lo más alto del Fondo Monetario. Un economista que recuerda los años del macrismo a la perfección señaló que “la renuncia de Toto al Central fue irresponsable porque se fue en el medio de una crisis y con las negociaciones con el FMI sin encaminarse. No fue en buenos términos”.

Frankenstein vs. Drácula


Sin mirar hacia atrás, el futuro titular de la cartera económica ya adelantó ante empresarios y banqueros que “no habrá sorpresas para desarmar la maraña de Leliqs”. Milei ya le había dejado claro que no quería nada similar a un plan Bonex. Aseguró también que “la totalidad de su programa está basada en el equilibrio fiscal y que la prioridad es establecer un ancla fiscal fuerte. El equilibrio fiscal debe empezar recortando 2 puntos del gasto público del PBI”, aseguró. 


Que el árbol no tape el bosque. Milei es el primer presidente economista. Es sabido que tendrá la pericia suficiente para intervenir en las decisiones en materia de economía. Sin embargo, este doble rol encarna algunos peligros encubiertos. En primer lugar, los choques temperamentales con su ministro estarán a la vuelta de la esquina. En segundo lugar, sería esperable que, como presidente, esté por encima de las decisiones de política económica aportando una visión mucho más general y estratégica tanto a nivel local como internacional. En ese plano, la elección de Diana Mondino para conducir el Ministerio de Relaciones Exteriores parece acertada. A pesar de algunos “disparates de campaña”, Mondino es una mujer formada. El presidente electo aguantó los embates del macrismo para colocar en ese lugar a Federico Pinedo. También sostuvo a Mariano Cúneo Libarona en lugar de ceder a la propuesta –casi una exigencia– de sentar en la cartera de Justicia a Germán Garavano. En el entorno de Macri se escuchan quejas por lo que consideran una baja consideración por los votos aportados. “No nos pueden pintar la cara”, bramaron. 


Milei sabe que no puede ceder un ápice si quiere ser un presidente con poder pero también es consciente de su estructura carente de volumen político. En ese delgado equilibrio se juega las primeras fichas para estabilizar su futuro gobierno.




domingo, 5 de noviembre de 2023

Elecciones: es lo que hay… @dealgunamaneraok...

 Elecciones: es lo que hay…


Reino salvaje: Dibujo: Pablo Temes.

Las campañas de ambos candidatos muestran la pobreza de la oferta electoral de la clase política.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 04/11/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

“¿Votamos a Frankenstein o a Drácula?”, reza uno de los memes que más circulan en las redes en alusión a la segunda vuelta del próximo domingo 19 de noviembre. La expresión refleja a la perfección la encrucijada electoral en que quedó atrapado el país tras el resultado de los comicios del 22 de octubre pasado. Explica, a su vez, la falta de esperanza de una parte significativa de la ciudadanía, que ve a la Argentina como un país sin otro rumbo que el del desencanto y la frustración.

La campaña de Sergio Massa es absolutamente desvergonzada. No solo eso sino que, además, en muchos casos, es violatoria del Código Nacional Electoral que, en su artículo 64, establece que no se pueden hacer anuncios de gestión a partir de los 25 días previos a los comicios. Nada que sorprenda viniendo de un dirigente peronista para el que el valor de la ley es escaso o nulo. Las dos únicas propuestas del candidato oficialista son el “plan platita” y el miedo a su rival, a quien, en general, no nombra. Una muestra de esa falta de límites fue la foto de campaña que el ministro-candidato se sacó con actores y actrices afines usando de fondo el Festival Internacional de Mar del Plata. Un verdadero gesto de apropiación de un acontecimiento cultural que debe ser respetado en su pluralidad. Así es el peronismo.

Desde el sábado hasta el martes hubo en el entorno de Massa una mezcla de desasosiego y enojo por la falta de combustible que se extendió a todo el país. El destinatario especial de ese enojo fue el presidente de YPF, Pablo González. Hay que recordar que YPF es una compañía manejada por La Cámpora. Es una parte más de la totalidad de las cajas del Estado que quedaron en manos de la agrupación que lidera el hijo de los Kirchner. En esa administración, junto con el afán por gerenciar el dinero que mueve la firma con intencionalidades político-partidarias, abunda –como no podía ser de otra manera– la ineptitud que derivó en este inconveniente que paralizó por varias jornadas a todo el país. Eso enojó a Massa, quien, de todas maneras, nada puede hacer para modificar la situación. ¿Podrá hacerlo en caso de ser electo presidente?

En la reunión con los empresarios en la sede de la Unión Industrial Argentina (UIA), el ministro- candidato vivió algunos momentos incómodos. El reclamo principal de los industriales pasa por los dólares que las empresas necesitan para importar los insumos que precisan para seguir operando. Las respuestas dadas no fueron satisfactorias. Hubo cruces picantes entre Massa y algunos de los allí presentes. El ex intendente de Tigre intentó zanjar esa tensión ofreciendo cargos a empresarios en su idea de un gobierno de unidad nacional. Entre las vacantes en danza está la presidencia del Banco de la Nación.

Parte de la gente ve un país sin otro rumbo que el desencanto y la frustración.

Uno de los problemas que tiene Massa para contrarrestar su falta de credibilidad es la presencia activa del kirchnerismo que, claramente, no ceja en su intento de imponer su agenda, la que, como es bien sabido, está vinculada directamente a las necesidades de Cristina Fernández de Kirchner. Su prioridad es el Poder Judicial.

En ese ámbito, la condenada vicepresidenta busca descabezar a la Corte Suprema y, además, designar a decenas de jueces afines. Ese intento fracasó con Alberto Fernández. La presión la tiene ahora Massa. Y si llegara a ser elegido presidente, la tendrá mucho más aún. Una muestra de ello ocurrió esta semana con el cruce de alta tensión entre los dos miembros de la Corte Suprema de Justicia –su presidente, Horacio Rosatti, y Carlos Rosenkranz–, que rechazaron de cuajo y en duros términos el juicio político que les quieren promover desde el kirchnerismo. El dictamen de la Comisión de Juicio Político ya está listo para elevar la acusación que pasará, entonces, a la Cámara de Diputados. El oficialismo está esperando la palabra de Massa para ver si aprueba ese paso que, de concretarse, será juzgado por un Congreso con otra integración en el que el kirchnerismo no tiene mayoría pero en el que está la mano de CFK, con su hijo Máximo y Eduardo “Wado” de Pedro como verdaderos comisarios políticos.

Esta movida impulsada por la vicepresidenta generó la protesta inmediata y enérgica nada menos que del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, quien acusó directamente al ministro-candidato de estar apoyando esta maniobra. Es lo peor que podría haber esperado Massa, que estaba planeando algún movimiento de seducción hacia el gobernador, cuyo apoyo necesita para captar algunos de sus votos, que son cruciales para allanarle el camino hacia la Casa Rosada.

En las huestes de Javier Milei tampoco reina el sosiego. La sociedad con Mauricio Macri ha producido un profundo impacto –no siempre positivo– puertas adentro del espacio libertario. Tal es la fuerza de ese impacto que el candidato debió salir a ratificar los ejes principales de su propuesta de gobierno: la dolarización y el cierre del Banco Central. Pero, más allá de esos ruidos internos, Milei necesita esa asociación no solo por los votos sino también por los fiscales. Ya terminado el idilio con Luis Barrionuevo –un sapo que Milei se deglutió con una fenomenal ingenuidad–, la necesidad de tener fiscales que actúen con firmeza y conocimiento de la mecánica electoral hace que la colaboración con el PRO sea imprescindible. Eso para empezar porque, si llegara a la presidencia de la Nación, va a necesitar el apoyo del equipo amarillo y de otros sectores de No Tan Juntos por el Cambio para aspirar a que se aprueben algunos de sus proyectos legislativos. Uno de los hechos que generaron los mencionados recelos fue, en estas horas, la aparición del nombre de Federico Sturzenegger como un posible convocado para desempeñar funciones dentro de un posible gobierno libertario. La verdad es que Sturzenegger tuvo un opaco papel como presidente del Banco Central. Su gestión fue –y sigue siendo– blanco de críticas muy duras, muchas de las cuales vienen desde las mismísimas filas de JxC. Resultaría paradójico, además, que Milei, que denuesta al Banco Central, convocara a su gobierno a uno de sus expresidentes.

Al candidato libertario tampoco lo ayudan las disparatadas declaraciones públicas de algunos de sus dirigentes. El caso más resonante de estos días ha sido el de Diana Mondino, una destacada economista que, vaya a saber por qué razón, ha puesto en la agenda de la campaña temas tan delicados como el de los trasplantes, con posturas muy criticables como la de la venta de órganos, o la comparación del matrimonio igualitario con los piojos.

Massa o Milei. Es lo que hay.