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lunes, 3 de marzo de 2025

63 años de Titanes en el Ring... @dealgunamanera...

63 años de Titanes en el Ring: el programa de héroes, villanos y un espectáculo que nunca murió…


Con personajes icónicos, peleas inolvidables y un marketing innovador, el ciclo liderado por el inolvidable Martín Karadagian se convirtió en un fenómeno cultural a lo largo de seis décadas.  

© Escrito por Sebastián Volterri y publicado el lunes 03/03/202 por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

En la memoria colectiva de la Argentina, pocas cosas calaron tan hondo como Titanes en el Ring. No era solo un espectáculo de lucha libre, era una fábula de héroes y villanos, un teatro de mitos que, a más de seis décadas de su debut televisivo, sigue generando preguntas, desentrañando misterios y alimentando la nostalgia. Desde chocolatines hasta discos de vinilo, su impronta trascendió la pantalla y marcó la infancia de generaciones enteras.

Pero la historia de este fenómeno televisivo comenzó mucho antes de su irrupción en Canal 9. Su creador, el inigualable Martín Karadagian, ya cargaba sobre sus espaldas años de entrenamiento, trabajo duro y un instinto comercial infalible.

Martin Karadagian junto con su padre, Hamparzun Karadayijan.

Nacido en San Telmo en 1922, hijo de la española Paulina Fernández y del armenio Hamparzún Karadayijan, el futuro ídolo indiscutido de los niños aprendió temprano la dureza de la vida. A los 8 años, mientras otros niños jugaban en la vereda, él trabajaba como lustrabotas. Pero su ambición no tenía límites: “Yo en esa época fui empresario, compraba los cajones y se los daba a unos pibes para que trabajen para mí”, contaría años después.


La programación de la televisión argentina cuando se encontraba al aire Titanes en el Ring. Fotografía: Revista Canal TV. 

Así, entre otras historias, es recordado cómo se las ingeniaban con su compinche, el rengo Media gambapara poder hacerse de unos pesos recorriendo los tranvías, vendiendo caramelos a los que previamente manchaban con barro, así, mientras juntaban las monedas, la gente por desprecio terminaba devolviendo los caramelos. La ganancia era total.

Martín Karadagian junto con sus padres, Paulina y Hamparzún.  

Entre la historia y la leyenda, hay un desvío fascinante: se dice que a esa misma edad viajó a Detroit, donde ganó el título panamericano infantil de lucha grecorromana representando a la Asociación Cristiana de Jóvenes. Y que a los 12 años, en Londres, conquistó el título mundial en la categoría cadetes mayores. “Miren si será importante que “la mismísima Reina Isabel me dio el premio”, diría el campeón a cada uno que se lo consultara.
La leyenda de Karadagian empezaba a tomar forma. Se comenta que en una gira por Europa habría matado (de forma accidental) a un rival en el ring, y que en la Isla de Creta tuvo un combate con quien luego sería el papa Juan XXIII.

Martín Karadagian contra el Hombre Montaña, un clásico del catch en el Luna Park. 

Pero todas esas son “verdades” envueltas en el misterio. Lo concreto es que su físico se moldeó ayudando a su padre en la carnicería, cargando medias reses y forjando una fuerza que lo haría imbatible.     

A los 18 años, pisó por primera vez el gimnasio del 
Luna Park, un templo donde el catch brillaba con intensidad. El “cachacascán”, como se mencionaba en la calle al ‘catch as catch can’ (’agárrese cómo pueda’, en inglés), era casi exclusivo de los luchadores de Europa del Este que habían arribado a nuestro país. 


Martín Karadagian sufre ante la humanidad de William Boo, en ese momento aún luchador, para luego ser el referí estrella. 

Así se presentó ante dos figuras de peso: el imponente 
Hombre Montaña y el enigmático Karol Nowina, el conde polaco, quienes miraron con desconfianza a aquel joven de mediana estatura. Pero la historia diría que ese muchacho se convertiría en el alma de un espectáculo que aún perdura en la memoria. 

A fuerza de golpes, el recién aceptado Karadagián fue haciéndose un lugar en el catch y ganando fama. Y cómo habrá sido fama, que en 2008 fue incorporado al 
Hall of fame del Wrestling Observer Newsletter. Durante cinco años fue subcampeón (detrás del Hombre Montaña, claro) para luego ser campeón los siguientes seis años, acrecentando su fama y logrando que el catch convoque a más gente de lo imaginado hasta ese momento. 

El anuncio de la histórica pelea entre el Capitán Piluso y Martín Karadagian.

Con el tiempo, el furor por el catch comenzó a menguar. Karadagian, siempre un paso adelante, encontró en la televisión el medio ideal para revivirlo. Con una
 troupe de luchadores icónicos, llevó el espectáculo a la pantalla. Y entonces llegó la pelea que muchos creyeron el punto de partida: el enfrentamiento entre Karadagian y Piluso, el personaje de Alberto Olmedo.  

“Siempre se confundió que la lucha con
 Piluso es la que lo catapulta a conseguir el contrato con Canal 9”, recordó Paulina Karadagian, su hija, en charla con Teleshow. “Pero en realidad ese contrato ya estaba firmado. La pelea sirvió para masificar el programa”.

Martín Karadagian contra Piluso, el paso previo al desembarco en la T.V.

Fue una noche histórica: el 12 de noviembre de 1961, 
Pipo Mancera ofició de maestro de ceremonias y el canal estrenó su primer camión de exteriores. “En el estadio hay unas 40 mil personas”, aseguró el conductor. El espectáculo estaba en marcha y nada lo detendría.

El 3 de marzo de 1962, 
Titanes en el Ring hizo su aparición en la pantalla chica en horario nocturno, porque pese a todo era aún considerado como un espectáculo “para adultos”, y con un armenio interpretando el papel de malo, el ciclo llegaría a la pantalla chica. “Siempre fue el malo que amaban odiar -reconoció la heredera-, se hizo bueno cuando nací yo. ‘Nunca podría soportar la mirada de mi hija viéndome malo’, me decía”.


Programa de Titanes en el Ring en Canal 9.

El ciclo no fue solo un show de lucha, fue una mitología moderna donde héroes y villanos se enfrentaban domingo a domingo ante la ovación del público. Su impacto fue tal que, en las décadas siguientes, el programa pasaría por los cinco canales de aire argentinos, expandiendo su dominio más allá de la televisión y convirtiéndose en un verdadero fenómeno cultural.   

Pero no solo cautivó a la audiencia argentina. Su fama cruzó los límites territoriales, y a mediados de los años ‘70, el espectáculo emprendió una serie de giras internacionales que confirmarían su éxito en el resto de América Latina. Países como 
Uruguay, Panamá, Ecuador, El Salvador, Paraguay y Costa Rica recibieron con entusiasmo a la troupe de luchadores, convirtiéndolos en ídolos en cada destino.

Martín karadagian y Aída "Pichi" Lobov, a ambos lados de Paulina.

El show comenzó en Canal 9, pero con el tiempo y las distintas ediciones pasó por Canal 13, Canal 11, Canal 7 y Canal 2. Con una audiencia siempre fiel, crecía también el interés de otros países, que veían en el espectáculo algo más que simples peleas.   

La primera incursión internacional se dio en Uruguay, donde los luchadores fueron recibidos como verdaderas estrellas. Luego siguieron otras plazas inesperadas: en Panamá, los estadios se llenaban para ver en acción a Martín Karadagian, La Momia, El Caballero Rojo y El Indio Comanche. En Ecuador y El Salvador, el entusiasmo por el programa se reflejaba en la venta de discos, figuritas y merchandising, replicando el impacto que ya tenía en Argentina. En Costa Rica y Paraguay, la presencia de los titanes desató una euforia que los medios locales cubrieron con gran despliegue.


El Caballero Rojo y Martín Karadagian, dos de los amados del público infantil.

Lo que diferenciaba a Titanes de cualquier otro show de lucha libre era su capacidad para combinar deporte, teatro y marketing en un solo producto. No era solo ver peleas: era adentrarse en un universo de personajes inolvidables, cada uno con su historia, su canción y su técnica de combate.  

Desde el terror mudo de 
La Momia hasta la valentía de El Caballero Rojo, cada luchador representaba un arquetipo claro, lo que permitía que el público se identificara y tomara partido en cada combate. Los niños coreaban las canciones de los luchadores, los adultos se maravillaban con la destreza y el dramatismo del espectáculo, y la prensa lo cubría como un fenómeno sin precedentes.

Martín Karadagian, entre las dos momias.

63 años de su debut, sigue vivo en la memoria de quienes lo vieron y en la cultura popular de la Argentina y América Latina. Su impacto fue mucho más que televisivo: definió una era del entretenimiento y demostró que un buen espectáculo, cuando se hace con pasión y creatividad, no tiene fronteras. Porque Titanes en el Ring no fue solo un programa de televisión. Fue una epopeya de héroes y villanos que conquistó el corazón de un continente entero.


La Momia era uno de los personajes más temidos por los televidentes de Titanes en el Ring, a quien casi siempre Martín Karadagian lograba vencer al final del programa.


Titanes en el Ring Martín Karadagián vs. la Momia lucha final. Video: Canal 9 / Canal Volver. 

Titanes en el Ring. Historia y Curiosidades de este mítico programa.


viernes, 8 de diciembre de 2023

Massa publicó sus números finales... @dealgunamaneraok...

 Massa publicó sus números finales: asegura que Milei recibirá fondos para pagar sueldos, jubilaciones, aguinaldos y deuda... 

Sergio Massa (REUTERS/Adriano Machado)

 

El informe detalló que con el “roll-over de los vencimientos en pesos programados para el mes de diciembre, el Tesoro Nacional cuenta con los fondos necesarios para financiar el programa de pagos de dicho mes”. Así, dejaría para gastos inmediatos casi $2,5 billones.

© Escrito por Sebastián Catalano el viernes 08/12/2023 y publicado por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

No hay plata”, dice Javier Milei, el presidente electo que asumirá el domingo los destinos de la Argentina. Lo repiten sus futuros ministros y referentes de La Libertad Avanza, cada vez que pueden. Seguramente ese será parte del eje central de su discurso de asunción.

En el que quizás sea su último acto formal como ministro de Economía, Sergio Massa, quien perdió el balotaje con el libertario, intenta desmentir esa idea de “caja vacía”. Esta mañana, en medio del feriado, Economía emitió un informe, al que accedió Infobae, titulado “Estado de Situación Financiera al cierre del año 2023 Diciembre, 2023″.

El breve paper, que realizó la secretaría de Hacienda, hasta estas horas en manos de Raúl Rigo –hay algunas versiones de que podría quedarse en el cargo, aunque él lo desmintió– detalló que “es menester mencionar por parte de las autoridades de este Ministerio que, bajo el supuesto de roll-over de los vencimientos en pesos programados para el mes de diciembre, el Tesoro Nacional cuenta con los fondos necesarios para financiar el programa de pagos de dicho mes, teniendo en consideración que el 80% del gasto total está representado por gastos prioritarios, tales como sueldos y salarios, pasividades, programas sociales y subsidios económicos”.

 

Los números de Massa 

Además, el documento, que firman Rigo y el propio Massa, destacó que la tesorería cuenta con los fondos suficientes para encarar la compra de divisas y atender las obligaciones por vencimientos del Estado argentino.

“Asimismo, la deuda flotante como porcentaje del PBI cumple con el monto establecido en el programa con el FMI, estando en línea con el promedio histórico. Finalmente, y siguiendo los principios de eficiencia, prudencia y programación presupuestarios que nos han regido a lo largo de la gestión; se ha constituido una reserva para financiar los gastos de los primeros días del año 2024, de manera tal de garantizar el normal funcionamiento de la Administración Pública Nacional”, dijeron Massa y su equipo. 

El ministro saliente con su gabinete

 

El documento, de dos páginas, incluye un cuadro en el que se mencionan “Partidas prioritarias cubiertas al cierre del año en curso”. Así, Massa asegura que le deja a la administración que llega para sus primeros días de gestión, y con una previsión a fin del mes de diciembre:

– $250.000 millones para sueldo de la administración nacional;

– $235.000 millones para aguinaldos;

– $1,48 billones para prestaciones sociales, pago asociados a jubilaciones, pensiones, Potenciar Trabajo, Tarjeta Alimentaria, etc.;

– $328.000 millones para “comprar divisas y atender la deuda pública”; y

– $200.000 millones para “otros pagos”, entre ellos subsidios energéticos y de transporte.

Como informó este medio días atrás, el último dato disponible de pagos atrasados del gobierno nacional sumaba 1,9 billones de pesos, según cifras de la Tesorería General de la Nación, con información hasta fines de octubre. Implica una estabilidad respecto a lo que registraba en septiembre, tras varios meses de marcado incremento. De ese total, lo que correspondía a deudas de 2023 es la enorme mayoría, con 1,8 billones.

 

Luis Caputo será ministro de Economía desde el domingo (Erica Canepa/Bloomberg)

Para algunos analistas, ese recurso es interpretado como una manera de “financiamiento indirecto”: el ritmo de pagos que realiza efectivamente el Estado le da margen para que su balance de “base caja”, el método contable que toma en consideración el FMI, le dé con números suficientes.

El informe llega dos días entes del comienzo de la nueva gestión. Hay dudas aún sobre cuál será el equipo de Caputo. Si bien no es estrictamente del equipo ministerial, aunque sí del llamado “gabinete económico”, por ahora solo están confirmados el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, ex funcionario de Cambiemos y socio de Caputo en la consultora Anker y otros negocios; y Joaquín Cottani, quien ya fue anunciado por el futuro ministro, pero sin detalles sobre qué cargo ocupará.

Resta por definir quién será viceministro de Caputo, en la Secretaría de Programación Económica. El cargo debería estar en manos de un macroeconomista en medio de tantos “financieros”. El puesto sería para Cotanni. También sonó otro de los hombres de confianza del futuro ministro, Pablo Quirno, otro trader, que podría terminar en Finanzas.

Y en Agricultura está confirmado Fernando Vilella, aunque también hubo dudas y bastante run run sobre su nombramiento en los últimos días. Como se dijo, si bien él menciona que no seguirá, para Hacienda podría haber continuidad con Rigo, un experto en Presupuesto de origen peronista que ocupó el cargo con Macri y también con Alberto Fernández, más allá de quien fuera el ministro de Economía. Sería difícil para Rigo, en este caso, buena parte del “lápiz rojo” de los recortes estaría técnicamente a su cargo.

También quedan por definir secretarías no tan conocidas, pero no por eso menos importantes, como Administración y Legal y Técnica, o similares. En esta última está el funcionario que “cuida la firma” del ministro.




   

sábado, 19 de agosto de 2023

Jorge Omar Carrascosa. El Gran Capitán... @dealgunamaneraok...

 Jorge Carrascosa, el capitán que no aceptó jugar el Mundial 78: “Renuncié a la Selección para tener la conciencia tranquila”

Gloria del mítico Huracán campeón en 1973.      

El Lobo participó de Alemania 1974 y hubiera lucido la cinta en 1978, pero le pidió a Menotti no ser incluido en la lista para la Copa del Mundo en la que Argentina se consagró frente a Holanda. Sus recuerdos del Huracán campeón y las razones de su retiro anticipado del fútbol: “Me fui con dignidad”

© Escrito por Luca Gatti el martes 15/08/2023 y publicado por el Periódico Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Jorge Omar Carrascosa, que hoy cumple 75 años, renunció a la selección argentina el 13 de enero de 1978. La forma de comunicarlo fue pedirle al entrenador César Luis Menotti que no lo incluyera en la prelista de jugadores que iban a viajar a Mar del Plata para comenzar la preparación de cara a la Copa del Mundo 78. “No va más César…”, le dijo el defensor al técnico rosarino, con quien mantenía una relación muy estrecha. Hasta el día de su renuncia, el Lobo Carrascosa era el máximo referente y el capitán del elenco argentino desde que disputó su único Mundial, el de Alemania 74.

“Renuncié para tener la conciencia tranquila. Me fui cansando de un montón de cosas que desvirtuaban la esencia del fútbol, dentro y fuera del campo de juego. Ocurrieron muchas cosas dentro de mí que hicieron que renuncie. Lo volvería a hacer porque no me arrepiento de haber renunciado a la selección argentina”, reveló en un mano a mano con Infobae el zaguero, quien hizo de su silencio por décadas una marca registrada. 

Carrascosa jugó en el seleccionado en 29 oportunidades y llegó a convertir un gol, pese a lo cual se retiró el año en que Argentina iba a conquistar su primera estrella.

“Me pueden cuestionar que renuncié a la Selección nacional, pero no pueden hablar de mi carrera futbolística porque ya tenía años en eso. Me pueden llevar en andas como ocurrió, ya que se gana, se empata o se pierde, pero lo más importante es jugar con dignidad. Todo tiene un costo en la vida. Yo tomé esa decisión sabiendo lo que me iba a costar, pero consciente de lo que hacía”, reflexiona en un bar de Adrogué, donde vive desde aquella época. 

Carrascosa, el día que Argentina y Escocia jugaron un amistoso en La Bombonera en junio de 1977.  

Fue un símbolo del fútbol argentino. Querido por sus compañeros, respetado por sus rivales, el Lobo Carrascosa caminó los campos de juego defendiendo valores y principios que jamás abandonó. Más allá del éxito o el fracaso deportivo, privilegió otras actitudes. Sus comienzos fueron en 1967 como lateral izquierdo, fuerte y aguerrido, en Banfield, luego se consagró campeón con Rosario Central en 1971 y con Huracán en el gran equipo de 1973. Carrascosa fue protagonista fundamental de un cambio en la selección nacional cuando se inició la era del Flaco Menotti. En ese marco, se transformó en el capitán del equipo desde el inicio del ciclo en 1974 hasta enero de 1978, cuando dio un paso al costado.

Cuando Carrascosa decidió no disputar el Mundial 78, la Argentina transitaba los primeros años de la dictadura militar. Sin embargo, aclara que: “Específicamente no influyó para nada de la manera que uno puede imaginarse. Te hablo de lo deportivo. Para un acontecimiento de esa naturaleza hay que estar física, mental y espiritualmente preparado, estar 10 puntos. Y yo relativizo todo”, subrayó.

- ¿Siempre estuvo alejado del mundo del fútbol desde que se retiró?

- Sí, porque tomé la decisión de alejarme relativamente joven, con apenas 31 años. Hoy, mañana o pasado debía abandonar de una u otra manera el fútbol. Desde que me alejé, me preparé para tener la agencia de seguros de autos y también estuve desempeñándome en una empresa que no estaba relacionada con este deporte.

- ¿Qué lo llevó a alejarse totalmente del fútbol?

- Tiene que ver con que siempre me manejé buscando el gran viaje interior a nivel de conciencia, con lo que pensaba y con lo que sentía. En mi vida, siempre busco tener un aprendizaje permanente y en ese andar saqué también mis conclusiones. Yo viví cosas que me superaban y eso me llevó a alejarme un poco del fútbol. Aun así, me siento íntimamente ligado a este deporte.

- ¿Cuáles fueron esas conclusiones?

- Por supuesto no voy a desconocer la importancia del fútbol, pero hay también un montón de concesiones y de cosas que relativizan lo que es la esencia del deporte. El fútbol no deja de ser un negocio muy importante, bastante salvaje, y como todo tengo el modo de pensar en la actividad y en la profesión. No es fácil, pero trato de hacer lo que siento para estar tranquilo con mi conciencia.

- Fue integrante del Huracán del 73 que marcó una historia en el fútbol argentino. ¿Qué le quedó de aquella época?  
- Se cumplen 50 años en este 2023. Es terrible. Estoy negado a la tecnología, pero hay un grupo de WhastApp que somos campeones que estamos comunicados siempre. Hay gente amiga que me manda mensajes en determinados aniversarios y conservo recuerdos en mi altillo.

- ¿Cómo cuáles?

- Un poster de cuando fui elegido el jugador más correcto del año ‘73 jugando para el Globo. Esos recuerdos me levantan un poco el ego, ¿no? Tuve la suerte de caer en un gran equipo que quedó grabado en la memoria de todos. Salir campeón en Huracán no es una cosa menor. También, tuve la suerte de haber jugado los 32 partidos de aquel torneo. En 1973 llegué al Globo y me quedé siete años. Era un club de características muy especiales.

- ¿Qué tenía de especial?

- Huracán está muy identificado con Parque Patricios, un barrio popular y con características muy familiares. En esa época se vivía un ambiente de bohemia, de amistad, tanto con la gente como con los dirigentes. Y a partir de una gran campaña se forjó un clima muy bueno entre todos los que conformábamos aquel grupo. Mucho tuvo que ver el cuerpo técnico y le mando un abrazo a Menotti que fue el artífice de aplicar la filosofía al fútbol, muy bien definida por cierto. Además, había jugadores que pudieron plasmar esa idea para llevarla a la práctica. Más allá de todo, no hay que ganar siempre. Se gana, se empata o se pierde, pero lo más importante es jugar con dignidad.

- ¿Aquel equipo que integró fue el mejor de tu carrera?

- Sí, fue el equipo que plasmó y quedó grabado a la vista de todos. Yo venía de Rosario Central, que habíamos sido subcampeones del 70 y campeones en 1971, y enfrentábamos a rivales muy fuertes. Ese equipo sorprendió a todos con futbolistas excepcionales y era obra pura y exclusivamente de César Menotti. No es fácil manejar un grupo heterogéneo, con distintos niveles educacionales, con diferentes orígenes, consensuarlo, plantearle un ideal e intentar lograrlo a través de los resultados.

- Con el paso del tiempo, ¿observó algún plantel similar al de Huracán del 73?

- De esa característica no, porque cada jugador es una personalidad distinta. Juega mucho lo humano, con quién estuviste y estás. Hubo grandes equipos y tuve la suerte de integrar éste que es inolvidable.

 

El notable Huracán de 1973, Carrascosa es el primero de los parados, con su característico bigote.  
 

-Pero fue su paso por Central lo que le valió tener una oportunidad en la selección argentina. Lo convocó Juan José Pizutti en 1971, y llegó a disputar el Mundial 74, el único de su vida.

- En 1970, estaba Enrique Omar Sívori como técnico de Central y teníamos un gran equipo, pero Sívori se fue al Mundial de Suiza como periodista. Entonces, llegó Ángel Labruna y fuimos campeones al año siguiente. Ya en esa época me habían convocado para el seleccionado. Ese año arribé a Rosario y producto de mi buen desempeño me citó Pizutti para la Argentina.

- ¿Es cierto que lo quiso River antes de su llegada al Canalla?

- Yo arranqué en las Divisiones Inferiores de Banfield en 1967 y me quedé dos años. En enero de 1970 me vino a buscar River. También Racing, pero me venden a Central que me marcó para toda la vida. Tuve tres años muy buenos en todo sentido, porque siempre miro la parte humana también. La gente que conocí fue maravillosa y lo recuerdo con mucho afecto. Como dice la canción de Fito Páez, “Rosario siempre estuvo cerca. Recuerdos que no voy a borrar, personas que no voy a olvidar”. En mi vida, siempre priva lo humano y eso se refleja dentro de la cancha.

- ¿Qué le dejó el Mundial Alemania 74?

- Fue una experiencia muy grande en mi carrera. Arrancamos una gira previa por distintos países, donde fuimos a Italia, España, Inglaterra, Francia y Holanda (hoy, Países Bajos). Ahí saqué mis conclusiones. Lo que es una convivencia de dos meses en un grupo, en un equipo y tomar ciertas responsabilidades, y toda la riqueza que te da el conocimiento de otras culturas. Todo eso te va enriqueciendo.

- ¿Por qué no le fue bien al seleccionado argentino en Alemania?

- En 1974 la Selección no tenía la organización que llegaría después con Menotti. La Copa de Alemania fue la experiencia final para iniciar un proceso de cambio. Se hacían cosas improvisadas, a último momento, y por eso la cosa no funcionó. Había jugadores de excelentísimo nivel, incomparables de alguna manera, pero ocurre que no teníamos competencia.

 

Jorge Carrascosa, a la izquierda, y René Houseman, a la derecha, en uno de los encuentros de los campeones del 73

 

- ¿Qué cambió con la llegada de Menotti?

- Tuvimos actividad permanente para formalizar un grupo. No basta con designar a 30 jugadores para formar un equipo. A partir del 74 al tener un grupo unido y con salidas al exterior se trató de fortalecer un equipo que sabía muy bien cuál era su objetivo y de qué manera se lograba; eso fue muy importante. Una cosa son grandes futbolistas y otra muy distinta es formar un grupo y cumplir un objetivo, con qué medio y manera se lo logra todo, ¿no?

- Entonces, ¿esa fue la diferencia entre Pizutti y Menotti?

- No comparo, pero lo de César fue un trabajo bárbaro, con un calendario internacional y permanente para conocer a sus futbolistas. De Menotti tengo los mejores recuerdos y trato siempre de comunicarme con él. Es un amigo y compartimos cosas únicas e inolvidables. Mi admiración y respeto permanente hacia César. Recuerdo que fuimos un año antes del Mundial 78 a Europa para competir con selecciones de ese continente, y de esta manera aprovechamos a probar uno y otro equipo para afilar una idea de juego. Si tenés un calendario internacional de Mundial a Mundial es vital aprovecharlo para la preparación.

- En esa gira por Europa, se enfrentaron a la URSS en Kiev, Ucrania. ¿Se acuerda de aquel partido?

- Sí, lo tengo presente más ahora por lo que está pasando con la guerra en Ucrania. Aquel encuentro fue el 20 de febrero de 1976, fechas inolvidables para nosotros. Estuvimos en Ucrania, Polonia, Hungría y en Rusia. Fijate como son las cosas que hoy dos de esos países están en Guerra y nos lleva a reflexiones muy profundas.

- ¿Cómo cuáles?

- Es increíble este sacudón a la humanidad por el mal sueño que tuvimos, producto primero de la pandemia y luego por el conflicto bélico. Esto muestra lo limitados, frágiles y vulnerables que somos. Siempre fui un tipo con muchos ideales desde muy joven, pero la realidad es que no vamos por buen camino. Al contrario, y eso implica una responsabilidad muy grande de todos y en cualquier lugar. No puedo entender cómo llegamos a tener otro conflicto bélico.

Como capitán argentino, Jorge Carrascosa con los presentes para entregar a los rivales de un amistoso jugado en Buenos Aires


-Me fui cansando de todo un poco, de un montón de cosas que desvirtuaban la esencia del fútbol, dentro y fuera del campo de juego. Ocurrieron muchas cosas dentro de mí que hicieron que renuncie al seleccionado. No estaba en condiciones de organizarse el primer Mundial en la Argentina y no era una cosa menor. Era una gran responsabilidad para todos y yo hice lo que sentía en ese momento. Y lo volvería hacer porque no me arrepiento de haber renunciado a la selección argentina.

- ¿Pero por qué lo hizo?

-Renuncié para tener la conciencia tranquila. En otras circunstancias similares que atravesó nuestro país tampoco hubiera jugado y hubiera renunciado. Hice lo que sentía, pero aporté desde mi lugar y con limitaciones el granito de arena también para ser campeones. Fui el capitán antes del Mundial y fue lo más importante de mi carrera.

- ¿Cómo fue el proceso para tomar esa decisión?

-No estaba en condiciones de aportarle al grupo lo que necesitaba. Ya había vivido la experiencia del Mundial 74, que no es un tema menor desde mi óptica, mi visión, experiencia y aprendizaje; y vi cosas que no me gustaron. Bah, que no me gustan en general que pasen en un deporte. Para un evento mundial de semejante trascendencia, uno debe estar física, mental y espiritualmente preparado, tenés que estar 10 puntos sino que vaya otro que esté mejor que vos... Ninguno es tan importante como todos juntos para el grupo, y no me sentía a pleno para disputar el Mundial. Si podés aportarle algo desde tu lugar que le haga bien al plantel es lo mejor que te puede pasar porque es un deporte y un juego en equipo.

- En su momento se habló de una pelea que tuvo con el entrenador por cuestiones políticas. ¿Cuánto hay de cierto?

- Para nada, soy amigo de César que fue quien nos abrió la mente y nos tiró un montón de cosas a la cancha muy importantes, más allá del triunfo o la derrota. Además, compartí con él cosas únicas e inolvidables. Es decir, el fútbol es un grupo de gente de distintos niveles, heterogénea y de diferentes edades, con un éxito en lo deportivo que te lleva por otros lados. No me peleé con Menotti.

- ¿Su experiencia en el Mundial 74 no había sido positiva?

- Fue una experiencia. La vida es un aprendizaje permanente y somos todos aficionados. Vi y veo un montón de cosas en los Mundiales que no me gustan. Hay cosas que viví durante Alemania 74 que me hicieron mal y no me gustaron para nada. Todo lo que hay detrás de una Copa del mundo y sus manejos. El año pasado se estaba jugando el Mundial y el mundo estaba en guerra. Pónganse en el lugar del otro. Estás viendo por televisión que un misil mata a un soldado que podría ser tu hijo, tu padre, tu tío en Ucrania, mientras rodaba la pelotita en Qatar. Por eso estamos viviendo de esta manera…

-Siempre hay sucesos políticos en una Copa del Mundo. En el 78 estaba la dictadura militar en Argentina, en 1982 la Guerra de Malvinas…

- No, no, hablo en general y es un fracaso de la humanidad. Años de humanidad y no se resolvió lo esencial de la vida. Rusia y Ucrania están en guerra, y en Qatar se llevaba la gran fiesta del deporte. Son temas muy complicados. Es el gran misterio del hombre. Siempre pasaron cosas en el mundo.

- Jugó con Diego Maradona en el seleccionado y fue el capitán en el día de su debut. ¿Qué recuerda de aquel partido?

- Sí, fue en el 5 a 1 a Hungría en la cancha de Boca. Es algo que ahora se viraliza por las redes, pero en esa época fuimos unos privilegiados de observarlo en vivo y en directo. Tenía un talento innato, pero entiendo que Menotti no lo haya incluido en la lista definitiva de 22.

- ¿Por qué?

- La decisión que tomó Menotti de dejarlo afuera de la convocatoria por ser un primer Mundial en Argentina con un montón de jugadores en su máximo nivel y en el puesto en el que se destacaba Diego con 16 años, con el miedo escénico de tomar semejante responsabilidad y con un seleccionado que venía trabajando hacía cuatro años para lograr un rendimiento como equipo, más allá de las individualidades. Hasta te diría que pudo haber sido malo para él. Porque si el seleccionado no ganaba el Mundial, Diego fracasaba en el intento. No hay que desmerecer a los jugadores que tenía Argentina con todas las opciones que había. Es como que en nuestro trabajo nos reemplacen por un chico de 12 años, tenés que pensarlo bien. Se estaba jugando un primer Mundial en Argentina, ¿viste? No era un tema menor.

- ¿Hubieras jugado el Mundial 82?

- Durante la Guerra de Malvinas no hubiera jugado un Mundial. Es más, Argentina no debió haber participado de España 82. No se puede participar de un evento deportivo cuando hay compatriotas que están luchando en plena guerra. Ahora pasa igual. Está bien castigada Rusia para que no fuera a Qatar. Para cualquier objetivo en tu vida tenés que estar lo mejor posible; es una cosa lógica y coherente. En plena guerra en Malvinas, como argentino, de ninguna manera iba a ir al Mundial.

- Tuvo la oportunidad de jugar en contra de Pelé en un amistoso Huracán-Santos. Algunos lo ponen por encima de Maradona. ¿En qué lugar lo ubica al brasileño?

- Yo vi nacer a Maradona, tuve la oportunidad de jugar en contra de Pelé en un amistoso Huracán-Santos y lo vi a Cruyff en el Mundial del 74. Ellos fueron los mejores futbolistas que vi.

Miguel Ángel Brindisi y Jorge Carrascosa, integrantes de Huracán campeón de 1973, en una cena de gala. 

- ¿Se arrepiente de haber concluido su carrera tan joven, a los 31 años? 
- No, para nada. Tuve todas las posibilidades y gente que me tuvo en cuenta para seguir trabajando dentro del fútbol, como ayudante de campo, como entrenador en Divisiones Inferiores o captador de talento, pero hice lo que realmente sentía y tengo la conciencia tranquila. Puedo dormir de noche sin tener algún tipo de preocupación. Todo tiene un costo en la vida y yo tomé esa decisión sabiendo lo que me iba a costar, pero consciente de lo que hacía. Yo me retiré a los 31 recién cumplidos, cuando me quedaban dos o más años de contrato. Estaba cansado y dije basta. Me fui bien, como siempre lo quise: con dignidad. El fútbol es limitado, y la vida es mucho más larga.

- ¿Qué puso en la balanza para tomar esa decisión?    
- Fue un cúmulo de cosas. No me hacía ninguna gracia concentrarme seis meses. Además, la presión del periodismo, la necesidad de obtener un resultado hacen que un jugador pueda sentirse mal. Porque se pierde un partido y surgen un montón de críticas. Hasta se piden cambios sin pensar cómo se destruye a otro ser humano. El barrio, los amigos, la familia, las concentraciones largas, etcétera. Todo tiene un costo en la vida y cuando elegís algo, dejas de lado otras cosas. Yo le doy mucha importancia al barrio, a mi familia, a los amigos. Como el tema musical “Corazón al Sur “, de Eladia Vázquez, que dice “la geografía de mi barrio llegó a mí”. Yo siempre viví en Abrogué y sufrí las ausencias cuando tuve que dedicarme al fútbol: concentraciones, viajes y todo lo que implica estar lejos de los tuyos. Por este motivo, yo tomé una decisión y me alejé de la pelota. Ante la exigencia de algo, hay que elegir hacia dónde vas o cómo te sentís y de qué manera eso que sentís influye en algo fundamental, que es un equipo. Primero está el hombre y la profesión en todas las actividades.  

- ¿Qué sintió como ex jugador al observar a la selección argentina consagrarse en Qatar 2022?     
- Vi con mucha tranquilidad a la Selección junto a mi señora que se ponía bastante nerviosa. La vida es un aprendizaje e hice un camino desde adentro del fútbol y del deporte en sí. Tengo una visión más generalizada sobre lo que es el fútbol. Lo que se ponía de manifiesto es que ninguno es tan importante como todos juntos y eso es muy importante para llevar a cabo un plantel. Se notaba que había una solidez en un grupo humano en ese nivel y en esa competencia, muy unido y compenetrado por la misma causa. No conozco a ningún jugador en particular y tampoco al entrenador, pero se manifestaba como un grupo que tenía en claro a dónde y cómo iba para adelante, de qué manera tenía que hacer las cosas y eso es muy importante.   

- Como ex integraste de la Selección, ¿lo llamaron alguna vez para invitarlo a ver un Mundial?    
- No, para nada, tampoco sé si hubiera ido. No me duele. Siempre fui coherente con lo que pienso y siento, y con la toma de decisiones.