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sábado, 5 de diciembre de 2020

Se dice de mí... @dealgunamanera...

Qué decía Alberto Fernández sobre Amado Boudou en 2014… 

Alberto Fernández fue crítico de Boudou cuando tuvo que declarar en 2014 Foto: Noticias Argentinas

El actual mandatario enumeró las “mentiras” con las que “pretendió defenderse” el exvicepresidente de Cristina Kirchner en una columna publicada en La Nación.

© Publicado el viernes 04/12/2020 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


 

En el 2014, Alberto Fernández ya llevaba un tiempo alejado del kirchnerismo y del mundo de la política. Tras renunciar a ser jefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner en 2008, el actual presidente se había vuelto muy crítico de la viuda de Néstor Kirchner, de su gestión al frente de la Casa Rosada y de varios de sus funcionarios. Uno de los miembros del gabinete cristinista más cuestionados para ese entonces era el vicepresidente Amado Boudou, investigado por presunta conducta incompatible con la función pública y enriquecimiento ilícito en la causa Ciccone. En mayo del 2014, el juez Ariel Lijo lo citó a declaración indagatoria para el 15 de julio de ese año.

 

Ese pedido de indagatoria tuvo una fuerte repercusión, tanto dentro como fuera del país. Los medios extranjeros hicieron eco de la noticia, que supuso un escándalo internacional. En Argentina, las críticas también proliferaron. Ese mismo 30 de mayo, Alberto Fernández publicó una columna en el diario La Nación en la que acusó a Boudou de mentir.

 

Ciccone: un fallo que trae otra vez a Rafecas y ensancha la grieta entre Alberto y Cristina

 

“Todas las excusas dadas por él hasta aquí se han ido desvaneciendo con la misma velocidad con la que el agua se escapa entre los dedos. Boudou ya no tiene coartadas. Los argentinos saben cuánto ha mentido en su alocada carrera por escapar de los hechos que se le atribuyen”, arrancó el actual mandatario bajo el título Boudou: game over.

 

Fernández sostuvo en su nota que no era cierto que Boudou hubiese sido presionado por Esteban Righi y Adelmo Gabbi. Asimismo, el peronista enumeró varias de las mentiras que habría dicho el vice, por ejemplo que sí conocía a Alejandro Vandenbroele porque era quien pagaba los servicios de su departamento en Puerto Madero así como tenía vínculos con The Old Fund porque pagó viajes de placer a parientes suyos. 

 

En el texto también destaca que el titular de la AFIP dio a conocer una misiva firmada por Boudou en su condición de ministro de Economía en la que solicitaba flexibilidad en el cobro de una deuda impositiva para la empresa Ciccone. “Tan solo el sinnúmero de mentiras con las que pretendió defenderse, bastaría para poner en crisis la honorabilidad del vicepresidente”, aseveró Fernández.

 

Boudou ya no tiene coartadas. Los argentinos saben cuánto ha mentido en su alocada carrera por escapar de los hechos que se le atribuyen

 

Para el profesor universitario, era “sorprendente” que miembros del oficialismo avalaron sus dichos y lo exculparon de las acusaciones que pesaban contra él. “Tan fuerte fue la defensa organizada desde el poder, que hasta una ley de la Nación impulsada por la mismísima Presidenta acabó por expropiar la empresa Ciccone para hacer más compleja la investigación de la maniobra”, destacó.

 

Una actitud muy similar que tomar ahora varios referentes kirchneristas como el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, o el ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, Andrés ‘Cuervo’ Larroque tras que trascendiera que la Corte Suprema de Justicia confirmó ayer jueves 3 de diciembre la condena de cinco años y diez meses de prisión contra Boudou en el caso Ciccone, por lo que el ex vicepresidente quedó cerca de volver a la cárcel. 

Las críticas a Cristina 

Una de las partes más sensibles de la columna es en el momento en el que Fernández apuntó contra la entonces presidenta, que ahora actúa como número dos dentro de su propio gobierno. “Hubo además un silencio presidencial que avaló esos alegatos defensivos. Cristina siempre supo que Boudou ocupa la vicepresidencia de la Nación solo por su decisión personal. Hasta aquí, le ha costado mucho admitir el error que ha cometido. Tanto le ha costado, que ha preferido resguardarlo antes que aceptar que se equivocó. Tratando de preservarlo, Cristina no dudó en involucrar al Parlamento argentino en el más grave encubrimiento que se recuerda: la expropiación de Ciccone”, manifestó.

 

Organizaciones sociales y políticas organizaron un "abrazo solidario" a Boudou

 

El jefe de Estado opinó que era perjudicial que con tantos los indicios en su contra hubiera un apoyo por parte del Gobierno. Además, calificó que era “imposible” que la culpabilidad de Boudou se debería únicamente a los medios porque eran “demasiados los fallos judiciales que le restan razón a los argumentos con los que ha pretendido protegerse y son muchas las mentiras que se le han verificado”.

 

“Tal vez sea hora de que el oficialismo entienda que no se puede seguir resguardando institucionalmente la inconducta de un funcionario, aun cuando ello implique dejar sin amparo la decisión presidencial de preservarlo. Porque en el mejor de los casos, Cristina se equivocó con Boudou. Pero el mayor costo de un error es persistir en el mismo”, cerró.

 

B.D.N./FeL






sábado, 25 de noviembre de 2017

Poder quebrado… @dealgunamanera...

Poder quebrado…

‘PROPALEITOR’ VANDENBROELE. Dibujo: PABLO TEMES

Se revela cómo el respaldo político fue clave en delitos. Pacto con límites.

Si no fuera porque se trata de la más cruda realidad, la dinámica de las causas judiciales que comprometen a lo más granado del kirchnerismo parece alcanzar ribetes cinematográficos. La decisión de Alejandro Vandenbroele de acogerse a los beneficios del régimen del arrepentido sorprendió a muchos en una causa sensible para el ex vicepresidente Amado Boudou. Y su decisión de adelantar su declaración del viernes al miércoles confirmó su clara determinación de ingresar en el programa de protección lo antes posible. Durante las más de nueve horas que pasó en la fiscalía de Jorge Di Lello para empezar a revelar lo que sabe, confirmó su participación en hechos que había negado durante cinco años. 

Como era de esperarse, pues, abordó en detalle las tres causas en las que está imputado: la asociación ilícita por la que terminaron presos Boudou y su socio y amigo José María Núñez Carmona, el negocio entre la empresa The Old Fund y la provincia de Formosa –supuestamente dirigido a un asesoramiento para refinanciar su deuda– y el resonante caso de la compra de la imprenta de billetes Ciccone Calcográfica.

Cuando a las 14.40 del viernes Vandenbroele logró la homologación del acuerdo ante el juez federal Ariel Lijo, se sintió aliviado. Inmediatamente, Lijo impuso el secreto de sumario. Fuentes con acceso a la causa confirmaron que el ahora arrepentido aportó documentos y detalles de cada operatoria, y que la información que suministró en las tres causas es verosímil.

Lo que sigue ahora es el proceso de corroboración de la veracidad de lo declarado por el supuesto testaferro de Boudou. Por otra parte, se hizo hincapié en que de la cantidad de datos aportados se deberá determinar si hay elementos nuevos, ya que mucho de lo dicho por Vandenbroele ya constaba en la causa.

De por sí es importante que Vandenbroele haya confirmado lo que la investigación judicial ya había comprobado. ¿Qué llevó a este personaje a cambiar de opinión? Fuentes cercanas a la fiscalía aseguran que, más allá de otras razones, “la sensación de impunidad y la idea de que la hora no va a llegar se mantiene hasta que se producen las primeras detenciones. 

Ahí le cambia la cabeza al imputado, que hasta hace poco no creía posible que se quebrase el círculo de protección política. Boudou esposado y en pijama, Julio De Vido detenido y CFK mirando para otro lado son elementos de una realidad pesada para cualquiera que tenga que rendir cuentas a la Justicia”.

Entre las novedades de impacto político provenientes del ámbito judicial también hay que anotar la destitución de Eduardo Freiler, integrante de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal. Freiler –un hombre que amasó una fortuna que de ninguna manera pudo justificar– fue un ícono de la corrupción en los ámbitos tribunalicios. 

Una condición que aniquiló cualquier posibilidad de independencia del magistrado que ató su suerte al kirchnerismo, al que defendió contra toda lógica y evidencia. Entre sus fallos objetables están el cierre del caso Skanska –hoy reabierto–, en el que se investigaba el pago de sobreprecios millonarios en la ampliación de los gasoductos Norte y Sur; el cierre de la investigación sobre la denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman por traición a la patria contra Cristina Fernández de Kirchner y Héctor Timerman debido a la firma del acuerdo con Irán vinculado al atentado contra la AMIA; y el voto a favor del apartamiento del juez federal Claudio Bonadio de la causa Hotesur contra CFK y su familia. 

Fue esta necesidad de protección la que llevó al kirchnerismo duro a sostener en el cargo a un juez cuyas conductas eran indefendibles. Lo de Freiler conlleva un mensaje para otros jueces de Comodoro Py: la protección de corruptos no se tolera más. Y esto es consecuencia de un estado de situación de la sociedad que trasciende a la dirigencia política. 

¿Fue histórico el acuerdo con los gobernadores? Si se considera al acuerdo una muestra de la capacidad de diálogo de la dirigencia política en funciones de gobierno, tanto de oficialistas como de opositores, probablemente la respuesta debe ser sí. La mirada hacia el futuro es tal que, entre otros beneficiados, podrían estar los propios gobernadores y líderes peronistas con chances de llegar al poder y que pretendan un federalismo algo más ordenado y, por ende, real y eficaz. Sin embargo, desde el punto de vista técnico y de resultados concretos a corto plazo, hay varios puntos objetables.

Un reconocido economista que estuvo al tanto de las negociaciones lo definió como “un acuerdo relativo y apresurado”, al tiempo que reconoció que fue “un avance, ya que los gobernadores cedieron o prometieron no incrementar sus gastos más allá de los ingresos”. En verdad, ése fue el verdadero compromiso entre Nación y provincias. El resto tuvo mucho de sacar de un lado para poner en otro. Por ejemplo, lo que las provincias cedieron de Ingresos Brutos lo recuperarán por recomposición de cajas previsionales y varios etcéteras, donde la Nación sigue poniendo plata. Hubo cierto apuro por la foto. Ese era un deseo y un mandato del Presidente.

Puertas adentro del Gobierno, los cambios produjeron turbulencias. El sector bancario terminó enfurecido con el impuesto a la renta financiera. Creen que este impuesto afectará las colocaciones a plazo fijo y que el mínimo no imponible quedó muy cerca de los pequeños y medianos ahorristas. Hoy cualquier cero kilómetro de entrada de gama cuesta $ 300 mil. Técnicamente, los detractores de la medida sostienen que el impuesto no ayuda a un país donde la bancarización alcanza apenas al 15% del PBI.

Por su parte, el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, volvió a ser blanco de las críticas por sostener una tasa de 29,5% a 180 días con tal de balancear la lucha contra la inflación. Los propios gobernadores advirtieron “no nos pidan reactivación inmediata si esto va a seguir así”.

El ministro de Producción, Francisco Cabrera, y el secretario de Comercio, Miguel Braun, fueron los primeros en volver a la carga contra el titular del Central. Es una disputa sorda que el Presidente deja seguir. Creer que solamente con las decisiones de política monetaria que adopte Sturzenegger se va a corregir la inflación es un error. Es lo que enseñan los libros de economía y la historia.

Producción periodística: Santiago Serra.


lunes, 6 de noviembre de 2017

Internismo judicial… @dealgunamanera...

Internismo judicial…

Boudou Blues. Dibujo: Pablo Temes

Las cinco claves que habrían impulsado la detención de Boudou. Cruce de argumentos.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 05/11/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La asociación desarrolló sus designios criminales, por lo menos desde principios de agosto de 2009, momento en que Amado Boudou asumió como ministro de Economía y Finanzas de la Nación,  hasta el mes de diciembre de 2015, cuando finalizó su mandato como vicepresidente de la Nación”, reza la resolución del juez federal Ariel Lijo, quien ordenó la detención y posterior indagatoria de Amado Boudou sorprendiendo así a casi todos, incluyendo al imputado. Sin embargo, para el magistrado las razones de su resolución son claras e indubitables: lo acusó de ser el jefe de una asociación ilícita para enriquecerse, y de lavado de dinero.

José María Núñez Carmona, Juan Carlos López y Alejandro Vandenbroele –supuestos testaferros del ex vicepresidente– también fueron acusados como miembros de dicha asociación. Núñez Carmona comparte ya la prisión con el ex vicepresidente mientras que los otros dos deberán presentarse la próxima semana a declarar ante el juez. A su vez, Agustina Kämpfer –ex novia de Boudou– fue imputada por lavado de dinero.

Fuentes de la fiscalía a cargo de Jorge Di Lello no ocultaron su sorpresa y su malestar por el accionar de Lijo: “La investigación no ha cambiado. No hay nuevos elementos. Me gustaría saber por qué se lo detiene ahora y no antes o después. No sabemos qué criterio usó el juez. Esto es un mamarracho”, dijeron visiblemente molestos.

Fundamentos. 

Según Lijo establece en su escrito, “la razón de ser de las medidas de coerción” está basada en “relaciones residuales con actores que podrían configurar una vía de colaboración para eludir la actividad jurisdiccional”, aludiendo así a la posible capacidad de fuga del imputado. A ello le agrega que, por la propia naturaleza de la maniobra investigada, Boudou conserva  el “poder económico para la elusión o la obstaculización del proceso”.

Cabe destacar que el juez contempla lo que se ha venido denunciando y evidenciando en los medios de comunicación al describir la escandalosa obscenidad del comportamiento del ex vicepresidente. Lijo marca el accionar de manera abierta y aún no cuantificada de manera definitiva señalando que “por medio de la modalidad descripta, se habrían llevado a cabo un número indeterminado de acciones ilícitas que van desde la compra de automotores hasta la adquisición de la Imprenta Ciccone” (...).

En la dinámica de los hechos que derivaron en la prisión tanto de Boudou antes de ayer como de Julio De Vido la semana posterior a las elecciones, está el fallo de principios de septiembre de la Sala II de la Cámara Federal en lo Penal por el que se ordenó que se revisara el pedido de indagatoria y detención sobre Julio De Vido que el juez federal Carlos Stornelli le había denegado al fiscal Carlos Stornelli en la causa por los desvíos millonarios de fondos que debían llegar al yacimiento de Río Turbio.

En sus argumentos, el camarista Martín Irurzun consideró que el pedido de Stornelli se sustentaba  “en la necesidad de sujeción de los imputados al proceso y garantizar el esclarecimiento de los graves episodios en trámite y evitar que se conforme una trama de complicidades que fomente el ocultamiento de evidencias y el consenso de estrategias”. Léase, posible fuga u obstrucción a la Justicia por posición de poder. En la fiscalía de Di Lello no convencen estos argumentos, pero cierto es que la relación entre el juez y el fiscal no es de las mejores. Incluso han dejado trascender que “no estaban al tanto de la inminente detención y que el juez no les atendió el teléfono en las horas posteriores”.

Fuentes de primera línea que conocen el accionar del juez ratifican lo actuado:

1- Hay nuevos resultados periciales que aconsejan celeridad en las actuaciones.

2- Como resultado de la investigación se ha determinado la existencia de nuevas cuentas no declaradas que aún no han sido inhibidas; por ejemplo en España. “Sabemos que miembros de la asociación están moviendo y disponiendo libremente de ese dinero”.

3- El antecedente de la Cámara (antes citado).

4- Las dos nuevas imputaciones: jefe de asociación ilícita y lavado de dinero.

5- Hay quienes especulan  que la investigación de Di Lello no fue tan contundente, y otros que piden graciosamente “un manto de piedad sobre él”.

Esta es la demostración de las internas que atraviesan a un Poder Judicial que está en deuda con la ciudadanía. No hay duda de que tanto Boudou como De Vido serán condenados. No hay duda de que pasarán un buen tiempo en la cárcel. Esas certezas existen desde hace largo tiempo. Son certezas que surgieron de las evidencias que arrojaron decenas de investigaciones periodísticas y de legisladores como Elisa Carrió, que aportaron material y documentación que, salvo alguna excepción, muchos jueces cajonearon o investigaron con supina molicie. El peritaje sobre el caso de enriquecimiento ilícito que tiene a Boudou tras las rejas en el penal de Ezeiza demoró dos años.

¿Cómo es posible tamaña demora en una causa tan sensible?

La prisión preventiva está contemplada en el Código Procesal Penal en sus artículos 312, 313, 314 y 315. Pero su aplicación exige prudencia e, implícitamente, un accionar judicial diligente que complete las investigaciones para llevar al imputado a juicio. Si posamos la mirada sobre los casos de Lázaro Báez y de José López (que llevan ya un largo tiempo detenidos y sobre los que no hay indicios sobre las fechas de juicio) vemos que esa diligencia no se ha observado: la investigación no está completada y, que se sepa, hasta el momento no hay fecha cierta de juicio.

Momento clave. 

El procedimiento del viernes demanda una explicación del juez Lijo. La pronta difusión del video sobre la detención de Boudou en su domicilio, dormido y descalzo, es violatoria de los derechos y garantías que toda persona tiene.

Este despertar poseleccionario de la Justicia no ayuda a forjar la idea de un poder independiente. Esta Justicia que actúa según sean los tiempos y los vientos de la política no le sirve a la sociedad porque cuando emite sus veredictos ya es tarde para todo. A los fallecidos en la tragedia de Plaza Once nadie les devolverá la vida.

Producción periodística: Santiago Serra.



sábado, 28 de junio de 2014

Histórico. Procesaron al vicepresidente Boudou... De Alguna Manera...


Histórico. Procesaron al vicepresidente Boudou por el caso Ciccone y le embargan $200 mil...


Además Lijo procesó a Nuñez Carmona, Vandenbroele, Resnick Brenner, Nicolás Ciccone y Reinwick. De qué está acusado.

El juez Ariel Lijo procesó esta noche al vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, en el caso Ciccone, informó el Centro de Información Judicial (CIJ) de la Corte Suprema.

El vice de Cristina Fernández de Kirchner fue procesado este viernes en la noche por "cohecho pasivo y negociaciones incompatibles". Boudou no se encontraba en el país este fin de semana, por compromisos oficiales.


También dispuso que se embarguen 200 mil pesos de cada uno de los imputados, incluído Boudou, por los gastos de la causa.

Tanto el vicepresidente como Nuñez Carmona y Vandenbroele están acusados de "cohecho pasivo en concurso ideal", en tanto a Ciccone y a Reinwick les cabe el cargo de "cohecho activo".

En el caso de Resnick Brenner, el cargo es por "negociaciones incompatibles" solamente.

En los casos de Nuñez Carmona, Vanderbroele, Ciccone, Reinwick y Resnik Brenner, Lijo resolvió que "no podrán ausentarse del país sin la debida autorización del Tribunal".

En la resolución, el magistrado describió de este modo el hecho imputado:

"Amado Boudou, junto a José María Nuñez Carmona, habrían adquirido la empresa quebrada y monopólica Ciccone Calcográfica, mientras Boudou era Ministro de Economía, a través de la sociedad The Old Fund y de Alejandro Vandenbroele, con el fin último de contratar con el Estado Nacional la impresión de billetes y documentación oficial. Boudou, aprovechando su condición de funcionario público, y Nuñez Carmona, habrían acordado con Nicolás y Héctor Ciccone, y Guillermo Reinwick la cesión del 70% de la empresa “Ciccone Calcográfica” a cambio de la realización de los actos necesarios para que la firma pudiera volver a operar y contratar con la Administración Pública. 
En este sentido, Amado Boudou habría tenido injerencia, de forma directa, presenciando las reuniones para la adquisición, y, junto a Resnick Brenner — Jefe de asesores de la AFIP— y César Guido Forcieri –Jefe de Gabinete de Asesores del Ministerio de Economía- en el trámite de un plan de pagos ilegal en AFIP. Asimismo, habría intervenido, a través de personas interpuestas, en los actos necesarios para el levantamiento de la quiebra, con el objetivo de obtener el certificado fiscal para contratar con el Estado Nacional. 
Esa finalidad se habría visto satisfecha una vez que Boudou ya era vicepresidente en, al menos, una oportunidad con Casa de la Moneda".

© Publicado el Viernes 27/06/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


sábado, 14 de junio de 2014

Favor impensado... De Alguna Manera...

Favor impensado...

Suple Clarín Joven, Amado Boudou. Dibujo: Diego Temes 

El vice apuntó contra Moneta, un histórico enemigo de Clarín y con buenos vínculos con el kirchnerismo.

Nunca imaginó Héctor Magnetto el inmenso favor que esta semana le hizo Amado Boudou. 

Debe estar tentado de agradecerle el gentil servicio. Además, ocurrió en su propio canal de cable –en el programa de Zlotogwiazda y Tenembaum–, cuando el vicepresidente intentó desligarse del empoderamiento de la empresa Ciccone que le imputa la Justicia y, al mismo tiempo, en esa discutible aclaración deslizó cargos y sospechas sobre la moralidad de Raúl Moneta. No sólo invocó falta de transparencia a la participación del ex banquero en la “ruta del dinero” que se vincula al affaire de la ahora estatizada fábrica de billetes.

También se encargó de aludir suspicaz y ligeramente, con argumentos arrancados de un legajo policial, a la trayectoria empresaria de Moneta, quien en los últimos treinta años ha sido el mayor enemigo del emporio mediático, el hombre que más horas le ha quitado al sueño de Magnetto y el que le ocasionó todo tipo de disturbios económicos a través de juicios y denuncias en el país y en el exterior.

Nunca esperó el zar de Clarín ese regocijante obsequio de Boudou, una alegría imprevista de quien curiosamente lo acusa de dañarlo y perseguirlo, de lincharlo a través de los medios propios y ajenos. Tan singular el episodio, que la Casa Rosada, tan puntillosa en lo que a Magnetto se refiere, no reprochó ni reprendió al vicepresidente por haber colmado de felicidad al odiado opositor. Tampoco advirtieron otros observadores la naturaleza de esa placentera venganza.

Sorprende ese cuestionamiento de Boudou a Moneta por otra razón: se entendía al ahora sospechado como un hombre cercano y confiable para el Gobierno, no casualmente lo habían habilitado para internarse en distintos negocios vinculados al Estado, de radios a petróleo, mientras disfrutaba de una intensa relación con el ministro Julio De Vido y con otro empresario de corazón kirchnerista, Cristóbal López.

No eran los únicos, claro, y alerta que el vicepresidente pareciera ignorarlo. Paradojas de la vida, por otra parte, con acento especial: en la misma semana del impagable regalo a Magnetto, Jorge Capitanich –instruido por la mandataria– descalificó indignado a Daniel Scioli por haber concurrido a un evento de Clarín, presidido por Magnetto en el Malba, e incluirse en una galería fotográfica que el matutino divulgó como señal de su existencia y convocatoria en el poder.

“Dime con quién andas y te diré quién eres”, le endilgó el jefe de Gabinete al gobernador bonaerense, apelando a un dicho popular incompatible para su edad, señalando a la militancia con esa descripción que Scioli ya no cabe en la corte cristinista ni dispone de aval para su candidatura por parte de Ella: está exiliado, el chaqueño confirma su exclusión, es un ex amante odiado sin haber pasado por el tálamo. Cierta decadencia política se advierte en este novelón de la tarde: una foto común, de sociedad, significante pero no casual, enojó más a la Presidenta que la misma palabra, las intrigas orales vertidas por su preferido vice a favor del instinto animal de Magnetto.

A menos que, por el candor explícito de la falta de información, uno más tarde descubra un doble estándar en la cúpula y una cínica conveniencia de los protagonistas.

Si el caso Ciccone es un dédalo de casualidades y coincidencias, debe consignarse otra que provoca sonrisas: Alejandro Vandenbroele, quien no conoce a Boudou, como ambos juran, también se inscribió azarosamente en la misma teoría del vice: pide la investigación de Moneta y barrunta ilícitos del empresario que aseguró haber aportado fondos para Ciccone.

Habrá más anotados en esa búsqueda de la “ruta”, en esas imputaciones personales, casi una estrategia oficial para endosarle al empresario calamidades varias, incluso la de otros. Total, Moneta no sabe ni contesta, desde hace más de un año está casi irrecuperable, yacente e internado por un doble problema de salud, uno de los cuales (cerebral) lo postró al punto de la irreversibilidad, de que su familia ya se ha desprendido de ciertas posesiones.

Es una vía muerta, judicialmente hablando: le pueden colgar hasta el fusilamiento de Dorrego. 

Y la estrategia de involucrarlo, sin entrar en comparaciones desdorosas, se remonta a las prácticas de las que se han servido los terroristas o delincuentes –como método para salvarse del castigo judicial– para atribuir responsabilidades que a ellos mismos correspondían a otros que lograron fugarse o cuyas vidas fueron segadas. De manual, entonces, lo que se viene en los estrados.

Un desenlace anunciado, procesamientos y escándalo público, la entrega oficial y muda de Moneta para una carnicería venidera de la cual disfrutará Magnetto, enfrentado por décadas con el banquero por monumentales recursos dinerarios y a quien le atribuía variadas operaciones de inteligencia en su contra, hasta la vigilancia, control y diagnósticos de sus intervenciones médicas en los Estados Unidos, provocadas por un cáncer que le dejó notorias secuelas en el habla.

Entendía el jerarca de Clarín que Moneta le llevaba esa información a Néstor Kirchner, previendo una desaparición que nunca se produjo y una crisis inédita en el Grupo Clarín que determinaría su urgencia. A su vez, Moneta reservaba su propio rencor y sostenía que, además de lo que Magnetto le había birlado, padeció su persecución a través de una Justicia obediente que lo convirtió en convicto, lo obligó a vivir en la clandestinidad, bajo tierra, durante mucho más de un año.

Quizás, ambos tenían razón. Son los protagonistas de una guerra de treinta años, de los cuales los Kirchner son apenas un capítulo, cuando en los inicios del gobierno de Néstor, Magnetto era un preferido confidente, un habitué de Olivos, mientras Moneta –en ese momento con ciertas penurias económicas– no podía acercarse siquiera a las inmediaciones del ex presidente: pagaba el precio de haber sido un privilegiado de Carlos Menem, su banquero (nadie, claro, hablaba de los otros socios). 

Una carga que también sufrió, entre los más conspicuos, Eduardo Eurnekian, hasta que Kirchner lo redimió con holgura y pudo sentarse a su vera luego de un baño gratuito en el Jordán. Tardíamente, Moneta también obtuvo su perdón y escaló en las inmediaciones del poder, hasta que casi alcanza –con la bendición oficial– a quedarse con Telecom antes que Ciccone.

Delicias de la década.

© Escrito por Roberto García el Sábado 14/06/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.