Exceso de euforia…
© Escrito por Nelson Castro del sábado 26/10/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
La caída del riesgo país es
positiva. Pero el viernes cerró a 984, cuando el de Uruguay, por
ejemplo, es 92.
De todas maneras, hay que
considerar el largo camino que queda hasta llegar a un valor del riesgo país
que sea equiparable al de las naciones con economías más estables que la
nuestra. Para tomar solo un ejemplo, el riesgo país de Uruguay está en 92 puntos.
La diferencia es enorme.
Luis Caputo tuvo una ardua tarea en
Washington buscando destrabar las negociaciones
con el Fondo Monetario Internacional con la esperanza de
acceder a nuevos fondos. Las reuniones con la directora gerente, Kristalina
Georgieva y con la número dos del organismo, Gita Gopinath, fueron muy buenas.
Sin embargo, la posibilidad de acceder a nuevos préstamos sigue, hoy en día,
bloqueada. Caputo señaló que no había ido a Washington a pedir dinero, sino a
contar. Más allá de esto, la realidad es que la Argentina sigue buscando los
fondos que necesita para levantar el cepo. Esos fondos, hasta el día de hoy, no
están. Preocupa en algunos analistas allegados al Gobierno el exceso de euforia
que se vive puertas adentro cuando todavía resta un largo camino por recorrer
para que la economía finalmente se ponga en marcha.
En materia política los libertarios
han puesto manos a la obra para depurar nombres que llegaron infiltrados en las
listas. En realidad –a pesar de haberlo negado desde un comienzo– hubo cierto
grado de acuerdo con Sergio Massa que acercó nombres a las listas de La
Libertad Avanza pensando que su competidor final sería
alguno de los alfiles de Juntos Por el Cambio. Un error que se pagó caro. En
los últimos diez días el Gobierno arremetió contra el massismo y realizó tres
denuncias públicas vinculadas a la AFIP, AySA y el Enacom. El propósito es
terminar de una vez y para siempre con figuras cercanas al tigrense. En la
ex-AFIP y en el Ministerio de Economía ya se veían venir la motosierra
recargada. El recorte de cargos y la reestructuración del organismo recaudador
de impuestos dejó algunas perlitas que demuestran la inmoralidad del uso
político del Estado en beneficio propio: sueldos que superaban los 30 millones
de pesos y puestos que podían ser heredados por familiares de quienes los
ocupaban. Una verdadera beca que le costaba millones de pesos al Estado.
“Teníamos que dar una señal contundente de que la motosierra avanza sobre la
casta. Había dudas y reproches por el esfuerzo que está haciendo la gente para
acompañar este proceso. De ahora en más, no quedarán dudas de que vamos a
terminar con los privilegios de la clase política”, aseguró un diputado
libertario con entusiasmo indisimulable.
A pesar de estos avances, todavía
queda en el oficialismo una tendencia a elegir y nombrar funcionarios con
prontuario más que currículum. Es el caso del nuevo titular de la Dirección
General Impositiva DGI, Andrés Edgardo Vázquez, un funcionario que dejó muchas
dudas por su actuación en la entidad recaudadora durante los años del
kirchnerismo. En plena pelea de los K con los medios de comunicación Vázquez
fue quien lideró el megaoperativo de la AFIP contra el Grupo Clarín en 2009.
Además tuvo bajo su órbita la vigilancia de los negocios de Cristóbal López y
Lázaro Báez –a quienes benefició haciendo la vista gorda– y quedó en la mira
judicial cuando se descubrió que tenía dos cuentas no declaradas en el exterior
con casi medio millón de dólares. La casta no se depura con más casta.
Para cerrar la semana, la nota la
dieron CFK y el gobernador Axel
Kicillof visiblemente distanciados por la pelea por la
conducción del partido justicialista. Ambos se mostraron juntos en el acto por
el 47° aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo en el Teatro Argentino de La
Plata. Lejos de trabajar por la unidad, el encuentro fue de una frialdad tal
que hasta la propia Estela de Carlotto se sintió incómoda en medio de la
tensión entre ambos.
El Gobierno también festeja el
desorden de una oposición que no cristaliza en líderes competitivos, pero no
debería olvidar que, el peronismo, tiene una capacidad de reconstrucción
inigualable. El exceso de confianza es un pecado que, a la larga, se puede
terminar pagando con votos.