El
fascismo libertario…
Entender
las razones profundas que posibilitaron la irrupción de Javier Milei como
opción de “salvación” de nuestra sociedad en crisis, es una tarea compleja pero
imprescindible. Igualmente necesario es preguntarse cómo un personaje de esas
características, que anunciaba tragedias, sufrimiento, y sobre todo, violencia,
pudo llegar a ganar una elección presidencial. Finalmente hay que interrogarse
acerca de los espacios en los que pudo insertarse el grupo de inadaptados que
hoy ocupan la casa rosada y que abrevaron en los principios más estereotipados
del racismo y la discriminación.
© Escrito por Carlos Alberto Rozanski el
06/01/2024 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, República Argentina.
Se trata
de un nuevo y peligroso escenario político-social que intentan instalar en el
corazón mismo de la comunidad. Es aquel en el cual los hoy gobernantes
diferencian dos sectores muy marcados: “la gente de bien” (los libertarios) y
“el resto”.
Es bueno
recordar que el grupo negacionista libertario comenzó su actividad pública hace
poco más de dos años con apariciones esporádicas durante la pandemia. Desde la
apología de la dictadura genocida, la negación de la existencia del virus covid
19 y la denostación de la vacuna hasta la quema de barbijos en alguna vereda,
el grupo inició el camino hacia el actual discurso único de los “unos” y “los
otros”. En esa primera etapa, los actos aparentaron desvinculación entre sí,
asemejándose más a un producto del azar o la casualidad que a un plan
organizado.
Bolsas
mortuorias en el frente de la Casa de Gobierno con nombre de personalidades y
guillotinas en la Plaza de Mayo, eran noticias en algunos medios, las que, aún
dispersas, comenzaban a impregnarse en la mente de los telespectadores. Se
trataba aún de una primera etapa en la cual las agresiones aparecen
fragmentadas simulando agotarse en cada acto.
En esos
momentos -2021-, irrumpió en esa escena el personaje de Javier Milei que
terminaría canalizando esos impulsos aparentemente dispersos, hacia un verdadero
movimiento político. En ese contexto el 1 de septiembre de 2022, se produjo el
intento de magnicidio a Cristina Fernández de Kirchner. Así, las
manifestaciones esporádicas y en apariencia desconectadas pasaron a la etapa
siguiente de la secuencia, lo cual se materializó en un partido político (La
Libertad Avanza) cuyo fundador luego ganaría las elecciones presidenciales en
el Balotaje de 2023.
Se
trataba de un personaje extraño, de cabellos revueltos y labia agresiva que
desde su particular desaliño personal anunciaba la superioridad “moral,
productiva y estética” de su agrupación libertaria. A partir de allí, la
demonización de un sector variado y creciente de la comunidad monopolizó la
mayor parte de su discurso político.
Una vez
instalado en las redes sociales y mediáticas, Milei comenzó de ese modo una
brutal agresión expresiva hacia objetivos específicos. Calificó de “imbécil” y
de “representante del maligno en la tierra” al Papa Francisco y de “zurdos de
mierda” a los militantes y dirigentes de la izquierda política de quienes dijo
reiteradamente que había que destruir. Sin embargo, el objetivo central y
obsesivo de Javier Milei fue el movimiento nacional justicialista. Comenzando
por su figura más representativa, la primera etapa de estigmatización se centró
en Cristina Fernández de Kirchner, en ese momento vicepresidenta de la nación y
en el “Kirchnerismo” a quienes tanto Milei como sus socios atribuyeron la mayor
parte de los males del universo. Ese espectro demonizante se fue ampliando al
resto del partido político mayoritario en nuestro país y al mismo tiempo el que
mayores conquistas sociales logró a través de leyes que ahora el presidente se
propone derogar.
Es útil
recordar que el peronismo ha basado su doctrina y lucha política en el concepto
de “justicia social”. La mejor síntesis de ese principio trascendente es la
idea de equidad, solidaridad, bien común, igualdad de oportunidades, en suma,
el respeto por la dignidad humana.
En
sentido opuesto y como parte de su estrategia destructiva, Milei ha definido
reiteradamente la justicia social como una “aberración”. Con ese sustantivo, el
presidente intenta demoler aquello que durante muchas décadas ha encabezado las
luchas no sólo del peronismo, sino de toda la clase política progresista argentina.
De hecho que la extensa lista de víctimas del genocidio de la última dictadura
se ha nutrido de un colectivo políticamente heterogéneo en un abanico que va
desde el radicalismo hasta la izquierda trotskista pasando, por supuesto, por
el peronismo.
Actualmente,
a escasas semanas de haber asumido el nuevo presidente, estamos entrando en una
tercera etapa de avance de la extrema derecha que excede la actividad
específica partidaria. Milei está tratando de instalar los conceptos centrales
de su discurso reaccionario y violento, en el corazón mismo de gestión
comunitaria que es el propio Estado. Ese Estado que cínicamente demonizó en
cada discurso, anunciando su desaparición al igual que la de la mayoría de las
dependencias ministeriales desde las que en los gobiernos anteriores
-exceptuando el de Macri-, se impulsaban las políticas de contención y ayuda
social. Su real intención al respecto nunca fue la de extinción del Estado. El
objetivo real de Javier Milei y de quienes están detrás, es el reemplazo de un
Estado presente y solidario por uno prebendario y orientado a una entrega de
recursos humanos y naturales como nunca se vio en la historia de nuestro país.
Esta
tercera etapa en marcha prevé un estado organizado en base a la exclusión
absoluta del sector social que los libertarios consideren que no son
“argentinos de bien”.
Al
respecto, con la claridad que lo caracteriza Rocco Carbone señaló que “…cuando
se nos dice que se gobernará para “los argentinos de bien” se está trazando un
límite que va a separar a millones de seres del reconocimiento de su condición
humana. En ese gesto segregatorio yace un núcleo del pensamiento fascista”.
Agrega sobre el poder que ganó las elecciones que “… Está animado por lógicas
mafiosas y por un catalizador fascista”. (1)
Esa
vinculación estrecha que Carbone plantea entre la mafia -representada por
Mauricio Macri- y el fascismo en la lógica de los discursos y actos de Javier
Milei, resulta esencial para comprender el momento actual.
Es bueno
recordar también que Milei afirmó públicamente por televisión: “Entre el Estado
y la Mafia me quedo con la Mafia. Porque la mafia tiene códigos, la mafia
cumple” (SIC). (2)
Y en esa
disyuntiva planteada, Milei optó por la construcción de un Estado mafioso. Se
convirtió así en el primer presidente electo en un país luego de afirmar su
devoción por una organización criminal como es la mafia.
Macri, a
su vez, fue denunciado por citas textuales de “mi Lucha” de Adolfo Hitler. El
ex presidente definió públicamente a los alemanes como “raza superior” (SIC).
Como señala un reconocido autor, Mauricio Macri es el primer político en el
mundo fuertemente sospechado de pertenecer de manera orgánica a una
organización mafiosa (la ‘Ndrangheta calabresa) que llega a la presidencia de
un país. (3)
En el
actual escenario, hay cuestiones que por su aparente extravagancia deben llamar
nuestra atención y sobre todo la de nuestros dirigentes responsables de dar
respuesta. Así, en el programa de la televisión chilena antes citado, Milei
propuso privatizar las calles de nuestras ciudades para que quienes viven en
cada cuadra puedan tener ingresos cobrando peaje. Igualmente, sus pintorescos
diputados se han manifestado públicamente impulsando por ejemplo alambrar y
privatizar los océanos o asegurando que los hombres que tuvieron relaciones
sexuales con una mujer, deberían tener 15 dias de tiempo después de notificados
del embarazo de sus parejas, para decidir si se harán cargo o no de las
obligaciones parentales respecto del futuro hijo recien concebido. Por su
parte, la actual canciller propuso la creación de un “mercado de órganos”
(sic).
Baste
para completar la idea recordar que el presidente eligió como Procurador del
Tesoro (abogado del país) a un ex Nazi que participó del ataque a una sinagoga.
Como se
sintetizó, la estrategia libertaria tanto para llegar al gobierno como para
intentar sostenerse en él se erige sobre una sucesión de propuestas tan
violentas como inverosímiles. La alianza mafioso-fascisita que describe Carbone
es inédita en el país y eso explica algunas de las situaciones extrañas que se
están viviendo. La magnitud del absurdo y lo bizarro de los personajes,
permiten pensar que estamos ante la posibilidad de un saqueo sin precedentes
con final abierto.
El actual
escenario representa un desafío tan grave como la alianza que lo nutre. En él,
es muy difícil determinar si la Argentina está presidida por un perverso, un
desequilibrado o simplemente un megalómano. Lo que sí es posible afirmar es que
los riesgos a los que el personaje en cuestión está sometiendo a una nación de
47 millones de habitantes, son superlativos.
La
esperanza está hoy depositada en aquel sector de la política que supo luchar
contra la dictadura genocida hasta recuperar la democracia. En aquellos jueces
y fiscales decentes que no se doblegan ante la corrupción más reaccionaria de
la corporación. En ese maravilloso pueblo que en las calles y sin vacilar, va a
seguir poniendo el cuerpo para apoyar a sus dirigentes e impedir nuevos y
brutales atropellos.
(1) La
Tecl@ Eñe, 30/11/2023.
(2)
Programa Vía Pública Santiago de Chile 18/12/2019.
(3) “El
lado oculto de la Famiglia Macri”. Edit. Ciccus. Jorge Beinstein, Daniel Cieza,
2019.