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domingo, 7 de enero de 2024

Atropello y obstinación... @dealgunamanera...

Atropello y obstinación...

Cupulando. Dibujo: Pablo Temes.

El oficialismo debe asimilar que no todo vale más allá de la legitimidad que le dieron las urnas.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 06/01/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


No ha pasado aún un mes desde que Javier Milei asumió la Presidencia. Habitualmente son los días que corresponden a la así llamada “Luna de Miel”, de la que suele gozar cualquier nuevo gobierno. Nada de esto aplica al presente de la Argentina. Dos son las razones para esta circunstancia: la primera, la profunda crisis económica por la que atraviesa el país; la segunda, las profundas medidas de shock emanadas del flamante gobierno.

La combinación de una y otra son caldo de cultivo, para una situación de conflictividad que sacude a la sociedad.

Desde el momento mismo en que las posibilidades de Milei de ganar las elecciones tuvieron visos de concreción, hubo una pregunta –una sola– que se instaló no sólo en los ámbitos de la política, sino también en la calle: ¿podrá plasmar en los hechos todos sus proyectos sin mayorías en el Congreso y sin ningún poder territorial?

Las respuestas comenzaron a aparecer esta semana cuando una Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo dio curso al amparo presentado por la CGT primero, y la CTA después, para suspender la vigencia del DNU en el ámbito del Derecho Laboral. A esta altura ya hay más de cuarenta amparos presentados ante la Justicia, para frenarlo en su totalidad.

Y respecto del proyecto de ley enviado al Congreso   –denominado “Bases para el Punto de Partida para la Libertad de los Argentinos”– nada permite suponer que los deseos del oficialismo de tenerlo aprobado a fines de enero, cuando termine el período de sesiones ordinarias se vean complacidos.

Las formas importan

Hay en los sectores duros del gobierno una disociación marcada entre los deseos y la realidad. Una política de shock, sin concesiones, sólo puede ser llevada adelante cuando un gobierno tiene la suma del poder público. Fue eso lo que pasó con Carlos Menem en los años 90. La mayoría amplia que tenía en ambas Cámaras del Congreso, entre los gobernadores y la influencia que tuvo en el Poder Judicial, posibilitaron que sus proyectos se concretaran. Esa suma del poder absoluto lo hizo posible. Recuérdese, como ejemplo, el famoso “Per Saltum” instrumentado por la Suprema Corte de Justicia de entonces, de mayoría menemista, que permitió destrabar la privatización de Aerolíneas Argentinas que había sido suspendida por el juez federal del fuero Contencioso Administrativo Oscar Garzón Funes, ante la presentación del exdiputado Moisés Fontenla, del Grupo de los Ocho.

Hoy la situación es otra: la Corte Suprema es claramente independiente del gobierno y, en caso de tomar la decisión de aplicar el recurso del “Per Saltum”, sería una sorpresa que su fallo lo favoreciera.

El panorama en el Poder Legislativo es bastante similar. El proyecto de “Ley de las Bases” ha ingresado ya en el Congreso, pero las comisiones que deben tratarlo no están aún conformadas, con lo cual, las chances de ser tratado y aprobado a fin de enero tiene, a esta hora, la categoría de la ilusión.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo es que el Presidente apostó a esta especie de todo o nada con un proyecto que, por su complejidad, debe ser tratado y aprobado por numerosas comisiones antes de llegar al plenario. La lógica aconsejaba una fragmentación para que pudiera tener un trayecto más simple, que le hubiese hecho posible ir alcanzando sus objetivos paso a paso. Este es un razonamiento que comparten funcionarios importantes del gobierno que chocan contra la obstinación de un hombre que ha adquirido un sorpresivo poder: Federico Sturzenegger. Muchas de estas cosas, el expresidente del Banco Central durante la primera mitad de la presidencia de Mauricio Macri, las había trabajado para Patricia Bullrich. Sturzenegger se ha convertido en un halcón que da la sensación de estar viviendo un tiempo de revancha después de haber sido eyectado de sus funciones por Macri y reemplazado, casualmente, por el actual ministro de Economía, Luis Caputo. Tan envalentonado se lo ve que se enfrascó en una serie de declaraciones poco prudentes y desafiantes que motivaron que alguien dentro del gobierno le pidiera que redujera su exposición pública.

En el medio está la gente

Una muestra de la falta de contacto con la realidad del proyecto de ley es lo que pasó con la pesca. El proyecto, en su texto original, quitaba la obligatoriedad de que los buques descarguen sus productos en puertos argentinos, proponía la libre competencia entre empresas argentinas y extranjeras –lo cual generaría condiciones desiguales de operación– y quitaba la obligatoriedad de que el 75% del personal embarcado sea de nacionalidad argentina. Eso generó la reacción de todos los gobernadores de las provincias con costa sobre el litoral marítimo a los que se les sumó el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro. Debió intervenir pues el ministro del Interior, Guillermo Francos, que se reunió el mediodía del jueves con Montenegro y el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, para modificar esos puntos de controversia. Intentando disimular lo evidente, Francos señaló que “habrá temas que serán clarificados en la redacción del artículo de la ley” (sic).

Más allá de cualquier subsanación en los textos definitivos, el error de base radica en la lógica de creer que, con algo de voluntarismo y mucho de prepotencia, se alcanzarían los objetivos planteados. En resumen: falta experiencia política.

Entre los principales empresarios argentinos existe la “voluntad de colaborar”, pero persiste el temor por el tiempo que pueda demandar la tan ansiada “luz al final del túnel”. Vale la pena mencionar que en rubros como el alimenticio y el textil esos mismos empresarios están demostrando su falta de mesura y su codicia. También depende de ellos el sacrificio y la carga que pueda soportar la gente. Deben entender que la Argentina no tiene muchas más oportunidades de salir del pozo en el cual está estancada desde hace décadas.

En este contexto, la ingenuidad del gobierno llegó a tal punto, que volvió a sobrevolar la idea de convocar a una consulta popular para satisfacer sus necesidades. Los principales constitucionalistas coinciden en que el Presidente no puede convocar a consulta popular respecto del DNU, simplemente porque no se tratan allí temas de su competencia. El oficialismo debe asimilar que –más allá de la legitimidad que le dio el resultado electoral–, no puede valerse del atropello y la obstinación para conseguir resultados. Su suerte y la de todos los argentinos, dependerá en gran medida, del retorno al camino del diálogo y la construcción política.



   

sábado, 27 de mayo de 2017

Reforma previsional… @dealgunamanera...

Reforma previsional…

Imagen: Guadalupe Lombardo

La reforma del sistema de jubilaciones que prepara el Gobierno contempla la segmentación de las prestaciones en tres niveles. El primero será de carácter universal y lo constituye la nueva pensión por vejez creada el año pasado con la ley de “reparación histórica”. Se empieza a cobrar a partir de los 65 años tanto en hombres como en mujeres, sin necesidad de aportes previsionales. El monto de ingresos equivale al 80 por ciento de la jubilación mínima.

© Escrito por David Cufré el sábado 27/05/2017 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciuad Autónoma de Buenos Aires.

En la práctica, este cambio constituye un deterioro notable para los adultos mayores respecto del estado de derechos que habían alcanzado con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, cuando se aprobaron distintas moratorias que les permitieron a más de 3 millones de personas saldar su deuda de aportes con la Anses –muchos no habían efectuado ninguno– y percibir como piso el haber mínimo. La diferencia es de más de 1200 pesos en este momento, ya que la jubilación mínima se encuentra en 6394 pesos y la pensión por vejez es de 5115 pesos.

Además, esta última no genera el derecho de pensión para los familiares del titular. En el caso de las mujeres, la modificación entraña un perjuicio sustancial porque implica un aumento de cinco años de la edad a partir de la cual pueden obtener ingresos, dado que con las moratorias podían jubilarse desde los 60 años y ahora tendrán que esperar hasta los 65 para cobrar la pensión por vejez. Es un recorte de gastos en línea con los reclamos de ajuste fiscal que el FMI y los mercados le formulan al Gobierno permanentemente.

Esta prestación será financiada por rentas generales. Los funcionarios de la Secretaría de Seguridad Social y de la Anses que diseñan el proyecto establecerían como línea de corte para la pensión por vejez un nivel de aportes previsionales inferior a los 15 años, aunque el número exacto todavía no está definido.

Esto significa que los hombres y mujeres que lleguen a los 65 años y queden por debajo de ese nivel de años de aportes tendrán la opción de pasar a cobrar automáticamente este beneficio, equivalente al 80 por ciento de la jubilación mínima, como se explicó más arriba. Sin embargo, la iniciativa les daría la posibilidad de mejorar esos ingresos al autorizar por ley que sigan trabajando y aportando más allá de los 65 años, sin que sus empleadores puedan forzarlos al retiro como ocurre en la actualidad. Todo lo que sumen por arriba de los 15 años de aportes –si finalmente fuera ésa la línea de corte– significaría un plus para su ingreso mensual, cuyo financiamiento saldría del régimen jubilatorio solventado con aportes y contribuciones.

Con esta medida, el Gobierno empezaría a correr los límites de la edad jubilatoria, haciendo caer en las espaldas de los trabajadores que padecieron la informalidad laboral o el desempleo la responsabilidad de trabajar más años para cobrar un haber más alto que la devaluada pensión por vejez. Para superar la resistencia empresaria, el Estado resignaría el cobro de contribuciones patronales por esos empleados cuando sigan trabajando más allá de los 65 años. De todos modos, estos puntos son aún materia de debate entre los funcionarios que trabajan en la reforma.

El segundo pilar del nuevo régimen jubilatorio, en tanto, seguirá siendo el sistema de reparto. La novedad en este caso viene por la modificación de la fórmula de cálculo para determinar el haber inicial de cada jubilado; es decir, lo que una persona empieza a cobrar cuando se retira. En lugar de los componentes actuales –PBU, PC y PAP–, se avanzaría con un esquema conformado por la prestación universal –la pensión por vejez– más el plus asociado a los años y al nivel de aportes al sistema. Un aspecto clave en este caso es si habrá un tope sobre la proporción del salario afectado a los aportes previsionales que sea más bajo que el actual.

Es una posibilidad, para incentivar a los trabajadores a realizar aportes voluntarios al tercer pilar del sistema y, sobre todo, para bajar la presión de gastos al Estado nacional, que pagaría a los nuevos jubilados haberes más bajos que los actuales.

El tercer pilar, en el proyecto en estudio, cumplirá la función de elevar los montos de las jubilaciones de aquellos trabajadores que hagan aportes voluntarios a este sistema. Estará constituido por cajas complementarias bajo un esquema también de reparto y, según dicen los funcionarios, no se baraja la posibilidad de volver a habilitar mecanismos de capitalización individual. Las cajas complementarias existentes –como las profesionales o de distintas actividades– o las que se creen ofrecerían a los trabajadores la administración de aportes voluntarios para mejorar sus jubilaciones.

El sistema financiero podría encontrar aquí una puerta para volver al negocio de la gestión de recursos previsionales. Por otra parte, fuentes del Gobierno sostienen que por ahora no se analizan cambios en la ley de movilidad jubilatoria, que va actualizando los haberes en marzo y septiembre de cada año.

Con esta división en tres pilares –universal, de reparto y complementario– se reproducirían en la tercera edad las diferencias salariales de la etapa activa, dándole un sesgo más marcado de diferenciación entre ciudadanos de primera –aquellos que pudieron completar los años de aportes para acceder a la jubilación plena, con haberes aún más altos para quienes realizaron aportes voluntarios– y de segunda, que deberían conformarse con la pensión por vejez.

En la Secretaría de Seguridad Social del Ministerio de Trabajo se reúnen un miércoles por mes el titular de esa dependencia, Juan Carlos Paulucci (un hombre que llegó al puesto de la mano de Gerónimo “Momo” Venegas), funcionarios de la Anses y de la AFIP, junto con delegados empresarios, sindicales (de la CGT, CTA y distintos gremios) y especialistas para debatir sobre los cambios que necesita el sistema jubilatorio.

Allí trascendió la posibilidad de que el Gobierno modifique también el régimen de autónomos y monotributistas en su aspecto previsional, unificando a esos sectores en una sola categoría. La “armonización” de las cajas jubilatorias provinciales con la nacional es otro de los objetivos del oficialismo. E

n varias provincias creen que ello implicará presiones del gobierno nacional para forzarlos a disminuir prestaciones y a subir la edad jubilatoria en línea con el régimen de la Anses. Gremios como el docente, a su vez, están alertas por si aparece la pretensión de las autoridades de modificar los estatutos especiales como el que tiene el sector.

Por otra parte, Paulucci informó en el último encuentro de esa comisión asesora que se creará otro cuerpo para elaborar un Código de la Seguridad Social. Sería un digesto de normas nacionales y provinciales. El funcionario indicó que fueron seleccionados para esa tarea dos ex camaristas de la Seguridad Social, Mabel Maffei de Borghi y Bernabé Chirinos, y el constitucionalista Félix Loñ.

La velocidad y profundidad de los cambios en materia de jubilaciones dependerá del resultado de las elecciones de octubre.

Una buena performance del oficialismo le dará margen para ir más a fondo. Como en los ‘90, las prestaciones de la seguridad social vuelven a estar en el centro de los planes de ajuste neoliberales.



domingo, 16 de octubre de 2016

Iglesia, gobierno y CGT… @dealgunamanera...

Iglesia, gobierno y CGT…


El Papa y Macri quedaron más satisfechos que los gremialistas. El paro general sigue en estado latente.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 16/10/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El Gobierno logró esta semana una victoria política importante al congelar el paro con que la Confederación General del Trabajo lo había amenazado en su reunión del 23 de septiembre pasado. Esto produjo heridas al interior de las estructuras gremiales.

No hay riesgo de fractura: la CGT no se va a partir, aunque tampoco habrá síntesis total en una conducción que, por falta de consenso sobre una figura común, terminó siendo tripartita. Ese es el pensamiento que reina en la central obrera –en todas sus vertientes–, en la que coinciden además las otras figuras del espectro sindical, como la CTA.

Para el ala más dura, representada entre otros por Pablo Moyano y Sergio Palazzo, de diálogo fluido con la Central de Trabajadores Argentinos, fue un error haber dejado librados al manejo de los privados algunos aspectos importantes de interés para los trabajadores. El otro punto que causó malestar entre los arriba citados fue que los triunviros salieron a festejar la postergación de un paro soslayando el resto de las voces que no son afines a la Rosada.

Esto encierra un problema que podría desencadenarse en el muy corto plazo: el mes de diciembre. “El Gobierno cantó victoria antes de tiempo, la democracia no se construye con el ‘sí, Presidente’”, remarcan desde el seno del ala más dura.

Todo esto decantará en una reunión que tendrá lugar el próximo martes a la tarde entre Pablo Moyano, Sergio Palazzo, Hugo Yasky y Pablo Micheli. Allí se decidirá la realización de una medida de fuerza que podría terminar en un paro más cerca de fin de año. Lo que se acordó es insuficiente y no desactiva las protestas de cara a diciembre, poniendo en riesgo un fin de año que podría terminar agitado. En esto coinciden, además, integrantes de Barrios de Pie y de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).

Del otro lado, el Coloquio de IDEA ofreció una versión casi festiva de la realidad argentina. Es cierto que ha habido avances de forma y de fondo en el diálogo con los empresarios. Pero también es verdad que habrá que esperar al menos hasta “el primer trimestre de 2017 para que se activen algunas de las inversiones prometidas, y hasta el segundo semestre para que el efecto derrame llegue a la población y se sienta la mejoría. Esto, claro está, si no se producen sobresaltos”, aclara un empresario del interior cercano a la Unión Industrial Argentina.

En este marco, la fiesta que se vivió hasta altas horas de la noche del jueves en los pisos superiores del Sheraton con Natalia Oreiro como invitada interpretando temas de Gilda pareció un grotesco. Los números del Indec hablan de la monumental tarea que el presente y el futuro deparan al poder político y al poder económico, si es que el objetivo de combatir la pobreza se va a encarar con seriedad.

Rol eclesiástico. Hay que señalar un actor muy importante en todo este proceso: la Iglesia. Entre los diversos temas que forman parte de la agenda del episcopado argentino está su contribución concreta al sostenimiento de la paz social y de la gobernabilidad. Así como estos asuntos fueron una prioridad durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, también lo son ahora. Ningún obispo quiere que se repita la traumática experiencia de un gobierno democrático eyectado por la ventana. Y en esto, mucho tiene que ver el Papa. Cuando el paso del tiempo deje lugar a la historia, se terminará de conocer la trastienda de las reuniones de Francisco con CFK, lo que permitirá tener la verdadera dimensión de la preocupación del santo padre por los avatares políticos y emocionales que enmarcaron las conductas y las decisiones de la ex presidenta.

El balance del encuentro de Mauricio Macri con el sumo pontífice produjo, en estas primeras horas, un estado de euforia entre los integrantes del Gobierno. Es verdad, el Presidente se llevó lo que vino a buscar: un clima de familiaridad y respeto que lanzó al olvido aquel tenso primer encuentro del 26 de febrero pasado. 

Como ocurre en estos casos, son los gestos y los detalles los que definen su real significado político. Buena parte del fiasco que se llevó el jefe de Estado en la reunión antes citada tuvo que ver con no haber prestado debida atención a esos aspectos. Veamos, pues, algunos de los detalles anecdóticos del encuentro que confirman el buen clima reinante a lo largo de los casi sesenta minutos que duró. Para los observadores que estuvieron allí y que conocen los códigos del Vaticano, lo más destacado fue la frase pronunciada por Macri en la conferencia de prensa, en la que dijo: “Vengo a consultar a Francisco porque para mí es un líder moral”.

Por parte de la Santa Sede hubo muchísimo esmero en asegurar el carácter privado de la reunión. Es que el Papa quería que fuera un encuentro en total tranquilidad. De ahí que ningún periodista de la Santa Sede se haya podido acreditar. No entró nadie.

“Es el comienzo de una nueva relación, sin intermediarios”, dijo alguien de diálogo directo con Francisco.

Otro dato de “color” significativo fue el regalo que, entre otras cosas, Macri le llevó al sumo pontífice: un resumen del Plan Belgrano con el detalle de lo que podría ser el resurgimiento del ferrocarril en la Argentina. Trascendió que Bergoglio estaba feliz, ya que se conocía todos los pueblos que el Presidente le mencionaba. “Parecían dos ingenieros”,  cuenta la citada fuente.

A Macri se lo vio tranquilo y bien dispuesto. El Papa quedó contento. Fue una conversación que sobrevoló los temas más calientes de la difícil realidad argentina –la pobreza, el narcotráfico, la corrupción, la inseguridad– en un clima de serenidad y concordia.

La foto oficial, en la que están Francisco, Macri, Juliana Awada, Antonia–la hija de ambos–, Agustina, la hija del primer matrimonio del Presidente, y Valentina –hija del primer matrimonio de Awada–, conlleva también un mensaje de reconocimiento hacia las familias ensambladas, tema de intensa discusión en el sínodo de familia que el año pasado se celebró en Roma.

Macri vuelve a la Argentina eufórico por los buenos resultados de una reunión clave para disipar los nubarrones que enturbiaron su relación con el Papa. Regresa también con un compromiso sobre sus espaldas: cumplir con sus promesas de campaña. Ese es su gran desafío.

Producción periodística: Santiago Serra.


jueves, 29 de mayo de 2014

A 45 años del Cordobazo, el hijo de Agustín Tosco habla sobre su padre... De Alguna Manera...


A 45 años del Cordobazo, el hijo de Agustín Tosco habla sobre su padre...

Agustín Tosco fue uno de los líderes del Cordobazo. Foto: WIKIPEDIA

Héctor tenía 11 años cuando su papá falleció en Buenos Aires. La vida clandestina, las persecuciones y las amenazas en el velorio del dirigente gremial.

El 23 de junio de 1975, Agustín Tosco, desde la clandestinidad, tomó una hoja y comenzó a escribirle a su hijo, Héctor, que cumplía 11 años. "Queridísimo hijo: Tengo una gran emoción al escribirte. Hoy cumples once años de edad y yo te siento todo un hombrecito. Hubiera querido estar contigo, conversar mucho, que me contaras tantas cosas, y yo contarte otras. 

Ahora se me hace un nudo en la garganta y casi no sé que decirte (...) Hubiera querido hacerte un regalo grande y hermoso, el que más te gustara. Cómo me han despedido del trabajo no cobro sueldo; cómo me persigue la policía y me ha amenazado las 'Tres A', vivo de la solidaridad económica y del amparo de mis compañeros. Estoy ajustado a ciertas privaciones, pero no podía olvidarme de ti. He hecho comprar un juego de ajedrez y te lo envió como presente por tu cumpleaños".

Héctor Tosco tenía 11 años cuando su padre, el secretario general del Sindicato de Luz y Fuerza, Agustín Tosco, le mandó esa carta desde la clandestinidad. El 5 de noviembre de ese mismo año murió enfermo en una hospital de la Ciudad de Buenos Aires. Agustín fue uno de los líderes del Cordobazo, insurrección obrera y estudiantil que estalló el 29 de mayo de 1969 contra la dictadura de Juan Carlos Onganía.

Hoy, a 45 años de ese hecho histórico que precipitó a la renuncia del dictador, Héctor dialogó con Perfil.com sobre como fue  la relación con un padre al cual siempre visitó en la clandestinidad o preso "aunque no era ningún ladrón".

Perfil.com: -¿Cómo era tu padre?

Héctor Tosco: Tuve una infancia bastante complicada porque falleció cuando yo tenía 11 años, entonces los momentos con él para mí fueron espectaculares, aunque posiblemente el escenario no era concordante con lo que te estoy diciendo porque esos momentos eran en cárceles de Devoto o Rawson o momentos difíciles en su vida. Pero mi viejo era muy cariñoso conmigo y con mi hermana por su convicción. Cuando me manda esa carta, hacía año y medio que no lo veía porque estaba clandestino.

- Inclusive antes que llegue el gobierno militar.
- Es que en el '75 era muy áspera la mano. Mi viejo escondido en Punilla en Córdoba con bandas paramilitares que lo amenazaban de muerte. Entonces para mi cumpleaños me mandó un jueguito de ajedrez.

-¿Qué te pasa cuando volvés a leer esa carta?
- Es volver en el tiempo y se me caen las lágrimas. Yo entendía bastante lo que pasaba porque mi mamá nos contaba la situación que vivíamos y que papá no era un delincuente.

- ¿Qué te decían en la escuela?
- En general no me decían que era un delincuente. Yo fui a escuela pública y los maestros sabían quien era Tosco y contra queen se enfrentaba. Y los padres de mis compañeritos eran todos laburantes.

- ¿Cómo analizás la vida de tu padre, con las protestas sociales de aquella época y la lucha armada que luego se produjo?
- Dentro del movimiento obrero mi viejo fue uno de los actores de la época que más claro tuvo la situación y vió lo que iba a pasar. Hace poco en un acto leíamos lo que escribió sobre el Cordobazo en junio del '70 y había cosas que aún suceden hoy, la entrega del patrimonio nacional con Martinez de Hoz, lo previeron ahí. Córdoba fue esa usina intelectual, ya que compartían el material con estudiantes y bases obreras.

- ¿Qué puntos en común tiene aquel sindicalismo combativo y este de hoy en día?
- En aquel momento tambien existían estructuras como las de hoy. Y surge una CGT de los argentinos, un modelo diferente que le dieron nombre de sindicalismo de liberación. Mientras tanto en Buenos Aires era más jerárquico. La CTA de hoy es una organización que se toma de esos tiempos. Por eso la lucha de ese momento era con Rucci, Vandor. Es difícil relacionar aquel momento donde no había democracia con la de hoy porque en su época desde el '55 hasta el '73 fueron dictaduras constantes.

- ¿Era peronista o marxista?
- Mi viejo decia claramente "filosoficamente soy marxista", pero en la práctica bregó por la unidad de todos los cuadros políticos para una sociedad mejor. Además acá la mayoría de los trabajadores era peronista, al igual que Atilio López, su compañero en Córdoba.

- Pero al mismo tiempo tuvo que luchar con peronistas.
- Es que dentro del peronismo tenemos a la derecha y a la izquierda. Cuando intervienen Córdoba gobernaban peronistas y los que llegan son de la derecha peronista y asesinan a López.

- ¿Cómo era vivir con un padre clandestino o preso?
- Siempre tuve orgullo de mi viejo y lo que sufrimos con mamá, fue puntal en eso. Las mujeres de estos hombres del Cordobazo hay que reconocerlas a ellas también porque tuvieron que enfrentar eso.

- ¿Fuiste al velorio? (NdeR: la derecha peronista amenazó a quienes asistieron a su funeral)
- Me acuerdo, estaba en el sepelio y la derecha peronista realizó una represión tremenda que incluyó disparos para todos lados. Mi tío me metió para adentro y tuve la suerte de poder enterrarlo. Sentí mucho miedo.

© Escrito por Ramón Indart el Jueves 29/05/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La insurrección que comenzó en Córdoba precipitó la renuncia de Onganía. Foto: Cedoc




Agustín Tosco fue uno de los líderes del Cordobazo. Foto: WIKIPEDIA



Hubo una feroz represión. Foto: Cedoc




La manifestación incluyó a obreros y estudiantes. Foto: WIKIPEDIA