Qué es la "defensa revisionista", una propuesta para recuperar las Islas Malvinas…
La inversión en Defensa para "elevar el costo" al Reino Unido es una condición necesaria para recuperar la soberanía efectiva de nuestras Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.
© Escrito por Ezequiel Magnani (*) el
martes 10-06-2025 y publicado
por el Diario Perfil de la Ciudad de Buenos Aires, República Argentina.
El 10 de junio es el día de la ‘Afirmación de los Derechos
Argentinos sobre las Islas Malvinas, Islas del Atlántico Sur y Sector
Antártico’, producto del aniversario de la creación de la
Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas y adyacentes al Cabo de
Hornos, que tuvo lugar el 10 de junio de 1829. Actualmente, la soberanía
efectiva de la Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del
Sur se ve vulnerada por la ocupación militar y colonial
británica, que abarca un 25% de nuestro territorio nacional.
El argumento central de este artículo es el diseño e implementación de
una política de defensa revisionista, una
condición fundamental y necesaria para recuperar la soberanía
efectiva de nuestras Islas del Atlántico
Sur. El corazón de esta propuesta radica en la necesidad de revisar el status quo en el Atlántico Sur
vía el aumento de los costos que tienen los británicos para sostener su posición colonial y
militar.
En tal sentido, para lograr este propósito, resulta clave la instrumentalización de la defensa nacional en la
medida que es la única área gubernamental con la capacidad de generar
preocupación y presión real en la potencia colonial que ocupa, nuevamente, el
25% de nuestro territorio.
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el futuro de la soberanía en un mundo donde el agua lo decidirá todo
Cómo
recuperar las Malvinas: la defensa revisionista frente a la mirada
"economicista"
Desde 1982 hasta la actualidad, la discusión sobre el rol de la política
de defensa en la estrategia nacional para recuperar las Islas Malvinas ha
estado esencialmente ausente en el debate político y público argentino. De
hecho, cuando se intenta plantear la discusión sobre la recuperación de
nuestras Islas del Atlántico Sur, se evade el
debate con cuestiones asociadas a la necesidad de crecer económicamente, persuadir
a los kelpers para que “voten con los pies” y otras diversas
cuestiones económicas que permiten, con parcial elegancia y falsa
racionalidad, patear la discusión hacia un futuro que le incumba a otros. Dicho de otra
manera, estas aproximaciones permiten no hacerse cargo del desafío histórico e
inmediato que tenemos por delante: el de recuperar las Islas
Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.
El crecimiento económico y la estabilidad son componentes centrales de
cualquier estrategia que tenga como objetivo central recuperar nuestras islas.
Esto es una obviedad. No obstante, no son suficientes en sí
mismos, ya que no inciden directamente sobre los fundamentos de la ocupación militar británica de
manera contundente.
Argentina ya tuvo ciclos económicos muy exitosos reclamando el fin de la
ocupación británica y aun así la potencia se mostró diplomáticamente inflexible (1880-1930). Nuestro
país tuvo estándares de vida nada despreciables cuando los kelpers aún vivían
en pésimas condiciones (hecho que comenzó a cambiar con los Acuerdos de
Comunicaciones de 1971) y aun así la población implantada en
Malvinas siguió funcionando como actor político de veto en las negociaciones entre
Argentina y la potencia colonial (1966-1982).
La ocupación británica del 25% de
nuestro territorio es esencialmente militar y esto, obviamente, repercute
económicamente en Argentina. Pero una perspectiva economicista poco tiene para
decir sobre posibles estrategias de recuperación. Para pensar una estrategia
seria que tenga como objetivo volver a ejercer la soberanía efectiva sobre
nuestras Islas Malvinas, es necesario examinar y analizar los fundamentos de
esta ocupación militar y colonial.
Los
fundamentos militares de la ocupación
En la Constitución Nacional de 1994 los argentinos nos propusimos como
objetivo permanente e irrenunciable la recuperación de nuestros territorios vía
el derecho internacional, lo que presupone el acuerdo con la potencia agresiva,
ambiciosa y belicista que ocupa el 25% de nuestro territorio. A pesar de todos
los desafíos que supone llegar a un punto de acuerdo con una potencia colonial
de estas características, el principal obstáculo radica en que dicho actor no
quiere sentarse en la mesa de negociación con la Argentina para ponerle fin a
la situación colonial en el Atlántico Sur conforme a las disposiciones de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En otras palabras, esta potencia colonial quiere sostener un statu quo
contrario al derecho internacional que, a su vez, se fundamenta en una
estrategia político-militar asociada a lo que la Dra. Mariana Altieri
conceptualiza como “aislamiento artificial”. Es decir, el Reino Unido de Gran
Bretaña e Irlanda del Norte (RUGBIN) puede separar materialmente el territorio
usurpado de cualquier tipo de vínculo fáctico con la Argentina. Esto implica
que la potencia es capaz de sostener su posición militar en el Atlántico Sur
sin requerir que la Argentina contribuya al desarrollo económico de las islas.
Ante este escenario, cualquier estrategia nacional que busque contribuir
al cumplimiento del derecho internacional, de las disposiciones de la ONU y a
ponerle fin al colonialismo en el siglo XXI, debe poder responder las
siguientes preguntas: ¿Cómo hacemos para
que el RUGBIN se siente a negociar con nosotros? ¿Cómo rompemos con
el aislamiento artificial de nuestras Islas del
Atlántico Sur?
El
debate político argentino
De forma implícita, esta pregunta ha tenido diversas respuestas que
fueron reflejadas en variopintas políticas gubernamentales. A modo de síntesis,
podemos distinguir dos líneas de pensamiento dentro de las cuales, por
supuesto, podemos encontrar matices y diferencias.
En primer lugar, aquella que sugiere que la Argentina debe ser deferente
y cooperar militar y económicamente, bajo un esquema de paraguas de soberanía,
con la potencia colonial que ocupa 25% de nuestro territorio. La premisa es que
el RUGBIN recién va a acceder a negociar con la Argentina cuando ambos países
sean socios estrechos y la Argentina sea un país desarrollado. Es decir, va a
llegar un momento en el que ambos países vamos a ser tan ‘amigos’ que los
usurpadores van a tener la buena voluntad de ponerle fin a la situación
colonial y devolvernos la soberanía efectiva de las Islas del Atlántico Sur.
Las administraciones de Menem, Macri y –sobre todo– Milei son las asociadas a
esta línea de pensamiento, ligadas a una forma constructivista, benigna e
idealista de ver las Relaciones Internacionales.
En segundo lugar, la posición que sostiene que cualquier cooperación
militar y económica con la potencia ambiciosa, belicista y agresiva que ocupa
25% del propio territorio refuerza el statu quo favorable ha dicho actor. La
premisa de esta postura es que el RUGBIN va a sentarse en la mesa de
negociación cuando los costos que tienen en sostener militarmente el statu quo
sean superiores a los beneficios. Dicho de otra forma, la potencia colonial va
a tener voluntad para ponerle fin a la situación colonial cuando los costos de
no negociar superen los beneficios de mantener el statu quo territorial
asociado a una postura diplomática no negociadora. En definitiva, esta línea de
pensamiento es una forma realista de ver las Relaciones Internacionales, por lo
que busca trabajar sobre el poder y los incentivos materiales que tienen los
actores de la política internacional.
¿La preponderancia de la defensa revisionista sugiere que la Argentina debe tener como objetivo recuperar militarmente las Islas del Atlántico Sur? No. De nuevo, el objetivo nacional es la revisión del statu quo en el Atlántico Sur vía el aumento de los costos que tienen los británicos para sostener su posición colonial y militar. Para lograr este propósito, resulta clave la instrumentalización de la defensa nacional en la medida que es la única área gubernamental con la capacidad de generar preocupación y presión real en la potencia colonial.
Este fundamento revisionista debe ser complementado con otras áreas importantes de gobierno –como la diplomática, la energética, la vinculada a la explotación de recursos naturales, la comercial/financiera, etc. –, pero es la defensa nacional la que debe estructurar la estrategia frente a la ocupación militar del RUGBIN. Como menciona el Profesor Juan Gabriel Tokatlián, la estrategia de la Argentina para recuperar las Islas del Atlántico Sur debe ser amplia e incluir lo que en 2014 denominó como “las cuatro D para Malvinas”.
¿Esto implica colocar al RUGBIN como rival y tener un vínculo confrontativo con dicho actor? Sí. Es una potencia colonial que ocupa ilegal e ilegítimamente nuestro territorio y que sostiene su posición militarmente. La Argentina es un Estado cuya soberanía es lesionada por una potencia colonial y eso es algo que nuestro país no eligió. La Argentina es un país defensivo-posicionalista, por lo que sus intereses en materia de seguridad internacional son su integridad territorial, su autodeterminación, su soberanía e independencia. Cualquiera que vulnere estos intereses va a ser considerado un como un rival. Los intereses de la Argentina son permanentes y claros, mientras que el surgimiento de rivales y aliados no constituyen una elección del país, surgen a partir de cómo cada actor del sistema internacional se vincula con estos intereses defensivos-posicionalistas.










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