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sábado, 30 de junio de 2018

Lo que más se devaluó es la palabra… @dealgunamanera...

Lo que más se devaluó es la palabra…

2016-2018: Peña, en su primera y última presentación en el Senado. Fotograqfía: CEDOC / PERFIL

¿Miente cínica y doblemente este Gobierno, que se presentó como el más transparente? ¿Se miente porque negar la realidad es la única forma que tienen de soportar la angustia de sus responsabilidades?

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 30/06/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Federico Sturzenegger fracasó: no pudo mantener el valor del peso, que se devaluó frente al dólar y frente a las mercaderías por efecto de la inflación. En los treinta meses de Cambiemos, los precios y el dólar aumentaron el 100% si se toma el dólar blue de Cristina: de 14 a 29 pesos. Pero 70% de esa devaluación frente al dólar se produjo en solo seis de los treinta meses, proceso disparado a partir de la conferencia de prensa de diciembre pasado donde Sturzenegger, Dujovne, Caputo y Peña anunciaron el cambio de metas de inflación. Seis meses después, Caputo fue promovido a presidente del Banco Central y Dujovne, de ministro de Hacienda a ministro de Hacienda y Finanzas, sin que la remoción de Sturzenegger haya tranquilizado al mercado cambiario, lo que demostraría que no solo se había devaluado la credibilidad del anterior presidente del Banco Central sino la de todo el Gobierno.

¿Por qué los fondos Templeton y Blackrock vendieron dólares a $24 para comprar bonos en pesos con 20% de interés?

Desde aquella conferencia de prensa de diciembre, a nadie le quedó más duda: era del Presidente y de sus “ojos y oídos” de la Jefatura de Gabinete la decisión de devaluar en diciembre, y más tarde vender dólares a 20 pesos, y por último ofrecer 5 mil millones de dólares a 25 pesos.

Cuánta sospecha que generan los fondos Templeton y Blackrock vendiendo dólares a 24 pesos para comprar bonos en pesos a 20% de tasa anual. Y que nadie comprara de los 5 mil millones de dólares que ofreció el Banco Central a 25 pesos durante una semana y, después del anuncio con el Fondo Monetario, todos quisieran comprar a 28 y ahora hasta los 29,70 del viernes, mientras la demanda no afloja.

Es que lo que verdaderamente más se devaluó es la palabra del Gobierno y del mayor representante de su discurso, el jefe de Gabinete Marcos Peña, quien tiene a su cargo la comunicación. En su presentación mensual en el Congreso, el miércoles pasado durante 34 minutos, expuso todas las mejoras económicas de Cambiemos. Aun basándose en datos ciertos, lucía como una gran mentira, un recorte solo de una parte de los hechos omitiendo lo que había empeorado, resultando así una falsificación de la realidad.

¿Miente cínica y doblemente este Gobierno, que se presentó como el más transparente? ¿Se miente porque negar la realidad es la única forma que tienen de soportar la angustia de sus responsabilidades? ¿Le mintieron sus allegados del mundo financiero para poder ganarse en seis meses 70% en dólares, inflándole primero un globo de sobrevaluación del peso para luego devaluar de golpe lo acumulado, sorprendiendo a todos menos a ellos mismos? Es paradójico que al gobierno más pro mercado de las últimas décadas sus aliados lo ejecutaran así.

Sea por una u otra motivación, la sociedad ya no le cree al Gobierno y, como la fábula del pastor y el lobo, ni siquiera las verdades que anuncie serán creíbles. Este es el gran problema de la política argentina actual: quienes van a comprar el dólar a casi 30 pesos volvieron a ser, aterrados, la mayoría de los pequeños ahorristas y no ya los especuladores, que hicieron su negocio y se fueron. Es la clase media la que perdió su fe en el futuro de la economía de Macri, y sin futuro no hay política.

Un gobierno o un partido político son la expresión de una representación de la realidad. Como siempre suceden varias cosas al mismo tiempo, gobierna quien logró seleccionar más convincentemente que su antagonista parte de los hechos, dándole un sentido. Ese sentido explica el pasado y promete un futuro con la misma dirección de una línea en el tiempo. La narrativa del Gobierno es la que se devaluó dejando desnudo al Presidente y a todo su gabinete. El problema no se solucionaba cambiando a Sturzenegger. 

Las Lebac no son la causa del problema sino su consecuencia. ¿De cuánto hubiera sido la inflación en 2016 sin retirar del circulante con Lebac el aumento de pesos que cubría el déficit fiscal, que aumentó en 2016 sobre 2015? Si, como dice Macri, la inflación de 2015 no era del 28% sino del 50%, porque había 20% de inflación adicional reprimida en las tarifas congeladas durante años, probablemente en 2016, en lugar del 40%, como fue, podría haber sido del doble.

Durante la última conferencia del G30 que se hizo en Argentina, en mayo, participaron los ex presidentes del Banco Central de Estados Unidos (Fed) Janet Yellen y Ben Bernanke, y dos ex ministros de Economía (secretarios del Tesoro), Timothy Gueithner y Larry Summers. Este último tuvo una reunión a solas con Marcos Peña, donde el principal economista de Clinton y Obama le advirtió a nuestro jefe de Gabinete las graves consecuencias que tenía que los actores económicos percibieran que el Banco Central no tenía autonomía cuando se aplicaba un sistema cambiario de libre flotación y sin limitaciones al flujo de capitales. Desde la perspectiva de Larry Summers, a quien había que despedir no era a Sturzenegger sino al gabinete económico del Poder Ejecutivo por lo que hizo en diciembre.

Los 3 mil millones de dólares que vendieron a 24 pesos Templeton y Blackrock gracias a la gestión de Caputo, ¿fueron una inversión para que Caputo pasara a presidir el Banco Central?

¿Por qué nadie compró de los 5 mil millones de dólares que el Banco Central ofertó a $25 y luego sí a $28 y $29? 

Al ver los 34 minutos de la exposición de Marcos Peña en el Senado (ver aquí) se percibe que el Gobierno aún no comprendió que lo que se devaluó es su palabra. Tiene que cambiar su discurso y elaborar otra narrativa. El problema no es del jefe de Gabinete sino del Presidente, que repite cada vez que puede que ratifica el rumbo. Aun si fuera así, tendría que explicarlo de otro modo porque después de “lloverán dólares”, “el segundo semestre”, “los brotes verdes” y “lo peor ya pasó”, promesas del mismo tipo generan el efecto contrario: la gente comprará de a 10 dólares. 



(Fuente www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com

domingo, 10 de junio de 2018

Del FMI a la CGT… @dealgunamanera...

Del FMI a la CGT… 

Cuesta abajo. Christine Lagarde y Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes.

Macri metió presión para cerrar el acuerdo y los gremios le dieron el ultimátum a Quintana. La orden que el jueves pasado dio Mauricio Macri fue terminante: ese día debía anunciarse el acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional por el préstamo stand-by.

© Escrito por Nelson Castro en domingo 10/06/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Hubo quien le advirtió que eso era complicado porque faltaba definir aún aspectos claves contenidos en la letra chica. Para ello, se necesitaba que desde Washington hubiera un anuncio que hiciera público el acuerdo. Al Presidente nada le importó. Ordenó forzar la situación. Quería llegar a Quebec con la negociación finiquitada para tener la foto con la directora del FMI, Christine Lagarde, con quien la buena química personal hizo que todo funcionase a la perfección. La buena relación entre el Presidente y la directora del Fondo dio sus frutos. Lo que muchos no saben es que hubo otro protagonista de absoluto bajo perfil que fue clave en la dinámica de la negociación: Donald Trump, ya que Estados Unidos va a ser el principal aportante de los 50 mil millones de dólares que le prestarán a la Argentina.

En el acuerdo con el FMI, el Banco Central vuelve a ser el que define las metas de inflación, tal como lo había hecho hasta el 28 de diciembre pasado, y en ese marco restablece el sistema de tipo de cambio flotante. Por lo tanto, la tasa de interés continuará siendo el instrumento que utilice para bajar la inflación. Ese es un esquema que hasta ahora no tuvo la eficacia esperada, ya que la inflación superó ampliamente las metas tanto en 2017 como en 2018. Lo que se aguarda es que esta vez las condiciones sean mejores debido a que los precios relativos ya se han ajustado, el grueso del aumento de las tarifas ya pasó, y el tipo de cambio vigente en principio no necesita ajustes mayores.

El acuerdo contempla un mecanismo para desactivar la bomba de la Lebac, una verdadera bicicleta financiera que el actual gobierno potenció. Estas letras del Banco Central fueron creadas por Aldo Pignanelli en marzo de 2002 –plena crisis por la caída de la convertibilidad– para reducir la demanda de dólares y la inflación. El stock inicial, que fue de 2 mil millones de dólares, hoy alcanza a los 900 mil millones.

Asesoramiento y tensión.

No hace mucho, Guillermo Nielsen –hombre clave en la reestructuración de la deuda en default de la Argentina en 2004 y 2005– le acercó al Presidente un documento con algunas ideas sobre cómo desactivar esa bomba de tiempo que representan las Lebac. Macri leyó ese documento con atención y, a partir de esas recomendaciones, elaboró un borrador de siete carillas que envió a Federico Sturzenegger para su lectura y consideración. Algunas de esas cosas están en la base del acuerdo con el FMI.

La crisis de confianza que enfrenta el Gobierno ha generado un verdadero cimbronazo en el gabinete. Y esto tiene sus consecuencias. Las tensiones entre sus miembros están a la orden del día.

El protagonismo del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, molesta a varios de sus colegas, quienes no se toman muy en serio su condición de coordinador del área económica. La suspensión de la reunión agendada para el martes pasado entre Dujovne y el resto de los ministros del área, en la que debía tratarse el recorte de gastos de los ministerios, fue una muestra de ello. Oficialmente, se dijo que la razón de tal decisión fue la necesidad de aguardar al cierre de la negociación con el FMI.

La verdad es otra: “Ningún ministro había hecho los deberes. Nadie movió un dedo y muchos le terminaron preguntando a Marcos Peña qué hacer”, confesó una voz desde las entrañas del poder.

En ese clima, pues, se perfilan ganadores y perdedores. Mario Quintana, secretario de Coordinación Interministerial de la Jefatura de Gabinete, está pasando sus peores días desde que asumió. Macri le reprocha haberse equivocado en sus proyecciones y, por si eso fuera poco, acaba de ser imputado por el fiscal federal Ramiro González, por el manejo de la empresa Farmacity. Quintana, que está enfrentado con Sturzenegger, fue uno de los mentores del fatídico 28 de diciembre del año pasado, el día en que se dispuso limitar la independencia del BCRA. Eso caducó el jueves pasado.

El presidente del Banco Central –que también recibe reproches de Macri– se siente como uno de los ganadores de esta crisis. El recupero de su independencia le ha devuelto un protagonismo que había perdido. De aquí en más, será quien defina las pautas de inflación, tal como lo dijo Dujovne en la conferencia del jueves.

La trastienda de esa conferencia también habla de lo que pasa en el interior del Gobierno. Tres fuentes distintas coinciden en que Sturzenegger exigió que, para dejar bien en claro su independencia, no se hiciera ni en el Ministerio de Economía ni en la Casa Rosada (sic). De allí que se optara por el CCK.

Respuestas pendientes.

Todo esto ocurre en un escenario socioeconómico complicado. El ajuste tendrá consecuencias sobre la vida diaria de los argentinos. En la conferencia de prensa, las muy precisas preguntas técnicas de los colegas tuvieron respuestas –algunas buenas y otras no tanto– por parte mayoritariamente de Sturzenegger. La única pregunta que no tuvo respuesta concreta fue la referida al impacto del ajuste en la vida de los ciudadanos, que fue formulada por Nicolás Munafó.

La reunión entre el Gobierno y la CGT no fue buena.

El 15% establecido en muchas paritarias está absolutamente desfasado. El pedido de recomposición salarial fue claramente expuesto por los triunviros sindicales. La reunión fue dura. Cuando Quintana quiso posponer una respuesta para el jueves 14, Juan Carlos Schmid –uno de los triunviros de la central obrera– lo paró en seco: “Vos no entendiste nada, vos me das una respuesta el día martes y si el martes no nos das una respuesta, lanzamos la medida y no nos reunimos más. Vinimos acá a escucharlos y nos nos van a dilatar más, este jueguito no va más”.

Situación.

Hoy se complica lo que hasta hace dos meses se veía como inexorable: la reelección de Macri. Este es uno de los temas claves que se habla en la nueva mesa chica del poder, en la que han reganado protagonismo Emilio Monzó y Ernesto Sanz. Son los que hablaron de acuerdos a los que se opusieron siempre tanto el Presidente como Marcos Peña. A propósito: en sus declaraciones públicas, el jefe de Gabinete exhibe rasgos del síndrome de Hubris; cree que está todo bien y que los que lo contradicen están equivocados (sic).

  

(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com

miércoles, 9 de mayo de 2018

Al Fondo y a la derecha… @dealgunamanera…

El retorno de la Argentina al FMI



El presidente Macri aprovecha el temor que se extendió en la sociedad por la crisis que provocaron las medidas de su gobierno, para disciplinar y ajustar aún más a los sectores de menos recursos. La vuelta del FMI confirma la vuelta a los 90.

© Escrito por Luis Bruschtein el miércoles 09/05/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“El FMI erró en particular en el período pre-crisis, soportando las debilidades fiscales pronunciadas del país, aún cuando era evidente que a finales de los ‘90 la disciplina fiscal y las reformas estructurales estaban ausentes”, dice un informe del FMI del 2004 para explicar la crisis del 2001. Además, el documento resaltó que “la supervisión del FMI y sus condiciones fueron débiles y por eso la deuda pública creció, disminuyendo la habilidad de las autoridades para usar contracíclicamente la política fiscal”.
                                                                 
El menemismo y la Alianza habían creado las condiciones para la crisis del 2001-2002 por seguir los lineamientos del FMI, una crisis que destruyó la economía, la peor en la historia del país. Las crisis de ese período a nivel mundial tuvieron algunos elementos comunes. En primer lugar fueron precedidas de un boom que implicó la entrada masiva de capitales y en segundo lugar, estos capitales se fueron repentina y masivamente. Con las Lebac, Mauricio Macri convocó en masa a capitales especulativos. Y ahora su salida implicaría un derrumbe similar o peor al de 2001. Esto ha sido la crónica de una crisis anunciada.

Otro elemento en común: Menem y De la Rúa coincidieron al buscar como tabla de salvación a Domingo Cavallo y al FMI. Fueron una verdadera garantía, pero para el desastre. Los dos gobiernos, entre la convertibilidad de Cavallo y los ajustes del FMI, cultivaron las condiciones para la explosión de 2001-2002. En 1998, el FMI ponía como ejemplo ante el mundo a la economía argentina y calificaba a Menem como “nuestro mejor alumno”, al mismo tiempo que la economía entraba en un pico de recesión –del que sólo se repuso varios años después con el kirchnerismo– y la deuda externa crecía en forma acelerada. Era un año preelectoral y el gobierno menemista se había mostrado efectivamente como su mejor alumno. Fue una forma de intervenir en política a favor de Menem. Cuando apenas asumió al año siguiente, Fernando De la Rúa demostró que no había ninguna diferencia con su antecesor y entonces el FMI le dio el blindaje y le permitió el maquillaje de una situación que ya era explosiva.

En el 2004, después que la economía de su mejor alumno se fue al demonio, el FMI se hizo una autocrítica. Pero no por haberse equivocado al imponer los lineamientos que habían llevado al desastre y haber errado todos los diagnósticos y no haber previsto la dimensión de la crisis. Su autocrítica fue por no haber sido más exigente en el cumplimiento de sus condiciones. Quería más ajuste –en un país que ya estaba muy ajustado– y exigía que se cambiaran las leyes de jubilación. 

El recorte de las jubilaciones está siempre en las exigencias del Fondo. Hay una insistencia particular en este tema. Muchos de los jubilados que votaron a este gobierno –y los que no lo votaron– ya están sintiendo los rigores de estas políticas antiprevisionales con el recorte del índice de actualización. Lo sufrirán más con la alta inflación. Lo siguen sufriendo con el aumento de los remedios. Y en el futuro inmediato lo volverán a sufrir con las seguras restricciones que impondrá este regreso de la “supervisión” del organismo financiero internacional.

El retorno del Fondo a la Argentina es una victoria del mundo financiero internacional al que representa. El gobierno kirchnerista fue muy crítico del papel que había tenido el FMI en la crisis del 2001-2002. Al igual que Lula en Brasil, en el 2006 Néstor Kirchner pagó la deuda de 9 mil millones de dólares con el Fondo y cortó cualquier intervención del organismo en la economía del país. Fue una derrota fuerte para el Fondo de la que ahora se recupera gracias al macrismo y los radicales. El precedente había sido Cuba, que en 1964, tras pagar su deuda, se retiró del organismo (en realidad, la terminó de pagar cuando ya se había retirado). Ni Lula ni el kirchnerismo volvieron a pedir prestado ni a permitir el control sobre sus economías.

En la historia, el FMI ha respaldado e impuesto dictaduras y gobiernos derechistas latinoamericanos y ha tratado de frenar las medidas de distribución del ingreso y las mejoras sociales a las que visualiza como un gasto innecesario. Este retorno del FMI es coherente con el pensamiento del macrismo y su campaña de desprestigio y difamación de las políticas populares. Seguramente se hubiera producido sin necesidad de esta crisis de inflación, devaluación, tarifazo y fuga de capitales.

Y ¡ojo!: decir que el FMI no dejará caer la economía argentina porque no le conviene después de su fracaso del 2001 y del kirchnerismo, es lo mismo que decir que “estos no roban porque son ricos”. Al FMI tampoco le convenía la crisis que estalló en el 2001 y sin embargo sucedió. Con esta decisión, Macri aprovecha el temor que se extendió en la sociedad por la crisis que provocaron las medidas de su gobierno, para disciplinar y ajustar aún más a los sectores de menos recursos. La vuelta del FMI confirma la vuelta a los ‘90. Al Fondo y a la derecha: el inodoro.


domingo, 26 de noviembre de 2017

Gracias Pichetto, no te hubieras molestado… @dealgunamanera...

Gracias Pichetto, no te hubieras molestado…


El costo de las Lebac duplica el monto de la poda de jubilaciones. La nueva fórmula de movilidad es peor que la versión inicial del Gobierno. La modificación de la movilidad le permitirá a la Anses desembolsar 100 mil millones de pesos menos en jubilaciones. El Banco Central emite deuda con Lebac que devengará intereses por un total de 210 mil millones de pesos en este año.

© Escrito por Alfredo Zaiat (alfredozaiat@gmail.com) el Domingo 26/11/1950 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El stock de Lebac es de 1,2 billones de pesos. Es deuda emitida por el Banco Central que devengará intereses por un total de 210 mil millones de pesos en este año. Es una suma extraordinaria que alimenta lo que se denomina déficit cuasi fiscal. Este espacio de especulación entregado al mercado financiero por el titular del Central, Federico Sturzenegger, es atendido con recursos públicos y está fuera del radar del ajuste que el gobierno quiere que sea aprobado en el Congreso. Ese recorte no alcanza al mundo de las finanzas. La mira fue dirigida hacia el sistema previsional y de seguridad social. El objetivo que planteó el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, es “ahorrar” unos 100 mil millones de pesos, disminuyendo las jubilaciones y las asignaciones (familiares y la AUH). Para conseguirlo, el gobierno presentó un proyecto de ley para modificar la fórmula de movilidad de las jubilaciones que significa una fuerte poda en el haber, que luego fue retocada por iniciativa del senador Miguel Angel Pichetto, cuyo resultado es también una fuerte poda en el haber. Este aporte para facilitar la aprobación del proyecto ha sido tan entusiasta que el saldo puede ser peor para los jubilados que la versión oficial.

La relación entre el monto del déficit generado por las Lebac y la reducción del dinero que la Anses destinará a pagar jubilaciones sirve como referencia para exhibir la escala de prioridades en la gestión del gobierno de Cambiemos. No significa que si se dejase de pagar tantos intereses de Lebac ese dinero podría ir a los bolsillos de los jubilados. Esta comparación sólo deja al descubierto que en la obsesión por el ajuste de las cuentas fiscales, el gobierno eligió arremeter contra los jubilados y cuidar los privilegios del mundo de las finanzas.

Fórmula Pichetto

El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, tardó apenas 15 minutos en aceptar la fórmula Pichetto, luego que el senador facilitador de la tarea del gobierno en la Cámara Alta hiciera un discurso muy crítico de la propuesta oficial que modifica la actualización de las jubilaciones. Fue la puesta en escena para permitir la inmediata adhesión del gobierno, que el ministro Dujovne agradece. Con el esquema del 70 por ciento de evolución de la tasa de inflación y el 30 por ciento de variación del salario formal privado (RIPTE), el “ahorro” previsional puede ser mayor al presupuestado por Hacienda. Si es más elevado, significa que los jubilados recibirán un ingreso aún más recortado.

En el suplemento económico Cash de esta edición, el especialista en materia previsional Miguel Angel Fernández Pastor ofrece un par de datos que demuele la fórmula Pichetto: en los 21 primeros meses del gobierno de Macri, el RIPTE creció 59,08 por ciento, mientras que la inflación lo hizo en 71,3 por ciento. Unos simples cálculos revelan que la muy desfavorable versión oficial para los jubilados es mejor que la fórmula Pichetto:

La propuesta del gobierno era un ajuste trimestral por inflación y un insignificante aporte adicional del 5 por ciento del PIB real en junio de cada año. En el acumulado de esos 21 meses, el aumento hubiera acumulado 71,3 por ciento más 0,15 por ciento (el 5 por ciento de la variación del PIB del 3 por ciento: 0,15 por ciento. Las caídas de PIB no se calcularían, según la versión oficial, entonces el retroceso de 2016 no contaría). El saldo sería 71,45 por ciento.

Con el esquema de actualización Pichetto para ese período, el aumento hubiera sido 67,63 por ciento. Casi cuatro puntos porcentuales menos que la versión inicial.

El 70/30 perjudica a los jubilados, más en un gobierno conservador como el de Cambiemos que tiene como objetivo explícito que el salario suba menos que la inflación. Para las paritarias 2018 ya envió el mensaje a través de medios oficialistas de que pretende un alza del 10 por ciento, variación que se ubica por debajo de la estimación de inflación.

Esta es la fórmula que la mayoría de los gobernadores avalaron en el dictamen en el Senado, conversado en apenas cuatro horas sin abrir el espacio a la consulta de especialistas. La comparación con un solo trimestre entre una y otra fórmula de rebaja de las jubilaciones, además de que entrega una diferencia insignificante, no es correcta. En un período más prolongado, como el mencionado arriba, el saldo del nuevo acuerdo es más desfavorable para el jubilado.

El pacto además avala que se aplique la actualización con seis meses de retraso, pues el ajuste de marzo del año próximo será con la inflación del trimestre julio-septiembre de este año. Es otra disposición que perjudica a los jubilados puesto que la nueva fórmula sería retroactiva. La presente movilidad se devenga en el semestre julio-diciembre, lo que implica que a esta altura esta casi completa, pero en el proyecto de ley se la descarta para que en marzo de 2018 se utilice la nueva. Esto implica que en lugar de un aumento de las jubilaciones del 12 al 13 por ciento, el ajuste sería de 5,2 por ciento (con la versión oficial) o de 5,7 por ciento (con la fórmula Pichetto). 

Las jubilaciones perderían así unos 7 puntos porcentuales, deteriorando su poder adquisitivo y brindando el “ahorro” previsional que el gobierno busca. Al haber mínimo de 7246 pesos se le podaría 455 pesos del aumento. Como precisó David Cufré en el Panorama Económico en la edición de ayer de este diario, la jubilación mínima quedaría en 7660 pesos en lugar de los 8115 pesos que hubieran correspondido.

Bicicleta

Mientras en el Congreso empezó el debate del proyecto oficial para recortar jubilaciones y asignaciones (familiares y AUH), la bicicleta financiera sigue rodando a velocidad. El viernes la paridad cambiaria terminó la semana con una caída de diez centavos, para ubicarse en 17,69 pesos, el mismo nivel que hace dos meses. Ese retroceso fue explicado por operadores de la city por el ingreso de dólares a la plaza local para aprovechar las muy elevadas tasas de interés que regala el Banco Central con las Lebac.

El último reporte del balance cambiario del Banco Central indica que las inversiones de cartera de no residentes (capitales extranjeros especulativos) sumaron en forma neta 420 millones de dólares en octubre pasado, siendo uno de los meses de más ingresos del año. Esos fondos fueron destinados a colocaciones en pesos, detalló la entidad monetaria, para aprovechar la renta que ofrece la tasa de interés en moneda local. La consultora macrista Elypsis calculó que el inversor que canjeó dólares por pesos en enero de 2016 y fue renovando ese capital en Lebac hoy tiene acumulado una ganancia en dólares del 17 por ciento. Es una rentabilidad extraordinaria de la bicicleta de las Lebac. Como ilustra la prensa internacional, Argentina se ha convertido en un paraíso financiero para el capital especulativo.

La emisión de esos títulos de deuda en pesos de cortísimo plazo es utilizada por el Banco Central con el doble propósito de desalentar la compra de dólares al tiempo de retirar pesos del mercado con el esquivo objetivo de bajar la inflación. No consigue ni uno ni otro objetivo. Pero igual sigue con esa política seduciendo a los inversores con tasas de interés elevadas, que tuvieron su pico del 38 por ciento en marzo de 2016 y hoy se ubican casi en el 30 por ciento anual. Esas tasas han invitado a inversores extranjeros a participar del negocio que se denomina currency carry trade sobre el peso argentino: ingresar dólares a la plaza local, luego venderlos y con los pesos obtenidos comprar Lebac, para que en un plazo determinado recomprar más dólares con el capital e intereses de esa inversión en pesos. 

Esta estrategia monetaria y cambiaria que recibe críticas de economistas de diferentes vertientes ideológicas tiene un costo altísimo para las cuentas públicas, en este caso las del Banco Central. Desde diciembre de 2015, la deuda con Lebac aumentó 245 por ciento y devengó intereses por más de 310 mil millones de pesos. Sólo en este año sumarán 210 mil millones de pesos. Esta cifra más que duplica el monto que el gobierno quiera “ahorrar” en el sistema previsional recortando aumentos de las jubilaciones.

Trabajadores

Sin tocar las ganancias privilegiadas del mundo de las finanzas, la administración Cambiemos arrastra del cuello a un grupo de gobernadores para impulsar una reforma que no sólo castiga a los jubilados, sino que avanza sobre derechos previsionales de trabajadores activos. Instala la suba de la edad de jubilación, para hombres y mujeres, en los 70 años, y pretende disminuir el cálculo del haber inicial del futuro jubilado. 

Fernández Pastor indica que en el artículo segundo del proyecto de ley se establece que los salarios con que se efectúa el promedio de ingresos del que surgirá el haber inicial de los futuros jubilados ya no se efectuará por la fórmula de movilidad, sino por el índice combinado aplicado para la actualización de las sentencias en la Ley de Reparación Histórica (inciso b, artículo 5 ley 27.260) que, como es reconocido por el propio gobierno, implica una quita muy importante. El especialista previsional señala que en el mencionado artículo se especifica que la actualización de los salarios se efectuará por el índice de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE). ¿Qué significa esto? Si los salarios disminuyen, los trabajadores que quieran jubilarse tendrán un haber inicial más bajo del que surgiría aplicando la ley de movilidad. En base a la evolución de la inflación y el RIPTE desde diciembre de 2015, cifras detalladas arriba, hoy la pérdida acumulada es de 12,22 puntos porcentuales en apenas dos años.

Modificar la movilidad jubilatoria para atarla a la evolución de la inflación, disminuir la tasa de sustitución (la relación entre el último salario del trabajador con el haber inicial como jubilado) y elevar la edad jubilatoria son las recomendaciones del FMI al gobierno argentino, incluidas en el informe de noviembre de 2016, y que pasaron a formar parte de la reforma previsional. 

No deja de ser notable como la Alianza Cambiemos decidió empeorar la calidad de vida de los jubilados, con el aval de gobernadores, siendo que se trata de su núcleo electoral más intenso. La apuesta oficial es que el cambio de clima político les permita naturalizar la reducción de las jubilaciones hasta pensar que no tiene costos afirmar que son muy elevadas, mientras le sigue ofreciendo al mercado financiero la rentable fiesta especulativa de las Lebac.