Lo que más se
devaluó es la palabra…
2016-2018: Peña, en su primera y última
presentación en el Senado. Fotograqfía: CEDOC / PERFIL
¿Miente cínica y
doblemente este Gobierno, que se presentó como el más transparente? ¿Se miente
porque negar la realidad es la única forma que tienen de soportar la angustia
de sus responsabilidades?
© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 30/06/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Federico Sturzenegger fracasó: no pudo mantener el valor
del peso, que se devaluó frente al dólar y frente a las mercaderías por efecto
de la inflación. En los treinta meses de Cambiemos, los precios y el dólar
aumentaron el 100% si se toma el dólar blue de Cristina: de 14 a 29 pesos. Pero
70% de esa devaluación frente al dólar se produjo en solo seis de los treinta
meses, proceso disparado a partir de la conferencia de prensa de diciembre
pasado donde Sturzenegger, Dujovne, Caputo y Peña anunciaron el cambio de metas
de inflación. Seis meses después, Caputo fue promovido a presidente del Banco
Central y Dujovne, de ministro de Hacienda a ministro de Hacienda y Finanzas,
sin que la remoción de Sturzenegger haya tranquilizado al mercado cambiario, lo
que demostraría que no solo se había devaluado la credibilidad del anterior
presidente del Banco Central sino la de todo el Gobierno.
¿Por qué los fondos Templeton y Blackrock vendieron dólares a $24 para
comprar bonos en pesos con 20% de interés?
Desde aquella conferencia de prensa de diciembre, a nadie
le quedó más duda: era del Presidente y de sus “ojos y oídos” de la Jefatura de
Gabinete la decisión de devaluar en diciembre, y más tarde vender dólares a 20
pesos, y por último ofrecer 5 mil millones de dólares a 25 pesos.
Cuánta sospecha que generan los fondos Templeton y
Blackrock vendiendo dólares a 24 pesos para comprar bonos en pesos a 20% de
tasa anual. Y que nadie comprara de los 5 mil millones de dólares que ofreció
el Banco Central a 25 pesos durante una semana y, después del anuncio con el
Fondo Monetario, todos quisieran comprar a 28 y ahora hasta los 29,70 del viernes,
mientras la demanda no afloja.
Es que lo que verdaderamente más se devaluó es la palabra
del Gobierno y del mayor representante de su discurso, el jefe de Gabinete
Marcos Peña, quien tiene a su cargo la comunicación. En su presentación mensual
en el Congreso, el miércoles pasado durante 34 minutos, expuso todas las
mejoras económicas de Cambiemos. Aun basándose en datos ciertos, lucía como una
gran mentira, un recorte solo de una parte de los hechos omitiendo lo que había
empeorado, resultando así una falsificación de la realidad.
¿Miente cínica y doblemente este Gobierno, que se
presentó como el más transparente? ¿Se miente porque negar la realidad es la
única forma que tienen de soportar la angustia de sus responsabilidades? ¿Le
mintieron sus allegados del mundo financiero para poder ganarse en seis meses
70% en dólares, inflándole primero un globo de sobrevaluación del peso para
luego devaluar de golpe lo acumulado, sorprendiendo a todos menos a ellos
mismos? Es paradójico que al gobierno más pro mercado de las últimas décadas
sus aliados lo ejecutaran así.
Sea por una u otra motivación, la sociedad ya no le cree
al Gobierno y, como la fábula del pastor y el lobo, ni siquiera las verdades
que anuncie serán creíbles. Este es el gran problema de la política argentina
actual: quienes van a comprar el dólar a casi 30 pesos volvieron a ser,
aterrados, la mayoría de los pequeños ahorristas y no ya los especuladores, que
hicieron su negocio y se fueron. Es la clase media la que perdió su fe en el
futuro de la economía de Macri, y sin futuro no hay política.
Un gobierno o un partido político son la expresión de una
representación de la realidad. Como siempre suceden varias cosas al mismo
tiempo, gobierna quien logró seleccionar más convincentemente que su
antagonista parte de los hechos, dándole un sentido. Ese sentido explica el
pasado y promete un futuro con la misma dirección de una línea en el tiempo. La
narrativa del Gobierno es la que se devaluó dejando desnudo al Presidente y a
todo su gabinete. El problema no se solucionaba cambiando a Sturzenegger.
Las Lebac no son la causa del problema sino su consecuencia. ¿De cuánto hubiera sido la inflación en 2016 sin retirar del circulante con Lebac el aumento de pesos que cubría el déficit fiscal, que aumentó en 2016 sobre 2015? Si, como dice Macri, la inflación de 2015 no era del 28% sino del 50%, porque había 20% de inflación adicional reprimida en las tarifas congeladas durante años, probablemente en 2016, en lugar del 40%, como fue, podría haber sido del doble.
Las Lebac no son la causa del problema sino su consecuencia. ¿De cuánto hubiera sido la inflación en 2016 sin retirar del circulante con Lebac el aumento de pesos que cubría el déficit fiscal, que aumentó en 2016 sobre 2015? Si, como dice Macri, la inflación de 2015 no era del 28% sino del 50%, porque había 20% de inflación adicional reprimida en las tarifas congeladas durante años, probablemente en 2016, en lugar del 40%, como fue, podría haber sido del doble.
Durante la última conferencia del G30 que se hizo en
Argentina, en mayo, participaron los ex presidentes del Banco Central de
Estados Unidos (Fed) Janet Yellen y Ben Bernanke, y dos ex ministros de
Economía (secretarios del Tesoro), Timothy Gueithner y Larry Summers. Este
último tuvo una reunión a solas con Marcos Peña, donde el principal economista
de Clinton y Obama le advirtió a nuestro jefe de Gabinete las graves
consecuencias que tenía que los actores económicos percibieran que el Banco
Central no tenía autonomía cuando se aplicaba un sistema cambiario de libre
flotación y sin limitaciones al flujo de capitales. Desde la perspectiva de
Larry Summers, a quien había que despedir no era a Sturzenegger sino al
gabinete económico del Poder Ejecutivo por lo que hizo en diciembre.
Los 3 mil millones de dólares que vendieron a 24 pesos
Templeton y Blackrock gracias a la gestión de Caputo, ¿fueron una inversión
para que Caputo pasara a presidir el Banco Central?
¿Por qué nadie compró de los 5 mil millones de dólares que el Banco Central
ofertó a $25 y luego sí a $28 y $29?
Al ver los 34 minutos de la exposición de Marcos Peña en
el Senado (ver aquí) se percibe que el
Gobierno aún no comprendió que lo que se devaluó es su palabra. Tiene que
cambiar su discurso y elaborar otra narrativa. El problema no es del jefe de
Gabinete sino del Presidente, que repite cada vez que puede que ratifica el
rumbo. Aun si fuera así, tendría que explicarlo de otro modo porque después de
“lloverán dólares”, “el segundo semestre”, “los brotes verdes” y “lo peor ya
pasó”, promesas del mismo tipo generan el efecto contrario: la gente comprará
de a 10 dólares.
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