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miércoles, 15 de enero de 2025

La crueldad de las ciudades… @dealgunamanera...

 La crueldad de las ciudades…


La muerte de un hombre en Montevideo puso en primer plano un fenómeno que viene creciendo en todo el mundo: la arquitectura hostil, una forma de excluir a determinados grupos sociales del uso y disfrute del espacio público. Urbanismo y sociedad en la nota de la semana de Revista Acción.

© Escrito por Marina Garber el miércoles 15/01/2025 y publicado por la Revista Acción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

A mediados de diciembre de 2024, en el barrio Sur de Montevideo, un hombre de 30 años que paseaba con su familia tropezó y cayó sobre una hilera de hierros punzantes dispuestos alrededor de un edificio para evitar que la gente se siente sobre el muro bajo que rodea la propiedad. Uno de los pinches se clavó debajo de su ojo derecho, el hombre perdió la consciencia y falleció luego de varias semanas en terapia intensiva. 

​​​​​​​Dos años antes, en San Pablo, el sacerdote Júlio Lancellotti, «el padre de los sin techo», decidió salir a romper los bloques de piedra que la alcaldía de la ciudad había colocado bajo un puente donde solían descansar personas en situación de calle. Munido de una gran maza de hierro, el cura arremetió contra ese bosque hostil de pequeños monolitos cortantes que el Gobierno de la ciudad había sembrado bajo el viaducto. 

​​​​​​​En abril de 2019, en Buenos Aires, la gestión del entonces jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, se ufanaba de presentar en sociedad basureros presuntamente «inteligentes» cuya mayor virtud consistía en un diseño hermético destinado a evitar «que la gente se meta y saque basura», según lo expresó Eduardo Macchiavelli, entonces ministro de Ambiente y Espacio Público. Los dispositivos solo podían ser abiertos mediante una tarjeta magnética que estaría a disposición de los frentistas, encargados de edificios o comerciantes, impidiendo así que los recicladores urbanos pudieran acceder al interior para recuperar el cartón.​​​​​ 

​​​​​​​Estos son solo algunos ejemplos, pero podría haber miles: las ciudades parecen estar volviéndose hostiles para sus habitantes. No para todos, ciertamente, sino para los pobres, los marginales, los sin techo, las bandas de jóvenes, los expulsados del mercado. Tan ciudadanos, al menos formalmente, como el prototipo de vecino-propietario al que suelen hablarle ‒y para el que suelen gobernar‒ las administraciones locales, estos grupos, sin embargo, ven cada vez más restringido su derecho a hacer uso de la ciudad. Las barreras no son legales, sino prácticas. La arquitectura se ocupa así de ejercer una función excluyente que, en muchos casos, se mimetiza con el paisaje urbano y pasa inadvertida.​​​​​​​​​​​

​​​​​​​A esta tendencia se la conoce como «arquitectura hostil». Se trata, en palabras del arquitecto Jaime Sorin, de «una de las formas que adoptan las grandes ciudades para expulsar a grupos sociales del espacio público»: un conjunto de dispositivos que conforman algo así como un manual de instrucciones de metrópolis cada vez más excluyentes Prescriben y proscriben usos y derechos: indican cómo y por quiénes puede ser utilizada y disfrutada la ciudad. El objetivo de estas prácticas es, para Sorin, construir un espacio urbano elitista. Y su desarrollo coincide con la consolidación de la ciudad neoliberal: una ciudad pensada cada vez más como un ámbito de valorización financiera y menos como un espacio de encuentro e intercambio social. 

​​​​​​​Pinches, puntas de lanza, piedras punzantes; apoyabrazos en bancos que impiden que las personas se recuesten; ornamentos sin otra función que obstaculizar el uso del mobiliario urbano; alféizares inclinados o sembrados de varillas filosas de hierro para que nadie pueda sentarse a conversar o esperar el colectivo; «pig ears» u orejas de cerdo dispuestas en explanadas para ahuyentar a jóvenes skaters, como las que afean el jardín del Museo de las Confluencias en Lyon, Francia; triángulos de metal como el que desvirtúa el muro bajo que bordea el jardín Arco do Chego, en Lisboa, para disuadir a las personas de que se sienten sobre el borde. O un dispositivo electrónico llamado Mosquito, que emite ondas sonoras de alta frecuencia ‒entre 16 y 18,5 kilohertz‒ que solo los jóvenes pueden oír, y se utiliza para dispersar a los grupos que suelen reunirse en centros comerciales y otros sitios de la ciudad. El sistema, que fue considerado «degradante y discriminatorio» por un informe del Council of Europe, se promociona en el sitio web de la empresa que lo fabrica como un «dispositivo antimerodeo» contra los «comportamientos indeseados de los adolescentes».​​​​​​​ 

Aquí, allá y en todas partes.

La noticia de la muerte del ciudadano montevideano recorrió el mundo y se convirtió en un símbolo de la guerra silenciosa entre algunas ciudades y sus habitantes. A raíz del caso, la intendencia de Montevideo decidió crear un grupo de trabajo sobre arquitectura hostil. En Brasil, Lancellotti logró que se sancione una ley que lleva su nombre y que prohíbe el uso de estas técnicas. 

​​​​​​​En las ciudades de nuestro país, en cambio, la arquitectura hostil encuentra un contexto favorable para multiplicarse: sus artefactos y diseños constituyen una más de las múltiples violencias que se ensañan con los menos favorecidos, una de las tantas expresiones de la crueldad y el desprecio por el otro que intentan imponerse como formas privilegiadas de la política.


domingo, 23 de julio de 2023

Vamos viendo. El ritmo lo marca el Fondo… @dealgunamaneraok...

 El ritmo lo marca el Fondo…


“Rebencazo cósmico... de qué planeta viniste” Kristalina Georgieva. Dibujo: Pablo Temes.

La suerte del Gobierno dependerá en gran parte de cómo marchen las negociaciones en Washington. En Juntos, todo es disputa.


© Escrito por Nelson Castro el sábado 23/07/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El Gobierno raspa el fondo de la olla en búsqueda de los dólares que no tiene. La dura negociación con el Fondo Monetario Internacional lo complica todos los días. Sergio Massa creyó que, a la manera de un encantador de serpientes, iba a poder convencer a los duros del board del directorio del organismo internacional de las maravillas de su plan “vamos viendo”. Creyó que con el despliegue de sonrisas para las varias fotos que ya se sacó con Kristalina Georgieva sería suficiente para destrabar cualquier negociación. Evidentemente, no hizo una buena lectura de la situación interna del FMI.  El Gobierno raspa el fondo de la olla en búsqueda de los dólares que no tiene. La dura negociación con el Fondo Monetario Internacional lo complica todos los días. Sergio Massa creyó que, a la manera de un encantador de serpientes, iba a poder convencer a los duros del board del directorio del organismo internacional de las maravillas de su plan “vamos viendo”. Creyó que con el despliegue de sonrisas para las varias fotos que ya se sacó con Kristalina Georgieva sería suficiente para destrabar cualquier negociación. Evidentemente, no hizo una buena lectura de la situación interna del FMI.

La directora gerenta no puede hacer nada por sí sola. Debe contar con el apoyo de los directores que pertenecen a los países claves. Ese apoyo, hasta hoy, no está. No significa que no pueda aparecer en la semana que comienza ante el vencimiento que tiene que afrontar el Gobierno. Lo que expresa este complejo momento es que la “magia” del ministro candidato está en declive. Es lo que refleja el aumento incesante del dólar blue, cuya consecuencia, como siempre, sufre la ciudadanía. Cuando el dólar paralelo sube, suben también los precios. Es inevitable.

Otro de los efectos de mayor impacto es el de la reducción de las importaciones. Subyace en muchos la equivocada idea de que la caída de las importaciones afecta a productos terminados o bienes suntuarios. Es la cantinela que quedó de las épocas de Guillermo Moreno como secretario de Comercio Interior y su fracaso absoluto. Se trata de un grueso error. En estos días se conoció el reclamo de las principales cámaras y entidades que proveen equipamiento, insumos, reactivos y elementos críticos para el diagnóstico. Denunciaron que “por las actuales restricciones normativas y cambiarias se les impide el normal abastecimiento del sistema sanitario”.


Un espectáculo decadente


De persistir esta situación se complicará aún más la realización de procedimientos médicos, intervenciones quirúrgicas de distintas especialidades, trasplantes, análisis de laboratorio y tratamientos odontológicos. Esto no solo afecta al sistema de salud privado, sino también al público. Uno de los empresarios del sector habló estos días con Sergio Massa para alertarlo sobre la situación. La respuesta que recibió lo dejó ensimismado: “No hay más dólares para nadie”, le dijo en tono cortante el ministro. La falta de previsión otra vez mostró su cara más dramática. Hace al menos seis meses, un empresario que pidió reserva de su nombre ya había levantado la voz para denunciar la falta de medicamentos para la epilepsia en menores de edad y la lentitud del trámite para su ingreso. En la misma línea y para tener una pintura exacta de lo que venía sucediendo, bancos, empresas de pagos y crédito carecían de los plásticos y chips para abastecer de tarjetas de débito y crédito a sus clientes. Esta es la realidad de un país que navega por aguas turbulentas. 

En materia de política electoral el oficialismo tampoco la pasa bien. A mediados de junio último, los intendentes habían recibido la indicación directa de potenciar a Wado de Pedro –el candidato que no fue–. Esa bajada de línea había llegado de parte de Máximo Kirchner y llegó a cada uno de los intendentes bonaerenses que responden a CFK. Al día de hoy la realidad es otra. Esos mismos jefes comunales deben tragarse el sapo de Massa, a quien infinidad de veces habían tildado de traidor. Tampoco se sienten cómodos cruzando de vereda para apoyar a Juan Grabois, rival interno del tigrense que los llevaría a una derrota segura. La tentación de ir con una boleta corta sobrevoló diferentes territorios pero 
Axel Kicillof está trabajando a destajo para que eso no sea posible justo en el distrito donde el oficialismo tiene chances reales de ganar. Es imperioso contener la tropa sea como sea. Sin embargo, el gobernador no tiene grandes ofertas para seducirlos. El contexto económico dominado por la crisis lo obligó a reunirse con los jefes comunales en la gobernación bonaerense y comunicarles que no tendrán la posibilidad de hacer inauguraciones con cortes de cinta y ampulosas recorridas en territorio.

Un Massa para cada gusto 

Más aún, les pidió un detalle de las obras en marcha en sus distritos para delimitar una hoja de ruta acotada que les permita mostrar gestión. “Esta será una campaña que traccione de abajo hacia arriba. Hay intendentes que en sus distritos miden mucho mejor que los candidatos nacionales. Con el respaldo del gobernador y la fuerza de los caciques territoriales estamos en condiciones de salir a dar pelea” –aseguró un peronista que conoce el armado interno de varios municipios–.  

Aun así, en algunas localidades persisten los problemas de cartel y los enfrentamientos clásicos entre peronistas y camporistas. Un claro ejemplo se vive en la localidad de Hurlingham, donde Juanchi Zabaleta intentará recuperar su tierra y deberá enfrentar en unas PASO dentro de Unión por la Patria a Damián Selci, fogoneado por Máximo Kirchner, que sigue haciendo de las suyas. 

Así y todo, hay entre los intendentes peronistas un sentimiento de reivindicación y revancha. Saben que Axel Kicillof los necesita y se frotan las manos cada vez que “el chiquito” les pide que trabajen en pos de la participación del electorado en las primarias. Reunir masa crítica será clave en esta elección.

Camino largo y tedioso


Es, en definitiva, un reconocimiento al poder territorial. Sin embargo, más allá de los armados internos, la suerte del Gobierno dependerá en gran medida del ritmo en el que se desarrollen las negociaciones con el Fondo. 

La oposición acarrea los mismos problemas de siempre. No logra salir de su pelea furibunda que genera vergüenza, cansancio y enojo entre los votantes. Nadie está dispuesto a ceder un ápice y todos creen alzarse con la razón. En el espacio comandado por 
Horacio Rodríguez Larreta se lamentan por el golpazo que significa la caída en la intención de voto en su propio distrito a manos de Patricia Bullrich. Los porteños parecen darle vuelta la cara a su jefe de Gobierno, y las encuestas –muchas de las cuales no se publican– le dan una ventaja a la exministra de Seguridad de más de 10 puntos en CABA.

Entre tanto, el alcalde porteño se regocija con una leve ventaja en el Conurbano y el reciente triunfo en la provincia de Santa Fe. En el búnker de los bullrichistas aseguran que arrasan en el interior bonaerense y en las provincias más tradicionales. Pero una preocupación los aqueja por estas horas: saben muy bien que el aparato fiscalizador de HRL de la mano de una parte importante del radicalismo es marcadamente superior y esta será una elección que deberá ganarse en todos los frentes. Lamentablemente las disputas de poder continúan por encima de los problemas de la gente.




   



lunes, 29 de junio de 2020

¿Se evita el colapso?. “El último esfuerzo”... @dealgunamanera...

¿Se evita el colapso?. "El último esfuerzo”

Sin título. Dibujo: Pablo Temes

Se llega al retroceso en materia de aislamiento luego de una larga cadena de errores de cálculo.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 28/06/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


No pudo haber peor forma de presentación de la nueva fase –restrictiva– que la elegida por el Presidente. La postergación del jueves para el viernes, las demoras horarias ocurridas el mismo viernes y la decisión de hacerlo a través de un mensaje grabado y no de una conferencia de prensa fue producto de una situación muy clara: los desacuerdos entre Alberto Fernández y Axel Kicillof con Horacio Rodríguez Larreta, y la necesidad de evitar eventuales preguntas incómodas que seguramente no hubieran tenido respuestas satisfactorias. “Si seguimos así, colapsa el sistema en unas semanas”; esa frase resume la única coincidencia plena que hubo y hay entre los tres. Después, lo que abunda es el recelo y la chicana. Hay que decir con todas las letras que quien mucho hizo para eso fue Axel Kicillof.

“Hemos decretado una cuarentena prematura para preparar al sistema de salud (…) Creemos tener dominado al virus. Lo estamos controlando”, le dijo el Presidente al famoso cantautor puertorriqueño René Pérez durante un reportaje el 30 de marzo pasado. Hoy sabemos que, lamentablemente, eso no es así.

Las Unidades de Terapia Intensiva del sistema público corren el riesgo de colapsar en el ámbito del AMBA. Se podría pensar que ello es resultado de una avalancha de casos. Afortunadamente no es así. Con 472 casos, el sistema en el AMBA está ocupado en más de un 50%. ¿Esa fue la preparación?

La cantidad de casos no sorprende. Están dentro de los parámetros esperados. Se suponía que esto se tendría en cuenta para armar la infraestructura de equipamiento y  personal para enfrentar esta demanda que incluye a los pacientes que, por la gravedad de su cuadro, requieren ser derivados a terapia intensiva.

Ahora sabemos que, más allá de lo que se dijo en las diferentes conferencias de prensa referido al aumento del número de estas unidades, lo hecho fue sorprendentemente insuficiente. Ahora nos enteramos también de que lo de Tecnópolis, exhibido como una evidencia de previsión, ha tenido errores de cálculo que tornan todo eso en inservible.
 
¿Y entonces? Es evidente que el Gobierno cayó en un triunfalismo vacuo sostenido por encuestas que, hace un mes y medio, le daban a Alberto Fernández altísimos niveles de aprobación.

Esta semana se generó un nuevo conflicto entre el gobierno de la provincia de Buenos Aires y los intendentes del interior, a causa de un convenio para el traslado de pacientes Covid-19 positivos desde el AMBA hacia el resto de los distritos que adhieran a ese convenio. Se acordaba el pago de 2 mil pesos diarios por paciente.


El punto de conflicto se dio por la falta de información de Provincia y la ambigüedad del convenio. Finalmente todo terminó mal, que es como acaban siempre estas iniciativas manejadas con impericia. Por lo tanto, el jefe de Gabinete, Carlos Bianco, afirmó que no va a haber traslado de pacientes del AMBA al interior.

Este convenio fue pedido por intendentes de la Primera y Tercera sección.
Estuvo mal hecho el convenio, con una redacción y un contenido para nada  amigable y sin consulta previa. Los intendentes del interior que adhirieron lo hicieron por obediencia. Eso les generó, a su vez, muchos problemas en sus localidades porque, en términos de salud, la gente no distingue peronismo de radicalismo; la lectura es que van a mandar gente infectada del Conurbano.

Y eso, sin información y preparación adecuada, es literalmente explosivo.
Las grandes ausentes en estas jornadas han sido las provincias. Muchos gobernadores están molestos porque están queriendo realizar más testeos y se encuentran con que el Gobierno no les envía suficiente cantidad de kits. Es un tema del que no se habla pero que preocupa.  

Estas son falencias garrafales que complican el manejo de la situación a futuro. Es indiscutible que, ante la precariedad de la infraestructura del AMBA, la única decisión posible es la restricción. El problema es cómo lograrla cuando a la gente se le viene pidiendo un “último esfuerzo” desde hace meses. Se hace necesario un gran trabajo de contención y una gran capacidad de convencimiento para que la gente cumpla. El enojo y la adjudicación de culpas no sirven. Discutir “runners” sí “runners” no ha sido una pérdida de tiempo.    

Y la República. Cristina Fernández de Kirchner está ausente de este debate. No ha habido de su parte prácticamente ninguna alusión a la pandemia, la prolongada cuarentena y sus consecuencias nocivas o los fallecidos. Su interés pasa por otro lado. El enorme impacto de esta catástrofe la ayuda en la consecución de su proyecto de acaparar espacios dentro del gobierno en pos de sus objetivos: impunidad y permanencia. El objetivo de esta semana fue Vicentin. Bloqueado –por el momento– por la jueza Lorenzini el tema de la eventual intervención, esta semana se produjo la creación de la comisión bicameral para investigar los préstamos que, por parte del Banco Nación, le fueron otorgados a la empresa durante el gobierno de Mauricio Macri.

Más allá de esa máxima del general Perón –“si quieren que algo no se investigue, creen una comisión”– que CFK parece haber olvidado –o nunca aprendido–, la vicepresidenta cometió una violación severa de las normas que, supuestamente, debe respetar. Como bien lo expresaron constitucionalistas de prestigio, la creación de una comisión debe ser aprobada por los dos tercios de la Cámara de Senadores. Para así lograrlo necesitaba 48 votos a favor. Tuvo 41.

Pero no terminó todo ahí. Las cámaras registraron en detalle el momento en que CFK le cortó el micrófono al senador Luis Naidenoff cuando este intentaba  presentar una moción de queja por esa irregularidad. Nada que sorprenda en la vicepresidenta. Su autoritarismo lo sufren no solo los opositores, sino también muchos dentro del oficialismo.

Y hay más. Esto le ha generado un enorme problema a Sergio Massa, que la semana que viene deberá salir a reunir 130 diputados para que aprueben un proyecto que no comparte.

La lectura de los mensajes que la vicepresidenta emite en las redes son prueba de lo incorregible de su conducta patológica, de sus obsesiones, de su tergiversada visión de muchos aspectos de la realidad, de su necesidad de crear enemigos por doquier todo el tiempo y de su resentimiento. “Nada en la Tierra consume a una persona más rápidamente que la pasión del resentimiento”. Friedrich Nietzsche.





sábado, 23 de febrero de 2019

Espejos invertidos de Macri… @dealgunamanera...

Espejos invertidos de Macri…

Vidal y Larreta, distintos al Presidente. Fotogafía: Cedoc Perfil

La decisión de no desdoblar las elecciones en la provincia de Buenos Aires explica por qué María Eugenia Vidal tiene mayor aprobación que Macri. Es una cuestión de valores más que de políticas o ideologías.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 23/02/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

A diferencia de su jefe, la gobernadora está dispuesta a conceder y a comprender las necesidades del otro, capacidad empática imprescindible en la política para poder llegar a acuerdos sin los cuales no se puede gobernar con eficacia ni mucho menos pretender cambios.

A pesar del prejuicio social hacia “los chetos”, Vidal no es diferente solo porque nació en un hogar de clase media. Horacio Rodríguez Larreta nació en uno de clase alta y sin embargo tiene la misma capacidad de Vidal para establecer vínculos con propios y ajenos, y es reconocido por opositores y adversarios como alguien confiable y con quien se pueden alcanzar acuerdos.

El gradualismo fue la única opción porque el Gobierno no quiso acordar reformas con el PJ no kirchnerista.

En el caso de Larreta, la evidente falta de carisma lo obligó a sobrecompensar  desarrollando otras formas de contacto emocional con  aquellos a quienes tenía que seducir. Lo que los economistas llaman “ventaja de la adversidad” en países como Japón, que al no tener recursos naturales convirtió carencia en motivación para desarrollar otras ventajas competitivas, o la de los países fríos, generalmente más desarrollados que los cálidos por la necesidad que impone la propia inclemencia climática.

Cuentan que Macri le dijo a Larreta hace unos años, sin la menor diplomacia, que nunca iba a llegar a ser electo en un cargo por su falta de carisma, pero que podía lograrlo si era su ladero. Ese abuso de  “sinceridad” mortal de Macri tiene otras anécdotas, como cuando tuvo la primera reunión con Monzó, a quien trataban de “contratar” para el PRO, y al terminar de “examinarlo” le dijo “podés retirarte” como si fuera una entrevista laboral poco amigable.

Macri no considera a ningún argentino par (ni al Papa, ni en su momento a su padre), ese es su mayor talón de Aquiles. Su gobierno fracasó económicamente por ese conflicto que tiene con la autoridad. El gradualismo con el que se desmoronó no era la única alternativa sino la única posible si no se quería acordar con la oposición, tratando a los demás políticos como pares.

El gradualismo no es la estrategia fundante de una política sino la consecuencia de la verdadera causa primigenia: no querer negociar con la oposición, sin la cual es inviable cualquier reforma porque en los tiempos actuales es casi imposible que un solo partido tenga mayoría en ambas cámaras del Congreso sin pasar por una alianza poselectoral.

Y no solo con la oposición. Que una persona con las credenciales de Ernesto Sanz, artífice del acuerdo con el radicalismo que permitió a Macri ser presidente y luego contar con más legisladores, tras haber sido casi el padre de Cambiemos se retirara de la escena política apenas se ganaran las elecciones de 2015 muestra las dificultades que Macri tiene con sus propios aliados, los radicales, que se sienten maltratados.

En el PRO explican el gradualismo como la herramienta necesaria para haber llegado a 2019 y romper con el maleficio sobre todo gobierno no peronista de no poder terminar su mandato y menos aún ser reelecto. Y también explican que el Macri que surgiría el 10 de diciembre de 2019, si fuera reelecto, sería diferente porque, al no tener la posibilidad de otra reelección podrá ser más generoso con la oposición sin temor a crear sus propios competidores electorales.

De ser así, no hizo los cambios prometidos desde el comienzo de su primer mandato el 10 de diciembre de 2015 para poder llegar al 10 de diciembre de 2019 y recién allí hacer los acuerdos necesarios con la oposición para instrumentar la reforma laboral, tributaria y previsional que hace Bolsonaro e hizo Temer en Brasil al comenzar cuando contaban con toda la fuerza.

Resulta paradójico que el país deba perder cuatro años para que el Presidente sea reelecto y recién allí gobierne bien sus últimos cuatro años desnaturalizando el sentido de la relección como continuación de lo exitoso. Obviamente, si los cambios que hubiera que hacer hubieran sido exitosos, sería reelecto por mayor diferencia, y si no lo fueran, tampoco querrá hacer esos cambios en su segundo mandato porque a nadie le gustaría irse vapuleado después de ocho años.

En el fútbol ganar es un fin en sí mismo, al ser una actividad lúdica no es teleológica y no tiene un para qué. Si para el futbolero Macri ganar las elecciones es un trofeo, podría ser que un segundo período suyo en gran parte se agotara con consumar el segundo triunfo electoral a presidente.

El círculo rojo queda pasmado cuando se le pregunta al director general de la Anses si Macri, de ser reelecto, piensa el próximo 10 de diciembre llamar a extraordinarias en el Congreso y presentar una reforma previsional, y el economista de 38 años Emilio Basavilbaso responde que la reforma previsional ya se hizo y fue la de diciembre de 2017. No se entiende al director de la Anses porque en 2018 después de esa reforma hubo una devaluación del 130% por temor al déficit fiscal en gran medida producido por el gasto previsional que continúa representando el 60% del total del gasto público.

O cuando le preguntan lo mismo sobre la reforma laboral al ministro de Producción a cargo de Trabajo, Dante Sica, responde que no habrá reforma laboral en un próximo mandato de Macri, lo que permite que los sindicalistas de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte, que había invitado a comer al ministro, anuncien con alegría que el Gobierno “garantizó que no habrá Ley de Reforma Laboral”.

Se podría suponer que Sica dice eso para calmar las aguas en año electoral y que el director de la Anses no tiene el panorama completo del Gobierno, pero no habría que descartar que digan la verdad y un segundo gobierno de Macri no tenga como objetivo producir una reforma económica que constituya un plan económico y continúe también con gradualismo.

Macri y los anti K prefieren 8 años del Plan Perdurar a hacer las reformas y que pueda volver el peronismo.

Esa es otra diferencia entre María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta con el presidente Macri, que los convierte en espejos invertidos: además de estar inclinados a llegar a acuerdos políticos con la oposición y construir alianzas poselectorales, también están más predispuestos a correr riesgos y ser más ejecutivos.

Pero es probable que la parte de la sociedad que, antes que nada, no quiere a Cristina tenga los intereses alineados con Macri y prefiera ocho años de una economía estancada a hacer las reformas económicas y que, de salir mal, se corra el riesgo del regreso del peronismo.


(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com

domingo, 1 de julio de 2018

Dilema oficial… @dealgunamanera...

Dilema oficial…

De regreso a la realidad. Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes.

El Gobierno duda entre más gradualismo o sinceramiento para recuperar confianza.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 1º de Julio de 2018 y publicado  por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

No hubo buenas noticias en la semana para la Argentina. Ni siquiera la ilusión que generó el triunfo de la selección nacional contra Nigeria alcanzó. La derrota de ayer contra Francia terminó con una esperanza a la que también se había atado el Gobierno. La Copa del Mundo no ha servido –ni hubiera servido– para tapar las malas noticias que devuelve una realidad económica que hoy desborda al Gobierno, en cuyo interior se viven situaciones de tensión y desconcierto. Los pases de factura entre distintos funcionarios del área económica están a la orden del día. Nadie quiere cargar con la mochila de asumir la responsabilidad sobre las malas decisiones que se han venido tomando a lo largo de estos tres últimos meses.

Esta crisis tiene un 30% de origen internacional y un 70% nacional. Nuestro país duplica la devaluación de los países emergentes y duplica también el índice de riesgo país. Desde un punto de vista estrictamente técnico, lo más preocupante de todo esto es que, con la situación actual, la corrida no es solo contra las acciones de empresas sino también contra los bonos argentinos. Esto hace que la tasa de interés a pagar por el financiamiento se acerque al 9 o al 9,5%. Cuando se llega a ese guarismo, el financiamiento disponible en el mundo se acaba. Ese rango de tasa supone un nivel de riesgo que ningún inversor internacional está dispuesto a correr.

En el Gobierno se preguntan por qué, si hicieron todo lo que había que hacer, se fue al Fondo, se logró la calificación de país emergente y se está planteando una reducción del déficit fiscal, se está viviendo este desasosiego.

Respuestas.

Los analistas responden a estos interrogantes con contundencia: se llegó tarde con todos los ajustes, circunstancia que, sumada a la ola de inestabilidad que golpea a los mercados internacionales de modo hasta aquí imparable, dejó al país en un alto grado de vulnerabilidad. La Argentina tuvo dos años y medio con un gobierno diferente, que se pensó diferente, se manifestó diferente pero que, más allá de algunas medidas que fueron exitosas, no actuó en consecuencia con esos postulados.

El entusiasmo por la Argentina hizo que, en casi dos años, fueran pocos los que miraran los números reales y no se quedaran solo con la orientación política y económica de la actual gestión. Estos pocos, que analizaron en profundidad y con seriedad los números de la economía, venían advirtiendo desde hace más de un año acerca del riesgoso camino por el que se transitaba. A todos ellos, el oficialismo los desoyó.

Otra cosa que tomó por sorpresa al Gobierno y a los mercados internacionales es que la Argentina, a la que hasta hace tres meses se la veía como un lugar altamente atractivo para posibles inversiones, en 15 días haya pasado a ser un país mendicante del auxilio presuroso del Fondo Monetario Internacional, y no para mejorar sino para mantenerse a flote. Cuando se hace la síntesis de todos estos hechos hay que considerar que, después de dos años y medio de gobierno, la Argentina está con una inflación proyectada por encima del 30% –más cercana al 35-40% en términos anuales– y muy por encima de la de por sí alta inflación que dejó el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. A ello hay que agregarle una vuelta a la entrada en recesión, una posible caída del producto y el aumento de la pobreza. Esto equivale a decir que de las promesas de campaña hechas por Macri –pobreza cero, reducción de la inflación, eliminación del mínimo no imponible a los salarios y lluvia de inversiones– ninguna se ha cumplido.

Lo que está ahora en duda es si el acuerdo con el FMI se va a cumplir o no.

Y esto depende de la política. La reunión del Presidente con los gobernadores peronistas apuntó a despejar esas dudas. Con la foto no alcanza. La reducción del déficit fiscal tiene que plasmarse en hechos. Eso obliga a replantear muchos de los objetivos y proyectos trazados en los presupuestos de cada una de las provincias. “Tenemos que replantear todos los números”, reconoció sin vueltas María Eugenia Vidal. Si el Gobierno no anuda compromisos serios con los mandatarios peronistas para trabajar conjunta y seriamente en la reducción del déficit, lo firmado con el Fondo será cartón pintado.

Hay un tema comunicacional muy discutido dentro del PRO, más que de Cambiemos, acerca de hasta dónde anticipar a la gente las dificultades venideras. La gran discusión que hay es si se sigue vendiendo optimismo o si se le dice a la gente que habrá que pasar el invierno y parte de la primavera y quizás empezar el verano y todavía estar discutiendo si la Argentina va a estar mejor o no.

Decisión.

Por eso hubo una ronda de consultas con un planteo: ¿quiere Macri ser el presidente recordado por el ajuste o no? Esta es la clave del momento, porque las medidas económicas que lograran mejorar el perfil internacional de la Argentina tendrían un efecto positivo apreciable en la economía real de aquí a 9 o 12 meses. Y ahí aparece el cálculo político: se estaría al borde de las PASO. Por ende, una de las discusiones es si utilizar el financiamiento internacional para hacer un poco más de populismo o forzar el ajuste, comunicarlo y ganarse la confianza de la gente.

Este dilema genera discusiones en la mesa chica en la que Vidal y Horacio Rodríguez Larreta tienen peso propio. Ellos viven mucho más la complejidad del día, a diferencia de lo que impera en la Jefatura de Gabinete que, con Marcos Peña a la cabeza, hace de la planilla de Excel una biblia. Con Mario Quintana corrido un poco del centro de la escena, las críticas internas hoy hacen blanco no solo en Peña sino también en Gustavo Lopetegui.

No son estos los únicos enfrentamientos que hay dentro del oficialismo. El proyecto de ley de despenalización del aborto ha generado cortocircuitos que prometen acentuarse. Ni que hablar con el Papa. La gestión del secretario de Culto, Santiago de Estrada, para mejorar las cosas terminó en un fiasco.

Este es un momento de necesaria reflexión para Macri. Al Gobierno le faltan funcionarios de jerarquía para enfrentar las dificultades con muñeca política y sin improvisaciones.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.



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