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domingo, 4 de agosto de 2024

Venezuela. El ejercicio de la memoria… @dealgunamanera...

Venezuela. El ejercicio de la memoria…

Gire a la derecha. Dibujo: Pablo Temes

El fraude venezolano muestra que Argentina necesita una visión amplia, desapasionada y objetiva de la realidad para avanzar en la coherencia.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 04/08/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Hay hechos que ocurren allende las fronteras que impactan e interpelan a las dirigencias políticas de una región o del mundo entero. La invasión rusa a Ucrania que desencadenó una guerra de duración y final incierto o el ataque terrorista de Hamas contra Israel, son dolorosos ejemplos del presente. A ellos se acaba de agregar el fraude electoral en Venezuela. No es la primera vez que ello ocurre. Lo que sucede es que, nunca como ahora, todo ha sido y es tan evidente y burdo que se le hace imposible a Nicolás Maduro Moros ocultar la verdad.

El advenimiento del chavismo liquidó a la democracia venezolana. Lo que en verdad rige en ese bello y rico país es un régimen cívico-militar que detenta el poder absoluto. Ese poder absoluto es el que da amparo a un sistema de corrupción que fue instalado por Hugo Chávez y ahondado ahora por Maduro con tal nivel de absolutismo que terminó por expulsar a figuras que fueron importantes durante los gobiernos de Chávez que, paradojalmente, hoy en día son opositores al gobierno. El miedo y la muerte en las calles son una realidad inocultable. Como también lo es el peregrinaje de miles de familias recorriendo hospitales y regimientos militares para tratar de dar con sus seres queridos, opositores y fiscales de mesa detenidos y secuestrados luego de los comicios.

Es bueno recordar que el kirchnerismo –quien hizo de la condena a la dictadura vivida en nuestro país una bandera política– tuvo en el chavismo una fuente de inspiración muy potente. La contradicción K y el doble discurso son parte de su esencia. La “inspiración” incluye no sólo el objetivo de permanecer en el poder por siempre, sino también en edificar un sistema de corrupción ilimitado. Dijo alguna vez Néstor Kirchner que, para lograr sus objetivos, necesitaban mantenerse en el poder durante veinte años. La maquinaria estaba preparada y era de una simple implementación: consistía en la alternancia indefinida entre él y su esposa. A ese proyecto le puso fin la súbita muerte del expresidente. No obstante, el kirchnersimo no se dio por vencido. Hubo un último intento de mantener en pie ese plan por medio de lo que representó el eslogan “Cristina Eterna”. Para eso hacía falta reformar el artículo de la Constitución Nacional que impide un tercer mandato consecutivo del Presidente. A esta iniciativa le puso fin la victoria de Sergio Massa en las elecciones legislativas de octubre de 2013. Y una similitud más ocurrió con la llegada del general César Segundo del Corazón de Jesús Milani a la comandancia en jefe del Ejército con su idea de integrar a las Fuerzas Armadas al proyecto político del kirchnerismo. El plan estuvo muy cerca de concretarse.

Quien esto escribe estuvo en Venezuela dos veces en los últimos años. La falta de libertades y el miedo imperante entre los que no adhieren al régimen se palpa desde la misma entrada en el aeropuerto internacional de Maiquetía. La situación de opresión se respira a cada paso.

El objetivo es instalar el miedo. El régimen es omnipresente. El deterioro de la calidad de vida de los venezolanos es brutal. Expresarse e informar con libertad puede costar la cárcel y/o la vida. No hay matices.

Todo es tan burdo y evidente, que a Nicolás Maduro se le hace imposible ocultar la verdad.

El exilio venezolano es la evidencia clara de esta situación. Más que un exilio parece un éxodo, que seguramente continuará ante la consagración de este fraude. Casi 250 mil venezolanos han llegado a la Argentina. El 70 por ciento está en edad de votar pero, por distintas razones burocráticas, un porcentaje muy pequeño pudo efectivamente hacerlo. La historia se repite en los países vecinos.

Si todo esto hubiera ocurrido con un gobierno de derecha o centroderecha, el kirchnerismo hubiera salido con los tapones de punta a criticarlo y a despotricar en los organismos internacionales contra ese atropello. Pero lo hizo uno de sus socios y, entonces, lo que reina es un estruendoso silencio. Lo que se condena para unos, se calla y se ignora para otros. Lo de ser socios con el chavismo abarca, además, los negocios. Dos hechos relevantes para mencionar: uno de ellos fue la embajada paralela. La otra, la valija de Antonini Wilson. La embajada paralela le costó la carrera a un ilustre diplomático argentino: Eduardo Sadous. Un hombre honesto que pagó un alto precio por haber denunciado esa maniobra siendo embajador en Caracas: no sólo lo echaron sino que no le pagaron su jubilación y el poderoso y luego condenado ministro Julio De Vido le inició un juicio por “falso testimonio”.

Es importante este ejercicio de memoria, a estas horas en las que el fraude en la elecciones de Venezuela impacta a toda América y, especialmente, a la Argentina. Unas pocas figuras del riñón del kirchnerismo salieron a bancar al régimen, entre ellos, el cuervo Andrés Larroque. Distinto es el caso del gobernador bonaerense Axel Kicillof quien se lavó olímpicamente las manos y decidió mirar para otro lado. Hay para todos los gustos. No se puede dejar de mencionar la actitud del Frente Renovador de Sergio Tomás Massa que, mediante un comunicado, buscó despegarse del asunto. Massa fue un kirchnerista de oportunidad, luego aseguró que iba a “barrer con los ñoquis de La Cámpora” y finalmente volvió al calor del kirchnerismo siendo parte fundamental de uno de los peores gobiernos de la historia. El tridente que formó junto a CFK y Alberto Fernández, quedará en su sinuosa carrera política para siempre.

El Gobierno de Javier Milei aprovechó el fraude llevado a cabo por Maduro para volver a posicionarse en la región, sobre todo ante el ambiguo comportamiento del presidente de Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva. Pero también en el gobierno libertario hay personajes de la casta kirchnerista que han sido acogidos por el oficialismo. Daniel Scioli es un ejemplo de ello. La memoria debe ser siempre un ejercicio completo. Argentina necesita una visión amplia, desapasionada y objetiva de la realidad para poder avanzar en el camino de la coherencia.




   

domingo, 22 de enero de 2023

El reino del revés II… @dealgunamaneraok...

 El reino del revés II…

CELAC canto. Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

Falta de planificación, impericia, negligencia, cosas que condicionan la realidad de Argentina.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 21/01/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires República Argentina.

Como si la Argentina no tuviera suficientes frentes internos de conflicto –inflación galopante, dólar libre que sigue subiendo, escasas reservas en el Banco Central, un Congreso de la Nación paralizado y dividido por el intento de Juicio Político a los miembros de la Corte Suprema, más un año electoral que promete numerosos conflictos político partidarios– el martes nuestro país será la sede de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) la organización creada por Hugo Chávez y Luiz Inácio Lula da Silva en 2010.

Alberto Fernández prestó conformidad como anfitrión, para el regreso a los escenarios internacionales del dictador venezolano Nicolás Maduro quien venía limitando sus movimientos entre naciones amigas como Nicaragua y el régimen cubano. Su presencia aún no ha sido confirmada, pero el Presidente ve allí una nueva oportunidad para enviar señales al kirchnerismo duro que, haga lo que haga, lo desprecia. La portavoz presidencial Gabriela Cerruti ya confirmó la reunión con el dictador cubano Díaz Canel el miércoles en la Casa Rosada, un día después de la cumbre. Vale recordar que Díaz Canel fue el primer presidente al que  Alberto Fernández recibió el día posterior a su asunción, el 11 de diciembre de 2019.

El brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el colombiano Gustavo Petro y el chileno Gabriel Boric ya aseguraron su presencia. Para Fernández es imprescindible la foto con “su amigo” Lula para demostrar un supuesto aval a su candidatura presidencial que tanto irrita al kirchnerismo. No faltarán los gestos importados, los abrazos y la confianza excesiva a la que nos tiene acostumbrados el Presidente.

El Foro Argentino por la Democracia en la Región (Fader) presentó una denuncia ante la Justicia Federal contra los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro; Cuba, Miguel Díaz Canel; y Nicaragua, Daniel Ortega por violaciones a los derechos humanos. Del otro lado, agrupaciones de izquierda y simpatizantes del kirchnerismo duro prometen su presencia en las calles para “asegurar” que todo se desarrolle de acuerdo a lo planeado. La grieta en su máxima expresión. “Va a estar lindo Buenos Aires” –dijeron con ironía cerca del jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta. Todos buscarán sacar provecho político de un evento que promete convertir la Ciudad en un infierno. Más allá de las chicanas y los pases de factura, se trata de una peligrosa muestra más del alineamiento geopolítico del Gobierno detrás del eje bolivariano y de espaldas a las democracias occidentales.

El primer papa emérito

La oposición aprovechará el río revuelto para disimular sus propias desavenencias internas. No tan Juntos por el Cambio mantiene conflictos latentes que ponen en riesgo la unidad en Mendoza, Neuquén, Río Negro y Chubut. El caso más resonante se da en la provincia de Río Negro donde es casi un hecho que la UCR compartirá alianza electoral con La Cámpora. El partido oficialista Juntos Somos Río Negro y el frente “Nos Une Río Negro”, que cobija a buena parte del kirchnerismo, acordaron una alianza de cara a las elecciones que se realizarán el próximo 16 de abril para gobernador, legisladores provinciales e intendentes. El oficialismo de esa provincia ya ultimó detalles del acuerdo con una parte importante del radicalismo, que se prepara para abandonar Juntos por el Cambio y compartir frente con La Cámpora. Increíble, pero real. Todavía hay dirigentes que no entienden la gravedad de la crisis social e institucional que atraviesa la Argentina.

A río revuelto ganancia de pescador.

El Gobierno comenzó un plan de recompra de la deuda externa argentina. De acuerdo a la información que trascendió de fuentes del Ministerio de Economía que comanda Sergio Massa, el proceso se puso en marcha con la intención de mejorar el perfil de los vencimientos, reducir el riesgo país y facilitar las condiciones de financiamiento.

El martes –día previo al anuncio– algunos de los bonos registraron un volumen récord de operaciones, entre ellos el GD30, uno de los más utilizados para la compra de dólares financieros. El mercado no fue indiferente ante estos movimientos y la oposición señaló la posibilidad de que allegados al Gobierno aprovecharan el conocimiento de información privilegiada para beneficiarse de la suba de los bonos.

Massa ordenó que se investiguen posibles “maniobras especulativas” en las operaciones con bonos antes del anuncio e instruyó a la CNV para que indague sobre la existencia de “posibles beneficiarios”. La oposición permanece indiferente y con cierta razón: “Pusieron al lobo a cuidar las ovejas y nosotros nos tenemos que creer los resultados de una investigación llevada adelante por el propio Gobierno que pudo haber filtrado la información” –se quejó un diputado nacional. Más allá del incidente hay algunas preguntas de sentido común que no encuentran respuesta. La primera pregunta es obvia. En momentos en donde las importaciones se restringen por falta de dólares, desde productos terminados hasta insumos médicos ¿era necesaria esta operación de recompra?

En segundo lugar, el déficit fiscal sigue siendo un problema más allá de su reducción. El Gobierno adujo que se espera una mayor disposición de reservas por las menores compras de GNL en el invierno, pero la sequía podría pulverizar esta “ventaja”. Desde el agro estiman que la pérdida de ingresos podría llegar a ser mayor a los 15 mil millones de dólares.

¿Falta de planificación, impericia o negligencia? Todo puede pasar en esta Argentina del reino del revés.



    



lunes, 28 de octubre de 2019

Bolivia. Décadas de Inestabilidad... @dealgunamanera...

Evo quiere quedarse veinte años en el poder…

Regalo. Los representantes de los pueblos originarios mandan un mensaje contundente: no aceptan otra cosa que no sea el triunfo del actual presidente. Los opositores acusan al mandatario de vulnerar las instituciones y querer perpetuarse en el poder. Fotografía: DPA

La historia boliviana muestra que no es la primera vez que en el país se vive una profunda división como la que enfrenta hoy en las calles a partidarios y opositores de Morales.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 27/10/2019 desde la ciudad de La Paz, Bolivia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Bolivia renació a la vida democrática en 1982, año en que abandona el poder la última junta militar. El primer presidente de esta vuelta a la institucionalidad fue Hernán Siles Suazo. Desde entonces atravesó momentos de inestabilidad política que forzaron renuncias de mandatarios en medio de una permanente crisis socioeconómica. Se llegó así al segundo gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, quien asumió en 2002. La conflictividad social que lo envuelve, dio pie a un estado de rebelión generalizada que fue llevada adelante por los pueblos originarios, los sindicatos, los pequeños comerciantes, los cocaleros, los campesinos y los mineros. 

Esa situación de ingobernabilidad precipitó en 2003 la renuncia de Sánchez de Losada, a quien sucedió su vicepresidente, Carlos Mesa, quien carecía de apoyo en el Congreso y no pudo poner freno al estado de desasosiego ciudadano dominante en aquellos años, por lo que en 2005 dimitió, siendo reemplazado por Eduardo Rodríguez Veltzé, quien asumió en forma interina y convocó a elecciones generales en la que se impuso Evo Morales. 

Morales. Fuertemente inspirado e influido por Fidel Castro y Hugo Chávez, Morales llevó adelante una gestión de tendencia socialista, nacionalista e indigenista. Estatizó las empresas de electricidad, petróleo y telecomunicaciones.

Como Chávez en Venezuela, promovió una reforma de la Constitución y en 2006 se instaló una Asamblea Constituyente que redactó un nuevo texto que se denominó Constitución Plurinacional, y que fue aprobada por 164 de los 255 congresales constituyentes.

En 2009, Morales fue reelecto con una abrumadora mayoría. En su segundo gobierno, la economía comenzó a crecer en forma sostenida, hecho impulsado por el precio de las materias primas, sumado a los programas de subsidios y de la obra pública.

En 2014, fue reelegido nuevamente para un tercer mandato. Obtuvo en esa elección el 61% de los votos. Su tercer mandato se caracterizó por una desaceleración de la economía –debida a la caída de los precios de las materias primas y de la disminución de los niveles de exportación de gas al Brasil y a la Argentina. Sin embargo, continuó con su plan de obras públicas y con el estímulo al consumo interno. Eso dio como resultado una economía que mantuvo su crecimiento y una singular estabilidad.

Los números muestran que, durante sus gobiernos, el índice de pobreza disminuyó y el proceso de inclusión de los distintos pueblos originarios mejoró significativamente.

Las principales críticas a su gestión tienen que ver con el deterioro institucional que se ha producido a lo largo de sus tres períodos en la presidencia. Evo Morales gobierna casi con la suma del poder público. La independencia de poderes –especialmente la del Poder Judicial– es en la Bolivia de hoy en día algo casi inexistente. A eso, hay que sumarle las muchas denuncias por actos de corrupción.

Referéndum. El 21 de febrero de 2016 se realizó en Bolivia un referendum para aprobar la modificación del artículo 168 de la Constitución a los fines de permitir una nueva reelección de Morales. El “No” ganó por el 51% de los votos. Sin embargo, en un fallo que bien podría haber pertenecido a alguno de los relatos de La Tía Julia y El Escribidor, de Mario Vargas Llosa, el Tribunal Constitucional Plurinacional, integrado por miembros que responden absolutamente a Evo, dictaminó que ese resultado vulneraba los derechos políticos del actual presidente a quien, por ende, habilitó para competir en una nueva elección, que fue la del domingo pasado y sobre cuya transparencia lo que abunda es la sospecha.

Y son esas sospechas de fraude el asunto sobre lo que gira la crisis política que afecta a todo el país.

Crisis. Desde hace una semana, Bolivia está convulsionada. A las diez de la noche del último domingo, el actual presidente le llevaba a su principal opositor, Carlos Mesa Gisbert, una ventaja inferior a los 8 puntos. Con ese resultado, se iba a una segunda vuelta a la que, Morales, le teme. La razón para ello es muy simple: la suma de los votos de la oposición unida lo supera por cinco puntos.

Hacía 20 años que no visitaba La Paz. Es jueves por la mañana y camino por las angostas y empinadas callejuelas que rodean la Plaza Murillo –la analogía de la Plaza de Mayo– con el recuerdo de la última entrevista que le hice a Evo –porque acá no se lo llama ni Morales ni presidente, sino Evo– antes de asumir su primer mandato. “detesto a los que quieren perpetuarse en el poder” me dijo. Avanzo a  paso lento y con sigilo. Los casi 4 mil metros de altura y la circunstancia obligan a eso. La lentitud es clave para combatir el mal de las alturas. El sigilo, para no ser víctima de las reacciones violentas que se ve en muchos casos contra los periodistas. Lo mismo me pasó hace quince días en Quito.

El signo más relevante de la compleja realidad política del país es la división, que se advierte a cada metro. En la plaza hablan los representantes de los pueblos originarios, que se plantan frente al Congreso y mandan un mensaje contundente: no aceptan otra cosa que no sea el triunfo del actual presidente. Francisco, uno de sus líderes, me lo dice sin rodeos: “de ninguna manera vamos a aceptar la segunda vuelta y si es necesario, defenderemos la victoria de Evo con todas nuestras fuerzas. Y si hace falta luchar, lo haremos”. A Evo lo apoyan los pueblos originarios, los mineros, los cocaleros y los campesinos, es decir, los más pobres.

El punto de encuentro de los que rechazan el resultado de la elección es la Plaza Avaroa. Allí, cada tarde-noche desde el domingo, se juntan gran cantidad de manifestantes con un notable predominio de jóvenes. Una nutrida barrera policial les impide llegar a la sede del Tribunal Supremo Electoral. Los que protestan lo hacen con convicción y perseverancia. “No puede ser que el único presidente que he conocido desde que tengo uso de razón haya sido Morales” es una frase que repiten mucho los jóvenes que pasan largas horas en sentadas que se extienden por varias cuadras.

El viernes la ciudad fue un caos. Los bloqueos se extendieron por todos lados. Los que intentaron  atravesarlos, la pasaron mal. A las ambulancias, la revisaban. En uno de esos piquetes, presencio una situación de gran tensión cuando un móvil policial encara para pasar. La gente se agolpa a su alrededor y los detiene: “Ustedes no pasan; únanse a nosotros. No sigan trabajando por sueldos de miseria mientras sus jefes corruptos se llenan los bolsillos con plata que nos roban”, les dice a los atribulados agentes el líder del grupo. 

Finalmente, el auto policial retrocede y la gente comienza a aplaudir. Estos bloqueos constituyeron la primera acción de la resistencia a la que el jueves por la tarde llamó la Coordinadora de la Defensa de la Democracia. “Evo corrupto”; “Evo ladrón”; el Himno Nacional de Bolivia; el tango Cambalache, se escuchan por todos lados. Quienes participan de estos piquetes son personas de clase media. La clase media lo rechaza a Evo.

El objetivo del actual presidente –al igual que el que tuvieron en vida Hugo Chávez y Néstor Kirchner– es quedarse en el poder durante 20 años. Y sabe que si pierde, no vuelve más. Ese es su problema.

La oposición cometió un grosero error al no ir unida. De haberlo hecho pudo no solo alcanzar la segunda vuelta –por la que hoy desespera– sino también ganar la elección.

“Patria, patria es unidad, trabajo, paz” dice el poema “A Bolivia”. Hoy –como ayer– la unidad no existe, el trabajo le falta a muchos y la paz está en jaque.




domingo, 5 de mayo de 2019

Operación Libertad. A Guaidó lo apoya la calle, y a Maduro los cuarteles… @dealgunamanera…

A Guaidó lo apoya la calle, y a Maduro los cuarteles… 

Contraste. El “presidente encargado” aparece continuamente rodeado de civiles y gente en las calles, su mayor fortaleza. El mandatario que ocupa Miraflores se muestra una y otra vez con militares, que representan el verdadero sostén de su poder. Fotografía: AFP y AP

El columnista del Diario Perfil retrata a una población agobiada y explica por qué fracasó la "Operación Libertad" encabezada por Juan Guaidó.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 05/05/2019 y publicado por el Diario Perfil de la República Argentina.

La insurrección destinada a remover del poder a Nicolás Maduro era algo que estaba acordado. Según cuatro fuentes consultadas en Caracas, dos independientes, una vinculada a Juan Guaidó y otra vinculada al gobierno de Maduro, los hechos del martes 30 de abril fueron como se describen a continuación.

Arreglo. El acuerdo se dio entre las Fuerzas Armadas que respondían –y siguen respondiendo– a Maduro y Leopoldo López, que había tenido una activa participación en el diálogo con la cúpula de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas, y también con el temible Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), diálogo en el que también hubo alguna participación el gobierno de Estados Unidos.

¿Cuál era el arreglo? La liberación de Leopoldo López se iba a producir en la madrugada del miércoles 1 de mayo e inmediatamente después iba a seguir a esto una marcha de López y Guaidó a la base aérea de La Carlota, en Caracas. Ese iba a ser el puntapié inicial de un levantamiento generalizado de las Fuerzas Armadas en todo el territorio. Se había dispuesto una salida de Maduro del país y, por supuesto, el acuerdo garantizaba la amnistía de la cúpula militar.

Pero en ese momento se produjo una filtración –que tal vez pudo haber provenido de algún sector militar que no tuvo una adecuada comunicación, o no estuvo muy convencido de estos hechos– y esto aceleró una reunión del Tribunal Superior de Justicia de Venezuela (TSJ), que dispuso una acordada para ordenar la vuelta a prisión de Leopoldo López.

Advertida de esto, una de las integrantes del TSJ, la jueza Marisela Godoy, renunció al tribunal, porque no estaba de acuerdo con “las medidas que se van a adoptar”, es decir, la detención y el traslado de Leopoldo López de su arresto domiciliario a la cárcel. Ante esto fue que acató la orden de indulto de Guaidó y liberó a López, porque liberarlo de su prisión domiciliaria era mucho más fácil que intentar liberarlo de una prisión, lo que hubiera significado una operación de mayor envergadura, con costo en vidas, para la cual, además, el Sebin no estaba preparado.

Por lo tanto, el comienzo de la Operación Libertad se adelantó 24 horas, y cuando López fue liberado en los cuarteles todo el mundo dormía. Esta situación produjo desconcierto. El apoyo que esperaban Guaidó y López no ocurrió, y esto le dio tiempo a Maduro para rehacerse, y la comunicación que existía entre funcionarios importantes del gobierno de Estados Unidos y la cúpula militar de las Fuerzas Armadas Bolivarianas se canceló. De ahí surge aquella expresión por parte de los negociadores del gobierno de Trump que decían “estamos llamando a los celulares y los celulares se apagaron”.

El comienzo de la Operación Libertad se adelantó 24 horas, y cuando López fue liberado en los cuarteles todo el mundo dormía. Esta situación produjo desconcierto. El apoyo que esperaban Guaidó y López no ocurrió, y esto le dio tiempo a Maduro para rehacerse.

Ante la falta de coordinación que se observó ese día como consecuencia del adelantamiento de la operación, algunos militares que vieron que el factor sorpresa se había perdido rápidamente se apresuraron a quedarse en su lugar y proclamar una vez más su lealtad a Maduro.

Así se produjo el fracaso de la Operación Libertad, que además se puso en marcha un día laboral, lo que impidió que la gente se manifestara en las calles como lo hizo el 1 de mayo, cuando esto estaba ya organizado. Tampoco había una información clara de lo que estaba sucediendo y, por ende, la calle no le respondió a Guaidó. Lo que ocurrió el martes 30 marcó, desde el punto de vista de los hechos, el fracaso del movimiento insurreccional que pensaba llevar adelante el “Presidente encargado”.

Características. El viernes estuve en la conferencia de prensa que dio el presidente alterno Juan Guaidó, y realmente fue una interesante experiencia verlo, escucharlo. ¿Cómo lo vi? Guaidó tiene una característica muy curiosa: su timbre de voz es bastante similar al de Hugo Chávez, luce relajado, tranquilo, sonriente, responde a las preguntas con serenidad, con argumentos sólidos y con una estrategia estudiada. A la pregunta sobre si fue un fracaso el episodio del 30 de abril, responde: “Fracaso es la falta de energía eléctrica, la falta de agua, la falta de alimentos, la hiperinflación, los salarios indignos que se ganan en Venezuela”. Es un argumento claramente planificado.

Sin duda, en lo que expresa Guaidó y en lo que se vio en la conferencia de prensa, es evidente su seguridad de que hoy Maduro no puede con él y son muy claros sus dos objetivos centrales: la formación de un gobierno de transición, y que ese gobierno convoque a elecciones libres y transparentes en Venezuela.

Guaidó tiene dos objetivos centrales: la formación de un gobierno de transición, y que ese gobierno convoque a elecciones libres y transparentes en Venezuela.

Tras estos dos objetivos están toda su iniciativa, toda su acción y la de aquellos que lo acompañan. En la conferencia, Guaidó confirmó las negociaciones con los militares de las cuales había hablado Leopoldo López y se mostró confiado por el apoyo internacional que tienen su gestión y su gobierno.

Ecuación. Así las cosas, está planteada aquí en Venezuela una especie de ecuación política muy simple, muy clara y obviamente muy extrema: a Guaidó lo apoya la calle; a Maduro, los cuarteles. El contraste es fuerte: mientras Guaidó se muestra sonriente y relajado, Maduro aparece enojado y amenazante. No significa esto que la disputa esté terminada.

Esta ecuación de la cual hablábamos –para Guaidó la calle y para Maduro los cuarteles– sin duda representa una disparidad: la disparidad de las armas. Quien tiene las armas es el gobierno de Maduro, a quien le responden las Fuerzas Armadas. Mientras tenga ese respaldo militar, va a ser difícil que Guaidó pueda acceder –a través de la calle– al gobierno.

La esperanza de Guaidó es ir demoliendo el respaldo militar que tiene Maduro poco a poco, casi jornada tras jornada. ¿Cuánto llevará eso? No se sabe, ni tampoco si se logrará. Es evidente que Estados Unidos cumplió un rol en toda esta intentona que, también es evidente, no se detendrá por el episodio del 30 de abril.

La esperanza de Guaidó es ir demoliendo el respaldo militar que tiene Maduro poco a poco, casi jornada tras jornada. ¿Cuánto llevará eso? No se sabe, ni tampoco si se logrará.

Pero, además, es claro lo que representa hoy la situación de Venezuela. El gobierno de Nicolás Maduro tiene una nulidad de origen muy importante. Guaidó apuesta a sostener su legitimidad en medio de una discusión de nunca acabar, que está claramente orientada por la ideología de cada uno de los bandos: para quienes apoyan a Maduro, la ilegitimidad es de Guaidó; para quienes apoyan a Guaidó, la ilegitimidad es de Maduro.

Tregua. La jornada del sábado evidenció lo que ha representado lo sucedido entre el martes 30 y el miércoles 1. Se vive una especie de tregua. No hubo la cantidad de gente que seguramente esperaba Guaidó en las marchas que se realizaron a lo largo de todo el país para entregar en los cuarteles un petitorio que pide a los militares que dejen de apoyar a Maduro y vuelquen ese apoyo a Guaidó.

Está claro que hay un proceso en marcha que es imparable, y está claro también para Guaidó, para Leopoldo López y para todos lo que lo apoyan que habrá necesidad de mucho más trabajo en pos de convencer a las Fuerzas Armadas de este paso: cesar el apoyo a Maduro para transformarlo en apoyo a Guaidó.

La población quedó impactada por lo que sucedió el martes y el miércoles, y si bien es evidente que la calle está con Guaidó, eso no significa que la partida esté definida.

La población quedó impactada por lo que sucedió el martes y el miércoles, y si bien es evidente que la calle está con Guaidó, eso no significa que la partida esté definida.

La realidad muestra que las Fuerzas Armadas serán la clave de esta situación institucional inédita que vive Venezuela y que es absolutamente trágica. La calle también será imprescindible. Con ella, Guaidó tiene poder y protección, lo que le impide a Maduro sacarse esa “espina” que representa la presidencia alternativa.

Pero sin las Fuerzas Armadas Guaidó no podrá acceder al poder. Su propuesta de entregar el petitorio en los cuarteles confirma que ha comprendido que ese es el paso que le falta.

Legitimidad y poder. Como dicen algunos, Guaidó tiene una creciente legitimidad, pero no tiene el ejercicio del poder. Este es su mayor problema y –por ahora– la seguridad que tiene Maduro. Ayer fue un día intenso en Venezuela: hubo redadas en búsqueda de los militares que apoyaron la frustrada sublevación y allanamientos en el Sebin, donde se cree que tuvo un germen muy importante y fundamental toda esta intentona.

Esta es la dramática, incierta y trágica situación de Venezuela. Dramática porque no se sabe cuánto se extenderá, pero sí que tendrá un final: uno de los dos se impondrá, porque la convivencia perenne entre los dos será imposible y está claro que el tiempo juega a favor de Maduro. Naturalmente, esto es algo que Guaidó y quienes forman parte de su gobierno alternativo deberán tener en cuenta. El acto del 30 así lo demuestra; el tiempo es un factor de enorme importancia, no tanto porque le permita a Maduro sumar fuerzas, sino porque se lo impide hacer a Guaidó.

A medida que el tiempo pase, la presencia de la gente en las calles será más difícil, es lo que demuestra la historia reciente de Venezuela, una historia que, según lo expresado en las últimas horas por Guaidó, él aprendió.

La voluntad de las Fuerzas Armadas en cuanto a su apoyo a Maduro es algo que tendrá que obtener Juan Guaidó en base a negociaciones intensas, sostenidas, secretas y fundamentadas. Esta es la tristeza de Venezuela: la solución de la crisis venezolana está en manos del poder militar. Esta tristeza marca la declinación de la vida democrática en Venezuela, que supo ser bastión de libertad durante los tiempos en que muchas dictaduras se enseñorearon en toda América Latina.

La solución de la crisis venezolana está en manos del poder militar.

Sobre esta base está la expectativa de la negociación internacional. La realidad interna demuestra que, frustrado lo del 30 de abril, lo de Trump ha quedado solo en palabras. El tema es qué plan B pueda tener Estados Unidos para cambiar el destino de los hechos en Venezuela. Hasta ahora no hay uno. El martes se utilizó una bala de plata que falló, y esto también complica la estrategia diplomática activa e intensa que hasta aquí ha tenido Trump buscando la salida de Maduro.

El martes estuvo cerca; hoy está lejano, en cuanto a la inminencia que pudo haber tenido a partir de la trama que se conoció sobre los hechos del golpe insurreccional frustrado del 30 de abril.

Una Venezuela dramática, trágica e increíblemente violenta. En medio de esta disputa de legitimidad política entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó está el padecer que vive Venezuela. Esto es lo importante y lo dramático, lo que se verifica día tras día: el deterioro de las condiciones de vida de los venezolanos.

Transitar por las calles de Caracas significa ver autos viejosedificios desvencijadosgente haciendo cola para conseguir los alimentos que haya. Significa enterarse de lo que representan salarios de miseria absolutajubilados haciendo fila para cobrar haberes de 18 mil bolívares, equivalentes a 3 dólares al cambio paralelo y 6 dólares al cambio legal.

Transitar Caracas nos da una clara noción de la doble vida a la cual deben exponerse los venezolanos. A nadie le alcanza con un solo trabajo para vivir, todos deben tener algún otro, tal vez en negro, para poder subsistir. Esta idea de la subsistencia es la que hoy marca el ritmo entre los ciudadanos venezolanos, por eso una de las cosas que se escuchan en aquellos que están a favor de Guaidó es “preferimos morir peleando que morir de hambre”.

De todos modos, el episodio del 30 de abril dejó una huella, un sabor amargo en los que apoyan a Juan Guaidó, que en las marchas de ayer se vio claramente. Si bien la calle está presente, lo está con el temor que produjo la represión. Las cinco muertes y los heridos generan miedo entre los manifestantes que se aferran a una esperanza sin plazos que, para muchos, es desesperanza.

Esta es la realidad de una Venezuela dramática y trágica, de una Venezuela increíblemente violenta, donde los delincuentes hoy no roban más casas, porque allí no hay plata, sino objetos que no pueden venderle a nadie. Una Venezuela donde el surrealismo mágico se hace realidad, y cada vez que esto sucede, significa el sufrimiento de la gente.

Por todo esto, quienes pueden irse del país bregan por hacerlo, haciendo colas y trámites interminables para lograr el pasaporte que les permita el acceso a un presente mejor que este, que los deja sin futuro.

CP




Hipocresía argentina… @dealgunamanera…

Provocaciones…

Tension. Venezolanos exiliados y argentinos chavistas chocaron frente a la embajada en Bs. As. Fotografía: CEDOC PERFIL

El 30 de Abril hubo decenas de miles de manifestantes en la calle, donde ejercieron su derecho a protestar contra el gobierno de Macri. También se cantó por el regreso de Cristina Kirchner. A la tarde de ese mismo día, frente a la embajada de Venezuela, un grupo de exiliados manifestó su apoyo a la protesta contra Maduro que había estallado en Caracas. Los hostilizaron aguerridos defensores locales del “madurismo”; volaron trompadas, le arrebataron el teléfono a un repartidor. La Policía de la Ciudad intervino, excesiva e ineficaz, como es costumbre.

© Escrito por Beatriz Sarlo el domingo 04/05/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los exiliados venezolanos ejercían su derecho y no es difícil comprenderlos, porque Maduro es una hipérbole de rasgos que estuvieron presentes en el chavismo, pero que ahora alcanzan un indecente paroxismo de intolerancia. Lo que en Chávez era una ideología expresada con talento oratorio, con Maduro perdió expresividad y carisma. Lo suyo es el verticalismo impuesto por la fuerza o la corrupción.

Los defensores argentinos de Maduro alegan que hay que aguantarlo todo con tal de enfrentar al imperialismo. Hay que aceptar la falta de comida y la subordinación a un jefe vociferante e inepto como si fuera una prueba heroica. Solo quienes no pasan privaciones piden tales sacrificios: enfrenten ustedes al imperialismo, mientras aquí nosotros todavía tenemos Parlamento, somos legisladores o funcionarios, cobramos dieta, viajamos, vamos a la universidad, publicamos nuestras ideas. Aguanten ustedes.

A los venezolanos los vemos en Buenos Aires todos los días trabajando en lo que consiguen, decenas de horas en bicicleta repartiendo los deliveries de porteños más afortunados; decenas de horas limpiando o atendiendo bares, cobrando en negro, viviendo en una ciudad extranjera donde se los distingue por su acento y donde compiten por los peores trabajos.

Son inmigrantes, esa condición que los discursos recogen con hospitalidad ampulosa y la realidad desmiente. A los venezolanos millonarios y proimperialistas nunca tuve oportunidad de verlos todos los días en el transporte público, ni cargando un cajón de Glovo. Deben haber elegido ciudades como Miami para pasar el rato.

Pues bien, esos trabajadores venezolanos estaban en Buenos Aires, frente a la embajada de su país, apoyando a quienes, en Caracas, tiraban piedras y eran reprimidos por la policía, con el arma novedosa de las tanquetas topadoras. Separados por un cordón policial, un grupo con algunas banderas rojas manifestó su antiimperialismo agrediéndolos de palabra. En esa escena, el dolor del exilio se sumó al insulto recibido frente a la embajada. Un hombre de un lado se trenzó con uno del otro y empezaron las trompadas.

Hay que entender el totalitarismo como una patología de la idea democrática, donde el populismo hace que la democracia se vuelva contra ella misma, reflexionó un filósofo de la política. No se equivocaba, aunque no estaba pensando en el eje La Habana-Caracas-La Cámpora-Recoleta.

En Caracas ya hay varios muertos que no siguieron el consejo que les dio Pepe Mujica: no ponerse delante de las tanquetas. Seguro que esos infelices se pusieron delante de las balas.

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