Casta de malditos…
Guillermo Francos. Dibujo: Pablo Temes
Guillermo Francos postergado
y vuelve la fantasía del match del león contra todos.
© Escrito por Carlos Fara, Consultor
Político, el viernes 30/08/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
Después del descalabro que sufrió el Gobierno la semana pasada, y la desautorización que
experimentó Macri por parte de sus propios senadores, da la impresión que el
expresidente y el actual llegaron a la conclusión de que es mejor firmar una
tregua, antes de que se note mucho el tamaño de los egos y las ambiciones de
ambos. Como le gusta repetir a Sergio Tomás Copperfield, “¡no te enojés, esto
es política!”. ¿Cuánto durará? Sabe Dios, porque este es un juego muy complejo
y con intereses cruzados. Para muestra valen algunos botones:
Uno. El kirchnerismo negocia con Lousteau la presidencia de la Comisión
Bicameral de Control de los servicios de inteligencia, aparentemente para
desairar al Gobierno y con la oposición de Macri;
Dos. El kirchnerismo negocia con el Gobierno para votar a Lijo para la
Corte, a lo que se opone Macri;
Tres. Macri negocia con Milei una futura alianza electoral, para empezar
a “darse besitos”;
Cuatro. Los socios políticos de Lousteau tiene un túnel construido con
el Gobierno a través del “joven maravilla” Caputo; y
Cinco. El primo Jorge suma dolores de cabeza con el otro Caputo.
¿Cómo se llama la obra? “Casta de malditos” (excelente film de Stanley
Kubrick).
El
cuento del tío
Mientras se desarrolla esta obra, en la sala de al lado se presenta otra
función:
- Lousteau está muy cuestionado dentro
de su propio partido, sus bloques y sus bases;
- Cristina tuvo que avisarles
a sus senadores que Villarruel no es peronista, mientras evita que no haya
fugas, y maniobra para que su hijo predomine en la pelea interna en
territorio bonaerense;
- Macri se esfuerza por
mostrar que él es el líder real del PRO, distanciado de los dos
exprecandidatos presidenciales; y
- Milei tiene un desorden
infantil en los dos bloques del Congreso, además del ¿irreversible?
cortocircuito con su vice.
Uno podría decir que los egos han escalado a la cumbre en toda la
política argentina. Eso está presente sin duda, pero se deben visualizar las
razones estructurales de este desmadre en la matriz de este experimento
llamado Milei. Cuando se produce una disrupción de tal magnitud en el
sistema político, acompañada de un ajuste fenomenal, hace que todo el espectro
viva en tensión, haciendo saltar la térmica en todos los campamentos. En una
etapa donde el variopinto Congreso tiene más poder que nunca desde 1983, al
oficialismo de turno le costará mucho ordenar a la política. Cuando existen
cortocircuitos en la cúpula del sistema, los escenarios posibles se
multiplican. Solo cabe tomar como ejemplos los mandatos de De la Rúa y Alberto.
Esto ya es de por sí amenazante para los que quieran hacer inversiones
–quién garantiza qué en esta tormenta– imagínese lector/a si el esquema
económico del oficialismo entrase en una turbulencia significativa. Estos
últimos días le dieron al Gobierno un respiro: los dólares financieros están
bastante estables, el Central termina agosto con balance positivo después de
dos meses de déficit, la inflación daría otro pequeño paso hacia la baja, el
riesgo-país perforó los 1.500 puntos, hay algunos signos de lenta recuperación
y el ministro anunció la prometida baja del Impuesto País. Sin embargo, uno) el
centro financiero del mundo sigue dudando de nuestra capacidad de pago para
2025 (¿Toto todavía no depositó los dólares para el vencimiento de enero?):
¿default o reestructuración?; dos) el Indec nos anotició que la actividad fue
peor de lo estimado; y tres) se proyecta que el Central podría terminar el año
tan negativo como cuando se fue Alberto.
Se
necesitan Dibus y Carusos
Un dato importante es que está llegando como viceministro de Economía un
ortodoxo que es amigo del vilipendiado Rodrigo Valdés. Por si las gestiones
árabes de Toto fallan, se filmará otra película: “Siempre nos quedará el
Fondo”. El tiempo pasa y la bala de plata sigue sin aparecer. Al respecto, cabe
clarificar varias cosas. Milei cree que Trump lo socorrerá tal como lo hizo con
el calabrés, pero eso es dudoso porque a) el “amigo” Claver-Carone
probablemente será subsecretario de Asuntos Latinoamericanos y podría pedir la
cabeza de Francos; b) difícilmente Argentina sea la prioridad para el magnate y
el FMI; y c) ¿cuántos fondos podrían habilitar en marzo? Seguro que algo lejos
de las necesidades. ¿Y si gana Kamala, qué pasará?, ¿será vista como K?
Paralelamente afloran algunos debates no prioritarios para la sociedad.
Van dos ejemplos: 1) el juzgamiento de Montoneros y 2) las declaraciones
polémicas sobre las cuestiones de género. No se juzga aquí la relevancia de los
temas, pero estas “batallas culturales” son marginales para la gran mayoría. No
salen espontáneamente de boca de los ciudadanos en los grupos focales, y cuando
se los consulta específicamente tienden a pasarlos por alto. La angustia
económica es lo que pervive en la existencia cotidiana. Por eso el Presidente
repite que está jugado a una sola gran cuestión: la inflación, porque por eso lo
votaron. Es verdad. El problema es qué pasa cuando el foco de la gente viró
hacia el desempleo.
Juan Domingo Milei
Cuando parecía que el Gobierno había hecho un upgrade político al lograr
aprobar la Ley Bases y el paquete fiscal, aprobando la materia “Pragmatismo I”,
reapareció la fantasía de que en el match Milei vs. Resto del Mundo, se
impondrá el Presidente. Para las PASO queda un año y para la general catorce
meses. Una eternidad. Lo curioso fue la ausencia de Francos –el “Dibu” libertario– en los sucesos de la
semana anterior. ¿Lo relegaron? ¿Creen que con lo que habían logrado ya pueden
volver a replicar la historia de Moisés?
Mientras Alberto lleva más de un mes sin poder salir de su casa, hay
gente que ya está diseñando un reparto de negocios. Pasa en todo gobierno,
mucho más cuando existe un empecinamiento en cambiar las reglas de juego
económicas. ¿Habrá una nueva burguesía nacional? Cuando se es tan inquieto,
algún jarrón se puede romper.
Por suerte Colapinto recibió el aporte del millón de dólares que le
faltaba para subirse a un Fórmula 1 gracias a Bizarrap, porque un muy poderoso
empresario argentino ni siquiera le contestó el mensaje.