lunes, 6 de agosto de 2012

El estudiante de Harvard y su papá... De Alguna Manera...

El estudiante de Harvard y su papá...


Hace años fui testigo de una situación de fuerte conflicto entre expectativas y hechos. 

En Boston, un joven estudiante de Harvard volvió una tarde a su casa desde la universidad y comunicó a sus padres que se iba a Europa con un amigo, para hacer auto-stop, cosechar manzanas y vivir una “experiencia distinta”. El padre –un hombre riguroso y con principios inflexibles– tuvo un ataque de furia, la madre tuvo un ataque de llanto, y todo terminó en que el chico se fue cargado con la profecía de su padre que presagiaba el fracaso terminal de su vida. Pero meses después el joven volvió a Harvard y fue admitido de nuevo. El padre no sólo no podía entender que su hijo hubiese sido admitido y le siguiese yendo bien en los estudios; tampoco podía aceptarlo. Había establecido una premisa y a partir de ahí buscaba a diario evidencias ocasionales, a menudo puntuales y poco relevantes, para corroborar su premisa: su hijo debía fracasar, o el mundo no era el que se suponía que era. Los datos de la realidad se le escapaban. (El final de la historia es que el joven estudiante no fracasó; más bien quien fracasó fue su padre, por lo menos en el sentido de que no supo entender este mundo tal como es).

Esta historia me viene a la mente cuando veo lo que está sucediendo con la imagen del gobierno argentino, los comentaristas políticos rigurosos en sus premisas, pero más bien predispuestos a recoger los datos que encajan bien con esas premisas, y lo que las encuestas captan de la vox pópuli. Así, en las últimas semanas pudieron leerse varias columnas de opinión en los medios de prensa haciendo referencia a lo mal que le está yendo a la Presidenta en la opinión pública argentina según encuestas que no se publican ni se mencionan con suficiente especificación. Parece que se ha establecido como premisa que la Presidenta tiene que estar mal en la opinión pública y desde ahí se busca afanosamente información consistente con la premisa. A juzgar por lo que se dice, en la Argentina se estarían haciendo encuestas profusamente; se diría que algunas firmas están haciendo encuestas a diario, lo que es difícilmente creíble. Eso no sucede cuando las aguas están más calmas.

Por cierto algunas encuestas se publican. Y no hay duda: algunas muestran a la Presidenta un poco mejor y otras un poco peor. Pero hay pocas certezas acerca del por qué de tales diferencias. El lector atento debería poner el foco en por lo menos tres aspectos muy básicos, los que en la jerga profesional se llaman el instrumento de medición –cómo se pregunta y se mide lo que se quiere medir–, la tendencia “intertemporal” –cómo varía la aprobación o la imagen a través del tiempo medida siempre con el mismo instrumento– y la cobertura geográfica. Descontados esos factores, aún sigue siendo aparentemente cierto que en algunas encuestas, la Presidenta ha bajado más que en otras.

Basándome en encuestas que conozco y cuyos reportes puedo ver con mis ojos –que son las que realiza Ipsos en la Argentina– concluyo que la imagen de la Presidenta ha sufrido poca mella en los últimos meses y se mantiene en altos niveles de aprobación. También el gobernador Scioli, esa suerte de sombra que se proyecta incansablemente sobre la imagen de la Presidenta. La imagen de otros referentes del Gobierno –personas tanto como áreas de gestión– ha bajado más, en algunos casos mucho más. La confianza en la economía y en el futuro del país también ha caído.

Se concluye que el Gobierno se sostiene en la Presidenta –y también en Scioli, tema aparte–; es posible concebir que la imagen de la Presidenta se encuentra en un equilibrio inestable y expuesta a diversos riesgos. Las cosas no están bien en la economía y en las expectativas de muchísimos argentinos. La imagen de la Presidenta podría bajar, hasta cabe aceptar que es esperable que baje, pero no como resultado de una expresión de deseos, sino con base en correlatos conocidos entre datos de la realidad misma y las opiniones de la gente a través de los años. Eso no es lo mismo que decir que ya bajó; aún más, esos correlatos no son leyes inmutables, a veces en el mundo no se siguen de las mismas causas los mismos efectos.

La opinión pública es más parecida a la universidad de Harvard que al papá del joven de mi anécdota: es capaz de readmitir a alguien después de algún “viaje”, como fue el caso con la presidenta Cristina de Kirchner en 2010 después de haber sido casi literalmente dada de baja en 2009. No hay que seguir el modelo del padre del joven estudiante de Harvard, quien por aferrarse ciegamente a su premisa de que su hijo debía fracasar por no haber hecho lo que él esperaba que hiciese, no pudo entender lo que pasaba.

*Sociólogo. Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella.

© Escrito por Manuel Mora y Araujo, Sociólogo y Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 4 de Agosto de 2012.


domingo, 5 de agosto de 2012

Trompe-l'oeil (Trampa ante el ojo)… De Alguna Manera...

Trompe-l'oeil…

 Le pays n'a pas fini de faire les frais de cette faillite désordonnée. AP/Natacha Pisarenko
(El país no ha terminado de pagar el precio de este quiebre desordenado)

El 25 de junio, un extenso artículo de Le Monde de París se tituló “Le miracle argentin était en trompe-l’œil”. En lenguaje directo: el milagro argentino era una impostura. Es una idea clave, pero sobre todo es una evidencia incontestable. Desde 2003 a hoy la Argentina ha brindado una clase magistral de ilusión óptica, que ha triunfado más adentro que afuera. Episodio de cabotaje, el engaño al ojo enganchó a intelectuales desahuciados, artistas relegados, empresarios cabizbajos, profesionales crédulos, emigrados nostálgicos y militantes huérfanos de mitos. Fabricado en muchos casos con minuciosa perfección por el grupo que gobierna desde hace nueve años la Argentina y se propone explícitamente seguir haciéndolo por lo menos una década más, sobresale como el más portentoso trompe-l’œil político imaginable. Sus diseñadores y ejecutores no han dejado rincón sin ocupar ni ámbito sin colonizar.

En francés, tromper es engañar y œil es ojo. Trompe-l’oeil es una imagen que engaña al ojo. En España, hablan de “trampantojo” (trampa ante el ojo). En sentido restringido, es una técnica usada en la pintura mediante la que se pretende engañar a la vista humana, jugando con la perspectiva y apelando a otros artificios ópticos. El mecanismo de trompe-l’œil suele ser utilizado en pinturas murales realistas hechas adrede para ofrecer perspectivas falsas, ya sean interiores (representando muebles, ventanas, puertas o conjuntos más complejas), o exteriores, por ejemplo en las medianeras de edificios.

Simular, engañar, aparentar, confundir y devolver al ser humano registros que en la realidad no existen, son funciones esenciales del trompe-l’œil. Maravillas de la ilusión óptica, son espejismos que giran en torno de la humana debilidad de confundir relato con realidades, retórica con hechos, presunciones con evidencias. Es un juego de portentosas proyecciones sociales, culturales y políticas, pero un trompe-l’œil en las artes visuales y en el cine dista de ser un acontecimiento delictivo. Engaño a quien se deja, pero lo hago sin motivaciones venenosas, desde una experiencia asociada con la sensibilidad para el puro goce estético.

No es sencillo engañar. No es para todos, ni es para cualquiera. Si la trampa al ojo requiere meticulosidad, transitarla exitosamente también precisa de credibilidad: debo pergeñar la trampa con tanta perfección que reduzca al mínimo las posibilidades de ser descubierto. Un trompe-l’œil talentosamente hecho permite fabular y suscita bellos ensueños. Es arte, o sea que no tiene restricciones. Un trompe-l’œil torpe y de escandalosa chapucería, abochorna. Se convierte en simulacro, burdo fracaso, trampa que no convence a nadie, mamarracho, caricatura.

Estos días la agenda estuvo dominada por la obscena comprobación de que el Gobierno industrializa en su beneficio bolsones marginales que nadie había cultivado con tanta decisión, como barrabravas y población carcelaria. Aplica el mismo procedimiento, engañando al resto mediante recursos muy ostensibles, como “resocializar” presos, exaltar la “pasión” de los delincuentes que abundan dentro y alrededor del fútbol. Esas trampas visuales prostituyen en profundidad.

Apasionarse y resocializarse son dignos objetivos. En la praxis del Gobierno, se convierten en tretas groseras que, para peor, vacían de contenido todo lo que es bueno. Ahí está Víctor Hortel, el número uno del sistema penitenciario argentino, desfilando en alegre murga dentro de una cárcel, junto a violadores convictos. Es el mismo mecanismo exhibido por el juez de la Corte Raúl Eugenio Zaffaroni, que no sólo no se arrepintió ni excusó por alquilar sus departamentos a prostíbulos, sino que encima tomó la revelación como afrenta. Curiosa deriva de un gobierno encabezado por una mujer y lanzado a mostrarse como el más feminista régimen argentino de la historia. Las salidas “culturales” del homicida convicto Eduardo Vásquez denigran a la mujer y burlan la más elemental medida de justicia, además de castigar de nuevo, impunemente, a la familia de la asesinada. Sobresalen aquí jueces como Patricia Mallo, Pablo Laufer y Luis Fernando Niño, autoproclamado vigilante implacable de los derechos humanos y uno de los mismos tres que condenaron a Vásquez a sólo 18 años por la atenuante de “emoción violenta”. Parece que por su emoción violenta al quemar a Wanda Taddei le permitieron participar de las actividades “culturales” del Vatayón Militante antes y después de ser condenado. Ese es el trompe-l’œil más escandaloso: en nombre de los derechos humanos, terminan excusando a femicidas y violadores de niñas.

Forma del ilusionismo y coronación imperial de las apariencias, las apariencias deleitan a la sociedad argentina. No en vano uno de los manierismos retóricos más en uso, una verdadera epidemia, es el “como que” antepuesto a cualquier frase.

Agréguesele otro recurso tóxico en boga: todo el tiempo se habla anteponiendo un fastidioso “la verdad”. En un mundo de recursos engañosos y apariencias vacías, ese “la verdad” supone que normalmente mentimos. El “como que” o también “como si te dijera que” revela que sobrevolamos la realidad, pero para eludirla, un ballet de juegos visuales, atractivos pero tramposos, una permanente intención de engañar.

Según milenario relato de la antigüedad griega, dos pintores, Zeuxis y Parrasios, rivalizaban. Cada cual debía tratar de hacer que su obra produjera la más perfecta ilusión del mundo real. Uno de ellos, Zeuxis, pintó unas uvas que parecían tan reales que los pájaros se posaban en ellas para picotearlas. Parrasios presentó su cuadro cubierto por un lienzo. Al tratar de visualizar la pintura de su rival retirando el lienzo, Zeuxis se asombró al comprobar que había perdido la apuesta. Lo que parecía un lienzo era, en realidad, la pintura de su competidor. Zeuxis habría dicho: “Yo engañé a los pájaros, pero Parrasios me engañó a mí”.

© Escrito por Pepe Eliaschev y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 4 de Agosto de 2012. 



Arbitrariedades sin fin... De Alguna Manera...

Arbitrariedades sin fin...

Superhéroes II Kid Cillof. Dibujo: Pablo Temes.

Un gobierno obcecado. La Presidenta insiste con su relato desbordado. Por qué nos parecemos más a Venezuela que a Suiza. Infiernos provinciales.

Pareció como si se celebrara el día de la liberación nacional. Tal el boato que fue el utilizado por la Presidenta para anunciar el pago del Boden 2012 con el que se dio cumplimiento a los vencimientos destinados a poner fin al nefasto corralito que se llevó los ahorros de millones de argentinos. En su inefable “Aló Presidenta” del jueves pasado, Cristina Fernández de Kirchner se explayó a través de una presentación hecha a su estilo y medida, es decir, extensa, confusa, llena de autoelogios y de críticas para todo aquel que ose discrepar con el Gobierno. Una vez más, abundaron las inexactitudes. En sus reiteradas referencias a la crisis de 2001, la Presidenta insistió con que los medios nada dijeron en anticipación de aquella catástrofe que aún hoy duele. Sin embargo, el simple análisis de los archivos demuestra claramente que eso no es verdad. Fernández de Kirchner lo sabe.

Con el pago del Boden 2012 el Gobierno no ha hecho más que cumplir con la obligación de honrar una deuda, lo cual, al fin y al cabo, es lo que corresponde. Esto debería ayudar a recrear la confianza en el país; sin embargo, la puesta en práctica de medidas restrictivas y dirigistas que afectan el normal desenvolvimiento de la actividad económica del país impedirá que se concreten algunos de los efectos positivos que, en otro contexto, la cancelación de este bono podría haber generado. El país necesita atraer inversiones y para que ello ocurra el primer factor que cuenta es la confianza, que el Gobierno argentino se empeña todos los días en esmerilar.

En el “Aló Presidenta” del jueves pasado en la Bolsa de Comercio, Fernández de Kirchner no dijo una sola palabra acerca de la inflación, que es el principal problema que enfrenta la economía argentina. Los altos índices de inflación que hoy castigan sobre todo al bolsillo de los que menos tienen, sumados al alto nivel de gasto público, se combinan en una mezcla riesgosa que afecta seriamente la actividad productiva y daña la competitividad de los productos argentinos. El corralito cambiario no es la solución, sino la fuente de mayores problemas.

Por suerte para el Gobierno está la soja. Así y todo, sólo la impericia de un equipo económico que exhibe un nivel de falencias técnicas que no deja de sorprender, hace que sea necesaria la puesta en práctica del mentado corralito cambiario, que no sólo complica la vida de muchos ciudadanos sino que también aleja inversiones. Nadie pone su dinero en un lugar donde no tiene la posibilidad de disponer de sus ganancias cuando ellas son bien habidas. Tuvo razón la Presidenta cuando habló de la importancia del control como un instrumento destinado a garantizar el cumplimiento de las normas esenciales a las buenas prácticas de negocios de un país. Lo que ocurre en la Argentina, en cambio, es algo bien distinto: se asiste aquí a un sistema en el que reina la arbitrariedad de funcionarios como Moreno o Kicillof, en el que se favorece a los amigos del poder y en el que se persigue a los que no lo son.

Mientras la Presidenta seguramente aún disfruta de la fiesta en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, en las provincias las preocupaciones no cesan, especialmente, claro está, en aquellas que no gozan de la simpatía del Gobierno. Por ello es que el gobernador de Córdoba decidió presentarse ante la Corte Suprema para demandar al Gobierno nacional los fondos previsionales que le adeuda. José Manuel De la Sota sabe que eso equivalió a haber quemado las naves y que nada podrá esperar en el futuro de la Casa Rosada. En verdad, hace tiempo que estaba disuadido de ello. El episodio que sin duda actuó como detonante fue la andanada del kirchnerismo contra Scioli.

Hablando del gobernador de la provincia de Buenos Aires, la angustia por la experiencia vivida parece haberlo curado de espanto. “No quiero pasar más por lo que padecí esta vez con el pago del medio aguinaldo”, se le escuchó decir cuando el alivio de los fondos de la Nación llegó a su gestión. Por lo tanto, consciente del peso que ello tendrá en las próximas elecciones en las que estará en juego su futuro político, Scioli ya ha dado órdenes de tomar todas las precauciones para que, de ahora en más, los fondos correspondientes a los aguinaldos de la administración pública bonaerense estén disponibles en tiempo y forma.

Por muchas de estas cosas que están pasando en las provincias, la idea de algo similar a la liga de gobernadores que tuvo su apogeo en los años de De la Rúa y Duhalde, ha vuelto a surcar la mente de varios de ellos. En las provincias petroleras, además, hay descontento por el manejo que el Gobierno viene haciendo de YPF. Esos gobernadores se sienten usados, ya que fueron la cabeza de playa sobre la que luego se montó la operación de confiscación de lapetrolera y ahora se los ha dejado de lado. Por si ello fuera poco, el manejo que Axel Kicillof hace de la compañía, además, ha puesto en situación incómoda a su presidente, Miguel Galuccio, quien, a pesar de continuar en el cargo, debe enfrentarse a la realidad que lo muestra no como el presidente de YPF sino más bien como un gerente general. En ese ámbito la única asociación posible es con PDVSA, ya que las posibilidades de que las grandes petroleras encaren algún proyecto de asociación con la compañía argentina son casi nulas.

Curiosa Argentina la de hoy día, en la que la Presidenta nos explica que los barrabravas son militantes de la alegría, que los presos se resocializan en actos partidarios y que la inflación no existe. Es como si nos quisiera hacer creer que vivimos en Suiza, aun cuando, en verdad, el rumbo de su gobierno nos acerca cada día más a Venezuela.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 4 de Agosto de 2012.

¿Quién cuida a Cristina?... De Alguna Manera...

Defensores peligrosos...

 Superhéroes I El caballero desciende. Guillermo Moreno. Dibujo: Pablo Temes.

El caso Boudou-Ciccone o la interna Moreno-Kicillof afectan la imagen presidencial, que cayó 30% en las encuestas.

–Pase, ingeniero, no mordemos.
–¿Seguro?
–Por lo menos en esta ocasión, no.
El cruce filoso entre Cristina y Macri en el despacho de Adelmo Gabbi terminó bien porque la Presidenta se puso de pie y le dio un beso. Pero después, en el escenario de la Bolsa de Comercio, una broma, casi una galantería, del jefe de Gobierno fue tomada como una crítica y puso a la defensiva a la Presidenta. Macri le comentó sobre lo difícil que debe ser para una mujer con polleras sentarse en primera fila y de frente a la concurrencia. Se refería a los malabarismos que deben hacer con las piernas para ocultar su ropa interior de las miradas indiscretas. Pero Cristina le contestó que para ella no era un problema “no tener lindas piernas”. La Presidenta es y se siente muy atractiva, pero alguna vez confesó su complejo por no tener tobillos finos.

Pero a Mauricio Macri, políticamente, le impactó esa eterna guardia levantada. Esta se puede imputar a su desconfianza genética, a su mirada conspirativa del ejercicio del poder o al mal momento que está pasando en las encuestas, donde se registra un desplome del 30% de su imagen positiva en sólo seis meses.
Se podría decir que con amigos así no necesita enemigos. O que con sus últimas decisiones no hay buenas mediciones que resistan. Esa es la mala noticia. La buena es que todavía tiene un 40% de apoyo y que ningún presidenciable recibe lo que ella pierde.

El principal problema del Gobierno es obvio; la economía que, cuando marcha a toda velocidad, suele actuar como una frazada que tapa los errores. La plata en el bolsillo de los ciudadanos aumenta siempre los niveles de tolerancia frente a las torpezas y las arbitrariedades. Por eso la Presidenta dilapidó la simpatía de un sector independiente que no la había votado pero que la miraba con esperanza. Y también perdió alrededor de un 15% de sus propios votantes de la clase media más volátil, que ahora no la defienden aunque estén dispuestos a apostar nuevamente por ella si el panorama de competidores sigue tan flaco y Cristina encuentra el rumbo que perdió.

Lo grave es la tendencia. La ecuación negativa es indirectamente proporcional. Cae la economía, sube el pesimismo y el deterioro del Gobierno en la opinión pública. En un trimestre podría volver a su peor momento como presidenta, poco antes de la muerte de Néstor Kirchner. Aquel acontecimiento sepultó también las sospechas de corrupción. Y Amado Boudou tuvo el dudoso privilegio de haberlas resucitado para ubicarlas entre los aspectos que la gente más critica. En lo simbólico, el vicepresidente le hizo mucho daño a Cristina. La chicana de Cristina en la Bolsa contra Macri, eso de “No trajimos ningún convicto, pero hay algún procesado”, se podría transformar en un tiro en los pies. Es que las versiones sobre el procesamiento de Boudou son insistentes. ¿Lo obligarán a pedir licencia? Porque Boudou quedó descolocado por la gravedad de lo que hizo con Adelmo Gabbi. Si es cierto que el hombre de la Bolsa lo quiso coimear, ensució a Cristina que lo recibió en la Casa Rosada con afecto y que esta semana lo trató amigablemente por su nombre de pila. Y si Boudou mintió, además de afectar el buen nombre y honor de Gabbi, se va a tener que bancar una querella por falsa denuncia. No es de Rolando, es de Amado, la mancha que está salpicando a parte del Gobierno con la investigación de enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y tráfico de influencias.

Guillermo Moreno tampoco le ayudó a mantener el prestigio a Cristina. Se la pasó repartiendo remedios que fueron peores que las enfermedades y dejó a la economía al borde de chocar contra el iceberg de la recesión para lograr el objetivo de pagar una deuda de apenas el 0,4% del PBI. Mató un mosquito con un misil. Esa desmesura irracional es reiterativa en la administración del Cristinato. Sacrificar el crecimiento, perder mercados y proveedores y hasta líneas de producción y fuentes de trabajo es algo que va a costar mucho recuperar.

Por eso hoy tambalea la cabeza de Moreno, que ya pasó a tantos a degüello. La lógica K dice que Cristina jamás lo tiraría por la ventana mientras los medios lo estén reclamando. Sería como acceder a sus pedidos y una muestra de debilidad frente a “la corpo”.

Pero pocas veces estuvo tan cuestionado por alguien con tanto poder. Hablamos de la nueva estrella en ascenso, Axel Kicillof, otro rubio fachero economista que deslumbra a Cristina como en su momento Martín Lousteau y Boudou. Entre Moreno y Axel hay un choque cultural que no es original dentro del movimiento. Uno viene del barrio y de la derecha ortodoxa pejotista y el otro, de la universidad y de la utopía marxista.

Inseguridad, corrupción e inflación están en el podio de las preocupaciones de todas las consultas. Todo el vodevil que generaron con el tema carcelario fue directamente a potenciar los miedos de una parte de la población. Tanto que obligó a Sergio Massa, el dirigente de mejor imagen, a recuperar la voz para diferenciarse: “No hay que dar señales de impunidad. Las leyes y las sanciones están para cumplirlas”. Pero hasta personalidades del progresismo como Adolfo Pérez Esquivel o León Arslanian tuvieron palabras cuestionadoras.

La Presidenta cayó en la trampa de defender a un femicida feroz como Eduardo Vásquez o al barrabrava asesino de Gonzalo Acro. Cero sentido común y falta absoluta de sintonía fina con las demandas populares. Fue patética la mirada celebratoria que Cristina hizo de las mafias del fútbol, donde además confirmó que no debe hablar de lo que ignora.

El Gobierno debería cuidar más a la Presidenta. En pocos días apareció al lado de quienes son una suerte de Frankenstein en la opinión de las mayorías. Gerardo Martínez, Mario Ishii o Julio Grondona no son muy progres ni éticos que digamos, son más actores de El Padrino que de Manual de conducción política, para utilizar sus propios conceptos.

La Presidenta es un extraordinario cuadro político, pero no está blindada. Y menos cuando la construcción y la industria automotriz, que fueron estrellas del crecimiento, frenan los motores. Hace apenas noventa días que Miguel Galuccio asumió casi como si fuera un Premio Nobel y ya tuvo que desmentir un par de veces su renuncia producto de que lo puentean todo el tiempo y firman acuerdos en nombre de YPF sin su presencia.
Eso es cristinismo explícito.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 4 de Agosto de 2012.

Víctor Hugo, la dictadura y la historia… De Alguna Manera...

Víctor Hugo, la dictadura y la historia…

Angelus Novus. Pintura de Paul Klee de 1920 que Walter Benjamin adoptó como imagen de la historia porque tiene alas hacia adelante y rostro hacia atrás.

Es bueno que un periodista pruebe su propia medicina. Modera el ego, lo hace más humano y, fundamentalmente, más cuidadoso en el futuro al escribir o hablar sobre los demás.

Duele mucho, pero mucho, que a uno se lo critique justo en aquella área donde cree tener méritos. Por eso es donde normalmente pegan los injustos. El cínico que se sabe carente de toda virtud no sólo no se hace ningún problema sino que hasta transforma su amoralidad en fortaleza: un oportunista en gran escala pasa a ser un estratega.

No comparto lo que dijo Lanata en su programa del domingo pasado sobre que haber ido a jugar al fútbol durante la dictadura uruguaya al Batallón Florida –en el caso de Víctor Hugo Morales– fuera lo mismo que haberlo hecho en la ESMA durante la dictadura argentina. Tampoco comparto las críticas injustas que se le han hecho a Lanata desde los medios oficialistas los últimos años.

Pero lo que me entristece, probablemente por haberlo padecido en carne propia, es la extracción de una parte de la historia que no representa siquiera la mayoría como si fuera un todo, sin incluir en el relato el resto de los acontecimientos relevantes.

Por ejemplo, volver a ver en la tapa de la revista Veintitrés de esta semana que se acusa de doble moral a los “medios hegemónicos” que critican a Víctor Hugo Morales por su comportamiento durante la dictadura uruguaya y en la nota mencionan que “tanto Héctor Magnetto como Bartolomé Mitre y Jorge Fontevecchia tienen pergaminos dignos de ocultar por su posición ante los dictadores”, y omite decir algo tan relevante como que estuve preso en El Olimpo, que la principal publicación de Editorial Perfil fue clausurada y que luego fui puesto a disposición del Poder Ejecutivo por esa dictadura (¿cuántas veces deberé repetirlo para que la repetición de lo opuesto no se transforme en verosímil?).

No creo que Víctor Hugo Morales haya tenido un comportamiento criticable durante la dictadura uruguaya, lo imagino digno y, dentro de los límites de su época, hasta con actos de rebeldía. Tampoco creo que la dictadura uruguaya sea equiparable a la argentina ni que la perspectiva actual sin grises de aquellas dictaduras sea correcta. Walter Bernjamin, en Concepto de filosofía de la historia, recomienda “al historiador que quiere revivir una época que se quite de la cabeza todo lo que sepa del decurso posterior de la historia”.

El comportamiento por el que sí Víctor Hugo merece crítica es haberse sumado frívola y superficialmente a las acusaciones que desde el oficialismo se realizaron sobre la actuación durante la dictadura argentina de quienes hoy resultan molestos al kirchnerismo.

En la Argentina de los últimos años, como pocas veces, se hizo evidente el uso de una historiografía infectada de presente, donde el pasado se acomoda a las necesidades del tiempo de ahora con una irracionalidad diacrónica.

Qué injusto que hayan acusado a Joaquín Morales Solá de colaboracionista con la dictadura por una foto donde, siendo cronista del diario La Gaceta de Tucumán, aparece cubriendo un operativo público del Ejército en esa provincia; es como acusar de complicidad a un movilero de esta época con la “maldita Policía” bonaerense cuando fabricaba casos ante los medios. O, disparatadamente, a la propia Magdalena Ruiz Guiñazú. O a Sabato por haber participado en una reunión colectiva con Videla.

La misma injusticia fue haber acusado a Néstor Kirchner por una foto con el jefe regional del Ejército en Santa Cruz transmitiendo su apoyo durante la Guerra de las Malvinas, o a Héctor Timerman por lo que publicó el diario La Tarde en 1976, sin ponderar que poco después su familia fue una de las más perseguidas entre los periodistas.

Ojalá que lo de Víctor Hugo permita a todos, simpatizantes o no del kirchnerismo, reflexionar sobre la suma de estas injusticias y aprender que tenemos que ser más serios con la historia.

La historia es un conjunto de eventos; los eventos por separado pueden dar una idea hasta exactamente opuesta a lo razonablemente aceptable. La observación, presente o pasada, siempre estará cargada de teoría, pero que haya más de un relato posible no quiere decir que todos valgan lo mismo. Aun comprendiendo la subjetividad trascendental que nos cabe por ser humanos o la brecha evidencial que a veces nos impide el conocimiento exacto, las fuentes interpretadas con un ojo crítico y comparadas con otra fuentes, si bien no garantizan una única posición adecuada, sí excluyen las inadecuadas y nos impiden caer en un subjetivismo irracionalista. Por ejemplo, los negadores del Holocausto se llaman a sí mismos “revisionistas”.

Una cosa es interpretar o significar el pasado y otra es imaginarlo en función de nuestras creencias, inclinaciones y prejuicios. Leopold von Ranke, considerado un padre de la historia científica, hacía dos recomendaciones: tener “interés por descubrir lo general en lo particular”, que es lo opuesto a generalizar lo particular, y “afecto por los humanos” (similar al consejo del maestro Ryszard Kapuscinski sobre que “para ser buen periodista primero hay que ser buena persona”). O sea, los archivos tienen que ser revisados exhaustiva y honestamente y no con el fin de una ortopedia social.

Debemos reconocer que nuestro autointerés, preferencias, hasta el miedo o el enojo, muchas veces opacaron nuestra tarea de periodistas. Por eso son gestos alentadores el pedido de disculpas de Víctor Hugo Morales sobre su desafortunada mención a la salud de Lanata, y que Edi Zunino, jefe de Redacción de la revista Noticias, haya escrito en su última edición para limitar las críticas sobre Víctor Hugo, siendo quien primero difundió en Argentina el contenido del libro que desató la polémica.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 4 de Agosto de 2012.


Reportaje a Eugenio Semino... Distribuir pobreza... De Alguna Manera...

"Distribuimos pobreza entre pobres"…

Mirada. "Hay una preconfiguración de vejez como enfermedad y como pobreza. Cuando uno llega a viejo tiene que acostumbrarse a ser pobre o estar enfermo. Deberíamos tener derecho a un jubileo, no a una jubilopatía."

Reportaje a Eugenio Semino. Ombudsman de la Tercera Edad, lamenta que los jubilados estén financiando con su dinero políticas públicas que amenazan con licuar el capital del sistema de seguridad social. Advierte que hace diez años el 17 por ciento ganaba la jubilación mínima –”con la que no se puede vivir”–, y hoy la proporción es del 76 por ciento.

¿Descapitalización del Fondo de Garantía de la Anses? El ombudsman de la Tercera Edad es un hombre con una fuerte trayectoria. En efecto, después de la dictadura, el doctor Eugenio Semino tuvo a su cargo la Dirección General de Discapacidad y Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires. Luego, a principios de los 90, dirigió la Controladuría General Comunal junto al entonces Defensor del Pueblo, el escribano Antonio Carcañá. El doctor Semino es abogado, gerontólogo y doctor en Criminología.

—Me ocupaba de adultos mayores desde la cuestión social –explica–. Hoy, la geriatría trabaja desde la cuestión médica. Yo hice el doctorado en Madrid puesto que (aunque le cueste creerlo) la Universidad de Buenos Aires no tiene formación en Geriatría

—¿Por qué?nos sorprendemos.
—Solemos decir que “a menos médicos, menos medicamentos”, y resulta que es más negocio el medicamento. Es decir, uno ve a mayores en su casa, la polimedicación es algo absolutamente frecuente y, desde el punto del organismo, no es gratuita. En el área de atención sanitaria lo que hay para el adulto mayor es una atención que debería ser mucho más integral. Por ejemplo, cuando hablamos de un modelo de atención primaria estaríamos refiriéndonos a la necesidad de un equipo de salud. Entre nosotros hay un sistema médico-hegemónico que obliga al médico a resolverlo todo y termina condenándolo (cuando el paciente no avanza) como el hacedor de todos los males. Lo que ocurre a veces con el paciente añoso es que muchas de sus enfermedades no tienen cura. Lo que necesitan son cuidados, lo cual es bastante diferente. Muchas de las patologías son crónicas. En cuanto a la atención primaria, los modelos sociosanitarios tienen que contemplar una cantidad de cuestiones que exceden (en un sentido estricto) al médico. Me refiero a situaciones que tienen que ver con lo social y no con el medicamento, salvo en el momento en que ese medicamento resulte indispensable. Hoy en este tema existe un verdadero abuso. Aun cuando, en el tema psicofármacos, muchas veces la problemática relacionada con la depresión es absolutamente tratable a partir de la actividad o de los proyectos de vida. De fomentar el deseo.

—¿Ganas de vivir?
—Exactamente. Hay una cosa que se niega en esta sociedad, y es que nosotros tenemos la edad de nuestros proyectos. El envejecimiento tiene una característica social y subjetiva. Depende en gran parte de nosotros mismos, de nuestro medio social y familiar…

—También del carácter de cada uno, ¿no es cierto?
—Desde ya. Hay gente que es deprimida desde siempre. Se puede ser viejo a los treinta y joven a los ochenta. Pero hay algo que está estrictamente relacionado con los recursos y la seguridad social. Le explico: desde el punto de vista productivo hay una etapa en la que nosotros dejamos de “servir” socialmente. Y esto es algo decisivo, porque no sólo se jubila a un individuo de sus actividades sino que se lo jubila de la vida.

—En una palabra, dejamos de interesar…
—Así es.

—…Por eso es tan grave el tema del dinero de los jubilados. ¿Es cierto, doctor, que el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) no alcanza a cubrir los pagos de jubilaciones y pensiones de un año calendario?
—Así se supone. ¿Por qué digo que se supone? Pues simplemente porque no hay números claros en este sentido. Sabemos que hay grandes erogaciones. Que hay una cantidad enorme de juicios (más de 500 mil) que no están cuantificados. Es decir, no sabemos cuánto le va a costar al Estado a futuro. Hay una vieja costumbre argentina de todos los gobiernos y es que, como los juicios duran más que los períodos gubernamentales, en definitiva será otro quien los pague.

—Hemos visto en distintos programas de televisión las montañas de expedientes que incluso, si no recuerdo mal, provocaron un hundimiento de techos en un juzgado de la calle Cerrito.
—Ocurrió en varios juzgados, porque no soportaban el peso de los expedientes. Y aquí nos preguntamos, ¿por qué se llega a esto? ¿Por qué tantos años (veinte, treinta, cincuenta) de echar mano de la seguridad social? Lo que vemos que se está haciendo con la Anses es lo que se hizo históricamente con las cajas de jubilaciones. Todos los gobiernos iban y tomaban plata fresca de las cajas de jubilaciones. Llegó un día en el que exclamaron, como dijo Cavallo: “Oh, no hay más plata”. Entonces, Cavallo decidió privatizar el sistema. No dijo “no hay que robar” o “no hay que utilizar la plata para otra cosa”. Dio, en cambio, la solución final (entre comillas). Resulta, entonces, que en muchos segmentos de nuestra historia no se notó ese saqueo porque había pocos viejos. Hoy día somos como las cucarachas: ¡nos acostumbramos a todos los venenos! A todos los ministros de Economía. Y seguimos generando expectativas de vida, vivimos más. Pero ahora esta pirámide envejeció. No hay pleno empleo. Ese sueño se extinguió en el mundo. Hoy tenemos una cuota de desempleo; una cuota importante de subempleo (es decir, empleo negro) y, en conclusión, el dinero no alcanza y los desfasajes comienzan a notarse cada vez más. Pero no es solamente esto: a pesar de que no alcanza, cada vez se va sacando más de estos fondos. Y la disputa no es solamente económica, sino simbólica. Hay una preconfiguración de vejez como enfermedad y como pobreza. Cuando uno llegue a viejo tiene que acostumbrarse a ser pobre. O, simplemente, va a estar enfermo porque sí, nomás. En realidad esto no tiene que ver con la vida misma. Tampoco tiene que ver con el siglo XXI. Vivimos más y, por lo tanto, debemos tener más calidad de vida en términos del momento en el que dejamos nuestra actividad. Cuando dejamos ciertos compromisos (desde lo familiar, como crianza de los hijos) deberíamos tener derecho a un jubileo. No a una jubilopatía. Entonces, después de Cavallo, después de esa “solución final” que se llevó la plata a paraísos fiscales y demás, cuando se reestatiza el sistema, lo que vemos es que esos fondos volvieron. Y nos pareció bien porque suponíamos que iban a ser parte de su distribución dentro del sistema jubilatorio. Lo que vemos, en cambio, es que hay comportamientos que reiteran los viejos vicios de todos los gobiernos que acudieron a esos fondos para financiar otras cuestiones (más o menos altruistas) del Estado.

—¿Cuántos jubilados reciben el mínimo?
—Más de cuatro millones de jubilados ganan 1.680 pesos. Nadie puede suponer que con eso se puede vivir. Por lo cual, las explicaciones de Cavallo, Menem, De la Rúa… bueno, pero lo cierto es que hoy esa persona está condenada a la pobreza.

—¿Es correcta la información de que este 2012 quedaremos $ 18.568 millones por debajo del monto necesario para cumplir con jubilaciones y pensiones?
—Esto es lo que se estima e, insisto, sin saber todavía cuánto nos van a costar los juicios. Le explico, el tema es así: en 2007, previo a la reestatización de los fondos que se hizo en 2008, el Poder Ejecutivo dicta un decreto (el Nº 897) que, en su artículo 6, dice que se crea un Fondo de Garantía o Sustentabilidad para cuando el sistema tenga algún problema coyuntural, por ejemplo, de baja recaudación.

—¿Era una reserva?
—Sí. Y esa reserva tenía que ser equivalente a la erogación anual. Es decir, a lo que el sistema paga en beneficios, jubilaciones y pensiones durante todo un año. En 2008 se dicta entonces la Ley 26.425, que es la que crea el sistema integrado de previsión argentino: el SIPA. Este sistema deroga el articulo 6º del Decreto 897 del año anterior, que ponía un tope al Fondo de Garantía equivalente a la erogación anual del sistema, y crea entonces ahora un “sistema de reparto asistido con capitalización de reservas”. Esto quiere decir que el dinero que iba a entrar al sistema se repartiría entre aquéllos que tuvieran el derecho de recibirlo dentro de ese mismo esquema. Es decir, los jubilados que existían hasta ese momento y los que luego accederían en el futuro a la jubilación. Ahí se perdió el tema del tope en términos de acumulación. Y esto es fundamental porque, si uno no sabe cuál es el tope, tampoco sabe cuál es el excedente.

—Disculpe mi ignorancia, doctor, pero ¿es cierto que el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses estuvo dando préstamos a empresas a tasas inferiores a la inflación real? Por ejemplo, ¿se tomaron de allí los 600 millones para la provincia de Buenos Aires?
—Así es. Y, en ese sentido, no sabemos si se sacó de lo que era reserva para pagar beneficios o si se sacó del excedente. El Gobierno dice a través de un joven ministro: “Esto es de todos y es reaccionario plantear que es de algunos”, etc. En realidad, lo que se había hecho en 2006 (sacar el tope) genera esa indefinición para que la interpretación sea libre. En definitiva, esto significa habilitar “como se quiera” el uso del recurso. Fíjese que incluso lo dice la presidenta de la Nación cuando se le da este préstamo a la provincia de Buenos Aires. No sólo el préstamo de 600 millones, sino que, a su vez, se emitieron letras. Es decir, un préstamo en letras a la Provincia por casi 900 millones de pesos. Por lo menos así fue anunciado. La Presidenta dice: “Esta es plata de trabajadores para trabajadores”. Pero esto llama un poco la atención porque, si bien los trabajadores activos de la provincia de Buenos Aires necesitan cobrar su aguinaldo, también lo necesitan los trabajadores que dejaron la actividad y que son los jubilados. Yo me pregunto entonces, ¿cuándo van a decir: es plata de la renta financiera o es plata de la transferencia de capitales? ¿Es plata de afuera del sistema que viene al sistema? Si no, distribuimos pobreza entre los pobres. ¿Es decir que la famosa redistribución de la riqueza y demás es sólo un enunciado?

—¿Cómo se explica, doctor, que el crédito de 600 millones para la provincia de Buenos Aires se otorgó a una tasa del 16,4% anual contra una inflación prevista del 24%?
—Este es otro absurdo: propios y ajenos al Gobierno calculan la inflación en ese porcentaje del 24%, y en general los programas que hemos conocido (tanto en los préstamos como en el programa Procrear) hablan, en esos casos, de tasas del 2 al 14%. Entonces, en cualquier circunstancia, al estar por debajo de la inflación real, lo que estamos haciendo es licuar el capital del sistema. Además, no se prioriza lo que corresponde al propio jubilado, que es a quien se le está debiendo. Fíjese: hace diez años un 17% ganaba la mínima. Hoy, un 76% gana la mínima. Nos dicen que, por vía de moratoria, han ingresado más de dos millones de personas. Y esto está muy bien. Me parece una buena medida. Pero tiene que financiarla el Estado desde otro lado porque, si no, al que ingresó está financiándolo el jubilado que ya estaba en el sistema. Algunas provincias, Córdoba por ejemplo, hablan de ir a la Corte Suprema, porque se le debe más de mil millones de pesos al Instituto.

—¿Cómo es eso?
—En 1993, cuando se privatiza el sistema, algunas provincias dicen: “Yo no cedo mi Instituto Provisional. Me quedo con él”. Estas provincias son, por ejemplo, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Santa Cruz y algunas otras. ¿Qué hace entonces Domingo Cavallo? “Para eso –les dice–, para quedarse con su Instituto de Previsión, van a tener que ceder parte de la coparticipación. Y la Anses les va a reintegrar los déficits que tenga el Instituto Provincial”.

—¿Y eso ocurrió?
—Cavallo añadió un párrafo diciendo: “… siempre y cuando armonicen sus regímenes provinciales con el régimen nacional”. ¿Qué quiere decir esto de “armonicen”? También el actual gobierno toma esta palabra como propia… Esos Institutos provinciales tienen reconocido el 82% móvil a sus jubilados, y para “armonizar” con el sistema nacional tienen entonces que salir de su 82% y pagar el 40% o el 50%, que es lo que está ganando el jubilado a nivel nacional con respecto al que estaba en actividad. Es decir que tienen que hacer un “recorte” de jubilaciones. Y esto no lo quieren hacer. El Estado nacional (tomándose de la palabra “armonizar” empleada por Cavallo) decide: “Bueno, yo no les mando nada porque ustedes no ‘armonizan’ con el 40% o el 50% que están ganando los jubilados nacionales”. Y esta disputa, –termina diciendo el doctor Semino– degrada todo el sistema. Los Institutos Provinciales, sin el auxilio de la Anses, no pueden subsistir.

© Escrito por Magdalena Ruiz Guiñazú y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 4 de Abril de 2012.

La "Panza" y el "Sexo"... De Alguna Manera...

Los hombres con panza tienen más dificultades sexuales...
  
Medirse. La vida contemporánea lleva a un sedentarismo que trastoca numerosos aspectos físicos.

Estudio del Hospital Presbiteriano de Nueva York. Científicos creen que a los varones que aumentan la grasa abdominal presentan problemas de erección y eyaculación precoz.

Los médicos no se cansan de mencionar la cantidad de beneficios que conlleva contar con una buena línea física, así como su contrapartida: no se cansan de sumar perjuicios y perjuicios de la grasa acumulada. Que los riesgos cardíacos, que los problemas metabólicos, que las dificultades para la autoestima... Ahora un estudio del Hospital Presbiteriano de Nueva York –publicado en el British Journal of Urology International– mostró que estar excedido en grasa abdominal complica la vida de relación y también las relaciones sexuales y hasta la cantidad de veces que los hombres van al baño.

Los que tenían más grasa abdominal, en los 409 estudiados por los científicos, iban al baño más de ocho veces por día; la mitad tenían incluso que levantarse dos veces a la noche a orinar.

Pero eso no sería nada: lo peor es que los investigadores encontraron que el 74,5% con más grasa admitió problemas de erección y 65% sufre de eyaculación precoz; 50% de los de una cantidad mediana de grasa tenían los mismos problemas de erección y 40% de eyaculación, que bajaban a 32% y 21%, respectivamente, en los de menos grasa.

Casos. Pasa en las mejores familias. Marcela y Maxi González llevan más de diez años en pareja. Maxi era flaco y hasta atlético, pero empezó a trabajar en sistemas y, se sabe, la actividad sedentaria de varias horas frente a las computadoras engorda, sobre todo si no se le agrega alguna actividad física intensa diaria. Llegó a 160 kilos; luego bajó a 130 pero el sexo entre ellos ya no era el mismo. “Casi siempre no pasábamos de las caricias”, recuerda Marcela.

Y para ellos la penetración sólo admitía una pose: ella arriba. Sea porque bajó la atracción, o la autoestima de él, o de ambos como pareja, o por cuestiones meramente físicas como la que señala el Hospital Presbiteriano, el punto es que él tenía problemas de erección. Desde entonces, la pareja está en crisis y suman vaivenes.

Similar en sus causas y consecuencias es el problema que enfrentan Elizabeth y Luis Gobelli, aunque su caso no es tan extremos. Luis era muy flaco, pero luego se casarse comenzó a engordar. Cinco años después, estos días, pesa más que antes, es una máquina de transpirar, tiene molestias al orinar y lo hace con más frecuencia que antes. Según contó, las relaciones sexuales son más cortas, ya que se cansa y –cuando logra la erección– acelera la finalización del acto para no sufrir inconvenientes musculares. Sabe que todo el asunto nace de su exceso de peso; piensa ir al médico y hacerse cargo del problema, pero aún no lo hace, no logra hacerse cargo del todo de la situación y enfrentar la enfermedad de la obesidad.

Mientras se suman casos y datos contra la epidemia de obesidad, por otro lado el mercado y la condición laboral moderna de sillas y computadoras no hace sino aumentar los kilos de grasa acumulada.

Finaliza Steven A. Kaplan, urólogo norteamericano: “Tenemos que pensar el cuerpo de un modo completo. Lo que comemos puede tener consecuencias devastadoras más allá del esfuerzo al que está sometido el corazón. Los asuntos de calidad de vida, como la sexualidad y la salud, pueden ser afectados de maneras profundas”.

© Escrito por Martín De Ambrosio / G.N. y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 4 de Agosto de 2012.


Hasta Siempre Chavela... De Alguna Manera...

Falleció Chavela Vargas…


'Silencio, silencio: a partir de hoy las amarguras volverán a ser amargas... se ha ido la gran dama Chavela Vargas', se lee en su Twitter.

La cantante Chavela Vargas falleció este domingo luego de días de estar internada en un hospital de Cuernavaca, Morelos, por problemas renales y cardiorespiratorios.

En su cuenta de Twitter se lee: "SILENCIO, SILENCIO: A PARTIR DE HOY LAS AMARGURAS VOLVERÁN A SER AMARGAS... SE HA IDO LA GRAN DAMA CHAVELA VARGAS".

La cantante murió a la edad de 93 años de edad, a consecuencia de una falla orgánica múltiple, derivado de problemas respiratorios.

La intérprete de canciones de corte ranchero como la "Llorona" y "En el último trago" fue internada desde hace siete días en el Hospital Inovamed, donde permaneció con un diagnóstico de "paciente grave" y con el pronóstico clínico reservado.

La cantante de origen costarricense, una de las voces más reconocidas de la música popular, que gracias a ello ha recibido diversos reconocimientos a lo largo de su carrera, fue internada dos días después de haber llegado a México, procedente de Madrid, España, donde presentó su disco "La Luna grande".

En su cuenta enTwitter agrega: "Aquí termina mi historia que comenzó de la nada, dame la mano #LLORONA, que vengo muy lastimada".


Los Macorinos, dos guitarristas muy queridos de la señora Vargas fueron los últimos en visitarla, la señora les sonrió y a ellos les invadió una infinita tristeza.

"Nosotros fuimos músicos de ella en sus espectáculos, sí la pudimos ver aunque ya no era la hora de visitas, pero ella fue quien lo autorizó", señala Juan Carlos Allende, quien vino junto con su comparsa Miguel Peña Tovar.

"Sólo pudimos hablarle en voz baja; pero ella movía sus ojos hacia un lado para decir que sí y hacia el otro para decir que no, sé que sabía que estábamos con ella porque le tocábamos distintas partes de su cuerpo y aún sentía", comenta Miguel Peña.

A las 13:10 salió su biógrafa María Cortina acompañada con su hija y llorando tranquila les comunicó a los medios la terrible noticia. "Chavela se fue con Dios un poquito antes de la una de la tarde, sufrió un paro respiratorio que cegó su existencia".


La señora Cortina siempre se mantuvo al pie del cañón junto con la cantante, porque más que una amiga fue como su hermana.

"Es una gran pena, todos la vamos a extrañar, solamente me quedé con su collar de chamán y por eso lo traigo puesto, pero no me lo quedaré ya que ella se lo llevará a su última morada", puntualizó.

© Publicado por el Diario El Universal de la Ciudad de México el domingo 5 de Agosto de 2012.

Las fotos:

Isabel Vargas Lizano, mejor conocida como Chavela Vargas, nació en 1919 en Costa Rica. Fue bautizada como María Isabel Anita Carmen de Jesús. Archivo: El Universal

En 1936. Chavela se trasladó a México y solía cantar en las calles. Archivo: El Universal

"Cuando tenga la ocurrencia de morirme, por supuesto que será como mexicana". Archivo: El Universal

Sobre su jorongo "Es como la casulla para el sacerdote, con ella celebro mi ritual en el escenario. Me siento como en un rito maya o azteca. Con el jorongo te abrigan cuando naces, cuando enfermas y cuando mueres". Archivo: El Universal

En los años 40 y 50. De la mano de José Alfredo Jiménez se convierte en cantante profesional. También en esta época convive con personajes como Frida Kahlo, Diego Rivera y Agustín Lara. Archivo: El Universal

En el Festival Internacional Cervantino, en Guanajuato, en 2003. Archivo:El Universal

En 2004, Costa Rica le brindó un reconocimiento Archivo: El Universal

En Babel, de Alejandro González Iñárritu, interpreta la canción "Tú me acostumbraste". Archivo: El Universal

En el cine Pedro Almodóvar la utilizó en el soundtrack de Kika ("Luz de luna"); en 1995 en La flor de mi secreto ("En el último trago") y en 1997 en Carne trémula ("Somos"). Archivo: El Universal

En 2012, en la presentación de su último disco, junto a Eugenia León. Archivo: El Universal

En 2004, con la cantante y actriz española. María Dolores Padrera Archivo: El Universal


sábado, 4 de agosto de 2012

Si éste no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?... De Alguna Manera...

Si éste no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?...


Anses. La afirmación del neojoven Kicillof sobre lo reaccionaria, neoliberal y hasta abyecta que resulta la posición de considerar que los fondos de la Anses deben ser sólo utilizados para el pago de jubilaciones y pensiones levantó cierta polvareda mediática opositora. No parece sustentable el revuelo a poco de analizar algunas de las leyendas que habitualmente se despliegan sobre el actual funcionamiento de la Anses.

Uno de los argumentos recurrentes de la oposición para invalidar la utilización de los recursos de la Anses en proyectos productivos se condensa en el eslogan que advierte “malgastar la plata de los jubilados”. Se da por supuesto que la totalidad del mismo corresponde a aportes y contribuciones de trabajadores activos y patronales.

En el financiamiento de la seguridad social, el 37% del total corresponde a “recursos tributarios”, mientras el 48% debe imputarse a “aportes y contribuciones previsionales”.

No es adecuado asumir que el fondo de la Anses sólo se componga de aportes a la previsión social, y no tiene fundamento la fábula de considerarlo como “la plata de los jubilados”.

El mejor mecanismo de sustentabilidad del financiamiento de la seguridad y “la plata de los jubilados” es garantizar el nivel creciente de aportes previsionales, lo que supone no tanto la rentabilidad financiera de los fondos, sino fundamentalmente sostener y ampliar el consumo y el empleo local.

Otro argumento crítico frecuente supone que la extensión del haber mínimo al 75% de los jubilados señala el “achatamiento de la pirámide previsional” populista, respecto al pasado de gloria republicana de los años 90. Es evidente que un sistema que aumenta en más del 80% su cobertura pasando de 3 millones en 2001 a 5,6 millones de beneficiarios entre 2003 y 2012 gracias a la incorporación cobrando “la mínima” de 2,5 millones de nuevos jubilados que estaban sin cobertura alguna de ingresos y de salud aumentará de manera sustancial el número de beneficiarios que cobran el haber mínimo.

La duplicación de la cobertura previsional explica la extensión de la mínima al 75% de los beneficiarios, que permite al país hoy tener la mayor cobertura social de América latina, el 95%.

Finalmente, el supuesto que señala el estrechamiento de los recursos previsionales producto de las ineficientes políticas desplegadas por el Gobierno nacional, en especial por sostener medidas anticíclicas que promuevan la generación de empleo con fondos de la Anses es rápidamente desmentido si observamos cómo creció exponencialmente la recaudación previsional entre los años 2003 y 2010.

El notable crecimiento de la recaudación de la seguridad social tiene tres fuentes: la eliminación del tope máximo para las contribuciones patronales, la recuperación de los aportes que se desviaban a las AFJP y el aumento del empleo y los salarios formales.

Con respecto a la primera de ellas, en junio de 2001 se había dispuesto, mediante el Decreto 814, un tope máximo para la base imponible de los aportes personales y las contribuciones patronales a la seguridad social. Este límite se eliminó para las contribuciones patronales con el Decreto 491/04, aunque empezó a regir tiempo después. Esta medida implicó ingresos adicionales al sistema previsional estatal originados en las contribuciones patronales de los salarios más elevados de la escala y corrigió una decisión que conllevaba un sesgo regresivo a las fuentes propias del sistema de seguridad social.

En el segundo caso, en el año 2008 mediante la Ley 26.425, aprobada por amplia mayoría en el Congreso de la Nación, se eliminó el régimen de capitalización individual y se recuperó un sistema único de previsión social basado en un régimen de reparto administrado por el Estado. Aunque no puede ser considerada una medida de política tributaria, su trascendencia en términos del financiamiento del sistema previsional es indudable. Los aportes personales que hasta ese momento se destinaban a las AFJP volvieron a financiar el sistema de reparto y representaron un punto del PBI adicional.

Las fuentes contributivas del sistema de seguridad social también crecieron por la dinámica propia del modelo puesto en marcha a partir de 2003: entre 1996 y 2010 se crearon 3,5 millones de puestos de trabajo formales y las remuneraciones aumentaron en alrededor del 360% en valores nominales.

Como se observó, ni la plata de la Anses es de “los jubilados” ni la mayoría de los jubilados cobra la mínima porque el Gobierno acható la pirámide previsional sino porque la duplicó y, muy lejos de quitar sustentabilidad a la seguridad social, la potenció duplicando la recaudación.

Queridos lectores de PERFIL: si éste no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?

© Escrito por Artemio López, Director Consultora Equis y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 3 de Agoto de 2012.