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sábado, 10 de marzo de 2018

Movilidad jubilatoria: el “despojo histórico” a los jubilados... @dealgunamanera...

Movilidad jubilatoria: el “despojo histórico” a los jubilados con el cambio de la regla del tope…


Tras su triunfo electoral, el Gobierno se despachó con un proyecto de ley para cambiar la fórmula de movilidad jubilatoria. La que además de una quita de entrada a los haberes, parecida a la establecida con la ley de “déficit cero” de De la Rua y Cavallo, representa una desmejora continua de sus haberes respecto al crecimiento del ingreso per cápita que planea el Gobierno para el futuro. Lo cual representa un “despojo histórico” a la clase pasiva actual y futura año a año, que conculca y revierte largamente la supuesta “reparación histórica” dictada a su favor el año pasado. En el que se ha hecho partícipe la oposición en el Senado, al proponer el senador Miguel Angel Pichetto una eufemística fórmula alternativa, que en la práctica convalida el despojo.

© Escrito por Javier Llorens el viernes 24/11/2017 y publicado por Striptease del poder...

El art 14 bis de la Constitución Nacional dice que “la ley establecerá jubilaciones y pensiones móviles”. Esta cuestión ha sido reiteradamente interpretada por la Corte Suprema en los últimos tiempos, con los fallos Sanchez, Badaro, y Elliff, diciendo que esa movilidad debe cumplir con los principios de solidaridadproporcionalidad, y sustitutividad.

La solidaridad intergeneracional implica que con los aportes de los trabajadores de hoy, se sostiene a los trabajadores del pasado que están hoy jubilados, hasta su deceso. Y esto otorga el derecho a los trabajadores de hoy, a gozar de lo mismo cuando en un futuro sean jubilados.

La imagen de esa solidaridad intergeneracional es la de Eneas, cuyos descendientes fundaron Roma segun la Eneida de Virgilio, huyendo de la destrucción de Troya. Llevando a su anciano padre Anquines sobre sus hombros, y a su hijo niño Anquises de la mano. Y aunque la carga es pesada, no lleva a su padre arrastrando ni a los empellones, como parece intentar hacerlo ahora el Gobierno con la complicidad del Congreso.


La proporcionalidad  implica que el haber jubilatorio debe guardar una adecuada proporción con los salarios de los trabajadores activos, medida en un porcentaje específico (vgr. 82% o 70% móvil por ejemplo). Y la sustitutividad implica que debe permitir al jubilado mantener el status de vida que tenía mientras se encontraba en actividad.

O sea que la sustitutividad le pone un piso al haber, que sería el ajuste inflacionario que propone actualmente el gobierno, para que su poder adquisitivo se mantenga en el tiempo. Y la solidaridad y proporcionalidad le ponen un techo, diciendo que el haber debería mejorar en la medida de la mejora de los trabajadores activos y la economía en general.

La regla del tope propuesta por el Gobierno

El techo en la fórmula actualmente vigente de la movilidad, se puede describir sintéticamente como el aumento de la recaudación per cápita de los jubilados, más un 3 %. Y en reemplazo de ese tope el Gobierno de Cambiemos propuso un piso consistente en el reconocimiento de la inflación, para mantener el poder adquisitivo del haber, más un tope de un 5 % del crecimiento del PBI.

Lo cual con el crecimiento anual del PBI pronosticado por el gobierno para el futuro, de un 3 % anual, representa un tope de crecimiento ridículo, del 0,15 % anual, una cifra 20 veces inferior a la existente en la actual regla del tope. Que evidentemente es solo simbólica, a los efectos de tratar de simular cumplir con el principio de proporcionalidad fijado por las leyes y jurisprudencia.

En el gráfico de la portada se pueden los resultados que aparejaría esta ridícula regla de piso y tope propuesta por el Gobierno. La que por una elemental vergüenza, debería haberse abstenido de hacerla, al deparar sus resultados una injuria no solo para la clase pasiva, sino para la clase política.

Dicho grafico se construyó mediante un modelo matemático, sin tener en cuenta el efecto de la inflación, que es neutro. Dado que también incide en la actual formula basada en la recaudación, que crece al compás de ella. Salvo momentáneos desajustes de la economía, que el actual Gobierno promete que no existirán más.

Lo cual simplifica el cálculo, que está basado en el supuesto que la recaudación impositiva crecerá al compás del crecimiento del PBI por habitante. Que implica una rebaja de la presión impositiva absoluta, dado el paulatino crecimiento vegetativo de la población, calculado conforme los datos del INDEC en el 1,1 % anual, recayendo así menos impuestos sobre más personas.


Los resultados de ese modelo en base un crecimiento del PBI del 3 % anual que propone el Gobierno, se pueden ver  en el gráfico adjunto. En donde se destaca la curva de crecimiento del PBI (línea roja), seguida por la del crecimiento casi igual del ingreso por habitante (línea azul) y la de la regla del tope jubilatorio actual (línea violeta). Apareciendo en el fondo de la tabla el crecimiento casi nulo de la fórmula propuesta por el Gobierno.

En consecuencia el cambio del tope entre la fórmula actual y la propuesta por el oficialismo, arroja una diferencia en contra de los jubilados a los cinco años de su vigencia, del 13 %; a los 10 años, del 24 %; los 15 años del 35 %; a los 20 años del 48 %, a los 25 años del 62 %, y a los 30 años del 78 %.

Esa merma se hará aún más notable, si el crecimiento del PBI trepara al módico 4 % anual, que sería indispensable obtener para que Argentina comience a tratar de pagar sus deudas sociales internas. En tal caso la diferencia entre ambas reglas del tope sería a los cinco años, del 20 %; a los 10 años, del 37 %; a los 15 años, del 58 %, a los 20 años del 81 %, a los 25 años del 109 %, y a los 30 años del 141 %.

O sea que cuando más crezca Argentina, mayor será la exclusión de los jubilados respecto ese crecimiento, violándose así flagrantemente en la práctica los principios de solidaridad y proporcionalidad.

La propuesta de elevar del 5 % al 15 % el porcentaje sobre el PBI, no cambia gran cosa la situación. Tal como se puede ver en el gráfico de la portada, donde se exhibe una familia de curvas con la quita futura a efectuarse a los jubilados, en base al crecimiento del PBI del 2 %, 3 %, y 4 %, y porcentajes de participación sobre estos del 5 y 15 %.

En él se aprecia que las menores quitas en los haberes corresponden a bajos niveles de crecimiento del PBI, elevándose raudamente ellas, con solo el aumento de uno o dos puntos del mismo. Conforme se resume en el siguiente cuadro, con la participación del 5 % sobre el PBI, la quita a los haberes de los jubilados producto del cambio de la regla del tope, inicialmente en el año 2018 será de entre el 10 % y 12 % en todas las alternativas o escenarios.


Pero a los quince años, en el 2033, con la participación del 5 %, la quita en los haberes pasa al 21 %, con un crecimiento del 2 % del PBI; al 32 %, con un crecimiento del 3 %; y al 41 % con un crecimiento del 4 %. Y si la participación se elevara al 15 %, solo representaría una menor quita de entre 3 y 4 puntos.

A los 30 años con la participación del 5 % del PBI, la quita en los haberes llegaría a un 29 % para un crecimiento del PBI del 2 %; a un 47 %, para un crecimiento del 3 %, y a un 60 % para un crecimiento del 4 %. Y la mejora con la participación de un 15 % sobre el crecimiento del PBI, solo mejoraría 5 puntos en todas las alternativas.

La variante engaña pichanga de Pichetto.

 

Al debatirse velozmente el cambio de las reglas de la movilidad en las comisiones del Senado, el senador Miguel Angel Pichetto propuso una fórmula alternativa. Consistente en ajustar el 70 % del haber con el índice inflacionario, o sea manteniendo congelado su poder adquisitivo en esa proporción, y ajustar el resto por la Remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (RIPTE) que calcula el ministerio de Trabajo.

De tal manera solo el 30 % del haber gozará de la movilidad jubilatoria, dado que el resto se mantiene fijo en su poder poder adquisitivo. Alzándose así el senador Pichetto contra la jurisprudencia de la Corte Suprema, que ordenó actualizar el 100 % de los haberes y no una exigua proporción de ellos. Y con el índice ISBIC (Indice de Salario Básico de la Industria y la Construcción) que da valores superiores al RIPTE. Razón por lo cual la formula de Pichetto resulta ser también un inusitado despojo a los jubilados, solo que un poquito menor que el propuesto por el Gobierno.

Tras unos minutos de cabildeo, el oficialismo acepto esa contemporarizadora propuesta de Pichetto, expresando el ministro de Trabajo Jorge Triaca que ella, “va en línea con los mismos objetivos de nuestra propuesta”, y “no era un cambio muy significativo”.

Dado que en realidad lo que claramente le interesa al Gobierno, ayudado por Pichetto, es dar el zarpazo sobre los haberes jubilatorios el año que viene, para disminuir sustancialmente su déficit fiscal a costa de la clase pasiva, como ya es una larga tradición en nuestro país. Siendo realmente lo importante el año 2018, ya que en el largo plazo todos estaremos muertos, y en todo caso habrá tiempo suficiente para concretar otro contubernio para el cambio de fórmula.

El que en el caso actual, está basado en el temor por parte de los gobernadores de provincia, que la Corte Suprema falle  a favor de la provincia de Buenos, en la demanda que esta interpuso contra ellos por el congelamiento del Fondo del Conurbano tras la salida de la convertibilidad. Razón por la que el resultado para ellos es neutro, y el ganancioso es el presidente Macri, que se quedará con más de 100 mil millones de pesos en el año 2018 y sucesivos, a costa de los jubilados. Y la gobernadora María Eugenia Vidal, a quien Macri transferirá como parte del botín, 20 mil millones en el 2018, y 40 mil millones en el 2019. Como para que disponga de generosos fondos en ese decisivo año electoral. 

Foto de los gobernadores y representantes provinciales que avalaron en el Congreso el despojo histórico a los jubilados: María Eugenia Vidal (Buenos Aires); Horacio Rodríguez Larreta (Capital Federal); Gerardo Morales (Jujuy) Laura Montero (Mendoza), Juan Manuel Urtubey (Salta), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Juan Schiaretti (Córdoba), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Osvaldo Jaldo (Tucuman); Hugo Passalacqua (Misiones), Alberto Weretilneck (Río Negro); y Gerardo Zamora (Santiago del Estero)

Los gobernadores peronistas estaban liderados por el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, quién desde los tiempos de Sevel y su paso como secretario de Industria de la Nación en los tiempos de Menem y Cavallo, tiene una estrecha relación con el presidente Mauricio Macri. Y por eso, como si fuera parte del oficialismo en la fotografía se lo puede ver al lado de la Gobernadores de Buenos Aires María Eugencia Vidal, y el jefe de la CABA Horacio Rodríguez Larreta.

Macri y Schiaretti: unidos por el contrabando 

Tanto Schiaretti como los restantes gobernadores presentes, recibieron la burla de los hermanos Rodríguez Saa, Adolfo y Alberto, senador y gobernador de San Luis respectivamente. Quienes entre otras invectivas contra ellos, narraron un episodio de la película El padrino, donde a un sujeto le ponen una pistola en la cabeza para que firme el escrito de acuerdo que tenía adelante, y sinó iba a quedar en ese papel la marca de sus sesos. Lo que muestra el grado de cortoplacismo con el que se mueven los gobernadores siempre famélicos de dinero, y/o pringados de relaciones espurias, como Schiaretti.

La quita inicial en los haberes de los jubilados para marzo del 2018 sería de algo más del 8 %, si al 13,32 % del aumento de haber del semestre anterior, se le resta la inflación del 5,2 % propuesta por el Gobierno. Y poco menos de 8, si se le resta el 5,6 de la fórmula de Pichetto. Siendo muy probable que se repita con la anterior fórmula, un porcentaje de aumento parecido al del primer semestre, dado que corresponde a la comparación entre el segundo semestre de este año, en el que se registró un sustancial aumento de la recaudación, en relación con el deprimido nivel del segundo semestre del 2016. Implicando así este cambio de la fórmula un efecto retroactivo de la ley, que algunos especialistas dicen que provocará una catarata de juicios.

En concreto la variante Pichetto, al movilizar solo un 30 % del haber, y congelar el poder adquisitivo del 70 % restante en contra del principio de proporcionalidad y solidaridad, también brinda un despojo inicial, luego continuado año a año a la clase pasiva, respecto la actual fórmula del tope de la movilidad. El que resulta menos perceptible con bajas tasas de crecimiento del PBI, pero se va haciendo notable con el crecimiento del mismo, como se puede ver en el siguiente gráfico.


Igual que el análisis anterior, este está confeccionado bajo el supuesto que la inflación no existe, ya que es neutra porque también modifica el RIPTE. Y que este evoluciona en términos reales a la par del ingreso per cápita, lo cual es un supuesto razonable. A continuación se tabulan los resultados del gráfico en forma quinquenal a partir del 2018, para facilitar su comparación.


Se observa que la propuesta de Pichetto, consistente en movilizar el poder adquisitivo de solo el 30 % del haber jubilatorio, con un crecimiento del 2 % del PBI representa para el 2018 una quita del 10 %. Que sube al 11 % con un crecimiento del PBI del 3 %, agregándose seguidamente un punto de quita, para los crecimientos del PBI del 4 % y 5 %.

Quince años después, para el 2033, la quita con el crecimiento del PBI del 2 % anual, trepa al 18 %. Pero con un crecimiento del 3 % anual, sube al 26 %; y luego en este año se agregan 6 puntos más de quita, por cada punto de crecimiento del PBI, llegando al 38 % con un crecimiento del 5%. Para el 2048 la quita con el crecimiento del 2 % pasa al 25 %. Pero con un crecimiento del 3 % del PBI sube al 37 %; con el 4 % al 46 %; y con el 5 % del PBI, al 52 %.

Mostrando esto la permanente erosión de los haberes que se dará en un futuro en relación con la actual fórmula, acentuado en proporción directa al crecimiento del PBI. Concretándose así en 30 años un despojo a los jubilados que va de una cuarta parte del haber, hasta más de la mitad del mismo, según la evolución del PBI.

Los números expuestos señalan que la propuesta de Pichetto es un engaña pichanga, ya que para el año 2018 -que es el que desvela al Gobierno para erradicar el déficit fiscal- arroja valores iguales a la propuesta alternativa del Gobierno, de subir la participación al 15 % del aumento del PBI. Luego para el año 2033, no hay diferencias con esta, si el crecimiento es del 2 % del PBI; y solo rebaja la quita 2 puntos, si el crecimiento es del 3 % del PBI; y 5 puntos, si el crecimiento es del 4 %.

Para el año 2048, la diferencia solo es un punto para un crecimiento del 2 %, de 5 puntos para un crecimiento del 3 %, y 9 puntos para un crecimiento del 4 %. Que sigue representando en esencia, un recorte de haberes jubilatorios entre un cuarto y hasta casi la mitad de los existentes inicialmente.

A lo largo de la reciente campaña electoral el gobierno se jactaba de la ley de “reparación histórica” que había sancionado a favor de los jubilados. La que fue una tortuosa manera para consagrar una amnistía y blanqueo a favor de los súper ricos, que benefició hasta la misma familia presidencial. Y permitir la recompra de las acciones de la ANSES, por parte de megaempresarios amigos del poder, con las utilidades no distribuidas que correspondían a la ANSES.

Ahora a esas medidas tortuosas y ambivalentes, se le suma este inusitado despojo a los jubilados,  que además del zarpazo inicial, tendrá efectos que se prolongaran largamente en el tiempo. Y lo menos que debería haber hecho un Gobierno y un Congreso responsable, es pedir un informe de actuarios, que brinden una proyección de cómo será la evolución de los haberes futuros en relación con los existentes. Y la opinion de las organizaciones sindicales, cuyos representados son los aportantes de hoy y los jubilados del mañana, ademas de las organizaciones que representan a estos últimos. Razones todas por la cual la política previsional del actual Gobierno, convalidada por la oposición, sería digna de figurar en la Historia Universal de la Infamia de Jorge Luis Borges.-

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martes, 9 de enero de 2018

Con y sin rumbo… @dealgunamanera...

Con y sin rumbo…

Ajuste perfecto. Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes

Macri avanza en su plan, pero lo esperan obstáculos. Las dudas de Massa y Cristina.

El resultado victorioso que el Gobierno obtuvo en las elecciones del 22 de octubre pasado fue una bisagra. El mensaje de Mauricio Macri del 30 de octubre en el CCK lo hizo explícito: había llegado el momento de actuar y avanzar con medidas que necesitaban el envión y del sustento político que solo podía dar un triunfo electoral. Los que saben lo que pasa en los pasillos del poder cuentan que, a mediados de 2017, el Presidente había recibido un documento que contenía un diagnóstico de situación de la economía y una serie de decisiones que deberían adoptar en busca de las soluciones de fondo que demanda la compleja realidad argentina. Aparecía ahí como tema central el déficit fiscal y su principal efecto adverso, la inflación. Todos entendieron que ese plan de acción se podía ejecutar luego de la elección y –para ser precisos– solo en caso de ganarla.

Producido ese resultado, Macri supo que no había tiempo que perder. Consciente del impacto negativo que producirían algunas de esas medidas, actuó siguiendo las reglas del manual: las decisiones debían tomarse e implementarse en estos meses, a fin de aprovechar el impulso de la victoria electoral y de alejarlas lo máximo posible de las elecciones presidenciales de 2019. “Las resoluciones más duras las tienes que adoptar no bien comiences tu mandato”, es la frase que con acento madrileño le dijo el rey Juan Carlos I al Presidente pocas horas antes de comenzar su mandato. Por los hechos hasta aquí ocurridos, se ve que Macri no olvidó el consejo y se dispuso a actuar en consonancia con el consejo del hoy abdicado rey de España.

Como era previsible, todo esto –el recorte de las jubilaciones y los aumentos de combustibles y transporte– ha tenido un costo político que bien grafican las encuestas que muestran una caída de ocho puntos en la imagen positiva del Presidente. “Pasó lo mismo con las tarifas del gas”, recuerda una voz del Gobierno a la que Macri escucha con atención.

La economía está en el centro de las preocupaciones del Gobierno y de la sociedad. El combate contra la inflación es la prioridad y, como lo expresa el bolsillo de los ciudadanos, el éxito aún queda lejos. Después del cimbronazo que representó el desplazamiento del presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, de su rol central en la fijación de las metas de inflación, los remezones dentro del Gobierno no han cesado. De hecho, la semana terminó con rumores que hablaban sobre la incertidumbre existente acerca de la continuidad de Sturzenegger en el cargo.

Tan fuerte fue el rumor que hubo necesidad de que desde el Poder Ejecutivo se desmintiera la especie. Hay una norma de la política que dice que cuando hay que comenzar a ratificar a un funcionario es porque algo no anda bien.

Del paquete de medidas y leyes que el oficialismo trazó como hoja de ruta en el citado discurso presidencial del 30 de octubre pasado, queda la reforma laboral. La aspiración gubernamental es que esto sea tratado y aprobado por el Congreso en febrero venidero. La realidad es que, al día de hoy, esa posibilidad parece poco probable.

Palpitando la ley. 

Lo dijo con todas las letras y en voz bien alta el senador Miguel Ángel Pichetto. Sin la venia de Pichetto no hay ninguna posibilidad de que se aprueben las leyes que el Gobierno requiere del Congreso. Claro que, como casi siempre pasa en la Argentina, los imponderables juegan un papel importante en momentos cruciales. Algo de esto ha pasado en esta primera semana del año.

El caso Balcedo se inscribe en esa dinámica

La cinematográfica detención y las evidencias de una riqueza obscena de Marcelo Balcedo, secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados del Minoridad y Educación (Soeme) y empresario periodístico, ha convulsionado el mundo sindical y ha puesto la lupa sobre los turbios manejos de muchos de sus dirigentes. Ni lerdos ni perezosos, desde la Casa Rosada han aprovechado para insistir con un proyecto que, de concretarse, podría ser explosivo: la obligación de hacer pública la declaración jurada de bienes de los dirigentes sindicales.

En ese universo conviven dirigentes honestos con otros que no lo son. Esto no es novedad. Lo que sería novedoso e impactante es que saliera a la luz la riqueza de muchos de ellos. Esto sumado a la ley que impidiera su reelección indefinida –proyecto que presentó y fogonea el diputado nacional Facundo Moyano– serían pasos gigantes para cambiar un modelo de conducción sindical carente de transparencia y favorecedor de la corrupción.

La primera semana de enero ha dejado la foto del flamante titular del peronismo bonaerense, Gustavo Menéndez, con Sergio Massa. La foto denota una cruda realidad: si el peronismo no se une, sus chances de triunfo son nulas. También Máximo Kirchner ha tomado nota de esta circunstancia. El principal problema existente para ello tiene nombre y apellido: Cristina Fernández de Kirchner. Hay cosas que no tienen retorno.

Es difícil imaginar una mancomunión entre Sergio Massa y la ex presidenta. El principal problema entre ambos no es una diferencia política, de las que son naturales en ese universo de contornos muchas veces difusos. Allí hubo algo más, mucho más: maltrato personal de CFK, un robo en la casa del ex intendente de Tigre y operaciones de inteligencia en su contra. Massa sabe, además, que nada tiene por ganar y sí mucho que perder con esa foto.

Ante estas movidas, en el Gobierno, donde todos estos movimientos se siguen con atención, alguien recordó una famosa frase de Sun Tzu: “Nunca interrumpas a un adversario cuando está cometiendo un error”.

Producción periodística: Santiago Serra.



domingo, 13 de julio de 2014

Amado decime que se siente… De Alguna Manera...


Euforia y problemas


Amado decime que se siente… Amado Boudou. Foto: Pablo Temes


La Selección aúna y alegra a la sociedad argentina. Pero los deseos K chocan con realidades complejas. 

La selección nacional está a pasos de hacer historia en Río de Janeiro. El campeonato mundial de fútbol está a punto de terminar. A estas horas, hay un asunto excluyente: el partido entre la Argentina y Alemania en el Maracaná. Los triunfos obtenidos por el equipo dirigido por Alejandro Sabella hicieron revivir las emociones de aquellas otras conquistas de 1978 y 1986. Las escenas de júbilo y de unidad de una sociedad ávida de alegrías fueron el común denominador de cada victoria del equipo argentino. Son las mismas escenas de júbilo y unidad que se vivieron en cada uno de los países que tomaron parte del certamen cuando sus selecciones ganaron. El Mundial se ha transformado en un acontecimiento planetario que impacta por igual a todas las sociedades a las que, por un momento –y sólo por ese momento– une e iguala. Los sentimientos nacionales emergen con una fuerza irrefrenable: se canta el Himno con emoción y se lucen las camisetas con los colores de la bandera nacional con orgullo. Claro que mañana, todo esto habrá ingresado al pasado de nuestras vidas.

Una de las enseñanzas de este Mundial es que, a pesar de los triunfos que llevaron a la Selección hasta la final, la realidad tuvo una presencia implacable y dejó sin cobertura a todos los que desde el oficialismo se ilusionaron con la idea de que los goles de Messi, Di María e Higuain, o los penales atajados por Romero, serían un bálsamo que pondría a cubierto al Gobierno de las penurias que hoy padece. Es lo que, al fin y al cabo, pasa siempre. En 2002, la selección de Brasil obtuvo por quinta vez la Copa del Mundo, a pesar de lo cual, José Serra, el candidato oficialista de aquel entonces –gobernaba Fernando Henrique Cardoso–, fue derrotado por quien fue su oponente, Luiz Inácio Lula da Silva.

“Amado, de ahora en más, cada día será peor para vos”. Esas fueron las palabras que uno de sus colaboradores más estrechos le dijo al vicepresidente poco después de conocerse el procesamiento dictado por juez federal Ariel Lijo en la causa por la supuesta apropiación de la empresa Ciccone. A modo de confirmación de esa predicción certera, el bloque de senadores del Frente para la Victoria ha firmado esta semana el certificado de defunción política de Amado Boudou. Como lo reconoció en el reportaje que concedió ayer a La Nación el senador Miguel Angel Pichetto, jefe de la bancada oficialista, debió pedirle al vicepresidente que no presidiera la sesión en la que se trató y aprobó el proyecto de ley de inmunidad para los bancos centrales extranjeros. Tuvo que hacerlo en razón de una cuestión de Estado. La crónica recoge que para obtener la mayoría especial que se requería a los fines de tratar el proyecto sobre tablas, Pichetto habló con su par del radicalismo, Gerardo Morales, quien le señaló que la única forma de lograrlo era sin Boudou presidiendo la sesión.

Morales, quien en su condición de jefe de bancada no tiene límite de tiempo para hablar durante el debate, amenazó con recordar los puntos principales del dictamen del juez. En el primer intento por disuadir al vicepresidente, Pichetto fracasó. Terció entonces la senadora Gabriela Michetti, de muy buen trato con Juan Zabaleta, secretario de Boudou. La gestión de Michetti fue exitosa y el vicepresidente no bajó al recinto.
 
Lo del miércoles, durante el acto de conmemoración del aniversario de la declaración de la independencia, dejó a las claras el proceso de caída libre en el que se encuentra el vice. Su presencia en el palco incomodó a todos. El que nada pudo hacer para disimularlo fue el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo. Se entiende: Randazzo viene mostrando un ascenso persistente en las encuestas. Lo que menos quiere es verse mezclado con un individuo a quien, como varios de sus colegas, desprecia. Boudou está convencido de que el ministro es uno de los por él llamados “machos del off”.

La sobreactuación de Boudou en el discurso que pronunció el 9 de Julio fue penosa. Según reveló WikiLeaks, la embajadora Wilma Martínez despachó un cable el 5 de noviembre de 2009, en el que consignó, entre otras cosas, las siguientes: “Durante la entrevista, Boudou se manifestó abiertamente pronorteamericano, aunque agregó que debe cuidarse de no manifestarlo en público”; “Boudou dijo que le gusta esquiar todas las temporadas en Aspen y surfear en las playas del área de San Diego”; “también se describió como un fanático del fútbol americano y habló más inglés de lo que hemos visto hasta ahora, aunque claramente se siente más cómodo en español”. Por eso, escucharlo decir en su pieza oratoria –si es que así se puede llamar al desvaído parloteo del vicepresidente– que “en otras épocas teníamos ministros que iban a Washington a sacarse fotos en la alfombra roja” y que “hoy tenemos ministros que van a plantear las necesidades del país, con toda la voluntad de pago, pero no lo vamos a hacer a expensas del pueblo”, hizo recordar la famosa frase de Groucho Marx: “Estos son mis principios, pero si no le gustan, puedo cambiarlos”.

En el vuelo que los traía de vuelta a Buenos Aires desde Tucumán, la tensión era indisimulable. “Boudou abordó el avión exultante. Nadie sabía qué festejaba”, señala una voz del kirchnerismo allí presente. “Al fin y al cabo, es un disc jockey”, murmuró entonces uno de los ministros que compartieron ese viaje, que se hizo interminable e insoportable. Al parecer, Boudou y Randazzo quedaron sentados en la misma fila, sólo separados por el pasillo. La tensión fue in crescendo. Por eso muchos funcionarios prefirieron abrir sus tablets y los diarios para enfrascarse en lecturas aisladoras.

En el kirchnerismo, nadie sabe a ciencia cierta hasta cuándo Cristina Fernández de Kirchner tolerará esta situación que afecta no sólo a su gobierno y a ella, sino también a quienes vayan a ser sus candidatos en 2015. De hecho, la semana que comienza le genera un verdadero problema, ya que debe viajar el miércoles a Brasilia para tomar parte de la trascendente reunión del grupo Brics, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Por lo tanto, Boudou quedará a cargo de la presidencia de la Nación. ¡Qué bochorno!

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el Sábado 12/07/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.