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sábado, 21 de diciembre de 2019

Crimen y Justicia. La mafia de la Aduana... @dealgunamanera

La mafia de la Aduana: "No se metan con mis coimeritos de Aeroparque y Ezeiza"...

El libro del periodista Enrique Vázquez, editado por Planeta

Así, “coimeritos”, llama una representante legal de la Aduana a los agentes que se desempeñan en el Aeroparque Jorge Newbery y en el aeropuerto Ministro Pistarini de Ezeiza. Esos destinos son un “premio” para que “hagan caja” los que están por jubilarse. Además, habla de Stiuso, Echegaray y los chinos. Nuevo adelanto de “Aduana, corrupción y contrabando”, el libro de Enrique Vázquez editado por Planeta.

© Escrito por Enrique Vázquez el lunes 30/07/2018 y publicado por el Periódico Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Alberto Lotuf entrevista al periodista de investigación y escritor que presenta su libro "Aduana: corrupción y contrabando".

La abogada

Después de dos semanas de evasivas y hacerse repetir hasta el cansancio que su nombre permanecería oculto, la Abogada aceptó hablar. Me citó en un ruidoso barcito de Pueyrredón y Beruti, frente al Hospital Alemán. Desconfiada, pulcra, teñida de rubio y a punto de jubilarse, la Abogada defiende a "sus" aduaneros -aunque a veces los llame cariñosamente "mis coimeritos"– y tiene una fijación preocupante con "los chinos".

-¿Por qué no te metés con los chinos, en vez de meterte con la Aduana? – me torea.
Asocio indebidamente la frase con importadores de nacionalidad china y creo que hasta se me cruza una imagen de la saga "Duro de matar". Menos mal que después ella misma aclara las cosas.

Le pido que trace un esquema de la organización interna de la Aduana: de la Dirección General dependen directamente 4 subdirecciones: la Legal y Técnica (donde trabaja ella), la de Control u Operativa (es la que se vincula directamente con los bienes comercializados), la Metropolitana (que comprende el puerto, Aeroparque y Ezeiza) y la del Interior, que coordina las 38 aduanas radicadas fuera de la Capital. La subdirección de Control tiene incumbencia compartida en el puerto, los depósitos fiscales de Ezeiza y las zonas francas de Campana y La Plata.

Las aduanas más importantes del interior son las de Ushuaia, Bahía Blanca, Puerto Madryn y las ubicadas sobre las hidrovías o ríos de navegación internacional, como la de Rosario, la de San Martín y la de Corrientes.

Le pregunto qué hace ella, o qué funciones tiene la subdirección en la que trabaja.
-Nos abocamos a la percepción e interpretación de las normas que emanan del Congreso o de la propia AFIP.

-Ajá.
-Bueno, tenemos a nuestro cargo las cuestiones contenciosas, las causas penales, los contratos con marítimas, las negociaciones colectivas de trabajo, todo lo que tiene que ver con lo jurídico.

-¿Alguna vez ha denunciado a empleados aduaneros?
-Mil.

-Sin embargo me dijeron que dentro de la Aduana rige la protección mutua: hoy por ti, mañana por mí.
-Puede ser que eso ocurra en determinados niveles operativos, de un modo horizontal y por una cuestión de camaradería mal entendida, pero nosotros en Legales hacemos permanentemente denuncias. Y contra los capos, ¿eh?

-O sea que los de abajo, los que están en contacto con el viajero común, están a salvo.
-No te metás con mis coimeritos.

-¿Es cierto que el personal del escalafón más bajo que atiende al público en la entrega de encomiendas o equipaje no acompañado se niega a recibir ascensos o promociones?
-Eso es una leyenda negra de la Aduana, aunque como en todos lados hay gente a la que le gusta más estar en contacto con el público y otra gente prefiere trabajar tranquila en una oficina sin tener que pelearse con nadie. Eso pasa también en los Bancos, por ejemplo. Es cierto que al estar en contacto con miles de personas que salen o llegan por día es más fácil tentarse o dejarse tentar, pero la guita grossa está en los contenedores, no en los vuelos de pasajeros

El contacto que vale es el de los despachantes, no el del turista. Aunque es costumbre ya instalada en la Aduana que cuando el personal de Control se está por jubilar, lo mandan el último año a Ezeiza o Aeroparque para que haga la diferencia.

-Una especie de plan de ahorro.
-Más o menos. Pero te insisto en que la guita grande pasa por el puerto y los depósitos fiscales.

-Escuché hablar de distintas categorías del personal de control. ¿Me puede explicar qué significa cada una?
-Sí, por supuesto.

-Guarda.
-El guarda pesa, cuenta y mide.

-Verificador.
-El verificador es un profesional o un técnico especialista en determinado rubro, que tiene a su cargo constatar la calidad y determinar el verdadero valor de un producto. Tiene que ser un experto porque a veces lo que se comercia son sustancias medicinales o tóxicas, de difícil traslado y manipulación.

-Inspector.
-Esos son los policías aduaneros.

-¿Los policías no son los de Seguridad Aeroportuaria?
-Esos son otros, que se encargan de la seguridad, precisamente, de los pasajeros y las instalaciones. Los nuestros sólo operan en el área de la Aduana y para cuestiones específicas que tienen que ver con el comercio internacional o la entrada y salida de mercaderías. 

Abrevalijas en Ezeiza

Desde los tiempos de La República de Platón, el dilema sin resolver de una sociedad perfecta es quién vigila a los vigiladores, quién custodia a los custodios. Con los policías aduaneros se reproduce el drama de los policías comunes, llámense metropolitanos, bonaerenses o riojanos: qué pasa cuando los responsables de prevenir y reprimir el delito se convierten en sus instigadores y principales protagonistas.

Quise saber si en el departamento Legal tienen estadísticas de eficacia en la prevención o intercepción de contrabando.
-No hay estadísticas, hay cálculos a ojímetro. De vez en cuando desde la Dirección General bajan informes con supuestos éxitos aduaneros, pero son más para estimular a los agentes que otra cosa. Yo calculo que frenamos el 1 o el 2 por ciento del contrabando y lo demás pasa.

-¿Mantenemos toda la estructura de la Aduana para pescar apenas el 1 o el 2 por ciento de lo que se contrabandea?
-Y sí, fijate que casi todos los casos conocidos de contrabando son resultado de la reiteración. Desde la mafia de los contenedores hasta Simonetta Orsini.

-¿Quién?
-La de la joyería, la socia de la mujer de Gerardo Ferreyra, de Electroingeniería. Acordate que allanamos el local de ella y otras 10 joyerías.

-No estaba al tanto. ¿Y, qué pasó con Simonetta?
-Cayó porque repitió 20 veces la misma maniobra. Como los otros. En todos los casos los descubrimos por repetición, cuando ya han entrado 10 contenedores. Por eso calculo que somos efectivos en un muy reducido porcentaje.

Abrevalijas en la pista del Aeroparque Newbery

Antes de preguntarle si quería tomar algo más y despedirnos, le dí con el gusto y le pregunté por los chinos.
-Son los peores -respondió encantada; evidentemente había estado a la espera de la ocasión. Con esos no se jode. Mirá, a un pesado como Santanna le cruzaron la camioneta un par de veces. Y eso que Santanna era el hombre de Stiuso en la Aduana.

-¿De Stiuso o de Echegaray?
-De Stiuso, el que lo manda a la Aduana es Stiuso, ahí se hace amigo de Echegaray y se mandan todas las atorrantadas que se les conocen. Pero los chinos ni se fijaron en todo eso: primero lo apretaron a él, y cuando estuvo detenido la apretaron a la mujer. Eso es mafia y no macanas.

-¿Son supermercadistas? ¿Comerciantes del Barrio Chino de Belgrano?

Ahí la Abogada me miró como a un ser inferior. Su explicación no fue muy coherente, tampoco:
-Los chinos no son chinos. Nosotros les decimos chinos porque trabajan con chinos: con mercadería que viene de Hong Kong.

Interiormente pedí perdón por mis fantasías previas al pueblo chino y lamenté que Eduardo Sacheri se perdiera tanto material para alguna de sus novelas.

-¿Y qué querían los chinos que no son chinos?
-Que les bajaran un poco las coimas y les habilitaran depósitos fiscales. La llave para el contrabando grande es tener un depósito fiscal.





domingo, 6 de marzo de 2016

Arreglos y desarreglos… @dealgunamanera...

Arreglos y desarreglos…

Jaime Stiuso y Cristina Fernández de Kirchner. Dibujo: Pablo Temes

La negociación por la deuda y el caso Nisman dejan al descubierto la mala gestión anterior.

Tras llegar a un principio de acuerdo con el gobierno argentino, ¿qué quieren ahora los holdouts, que, le están pidiendo al juez Thomas Griesa que dilate el levantamiento de la cláusula pari passu por otros 30 días?”, le preguntaron al mediador Daniel Pollack los periodistas que colmaban su oficina del piso 27 del 245 de Park Avenue perteneciente al estudio de abogados McCarter & English del que forma parte. “Plata”, contestó –sonriente y sin dudarlo, Pollack.

El arreglo del largo conflicto con los fondos buitre representa un mojón no sólo para la economía de la Argentina, sino también para su reinserción internacional. Marcará el fin del largo camino del default que, en medio de vítores y aplausos inentendibles, declaró Adolfo Rodríguez Saá durante su presidencia “brevis” en diciembre de 2001. Sin el cierre de este litigio será imposible que el país acceda a niveles de crédito internacional a las tasas de mercado, algo de lo que se tiene enorme necesidad tanto a nivel público como privado.

El asunto está fuera de discusión aun para la mayoría del peronismo, que en el Congreso tiene la llave para permitir que el acuerdo se concrete.

En ese ámbito produjo una viva impresión la forma como el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, replicó y dejó mal parado a su predecesor, Axel Kicillof, quien, con su habitual soberbia y tono profesoral –olvidando además el reportaje de La Nación en el que dijo “pagarles lo que piden es imposible, una trampa. No pagarles nada es imposible”–, desgranó sus críticas hacia el arreglo que contiene quitas que en su gestión no se lograron. La contundente respuesta de Prat-Gay fue celebrada por varios de los miembros del Frente para la Victoria que estaban en la reunión de comisiones de la Cámara de Diputados, a quienes el ex ministro siempre les resultó indigerible no sólo por sus decisiones, sino también por sus modos.

Cuando todo esto sea historia, algunos ex funcionarios del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y varios banqueros se animarán a contar en detalle las idas y vueltas del sainete que se montó alrededor de la negociación con Pollack a fines de julio de 2014, cuando se estuvo a punto de llegar a un acuerdo que la ex presidenta sorpresivamente abortó. El ex presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, conoce muy bien esa trama.

La respuesta de Prat-Gay a Kicillof fue celebrada hasta por miembros del FpV

En el gabinete de Mauricio Macri la inflación genera desacuerdos. Todos se exponen con corrección. Las mayores discrepancias se manifiestan entre Prat-Gay y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. El ministro –quien, a pesar de ser apodado “el Transitorio” por los que no lo quieren mucho dentro del PRO, goza de la creciente valorización del jefe de Estado– considera que existe una falta de acción por parte del titular del Central para mantener estable el valor del dólar. “A 13 pesos era muy barato y a 16 pesos es peligroso; a ese valor impacta en precios y es un factor más que alimenta la inflación”, señala el economista Gabriel Rubinstein, cuya opinión es compartida por varios de sus colegas. Entre los que comparten esa opinión parece estar el Presidente, quien, en la semana que pasó, habló con Sturzenegger para indicarle que debía actuar para mantener la divisa estadounidense cerca de los 15 pesos.

Nisman.

La causa sobre la muerte del fiscal Nisman puede arrojar novedades esta semana. El martes vence la posibilidad de apelar la decisión de la jueza de instrucción Fabiana Palmaghini en lo relativo al pase a la Justicia Federal. La fiscal Viviana Fein ya adelantó que no lo hará, iniciativa que, además, no tendría sentido ya que su superior, el fiscal de cámara Ricardo Sáenz, siempre sostuvo que la causa debería haberse tramitado, desde un principio, en el fuero federal. Lo curioso es que quien queda en posición de apelar es Diego Lagomarsino, que para Sáenz debería ser imputado en todas las hipótesis –incluida la del homicidio o ayuda al suicidio– y no sólo por prestar el arma, circunstancia que favoreció su posición al permitirle tener acceso a las pericias y demás medidas de prueba.

El pase al fuero federal en primer lugar implicaría reconocer que se está en presencia de un homicidio y que dicho homicidio tiene que ver con el trabajo de Nisman, es decir, su investigación del atentado contra la AMIA y que había denunciado a la ex presidenta y al ex canciller días antes que lo encontraran muerto. Más allá de la competencia natural, lo que sí tiene la Justicia Federal es la competencia más amplia: puede citar a declarar al ex canciller Héctor Timerman, a la ex presidenta Cristina Fernández, el ex comandante del Ejército, general César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani, al ex titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) Oscar Parrilli, o a todos, sin que nadie le cuestione por qué lo hace, ya que, tratándose de un juez federal, puede hacerlo aunque sean ex autoridades nacionales.

Lo llamativo es que este giro copernicano de la causa lo produjo la declaración de Antonio “Jaime” Stiuso, a quien evidentemente la jueza Palmaghini le creyó. “No es cierto que hayamos adulterado el acta de su declaración. Cuando terminó –y antes de firmarla–, yo mismo se la leí en voz alta y él no objetó nada”, se le oyó asegurar –indignado– al secretario de la fiscal Fein, Bernardo Chirichela, cuando se enteró de lo que argumentó Stiuso al ser interrogado por la jueza sobre por qué no constaba en su declaración de febrero de 2015 que a Nisman lo habían matado a causa de su investigación.

Fue curioso escucharlo a Parrilli en sus denuestos contra Stiuso, a quien calificó de “psicópata”. Lo que no explicó fue por qué durante el kirchnerato se le dio tanto poder a ese “psicópata”, a quien Gustavo Beliz denunció cuando era ministro de Justicia de Néstor Kirchner. ¿Habrá olvidado que por esa denuncia Beliz fue echado de su cargo? A considerar por estas expresiones del ex titular de la AFI, como por las de Kicillof citadas más arriba, la amnesia parcial parece ser un rasgo distintivo de varios ex funcionarios de los gobiernos kirchneristas.

Producción periodística: Gudio Baistrocchi con la contribución de Santiago Serra.




domingo, 18 de octubre de 2015

Aplausómetro... @dealgunamanera...

Aplausómetro…

 Soliloquio de ideas. Dibujo: Pablo Temes

La semana política tuvo en el Coloquio de IDEA un reflejo de lo que se vive en el mundillo económico a días de la elección nacional. El jueves sirvió de termómetro para recoger los comentarios respecto del discurso de Daniel Scioli. Empresarios, periodistas y la mayoría de los presentes coincidían en una palabra descriptiva del momento político: resignación.

Un hombre de negocios intentaba explicarle a su interlocutor su sensación respecto de un probable triunfo de Daniel Scioli: “Estuvimos los últimos dos años haciendo la plancha. No arriesgábamos, manteníamos la ecuación productiva ajustándola día a día y casi que contábamos las horas. Ahora parece que gana Scioli y no podemos seguir igual. Habrá que salir a jugar.

Esto es como cuando te sirven una comida que no te gusta pero te la tenés que comer igual: el primer bocado no pasa, el segundo lo tragás con agua y al tercero le empezás a encontrar algo rico”.

Un viejo duhaldista que ahora se desempeña en las filas del massismo salió al cruce de esta postura generalizada con bastante vehemencia: “Esta resignación del empresariado es funcional al modelo que critican y termina siendo ni más ni menos que complicidad. Acá todavía no ganó nadie”.

Curioso fue el caso de uno de los hombres que acompañaban a Scioli en el Coloquio y que, además, acababa de ser mencionado como futuro ministro. Al bajar del atril varios empresarios se le acercaron para felicitarlo por la noticia. Sin embargo, luego de agradecer el gesto, el hombre sorprendió con una frase dicha en tono tajante: “¡¡¡Ojo!!!, que primero hay que ganar”. Una de dos: o le sobra prudencia o le falta confianza.

Desde el PRO, en tanto, insisten en señalar que el candidato del FpV ha bajado al menos un punto en intención de voto y que Macri ha dejado atrás el efecto 
Niembro.

El jueves por la tarde fue el turno de Sergio Massa, quien llegó con la comitiva más grande. Su objetivo era claro: exhibir prácticamente a todo su equipo. “Sabemos que no ganamos –dijo un operador massista–, así que vamos a seguir con la línea de discursos extremos que nos viene haciendo recuperar lugares”. La Cámpora a la calle, el Ejército contra los narcos y la posibilidad de investigar a los funcionarios por casos de corrupción hasta el final de su vida son los ejemplos más claros de ese discurso duro que busca crear impacto.

Si de buena prosa se trata, algunas líneas del discurso de Daniel Scioli fueron tildadas por muchos como “extractos dignos de un tema de Ricardo Arjona”. La síntesis ejecutiva del Coloquio –una especie de versión taquigráfica con los puntos esenciales de los discursos– corría con malicia entre muchos empresarios y periodistas haciendo hincapié en los conceptos del candidato del FpV: “No hay Estado sin empresarios, ni empresarios sin Estado”, había dicho el candidato desde el comienzo, para regalar otras delicias como “vamos a darles impulso a las economías regionales para que haya más Argentina en el mundo y más mundo en la Argentina”, o “el camino es agregar valor a las materias primas y agregar materia gris a nuestros productos”. A pesar de tamaño “esmero”, el gobernador de la provincia de Buenos Aires no cosechó buenos resultados en el “aplausómetro”. Sólo hubo batir de palmas al ingresar y al terminar.

Si de buena prosa se trata, algunas líneas de Scioli parecían extractos de Arjona

Massa despertó algunos elogios con su discurso duro y fue el más político de los tres, aunque se lo notó bastante ensayado y no pudo evitar culpar a la promotora que le avisó que su tiempo se acababa de haberle hecho perder el hilo de su alocución. Se lo marcó en dos oportunidades tras una tensa sonrisa. Estaba visiblemente molesto.

Macri pareció bastante sensato y, aunque no agotó todo su tiempo para hablar, objetivamente fue el más aplaudido por un auditorio claramente afín. El dato sobresaliente fue la fuerte ovación que sacudió el auditorio cuando mencionó que se debía terminar con el narcotráfico y que eso se lograba con María Eugenia Vidal en la provincia Buenos Aires y no con Aníbal Fernández. El abismo existente entre los dos candidatos a gobernador ha ayudado a consolidar la polarización a la que ha apostado Cambiemos para buscar su crecimiento electoral. Habrá que ver si eso le alcanza para ganar.

Corrillos.

Otro dato de color corrió con fuerza en los pasillos del Coloquio a propósito de la reciente revelación de Scioli cuando, días antes, había anunciado que Alberto Barbieri, rector de la UBA, sería su futuro ministro de Educación. Al menos tres fuentes vinculadas a los claustros académicos confirmaron que Axel Kicillof está “como loco con la noticia”, ya que, en una rémora de sus tiempos de militancia estudiantil en la agrupación Tontos pero no Tanto (TNT), anhelaría ocupar el cargo que eventualmente dejaría vacante el profesor Barbieri. Pocos recuerdan que en 2002 Kicillof aspiró al rectorado de la UBA, en una elección en la que fue ampliamente derrotado por Guillermo Jaim Etcheverry.

En medio del ruido de la campaña, se supo que Antonio “Jaime” Stiuso salió del país el 18 de febrero luego de haber sido autorizado por el titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), Oscar Parrilli. La noticia lo dejó absolutamente descolocado, no sólo a él sino también a la Presidenta, que en su olvidable y penoso discurso ante la Asamblea General de la ONU le exigió al gobierno de Barack Obama respuestas sobre el paradero de este agente que tantos servicios les dio a los Kirchner.

La filtración de la información es una muestra del tiempo turbulento que se está viviendo en sectores sensibles del oficialismo. El día que Stiuso hable, varios de los protagonistas clave del Gobierno vivirán horas de desasosiego. Ese es un secreto a voces que desde hace tiempo recorre los pasillos del poder.

Producción periodística: Guido Baistrocchi, con la contribución de Santiago Serra.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 1/08/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos aires.