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viernes, 15 de marzo de 2024

Jorge Dorio (26-03-1958 / 13/03/2024) Q.E.P.D. @dealgunamaneraok...

Murió el periodista Jorge Dorio tras sufrir un infarto…

Jorge Dorio. Wikipedia NA Twitter @rtillynoticias

El también actor y escritor se desempeñó como panelista de 678 y Gran Hermano.

© Publicado el miércoles 13/03/2024 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

En la madrugada de este miércoles 13 de marzo a los 65 años falleció el periodista, conductor y escritor Jorge Dorio, quien, según trascendió, sufrió un paro cardíaco. La noticia fue confirmada por su hijo Franco en diálogo con Teleshow. Se encontraba activo y la semana pasada había dado una charla en Salliqueló, provincia de Buenos Aires.

El periodista sufrió un infarto luego del encuentro mencionado, por lo que fue intubado y trasladado a Trenque Lauquen, donde le colocaron dos stent. Tras unos días, los médicos retiraron el respirador y lo pasaron a una habitación de piso. Sin embargo, este miércoles volvió a sufrir un infarto y esta vez no resistió.

Jorge Dorio: "No me arrepiento de nada de 678, porque no fue un programa provocador"

Oriundo de Barracas, Dorio condujo en radio y televisión desde principios de los '80. En TV participó de ciclos como Badía y compañíaEl monitor argentino, Gran Hermano 678, mientras que en radio pasó varios años en La venganza será terrible, junto a Dolina, y en Sueños de una noche de Belgrano.  

Tras conducir 678 desde 2013 hasta la última emisión, el periodista solo participó del programa Uno Mas Uno Tres, el cual fue emitido sólo por internet y era conducido por Santiago Cúneo. Sobre su abrupta salida de la televisión, declaró en 2019 que no fue su decisión, sino que no volvieron a llamarlo.  

"Me quitó trabajos haber conducido 678...Aunque esa experiencia realmente la disfruté mucho. Creo que hice un laburo bueno, estoy contento con lo que realicé durante ese período. Sé que a mucha gente le produjo molestia y desagrado mi participación y a partir de ahí no me dieron más bola", reconoció en diálogo con Clarín.


"Durante los años que conduje el ciclo no hubo ninguna operación montada ni de mentiras ni de dinero. Aparte es súper comprobable: no hice ninguna fortuna con esto. Austeramente sigo alquilando mi departamento...", recordó también el periodista.​ 

Por su parte, reconoció que "678 lo volvería hacer una y otra vez" y consideró que "es más honesto" revelar su ideología y opinar desde dicho lugares antes "que disfrazarse según lo que a uno le conviene". 


Dorio dio la entrevista en 2019, momento en el que formaba parte del elenco de Sex, la obra erótica de José María Muscari, este se trató de su debut como actor teatral a la edad de 61 años.

En lo que respecta a la escritura, hizo periodismo en diarios y revistas, dirigió la publicación de Babel y publicó los libros La verba infamada (Ediciones Juvenilia) y La evolución de octubre (Editorial Las Cuarenta), una saga de poemas en la que consideró que pudo unir  "dos pasiones persistentes e irrenunciables".   


Dorio desde joven había asumido un compromiso político posicionándose como referente del Centro de Estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires, motivo por el que fue perseguido durante la última dictadura militar. Ya con el retorno de la democracia pudo iniciar en los medios de comunicación.  

Finalmente, cabe recordar que el periodista fue uno de los 500 trabajadores a los que Radio Nacional no les renovó el contrato luego del cambio de Gobierno.




 

martes, 2 de febrero de 2016

El periodismo que se cayó en la grieta… @dealgunamanera...

Una deriva insólita, de los hechos a las “interpretaciones”.


Fue Luciana Geuna quien me dijo, durante la era k “el periodismo se ha transformado en una cuestión de fe”. Su diagnóstico de entonces fue exacto: durante el kirchnerismo desaparecieron los hechos, y todo se llenó con interpretaciones.

© Escrito por Jorge Lanata el martes 02/02/2016 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

–Lo que usted está viendo es un vaso.

–No, es una vaca.

¿Cómo sigue ese diálogo? Esta costumbre fue advertida primero por los periodistas –porque nos afectaba directamente en el trabajo– pero al poco tiempo también el público descubrió la trampa.

El combate del kirchnerismo contra el periodismo fue básico pero efectivo:

* Desacreditar a quien denunciaba sin mencionar jamás los hechos que constituían la denuncia.

* Sostener que la “desmentida” del funcionario cuestionado alcanzaba para derrumbar la denuncia. (¿Qué esperaban? ¿Que, entre lágrimas, él tipo se confesara culpable?).

* Argumentar que la denuncia era “política”, algo que podría resumirse así: el gobierno (político) acusa al periodismo (político) de hacer política. Esta conducta puso de moda un término del argot periodístico-político: “operación”, y entonces cada noticia se convirtió en una “operación”, con lo cual, al calificarla así, se trataba de evitar sus efectos. Esa vieja lógica siguió, gracias a Dios sin resultado, Aníbal Fernández cuando nos acusó de operar en su contra semanas antes de las elecciones, como si tuviéramos que pautar las notas según el calendario electoral de cada partido.

De esta manera el intento ilegal de quedarse con la Casa de la Moneda de Boudou, los bolsos con euros de Fariña, Lázaro y Cristina, las sociedades de Cristóbal López y Electroingeniería con Cristina y Néstor, los hoteles del Nene, etc., etc., con la ayuda de jueces tan abyectos ayer como ahora mismo, se transformaron en ”opiniones” y eran “hechos”. Un sector de la sociedad aceptó la existencia del “periodismo militante” como una parte de la realidad deseada: todos opinan, todos operan, todos interpretan.

En la madrugada del 17 de junio de 1972, Frank Wills, guardia de seguridad del Complejo Watergate de edificios en Washington, advirtió que alguien había penetrado violando los controles de seguridad: eran agentes de la CIA y del Comité de Reelección de Nixon. Llamó a la policía y minutos después cinco hombres fueron arrestados dentro de la oficina del Comité Nacional del Partido Demócrata, el principal partido de la oposición.

Nixon y su equipo conspiraron para ocultar el allanamiento sólo seis días después de los hechos. Después de dos años reuniendo pruebas contra el entorno del presidente, que incluía a miembros de su equipo testificando contra él en una investigación del Senado de los Estados Unidos, se reveló que Nixon tenía un sistema de grabación de cintas magnéticas en sus oficinas y que había grabado una gran cantidad de conversaciones dentro de la Casa Blanca.

Con la certeza de una acusación de parte de la Cámara de Representantes y de una condena en el Senado, Nixon dimitió diez días más tarde. Se convirtió así en el único presidente estadounidense que renunció al cargo.

Nadie se preguntó nunca, en esos años, si el Watergate era una “operación” de los demócratas, o si Frank Wills se había drogado alguna vez. Nixon, obviamente, intuyendo a Aníbal Fernández, desmintió los hechos hasta que fue sepultado por las pruebas. Otro detalle nada menor: los legisladores y los jueces que investigaron eran honestos. Aquí hoy, a un año de los hechos, sentado sobre el cadáver del fiscal, Horacio Verbtisky aún deja abierta la hipótesis del suicidio del fiscal Alberto Nisman.

El tema de la desaparición de los hechos y su reemplazo por las opiniones resurge ahora, cuando el gobierno entrante trata de convertir a los medios del Estado en medios del Estado. Veo en el programa Intratables a Hernán Lombardi & Panelistas caer en la misma trampa: discuten el pluralismo sin mencionar la capacidad.

“Hay que dejar a algunos kirchneristas para ser pluralistas”, es la entrelínea de lo que dicen. Si están discutiendo periodismo el enfoque esta errado: ¿Si fuera K o si fuera macrista –da igual– dejaría de contar lo que sucede? En ese caso ya no sería periodista. Buscamos un medio del Estado donde alguien diga “¡Lázaro es socio de Cristina, estas son las pruebas!” y el programa siguiente afirme “¡Lázaro y Cristina nunca se vieron!”. ¿En qué lugar de la grieta se perdió el periodismo? He formado redacciones durante décadas y nunca le pregunte a nadie a quién votaba –de hecho, viví la paradoja que muchos ex colaboradores de mis medios formaron luego parte de los grupos de tareas de propaganda K–.

Así planteado el “pluralismo” se parece a la brutalidad del que confiesa tener un amigo judío para demostrar que no es antisemita. Entiendo esa visión al armar un “panel”, pero no una redacción. El “panelismo” es un fenómeno reciente, parte del deterioro del nivel televisivo, un sitio en el que, como vecinas en la vereda, se mezcla a algunos periodistas con otros mediáticos, casi nunca cuentan con información propia y opinan desde ningún lugar. Hablo de medios: necesitan buenos conductores, buenos periodistas, columnistas formados; la desesperación de las señoras Veiras, García, Russo, etc., es que nunca más van a ganar cien mil pesos al mes porque no es eso lo que vale su trabajo. Los medios del Estado –y los privados, claro– necesitan buenos periodistas: gente que escriba con sujeto, predicado y datos, que tenga buenas preguntas y que sea sensible a lo que sucede en su entorno.

¿A quién votan? Es una pregunta menor.


sábado, 7 de junio de 2014

Las vacunas de Cristina y los sátrapas de Amado… De Alguna Manera...


Las vacunas de Cristina y los sátrapas de Amado…

El escrache a periodistas, una constante.

El gobierno nacional lanzó el milésimo ataque contra el periodismo de investigación. El sábado 7 de junio se festeja el día del periodismo “pero no de los periodistas” como recordó Cristina Fernández de Kirchner en cadena nacional mientras lanzaba una empresa de medición de rating estatal supervisada por las “independientes” universidades públicas.

Horas después, el vicepresidente Amado Boudou, lanzaba insultos y amenazas contra ex funcionarios de su gobierno, como Graciela Ocaña, y le exigía a Ignacio Ortelli, periodista de Clarín, a que revelase sus fuentes de información para “salvar su alma”. El ex ministro de Economía miraba a cámara, desafiante, como Robert De Niro en Los Intocables, film en el que personificó al gánster Al Capone en los tiempos de la ley seca. Sería exagerado creer que el juez federal Ariel Lijo es el idealista agente federal Eliot Ness que llevó a los tribunales a Capone pero hoy sí representa su espíritu. Los que no son Rodolfo Walsh ni aspiran a parecerse, aunque se cansen de citarlo, son los panelistas de 678.

En pleno exabrupto discursivo, Boudou pidió no continuar hablando pues “me voy a ver tentado de decir cosas que voy a decir el lunes”. “Bueno, no diga” se apuró a contestarle Carlos Barragán deshonrando la profesión periodística mientras homenajeaba al Bernardo Neustadt que, durante los años noventa, le pedía a los funcionarios que si metían la mano en la lata, que no se vea. Barragán no quiso saber, mucho menos, preguntar. Para eso están las 740 preguntas que Orlando Barone se quedó con ganas de hacerle al ex Presidente Néstor Kirchner cuando visitó ese programa en enero del 2010 junto con, por ese entonces, la actriz militante, Florencia Peña.

Como anoche, ni Barragán, Barone, Dante Palma y el ex empleado de la jefatura de gabinete, Edgardo Mocca, le preguntaban nada, el propio Boudou se preguntó “¿Podemos ver quién es Graciela Ocaña? ¿Saben cuál fue el resultado de la gestión de Graciela Ocaña?” Silencio. El vicepresidente comenzó a citar datos extraídos del INDEC o del flamante rating estatal: “respecto del dengue, 26.644 casos, 6 muertos, la epidemia más grande en la historia de la República Argentina”.

Por esa razón, la tarea de Ricardo Forster como secretario del Pensamiento Nacional será ardua: en todos los manuales de historia argentina recuerdan la fiebre amarilla que inundó a nuestro país durante el siglo XIX provocando 14 mil muertos. Un poquito más que los 600 muertos que se llevó la gripe A de Ocaña, “la pandemia con la mayor cantidad de muertos en el mundo” según Boudou obviando recordar que la “hormiguita” fue funcionaria del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner que, dicho sea de paso, alguna responsabilidad deben haber tenido en su, supuesta, mala designación.

Y con la frialdad de las estadísticas, ciertas o no, la Presidenta explicó que, gracias a su nieto Néstor Iván, la vacuna contra el meningococo será gratuita. “No sólo provoca la muerte, sino aquellos que quedan vivos, quedan con secuelas” resumió CFK que festejó que, luego de su medida merced a la queja de su nuera por el alto costo de esa vacuna, no morirán más 16 niños por año a causa de esa enfermedad. En 11 años se podrían haber evitado unas cuántas muertes pero, como para el kirchnerismo, la noticia no es el tren que choca sino los tantos que llegan, festejemos la buena nueva.

Al día siguiente, el gobierno nacional que no es capaz de publicar cuántos pobres hay en el país, lanzó el rating para todos y todas. La revolución “nacional y popular” ingresa en su fase final peleando contra Ibope. “Nunca me llamaron” se quejó la abogada exitosa suponiendo que las consultoras del rating saben qué programas ve ella. A la fanática de Games of thrones le encantaría que Ibope le diese la razón y que el fútbol le ganase, todos los domingos, al programa periodístico de Jorge Lanata. Es extraño este país, los cráneos de los medios públicos, descorchan champagne cuando River o Boca miden 20 puntos aunque descreen de las mediciones de Ibope cuando “Esa Mujer” de Andrea del Boca no supera el puntito de rating. ¿En qué quedamos?

Mientras tanto, Hebe de Bonafini estudió el ciclo de la vida de esos pequeños roedores conocidos como “ratas”. Las ratas a las que aludió la mujer que festeja la estatización de su universidad, mientras Raúl Castells continúa una huelga de hambre para que el Ministerio de Educación, simplemente, le reconozca la suya, “viven más porque tienen quien las alimente”. Tanto para Hebe, Amado y Cristina, el periodismo crítico y de investigación obedece, vertical e incondicionalmente, a Héctor Magnetto. Desde 1930, casi todos los argentinos somos directores técnicos frustrados. Pero, cuando el grupo Clarín pasó de ser aliado a destituyente, millones de ciudadanos se transformaron en periodistas frustrados.

Sinó fuese por el periodismo de investigación, el escándalo Ciccone, Sueños Compartidos, la ruta del dinero K, no hubiesen existido para gran parte de la sociedad. Es como si los medios extranjeros, algunos pocos valientes periodistas locales no se hubiesen animado a publicar y difundir las denuncias de las Madres de Plaza de Mayo durante la última dictadura militar. La comparación suena exagerada pero para estos tres periodistas frustrados, la corrupción, el cinismo y la mentira siempre son pecados del “otro”: las corporaciones o un simple periodista que hace su trabajo: buscar la verdad oculta y cuidar a sus fuentes de información.

Mientras Boudou se defendía de las preguntas inquisidoras en 678, Dante Palma, en un rapto de masturbación académica, decía que “el periodismo quiere reemplazar a Dios cuando decía “hágase la luz” y creaba a través de la palabra”. Pero el filósofo fue más allá: “cuando el vicepresidente hablaba recordaba el mito que alguna vez mencionó Orlando, el de Casandra”. “Lo que hacen los medios es atacar a determinados referentes o funcionarios para que nunca se les crea”. (SIC)

En las universidades públicas en las que las carreras de Periodismo y Comunicación han sido mancilladlas, se proponen medir “objetivamente” el rating. Así, luego de difundir las novedosas pantallas en las que 678 será más popular que Lanata y Majul juntos, la Presidenta se irá a dormir contenta, aunque en el fondo sepa, que todo se trata de otro gran engaño. ¿Acaso importa?

© Escrito por Luis Gasulla el Sábado 07/06/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


domingo, 22 de septiembre de 2013

¡Basta de periodismo corrupto!... De Alguna Manera...


¡Basta de periodismo corrupto!


¿Por qué la prensa va perdiendo su honestidad?. Un hombre de prensa puede escribir mejor o peor, puede trabajar en un medio más grande o más pequeño, producir muchas o pocas notas periodísticas. Es indistinto.

Lo que un periodista jamás debe perder es su honestidad. Ese es el valor que hace a su verdadera esencia profesional. Lo demás se puede aprender, más temprano o más tarde.

En las últimas décadas, los medios se han transformado en un factor de poder real, muchas veces utilizado para hacer operaciones de prensa a su propio favor.

Los periodistas que se acoplaron al fenómeno, vendieron su prestigio a los mismos intereses, en general por unas pocas monedas.

Pronto, esos conglomerados fueron involucrándose en cuestiones extra periodísticas y buscaron meterse en rentables negocios públicos y privados. En ese punto, comenzaron a mezclarse los tantos y los empresarios usaron el poder de sus medios para conseguir más rentabilidad en sus propios negocios.

No hubo límite al respecto. Si había que presionar a algún funcionario a través de una nota periodística lesiva, esto se hacía sin miramiento alguno. Si había que denunciar a alguien que pudiera poner trabas a los intereses de los empresarios, también se hacía, aunque no hubiera pruebas de la imputación.

Para llevarlo a cabo siempre hubo periodistas dispuestos a hacer la tarea sucia; mercenarios y carroñeros que prefirieron privilegiar sus bolsillos a dignificar la tarea para la que fueron preparados.

Ello conspiró contra los intereses de la sociedad, que de un día para otro comenzó a sufrir el síndrome de la desinformación. Lenta, pero firmemente, los medios comenzaron a dejar de coincidir con las preocupaciones ciudadanas.

Mientras el desempleo, la inseguridad y la corrupción comenzaron a ser parte de la inquietud social, los medios impusieron a través de sus portadas sus propios intereses.

No se trata de una cuestión ideológica; mucho menos política. No tiene que ver tampoco con que los medios sean oficialistas o anti oficialistas. Es solo un tema de intereses privados.

Las operaciones que hace diario Tiempo Argentino o revista Veintitrés, no son ajenas a las maniobras de grupos como Clarín. Unos buscan una cosa y otros algo diferente, pero todos finalmente terminan convergiendo en el mismo lugar: la desinformación.

En Mendoza no es nada complicado conocer cuáles son los medios que usan su poder de fuego para operar a su favor. Se trata de la mayoría, con intereses que superan lo periodístico y aspiran a manejar —en algunos casos—los millonarios recursos de la provincia.

Basta ver algunos diarios, o escuchar ciertas radios. Allí aparecen claramente las operaciones que se llevan a cabo, elogiando o criticando a diestra y siniestra, de acuerdo a lo que más les convenga en el momento a sus dueños.

Los periodistas que trabajan allí no desconocen quiénes son sus propietarios. ¿Por qué lo hacen entonces? ¿Acaso no tienen dignidad?

Esos hombres de prensa no parecen tener miramiento alguno, solo cierta motivación económica. Desconocen el daño que le hacen, no solo a la profesión que ejercen, sino también a la ciudadanía. No les importa… ¿No les importa?

Así el estado de cosas hoy, donde la corrupción en los medios es alarmante y abrumadora. Nada que envidiar a la clase política.

Hay una máxima que dice que “la información no nos pertenece”, sino a la sociedad toda. Es lo que deberían recordar algunos colegas en estos días... Antes de que sea demasiado tarde.

© Escrito por  Christian Sanz el jueves 05/09/2013 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



domingo, 2 de diciembre de 2012

Periodismo de investigación... De Alguna Manera...






Cuando el periodismo de investigación preocupa al poder…


No es ninguna novedad, nos lo vienen diciendo desde hace años algunas de las fuentes oficiales más importantes del kirchnerismo: lo que publica Tribuna de Periodistas genera el peor de los odios a los funcionarios del gobierno de Cristina Kirchner.

¿Molestan las columnas de opinión? ¿Molesta la cobertura de los temas de coyuntura? No, lo que provoca enojo son las pruebas de la corrupción y el señalamiento de las contradicciones oficiales. “A Cristina no le molesta que la critiquen a través de notas de opinión, la sacan de quicio las notas de investigación donde se revelan cosas que la ponen en situación indefendible”, admitió hace poco un importante funcionario de la Secretaría Legal y Técnica al editor Ejecutivo de TDP, Carlos Forte.

Poco antes, otra fuente, esta vez de la Jefatura de Gabinete de Ministros, aseguró lo mismo a uno de los cronistas de este portal, Diego Goldberg: “Las puteadas de Cristina cada vez que los medios descubren algo nuevo sobre la corrupción del gobierno, no tienen nombre”. En ese sentido, el mismo funcionario admitió que TDP era uno de los medios más odiados por la Presidenta y su séquito: “Odia a Tribuna (Cristina), con todas sus fuerzas. Lo saben todos los ministros y secretarios y por eso mandan a pegarles cada tanto a través de los medios cercanos a la Rosada”.


Eso nos permitió entender por qué todo el tiempo nos golpean duramente desde las usinas de 678, Duro de Domar, y los diarios y revistas K. También por qué somos el medio más querellado de la Argentina por parte de los funcionarios oficiales, superando incluso a Clarín.

Este tema se discutió muchas veces en la redacción de TDP, algunas con preocupación y otras con humor. Algunos los que trabajamos en este medio creemos que no hay que darle bolilla al ataque de los K, pero otros, los más jóvenes de la redacción, temen que la escalada crezca aún más.

Sea como sea, lo importante es que todos estamos de acuerdo en el mismo punto: nuestro trabajo jamás pasa desapercibido y seguirá haciéndose con la calidad de siempre. Somos una molestia para el poder de turno y eso define la calidad de nuestra labor. El periodismo de investigación es eso justamente: el contrapeso que muestra lo que el poder no quiere que sea revelado, sin importar quién ocupe el sillón de Rivadavia.


© Publicado por Tribuna de Periodistas el domingo 2 de Diciembre de 2012.