domingo, 22 de abril de 2018

Superliga Argentina. Tigre 0 vs. Huracán 2... @dealgunamanera...


El Globo venció a Tigre y quedó quinto en la Superliga…


Con goles de Nicolás Silva y Carlos Araujo, el Club Atlético Huracán venció al Club Atlético Tigre por 2 a 0 en el Estadio José Dellagiovana.

© Escrito por Nicolás Roncoroni el domingo 22/04/2018 y publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fotografías: Daniel Méndez.

El conjunto de Parque Patricios buscaba esta mañana ante Tigre en Victoria continuar con la racha positiva de resultados. El Globo arribaba a este encuentro con ocho partidos sin derrotas. Los locales, por su lado, venían de empatar contra Unión en Santa Fe.

La primera etapa del partido tuvo muchas situaciones de ambos lados. Israel Damonte protagonizó una situación a los 7, con un cabezazo que sacó Julio Chiarini. El Matador respondió al instante, tras un remate de Jacobo Mansilla que se estrelló en el travesaño de arco que defendía Marcos Díaz.

A los 22 minutos, Ignacio Pussetto peinó el balón en mitad de cancha para Nicolás Silva, que definió de derecha para poner el 1 a 0. Los azulgranas contaron con dos claras para igualar el cotejo. Carlos Luna y Lucas Menossi estuvieron mano a mano con Díaz, pero el arquero de la Quema logró tapar las dos ejecuciones con el cuerpo.

En el cierre del primer tiempo, Carlos Araujo aprovechó un rebote de Chiarini, tras un tiro libre de Mauro Bogado, para marcar el 2 a 0 a favor del Globo. En los segundos 45 minutos, los conducidos por Gustavo Alfaro manejaron de mejor forma el juego, achicando los espacios ofensivos de los locales.

Diego Mendoza, a los 17, controló la pelota dentro del área y le pegó de mediavuelta, exigiendo una gran intervención de Chiarini. A diez del final, Fernando Coniglio tuvo el tercero de cabeza, pero la ejecución salió desviada.

Javier Iritier pudo abrir el marcador para Tigre con un remate de tiro libre, que golpeó el palo izquierdo de Díaz. Poco tiempo después, Daniel Montenegro le pegó de afuera del área y Chiarini apareció nuevamente para negarle el tanto a los quemeros. La última chance fue del Matador con un derechazo de Federico González, que Díaz sacó de gran forma.

De esta manera, Huracán derrotó a Tigre por 2 a 0 y sumó su tercera victoria consecutiva en la actual Superliga Argentina de Fútbol.

Actualmente, el Globo se posiciona en el quinto puesto de la tabla de posiciones.

Síntesis

Tigre 0

Julio Chiarini; Matías Pérez Acuña, Carlos Rodríguez, Juan Carlos Blengio y Ezequiel Garré; Lucas Menossi, Agustín Cardozo y Jacobo Mansilla; Matías Pérez García; Federico González y Carlos Luna. DT: Cristian Ledesma.

Huracán 2
Marcos Díaz; Carlos Araujo, Saúl Salcedo, Martín Nervo y Pablo Álvarez; Mauro Bogado, Adrián Calello e Israel Damonte; Ignacio Pussetto, Diego Mendoza y Nicolás Silva. DT: Gustavo Alfaro.

Goles en el primer tiempo: 21m. Silva (H) y 47m. Araujo (H).

Cambios, en el segundo tiempo, 12m. Javier Iritier por Cardozo (T), 21m. Lucas Janson por Mansilla (T), 28m. Cristian Chimino por Damonte (H), 34m. Ramón Mierez por Garré (T), 35m. Fernando Coniglio por Mendoza (H) y 39m. Daniel Montenegro por Silva (H).

Amonestados: Pérez García, Luna, Cardozo, Blengio, Menossi, Pérez Acuña y Mierez (T); Calello y Mendoza (H).

Árbitro: Facundo Tello.

Estadio: José Dellagiovanna.











Nada para derrochar… @dealgunamanera...

Nada para derrochar…

Luz y Sombra. Elísa Carrió. Dibujo: Pablo Temes

Falta energía, porque los K la dilapidaron, y falta capacidad del Gobierno para ajustar los precios.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 22/04/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La pérdida del autoabastecimiento energético fue una de las mayores calamidades que dejó como herencia el kirchnerato. Esa pérdida creciente, iniciada hacia finales de 2005, fue el resultado no solo de una caída de la producción de petróleo, sino también de un aumento de la demanda que se generó, precisamente,  a partir de las bajas tarifas –absolutamente irreales– que estimularon el nivel de consumo con dimensiones de derroche en los hogares de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires y, en menor medida en algunos sectores industriales. Esa cultura del derroche aún persiste. Le asiste la razón al Presidente cuando señala ese patrón de conducta y lo compara con el de los habitantes de otras ciudades de la región, tal como lo hizo con el grupo de periodistas a los que convocó a la Casa Rosada el jueves pasado. Allí les leyó un informe que le preparó el secretario de Coordinación de Políticas Públicas, Gustavo Lopetegui, en el que se muestra que en Montevideo el consumo mensual de gas es de 62 m3, en Santiago de Chile de 69 m3 y en Buenos Aires de 109 m3.

Hay que recordar que, a lo largo del kirchnerato, se llegó a importar energía por valor de unos US$ 15 mil millones por año. “Esa enorme erogación de divisas fue una de las causas del cepo”, reconoció alguien que supo ser un conspicuo funcionario durante los dos gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner. Uno de los grandes disparates ocurridos en ese período fue que, para evitar el costo político que representaba cobrar el coste real que tenía el precio de la energía, se decidió subsidiar a todo el mundo. ¡Un disparate!

Así, no. 

Nadie discute la necesidad de completar un ajuste que lleve esa tarifa a valores reales. El tema no es el qué, sino el cómo. Y he aquí que resulta increíble apreciar cómo el Gobierno repite dos veces el mismo error: insistir en un ajuste implementado de una manera tan abrupta que se hace muy difícil de pagar principalmente para la clase media que no goza de ninguna posibilidad de ayuda o subsidio.  Es algo sobre lo que el gobernador de Mendoza y titular de la Unión Cívica Radical, Alfredo Cornejo, alertó a Macri cuando dijo que “esto golpea al corazón de nuestros votantes”. Todo esto se ve agravado por la mala comunicación que el Gobierno hace de estas medidas. Cuando por un lado el Presidente dice que lo peor ya pasó y, por el otro,  la gente no para de recibir aumentos, lo que reina es el desconcierto y el malhumor. Es lo que están reflejando las encuestas de todas las orientaciones que andan dando vueltas por los despachos de varios funcionarios de la Casa Rosada.  
  
El miércoles hubo pavor en el Gobierno.

Las alarmas se terminaron de encender a la media mañana, cuando en el Congreso los diputados de la oposición estuvieron a punto de lograr el quórum para una sesión especial para tratar un proyecto de congelamiento de tarifas que habría sido un dolor de cabeza para el oficialismo. Con Alfredo Olmedo sentado, hubo 128 diputados. Es decir, faltó solo uno para lograr la mitad más uno y habilitar la sesión.

No hagan olas. 

Por eso, los teléfonos de los gobernadores peronistas que dialogan con el Gobierno están a full con demandas de la Casa Rosada para que ordenen a sus respectivos diputados no participar de la sesión que el kirchnerismo y el Frente Renovador intentarán concretar la semana entrante.

Pero las alarmas no solo se encendieron hacia afuera. 

También lo hicieron hacia adentro. Son alarmas que, desde el punto de vista político, son de mayor relevancia que las externas. Y el principal problema, contra lo que muchos creen, no fue Elisa Carrió, sino los radicales. Por eso la reunión del jueves en la que participó el mismísimo presidente fue clave. Allí Macri insistió en explicar cuál es la situación energética del país. Habló del endeudamiento que el atraso tarifario genera. Mostró datos sobre el impacto en los hogares.

El arreglo al que se llegó –la prórroga de los pagos de un porcentaje de la tarifa de los bimestres mayo-junio, julio-agosto– pareció dejar conformes a unos y a otros. El tema de esta contrapropuesta se siguió con mucha atención y tensión en Washington. Allí, tanto el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, como el de Finanzas, Luis Caputo, vivieron momentos de incertidumbre cuando supieron de una posible modificación sustantiva en el esquema de aumento de tarifas. “Si esto no se hace como estaba planeado, se nos cae toda la pauta de inflación planeada a partir de mayo”, se le escuchó decir a Dujovne. El que lo llamó para tranquilizarlo fue Macri.

Pero el episodio del aumento de la tarifa del gas merece otras reflexiones. La oposición, que ahora se sube a este reclamo de muchos ciudadanos, debió haber advertido esto durante el debate del Presupuesto 2018, en donde este ajuste está incluido. Esto demuestra con qué liviandad se tratan temas tan profundos.  También demuestra lo que pasa en las audiencias públicas. Solo  va un puñado de incansables ciudadanos de ONGs que naufragan en sus intentos de hacer escuchar sus objeciones sobre estas medidas de alto impacto. En 2016, cuando la falta de realización de las audiencias públicas fue la razón invocada por la Justicia por la cual se suspendió el aumento tarifario de entonces, lo que sucedió –y no por lo bueno– es digno de ser recordado. En el primer día de las audiencias hubo un mundo de gente. Al segundo, ya hubo menos y en el último solo veinte personas.  

El último coletazo opositor sobre este asunto fue la marcha de las velas de pobre concurrencia popular y dirigencial. El principal propulsor fue Hugo Moyano, a quien representó su hijo Pablo que, con gente del gremio de Camioneros, encabezó y tuvo a su cargo el grueso de la organización del acto. Allí quedó claro la soledad política de los Moyano. Como se ve, la mayoría de la ciudadanía argentina, afortunadamente, no padece de hyalofagia.

Producción periodística: Lucía Lopreiato.



Historias de Malvinas. El avión solitario de Owen Crippa… @dealgunamanera...

Historias de Malvinas. El avión solitario de Owen Crippa…

Owen Crippa, uno de los aviadores condecorado como héroe de Malvinas.

La proeza de Owen Crippa... Una de las misiones más arriesgadas en Malvinas.

Al caer la tarde del 20 de mayo de 1982 los Tenientes de Navío Guillermo Owen Crippa y Horacio Talarico se reúnen con el Capitán de Fragata Oscar Manuel Arce, quien les comunico que el día siguiente deberían cumplir una misión sobre San Carlos.

La orden consistía en realizar una navegación rasante a través del valle existente entre Puerto Argentino y San Carlos.

A las 10:04 Crippa recibió la autorización de la torre de control e inicio la corrida de despegue.

Poco antes de la llegada a la planicie ubicada entre Monte Kent y Cerro Rivadavia, observo cierta actividad de combate; dos columnas de humo gris oscuro que se elevaban de sendos helicópteros, posiblemente derribados por aviones Harrier mientras transportaban personal del Ejército para reforzar posiciones.

Cuando planifico la misión Crippa había tomado como punto de referencia el valle del río San Carlos, pero al acercarse allí se encontró con una espesa capa de niebla que, con el efecto de los rayos del sol, provocaba una series de reflejo que no le permitían una buena visión, por lo que decidió cambiar la dirección de ataque: en vez de entrar al puerto San Carlos por el sur, lo haría por el norte, con el sol lo más atrás posible. "De todos modos la flota británica estará en mar abierto, o en el peor de los casos en la boca del estrecho".

Al llegar a la Ensenada del Noreste miro en todas las direcciones pero se sorprendió al no encontrar ningún barco allí o en las proximidades.

Por un momento esa situación lo intranquilizo, le creo cierta incertidumbre.


Con esos interrogantes rondando por su mente, Crippa giro a la izquierda y se pegó a la costa, volando a 500 pies de altura y una velocidad de poco más de 300 nudos.

Así continuó sin novedad, pero cuando estaba próximo a Punta Correntada, de pronto, algo le provoco un estremecimiento: recostada inmóvil sobre la costa de Punta Roca Blanca, en la boca norte del Estrecho de San Carlos, estaba la silueta inequívoca de una fragata Clase 21.

Como el buque no dio señal de haberlo detectado continuo con su navegación siguiendo el contorno de la costa, la que, hacia el sur, se va elevando cada vez más, tomando la característica de los típicos "fiordos".

Instantes después vio, por segunda vez, unidades inglesas: eran dos fragatas recostadas en las proximidades del Monte Rosalía, al sur de la boca de la Bahía Roca Blanca, en la Gran Malvinas.

Aparentemente tampoco lo habían detectado.

Cuando desde atrás de un cerro salió al canal propiamente dicho del Estrecho de San Carlos, se encontró, de pronto, con un helicóptero Sea Lynx británico que, como colgado en el aire, a unos 1000 pies del agua, estaba, aparentemente, haciendo detección aérea temprana "de data", como se dice en la jerga.

Crippa, instintivamente, se preparó para atacar: acomodo el Aeromacchi ascendió un poco para no dispárale de abajo hacia arriba, selecto el armamento y en momentos en que se disponía a gatillar, vio un buque que estaba en las lenguas de agua que va hacia el puesto de la Estancia San Carlos.

En escasas décimas de segundo tuvo que decidirse: el helicóptero no lo había visto y era difícil que o atacara, no iba a tener tiempo. En cambio el buque además de ser una mucho mejor "presa", si lo atacaría. "Me tiro al buque. No es tu destino", pensó refiriéndose al piloto del helicóptero y giro bruscamente a la izquierda para entrar en picada final de ataque.

Nuevamente acomodo el avión, tomo puntería y apretó el gatillo, pero no salió ni un disparo. Apretó para tirar cohetes y tampoco. Una sensación de amargura e impotencia le hizo pensar: "¡Que bronca! ¡Llegar hasta aquí y no poder hacer nada!".

Siempre en picada de tiro, se dio cuenta, al observar el tablero, que había olvidado selectar el "master" de armamento cosa que hizo instantáneamente. Sabía que con cañones y cohetes no podría hundir ningún buque, pero estaba en condiciones de anular, en gran medida, los sistemas electrónicos con que cuentan las naves de guerra modernas. Eso y dejar fuera de combate al buque era lo mismo.

Ya estaba casi encima del barco. Trato de apuntar al puente de comando y a las antenas, hizo los disparos y levanto la trompa de su avión ante la proximidad de la nave, a lo que cruzo por la popa para volver a pegarse al agua y comenzar las maniobras bruscas de zigzagueo.

En ese momento comenzaron a tirarle con cañones desde un transporte de asalto tipo Fearless, que estaba a su izquierda. Al mirar hacia ese buque, vio el fogonazo y el humo característicos que se produce cuando se dispara un misil y de inmediato la estela brillante que iba dejando el proyectil a medida que se aproximaba al avión.

Para impedir que le tiraran, recurrió a un arriesgado procedimiento, que consistía en meterse entre medio de los buques, que de este modo dejarían de tirar ante el peligro de impactarse entre ellos.

En efecto, los ingleses cesaron el fuego momentáneamente, pero lo reincidieron una vez que su avión había pasado, tratando de impactarlo mientras se alejaba.

Se había metido en la boca del lobo.

Volando a plena potencia y esquivando como podía, tanto a los buque como a las esquirlas, que se iban formando a su alrededor, enfilo hacia Punta Federal, con la esperanza de alejarse de las unidades inglesas. Pero se equivocó: al "saltar" un cerro, en lugar de esconderse se encontró de golpe con más barcos, ubicados a su derecha, próximos a la Bahía Ruiz Puente.

Repuesto de la sorpresa giro bordeando un cerro, en momentos en que las naves comenzaron a tirarle con artillería. Al pasar el cerro se plancho sobre el piso de un amplio valle que está antes de llegar a Puerto Sussex.

En ese instante, un pensamiento se cursó por su mente: "Si voy a Puerto Argentino y digo que hay muchos buques, me van a decir que está bien, que habrá cuatro o cinco. Pero cuantos en realidad ¿cuántos había?

Trato de calmar sus nervios; estaba agitado y sentía el cuerpo empapado en transpiración. Se había salvado del fuego de los buques pero era posible que un PAC de Harrier ya estuviera dirigiéndose al lugar para interceptarlo.

"Me juego una vez mas" pensó en voz alta y elevándose un poco hizo un suave giro hacia la izquierda, regresando hacia el Río San Carlos. Su intención era contar, identificar y ubicar a cada una de las unidades británicas en la carta que llevaba en la rodilla derecha.

Así; lo hizo eran nada menos que catorce buques; una cifra que no estaba en sus cálculos y en los de nadie. Para cualquiera, era un disparate concebir la presencia de esa cantidad de naves en una zona tan restringida.

Como es estaba acercando demasiado, volvió a girar está vez hacia el sur, "Listo ahora a casa" dijo a sí mismo y puso rumbo hacia Puerto Argentino. Fue entonces cuando se presentó otro problema: en el prevuelo, había buscado referencias que le ayudaran en su navegación y le evitaran tener que diferenciarlas en el momento, desviando su atención. Pero al haber cambiado su navegación por la mala meteorología, perdió esos puntos geográficos de referencia que le permitirían guiarse para el regreso.

De acuerdo con la nueva ruta que debía seguir, se veía obligado a pasar por Puerto Darwin, donde había fuerzas propias que desconocían la existencia de la misión. Lo mas probable es que le tiraran y tal vez lo derribaran. El peligro existía y era consciente de ello.

Tenía solo una alternativa: pegarse todo lo más posible al piso, volar sobre el sector sur de las Alturas Rivadavia y rogar porque no lo derribaran.

Afortunadamente, sin mayores novedades llego a Bahía Agradable y salió al mar. Hasta ese momento había logrado sortear un escollo muy difícil: pasar sobre la artillería propia. Aun no se había comunicado con Puerto Argentino por dos motivos fundamentales: primero porque los británicos contaban con elementos como para detectar la emisión de su radio e ir en su búsqueda y, segundo, porque para emitir debía ascender bastante, pues volando tan bajo las ondas radioeléctricas de muy alta frecuencia (M.A.F. o V.H.F.) tenían muy poco alcance.


Cuando salió al mar, no tenía una idea clara de donde se encontraba. Según sus cálculos. Había dejado la tierra al sur de la Rada Agradable, pero no estaba nada seguro. Ascendió e intento entonces comunicarse con Puerto Argentino.

A las 10:45 Crippa aterrizo en Puerto Argentino. Cuando el Aeromacchi se estaciono en un costado de la pista, el Capitán Arce se acercó a la máquina. Crippa había comenzado a bajar por la escalerilla. En su cara se reflejaba toda la tensión del momento vivido.

-¿Así que están ahí? –le pregunto Arce antes de que Crippa llegara al piso.
-Sí señor, tienen todo tipo de barcos. Nunca pensé que los iba a encontrar en ese lugar y en esa cantidad. Alcancé a atacar a una fragata (*), vi el impacto de cañones pero desconozco qué efecto tuvieron los cohetes.

-Crippa, vamos a la Central de Operaciones así nos informa en detalle –dijo Arce mientras apuraban el paso, pues comenzaba a lloviznar con cierta intensidad.

La información aportada por el Teniente Crippa fue de fundamental importancia para las acciones futuras emprendidas contra las fuerzas británicas. Ese mismo día, horas después del vuelo sobre San Carlos, aviones de la 2da Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque y de la Fuerza Aérea incursionaron exitosamente sobre los buques enemigos.

Owen Crippa se retiró con el grado de Tte. de Navío, aviador naval. Fue condecorado con la máxima distinción que otorga nuestro país: "La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate".

(*) Gran Bretaña reconoció que el 21 de mayo, aproximadamente a las 10:30 hs un avión Aeromacchi, solitario provoco averías a una fragata clase 21. Según un artículo publicado en la sección Defence Attache de la revista The International Defence Review (n°3/1983, pág. 24), el buque atacado seria la fragata tipo 22 H.M.S. "Brilliant"


Aeromacchi MB 339 4-A-115 (Matricula 115 como se observa) en la foto se observa a su piloto Owen Crippa.

Buscan recuperar el Aeromacchi que Owen Crippa usó en Malvinas

Aeromacchi MB 339 4-A-115

Aeromacchi 339

ARGENTINIAN NAVY. AVIACIÓN NAVAL ARGENTINA 1ra Escuadrilla Aeronaval de Ataque Port Stanley, Malvinas. 21 de Mayo de 1982. Pilot Teniente de Navío Guillermo Owen Crippa

Ataque del Aeromacchi 339 al buque ingles

Owen Crippa, uno de los aviadores condecorado como héroe de Malvinas.