Carta abierta a Alfredo Leuco…
Te aseguro Alfredo que no me hubiera
imaginado, allá por los primeros años del siglo XXI cuando mantuvimos varias
conversaciones telefónicas, que llegarías a los extremos que transitás desde
hace varios años.
Había algunas coincidencias políticas, algún pariente
en común en Catamarca y el hecho que ambos fuéramos padres de un único hijo y
que lleven el nombre “Diego”. Un día, invitado a nuestro programa El
Tren, allá por el 2005, estabas tan entusiasmado con el gobierno de Néstor
Kirchner que lo considerabas el mejor de los que habías conocido. Pero cuando
el 13 de marzo del 2007 publicaste una nota en “La Nación” con el título
“Ni Menem había llegado a tanto”, te dejé un mensaje en tu celular diciéndote
que algunas de las críticas podía compartir, pero no en el medio en que la
hacías.
Pero aun así, nunca podía suponer que un día escribirías un editorial
leído en tu programa en Radio Mitre el 19 de junio con el título
“Carta abierta al juez Griesa” en el que te dirigís a quien coloca a
nuestro país, a los millones de argentinos, al futuro tuyo y mío y
de los dos Diegos, llamándolo “Estimado Mister Thomas Griesa”, Dear Mr.
Griesa (en dos ocasiones), compañero Griesa. Cuando eras un joven
militante del Partido Comunista, estoy seguro que nunca pensaste que alguna vez
llegarías a escribir esto: “Para el final, compañero Griesa, quiero
informarle que nosotros tenemos una interpretación especial del inglés. Los
argentinos sabemos de todo y estamos a la vanguardia de la traducción
simultánea. God save de Queen en Inglaterra tiene un significado. Acá,
significa Dios salve a Cristina. O Dios nos libre y nos guarde. Hay sutilezas
que usted no entiende, Mr. Griesa. Por eso se atrevió a fallar en contra de
nuestro país. Para este gobierno una cosa es perder UN juicio, que es lo que ha
ocurrido y otra cosa muy distinta es perder EL juicio.
Ese es nuestro verdadero
problema.” Es como si te siguiera guiando, más allá de tus virajes, tu viejo
mentor Don Victorio Codovilla que no tuvo inconveniente de marchar codo a codo
con Spruille Braden, el embajador norteamericano para oponerse a Perón,
como vos hoy lo haces con “el compañero Griesa”, para oponerte a Cristina
Fernández. Te quejás que el gobierno presionó a auspiciantes tuyos o que
usó a la AFIP como elemento de presión hacia familiares. Si es así es una
actitud muy criticable del gobierno. Pero cuando uno tiene
convicciones no mide lo que sucede en el país conforme a cómo a uno
le va en el mercado, no puede envilecer las opiniones y destilar un odio que en
tus editoriales siempre pones del lado de lo que denostás. En aquellas
conversaciones ya muy lejanas en el tiempo, nos contamos nuestras historias
políticas. Me comentaste de tu paso por el Partido Comunista y te informé
que mi matriz ideológica es la izquierda nacional, la que desde un
origen trostkista estuvo desde el 17 de octubre de 1945 del lado del peronismo
y de todos los movimientos nacionales y populares de América Latina. Te aclaré
que desde 1979 no estoy en ninguna de las fracciones en que se ha dividido
y que incluso disentí con su máximo referente, Jorge Abelardo Ramos en algunas
de sus posturas de los ochenta y noventa. Te comenté entonces que para
comprender la realidad es fundamental tener una visión clara del pasado y que
el enorme desprendimiento y pasión militante de los jóvenes comunistas
tropezaban con el obstáculo que el Partido suscribía la historia mitrista
a la que se le agregaba un aditamento de lenguaje marxista.
Intercambiando confesiones juveniles te conté que para acceder a un
intento de análisis y comprensión, en mi caso, tuve que desaprender lo
que me había enseñado la escuela sarmientina con sus méritos de universal,
laica y gratuita, pero con el contrapeso sobre el pasado argentino y
latinoamericano de pasarlo por el axioma de civilización y barbarie. Por eso en
mi caso, abrevé en aquellos que se abocaron a una reinterpretación histórica
aplicando el marxismo como un método de análisis e interpretación y no como un
dogma.
Y te cuento algo con relación a no obnubilar la comprensión de la
realidad anteponiendo facturas personales: a Trotsky, Stalín le mató a dos de
sus hijos, enloqueció a una de sus hijas, mandó a asesinar a la mayor
parte de sus seguidores y amigos, lo mandaron a prisión y luego lo
desterraron de su país donde fue figura fundamental de la Revolución de
Octubre. Por presiones diplomáticas stalinistas lo expulsaron de Noruega donde
estaba asilado y el planeta careció de visado para el creador del ejército
rojo. El Méjico revolucionario de Lázaro Cárdenas fue el único país que
le abrió sus puertas y en dos años de residencia en un mundo que ignoraba
propuso “Los Estados Unidos Socialistas de América Latina”, como
contemporáneamente y sacando lo de socialista impulsó tu odiado Hugo Chávez.
Cuando Hitler empezó a considerar romper el pacto de no agresión que había
firmado con Stalín y en consecuencia invadir la Unión Soviética, la consigna de
Trotsky a sus seguidores fue: “Contra la burocracia soviética, defensa
incondicional de la Unión Soviética”. Te recuerdo todo esto para que veas
cómo cuando se tienen convicciones, nunca pero nunca se hace alianza
con el enemigo y no se las cambia aunque te saquen avisos o presionen para que
no lo hagan los anunciantes. Aunque, como es tu caso, odies hasta extremos
viscerales al gobierno que enfrenta al juez que ampara a los fondos buitres, el
rostro más depredador del capitalismo salvaje.
No se abraza al enemigo Alfredo, como lo hicieron los unitarios exiliados
en Montevideo del gobierno de Rosas, y por eso apoyaron el bloqueo anglo
francés de 1838 y 1845 que intentaban declarar la libre navegación de los ríos
interiores y llegar con sus manufacturas a destruir al Paraguay, que con su
proteccionismo fue el estado más desarrollado de América Latina en el siglo
XIX. Lo que no pudieron concretar entonces, lo consiguieron años
después con inspiración inglesa y de la nobleza portuguesa asentada en el
Brasil, y con el entusiasta apoyo de los comerciantes importadores de los
puertos de Buenos Aires y Montevideo en la guerra de la Triple Infamia
perpetrando un genocidio, exterminando dos tercios de la población.
Por esa
heroica defensa de los intereses nacionales, San Martín le legó su sable a
Rosas y le escribió una carta que comenzaba así: “Boulogne Sur- Mer, 2 de
noviembre de 1848. Excmo. Sr. Capitán general D, Juan Manuel de Rosas. Mi
respetable general y amigo: A pesar de la distancia que me separa de nuestra
patria, usted me hará la justicia de creer que sus triunfos son un gran
consuelo a mi achacosa vejez. Así es que he tenido una verdadera satisfacción
al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las
dos primeras naciones de Europa; esta satisfacción es tanto más completa cuanto
el honor del país, no ha tenido nada que sufrir, y por el contrario presenta a
todos los nuevos Estados Americanos, un modelo que seguir y más cuando éste
está apoyado en la justicia.”
Como ves, son posiciones y actitudes que están en las antípodas de tu carta
al juez Griesa. Y San Martín estaba exiliado en una de las dos potencias
bloqueadoras y no por eso iba a adoptar una actitud genuflexa con el país que
le brindaba hospitalidad.
Es posible que te diste cuenta que habías superado un límite y ni siquiera
era posible refugiarse en que todo no era más que un ejercicio de ironía
fallido, por lo que sin venir a cuento en el editorial del 25 de junio
escribiste: “….el repugnante e injusto fallo del juez Griesa”
Previamente, el 23 de junio, habías insistido con tu inveterado
maniqueísmo: “En un par de días pasamos de humillar a los fondos buitres a
autohumillarnos…” Es de Perogrullo, que en una negociación se avance y se
retroceda, para volver a avanzar, salvo que simplemente se vaya a firmar lo que
el oponente propone.
No se puede hacer periodismo Alfredo, invadido por un odio efervescente y
visceral que obnubila la visión y distorsiona todo lo que aborda.
Pero no llegaste hasta aquí de casualidad sino transitando un camino
barroso y en permanente pendiente. Siempre desmedido en el elogio al poder
económico o en la crítica a quienes lo enfrentan. Cuando el gobierno entró en
conflicto con las patronales del campo, eras columnista estrella de Radio
Continental, cuyo slogan es “La radio que escucha el campo argentino”, con
abundantes avisadores vinculados a la actividad, a la siembra directa y a la
soja.
Seguramente fue una casualidad, pero pasaste a ser un fervoroso defensor de
la Sociedad Rural y de CARBAP. Es cierto que movilizaron mucha gente, como
nunca hubieron imaginado instituciones representativas de la oligarquía. Como
se te escapa el diccionario edulcorando adjetivos y tropezás con la
historia en momentos que te enfervorizás, hablaste que era “El 17 de
octubre de los pueblos del interior”.
Tal vez ese desliz deba atribuirse a
que hace mucho miras más hacia arriba que para abajo, que en
este nuevo 17 de octubre que sólo vos imaginaste, la clase obrera estaba
enfrente y lo protagonizaban franjas urbanas y rurales de las clases
medias que le daban cobertura popular a los titiriteros: la Sociedad Rural,
Carbap, La Nación, Clarín, entidades empresariales y partidos opositores
movidos a control remoto por el multimedio más poderoso, con la tradicional
cobertura infalible para el error de ciertas sectas de izquierda. Más
que un 17 de octubre de 1945 parecía un 16 de septiembre de 1955. Un tropezón
con el almanaque no cualquiera da en la vida.
Mientras el 17 de octubre de 1945 abrió un período histórico que incluso ha
sobrevivido a retrocesos y traiciones del movimiento creado por Perón, del 17
de octubre que vos descubriste, a sólo seis años no quedan ni los escombros y a
tres años del 2008, en las elecciones presidenciales del 2011, mucha de esa
clase media urbana y rural que le daba el toque popular a movilizaciones
reaccionarias votaron por Cristina Fernández cuando alcanzó un 54% de los votos
y le sacaba una diferencia al segundo sin antecedentes.
Cuando Jorge Bergoglio fue proclamado y asumió como Papa Francisco,
esperabas que proyectara su papel de opositor, ahora a nivel planetario. Fue
entonces que escribiste desmesurado el 26 de julio del 2013 con el título
de “Prócer y Presidente”: “Le quiero hacer una confesión muy
personal. Ya tengo elegido mi candidato a presidente para el 2015. Ya me
convenció. Creo que no hay un argentino mejor que él para que conduzca los
destinos del país y nos lleve por el mejor de los caminos. ¿No me cree? Mire,
yo le voy a poner mi voto de confianza a un compatriota extraordinario que
es lo mejor que produjo estas tierras, tal vez, en toda su historia. ¿Sabe
porque lo quiero votar? Porque tiene las virtudes, los valores y las ideas de
los dirigentes políticos más importantes de nuestro país y porque por su
capacidad y su impronta revolucionaria debería estudiarse en los
colegios como uno de los máximos próceres de la argentinidad y del
planeta. ¿No me cree? ¿Le parece que exagero? Escuche y después me cuenta”
Y después hacías un resumen: “De José de San Martín tiene el coraje para
pelear por la libertad de los pueblos y para enfrentar las más grandes
dificultades, incluso las que tienen el tamaño de la cordillera de los Andes.
Se siente un hombre libre y quiere que todos los hombres sean libres. De
Manuel Belgrano tiene la obsesión por la educación, la excelencia intelectual y
la flexibilidad para moverse en todos los terrenos. También es creador de una
nueva bandera de la fe.
De Mariano Moreno tiene la voluntad revolucionaria. La pasión por romper
las burocracias del atraso y la apuesta al cambio de las viejas
estructuras. De Hipólito Yrigoyen tiene su amor por los más humildes, su
lucha eterna para que la tortilla se vuelva, su profunda fe democrática.
De Juan Domingo Perón tiene su habilidad para conducir, ese liderazgo
planetario que lleva a buen puerto porque predica con el ejemplo. Tiene esa
sensibilidad especial y sabiduría popular que se cosecha con mucho pavimento
recorrido. Tiene humor y picardía. Se podría cantar una marchita que diga: “Por
ese gran argentino/ que se supo conquistar/ a la gran masa del pueblo/ con
astucia clerical.
De Evita tiene su amor por los grasitas. Su opción por los pobres, por los
cabecitas negras……..De Arturo Illia tiene la austeridad republicana y
franciscana. Los votos de pobreza, el despojo de todo tipo de vanidad o riqueza
frívola. No vive rodeado de millonarios ni de estrellas mediáticas. ….
Francisco fue forjado por dos matrices que atravesaron y transformaron la
historia de nuestro país. Por el catolicismo y el peronismo. En esas fraguas se
formó. En esas convicciones e ilusiones. En esa fe. Muchas veces me pregunto
qué me despierta tanta admiración en el Papa si yo no soy católico ni peronista
aunque a veces me gustaría serlo. Para tomar lo mejor de ambos.
Para tener un
oído en el pueblo y el otro en el evangelio o en la doctrina, como decía
Monseñor Angelelli. Ya sé que no lo puedo votar. Ya sé que no es candidato.
Pero es el espejo que refleja lo mejor de este país. Es el argentino que nos
transmite esperanza y capacidad transformadora. Es el Papa. Tranquilamente
puede ser un presidente y un prócer. Podrán imitarlo, pero igualarlo jamás.
Porque el país no está temblando. Esta latiendo patriotismo, solidaridad y
emoción. Se siente, se siente, Francisco presidente. Y si él no puede ser,
que algún argentino que se atreva a recoger su nombre y lo lleve como bandera a
la victoria.”
De toda esta exageración, hago votos fervorosos para que en el futuro se
cumpla tu deseo Alfredo: “Para tener un oído en el pueblo” y no sigas
confundiendo aserrín con pan rallado.
El periodista Claudio Díaz, que murió hace unos años, escribió recordando
tu pasado más lejano: “Se lo recuerda como el ochentoso apologista de la
Junta Coordinadora y Alfonsín; el Chupamenem de revista Gente que entre 1991 y
1993 elogiaba al Rey de Anillaco en sus giras como enviado especial por el
mundo occidental y cristiano; el guapo que en 2003, cuando Kirchner decidió
meter mano en la efectiva sanción a tanto criminal suelto, contó en Página 12
que él en persona, sí, el propio Leuco, siendo colimba había estado a punto de
matar al Cachorro Menéndez, en un impagable autobombo de soldadito
revolucionario que se retobaba en el cuartel en pleno ’76, hasta diciéndole a
un milico que hay un ejército nacional, sanmartiniano y todo eso…”
Hay actitudes tuyas Alfredo, que ya no son diferencias políticas sino
agachadas a las que pueden aplicarse el mal uso que hacés en forma intensa de
una frase desdichada: “todo argentino bien nacido”. Es una expresión
Lambrosiana, Alfredo. Todos nacemos iguales y no hay bien y mal nacidos. Pero
por un momento me olvido y la tomo como vos la usás.
Estuviste muchos años en Radio Continental como columnista político de
Fernando Bravo y con Víctor Hugo Morales dejaron de hacer el pase
separados por diferencias ideológicas y personales. Nunca hiciste ninguna
mención a esa situación inamistosa. Pero bastó que pasaras a Radio Mitre del
grupo Clarín para que dieras reportajes descalificando al notable relator
uruguayo en la revista Noticias de Editorial Perfil, o en el programa de
Mariana Mariani, en canal 13, donde trabaja tu hijo y que por casualidad
es del grupo Clarín, o mencionándolo críticamente en la mayoría de las columnas
del bisemanario Perfil en donde también por casualidad pasaste a ironizar
sistemáticamente sobre que se le atribuya la totalidad de los males a
Héctor Magnetto. Hay una tendencia a actuar genuflexamente con los que te
contratan, en una sobreactuación que estoy convencido que nadie te
pide. Caminar de rodillas voluntariamente es considerado por algunos,
equivocadamente, como un ejercicio de libertad.
Sobreactuar la línea editorial del medio que te contrata, es muy parecido
al obrero que se siente más identificado con su jefe que con sus compañeros.
Todo esto te ha dado puntos para formar parte de la reunión de consorcio
de los lunes en canal 13 con las estrellas del Canal, de TN y del diario, donde
el que actúa como epicentro es el reconvertido Jorge Lanata. Es un espejo
en donde por tus elogios permanentes al ex director de Página 12, te gusta
verte reflejado.
Otra actitud cuya adjetivación escapa a la línea de esta carta, pero que es
fácil imaginar, es cuando escribiste contra el periodista Eduardo Aliverti que
mantuvo una posición impecable en el doloroso episodio que protagonizó su hijo.
Aliverti hizo conocer su posición mediante un editorial en su
programa “Marca de Radio” de una precisión notable. Llegaste a leer
Alfredo, el 26 de septiembre del 2013, en tu columna habitual entonces en Radio
Continental, en el programa conducido por Fernando Bravo, la nota “Críe
Cuervos”, que luego fue publicada el domingo 29 de septiembre en el bisemanario
Perfil
La misma comenzaba así: “Críe cuervos. A sus hijos no les exija nada.
No les ponga ningún límite. No sea autoritario ni padre castrador de su
creatividad. Hijos de tigre. Sea compinche, cómplice de sus ocurrencias. Sea
canchero, piola. Vaya a la toma del colegio y apoye la profundización de las
medidas y que también corten las calles. Corra a su hijo por izquierda. Dígale
que no sea pecho frío, que se la juegue. Que no sea reformista. Saque pecho y
cuéntele con orgullo que en su época armaban bombas molotov como si fueran
sándwiches y que los más valientes mataban policías……
Críe cuervos. Comente con sus amigos lo genial y vanguardista que es su
hijo. Confiese que tiene ganas de fumarse un porro con él. Que el otro día le
robó plata de su billetera, pero usted se hizo el boludo para no hacerlo sentir
mal ni frustrarlo. A lo sumo háblelo con su psicoanalista. O mándele un mensaje
por Facebook. Usted sabe que chupa un poco, tres o cuatro noches por semana,
pero que eso es parte de la vida. ¿O vos nunca te pusiste en pedo? Dedíquele
tiempo a su hijo. Ayúdelo para que complete su posgrado en transgresión. No se
quede en el chiquitaje. Ofrézcale cocaína….”
Así sigue la nota. Son una serie de consideraciones absolutamente opinables
y que realizás en el ejercicio de tu libertad. Hasta llegar a un punto en
donde rencores a flor de piel te llevan a un territorio que parece reñido con
la ética y la verdad: “Críe cuervos. Si su hijo atropella, mata y arrastra a un
ciclista durante kilómetros arriba del capó del auto, juegue a fondo. Diga que
el ciclista era un padre de familia que iba bien temprano a trabajar por un
lugar donde no debe transitar y que el muy turro le pegó un tremendo
bicicletazo al auto de su hijo. Si su hijo no podía estar parado y tenía más
alcohol en sangre que un tonel, minimice el hecho, justifíquelo y recurra al
manual del buen padre que le comenté hace un instante. Repita conmigo: ¿Y vos
nunca te tomaste una copita de más?”
Concluye con el siguiente párrafo: “Finalmente, amigos, sepan que cada
padre tiene los hijos que se merece. Críen cuervos. Pero, por favor, no se
quejen el día que les saquen los ojos.”
Otra frase que utilizas con reiteración es “que del ridículo no se vuelve”
Y sin embargo hay un hecho ridículo del que fuiste protagonista y del cual has
vuelto, al punto que hoy integras la cuadrilla de demolición de Radio Mitre, el
periodismo más militante (a favor de un grupo económico) de la Argentina
que sin embargo se oculta bajo el estandarte del periodismo
independiente. Algunos han recogido pudorosamente lo vacío de esa
caracterización y ahora se proclaman “periodismo crítico”
Pasó en el 2010. El entonces bloguero oficialista Lucas Carrasco estaba
enamorado de una chica que trabajaba con vos. Escribió entonces en algo que a
todas luces era una broma y que hasta el lector menos perceptivo se hubiera
dado cuenta: “Hasta que supe, y esto es imperdonable, que Agustina, que está en
el rincón, hablando con un gil, sí, que trabaja con Leuco. Ese, un gil. Voy a
juntar gente, irme a la puerta de canal 26, hacerle un escrache. Si me la
enamoras a Agustina, ay, dios. Voy a matar a todos. No va a quedar ninguno
vivo. Este post servirá de prueba. Voy a entrar con una metralleta a ese
programa. Voy a matar a todos. Agustina, por dios, sos la mina más linda del
mundo, no podes, ok, te entiendo que no me des bola, por eso, sos la más linda
del mundo, en ésa te banco, ahora bien, convengamos; con ese gil no…..”
Alfredo, es poco creíble que estuvieras dispuesto a matar a Luciano
Benjamín Menéndez, en plena dictadura y te hayas asustado, en democracia de una
broma en forma de amenaza.
En un tono dramático editorializaste en el programa de radio de Fernando
Bravo en radio Continental y en tu programa de televisión “Le doy mi palabra”
bajo el título de: Amenaza de muerte: “Lamento tener que dar esta noticia
el día de la primavera. Pero es muy grave y no la puedo dejar pasar. Lucas
Carrasco, integrante del aparato de comunicación kirchneristame amenazó de
muerte y prometió ir con una metralleta al canal 26 para matarnos a todos. No
lo dijo en un instante de calentura en una discusión callejera. Lo escribió en
su blog que tiene 787 seguidores y que es muy visitado por los sectores juveniles
del oficialismo que lidera Máximo, el hijo del matrimonio
presidencial…
Los Kirchner concentran tanto el poder que, en general,
suelo atribuirle a sus órdenes gran parte de los hechos que genera el
oficialismo. Pero esta vez es distinto. Creo que en esto no tienen nada que ver
porque como queda claro, mis compañeros de la tele y yo somos las víctimas de
estas amenazas pero el principal perjudicado es el gobierno nacional. Un alto
funcionario al que consulté me dijo que “Carrasco era un loco suelto, capaz de
hacer cualquier cosa al que no había que darle importancia”. Yo le contesté que
precisamente por eso había que hacer pública su amenaza. Porque es un loco, es
decir alguien poco racional que no se subordina a la disciplina partidaria y
porque “es capaz de hacer cualquier cosa”. Por lo pronto sin adjetivar ni
editorializar, y con la sola intención de actuar en defensa propia quiero que
hable la contundencia de los hechos. Les transmito lo que leí y lo que voy a
reproducir esta noche por televisión en el canal 26 si es que llego antes
que su metralleta.”
Incluso conseguiste la solidaridad automática de colegas que
imprudentemente te acompañaron entusiastamente en el tránsito por el
ridículo.
Cuando en tus editoriales, incursionás en el campo de los pronósticos, tus
aciertos brillan por su ausencia. Por ejemplo: al finalizar el 2008
escribiste: “En el calendario político de la historia argentina, 2008
quedará marcado como el año de la decadencia del imperio kirchneriano.”
También se te ve en una entrevista televisiva, en el gobierno de la
Alianza, afirmando que sin el FMI no se puede vivir.
Con un lenguaje belicoso que atribuís sólo a los que te critican, repetís
permanentemente expresiones como “ladriprogresistas”, “pauta dependientes”, “el
goebbeliano sistema propagandístico del gobierno”, y cuando vivía Néstor
Kirchner y Cristina ya era presidente lo denominabas “el jefe de la jefa
de estado”.
En la recordación de los 20 años del feroz atentado a la AMIA, hubo cuatro
actos. Tres de ellos convocados por los familiares que se alejaron de las
instituciones representativas de los argentinos de origen judío, con fuertes
críticas a la complicidad de dirigentes de las mismas en el encubrimiento de la
investigación. Por casualidad, sólo por casualidad, hablaste por segunda
vez en el acto convocado por el establishment de la colectividad.
Ahí pronunciaste un discurso con el maniqueísmo que te caracteriza. En un
tema complejo con múltiples aristas, apuntaste en forma genérica a todos los
gobiernos, diluyendo las distintas responsabilidades. Apuntaste al memorándum
con Irán, imputando al canciller Timerman del delito de lesa impunidad y sin la
menor duda señalaste a Irán como el que perpetró el atentado. Es posible que
haya sido, pero en una “investigación” donde quedaron procesados el juez
Galeano que la realizó y los fiscales Muller y Barbacchia, donde aún hoy no
existe ninguna seguridad sobre la existencia del coche bomba, con imputados
perejiles que luego quedaron en libertad, donde se le pagó a un imputado, hecho
que fue grabado y pasado por televisión, donde se destruyeron y plantaron
pruebas falsas por parte de la policía y los servicio de inteligencia locales y
extranjeros, donde no se avanza sobre el encubrimiento local, no se descubrió
un solo cómplice en el país y se sabe con certeza lo que se tramó a
13.778 kilómetros de distancia, donde el fiscal Nisman que participó y
continúo con la investigación impugnada, recibe indicaciones en reiteradas
ocasiones de la Embajada Norteamericana sobre lo que hay que investigar ( Irán)
y lo que hay que relegar, el encubrimiento local, como quedó reflejado en los
wikileaks, el haber desechado la pista siria y así hasta el
infinito. Mostrando una ubicuidad para nada sorprendente, no mencionaste el
papel desempeñado por el ex Presidente de la AMIA Rubén Beraja, que irá a
juicio oral por el encubrimiento porque era como mentar la soga en la casa del
ahorcado y te perderías una tercera invitación para hablar en el acto.
Llamativo escamoteo en alguien tan valiente que estuvo, según propia confesión,
dispuesto a asesinar, en los años de plomo, al carnicero de Córdoba.
Por si lo olvidaste o no lo leíste te recuerdo: “Los funcionarios
estadounidenses de la embajada le dijeron a Nisman que se dejara de embromar con
la llamada “pista siria” señala el cable diplomático.....Al advertir el
malestar de los diplomáticos estadounidenses por el pedido de captura de Menem,
Nisman les aseguró que no iba a insistir con sus averiguaciones acerca de la
“conexión local”. Dijo que le había entregado esa investigación al juez Lijo y
que de ahora en más se dedicaría a seguir la recomendación que le habían hecho
los funcionarios de los Estados Unidos. Escribió Wayne (el embajador): “Nisman
aseguró que ya no tendría ningún rol en ese aspecto del caso (la investigación
de la conexión local) y que continuaría enfocado a descubrir nuevas pistas y
fortalecer las pruebas contra los iraníes” (Paginas 38 y 39 de
ArgenLeaks. Los cables de Wikileaks sobre La Argentina de la A a la Z de Santiago
O`Donnell). A su vez, del mismo autor en su libro siguiente “PolitiLeaks”
escribió: “Los cables muestran que el gobierno de los Estados Unidos impulsó y
alentó la investigación de los sospechosos iraníes acusados de haber cometido
el atentado que en 1994 mató a 85 personas.
Distintos funcionarios
estadounidenses mantuvieron contactos con el fiscal encargado de llevar
adelante la investigación, Alberto Nisman. En esos encuentros, los
estadounidenses dejaron en claro que no dudaban de la culpabilidad de los
iraníes acusados por la fiscalía, e insistieron que Nisman dejara de
lado la “pista siria” y la “conexión local, por considerar que esas
pistas podían debilitar el “caso internacional” en contra de los acusados
iraníes” (Páginas 259 y 260). Nada de todo esto te ha hecho por lo menos dudar
y tampoco considerar que estas instrucciones de una potencia extranjera a un
Fiscal de la Nación es un delito de lesa impunidad. Esto no significa que
Irán no pueda ser culpable, sino que previamente se determinó quien es el
culpable y luego se buscaron las pruebas en esa dirección.
Es que el odio, Alfredo, se convierte en un par de anteojeras contra el
entendimiento.
Siempre repetís casi como una muletilla que “el periodista tiene que ser el
defensor del hombre común y el fiscal del poder”. Y considerás que sos la
expresión acabada de esta contundente afirmación.
Pero los hechos desmienten tu relato. Tomemos los últimos años: tu discurso
estaba en línea con los intereses económicos del grupo Prisa propietaria de
Radio Continental. Te alineaste con las patronales del campo, sobreactúas los
posicionamiento del grupo Clarín (lo que ya es mucho decir) y del bisemanario Perfil,
te abrazás con las instituciones establishment de los argentinos de origen
judío. Tenés una rara capacidad, o Sos víctima de la casualidad
permanente, el estar siempre del lado del poder económico y mediático
hegemónico. No sos entonces un fiscal sino un defensor y militante
de sus intereses, mientras te envolvés en la bandera del pretendido periodismo
independiente. Confundís llamativamente los roles, te ves como fiscal del
poder cuando actúas como su defensor y el hombre común que mentas, rara vez
cuenta con tus servicios.
Dejo aquí porque esto ya se ha hecho largo y poco aportaría seguir
abundando en tu pendiente.
Te aseguro Alfredo que me hubiera costado imaginar, allá por los primeros
años del siglo XXI, cuándo mantuvimos varias conversaciones telefónicas, que
llegarías a los extremos que transitás, de los cuales la carta a Griesa es tu
obra maestra. Arturo Jauretche la hubiera incluido en su “Manual de zonceras
argentinas”. Y como vos decís: “Te doy mi palabra”