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domingo, 3 de junio de 2018

Linda forma de apagar faroles… @dealgunamanera...

Linda forma de apagar faroles…

Gira presidencial. Tras el cachetazo del Senado al aumento de tarifas y el veto posterior, Macri estuvo en varias provincias. Esta imagen es de su visita a Cachi, Salta. Fotografía: Presidencia de la Nación.

Macri está convencido de que la razón cae siempre de su lado y que los opositores no comprenden las necesidades de la Argentina.

© Escrito por Beatriz Sarlo el domingo 03/06/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El debate por las tarifas terminó en las primeras horas del pasado miércoles. Los diarios no trajeron una buena síntesis de lo que se dijo esa noche. Y, para el viernes a la mañana, después del veto presidencial, los discursos de los senadores ya eran noticia vieja. Sin embargo, quien los escuchó podría objetar al periodismo este descuido provocado por su vocación por “lo último”, que puede saltearse “lo penúltimo”. Unos pocos ejemplos.

La intervención del senador Omar Perotti (justicialista de Santa Fe) fue reflexiva y equilibrada. Su voto era contrario a los deseos del Gobierno, pero antes de emitirlo, le recordó al Presidente que el muy favorecido sector financiero es mucho más grande y poderoso que el energético; que las tasas de interés están devastando a las Pymes, que no pueden cambiar sus cheques con descuentos del 60%; que, con los precios de la energía, muchas de esas empresas no podrán seguir produciendo (ya que, además, compiten, con importaciones responsables de un dumping, respecto del cual el gobierno de Macri no se preocupa en lo más mínimo). Perotti recordó también que, en 2016, había propuesto un Acuerdo del Bicentenario, por el que no se interesó nadie en el Poder Ejecutivo.

Una hora después habló el senador de Unión por Córdoba, Carlos Caserio. Acusó al Gobierno por no habilitar una discusión prolongada para encontrar una alternativa a los aumentos; le recordó la velocidad con que el ministro Dujovne respondió a una queja del sector agrario y la debilidad o la inexistencia de puentes con otros sectores que, hoy, sufren más que los cultivadores de soja. Le enseñó a Macri que los senadores no son títeres del gobernador de su provincia: “Yo no le tengo que preguntar a Schiaretti; y el día que tenga que pedirle permiso al gobernador, me voy de la política”.

Finalmente, a la una de la mañana, Pino Solanas comenzó un discurso apasionado, colérico y lleno de datos. “Sin proyecto energético, no hay proyecto de industria, ni proyecto de país”, dijo Solanas. Cito estas tres intervenciones porque su muy diferente estilo indica que el Senado tuvo una noche de reflexión sobre los acuerdos posibles; de independencia frente a los poderes ejecutivos nacional y provinciales; de memoria histórica y conocimiento de las amenazas presentes. Supongo que los discursos flotan por ahí en Youtube.

Fundamentalismo.

Macri no negocia los proyectos que envía al Congreso. La secuencia es la siguiente: los envía primero; cuenta los votos que le faltan; lo manda a Frigerio a ver si puede enmendar un rechazo previsible; presiona a los gobernadores, ignorando que éstos no manejan por control remoto a los senadores. Si estas sutilezas no obtienen resultados, recurre al veto. Ya lo hizo como jefe de Gobierno de la Ciudad. Está convencido de que la razón cae siempre de su lado y que los opositores no comprenden las necesidades de la Argentina. Alguien convencido de que tiene razón siempre es, entre otras cosas desagradables, un fundamentalista.

El perfil de Marcos Peña responde bien a esta antipática cualidad. Frigerio, que proviene de una familia política, no despierta el temor que suscitan los fundamentalistas, que se creen impulsados por una fuerza superior a ellos mismos: Dios, el Pueblo, el Líder, la Tierra, el Mercado o lo que fuera. El populismo puro y duro es fundamentalista. La democracia no debería serlo.

Macri no conoce bien las complejidades reales del sistema federal y tiende a pensarlo como piensa las relaciones dentro de su gabinete. Por lo tanto, apalabra gobernadores creyendo que ellos dirigen del mismo modo a quienes son senadores. En realidad, Macri es un dirigente centralizador. Preferiría no vetar la Ley de tarifas, pero actúa para que todo lo conduzca a vetarla.

Esta semana les dijo a los peronistas que no hicieran caso de las “locuras de Cristina”. Un insulto poco esperable de alguien educado en el Cardenal Newman, que no tomó en cuenta varias cosas:

1. Que los kirchneristas habían sido una presencia numerosa en el acto del viernes 25 de mayo.
2. Que no se caracteriza a un adversario político como chiflado.
3. Que ese adversario es más hábil en su respuesta y, ahora, además de Mmlpqtp, Macri cargará con “machirulo”.
4. Que se trata de una mujer que fue presidente de la república (no importa el juicio que se tenga sobre su gestión).

Tantos errores juntos parecen el acto de un torpe.

Me inclino a pensar, sin embargo, que esa torpeza es la consecuencia de la insensibilidad que caracteriza al sectarismo. Macri no tiene entrenamiento democrático y, pese al estilo afable, le sobra “seguridad de clase”.

Está convencido de que solo él (y sus fieles) conocen los caminos que debe seguir la Argentina para reparar los errores del gobierno anterior y, sobre todo, demostrar que se puede gobernar mejor. Para lo segundo, todavía le faltan pruebas. Se encierra en sus creencias y blinda su círculo. Por eso todo lo empuja hacia el fundamentalismo, porque sus soluciones, consideradas como si fueran las únicas, le parecerán siempre las mejores. También Cristina Kirchner se pensaba depositaria de un mapa de ruta inmejorable.

Macri presenta como decisiones inminentes temas importantes que exigen ser examinados: ahora le ha dicho al Ejército que ampliará sus áreas de incumbencia, atribuyéndole funciones que no figuran en las leyes sobre las cuales la Argentina llegó a un acuerdo después de la dictadura. No se preocupó por informar antes ni siquiera a sus seguidores de la UCR. Estas son las cosas que suceden cuando se desprecia lo que no se entiende.

Los actos.

El viernes 25 de mayo, el acto sobre la avenida 9 de Julio fue una evocación desvaída de un gran acto político. No subestimo el entusiasmo de los miles que saltaban y gritaban. Pero estaba ausente un contenido político fuerte y con capacidad organizativa. “La Patria está en peligro” no es una consigna sino una descripción de evocador tono poético. Sobre la ancha explanada, predominaba, junto a los jóvenes, una porción muy significativa de gente mayor de cuartenta y cincuenta años, señoras y señores conducidos por hijos y nietos, mujeres kirchneristas que me increpaban como si, por haber sido oposición en los años de Néstor y Cristina, yo hubiera perdido el derecho de ser oposición a Macri.

Asistí a casi todos los actos importantes de las últimas décadas. Para evitar el chiste fácil: esto no solo delata mi edad, sino la convicción de que hay puestas en escena que no se entienden bien en los planos de TV. Los grandes momentos de la política fueron escenas reveladoras: Alfonsín hablando desde el Obelisco con la mirada puesta en el Congreso; Menem llegando, todo de blanco, en un helicóptero que lo depositó, como si fuera Madonna, en la cancha de River; la asunción de Néstor Kirchner en 2003 y la ESMA en el 2004; muchos 24 de marzo donde todavía marchaban unidas las organizaciones; el primer acto contra la Resolución 125, de noche, en Plaza de Mayo, donde llegó D’Elía a hacer lo suyo. El último miércoles, la marcha de las organizaciones sociales que reclamaron un plan alimentario.

Nuestra cultura política está trenzada con esas imágenes.

A cincuenta años del Mayo francés y 49 del Cordobazo, sería insensato despreciar la originalidad de esas movilizaciones. Quienes hoy evocan las manifestaciones parisinas de Mayo 68, no pueden pasar por alto los actos locales. Nada nos garantiza un desenlace. Y ésa es precisamente la inestabilidad de la política contemporánea.

Inestabilidad, atomización, individualismo, son rasgos fluidos que se coagulan en las coyunturas electorales, si un candidato logra representar justamente esa ausencia de precisiones en la que navegan sus votantes. En 2015, Macri capitalizó la antipatía que produjo el último gobierno de Cristina Kirchner y la tendencia aspiracional de los sectores medios. Por eso, no necesitó actos masivos de campaña.

Sin embargo, dictaminar que los grandes actos ya no forman parte de los recursos de la política, parece un exceso. Sin duda, la ocupación física del espacio público ha perdido la trascendencia de hace medio siglo. Pero si esto fuera todo, no se explica la razón por la cual políticos amigos de Macri, como Donald Trump, disputan sobre la cantidad de público en su acto de asunción como presidente. Si todo tuviera tan poca importancia, las cosas serían fáciles para quienes carecen de fuerzas movilizadas y practican la miniatura del cara a cara: “Salgamos a timbrear un rato, dale”.

Incorporar el acto masivo a nuestro análisis político no es un signo de arcaísmo. Bien explicado, incluso Macri podría entenderlo, porque a él, como a millones, le gusta ver fútbol en la cancha. El aura de la política, del deporte y de la música todavía depende de esos frágiles vínculos físicos.



(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a perfilcom@perfil.com

domingo, 4 de octubre de 2015

Eduardo "Tato" Pavlovsky, Q.E.P.D. @dealgunamanera...

Eduardo "Tato" Pavlovsky…


El actor, dramaturgo y psicoterapeuta dedicó su vida al teatro y logró que sus obras recorrieran el mundo. Durante más de cincuenta años de carrera supo desnudar sobre las tablas temas hurticantes para el ámbito político y social.

La Asociación Argentina de Actores recuerda que "Tato" Pavlovsky nació Buenos Aires el 10 de diciembre de 1933, fue pionero del psicodrama en América Latina, una rama de la psicoterapia que apela a lo dramático-grupal como eje de acción y a la cual ese hombre de gran porte gustaba pensar como "marginal, por fuera de las grandes organizaciones".

El trabajo en grupo, el lazo social dentro del consultorio, sobre las tablas, o en los sets de filmación signa su camino, con más de 20 obras y 15 libros, entre ensayos sobre psicodrama, proceso creativo, cuerpo, psicoanálisis y una novela, junto a sus trabajos como actor y director.

Sagaz observador, los techos porteños que tanto gustaba mirar, más precisamente los del barrio de Belgrano, fueron la superficie capaz de permitirle huir de su consultorio cuando un grupo parapolicial fue a buscarlo para secuestrarlo.

Exiliado en España a fines de la década del 70, con reconocimientos y distinciones a nivel nacional e internacional, Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional del Sur de Bahí­a Blanca y ciudadano ilustre de esta ciudad, su mirada analí­tica sobre la letra chica de la historia, el estudio de sus complicidades y pliegues, atravesó sus intensas creaciones.

Sus dos primeras piezas se estrenaron en 1962, "La espera trágica" y "Somos", con Pavlovsky como parte de su elenco, ya que el fallecido artista era un actor de raza y amaba pisar tablas.

Su última producción dramática "Asuntos pendientes", realizó su tercera temporada en el Centro Cultural de la Cooperación en abril de este año y él desplegó allí­ su intensidad sobre el escenario, repuesto luego de atravesar una compleja operación médica.

Susy Evans (analista y su compañera en la vida), Eduardo Misch, Paula Marrón y Lucí­a Allende compartieron escenario con "Tato", dirigidos por Elvira Onetto y desgranaron el relato del crimen de la compra-venta de niños.

El sujeto "infancia", silenciado con frecuencia y usado sin pudores para fines diversos en otras ocasiones, fue uno de los tópicos que el artista abordó, ya desde la magní­fica "Potestad "(1987), trama desgarradora acerca del robo de chicos en la dictadura, narrada desde la óptica de un represor, sin moralinas ni intelectualizaciones que fue llevada al cine, como también sucedió con su pieza “El señor Galíndez".

"El santo de la espada" (1970) de Torre Nilson, "Los herederos" (1972) de David Stivel, "El exilio de Gardel" (1985) de Pino Solanas y "Las mujeres llegan tarde" (2012), de Marcela Balza, son algunas de las 15 pelí­culas en las que puso su cuerpo a diferentes criaturas.

Como terapeuta, no sólo tiene una vasta producción teórica plasmada en libros fundamentales como el primer texto de psicodrama grupal en castellano, "Psicoterapia de grupo de niños y adolescentes", sino que estaba al frente de su propio espacio, Psicodrama Grupal Pavlovsky, donde se brinda formación, entrenamiento profesional, talleres y atención clí­nica.

© Publicado el domingo 04/10/2015 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

sábado, 19 de septiembre de 2015

No traicionarás… @dealgunamanera...

No traicionarás…


Por qué es clave para Scioli rodearse de familiares y amigos íntimos.

Está filmado: Perón explicándole a la cámara de Solanas y Getino la centralidad de la traición en el ideario peronista. “Cuando aparece un hombre de nuestro Movimiento que lucha contra otro hombre de nuestro Movimiento puede ser lo que dice Mao (Tse-Tung), ‘que se haya pasado al bando contrario’.

Pero generalmente defiende un interés, no un ideal, porque el que defiende un ideal no puede tener controversias con otro que defiende el mismo ideal. Es que en la política, además de los ideales, juegan los intereses, desgraciadamente.” Aunque la cita maoísta denota un Perón setentoso, la doctrina justicialista siempre giró en torno a la tragedia del enemigo interno –y la tentación de los “intereses”– en un movimiento que conmemora obsesivamente el Día de la Lealtad desde hace 70 años.

El dilema traición/lealtad es eterno, como un ritual de pasaje que debe atravesar cada nuevo líder del peronismo. Ahora le toca a Scioli, que ya fue purificado de las acusaciones de traidor por la jefa saliente del Movimiento, Cristina Kirchner, quien ya garantizó, desde los balcones interiores de la Rosada a su hinchada maravillosa, que Daniel no traicionará la causa, incluso si quisiera hacerlo. Paradójico apoyo con aroma a amenaza.

Consciente de que la traición es el destino maldito del que ejerce el poder, Scioli intenta blindarse con familiares y amigos de la familia. Pero como enseñó Shakespeare en toda su dramaturgia, los lazos familiares que se anudan en un trono resultan ser los más sangrientos. A mayor confianza, más peligro de que la traición sea catastrófica.

También sabían de esto los antiguos griegos, con la lógica Aristotélica de que la amistad es la base de la “polis”, incluso antes que la confianza en la Ley. A eso es lo que el vocabulario mafioso refiere como “tener códigos”: dado que ser realmente poderoso es romper las reglas pudorosas que atan a la mayoría de los mortales, hay que inventarse algún reglamento privado para no quedar a la intemperie de la codicia salvaje de los íntimos. Un código de última instancia. Con letras de sangre.

Hablando en criollo, la manía argentina de preferir rodearse de familiares más que de funcionarios de excelencia delata la paranoia de un sistema político cada vez más flojo de papeles. Tan flojo que cuesta encontrar fuertes candidatos presidenciales con declaraciones juradas verosímiles.

Y para eso está la familia: para sostener en el sótano el andamiaje de intereses que no caben en ninguna ley escrita. Todo será “de palabra”.

Hasta que la muerte los separe.

© Escrito por Silvio Santamarina y publicado por la Revista Noticias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

sábado, 7 de marzo de 2015

Binner, el que molestaba a todos… De Alguna Manera...

Binner, el que molestaba a todos…


Probablemente viva un momento de profunda frustración. Quizás se le haya desvanecido el sueño de devolverle institucionalidad a la Argentina. Hermes Binner bajó su candidatura presidencial, pero deja una estela difícil de borrar. Una enorme huella, en un país dónde es muy difícil dejarlas. En un país donde arrecia el oportunismo y la falta de identidad ideológica.

La noticia no sorprendió casi a nadie. Era de esperar, en cualquier momento, que Hermes Binner anunciara la caída de su candidatura. Con la excepción del GEN y Libres del Sur; el FAP-UNEN fue desguazado por los oportunistas y especuladores. Aquella foto de los radicales comprometidos con un espacio socialdemócrata, se volvió borrosa. Nadie respetó su palabra. Salvo él, Margarita Stolbizer y algunos pocos más. Los demás corrieron hacia donde les convenía. No al país, sino a ellos.

¿Era imposible un acuerdo de Centro-Izquierda? Era difícil. Entre dos fuegos, el de un gobierno que dice sostener las mismas banderas sociales y los sectores conservadores que se encargaron de dinamitarlo, es muy difícil. Al menos en el corto plazo. Mientras dure esta inconsistencia general. Mientras los dirigentes piensen en sus destinos particulares antes que en el destino del país.

¿Podía Binner sumarse a la carroza del “Gran acuerdo nacional”, que ahora pregonan cual “Lilitos”, la UCR y con el que coqueteó hasta el mismísimo Pino Solanas? Podía, pero hubiera dejado jirones de un compromiso que lo caracteriza desde hace décadas y que le permitió a Rosario y luego a la provincia de  Santa Fe, tener los primeros gobiernos socialistas de la historia.

Binner fue literalmente ninguneado por la prensa nacional y en su defecto, destrozado por los “analistas”. Su figura, con todas las debilidades que le quepan, molesta: Molesta al discurso K, porque “confunde”, y molesta al proyecto conservador de Mauricio Macri, Clarin y cia, porque “divide”.

La balas no solamente estaban hiriendo su figura y su candidatura. No. Las balas empezaron a dinamitar la construcción progresista santafesina, que en el último año sufrió, amén de sus propios errores, operaciones de la SIDE intentando vincular a familiares de Binner  con delitos espantosos como el robo de Bebes, pasando por una inescrupulosa selección e imputación selectiva de los problemas de inseguridad y narcotráfico a su ciudad y a su provincia.

Desde hace dos años, la provincia de Santa Fe y su gestión afrontan ataques desmesurados. Por izquierda y por derecha. El ejemplo más claro ocurrió esta semana en la capital provincial:  Podian elegir cualquiera de las provincias víctimas de las lluvias y las inundaciones. Podian ocuparse de Córdoba, en cuyo drama quedaron al menos diez vidas en el camino, o Tucumán que tiene pueblos aislados, o Santiago del Estero, que soporta además de la peor pobreza, una creciente de los ríos que compromete seriamente a buena parte de la población. 

Pero no. Eligieron Santa Fe. Una ciudad en la que efectivamente hay problemas, pero que son apenas un 10 % de los que supo tener en tiempos de gobiernos conservadores. Porque se hicieron obras. Porque se invirtió. Sin embargo, las cámaras nacionales ( las de TN respondiendo a los intereses de Macri, las de C5N respondiendo a las necesidades gubernamentales) eligieron Santa Fe y atacar a la gestión, sin reparar en las diferencias sustanciales entre aquellas inundaciones y esta.

Del mismo modo eligen Rosario para contar muertos, sin hablar del tendal de victimas diarias que deja la violencia y el narcotráfico en CABA y el  Gran Buenos Aires, sin dar números de muertos en las provincias del noroeste,  donde mueren a diario personas a causa de la violencia y del abandono de los gobiernos feudales.

Los diarios y los canales de noticias nacionales eligen Santa Fe cuando se trata de hablar de narcotráfico. Pero eluden hablar de la cantidad de policías detenidos y procesados por el tema en la provincia, eluden mencionar (y a Berni me remito) que los Jefes de los principales grupos Narcos mexicanos y colombianos, se alojan en las “seguras” tierras de Sergio Massa, o  que las oficinas de las “Empresas fantasmas” con las que se ocultan y blanquean los dineros del negocio narco, atienden en las cómodas y refrigeradas oficinas de Puerto Madero.

No hay un solo titular nacional que hable sobre la inversión pública en Educación en Santa Fe. Nadie dijo que la provincia hizo la mejor oferta salarial de la Argentina, nadie habla de la salud pública santafesina, del Plan Abre, de los 4 mil pibes que volvieron a estudiar buscados casa por casa por Asistentes Sociales, ningún programa especial habla de la calidad institucional de la Provincia, donde se gobierna con Cámaras opositoras, dónde no hay rastros de ninguna clase de avance sobre la independencia de los poderes. Nadie habla de los siete años sin denuncias de corrupción. Y si las hubo, que sus protagonistas ya no ocupan los cargos. Que nadie los ocultó ni los protegió de la actuación judicial.

Y habrá que decirlo sin vueltas: lo hacen porque gobierna Bonfatti, porque gobierna el Frente Progresista, porque no son funcionales a ninguno de los dos grupos gruesos que se disputan el poder en el país, y el emblema de esa construcción incómoda, se llama Hermes Binner.

Es probable que ayer hayan sonado algunas bocinas de felicidad en ciertos despachos. Las tapas de los diarios oficialistas celebran la decisión de Binner y aprovechan para burlarse en los chistes de tapa. La radio opositora por naturaleza también descorchó con chistes el anuncio. Un gangoso periodista intentó explicar en su confusa diatriba que el país, se había sacado un obstáculo de encima.

En eso coinciden los dos grupos y esa debería ser la regla para medir la importancia que tenía en la Argentina la construcción de una alternativa que no respondiera ni al esquema populista del saqueo y la discrecionalidad Kirchnerista; ni al retorno de las viejas prácticas conservadoras que sólo vienen por el ajuste y la profundización de las diferencias sociales.

En el medio existe algo, que representa a una gran parte de los argentinos, pero que por ahora, no está en condiciones de ser fortalecida. No porque no se crea en ello, sino porque no les conviene a los que se disputan la parte grande de la torta.

Allí van los radicales ofreciéndose al mejor postor. Diluyendo lo poco que les queda de historia y dignidad, abrazándose a quien les ofrezca más cargos en los futuros gabinetes. Da lo mismo si Macri o Massa. Lo importante son los empleos.

Allí van Lilita y sus delirios, creyendo que con los viejos cómplices del vaciamiento Menemista, con criminales inundadores como Carlos Reutemann o con payasos ignorantes de la gestión como Torres del Sel, serán capaces de construir “una nación decente”.

Enfrente, sólo queda la alternativa que hace muchos años empezó a construir Hermes Binner en la provincia de Santa Fe. Y Hermes, una vez más, bajará a defenderla. Con o sin candidaturas. Poniéndole el cuerpo a los que ya anunciaron su deseo de retorno al poder: Los que dejaron a la provincia sin banco, los que fusilaron a Pocho Lepratti en diciembre de 2001, los que saquearon al estado. Los que se jactan de no haber emitido cuasimonedas, mientras sembraron los peores indicadores de pobreza y desocupación que jamás haya tenido la provincia de Santa Fe. Los que les dieron a la educación los más bajos presupuestos que se recuerden. Los que fortalecieron al sistema privado de salud, destrozando a los hospitales públicos. Los que prefirieron “ahorrar” para que las cuentas les cerraran a pedido de los organismos internacionales, mientras dejaban defensas hídricas sin hacer, para que luego se inundaran 130 mil santafesinos, murieran más de 100, y muchos miles jamás hayan vuelto a dormir en paz.

Esas son las razones que lo obligaron a Binner a desistir de su intento.

Quizás en los próximos años sea posible. Mientras tanto, habrá que defender lo que queda en pie. Insistir con que se puede tener coincidencias  y diferencias con el gobierno nacional, sin ser cómplices de sus delitos, ni enemigos de los planes progresistas. Y para que entiendan aquellos que se empecinan en acusar a Hermes Binner de ser “blando” y “débil”, que la “derecha”, como gustan decir sin matices, se encargó de sacarlo de la cancha.

Que no sea en vano. Como nada de lo que Hermes Binner supo construir a lo largo de las últimas dos décadas.

© Escrito por Coni Cherep el sábado 07/03/2015 y publicado por http://notife.com de la Ciudad de Santa Fe de la Veracruz, Provincia de Santa Fe, República Argentina.


domingo, 24 de agosto de 2014

Los opositores no quieren riesgos… De Alguna Manera...


Los opositores no quieren riesgos…

Todos en contra. Sergio Massa, Mauricio Macri, Ernesto Sanz, Elisa Carrió, Hermes Binner y Pino Solanas.

Análisis sobre el rechazo al proyecto oficial del pago soberano de la deuda externa. Con matices, la mayoría de la oposición adelantó que no acompañará la iniciativa oficial para pagar la deuda en la Argentina. Página/12 consultó a politólogos para entender las causas y consecuencias de la actitud en contra del gobierno nacional.

El envío del proyecto de pago soberano de la deuda anunciado por el gobierno nacional obligará a los principales referentes políticos de la oposición a poner el cuerpo en el debate sobre el conflicto con los fondos buitre. A diferencia de lo que venía sucediendo, el traslado del tema al Congreso implica un cambio en las responsabilidades políticas de cada espacio, por encima de las declaraciones públicas que se produjeron hasta el momento. En este contexto, Página/12 consultó a politólogos y analistas políticos para entender las causas y las consecuencias de la actitud opositora, que si bien mostró matices, en su mayoría anticipó un rechazo a la iniciativa. “Esto es como un castillo de naipes. Se van sacando cartas y nadie quiere ser partícipe de las consecuencias de un posible derrumbe”, explicó Marcelo Leiras, director de las carreras de Ciencia Política y de Relaciones Internacionales de la Universidad de San Andrés.

Al anunciar el envío de la iniciativa al Congreso, la presidenta Cristina Fernández hizo especial hincapié en la voluntad del oficialismo de aceptar modificaciones y alternativas: “Estamos siempre abiertos a las propuestas y somos todo oídos a quienes tengan una solución mejor. El proyecto está en el Parlamento y cualquier ciudadano puede ir a exponer y aportar ideas”, aseguró CFK. Sin embargo, y a pesar de los constantes reclamos por la “falta de diálogo” del kirchnerismo, el grueso de la oposición no recogió el guante sino que, en algunos casos, denunció la intención de “socializar” la responsabilidad en un conflicto mal manejado. 

Esta actitud opositora contrastó con el viaje que realizaron hace unos meses a Estados Unidos acompañando al Frente para la Victoria antes de que se conociera el fallo de la Corte Suprema norteamericana. De esa visita a Nueva York habían participado legisladores de todas las bancadas políticas, con excepción de la Coalición Cívica.

Tras el reciente anuncio, el primero en salir a cuestionar al gobierno fue el PRO de Mauricio Macri: “No vamos a aplaudir el default como lo hicieron muchos en 2002. Por eso, el bloque de legisladores del PRO va a votar en contra de este proyecto”, dijo el jefe de Gobierno porteño. Luego le siguió el líder del Frente Renovador, Sergio Massa: “No vamos a acompañar el camino elegido, es equivocado y peligroso”, sostuvo Massa, que para diferenciarse del líder del PRO anticipó que presentarán una propuesta alternativa. Los radicales también cuestionaron al Gobierno y rechazaron el proyecto que propone un canje voluntario de los bonos bajo ley norteamericana por otros bajo ley argentina y también reemplazar el pago a través del Banco de Nueva York por Nación Fideicomisos. 

Para diferenciarse de todos, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, anunció su abstención y aclaró que en el caso, muy poco probable, de empate, votaría en contra. El socialista Hermes Binner no quiso anticipar la posición de su partido aunque calificó de “innecesario” el proyecto, igual que la UCR. Además, el ex gobernador santafesino reconoció que en el Frente Amplio Unen analizaron la posición a seguir con cierto temor a quedar asociados a los intereses de los capitales especulativos. El único opositor que se pronunció a favor fue Humberto Tumini, de Libres del Sur, quien si bien le pegó al Gobierno, les pidió a sus socios del FA-Unen diferenciarse de la postura macrista.

En este contexto, Ernesto Calvo, profesor de la Universidad de Maryland, consideró que la oposición “está utilizando su sentido común”. “Si se alinea con el Gobierno, no capitaliza la confrontación con Griesa y corre el riesgo de pagar el precio después de enero, cuando el frente internacional se abra a distintas resoluciones. No importa si es por convicción o por oportunismo, la respuesta de la oposición no puede ser otra que denunciar a los buitres y al Gobierno”, afirmó Calvo, en línea también con el planteo de Leiras. La referencia al mes de enero se debe al vencimiento de la cláusula RUFO, la que establece que la Argentina debe equipararles a los bonistas que ingresaron a los canjes de 2005 y 2010 cualquier oferta superior a la que se les hizo a ellos. En el escenario actual, a partir de esa fecha podría producirse una negociación con mayor libertad con los holdouts.

Por otro lado, Calvo sostuvo que la oposición no pagaría un costo por oponerse a la medida, aun cuando el oficialismo lo venga cuestionando por tener una “actitud mezquina”. “No tiene mayoría en el Congreso, no maneja el Ministerio de Economía, no tiene vínculo con Griesa y no tiene control sobre ninguna política del Gobierno. Se puede sentar, criticar a Griesa y al Gobierno, decir que lo hubieran hecho bien y esperar que le llegue el turno para probarlo”, remató el investigador, casi describiendo la conferencia de Massa en el teatro Picadilly cuando luego de cuestionar la iniciativa kirchnerista afirmó: “Este conflicto tiene solución. Si no nos escuchan, en 476 días (los que faltaban para el fin del mandato de CFK) lo vamos a resolver nosotros”.

Por su parte, Leiras diferenció al radicalismo, ya que al tratarse del principal partido de oposición en el Congreso, actúa con una “responsabilidad institucional” y evita correr riesgos en un escenario que se asoma incierto. Según el politólogo, a diferencia de otros casos como la estatización de YPF, que la UCR acompañó con su voto, la ley de pago soberano no tiene un abanico de consecuencias claras que permita aventurar los distintos escenarios que se desencadenarían con su aprobación. Por eso tampoco es negocio para los opositores acompañar al Gobierno.

Nicolás Tereschuk, politólogo y uno de los editores del blog Artepolítica, hace hincapié en la “fragmentación” del espectro opositor, en contraposición con la “homogeneidad” del oficialismo y sus precandidatos presidenciales. “Cuando se habla de la crisis de los partidos políticos y la destrucción del sistema de partidos a partir de 2001, habría que pensar si el FpV –con todas sus flaquezas institucionales– no termina posicionándose como ‘un partido como los de antes’ donde hay diferencias sobre distintos temas entre los candidatos pero no sobre un conjunto de temas centrales, una ‘plataforma’”, analizó Tereschuk.

El politólogo agregó que al igual que en otros sistemas presidencialistas sudamericanos, con bajo nivel de institucionalización, el choque no se da entre partidos (oficialismo-oposición) sino directamente entre el presidente y la oposición. “El presidente suele estar en el centro y la oposición reacciona. En este caso se da lo mismo”, completa. Por otro lado, incorpora otro elemento para entender la actitud de la oposición: “Los candidatos no actúan en el vacío. Hay sectores que los apoyan. Si firman documentos con el Foro de Convergencia Empresarial (la Rural, UIA, AEA, IDEA, etc.) tienen vínculo con sectores a los que este tipo de planteos de Cristina les parecen negativos, no van a salir tampoco a apoyar la iniciativa”, concluyó.

© Escrito por Sebastián Abrevaya el Sábado 23/08/2014 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de la Ciudad de Buenos Aires.


domingo, 4 de mayo de 2014

Tener el coraje... De Alguna Manera...


Tener el coraje...


Los exabruptos de Pablo Moyano exigían un repudio inmediato de los candidatos opositores.

Aun cuando Hugo Moyano haya relativizado y restado importancia a las gravísimas declaraciones de Pablo Moyano, la situación que se ha creado en Quilmes supera largamente la geografía de ese municipio del Gran Buenos Aires y alude e interpela a una de las cuestiones claves de la Argentina, hoy, mañana y pasado mañana. ¿Qué vamos a hacer con las instituciones? ¿Qué vamos a hacer con el estado de derecho? ¿En dónde va a quedar la noción del gobierno de la ley? Es una cuestión y un conflicto que, otra vez, supera y trasciende el marco de un gobierno. No se vincula estrictamente solo a lo hecho y dicho en estos once años por el kirchnerismo.

La problemática del deterioro de las instituciones y el irrespeto a la ley que acaba de dramatizar Pablo Moyano revela e indica que la cuestión es mucho más grave y más extensa.

Se planteó un problema en el municipio de Quilmes, donde la empresa recolectora de residuos se llama Covelia y su contrato vencía el 5 de mayo. A punto de terminar el contrato, el municipio, conducido por Francisco Gutiérrez, un hombre del kirchnerismo, le anticipó a Covelia –estrechamente asociada al Sindicato de Camioneros – que no le renovaría el contrato. En esta empresa de recolección de residuos de Quilmes prestan servicio 430 trabajadores. Pablo Moyano congregó a los camioneros frente al Municipio de Quilmes y declaró al periodismo de la zona: “Si tiene que haber muertos, va a haber uno, dos o tres”. “Muertos”, dijo, supuestamente en defensa de la fuente de trabajo.

El intendente de Quilmes ha dicho que su idea no es echar a nadie, sino que, sencillamente, como ha determinado que la gestión de Covelia es deficiente, va a mantener la mano de obra contratada, pero la empresa quedará en manos del Municipio, que hasta ahora pagaba 8 millones de pesos por mes por esa tarea concesionada.

¿Por qué asocio esto con cuestiones que trascienden largamente la geografía de Quilmes e inclusive la temática de los camioneros? Porque las declaraciones de Pablo Moyano, más allá de la relativización que su padre, Hugo, haya querido hacer (no es la primera vez que Pablo Moyano descarrila) revelan un fenómeno global del país: el desprecio por la ley. 

Este incidente interpela básicamente a quienes enfrentados actualmente con el Gobierno, tal vez no hayan tenido el coraje o la decisión de condenar este tipo de manifestaciones y proclamas violentas.

Creo que sería de un enorme valor para el país que hombres que aspiran a ser presidentes de la nación como Julio Cobos, Hermes Binner o Ernesto Sanz, por mencionar algunos, se pronunciaran claramente, sin ninguna especulación oportunista, sin prescindir de una condena a los dichos de Moyano.

No hay que olvidarse, por otro lado, de que Hugo Moyano y el gremio camionero estuvieron hasta hace apenas pocos años muy cerca del gobierno kirchnerista y compartieron más de un acto público junto con Néstor y Cristina Kirchner. No es una novedad, en consecuencia, lo que esta gente opina y hace: la técnica de los bloqueos y los piquetes, impedir la circulación de personas y mercancías, ha sido puesta en vigencia, con lenguaje belicoso y virulento, por los camioneros en más de una oportunidad. En algún momento fue Hugo Moyano, y ahora le toca el turno a su heredero Pablo, como si se tratara de una dinastía sindical, el hombre que dirige el día a día de la actividad del sindicato camionero.

Quiero asociar esto con un luminoso ensayo que publicó el 30 de abril en La Nación Luis Alberto Romero. (“Mas allá de izquierdas y derechashttp://www.lanacion.com.ar/1686389-mas-alla-de-izquierdas-y-derechas) un texto de lectura obligatoria, sobre todo para las fuerzas políticas que se han coaligado en el Frente Amplio UNEN y para hombres como Ricardo Alfonsín, Binner, Pino Solanas y tantos otros. Romero, con enorme lucidez, menciona el problema del autoritarismo dictatorial y la facciosidad que caracterizaron al gobierno de Juan Perón en la década del 50. Pero a continuación dice, y por favor prestar atención a este párrafo, maravilloso por lo preciso, de Romero: “En estas dos décadas largas, el Estado no sólo desertó de sus funciones básicas, sino que perdió la capacidad para limitar a sus gobernantes, limitar el saqueo o corregir los gruesos errores de gestión. Un Estado destruido y una máquina política gigantesca aferrada a un cuerpo exangüe es lo que dejan a quien tome la apuesta en 2015”.

La perspectiva de Romero es, en el mejor sentido de la palabra, provocadora, porque estimula el debate. Este episodio de Pablo Moyano anunciando muertes por la negociación de un convenio en un municipio del Gran Buenos Aires, ratifica la vigencia de los interrogantes de Romero. ¿Moyano y sus seguidores, son de izquierda o de derecha? En más de una oportunidad, dirigentes del radicalismo sostenían que Mauricio Macri era “el límite”, la frontera: hasta ahí no podían llegar, porque era de “derecha”. Sin embargo, en las elecciones de 2011 la UCR hizo arreglos y trapicheos con fuerzas de la derecha peronista, con hombres que provenían del menemismo, como Francisco de Narváez. En el caso que ahora preocupa, ¿qué decir de la acción directa? ¿qué de la práctica permanente, sistemática y deliberada de episodios de acción directa que, como en el caso de Quilmes, ponen en tela de juicio todo el estado de derecho?

La opción política principal –dice Romero, en otro párrafo que subrayo – pasa por la continuidad de este estado de cosas o su reversión, continuidad o reversión, que consiste en primer lugar en reconstruir el orden y las reglas, y también los partidos”.

Nadie le puede negar al profesor Romero su clara identificación con lo más progresista y transformador del pensamiento social. Nadie podría alegar que patrocine represión y  mano dura. Habla de reglas porque no hay posibilidad de cambio social alguno sin orden y sin reglas. Si dirigente social amenaza con muertes porque no se resuelve un problema sindical, no hay derecha o izquierda que valga. Hay un desafío al orden establecido.

Por eso, Romero subraya la importancia de considerar como valiosa y prioritaria la reconstrucción de las instituciones. Sin embargo, aparentemente, esto en la Argentina no se entiende cabalmente.

El episodio de Quilmes tiene el enorme valor de iluminar como gigantesco foco el escenario argentino. Si la Argentina quiere que, a partir de 2015, se inicie un proceso de reconstrucción del estado de derecho tan vulnerado en los últimos quince años y un proceso de recuperación, revalorización y puesta en valor del estado de derecho a través de las normas y el cumplimiento efectivo de la ley, no se puede andar con disquisiciones entre ilusorias “izquierda” y “derecha”, como si se condenara a algunos porque son “de derecha”, pero no a otros porque se cree que son “progresistas” y eso puede interpretarse como gesto de amistad para con “la derecha”.

El episodio de Quilmes es profundamente autoritario y conlleva el huevo de la serpiente. Hablar de muerte en la Argentina y propiciar enfrentamientos violentos, aun cuando se haga supuestamente en defensa de intereses de trabajadores, es valerse del peor, más reaccionario y retardatario de los lenguajes.

Nada sería más importante que el autodenominado progresismo argentino comprendiera que lo que está de por medio ahora no es una puja entre Estado y mercado. La Argentina tiene que tener Estado y tiene que tener mercado, las dos cosas. 

Pero, sobre todo, hay que reconstruir el plexo legal de la vida cotidiana.

El silencio en torno del episodio de Quilmes y la patoteada de Pablo Moyano es una manera, por omisión, de decir que, en ciertos casos, para algunos, violar la ley es “progresista”, algo negativo y pernicioso para el presente y para el futuro.


© Escrito por Pepe Eliaschev el Viernes 02/05/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.