Mostrando las entradas con la etiqueta Luis Alberto Romero. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Luis Alberto Romero. Mostrar todas las entradas

domingo, 8 de enero de 2017

Ver para creer: Kirchner lo hizo… @dealgunamanera...

Ver para creer: Kirchner lo hizo…


La crisis de 2001 llevó a la gente a descreer de todos. Pero en su necesidad de creer en algo, Néstor Kirchner le armó un paquete convincente.

© Escrito por Luis Alberto Romero, Historiador, el sábado 07/01/2017 y publicado en el Diario Los Andes de la Ciudad de Mendoza.

Como en el caso del apóstol Tomás, que necesitó palpar las heridas de Jesús resucitado, tanto el común de los argentinos como la Justicia necesitaron ver los fajos de dólares para asumir la magnitud y centralidad que tuvo el saqueo del Estado en el régimen kirchnerista.

Durante los últimos años fuimos muchos quienes, uniendo indicios, imaginamos que detrás de la punta del iceberg había un sistema de corrupción organizado por el presidente y sus allegados. Para subrayar su carácter sistémico, propusimos llamarlo “cleptocracia”.

Desde el caso Boudou, los indicios se acumularon de manera exponencial. Pero faltaba ver los billetes; y eso ocurrió con los dólares de la Rosadita, la caja de seguridad de Florencia o las valijas de José López: las imágenes transformaron las inferencias en verdad contundente, salvo para quienes, siguiendo el Credo ut intelligam de San Agustín -creo para entender- continúan dando prioridad a la fe por sobre la experiencia y la razón.

A esto se acaba de agregar un nuevo elemento: el juez Ercolini reunió distintas investigaciones parciales y procesó a Cristina, De Vido, Báez y otros por constituir una asociación ilícita en relación con la obra pública. Agregó un elemento importante: esta asociación ilícita se constituyó un poco antes de que asumiera el poder Néstor Kirchner, su organizador.

Se trata de una verdad judicial inicial suficiente para iniciar un proceso, pero nos sirve para entender la historia del kirchnerismo. Es fácil advertir que el modus operandi se practicó sistemáticamente en Santa Cruz, donde De Vido integraba el equipo de gobierno de la provincia y Báez colaboraba desde el Banco de Santa Cruz y como asesor de la constructora Gotti. Pocos días antes de la transmisión del mando, Báez fundó Austral Construcciones, centro de sus operaciones, que fueron las de Kirchner.

¿Cuándo concibió Néstor Kirchner el proyecto de extender el “modelo Santa Cruz” a todo el país? ¿Habrá sido durante las reuniones del Grupo Calafate, que tuvo distinguidos integrantes, cuyo nombre convendría recordar? Muchos de los apóstoles se apartaron del kirchnerismo, pero no reniegan de sus orígenes, y cargan las culpas sobre Cristina, lo que es históricamente injusto. Lo cierto es que fue una decisión de una audacia enorme, tomada en momentos en que la ciudadanía estaba convencida de que Kirchner era apenas el “Chirolita” de Duhalde.

Por entonces los analistas se preguntaban cómo haría para afirmarse en el gobierno un provinciano que nunca había salido del país, con pocos amigos en el peronismo e ignorante de los usos y costumbres de la Capital. Se conocían sus antecedentes santacruceños, incluyendo su despiadado autoritarismo, pero costaba imaginar que ese sistema, adecuado para una provincia con una sociedad civil escuálida, funcionara en la Argentina. Otra vez, hubo que ver para creer.

La obra pública estuvo en el centro de un sistema que fácilmente se extendió a otros campos por los que circulaban los fondos del Estado, como el Transporte. De Vido y Jaime fueron los ejecutores del plan de Kirchner, y Báez y Cirigliano los cómplices, como después lo fue Eskenazi en el caso de YPF, cuando la voracidad cleptocrática avanzó sobre empresas privadas. Fue un núcleo muy reducido; a su alrededor surgieron esquemas menores en los que muchos empresarios fueron partícipes obligados. ¿Cuál fue el monto total del botín?

Solo tenemos sospechas de una cifra que cada mes se incrementa en un dígito.

Estoy convencido de que el sistema kirchnerista se constituyó en torno de este núcleo cleptocrático -gobierno de, para y por la corrupción- y que los otros elementos fueron complementos, piezas funcionales de un proyecto que combinaba la acumulación de dinero y de poder.

En la cabeza de Néstor, ambas cosas eran una sola; así lo recuerda Cristina cuando, a mediados de 1976, le propuso irse a Río Gallegos “para juntar plata y poder hacer política”.

No habría habido ni régimen cleptocrático ni impunidad sin la eliminación de todos los controles institucionales. Kirchner no necesitó a Carl Schmitt para transformar, a la criolla, la democracia en autocracia. El “esquema Kirchner” era sencillo pero requirió de mucha destreza en la ejecución. La cooptación de distintos sectores, así como el enfrentamiento con otros, no fue el fruto de un designio ideológico sino un complemento práctico del aparato cleptocrático. Sus aliados eran desechables, por decirlo de manera elegante, y sus enemigos podían cambiar según las circunstancias. Pero la forma era inmutable.

Lo más notable fue el discurso, el relato. ¿En qué momento este político de provincia, sin experiencia en ese terreno, descubrió sus potencialidades? Creo que fue una construcción admirable, tanto o más meritoria que la máquina cleptocrática. ¡Chapeau!

No creer en nada -esa es mi impresión- lo ayudó en esta tarea artesanal consistente en descubrir las potencialidades de un imaginario político exacerbado y fragmentado por la crisis de 2001. Mucha gente no creía en nada pero quería creer en algo, y lo cierto es que Kirchner les armó un paquete convincente, combinando una pizca de la tradición peronista, mucho de setentismo, otro tanto de “derechos humanos” -básicamente un ánimo vindicativo y retaliativo- y todos los llamados “nuevos derechos”, desde los homosexuales a los “pueblos originarios”.

No es poco el talento necesario para armar este conjunto, aunque sobre el núcleo originario han de haberse sumando los aportes espontáneos de todos quienes tenían alguna acreencia con el pasado. A partir del conflicto con “el campo” -o “la oligarquía terrateniente”- este conjunto se ordenó definitivamente en el esquema clásico del enfrentamiento entre el pueblo y su líder contra “los poderes concentrados”: se hizo comprensivo y gelatinoso y alcanzó su máxima eficacia evangelizadora, una tarea en la que, luego de la muerte de Néstor, Cristina cumplió una función importante.

Nos queda una pregunta: ¿Cómo una sociedad relativamente organizada, culta y con tradiciones políticas pudo “comprar” este paquete?

Queda para otra ocasión desarrollar la idea de Agustín. Aquí me quedo con lo más importante: el núcleo está en la asociación ilícita que Ercolini ha procesado. Y si bien hoy Cristina encabeza la carátula judicial, Kirchner lo hizo.



domingo, 4 de mayo de 2014

Tener el coraje... De Alguna Manera...


Tener el coraje...


Los exabruptos de Pablo Moyano exigían un repudio inmediato de los candidatos opositores.

Aun cuando Hugo Moyano haya relativizado y restado importancia a las gravísimas declaraciones de Pablo Moyano, la situación que se ha creado en Quilmes supera largamente la geografía de ese municipio del Gran Buenos Aires y alude e interpela a una de las cuestiones claves de la Argentina, hoy, mañana y pasado mañana. ¿Qué vamos a hacer con las instituciones? ¿Qué vamos a hacer con el estado de derecho? ¿En dónde va a quedar la noción del gobierno de la ley? Es una cuestión y un conflicto que, otra vez, supera y trasciende el marco de un gobierno. No se vincula estrictamente solo a lo hecho y dicho en estos once años por el kirchnerismo.

La problemática del deterioro de las instituciones y el irrespeto a la ley que acaba de dramatizar Pablo Moyano revela e indica que la cuestión es mucho más grave y más extensa.

Se planteó un problema en el municipio de Quilmes, donde la empresa recolectora de residuos se llama Covelia y su contrato vencía el 5 de mayo. A punto de terminar el contrato, el municipio, conducido por Francisco Gutiérrez, un hombre del kirchnerismo, le anticipó a Covelia –estrechamente asociada al Sindicato de Camioneros – que no le renovaría el contrato. En esta empresa de recolección de residuos de Quilmes prestan servicio 430 trabajadores. Pablo Moyano congregó a los camioneros frente al Municipio de Quilmes y declaró al periodismo de la zona: “Si tiene que haber muertos, va a haber uno, dos o tres”. “Muertos”, dijo, supuestamente en defensa de la fuente de trabajo.

El intendente de Quilmes ha dicho que su idea no es echar a nadie, sino que, sencillamente, como ha determinado que la gestión de Covelia es deficiente, va a mantener la mano de obra contratada, pero la empresa quedará en manos del Municipio, que hasta ahora pagaba 8 millones de pesos por mes por esa tarea concesionada.

¿Por qué asocio esto con cuestiones que trascienden largamente la geografía de Quilmes e inclusive la temática de los camioneros? Porque las declaraciones de Pablo Moyano, más allá de la relativización que su padre, Hugo, haya querido hacer (no es la primera vez que Pablo Moyano descarrila) revelan un fenómeno global del país: el desprecio por la ley. 

Este incidente interpela básicamente a quienes enfrentados actualmente con el Gobierno, tal vez no hayan tenido el coraje o la decisión de condenar este tipo de manifestaciones y proclamas violentas.

Creo que sería de un enorme valor para el país que hombres que aspiran a ser presidentes de la nación como Julio Cobos, Hermes Binner o Ernesto Sanz, por mencionar algunos, se pronunciaran claramente, sin ninguna especulación oportunista, sin prescindir de una condena a los dichos de Moyano.

No hay que olvidarse, por otro lado, de que Hugo Moyano y el gremio camionero estuvieron hasta hace apenas pocos años muy cerca del gobierno kirchnerista y compartieron más de un acto público junto con Néstor y Cristina Kirchner. No es una novedad, en consecuencia, lo que esta gente opina y hace: la técnica de los bloqueos y los piquetes, impedir la circulación de personas y mercancías, ha sido puesta en vigencia, con lenguaje belicoso y virulento, por los camioneros en más de una oportunidad. En algún momento fue Hugo Moyano, y ahora le toca el turno a su heredero Pablo, como si se tratara de una dinastía sindical, el hombre que dirige el día a día de la actividad del sindicato camionero.

Quiero asociar esto con un luminoso ensayo que publicó el 30 de abril en La Nación Luis Alberto Romero. (“Mas allá de izquierdas y derechashttp://www.lanacion.com.ar/1686389-mas-alla-de-izquierdas-y-derechas) un texto de lectura obligatoria, sobre todo para las fuerzas políticas que se han coaligado en el Frente Amplio UNEN y para hombres como Ricardo Alfonsín, Binner, Pino Solanas y tantos otros. Romero, con enorme lucidez, menciona el problema del autoritarismo dictatorial y la facciosidad que caracterizaron al gobierno de Juan Perón en la década del 50. Pero a continuación dice, y por favor prestar atención a este párrafo, maravilloso por lo preciso, de Romero: “En estas dos décadas largas, el Estado no sólo desertó de sus funciones básicas, sino que perdió la capacidad para limitar a sus gobernantes, limitar el saqueo o corregir los gruesos errores de gestión. Un Estado destruido y una máquina política gigantesca aferrada a un cuerpo exangüe es lo que dejan a quien tome la apuesta en 2015”.

La perspectiva de Romero es, en el mejor sentido de la palabra, provocadora, porque estimula el debate. Este episodio de Pablo Moyano anunciando muertes por la negociación de un convenio en un municipio del Gran Buenos Aires, ratifica la vigencia de los interrogantes de Romero. ¿Moyano y sus seguidores, son de izquierda o de derecha? En más de una oportunidad, dirigentes del radicalismo sostenían que Mauricio Macri era “el límite”, la frontera: hasta ahí no podían llegar, porque era de “derecha”. Sin embargo, en las elecciones de 2011 la UCR hizo arreglos y trapicheos con fuerzas de la derecha peronista, con hombres que provenían del menemismo, como Francisco de Narváez. En el caso que ahora preocupa, ¿qué decir de la acción directa? ¿qué de la práctica permanente, sistemática y deliberada de episodios de acción directa que, como en el caso de Quilmes, ponen en tela de juicio todo el estado de derecho?

La opción política principal –dice Romero, en otro párrafo que subrayo – pasa por la continuidad de este estado de cosas o su reversión, continuidad o reversión, que consiste en primer lugar en reconstruir el orden y las reglas, y también los partidos”.

Nadie le puede negar al profesor Romero su clara identificación con lo más progresista y transformador del pensamiento social. Nadie podría alegar que patrocine represión y  mano dura. Habla de reglas porque no hay posibilidad de cambio social alguno sin orden y sin reglas. Si dirigente social amenaza con muertes porque no se resuelve un problema sindical, no hay derecha o izquierda que valga. Hay un desafío al orden establecido.

Por eso, Romero subraya la importancia de considerar como valiosa y prioritaria la reconstrucción de las instituciones. Sin embargo, aparentemente, esto en la Argentina no se entiende cabalmente.

El episodio de Quilmes tiene el enorme valor de iluminar como gigantesco foco el escenario argentino. Si la Argentina quiere que, a partir de 2015, se inicie un proceso de reconstrucción del estado de derecho tan vulnerado en los últimos quince años y un proceso de recuperación, revalorización y puesta en valor del estado de derecho a través de las normas y el cumplimiento efectivo de la ley, no se puede andar con disquisiciones entre ilusorias “izquierda” y “derecha”, como si se condenara a algunos porque son “de derecha”, pero no a otros porque se cree que son “progresistas” y eso puede interpretarse como gesto de amistad para con “la derecha”.

El episodio de Quilmes es profundamente autoritario y conlleva el huevo de la serpiente. Hablar de muerte en la Argentina y propiciar enfrentamientos violentos, aun cuando se haga supuestamente en defensa de intereses de trabajadores, es valerse del peor, más reaccionario y retardatario de los lenguajes.

Nada sería más importante que el autodenominado progresismo argentino comprendiera que lo que está de por medio ahora no es una puja entre Estado y mercado. La Argentina tiene que tener Estado y tiene que tener mercado, las dos cosas. 

Pero, sobre todo, hay que reconstruir el plexo legal de la vida cotidiana.

El silencio en torno del episodio de Quilmes y la patoteada de Pablo Moyano es una manera, por omisión, de decir que, en ciertos casos, para algunos, violar la ley es “progresista”, algo negativo y pernicioso para el presente y para el futuro.


© Escrito por Pepe Eliaschev el Viernes 02/05/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


jueves, 31 de mayo de 2012

¡Cosa de negro!... De Alguna Manera...

¡Cosa de negro!...


Como en la política, ahora la historia también es blanco o negro. El discurso de CFK el 25 de mayo y el origen de un héroe de la Patria.

Las palabras de un Presidente de la Nación suelen ser estudiadas por equipos especializados que consultan cada párrafo con profesionales o académicos de distintas disciplinas.

Se parte de la base que esos discursos políticos, pero también ejemplificadores y didácticos, no pueden contener falsas aseveraciones u ofrecer flancos débiles que ponen a todo el resto de los dichos en duda.

La verborrágica costumbre de Cristina de hablar horas sin un guión previo, o mucho menos leer un escrito, la ha llevado a asegurar como verdades indiscutibles aseveraciones incomprobables.

Su discurso del acto por el 25 de mayo fue la primera oportunidad que tuvo para reivindicar su misión comercial en Luanda, con una curiosa estrategia. La mandataria no habló sobre las bondades de la economía angoleña ni de la política de Dos Santos en materia de Derechos Humanos.

Habló del origen angoleño del sargento Cabral y del aporte de los negros de nuestro nuevo socio comercial en las luchas de nuestra independencia.

Según Marta Goldberg, historiadora especializada en temas de la esclavitud en nuestro país, es absolutamente improbable determinar el origen de la mayoría de los negros traídos del África. La razón es que si bien los barcos declaraban el puerto desde donde salían, los esclavos eran traídos de toda el Afrecha subsahariana. Aunque es cierto que muchos de ellos pertenecían a cuatro regiones, una de las cuales era lo que hoy es Angola. Tampoco existe evidencia cierta de que el soldado raso devenido en sargento Cabral haya sido negro.

La única versión existente es una supuesta carta de su dueño, un correntino de apellido Cabral, al Coronel San Martín, pocos días antes del combate, pidiéndole que lo sacara de la caballería y lo pusiera en la infantería porque era más seguro, ya que los negros no andaban bien a caballo.

Esta carta solo la menciona Vicente Cutolo, autor de un diccionario de historia que muchos historiadores reconocen que lo consultan pero prefieren no citar. Por otra parte, Lo más llamativo es que el Coronel San Martín en su parte escrito horas después del combate de San Lorenzo y publicado en La Gaceta dos días mas tarde, relata algunas vicisitudes de la batalla, el número de 6 muertos y una decena de heridos pero curiosamente no nombra a quien acababa de salvar su vida .

Según la historiadora mendocina Beatriz Bragoni, esto puede deberse a la distante relación que la oficialidad mantenía con los soldados rasos en ese entonces, sin embargo, “hubo un reconocimiento un mes después. Hay dos evidencias de su existencia posteriores al hecho y dos recuerdos del Sargento, uno de Olazábal y otro de Manuel Pueyrredón, dos integrantes del regimiento de granaderos. El reconocimiento se hace en un parte de febrero de 1813 y se publica en La Gaceta el 10 de marzo. El 6 de marzo hay un decreto del gobierno que ordena un homenaje póstumo a Cabral en el regimiento de granaderos”.  Allí no se indica que es de origen negro.

Es probable que San Martín haya empleado algún suceso real y lo haya emperifollado para darle un contenido épico y motivar con ello a la soldadesca.

Según agrega Bragoni, el homenaje se inscribe en la política oficial de dotar de libertades limitadas a la población afrodescendiente.

Hay quienes van un poco más lejos y sostienen la posibilidad de que la del Sargento Cabral sea solo una figura mítica del relato independentista nacional. Luis Alberto Romero aclara que no existen evidencias ciertas sobre la existencia del legendario Sargento y que su nombre reaparece años después de la mano de uno de los autores que supieron construir la versión oficial de la historia Argentina: Bartolomé Mitre.

Lo más aceptado es que Cabral, si verdaderamente existió, era de origen correntino y antes se lo suponía criollo o hijo de padre indio y madre negra.


Pero para acercar todo al discurso de Cristina: “Cabral era hijo de una esclava negra (…) fueron los negros, eran de origen angoleño los que iban al frente” a esta incierta existencia y leyenda, de difícil comprobación y donde las dudas son más numerosas que las certezas y a su  relato del 25 de mayo , el 27 de ese mismo mes un usuario recién llegado a  Wikipedia, bajo el seudónimo ZanyJany insertó unos párrafos en la página de Juan Bautista Cabral para oscurecer la tez del sargento, y cambiar a su  padre indio por un negro y lograr así, post facto, que el discurso de Cristina parezca más creíble.

© Escrito por Gabriel Levinas (@GabyLevinas) y publicado por plazademayo.com el miércoles 30 de Mayo de 2012.