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sábado, 22 de diciembre de 2018

Theresa May le prometió a los kelpers que "nunca" negociará la soberanía de Malvinas… @dealgunamanera...

Theresa May le prometió a los kelpers que "nunca" negociará la soberanía de Malvinas…

Bilateral entre Mauricio Macri y Theresa May, G20 Argentina. Fotografía: Prensa G20 

La primera ministra británica afirmó que a partir de la gestión de Mauricio Macri su país mantiene "más cálidas" relaciones con la Argentina. Pero de Malvinas ni hablar.

© Publicado el viernes 21/12/2018 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. (FeL)

La primera ministra británica, Theresa May, afirmó que a partir de la gestión de Mauricio Macri su país mantiene "más cálidas" relaciones con la Argentina, pero le prometió a los habitantes de las Islas Malvinas que "nunca" negociará la soberanía del archipiélago.

"Les puedo asegurar que una cosa nunca cambiará: nuestro absoluto compromiso con el pueblo y la soberanía de las Falkland Islands (Islas Malvinas)", afirmó May en su habitual mensaje de Navidad a los isleños.

May ratificó que la cuestión de la soberanía de Malvinas no está en "debate" y señaló: "mientras ustedes deseen el derecho de ser parte de la familia del Reino Unido, defenderemos ese derecho y una parte valiosa de nuestra familia es que ustedes la integren".


La mandataria sostuvo que a partir de la negociación de un vuelo adicional que conectará Malvinas con Córdoba, las islas estarán "más accesibles que nunca", lo que "impulsará el desarrollo económico".

"Casi 40 años después del conflicto (de 1982), el nuevo vínculo aéreo, los equipos de hockey sobre hielo conjuntos y el apoyo brindado a las familias de los argentinos caídos en la guerra, todo apunta hacia relaciones más cálidas con sus más cercanos vecinos", puntualizó.


May destacó que cuando mantuvo un encuentro con el presidente Macri, al convertirse en la primera jefa de gobierno británica en visitar Buenos Aires "fue un placer enfocarnos no sólo en lo que nos separa pero en lo que podemos lograr juntos", al tiempo que destacó que "la relación entre nuestros gobiernos está cambiando".

La mandataria conservadora adelantó que están en marcha conversaciones por la cuestión pesquera con la Argentina, lo que no tiene lugar hace 14 años.

Además, adelantó que en 2019 habrá "más discusiones con la Argentina" bajo los lineamientos del comunicado conjunto que ambos países firmaron en 2016.

También destacó que con el abandono de Gran Bretaña de la Unión Europea, Londres "fortalecerá" sus vínculos "alrededor del globo, trayendo más grandes oportunidades no sólo para el Reino Unido sino también para nuestros territorios de ultramar".



(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com 

sábado, 2 de febrero de 2013

El dilema que la acosa… De Alguna Manera...


El dilema que la acosa…

Mary Poppins Fernández. Dibujo: Pablo Temes.


Más que la re-re, Cristina evalúa cómo concluirá su mandato. Scioli, Massa y la sucesión. Problemas urgentes con Irán y Gran Bretaña.

Cuando Cristina, en jornadas como este fin de semana, decide descansar, ver las florcitas, algún film, comentar el embarazo de su nuera, olvidarse de los tacos y copiar a su marido difunto (que utilizaba los mocasines como chancletas), quizás se interrogue sobre el sentido de una profesión que la enciende pero la extingue y, al revés de lo que desean unos y detestan otros, el dilema que la acosa –más que continuar en un nuevo ciclo presidencial sobre el que tanto se conjetura– se reduce a la forma en que concluirá su mandato. Drama que acecha a otros mandatarios, a perder o prestar la batuta, a desintegrarse antes de tiempo, pasar de la tapa a la página 27 de los diarios, empalidecer en suma como diva mientras asoman otras que se prueban su casi nunca repetido vestuario. Y ni siquiera, en su caso, dispone hasta ahora de la garantía de un sucesor verosímil que defienda o proteja su modelo, según sus palabras, mientras sus opositores sostienen que la búsqueda de perpetuidad personal o de la herencia a dedo obedece a otras razones menos ideológicas.

En materia sucesoria, Daniel Scioli –quien ayer reapareció luego de su periplo italiano para agradecer a su equipo por la pertinacia en defender su gestión–, además de indeseado, se ha vuelto una astilla lacerante. Hasta pronunció declaraciones que la irritaron en lo personal, inolvidables (“Yo no hice la plata con la política”, sostuvo antes de viajar teledirigiendo el mensaje). Nunca antes se había expresado tan críticamente. Como si hubiera llegado a un límite, luego de que Ella y El lo fastidiaran, lo disminuyeran y jibarizaran durante años. En parte de ese ciclo de destrato, Scioli se tapaba los oídos ante quienes le insinuaban la posibilidad de apartarse del kirchnerismo, de tomar otra vía, de que podía ensayar aspiraciones por su cuenta sin necesidad de Cristina, incluso enfrentándola. Se negó, pero escuchaba. Y ahora, esa duda cambió de bando, se revirtió: es Cristina la atribulada, quien discurre sobre la conveniencia de mantener a disgusto en su grey al gobernador o apartarlo como la Iglesia hace con sus disidentes. Cuidadosa, mientras piensa ante las plantitas, reclama que no lo insulten o agredan; pero todos aquellos que le rinden culto a Cristina, que la acompañan en las convocatorias con banderas y cánticos, a quienes Ella les habla en particular al finalizar los actos, sólo aguardan un guiño para lanzarse contra Scioli. En verdad, parece una cuestión de tiempo esta definición cristinista. ¿O acaso alguien imagina que esa muchachada creyente del “proyecto” acompañará a Scioli, hará como los Montoneros que seguían con fe en Perón cuando sabían que éste los había mandado liquidar?

Para colmo, además, nadie ignora que el gobernador y el intendente de Tigre, Sergio Massa, los más odiados dentro de la pureza étnica del oficialismo, mantienen entre ellos línea directa y cordial, frecuente y defensiva. No usan celulares, tampoco teléfonos fijos, menos internet –a nadie habría que explicarle la razón–, se reúnen presuntamente en secreto de vez en vez y disponen de un correveidile hasta ahora insospechado por la Casa Rosada. Se supone. Una astilla doble, entonces, casi conspirativa si la interpreta un Mefisto del círculo, un edificio en construcción con entrega una parte en octubre de este año y final de obra en 2015. Siempre y cuando no haya una cautelar, por decirlo de algún modo, que paralice el emprendimiento.

Mientras deambula por esta prioridad, la Presidenta este lunes lidiará con dos cuestiones de política exterior: Irán por un lado, Gran Bretaña por el otro. Habrá quien acepte que, si hasta ahora nada se pudo hacer por las acusaciones a funcionarios iraníes por los atentados a la embajada israelí y a la AMIA, que países involucrados en la guerra como Israel, EE.UU. y parte de Europa se desentendieron ya de esos asesinatos, una alternativa de real politik podría ser este juicio sin valor de sentencia a realizarse en la propia tierra de los imputados. Al margen de las objeciones de ciertos expertos, habrá que recordar la habitual contumacia iraní para dilatar cualquier problema. En Naciones Unidas, cuando George Bush condenaba a Irán como “eje del mal” con pretensiones de invasión, las autoridades de ese país le pidieron al canciller Carlos Ruckauf que les enviara una carta para que el gobierno de Teherán atendiera los reclamos judiciales argentinos. Irán luego sostuvo que Ruckauf había pedido perdón por las imputaciones de la Justicia argentina, episodio que hubo de aclararse en dos ocasiones: una, cuando se mostró la carta y, dos, cuando a través de distintos testimonios se desmintió que había una segunda carta secreta. En el medio, alboroto, pérdida de tiempo y cambio de líderes.

Quizás Cristina, con su real politik, logre algún resultado, aun a riesgo de que en las declaraciones futuras Irán demuestre –siempre aludió a los autoatentados– que la investigación argentina fue incorrecta, falsa, desviada adrede. Sería un golpe tremendo para el Gobierno: el país ha consagrado y consagra ingentes gastos en las dos pesquisas en todos estos años transcurridos.

Menos real politik se observa, en cambio, en la cuestión de los kelpers con Malvinas. Por el razonable temor de perder un gramo de soberanía, el país no acepta a los habitantes de las islas en ningún tipo de negociación. Así lo desea Gran Bretaña, tan experta como los iraníes en dilatar y embarrar conflictos, particularmente interesada en continuar la porfía por los intereses pesqueros en el archipiélago y por las desavenencias futuras sobre la Antártida.

La Cancillería, como en el caso actual del debate con Irán, debería mostrar un rasgo de imaginación al respecto, ya que la posición actual es idéntica a la de un canciller del Proceso militar, quien orondo un día declaró: “Los kelpers no interesan porque entran todos en el cine Opera”. No sólo el pensamiento es el mismo a pesar del transcurso de las décadas, lo que inquieta es la falta de iniciativa para modificar esa sepultura diplomática.

© Escrito por Roberto García el sábado 02/02/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



domingo, 8 de abril de 2012

Malvinas hoy... De Alguna Manera...

Malvinas hoy: la distancia cultural es tan amplia 
como la "desconfianza kelper"...

Infografía Malvinas hoy...

El columnista de Perfil vivió allí este 2 de abril y transmitió su programa radial desde las islas. Aquí su relato y análisis, mezcla de política y color local.

La vivencia de estar en la capital de las Islas Malvinas es única. Aquí se experimenta la presencia de la soledad. Este es un lugar absolutamente alejado del mundo. En esta ciudad viven 2.500 almas que no olvidan ni por un solo segundo el horror que para ellos significaron los 74 días que pasaron desde el 2 de abril hasta el 14 de junio de 1982, que fue el lapso durante el cual las tropas argentinas ocuparon las islas.

El error y el horror que representó esa guerra han producido un daño gigantesco a las aspiraciones de la Argentina de recuperar este territorio. Hasta esa fatídica fecha del 2 de abril de 1982, reinaba en los kelpers un sentimiento de afecto y gratitud hacia nuestro país, que la mayoría –por no decir la totalidad– de los argentinos desconocíamos. El vuelo semanal de LADE, la pista del aeropuerto construida por el Ejército Argentino, el abastecimiento de combustible a través de la YPF de entonces, la atención médica de muy buena calidad que se brindaba a los isleños en los hospitales públicos de Comodoro Rivadavia y de Buenos Aires, son datos, hechos y circunstancias que aquí se recuerdan con afecto y con la nostalgia y el pesar de lo que será muy difícil que alguna vez vuelva a ser igual. El sentimiento de gratitud y de afecto hacia la Argentina era enorme; por eso mismo fue que aquí dolió tanto el desembarco y la ocupación de las islas por parte de las tropas que mandó la dictadura militar. Los kelpers que aún siguen queriendo a nuestro país lo repiten todo el tiempo.

El paisaje de las islas es de una significativa belleza. La nada que lo habita es sencillamente conmovedora. En el medio de esta nada se eleva Puerto Argentino, una ciudad que experimenta una bonanza económica que daría envidia a más de uno. Aquí todo el mundo tiene trabajo y, a pesar de que la vida no es barata, nadie pasa necesidades. Aquí la gente se siente feliz con el tipo de vida que hace. Es una vida particular. En esta ciudad de calles angostas y limpias, transitadas por muy poca gente –ya sean las 9 de la mañana o las 9 de la noche- y en las que el silencio es estrepitoso, no hay ni cine ni teatro.

Allí el 2 de abril es, obviamente, un día de malos recuerdos. Por eso es una fecha a la que se la ignora, lo que no equivale a decir que se la olvide. Al acto que encabezó Cristina Fernández de Kirchner en Ushuaia nadie le prestó atención. La radio local sólo lo mencionó.

El día de conmemoración para los kelpers es el 14 de junio. Ese es el día de la liberación. El 1 de abril hubo un homenaje a los reservistas que intervinieron en la defensa de la ciudad el día del desembarco que fue muy intenso. Prácticamente toda la ciudad se reunió alrededor del monumento a los caídos para rendirles tributo. Ese día el enojo hacia la Argentina emergió con toda la fuerza, circunstancia que sufrimos en carne propia y que puso en serio riesgo la transmisión de mi programa Primera Mañana, por Radio Mitre, en lo que constituyó la primera transmisión de un programa de una radio de la Argentina originado en las Islas Malvinas. En efecto, la realización de esta transmisión fue algo de gran impacto tanto aquí como en el resto del país, que enojó a algunos kelpers que albergan sentimientos manifiestamente hostiles hacia los argentinos. Esto dio pie a una intensa presión sobre quien aportó el salón en el que se montó el estudio de Radio Mitre en Puerto Argentino, en donde se la sintoniza por aire con una notable claridad. Finalmente, el afecto hacia la Argentina por parte de esa persona nacida en las islas pudo más y la transmisión logró concretarse para emoción nuestra y de todo el equipo que participó de estas transmisiones históricas, tanto allí como en Buenos Aires.

Además de los 2.500 habitantes de Puerto Argentino, en el resto de las islas Malvinas viven otras 2.500. De ellas, 2.000 habitan la base militar de Mount Pleasant, de los que 1.500 son militares y 500, civiles. Los 500 habitantes restantes se distribuyen por el resto de las dos islas principales, Gran Malvina y Soledad.

Las Malvinas están atravesando un momento de una singular bonanza económica. Los crecientes ingresos  provienen de tres actividades principales: la pesca, que representa el 40%; la lana, el 10% y el turismo el otro 50%. La perspectiva por la posible explotación de petróleo es enorme. Los aspectos que serán determinantes para concretarla o no son tres: el impacto ambiental, la carga impositiva y la factibilidad económica del negocio. Si todo esto se logra compatibilizar, se abre para los kelpers un futuro de promisión que los hará a todos ricos.

Más allá del horror de aquellos 74 inolvidables, la guerra nos hizo un gran favor, reconocen los kelpers. Desde entonces las cosas mejoraron mucho para ellos. Lo más importante es que eso les permitió alcanzar status de ciudadanos británicos plenos.

Políticamente se vive en un estado democrático puro que hace recordar a la Grecia de la Acrópolis. El gobernador es designado desde Londres y es, en general, un embajador de carrera. Lo secunda un Consejo Parlamentario integrado por 8 miembros que son elegidos directamente por el pueblo. Hay un detalle singular: los partidos políticos aquí no existen. El único intento que se hizo para crearlos ocurrió hace unos años y fracasó rotundamente. Por lo tanto los ciudadanos y ciudadanas que integran el Consejo son plenamente independientes y su elegibilidad depende del nivel de prestigio o liderazgo que tengan cada uno de ellos entre sus conciudadanos.  

Hay aquí una estación de radio que transmite la mayor parte programación de la BBC y un incipiente canal de televisión que sólo emite, por ahora, unas pocas horas los fines de semana.  Hay en la radio quien todavía vive y recuerda vívidamente el momento en el que las tropas argentinas hicieron su irrupción en sus estudios y tuvieron a quienes en esos momentos se desempeñaban allí, tirados al suelo boca abajo, con alguien sobre ellos apuntándoles.

La base militar de Mount Pleasant, que está ubicada a 50 kilómetros de Puerto Argentino, tiene reminiscencias de los años de la guerra fría. El personal que allí se desempeña no tiene prácticamente ningún contacto con la población malvinense. Mount Pleasant es un coto. Los soldados, además de no tener contacto con la población, no tienen mayor idea sobre las islas. Por eso es que el príncipe Williams estuvo allí pero no tuvo el más mínimo contacto con los kelpers.

El problema de la droga aquí no existe. El del alcoholismo, en cambio, sí. Se toma mucho y los fines de semana mucho más. Ver a jóvenes alcoholizados en las cercanías de los dos o tres pubs que hay es lo normal. El alcohol logra que la gente se sincere, explica con llana franqueza el padre Michel, el párroco de la iglesia católica que tiene una grey de unos cien fieles practicantes, quien agrega que el chisme es el combustible que moviliza la sociedad: aquí todo el mundo sabe todo de todo el mundo.

La educación constituye una herramienta esencial para el desarrollo presente y futuro de las islas.

El jardín de infantes, a partir de los 4 años, la escuela primaria y la escuela secundaria son obligatorios. La escuela es pública y gratuita. Durante la escuela primaria, los chicos que no viven en la ciudad reciben, cada dos días, la visita en su casa de un maestro cuya tarea se complementa por medio de Internet a través de un programa interactivo especialmente diseñado. A partir de la escuela secundaria, ya el alumno que vive en el campo es obligado a trasladarse e instalarse en Puerto Argentino. A tales efectos hay dormitorios especialmente dedicados a los adolescentes en los que se alojan y comen.

Una vez que el alumno termina el secundario está habilitado para dar el examen que se exige para ingresar a las universidades del Reino Unido. Si el aspirante lo aprueba accede a proseguir la carrera que desee en cualquier universidad del Reino Unido, para lo cual el gobierno de las islas paga la matrícula, el hospedaje, los libros y las comidas del alumno quien, por otra parte, no tiene ninguna obligación de regresar a las islas. No obstante, lo que se está comenzando a apreciar es que más del 50% de los estudiantes que se gradúan deciden volver a Malvinas.

La docencia es una de las profesiones mejor pagas de las islas. Esto responde a una decisión política que se tomó hace unos años de elevar la calidad de la educación. Así es que el salario mensual de un maestro es de unas 3.000 libras, lo que le garantiza un muy buen nivel de vida.

En general, se comprueba aquí un profundo respeto hacia los veteranos de guerra argentinos. Todos los que recuerdan los horrores de esa guerra, tienen presente en su memoria como una de esas postales del horror las penurias que nuestros soldados conscriptos debieron padecer durante aquel traumático trance.

El cementerio de los caídos argentinos en Puerto Darwin emociona. Esas tumbas son el testimonio más cabal de la tragedia de aquella guerra absurda. El cementerio está ahora bien cuidado. Cada tumba está coronada por dos rosarios. Allí se percibe la inmensidad de la muerte y el sonido del viento que nunca cesa y el de los rosarios chocándose entre sí. La escena es conmovedora.

Salvo el caso del ex canciller Guido Di Tella, en los 30 años que han pasado de la guerra la clase política argentina no ha pisado las islas. Pienso que es un grueso error. La barrera más importante a vencer es la cultura. Desde ese punto de vista a las Malvinas y a la Argentina las separa un océano. Los kelpers desconfían de todo lo que la dirigencia política expresa sobre las islas. No es para menos. A lo largo de estos 30 años se han encontrado con que un día un gobierno los quiere seducir y otro día, otro gobierno los ignora. Un día un gobierno amenaza con cortarles el vuelo de  LAN y otro día, inesperadamente, ese mismo gobierno propone la idea de establecer tres vuelos de Aerolíneas Argentinas entre Buenos Aires y Puerto Argentino. Un día ese mismo gobierno los amenaza con un bloqueo destinado a impedir el ingreso en los puertos sudamericanos a los barcos que porten la bandera de las islas y otro día el mismo gobierno les promete que habrán de escucharse sus opiniones. Cuál es la verdad, se preguntan muchos de los que aquí quieren ser escuchados. 

Hay hechos que son muy llamativos que deberían generar una profunda reflexión por parte de la dirigencia política de la Argentina en general. Como lo mencionamos, uno de ellos es que en los 30 años de nuestra reganada democracia, con la excepción de Guido Di Tella, durante su desempeño como canciller del ex presidente Carlos Menem, nadie tomó la iniciativa de visitar las islas para contactarse con sus autoridades y, fundamentalmente, con la  gente. De haberlo hecho y de haber encarado el tema de Malvinas con criterio de políticas de Estado, podrían haber tenido una visión más exacta de la realidad que aquí se vive, sin la cual va a ser muy difícil encontrar una manera de comenzar a derribar la muralla cultural que hoy separa a los kelpers de la Argentina. Mientras esa muralla exista va a ser muy difícil que pueda existir alguna posibilidad de una negociación seria sobre la soberanía de las islas.

Estando allí he aprendido a querer más a este territorio.

Estando allí he podido apreciar en toda su profundidad la tragedia de aquella guerra y el dolor que produce lo absurdo de todas esas muertes, las de nuestro lado y las del otro lado.

Estando allí he podido valorar en toda su dimensión el heroísmo y el estoicismo de nuestros soldados.

Estando allí he podido tener una real noción de lo mucho que padecieron quienes debieron enfrentar una geografía tan bella como agreste y un clima extremo y castigador. Allí el frío, el viento y la lluvia congelan el alma.

Por decir todas estas cosas es que durante toda esta semana hay quienes buscaron descalificarme con términos que fueron desde traidor a la patria hasta cipayo. Es una muestra más de los avatares a los que nos exponemos los periodistas en la Argentina actual. Es, en definitiva, el precio de contar los hechos como son. La triste verdad es que hoy las Islas Malvinas están muy lejos de la Argentina. Y como decía la canción, no es triste la verdad sino que no tiene remedio.

La vivencia de estar en la capital de las Islas Malvinas es única. Aquí se experimenta la presencia de la soledad. Este es un lugar absolutamente alejado del mundo. En esta ciudad viven 2.500 almas que no olvidan ni por un solo segundo el horror que para ellos significaron los 74 días que pasaron desde el 2 de abril hasta el 14 de junio de 1982, que fue el lapso durante el cual las tropas argentinas ocuparon las islas.

El error y el horror que representó esa guerra han producido un daño gigantesco a las aspiraciones de la Argentina de recuperar este territorio. Hasta esa fatídica fecha del 2 de abril de 1982, reinaba en los kelpers un sentimiento de afecto y gratitud hacia nuestro país, que la mayoría –por no decir la totalidad– de los argentinos desconocíamos. El vuelo semanal de LADE, la pista del aeropuerto construida por el Ejército Argentino, el abastecimiento de combustible a través de la YPF de entonces, la atención médica de muy buena calidad que se brindaba a los isleños en los hospitales públicos de Comodoro Rivadavia y de Buenos Aires, son datos, hechos y circunstancias que aquí se recuerdan con afecto y con la nostalgia y el pesar de lo que será muy difícil que alguna vez vuelva a ser igual. El sentimiento de gratitud y de afecto hacia la Argentina era enorme; por eso mismo fue que aquí dolió tanto el desembarco y la ocupación de las islas por parte de las tropas que mandó la dictadura militar. Los kelpers que aún siguen queriendo a nuestro país lo repiten todo el tiempo.

El paisaje de las islas es de una significativa belleza. La nada que lo habita es sencillamente conmovedora. En el medio de esta nada se eleva Puerto Argentino, una ciudad que experimenta una bonanza económica que daría envidia a más de uno. Aquí todo el mundo tiene trabajo y, a pesar de que la vida no es barata, nadie pasa necesidades. Aquí la gente se siente feliz con el tipo de vida que hace. Es una vida particular. En esta ciudad de calles angostas y limpias, transitadas por muy poca gente –ya sean las 9 de la mañana o las 9 de la noche- y en las que el silencio es estrepitoso, no hay ni cine ni teatro.

Allí el 2 de abril es, obviamente, un día de malos recuerdos. Por eso es una fecha a la que se la ignora, lo que no equivale a decir que se la olvide. Al acto que encabezó Cristina Fernández de Kirchner en Ushuaia nadie le prestó atención. La radio local sólo lo mencionó.

El día de conmemoración para los kelpers es el 14 de junio. Ese es el día de la liberación. El 1 de abril hubo un homenaje a los reservistas que intervinieron en la defensa de la ciudad el día del desembarco que fue muy intenso. Prácticamente toda la ciudad se reunió alrededor del monumento a los caídos para rendirles tributo. Ese día el enojo hacia la Argentina emergió con toda la fuerza, circunstancia que sufrimos en carne propia y que puso en serio riesgo la transmisión de mi programa Primera Mañana, por Radio Mitre, en lo que constituyó la primera transmisión de un programa de una radio de la Argentina originado en las Islas Malvinas. En efecto, la realización de esta transmisión fue algo de gran impacto tanto aquí como en el resto del país, que enojó a algunos kelpers que albergan sentimientos manifiestamente hostiles hacia los argentinos. Esto dio pie a una intensa presión sobre quien aportó el salón en el que se montó el estudio de Radio Mitre en Puerto Argentino, en donde se la sintoniza por aire con una notable claridad. Finalmente, el afecto hacia la Argentina por parte de esa persona nacida en las islas pudo más y la transmisión logró concretarse para emoción nuestra y de todo el equipo que participó de estas transmisiones históricas, tanto allí como en Buenos Aires.

Además de los 2.500 habitantes de Puerto Argentino, en el resto de las islas Malvinas viven otras 2.500. De ellas, 2.000 habitan la base militar de Mount Pleasant, de los que 1.500 son militares y 500, civiles. Los 500 habitantes restantes se distribuyen por el resto de las dos islas principales, Gran Malvina y Soledad.

Las Malvinas están atravesando un momento de una singular bonanza económica. Los crecientes ingresos  provienen de tres actividades principales: la pesca, que representa el 40%; la lana, el 10% y el turismo el otro 50%. La perspectiva por la posible explotación de petróleo es enorme. Los aspectos que serán determinantes para concretarla o no son tres: el impacto ambiental, la carga impositiva y la factibilidad económica del negocio. Si todo esto se logra compatibilizar, se abre para los kelpers un futuro de promisión que los hará a todos ricos.

Más allá del horror de aquellos 74 inolvidables, la guerra nos hizo un gran favor, reconocen los kelpers. Desde entonces las cosas mejoraron mucho para ellos. Lo más importante es que eso les permitió alcanzar status de ciudadanos británicos plenos.

Políticamente se vive en un estado democrático puro que hace recordar a la Grecia de la Acrópolis. El gobernador es designado desde Londres y es, en general, un embajador de carrera. Lo secunda un Consejo Parlamentario integrado por 8 miembros que son elegidos directamente por el pueblo. Hay un detalle singular: los partidos políticos aquí no existen. El único intento que se hizo para crearlos ocurrió hace unos años y fracasó rotundamente. Por lo tanto los ciudadanos y ciudadanas que integran el Consejo son plenamente independientes y su elegibilidad depende del nivel de prestigio o liderazgo que tengan cada uno de ellos entre sus conciudadanos.  

Hay aquí una estación de radio que transmite la mayor parte programación de la BBC y un incipiente canal de televisión que sólo emite, por ahora, unas pocas horas los fines de semana.  Hay en la radio quien todavía vive y recuerda vívidamente el momento en el que las tropas argentinas hicieron su irrupción en sus estudios y tuvieron a quienes en esos momentos se desempeñaban allí, tirados al suelo boca abajo, con alguien sobre ellos apuntándoles.

La base militar de Mount Pleasant, que está ubicada a 50 kilómetros de Puerto Argentino, tiene reminiscencias de los años de la guerra fría. El personal que allí se desempeña no tiene prácticamente ningún contacto con la población malvinense. Mount Pleasant es un coto. Los soldados, además de no tener contacto con la población, no tienen mayor idea sobre las islas. Por eso es que el príncipe Williams estuvo allí pero no tuvo el más mínimo contacto con los kelpers.

El problema de la droga aquí no existe. El del alcoholismo, en cambio, sí. Se toma mucho y los fines de semana mucho más. Ver a jóvenes alcoholizados en las cercanías de los dos o tres pubs que hay es lo normal. El alcohol logra que la gente se sincere, explica con llana franqueza el padre Michel, el párroco de la iglesia católica que tiene una grey de unos cien fieles practicantes, quien agrega que el chisme es el combustible que moviliza la sociedad: aquí todo el mundo sabe todo de todo el mundo.

La educación constituye una herramienta esencial para el desarrollo presente y futuro de las islas.

El jardín de infantes, a partir de los 4 años, la escuela primaria y la escuela secundaria son obligatorios. La escuela es pública y gratuita. Durante la escuela primaria, los chicos que no viven en la ciudad reciben, cada dos días, la visita en su casa de un maestro cuya tarea se complementa por medio de Internet a través de un programa interactivo especialmente diseñado. A partir de la escuela secundaria, ya el alumno que vive en el campo es obligado a trasladarse e instalarse en Puerto Argentino. A tales efectos hay dormitorios especialmente dedicados a los adolescentes en los que se alojan y comen.

Una vez que el alumno termina el secundario está habilitado para dar el examen que se exige para ingresar a las universidades del Reino Unido. Si el aspirante lo aprueba accede a proseguir la carrera que desee en cualquier universidad del Reino Unido, para lo cual el gobierno de las islas paga la matrícula, el hospedaje, los libros y las comidas del alumno quien, por otra parte, no tiene ninguna obligación de regresar a las islas. No obstante, lo que se está comenzando a apreciar es que más del 50% de los estudiantes que se gradúan deciden volver a Malvinas.

La docencia es una de las profesiones mejor pagas de las islas. Esto responde a una decisión política que se tomó hace unos años de elevar la calidad de la educación. Así es que el salario mensual de un maestro es de unas 3.000 libras, lo que le garantiza un muy buen nivel de vida.

En general, se comprueba aquí un profundo respeto hacia los veteranos de guerra argentinos. Todos los que recuerdan los horrores de esa guerra, tienen presente en su memoria como una de esas postales del horror las penurias que nuestros soldados conscriptos debieron padecer durante aquel traumático trance.

El cementerio de los caídos argentinos en Puerto Darwin emociona. Esas tumbas son el testimonio más cabal de la tragedia de aquella guerra absurda. El cementerio está ahora bien cuidado. Cada tumba está coronada por dos rosarios. Allí se percibe la inmensidad de la muerte y el sonido del viento que nunca cesa y el de los rosarios chocándose entre sí. La escena es conmovedora.

Salvo el caso del ex canciller Guido Di Tella, en los 30 años que han pasado de la guerra la clase política argentina no ha pisado las islas. Pienso que es un grueso error. La barrera más importante a vencer es la cultura. Desde ese punto de vista a las Malvinas y a la Argentina las separa un océano. Los kelpers desconfían de todo lo que la dirigencia política expresa sobre las islas. No es para menos. A lo largo de estos 30 años se han encontrado con que un día un gobierno los quiere seducir y otro día, otro gobierno los ignora. Un día un gobierno amenaza con cortarles el vuelo de  LAN y otro día, inesperadamente, ese mismo gobierno propone la idea de establecer tres vuelos de Aerolíneas Argentinas entre Buenos Aires y Puerto Argentino. Un día ese mismo gobierno los amenaza con un bloqueo destinado a impedir el ingreso en los puertos sudamericanos a los barcos que porten la bandera de las islas y otro día el mismo gobierno les promete que habrán de escucharse sus opiniones. Cuál es la verdad, se preguntan muchos de los que aquí quieren ser escuchados. 

Hay hechos que son muy llamativos que deberían generar una profunda reflexión por parte de la dirigencia política de la Argentina en general. Como lo mencionamos, uno de ellos es que en los 30 años de nuestra reganada democracia, con la excepción de Guido Di Tella, durante su desempeño como canciller del ex presidente Carlos Menem, nadie tomó la iniciativa de visitar las islas para contactarse con sus autoridades y, fundamentalmente, con la  gente. De haberlo hecho y de haber encarado el tema de Malvinas con criterio de políticas de Estado, podrían haber tenido una visión más exacta de la realidad que aquí se vive, sin la cual va a ser muy difícil encontrar una manera de comenzar a derribar la muralla cultural que hoy separa a los kelpers de la Argentina. Mientras esa muralla exista va a ser muy difícil que pueda existir alguna posibilidad de una negociación seria sobre la soberanía de las islas.

Estando allí he aprendido a querer más a este territorio.

Estando allí he podido apreciar en toda su profundidad la tragedia de aquella guerra y el dolor que produce lo absurdo de todas esas muertes, las de nuestro lado y las del otro lado.

Estando allí he podido valorar en toda su dimensión el heroísmo y el estoicismo de nuestros soldados.

Estando allí he podido tener una real noción de lo mucho que padecieron quienes debieron enfrentar una geografía tan bella como agreste y un clima extremo y castigador. Allí el frío, el viento y la lluvia congelan el alma.

Por decir todas estas cosas es que durante toda esta semana hay quienes buscaron descalificarme con términos que fueron desde traidor a la patria hasta cipayo. Es una muestra más de los avatares a los que nos exponemos los periodistas en la Argentina actual. Es, en definitiva, el precio de contar los hechos como son. La triste verdad es que hoy las Islas Malvinas están muy lejos de la Argentina. Y como decía la canción, no es triste la verdad sino que no tiene remedio.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 7 de Abril de 2012.

sábado, 3 de marzo de 2012

Autodeterminación de los Kelpers... De Alguna Manera...

Una posición que coincide con la del Reino Unido...

 
No se trata de emitir juicios sobre las personas que se han pronunciado a favor de la autodeterminación de los kelpers. Hay entre ellas mujeres y hombres con una buena formación que han contribuido con sus escritos a comprender nuestra realidad.

Mi opinión es sobre la posición que se ha conocido en declaraciones de algunos de los miembros de este grupo. Defienden la autodeterminación de los kelpers. Esa posición coincide con la del Reino Unido, que ha hecho lo imposible para tratar de imponerla.

La Argentina ha sostenido el respeto por los estilos de vida de los kelpers, tal como aparece en la primera disposición transitoria de nuestra Constitución: “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional.

La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.

La Resolución 1514 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 1960, es el texto básico donde se estableció la aplicación del principio de autodeterminación como el criterio que debía regir el proceso de descolonización. Sin embargo, ubicó el principio de integridad territorial con una jerarquía superior: la autodeterminación no debe vulnerar la integridad del territorio.

Hay dos principios que guían la descolonización; para el caso de Malvinas, la comunidad internacional ha expresado de forma ampliamente mayoritaria que es la integridad del territorio el que se aplica, no el de autodeterminación. Los autores de la declaración deberían conocer esto, es el ABC del tema.

En el año 1986, cuando se debatía en la Asamblea General la resolución sobre Malvinas, la delegación británica inteligentemente introdujo una breve enmienda al texto. En esa enmienda se sostenía que el contenido de la resolución se aplicaba respetando el principio de autodeterminación. Fue un momento extremadamente difícil para nuestra delegación.

Las enmiendas se votan antes que el texto originario y la mayoría de los países presentes habían logrado su independencia gracias a aquel principio. Era, por lo tanto, relativamente sencillo que los británicos lograran la mayoría en la votación. Un desastre para nuestra posición.

Sin embargo, ganamos la votación con el apoyo activo de muchos de los países que habían alcanzado su independencia con la aplicación del principio de autodeterminación. Votaron con nosotros e hicieron campaña a nuestro lado. Por segunda vez la Asamblea General sostenía la no aplicación del principio para el caso de las Islas Malvinas.

La defensa de la autodeterminación equivale a decir que renunciamos a las Islas. Ni más ni menos. Quienes sostienen la idea, deberían decirlo así. Están en su derecho. Tenemos derecho a decir lo que pensamos y la obligación de decirlo claramente, sobre todo cuando se trata de cuestiones serias.
Es útil que todos entiendan lo que uno quiere decir. En este caso es sencillo: se trata de dar un paso más allá en la política que aplicó el presidente Menem entre 1989 y 1999. Eso lo entienden todos.

Quienes pensamos distinto, quienes nos opusimos a la guerra durante la guerra y luego defendimos nuestra posición en la medida de nuestras posibilidades, pensamos que en esta cuestión no se trata de defender un trozo de tierra, perdido en el Atlántico Sur.

Creemos que hay que cuidar las cosas que nos unen. Tratamos de recuperar una parte de nuestro territorio, es decir una parte de nuestra nación. Más que lo que son, las Islas importan por lo que representan.

© Escrito por Dante Caputo y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 25 de Febrero de 2012. 



lunes, 27 de febrero de 2012

Pensar distinto... De Alguna Manera...

Una idea distinta sin que se caiga el mundo…


Documento sobre Malvinas. Otro argumento sobre las Islas provocó la crítica paraoficial. Temor a que pensar diferente sea peligroso.

Escribí hace algunas semanas, en este diario, que en la Argentina actual pensar distinto era un delito. La realidad me dio, entonces, muestra de mi propia teoría: el aparato oficial de propaganda se ocupó extensamente de mi frase, todos se golpearon el pecho diciendo que nunca hubo más libertad de prensa que ahora y kirchneristas críticos como Mempo Giardinelli me acusaron de exagerar con aviesas intenciones.

La mayoría analizó la frase con un bajo contenido de metáfora en sangre. “Si es un delito, ¿por qué no estás preso, eh?”, dijeron. No me refería, literalmente, a un delito penal: quien opina contra el discurso oficial es castigado con el hostigamiento del aparato público-privado de propaganda y acusado, sí, de delitos formales que llegan hasta el cargo de “traición a la patria”.

Decir, por ejemplo, que la mejor manera de recuperar las Malvinas es integrar a los isleños desencadenó esa reacción: el Gobierno es igual a la patria y el Ejecutivo está, por dogma, libre de cometer errores: siempre tiene y tendrá razón. Es curioso, el decreto de infalibilidad papal del Concilio Vaticano I de 1870 contempla que hasta el Papa puede equivocarse. El Papa sí, pero Ella no.

Sinceramente creo que el camino oficial es el que más nos aleja de la recuperación de las Islas. El miércoles, un grupo de 17 intelectuales del que formo parte dio a conocer un documento proponiendo una política alternativa en la cuestión Malvinas. La campaña de hostigamiento oficial comenzó mucho antes de que el documento se conociera: primero se cuestionaba la legitimidad del grupo y su calificación para opinar (en mi caso, tengo 11 libros, he sido jurado y dado cursos en varias universidades extranjeras, fundé dos diarios y cuatro revistas, dirigí más de diez documentales y un largometraje pero, claro, no soy un intelectual).

Quien ponía en duda nuestras credenciales era, entre otros, Aníbal Fernández, el ex fugado intendente de Quilmes, que ya lleva publicado su segundo libro de zonceras argentinas con su firma, pero escrito en realidad por su asesor de prensa Carlos Caramello. Fernández, en lugar de explicarle al público por qué pasó, de pronto, de jefe de Gabinete a senador llano (hay quienes dicen que fue acusado por la Embajada norteamericana de tener vínculos con el avión narco y que eso, sumado a su confusa actuación en el caso Mariano Ferreira, determinó su suerte), se dedicó a insultar al colectivo en el diario Tiempo Argentino, editado por Sergio Szpolski con plata que vuelve al pueblo. Puesto a periodista –y quizá sin su ghostwriter Caramello a mano–, Fernández me adjudica frases que nunca dije y las pone entre comillas, al estilo Diego Goebbels pero en gráfica.

En el mismo día, la tapa de Crónica, en el mismo sitio donde semanas atrás estaba la foto del cadáver de Jazmín de Grazia, publicaba mi foto junto a la de Beatriz Sarlo, Juan José Sebreli y Pepe Eliaschev bajo el título “Piratas”. Crónica pertenece al Grupo Olmos, vinculado a la UOM y financiado por el Gobierno con abundante publicidad oficial.

El documento aún no había sido dado a conocer. El camino que terminó en la conferencia de prensa del miércoles –que finalmente se suspendió por la tragedia de Once y sólo se envió el documento a la prensa– había sido largo y sinuoso: era casi imposible conseguir en Buenos Aires un sitio público donde presentar un documento que discutía el pensamiento oficial: dos universidades privadas dijeron que no, hasta dos bares que habitualmente ocupan su salón con presentaciones se negaron a facilitar el espacio. Finalmente la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino, dirigida por Rogelio Fernández Couto, tuvo la generosidad de abrir sus puertas.

Fue triste volver a recordar el miedo, pero ahora en una Argentina democrática: miedo a disentir públicamente, miedo a las consecuencias de desobedecer, miedo a pensar distinto y decirlo en voz alta.

Conocido el documento, el mundo no se cayó. Sólo una idea se echó a correr. Pensar distinto es hoy, en la Argentina, complicado. Esperemos que no llegue a ser peligroso.

© Escrito por Jorge Lanata y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 25 de Febrero de 2012.

Nota:

No conozco el Documento, por lo tanto opinar al respecto sería vano, de todas maneras pienso en dos cosas al leer esta nota de JL. Una cosa es la realidad histórica e irrenunciable sobre la soberanía de las Islas Malvinas y su pertenencia a la República Argentina y otra cosa es llegar a un entendimiento sobre el tema de soberanía despúes de una nefasta guerra perdida. Los habitantes de las Islas Malvinas son una realidad, no debemos omitirlos. 


De Alguna Manera.