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domingo, 31 de julio de 2016

Error de cálculo… @dealgunamanera...

Error de cálculo…

Su excelencia, Marcelo Tinelli. Dibujo: Pablo Temes.

El Gobierno pagó por equivocar su diagnóstico de la realidad. Cara, en La Rural, y ceca, con Tinelli.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 31/07/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

"Todos caímos en la trampa de creer que con el fin del kirchnerismo, sobre todo del cristinismo con sus delirios y su prepotencia, gran parte de nuestra vida política estaba resuelta. Una versión moderna  del muerto el perro se acabó la rabia. No somos ingenuos, sabíamos que iba a ser difícil, pero confiamos en que cruzar a la vereda de lo institucional y lo políticamente racional nos abriría las puertas al mundo. Quizás fue un primer paso, pero el mundo no necesitaba de la Argentina”.

La reflexión fue realizada por un hombre del Ministerio de Economía que vive el día a día de lo que allí está ocurriendo. La fuente se queja de la trascendencia que se le ha venido dando a las internas entre funcionarios del ala económica del Gobierno y asegura que son roces normales en una gestión que se ha venido complicando. 

“Tanto (Federico) Sturzenegger como (Alfonso) Prat-Gay están haciendo lo que creen correcto y todos los que se quejan  por la falta de resultados en la llegada de inversiones deberían recordar que se peleaban por el puesto de Alfonso, pero cuando el puntero se acercaba y las chances parecían reales miraban para otro lado. Prat-Gay es la persona más capacitada para el puesto, si hay demoras en los resultados, debimos habernos preguntado antes por qué creímos en forma acrítica que el mundo vendría a invertir su dinero en un país que, al menos en los últimos cuatro años, fue un circo y una catástrofe en materia de indicadores macroeconómicos. En eso sí nos dejamos llevar por el entusiasmo”.

En la vereda de enfrente hay de todo. Críticos y operadores, pero también gente valiosa que supo advertir con cierta anticipación que el rumbo no terminaba de cerrar por errores de cálculo inicial que impidieron hacer un mejor diagnóstico del estado de la economía argentina.  

Veamos algunas de estas fallas en el diagnóstico: en primer lugar, el Gobierno subestimó la realidad. No tenía el pulso correcto de la dimensión de la catástrofe que heredó del kirchnerismo. Así, cuando se tomaron las primeras medidas y se decidió modificar el tipo de cambio, se asumió que toda la economía se estaba moviendo en base a un dólar que rondaba los $ 15 y se avanzó en ese sentido. Un industrial que conoce muy bien lo que ocurre en el interior del país recuerda haber advertido que “se debería haber utilizado un criterio más federal ya que un sector importante de la economía productiva aún giraba en torno a un dólar de $ 9”. El caso de los insumos importados es un buen ejemplo. Por eso el rebrote inflacionario fue inevitable.

En segundo lugar, el Gobierno creyó que con la salida del default comenzarían a llover los dólares. Sobre la base de esta ilusión se aventuró a utilizar todo su margen político para dar de entrada y todas juntas las malas noticias (ajuste, sinceramiento, tarifazo, etc.). Pero el colchón verde que hubiera permitido pasar el trago amargo con mejores perspectivas nunca llegó.

Los funcionarios no comprendieron que era un riesgo demasiado grande darle a la gente un baño de realidad tan brutal sin esperar a que la economía esté funcionando o, al menos, dando las primeras señales de recuperación.

En ese caso, otra hubiera sido la historia. Ese era el plan que, bajo la muletilla del bendito segundo semestre con que el Gobierno batió el parche durante la primera parte del año, finalmente nunca llegó.

En el acto de ayer en La Rural –que marcó la vuelta del jefe de Estado a ese ruedo visceralmente despreciado por el kirchnerismo–, Macri reafirmó su política de apoyo al campo.

Más allá de los aplausos que le prodigaron desde las tribunas, la realidad es que las economías regionales aún no repuntan ya que, por ejemplo, al productor de soja, al que por un lado se lo benefició con la devaluación y la baja de retenciones, se lo ahorcó con la inflación que impacta directa y fuertemente en el costo de los insumos.

En el medio de todo esto se produjo la novela entre Macri y Marcelo Tinelli. La trascendencia que la dirigencia política vernácula le viene otorgando desde hace casi dos décadas a las idas y vueltas camaleónicas que Tinelli ha hecho y hace de su popularidad y la de su uso político es algo  turbador que califica –debería decirse mejor descalifica– a esa dirigencia.

Lamentablemente, el Presidente no ha escapado a ese escenario patético

Es triste y preocupante imaginar que desde las esferas del poder se esté pendiente de lo que pase en un programa de humor.

Los problemas de la Argentina de hoy en día son la pobreza, la inflación, la recesión económica, la pérdida de fuentes de trabajo, la falta de inversiones, la inseguridad, la mala calidad de la salud pública, los déficits de la educación, la falta de infraestructura, y una larga lista de etcéteras a la que no solucionará el armisticio Macri-Tinelli.

Como decía Dario Fo: “La sátira es el arma más eficaz contra el poder: el poder no soporta el humor, ni siquiera los gobernantes que se llaman democráticos, porque la risa libera al hombre de sus miedos”.

Producción periodística: Santiago Serra.


sábado, 18 de junio de 2016

Fieles e infieles K… @dealgunamanera...

Fieles e infieles K…

Sor Preso, José López. Dibujo: Pablo Temes

La oposición a Bergoglio y el anterior gobierno tejieron la conexión con el convento de los bolsos.

© Escrito por Roberto García el sábado 18/06/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Como se ha hecho moda el rol del Papa en los acontecimientos semanales, tampoco podía evadirse de la última obscenidad de José López, un ferviente católico, responsable de la obra pública en los gobiernos Kirchner, sorprendido in fraganti con 9 millones de dólares negros que intentaba ocultar desesperadamente en una casa de ejercicios.

Recorrió Francisco las páginas políticas por sus litigios con Mauricio Macri y sus idilios con Cristina, las deportivas con San Lorenzo, ni hablar de las sindicales (Omar “el Caballo” Suárez), artísticas (Wanda Nara) o religiosas. Sólo le faltaba la hoja policial. Y logró alcanzarla esta semana gracias al desorbitado López, hijo dilecto del matrimonio sureño y alumno de 
Julio De Vido, un devoto que en otros tiempos respondía al contubernio de los enemigos internos de Jorge Bergoglio. Hoy, el escándalo igual los enfanga a todos.

Pertenecía López, “Josecito”, a la segunda línea de una cáfila política que planificaba el desplazamiento de Bergoglio como jefe de la Iglesia local, esa molesta piedra en el zapato de los Kirchner. No fueron suficientes las imputaciones al prelado por su presunta indiferencia o complicidad con la desaparición y tortura de religiosos durante el gobierno militar, menos resultó el operativo para promover como alternativa a Juan Carlos Maccarone, obispo de Santiago del Estero, una figura progresista que en 2005 se convirtió en estrella cinematográfica porno merced a un video casero en el que requería asistencias sexuales a un joven.

Hubo también un proyecto de talla superior, encarado por la cúpula gubernamental de entonces (atribuido al cuarteto Néstor Kirchner, Cristina de Kirchner, Sergio Massa y Carlos Zannini), que consistía en el envío de una nota al Vaticano, al propio papa Benedicto XVI, reclamándole de Estado a Estado la cesantía de Bergoglio por sus repetidas controversias con el gobierno. Hasta graciosa e infantilmente, querían proponer su reemplazo por el obispo Oscar Sarlinga. Esta iniciativa le fue revelada, en la propia Casa Rosada, a un sindicalista, Oscar Mangone, quien se cruzó a la Catedral para advertirle a Bergoglio de la maniobra. El presunto afectado por el complot hizo un comentario ante la novedad: “Sarlinga es demasiado joven, no lo aceptaría ninguno de los que me pueden suceder”.

Saldo final: abortó la conspiración, Bergoglio luego envió a Sarlinga a dar responsos en el Sur, más tarde al Litoral y, ya como papa, bajo la promesa de que había perdonado la traición, lo hizo poner en una fila de asistentes al Vaticano, pero ni reparó en él. Hace un año y medio le mandó la jubilación. Zannini, obvio, nunca pidió perdón y Néstor murió antes de cualquier aproximación. Otro castigado fue Massa, quien a pesar de epístolas personales de descargo –algunas hasta sugeridas por el propio Papa–, de emisarios e influyentes que buscaron una reparación espiritual, jamás logró que lo recibiera en Roma. Nadie aún entiende el tamaño de la aversión, sólo comparable a la de Elisa Carrió con el ex intendente de Tigre. Al menos frente a la ambivalencia que mantuvo con Cristina, que de culpable de aquella operación y manifiesta inquina con el Papa, luego fue reconvertida a la fe sin ninguna explicación.

Un vecino de Luján, Moneta, socio de Cristóbal López, acercó al cura a De Vido

Clave de aquel putsch contra Bergoglio fue Luján, jurisdicción de la basílica que en el padrón católico dispone de un privilegio: contacto directo con Roma sin pasar por el dominio del Arzobispado de Buenos Aires. Allí reinaba Rubén Di Monte, ex titular de Cáritas, ex obispo de Avellaneda, enfrentado colega de Bergoglio aunque ambos habían sido influidos por Emilio Ogñenovich, al que nadie podía incluir en las naderías de la izquierda. Di Monte confesaba entonces su disgusto con Bergoglio: “Es un dictador, no permite que nadie plantee reformas, objeciones. ¿Usted conoce a algún obispo que exprese lo contrario de Bergoglio, represente una opinión discordante?”. Luego de su aviesa pregunta, agregaba: “Es poderoso, terrible, yo soy un plazo fijo, me jubilan cuando llego a la edad reglamentaria, no puedo conseguir una extensión por más que hable directamente con el papa Benedicto”. No se equivocó: lo sacaron del servicio en tiempo y forma, él mismo se destinó a retirarse en el convento de General Rodríguez hasta su muerte hace tres meses, el lugar donde López trató de introducir una millonada de dólares en bolsos saltando los muros.

Protección. Di Monte se había convertido casi por azar en un protegido del gobierno K: por medio de un vecino de Luján, el banquero Raúl Moneta, entonces socio de Cristóbal López en la exportación de carnes exóticas, acercó al cura a Julio De Vido, a su segundo, López, y al propio matrimonio presidencial. Para el obispo, había un solo interés, que también era el de Roma: subsidios extraordinarios para refaccionar y recomponer una maltrecha basílica a la que se le había desmoronado hasta la cruz. Pudo cumplir el objetivo, a cambio entregó réplicas de la Virgen de Luna, artísticos yesos de 50 centímetros que hasta Cristina repartió según sus afectos (entre ellos, Hugo Chávez).

Fue Di Monte quien sin duda ofreció a Sarlinga a los Kirchner para reemplazar a Bergoglio y el que en el retiro abría las puertas del convento (cuyo acceso de asfalto fue aportado por un intendente al que luego echaron de la municipalidad a patadas) y cobijaba sociales encuentros de De Vido, y del consagrado López, quien en el despacho de Obras Públicas exhibía el mayor orgullo de su gestión: el proceso testimonial, con fotos y planos, que le llevó la reconstrucción de la basílica.

Este gran contribuyente también compartía reuniones con figuras de la política, la Justicia u otras prominencias, que la memoria se empeña en olvidar. Había ravioles, casi siempre preparados por la madre Alba, una monja hacendosa que oficiaba de sanadora en algunos casos (la hija de Alicia Kirchner, por ejemplo, ante fallidos intentos de maternidad, parece que logró esa bendición por la vía del rezo y ciertas imposiciones de la anciana, hoy de 94 años). Allí también se supo consolar a De Vido cuando su mujer perdió un hijo, demandaba albergue espiritual la abogada esposa de López, también Marta Cascalles, la mujer de Guillermo Moreno, que es una favorita ahora del Sumo Pontífice.

Es que a la hora de la unción y la oración, todos se vuelven iguales. En cambio, se ignora si esa hermandad también se extiende al desembarco de bolsos de la corrupción subdesarrollada que el descontrol inaudito de López trató de depositar en la casa de auxilios como si ésta tuviera patente de banco. Con algún criterio, claro: en general, antes en esos lugares nunca se preguntaba de dónde provenía el dinero.

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sábado, 13 de junio de 2015

Durán Barba… El nuevo influyente… @dealgunamanera...

Durán Barba… El nuevo influyente…

Porteñidad, Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes

Secretos e intrigas en torno al principal asesor de Macri. Su reunión con Massa, acompañado por el ‘Coti’ Nosiglia.

El hombre tiene su estilo, quizás de algunas décadas atrás, como si acabara de salir de la peluquería de Harrod’s cuando era una gran tienda, recién afeitado, impecable y perfumado con  lavanda inglesa y el cabello de un brillante tono caoba, artificial, que no hubiera atravesado sin sonrisas algún barrio porteño. Tiempos en que no era mixto el vecino bar del Plaza Hotel y seguramente Franco, el padre de quien es hoy su principal contratista, debía pasar una vez por semana ante los famosos fígaros de Plaza San Martín..

Flash de presentación para Jaime Duran Barba, influyente y fundamentalista asesor de Mauricio Macri, a quien se responsabiliza por la negativa del candidato presidencial a cualquier asociación con Sergio Massa. Aun en situación de ventaja. Como si este asesor ecuatoriano fuera el dueño del pensamiento y los actos del ingeniero boquense, lo dominase o guiara al igual que el peruano  Sergio Bendixen hace trabajosamente con Massa, o James Carville –otro consultor norteamericano de nota– ejerce control sobre la cabeza de Daniel Scioli, sobre todo a la hora de mantener sumisión a la Presidenta, recomendando casi vestirse como Ella. Ventrílocuos de los aspirantes a la Casa Rosada.
Junto al “Coti”. Volviendo a Duran Barba y su peso sobre el alcalde y la cúpula del PRO, convendría repasar algunas de sus impresiones en la charla que mantuvo con Francisco de Narváez y Massa –acompañado también por Enrique Nosiglia– en la que bloqueó cualquier negociación “por arriba” (las “de abajo” ya son explícitas y en varias provincias) fulminando como embajador de su jefe un acercamiento mínimo entre las partes, hablando como si fuera Macri, casi más presumido que él.
Para el consultor ecuatoriano, la futura elección presidencial es complicada por la participación activa de Cristina de Kirchner, a quien respeta y admira políticamente, casi un enamorado –y no de ahora– por el animal político que habita en Ella. Le parece imparable y casi única en su actividad, una Ave Fenix perpetua. Menos consideración le cede a Scioli.
También supone que el clima electoral será más favorable al oficialismo cuando se aproxime la definición en las urnas. Cree, como afirman varios economistas, que los presupuestos familiares serán más holgados por gentilezas del Gobierno, habrá una primavera económica para seducir votantes.
Considera que su pupilo Macri logró una imagen personal ajena a la política y a la tradición peronista. Le concede un valor superlativo a esa condición y, en consecuencia,  pegarse a un dirigente como Massa –teñido de justicialismo por su origen bonaerense–   “desperfilaría” a su ingeniero candidato ante una presunta mayoría dispuesta a remover la franquicia gubernamental. Esa es la razón por la cual Macri insiste con una frase: “En política no siempre uno más uno es dos”, además de reverenciar y sobrevaluar un concepto o palabra: cambio.
O sea que para Duran Barba ahora Massa resta más de lo que le suma a Macri si se formalizara un acuerdo.  Entiende, además, que esa caracterización diferencial de Macri en las costumbres políticas le otorga fuertes posibilidades para triunfar en un comicio polarizado, aún en tierras sin dominio partidario ni estructuras como la provincia de Buenos Aires, debido a que parte de la población se manifiesta harta con las castas políticas. Es su palabra, seguida a pie juntillas por el alcalde.
Por último, aunque esto sea apenas una parte de su digesto,  en la reunión reveló una frase sospechosa y casi resignada: “Ganamos perdiendo”. Algo así como esa justificacion argentina, bastante habitual, en torno al campeón moral  que esta vez no le tocó el título pero seguramente tendrá otra oportunidad dentro de cuatro años.
Habían llegado Duran Barba junto a Nosiglia –extrañamente casi no fue mencionado en las crónicas periodísticas de la reunión, tampoco se explicó si asistió como gestor de ententes o representante de la UCR– luego que a Massa lo habían llamado telefónicamente un par de emisarios (uno de ellos, el intendente Jesús Cariglino) sugiriendo que se comunicara con Macri por celular. Como tardó, vino luego la iniciativa telefónica de los dos visitantes, en forma casual a diez minutos de la casa.
Preguntados. Massa conserva varios interrogantes luego de la tertulia:

¿Cuál es la razón por la cual tanto el Gobierno como Macri se interesan por polarizar la elección entre ellos, como si ambos fueran beneficiados con su proscripción?

Si Macri ha ganado con todas las virtudes y los vicios la totalidad de las comunas porteñas, ¿por qué se niega a disponer de una estructura como la de los intendentes massistas para fiscalizar el territorio bonaerense en el momento de contar los votos, cuando es público que ese ejercicio mal instrumentado le costó la derrota a más de un opositor al peronismo en anteriores comicios?

¿Supone tal vez que el sindicalismo y Hugo Moyano podrán realizar esa tarea, cuando ya manifestaron fallas al respecto en otras oportunidades?

¿De dónde saca Duran Barba la seguridad de que la ola amarilla de Macri se convertirá en un tsunami poco tiempo antes de las elecciones, cuando al mismo tiempo revela que vencer a Cristina parece una tarea imposible?

Con ese mar de dudas se retiró. Igual, más tarde, se negó a cualquier rendición incondicional como propuso Duran Barba. Llamó a sus propios consultores para elaborar una nueva estrategia, observando que mientras más lejos del peronismo se ubica Macri, más cerca de esa fracción política empieza a pegotearse Cristina.
Como siempre, cuando llegan las convocatorias electorales, el cristinismo lo saca a pasear a Perón, lo cita Ella en sus discursos (en la última cadena lo hizo en dos oportunidades) luego de olvidarlo y quizás detestarlo en buena parte de su vida. Pero, como Duran Barba le reconoce talento, no hay que desconocer la respuesta que le dio al gobernador Juan Manuel Urtubey, luego que este fuera reelegido abrumadoramente. “¿Qué querés que le diga a la prensa”, planteó Urtubey al concluir la entrevista triunfal en la Casa Rosada. “Sólo quiero que digas que ganó el peronismo. Nada más. Es todo lo que necesito”, le espetó.
© Escrito por Roberto García y publicado el sábado 13 de Junio de 2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.