Adiós medio, adiós…
El temor a
la Kriptonita. Sergio Massa. Dibujo: Pablo Temes.
Massa vuelve al mundo k. El líder del Frente Renovador
prepara su regreso tras la fórmula F-F. Vidal se preocupa y Macri-Peña se
confían.
La volubilidad de la política vernácula ha alcanzado
por estos días cumbres que serán difíciles de superar. El último capítulo de
esta saga tiene nombre y apellido: Sergio Massa, quien le dijo adiós a la
amplia avenida del medio por la cual intentó transitar desde que rompió con el
kirchnerismo, hacia el cual está volviendo. La trastienda de lo que pasó el
jueves 30 en la convención del Frente Renovador que llevó a esta voltereta del
hombre de Tigre es producto del cimbronazo generado por la fórmula
Fernández-Fernández, que desacomodó al peronismo todo.
Ante ese sacudón, intendentes, candidatos y diputados
bonaerenses que aún le responden a Massa amenazaron con dejarlo solo si no se
arrimaba a las orillas del universo K. “A Sergio se le movió el piso”, señala
alguien que habla con él a menudo. Por eso el “mandato” de la convención del FR
es lo suficientemente amplio para permitir –el verbo correcto sería estimular–
la negociación con el kirchnerismo. Eso es lo que está ocurriendo por estas
horas.
La posibilidad de una interna entre Massa y Alberto
Fernández es de compleja instrumentación, sobre todo por el armado de las
listas de legisladores y candidatos locales. Eso exige acuerdos para garantizar
que el perdedor –que no sería otro que Massa– pueda dejar a resguardo su
estructura.
“No hay ninguna posibilidad de modificar la fórmula
Fernández-Fernández ni la fórmula Kicillof-Magario”, sentenció el jueves por
radio Continental Alberto Fernández, lapidando así cualquier chance de un
acuerdo que lo consagre a Massa como candidato a gobernador bonaerense por el
kirchnerismo. La afirmación tiene el sustento de los números: en todas las
encuestas, Axel Kicillof, a quien los intendentes K del Conurbano –incluida
Magario– no quieren, mide muy bien y, en varias, le gana claramente a María
Eugenia Vidal. Por lo tanto, habrá que ver qué queda para el líder del FR,
quien, según como sean las cosas, puede llegar a pasar de aspirar a ser
candidato presidencial a ser candidato a la nada. Así de incierta es su
situación a esta altura de los acontecimientos. Bien le convendría recordar la
famosa cita de Séneca: “Cuando no se sabe adónde se va, el viento a favor no
lleva a ninguna parte”.
Es esta una muestra de los vericuetos laberínticos de
la política argentina. Alguien que habló con Massa en estas horas no dejó de
señalar que a este empinamiento de su rol de opositor no solamente lo alimenta
la catastrófica situación de la economía, sino también una cierta cuota de encono
personal hacia el Presidente. “A Sergio
lo fastidia mucho lo de ‘ventajita’ y otros adjetivos descalificativos que le
suele dedicar Macri”, afirma un dirigente de su cercanía. Claro que hubo otros
tiempos menos tormentosos en la relación del Presidente con el ex intendente de
Tigre.
He aquí otra evidencia de la volubilidad de la
política vernácula. Recordemos: no bien asumió, Macri lo llevó a Massa como su
principal invitado al Foro Económico Mundial de Davos. Allí lo presentó como el
futuro líder de un nuevo peronismo. No ha pasado tanto tiempo. Pero eso no es
todo: la memoria trae al recuerdo otras evidencias de un tiempo venturoso en la
relación Macri y Massa. Fue en 2013. En las elecciones legislativas de aquel
año, el jefe PRO apoyó la candidatura a diputado nacional del líder del FR. Fue
un respaldo clave que catapultó a Massa a una victoria decisiva, que sepultó el
proyecto de reelección indefinida que acuñaba Cristina Fernández de Kirchner. Y
un dato más para el recuerdo: el jefe de campaña del FR fue, en ese entonces,
Alberto Fernández. Los archivos son implacables.
Reacciones oficiales. En la Casa Rosada miran y siguen
con alegría y cierto gozo estos avatares de Massa y sus circunstancias.
No sucede lo mismo en la gobernación de la provincia
de Buenos Aires. La unificación de los intendentes del massismo y del
kirchnerismo apunta a darle al peronismo una cantidad de votos de suficiente
magnitud como para ganar la elección.
En el primer estado argentino no hay segunda vuelta, y
esto es una complicación para Vidal, a quien las cosas se le hacen día a día
más difíciles. Sin Macri al lado, sus chances de ganar se conservan. Con Macri,
lo que se yergue en el horizonte es la derrota. Una de las encuestas que tiene
Vidal en su despacho la tiene dos puntos abajo de Kicillof cuando se la
considera sola y baja 8 puntos más cuando comparte la boleta con Macri, hacia
quien se evidencia un alto nivel de encono en el Conurbano. Por eso es que hay
quienes piensan en la necesidad de algún acuerdo con Alternativa Federal que le
permita incorporar la pata peronista de la cual hoy la gobernadora carece.
Ese peronismo remanente lucha hoy por sobrevivir. Las
idas y vueltas con Massa y con Roberto Lavagna, los abrazos de Juan Manuel
Urtubey y Juan Schiaretti con Macri, más
la voltereta de varios gobernadores que se realinearon con el kirchnerismo tras
el anuncio de la fórmula Fernández-Fernández, lo han dejado sin destino.
En el Gobierno –que poco tiene para celebrar– se
festejó la decisión de la convención de la UCR de aprobar la continuidad de su
pertenencia a Cambiemos. Sin embargo, lo allí sucedido obliga a una lectura
política más compleja porque, más allá de la continuidad, esa convención le
marcó límites al Presidente y dejó entrever un augurio: si pierde, esa
coalición volará por el aire.
El pase de facturas y los reproches fueron explosivos.
Y hoy, según la mayoría de las encuestas, está perdiendo. En la Ciudad de Buenos
Aires, uno de los pocos bastiones de Cambiemos, cayó 10 puntos. Esto lo afecta
por arrastre a Horacio Rodríguez Larreta. “Hace seis meses, ganábamos cómodos
en primera vuelta. Hoy estamos en 42% de los votos. Tendremos que ir a segunda
vuelta”, reconoce un alto funcionario del gobierno porteño.
Marcos Peña y compañía están convencidos de que esto
se supera con una campaña comunicacional intensa y sistemática. ¿Alcanzará para
contrarrestar una realidad que muestra que la crisis socioeconómica se ahonda
día tras día?
Producción periodística: Lucía Di Carlo.
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