Mostrando las entradas con la etiqueta Fernández-Fernández. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Fernández-Fernández. Mostrar todas las entradas

domingo, 11 de agosto de 2019

Gane quien Gane… Un país dividido… @dealgunamanera...

Gane quien Gane… Un país dividido…

Electores. Dibujo: Pablo Temes

El escenario de la votación 2019 tiene dudas electorales y certezas sociopolíticas.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 11/08/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



Hoy hablarán las urnas. Y eso es lo muy bueno que tiene la democracia. Por eso es importante subrayar la importancia del voto.

Es un derecho que la ciudadanía debe cuidar. Lamentablemente, muchas de las conductas de la dirigencia política en general contribuyen poco –o nada– a estimular la participación del ciudadano.

Veamos algunas razones que explican este fenómeno:

* La primera observación contundente que surge de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias en las que se va a votar hoy es que han quedado absolutamente desvirtuadas. Es que a nivel de las fórmulas que compiten por la presidencia de la Nación no hay ninguna disputa interna. Por lo tanto, así como están, las PASO carecen de sentido, ya que han quedado transformadas en una encuesta cara, que es engorrosa e inentendible para una parte importante de la ciudadanía.

* La segunda observación es que este proceso electoral ha sido una oportunidad perdida para la construcción de una fuerza poderosa que representara la bisectriz de la cual tienen una necesidad impostergable la política y la sociedad argentina a fin de neutralizar y superar el estado de profunda división que las atraviesa dese hace un tiempo demasiado largo.

* La tercera observación es que, como consecuencia de la ausencia de esa tercera alternativa poderosa, la polarización electoral se acentuó y, con ella, la división política se ahondó. Esa división profunda genera una situación antinómica. La antinomia es la antítesis de la democracia porque se opone a un concepto que le es esencial: la pluralidad. En la antinomia, el otro es el enemigo; en la democracia, no. En la antinomia se experimenta una situación de exclusión: es el uno contra el otro; es él o yo. En la democracia se vive en un ambiente de inclusión: es el uno con el otro; es el uno y el otro.

* La cuarta observación es la absoluta ausencia que hubo de un debate de ideas y propuestas constructivas, razonables y razonadas, discutidas y analizadas con firmeza y respeto.

* La quinta observación es la apelación que se hizo del miedo al otro y su presencia efectiva en la motivación de muchos de los ciudadanos y ciudadanas que hoy van a ir a sufragar. Por ello, hay un predominio muy marcado de un voto anti: hoy, muchos no van a ir a las urnas motivados por una convicción real en la capacidad y voluntad de aquel a quien elegirán sino con el objetivo de impedir que gane el otro.

* La sexta observación es que los principales candidatos hablaron durante toda la campaña de la necesidad de recuperar los niveles de convivencia y respeto entre las distintas agrupaciones políticas como condición sine qua non para hacer de la Argentina un país previsible, requisito fundamental para estimular las inversiones, sin las que jamás podrá salir del estado de postración que hoy padece. Sin embargo, en los hechos, lo que hicieron fue todo lo contrario.

* La séptima observación tiene que ver con la disociación entre las leyes y los hechos. La ley dice que durante las 48 horas anteriores al comienzo de los comicios la propaganda política debe cesar. Esto, que se respeta en los medios de comunicación, se viola flagrantemente en las redes sociales. Lo mismo vale para las encuestas, cuya difusión está prohibida desde los diez días anteriores a la fecha de la elección.

Sin embargo, las redes sociales están atestadas de encuestas que circulan abiertamente y que se han seguido realizando hasta el día de hoy.

Según la mayoría de esas encuestas, lo que hoy le espera al oficialismo es una derrota tanto a nivel nacional como a nivel de la provincia de Buenos Aires. El kirchnerismo aguarda una victoria en esos dos ámbitos.

La decisión de Macri de impedirle a Vidal desdoblar las elecciones  provinciales la privó de una victoria segura.

Algún día se sabrá la totalidad de esa historia, cuya trama conocen varios protagonistas que hasta el momento han callado.

Las incógnitas que se develarán hoy son varias: ¿Cuáles serán los porcentajes de votos que alcanzará la fórmula Macri-Pichetto y cuáles la de Fernández-Fernández?

¿Si gana Fernández-Fernández, superará el 41% y quedará a tiro de ganar en primera vuelta?

¿Cuál será el porcentaje de corte de boleta en la provincia de Buenos Aires?

El oficialismo aspira a llegar a la segunda vuelta. En esa instancia, sus chances crecen. Por eso el kirchnerismo necesita ganar en primera vuelta. Un resultado distinto –es decir, un triunfo del Gobierno– sería un verdadero batacazo. 

Eso es lo que mostró una encuesta que entusiasmó en las horas de la tarde del viernes a los mercados, que mostraron un repunte que sorprendió. En esta eventualidad, la incógnita es saber qué pasa si gana Macri y pierde Vidal. La gobernadora habría ganado con absoluta comodidad en la provincia de Buenos Aires si la elección se hubiese desdoblado.  

Por eso, el resultado de hoy tendrá un fuerte impacto en la economía. Y esto se verá a partir de mañana mismo. Si el Gobierno queda lejos de poder revertir un resultado adverso, la inestabilidad económica se acentuará y eso se reflejará en tres variables: el incremento del valor del dólar, la baja de la cotización de las acciones de las empresas que operan en la Bolsa y la suba del riesgo país.

Las consecuencias serán el recalentamiento de la inflación y la caída de la actividad económica. Esto lo sufrirá la gente, lo que dejará al Gobierno sin ninguna posibilidad de triunfo en la elección del 27 de octubre.

Por eso, el oficialismo necesita obtener un resultado que lo deje con chances de dar vuelta una elección que se presenta, prima facie, perdida.

El kirchnerismo necesita no solo ganar sino también hacerlo con una amplitud que lo acerque a la probabilidad de un triunfo en primera vuelta. La segunda vuelta se le haría muy difícil.

Algo sí se puede decir con certeza en esta hora de incertidumbre: quedará un país dividido. Dijo Churchill: “La democracia es saber darle, aunque sea por única vez, la razón al otro”.

Si quien finalmente gane la elección en octubre y/o en noviembre no lo tiene en cuenta, conducirá a su gobierno y al país a otro fracaso.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.




domingo, 2 de junio de 2019

Massa vuelve al mundo k. Adiós medio, adiós… @dealgunamanera...

Adiós medio, adiós…

El temor a la Kriptonita. Sergio Massa. Dibujo: Pablo Temes.

Massa vuelve al mundo k. El líder del Frente Renovador prepara su regreso tras la fórmula F-F. Vidal se preocupa y Macri-Peña se confían.

La volubilidad de la política vernácula ha alcanzado por estos días cumbres que serán difíciles de superar. El último capítulo de esta saga tiene nombre y apellido: Sergio Massa, quien le dijo adiós a la amplia avenida del medio por la cual intentó transitar desde que rompió con el kirchnerismo, hacia el cual está volviendo. La trastienda de lo que pasó el jueves 30 en la convención del Frente Renovador que llevó a esta voltereta del hombre de Tigre es producto del cimbronazo generado por la fórmula Fernández-Fernández, que desacomodó al peronismo todo.

Ante ese sacudón, intendentes, candidatos y diputados bonaerenses que aún le responden a Massa amenazaron con dejarlo solo si no se arrimaba a las orillas del universo K. “A Sergio se le movió el piso”, señala alguien que habla con él a menudo. Por eso el “mandato” de la convención del FR es lo suficientemente amplio para permitir –el verbo correcto sería estimular– la negociación con el kirchnerismo. Eso es lo que está ocurriendo por estas horas.

La posibilidad de una interna entre Massa y Alberto Fernández es de compleja instrumentación, sobre todo por el armado de las listas de legisladores y candidatos locales. Eso exige acuerdos para garantizar que el perdedor –que no sería otro que Massa– pueda dejar a resguardo su estructura.

“No hay ninguna posibilidad de modificar la fórmula Fernández-Fernández ni la fórmula Kicillof-Magario”, sentenció el jueves por radio Continental Alberto Fernández, lapidando así cualquier chance de un acuerdo que lo consagre a Massa como candidato a gobernador bonaerense por el kirchnerismo. La afirmación tiene el sustento de los números: en todas las encuestas, Axel Kicillof, a quien los intendentes K del Conurbano –incluida Magario– no quieren, mide muy bien y, en varias, le gana claramente a María Eugenia Vidal. Por lo tanto, habrá que ver qué queda para el líder del FR, quien, según como sean las cosas, puede llegar a pasar de aspirar a ser candidato presidencial a ser candidato a la nada. Así de incierta es su situación a esta altura de los acontecimientos. Bien le convendría recordar la famosa cita de Séneca: “Cuando no se sabe adónde se va, el viento a favor no lleva a ninguna parte”.

Es esta una muestra de los vericuetos laberínticos de la política argentina. Alguien que habló con Massa en estas horas no dejó de señalar que a este empinamiento de su rol de opositor no solamente lo alimenta la catastrófica situación de la economía, sino también una cierta cuota de encono personal hacia el Presidente.  “A Sergio lo fastidia mucho lo de ‘ventajita’ y otros adjetivos descalificativos que le suele dedicar Macri”, afirma un dirigente de su cercanía. Claro que hubo otros tiempos menos tormentosos en la relación del Presidente con el ex intendente de Tigre.

He aquí otra evidencia de la volubilidad de la política vernácula. Recordemos: no bien asumió, Macri lo llevó a Massa como su principal invitado al Foro Económico Mundial de Davos. Allí lo presentó como el futuro líder de un nuevo peronismo. No ha pasado tanto tiempo. Pero eso no es todo: la memoria trae al recuerdo otras evidencias de un tiempo venturoso en la relación Macri y Massa. Fue en 2013. En las elecciones legislativas de aquel año, el jefe PRO apoyó la candidatura a diputado nacional del líder del FR. Fue un respaldo clave que catapultó a Massa a una victoria decisiva, que sepultó el proyecto de reelección indefinida que acuñaba Cristina Fernández de Kirchner. Y un dato más para el recuerdo: el jefe de campaña del FR fue, en ese entonces, Alberto Fernández. Los archivos son implacables.

Reacciones oficiales. En la Casa Rosada miran y siguen con alegría y cierto gozo estos avatares de Massa y sus circunstancias.

No sucede lo mismo en la gobernación de la provincia de Buenos Aires. La unificación de los intendentes del massismo y del kirchnerismo apunta a darle al peronismo una cantidad de votos de suficiente magnitud como para ganar la elección.

En el primer estado argentino no hay segunda vuelta, y esto es una complicación para Vidal, a quien las cosas se le hacen día a día más difíciles. Sin Macri al lado, sus chances de ganar se conservan. Con Macri, lo que se yergue en el horizonte es la derrota. Una de las encuestas que tiene Vidal en su despacho la tiene dos puntos abajo de Kicillof cuando se la considera sola y baja 8 puntos más cuando comparte la boleta con Macri, hacia quien se evidencia un alto nivel de encono en el Conurbano. Por eso es que hay quienes piensan en la necesidad de algún acuerdo con Alternativa Federal que le permita incorporar la pata peronista de la cual hoy la gobernadora carece.

Ese peronismo remanente lucha hoy por sobrevivir. Las idas y vueltas con Massa y con Roberto Lavagna, los abrazos de Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti con Macri, más la voltereta de varios gobernadores que se realinearon con el kirchnerismo tras el anuncio de la fórmula Fernández-Fernández, lo han dejado sin destino.

En el Gobierno –que poco tiene para celebrar– se festejó la decisión de la convención de la UCR de aprobar la continuidad de su pertenencia a Cambiemos. Sin embargo, lo allí sucedido obliga a una lectura política más compleja porque, más allá de la continuidad, esa convención le marcó límites al Presidente y dejó entrever un augurio: si pierde, esa coalición volará por el aire.

El pase de facturas y los reproches fueron explosivos. Y hoy, según la mayoría de las encuestas, está perdiendo. En la Ciudad de Buenos Aires, uno de los pocos bastiones de Cambiemos, cayó 10 puntos. Esto lo afecta por arrastre a Horacio Rodríguez Larreta. “Hace seis meses, ganábamos cómodos en primera vuelta. Hoy estamos en 42% de los votos. Tendremos que ir a segunda vuelta”, reconoce un alto funcionario del gobierno porteño.

Marcos Peña y compañía están convencidos de que esto se supera con una campaña comunicacional intensa y sistemática. ¿Alcanzará para contrarrestar una realidad que muestra que la crisis socioeconómica se ahonda día tras día? 

Producción periodística: Lucía Di Carlo.