“Fue lo peor que nos hizo el
Estado
neoliberal”...
Aldo Ferrer. Foto: Silvia Cartasso.
Aldo
Ferrer, economista, embajador en Francia, sobre lo que significó la pérdida de
YPF en los ´90. Recuperar YPF, señala Ferrer, es “otro paso hacia la
gobernabilidad”, como lo fue el fin de las AFJP, la recuperación de la política
cambiaria y la reforma del Banco Central.
“Un
paso más en la recuperación de la gobernabilidad de la economía argentina.” Así
califica el economista Aldo Ferrer la decisión del Gobierno de expropiar el
capital de Repsol en YPF y estatizar la petrolera. En diálogo con Página/12, el
embajador argentino en Francia, de paso por Buenos Aires, ubicó la medida sobre
YPF en la línea de la recuperación de la política cambiaria, la estatización
del sistema previsional y la reforma de la Carta Orgánica del
Banco Central, todos avances en la búsqueda de la soberanía perdida en manos
del neoliberalismo, explica. Ferrer resaltó el rol científico-tecnológico que
YPF debe volver a tener y aseguró que los capitales interesados en realizar las
inversiones necesarias junto a YPF para desplegar una política exploratoria
agresiva van a aparecer. También destacó la potencialidad de los recursos
propios derivados del ahorro interno.
–¿Cómo evalúa la intención del Gobierno de
expropiar a Repsol y recuperar para el Estado la conducción de YPF?
–Creo
que es una decisión correcta. La venta de YPF fue una de las peores medidas
tomadas por el Estado neoliberal. En esa etapa se enajenaron herramientas
fundamentales de la política pública. Brasil, por ejemplo, preservó el
ejercicio de su soberanía, nosotros la entregamos. Entre esas entregas está la
de YPF, con las consecuencias inevitables que conocemos. Como algunos lo
advertimos en aquel momento, se verificó que las cosas no iban a andar bien. No
sólo desde el costado específico de los hidrocarburos, sino también desde el
punto de vista científico y tecnológico. Extranjerizar ese sector fue un
retroceso muy grave. Este es el epílogo de un largo camino que llegó adonde
tenía que llegar.
–Usted suele remarcar la diferencia entre el
Estado neoliberal y el Estado nacional. ¿Cómo se inserta esta medida en ese
esquema?
–La
decisión es importante porque es un paso más en la recuperación del Estado
nacional. En el período neoliberal se maniató al Estado para someterlo a los
intereses privados, a la especulación financiera, que provocó el endeudamiento,
desindustrialización, aumento en el desempleo, pobreza e indigencia. Desde la
salida de la crisis reaparece el Estado nacional. Del mismo modo que la
recuperación de la capacidad para hacer política monetaria, el manejo del tipo
de cambio, la reforma del sistema previsional y la modificación del rol del
Banco Central, YPF es un paso muy importante en la reconstrucción del Estado
nacional. En el escenario mundial está claro que a los países que les va bien
son aquellos que tienen fuertes políticas nacionales. El Estado neoliberal
busca desmantelar la política pública para que no se puedan tomar medidas de
transformación en un país en desarrollo como el nuestro. Se está recuperando la
gobernabilidad de la economía argentina. Pienso también que la reparación del
Estado nacional requiere de sólidos equilibrios macroeconómicos, en el plano
fiscal y externo.
–¿Qué espera de una nueva YPF estatal?
–Espero
que se amplíen las reservas de hidrocarburos y la producción, que haya un
esfuerzo para fortalecer el acervo científico de la firma y poder vincularlo al
resto de la sociedad. Hay que recordar que el desarrollo es la capacidad de
gestión del conocimiento. Esa dimensión científico-tecnológica es fundamental.
Desde el punto de vista financiero, hay infinidad de posibilidades de conseguir
recursos del exterior, ese aspecto no es el más complejo. Pero también se
pueden hacer las inversiones con recursos propios. Si lográramos frenar la fuga
de capitales, tendríamos el dinero para aumentar la extracción de
hidrocarburos. Hay que tener en cuenta que el ahorro interno es la principal
fuente de desarrollo económico del país. Esto no es para volver a la YPF que en muchos aspectos fue
negativo, sino para recuperar la
YPF del pasado que tuvo muchos aspectos positivos. Hay que
tener cuidado con los manejos corporativos en la firma.
–¿Qué recursos deberían utilizarse para
afrontar el pago de la indemnización?
–Me
parece que no es el aspecto más importante. Será con recursos propios o alguna
otra variante. El monto a pagar se resolverá por las vías que están previstas.
–Como
sucedía en la convertibilidad ante una potencial devaluación, hay sectores que
aseguran que esta decisión hace de la Argentina un país poco creíble, que nos aísla del
mundo y ahuyenta inversiones. ¿Cómo analiza la vigencia de ese planteo, cuando
en alguna medida ya quedó refutado por el propio proceso de recuperación
económica de los últimos años?
–Sucede
que este tipo de decisiones confronta visiones de país. Desde la perspectiva de
Raúl Prebisch de centro-periferia, algunos sectores tienen la idea de que
nuestro país se vincule al mercado mundial de forma subordinada. Todo gesto que
vaya en contra de eso no es bien visto. Se confronta la visión neoliberal que
concibe a la Argentina
como un segmento del mercado mundial y la visión del Estado nacional, la de un
país que tiene que afianzar su soberanía a través de la aplicación de políticas
industriales y tecnológicas, entre otras. En el plano externo, a pesar de la
presión de algunos actores internacionales, las cosas se van a encarrilar.
–En
particular existe la idea de que la falta de condicionamientos a los capitales
es un factor que en sí mismo atrae inversiones.
–Eso es
parte de la literatura neoliberal. Un estudio reciente de la OCDE analiza las regulaciones
a la inversión de China y Corea, las dos más severas, y también de Japón, que
son todos países muy atractivos para la inversión incluso habiendo hecho
políticas de captación de capitales en el marco de su política de desarrollo nacional.
En el otro extremo está la
Argentina, que tiene un nivel de extranjerización
extraordinario, donde la inversión no generó desarrollo, aumentó la pobreza y
la deuda externa. La inversión extranjera va hacia los países que ofrecen
oportunidades de ganar plata, y se adapta a las reglas del juego que establece
el Estado receptor. Si el Estado que fija las reglas tiene una política de
desarrollo en el marco de un proceso de crecimiento, atrae a la inversión
extranjera. Por otra parte, existe la idea de que el proceso de formación de
capital en el país descansa sobre los recursos externos. Eso no es cierto, ya
que más del 90 por ciento de la formación de capital se financia con ahorro
interno. La literatura neoliberal está cada vez más desacreditada y se mantiene
sobre la base de prejuicios y la fortaleza del sector financiero. Esto se
demostró en la Argentina
y en el mundo. Esa visión pierde la perspectiva de que estamos en un mundo
global y que debemos comandar nuestra propia realidad, y que esa es una condición
indispensable para el desarrollo.
–¿Cómo explica que gran parte de la sociedad
argentina haya de algún modo acompañado un proceso de privatización inédito en
el mundo como fue el de YPF?
–La
explicación pasa por la carencia de densidad nacional, la falta de suficiente
cohesión social en Argentina. Eso sucede por una serie de cuestiones. Una de
ellas es la falta de liderazgos con una impronta nacional. Hubo una sucesión
extensa de líderes con una visión de país periférico, vinculados a intereses
transnacionales. En segundo lugar, en el siglo pasado tenemos el record mundial
de debilidad institucional, y eso se paga. Entonces se implantó el pensamiento
alienado, el pensamiento neoliberal en la dictadura. Fue a través del
terrorismo de Estado. Y en los ’90, a partir de un gobierno legítimo. Ese
gobierno construyó el Estado neoliberal más ambicioso del mundo. No hay otro
país que haya avanzado tanto, incluida la venta del petróleo. A la vez, existió
una falta de pensamiento crítico. En definitiva, la falta de densidad nacional
impidió tener un Estado al servicio del desarrollo. Eso explica que hayamos
tomado cursos de acción tan negativos. En los últimos años se ha ido
produciendo una cierta recuperación. Han emergido dirigencias con visión
nacional, las instituciones mejoraron, existe pensamiento crítico con visión
nacional mucho más fuerte y visible, como por ejemplo el Grupo Fénix. En
definitiva, ha habido un fortalecimiento de la densidad nacional.
© Escrito por Javier Lewkowicz y publicadoo
por el Díario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 21 de
Abril de 2012.
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