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domingo, 24 de diciembre de 2023

En contra y a favor del DNU... @dealgunamaneraok...

En contra y a favor del DNU...


Un amplio rechazo de amplios sectores políticos, sociales, empresarios y sindicales, junto con movilizaciones ciudadanas en distintos puntos del país, fueron las inmediatas respuestas registradas tras el discurso por cadena nacional en el que el presidente Javier Milei sintetizó el contenido del megadecreto de necesidad y urgencia (DNU) diseñado a medida de las grandes corporaciones privadas y mediante el cual se disponen modificaciones regresivas que recaen básicamente sobre trabajadoras, trabajadores y compañías locales, especialmente pymes.

© Escrito por Carlos Heller el sábado 23/23/2023 y publicado por la Revista Acción en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Claro que no todas fueron manifestaciones contrarias a los cambios de reglas propuestos desde la Casa Rosada. Hubo también respaldos entusiastas: de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), la Unión Industrial Argentina (UIA), la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham) y la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, entre otras entidades. A ellos se sumó el expresidente Mauricio Macri y una porción significativa del PRO. 

Elegidos

Acaso esa disparidad de opiniones refleje de modo transparente cuáles fueron los segmentos elegidos para beneficiarse y cuáles los perjudicados, detrás de la maraña de derogaciones de leyes y normas que en muchos casos protegen conquistas históricas o preservan áreas clave vinculadas con el patrimonio estatal y el ejercicio de la soberanía nacional.

La mayoría de los pronunciamientos contrarios al DNU apuntan a su carácter anticonstitucional y antirrepublicano. Tales expresiones se reiteran en gran parte de la esfera política, mientras en el Congreso está en proceso de gestación una oposición amplia al DNU presidencial.

Una síntesis de los cuestionamientos fue expuesta por el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, al sostener que «a espaldas de la división de poderes» se anunció un decreto que «sin necesidad ni urgencia pretende derogar un conjunto de leyes de todo tipo». Así, continuó, «se propone privatizar todo, desregular todo, destruir derechos de los trabajadores, arrasar con sectores completos de la producción, rifar los clubes de fútbol y el patrimonio de los argentinos».

Advertencias similares fueron lanzadas por los gobernadores de La Pampa, Sergio Ziliotto; de La Rioja, Ricardo Quintela; de Río Negro, Alberto Weretilneck; y de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, entre otros. 

Flexibilización

La reacción de trabajadoras y trabajadores frente al DNU, en tanto, se originó particularmente por los artículos que anticipan la flexibilización laboral, el límite al derecho de huelga, el recorte de las indemnizaciones por despido y su reemplazo por fondos de cese, la eliminación de multas y penalizaciones a empleadores que no registren la relación de trabajo y la extensión del período de prueba de 3 a 8 meses, entre otros empeoramientos de las condiciones laborales.

Entre los que repudiaron este y otros apartados del DNU (como el que crea las condiciones para privatizar empresas públicas, por ejemplo, Aerolíneas Argentinas) se incluyeron la CGT, la CTA de los Trabajadores, la CTA Autónoma, la UTEP, la Asociación Bancaria, la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA), el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), por citar solo a algunas entidades.

Por otra parte, millones de asalariados, jubilados, profesionales, comerciantes y gran parte de las capas medias de la sociedad sufrirán pérdidas de su poder adquisitivo al suprimirse la Ley de Alquileres, permitir que las empresas de medicina prepaga fijen libremente las cuotas a sus asociados y derogarse las leyes de Abastecimiento y de Góndolas.

También se opusieron al DNU entidades como Industriales Pymes Argentinos (IPA) y la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme). Hay que recordar que el decretazo de Milei promueve la derogación de la Ley de Compre Argentino y Desarrollo de Proveedores, una herramienta para canalizar el poder de compra del Estado, así como la de Promoción Industrial.

En definitiva, resulta difícil evitar la comparación de la coyuntura actual con la de otras experiencias neoliberales extremas, como las impulsadas por José Alfredo Martínez de Hoz a partir del golpe de 1976, y por Domingo Cavallo desde 1991. Ambas con desastrosos resultados: altos niveles de desempleo y pobreza, enajenación del patrimonio público, fuerte desnacionalización y concentración oligopólica, megaendeudamiento y profundización de la desigualdad social, a partir de la desmejora en la distribución de la riqueza y los ingresos.

Se actualiza en estos días el viejo debate entre los dos modelos de país y la ciudadanía es interpelada sobre el partido a tomar, de modo que las urgencias coyunturales no den paso a desequilibrios aún más profundos y a mayores inequidades.


   

viernes, 25 de marzo de 2016

Palabras que matan… @dealgunamanera...

Palabras que matan…


Es hacer un análisis muy pobre el pensar que recordar a las víctimas de la dictadura implica avalar el accionar guerrillero. La cosa es mucho más compleja. Porque, por ejemplo, muchos de los desaparecidos eran delegados gremiales, otros militantes de partidos que incluso se oponían explícita y enérgicamente a la guerrilla como la Unión Cívica Radical, el Partido Justicialista, el Partido Socialista de los Trabajadores y el Partido Comunista; delegados estudiantiles y militantes sociales.

Reducir la tragedia argentina a la opción entre Videla o la jefatura de Montoneros y ERP, es empobrecer la historia y llevarla a una opción binaria que deja afuera a muchos militantes de diversas organizaciones políticas y sociales que criticaron severamente el accionar de las cúpulas militaristas de la guerrilla -particularmente su accionar durante los gobiernos electos entre 1973 y 1976-. 

© Escrito por Felipe Pigna el jueves 24/03/2016 y publicado por https://www.facebook.com/FelipePigna

Pero además está la metodología represiva completamente ilegal e ilegítima elegida para combatir lo que globalmente se llamó subversión que incluía a la guerrilla y a todo el arco opositor que incluía a cantantes, actores, escritores, cineastas, artistas plásticos, etc. 

Otra forma de empobrecer el debate es instalar una teoría de los dos demonios que como me decía el insospechado de "subversivo" historiador liberal Tulio Halperín Donghi:

"Hay una teoría de los dos demonios, pero son dos demonios muy diferentes. Hay un elemento diferenciador entre la violencia surgida de la iniciativa de los guerrilleros, y una violencia que comienza con el secuestro del Estado y el uso de todos los recursos del Estado para ciertas funciones que los que lo han capturado deciden que son importantes y que imponen al resto de la sociedad. Creo que aquí hay una diferencia básica, que tiene una dimensión moral. Y que caracteriza muy bien la naturaleza muy diferente de los dos movimientos." 
(1)

Con la excusa de combatir a esa guerrilla, que para 1976 se encontraba aislada políticamente de una población que, tras evaluar sus errores y horrores, estaba muy lejos de visualizarla como una alternativa válida frente al gobierno de Isabel Perón, los uniformados y sus socios civiles venían a imponer un nuevo modelo de sociedad, a terminar con todo conato de desarrollo nacional independiente y a disciplinar a una sociedad con una larga tradición de lucha y conciencia gremial. Así lo expresó claramente el general Videla en la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas, el 8 de julio de 1976: "La lucha se dará en todos los campos, además del estrictamente militar. No se permitirá la acción disolvente y antinacional en la cultura, en los medios de comunicación, en la economía, en la política o en el gremialismo".

Hasta 1976 el 24 de marzo remitía en las efemérides a dos hechos auspiciosos y democráticos: el 24 de marzo de 1816, se inauguraban las sesiones del Congreso de Tucumán que proclamaría nuestra independencia y tres años antes, un 24 de marzo la Asamblea del año XIII, terminaba para siempre con la nefasta Inquisición en todo el territorio del ex virreinato del Río de la Plata. 

Seguramente ni los congresales del XIII ni los del XVI estaban en condiciones de sospechar que la inquisición volvería corregida, actualizada y aumentada un 24 de marzo de 1976. 

Los uniformados y sus socios civiles venían a imponer un nuevo modelo de sociedad, a terminar con todo conato de desarrollo nacional independiente y a disciplinar a una sociedad con una larga tradición de lucha y conciencia gremial. Así lo expresó claramente el general Videla en la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas, el 8 de julio de 1976: "La lucha se dará en todos los campos, además del estrictamente militar. No se permitirá la acción disolvente y antinacional en la cultura, en los medios de comunicación, en la economía, en la política o en el gremialismo." 

Las primeras medidas de la dictadura encabezada por el general Jorge Rafael Videla, ungido presidente por sus pares, no dejaron lugar a dudas sobre su carácter: establecimiento de la pena de muerte, clausura del Congreso Nacional y de todas las legislaturas provinciales y municipales, reemplazo de todos los miembros de la Corte Suprema de Justicia por jueces adictos al nuevo régimen, allanamiento e intervención de los sindicatos, prohibición de toda actividad política y censura previa sobre todos los medios de comunicación.

Los ministerios, con excepción del de Economía y el de Educación, fueron ocupados por militares. Los gobiernos provinciales también fueron repartidos en su mayoría entre uniformados de las tres fuerzas. Hasta los canales de televisión fueron adjudicados con ese criterio. Se creó, según decían ellos en reemplazo del Congreso, la Comisión de Asesoramiento Legislativo (CAL), también integrada por civiles y militares, cuyas funciones nunca se precisaron detalladamente. Las intendencias municipales fueron asignadas en su gran mayoría a civiles de diferentes partidos políticos, con predominio de los miembros del radicalismo y del peronismo.

El Estado, que mediante la recaudación de impuestos debe garantizar a los ciudadanos educación, salud, seguridad y justicia, se convirtió en terrorista, transformándose en un poderoso instrumento de represión, ignorante del derecho en general y de los derechos humanos más elementales, cuyo objetivo era reorganizar en sentido regresivo la sociedad argentina entronizando la injusticia, la insensibilidad social y la ignorancia.

La censura llegó a todos los órdenes, desde los medios masivos hasta la vida cotidiana. Fueron cerradas las carreras universitarias de Psicología y Antropología y, en la provincia de Córdoba, llegó a prohibirse la enseñanza de la matemática moderna por considerársela subversiva.

La barbarie del nuevo gobierno y su desprecio por la cultura quedaron claramente sintetizados por el almirante Massera, miembro de la Junta: "La crisis actual de la humanidad se debe a tres hombres. Hacia fines del siglo XIX, Marx publicó tres tomos de El Capital y puso en duda con ellos la intangibilidad de la propiedad privada; a principios del siglo XX, es atacada la sagrada esfera íntima del ser humano por Freud, en su libro La interpretación de los sueños, y como si fuera poco, para problematizar el sistema de los valores positivos de la sociedad, Einstein, en 1905 hace reconocer la teoría de la relatividad, donde pone en crisis la estructura estática y muerta de la materia" 
(1). Así hablaban los supuestos defensores del pensamiento "occidental y cristiano". 

A dos días de producido el golpe militar, el Fondo Monetario Internacional le otorgó un crédito a la flamante dictadura y anunció su satisfacción por la designación del nuevo ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz.

La opinión del establishment internacional le era unánimemente favorable. El banquero David Rockefeller declaraba: "Siento gran respeto y admiración por Martínez de Hoz. Es muy obvio para mí, como para todo el segmento bancario y económico internacional, que las medidas de su programa son las indicadas" 
(1). Mientras Martínez de Hoz aplicaba los conceptos económicos monetaristas de la Universidad de Chicago, los militares aplicaban la Doctrina de Seguridad Nacional aprendida en la academia de West Point y la Escuela de las Américas de Panamá. Represión y plan económico iban de la mano.

Se aplicó un primer plan de ajuste aconsejado por el inefable FMI: liberación de precios, devaluación del peso, congelamiento salarial y disminución del déficit fiscal. Las consecuencias fueron que en el primer semestre de 1976 los precios al consumidor aumentaron el 87,5%, garantizando la tasa de ganancia de los sectores dominantes. Para disminuir el déficit fiscal, se redujeron los sueldos, se despidió personal estatal y se aumentaron los impuestos al consumo y las tarifas de las empresas públicas. La pérdida del poder adquisitivo del salario real fue del 40%, lo que implicó una transferencia de ingresos de los asalariados al sector privado del 17% del Producto Bruto Interno.

Entre los grupos de poder locales se respiraba un aire fresco: el que daba contar con uno de ellos en un puesto clave para sus negocios. A no pocos miembros de la clase media comenzó a caerle simpático aquel hombre de orejas exageradas cuando, retrasando el tipo de cambio, les permitió viajar a Miami y competir por comprar al menos dos productos igualmente inútiles. Era la época en que la plata empalagaba a quien sabía especular y su ausencia amargaba los estómagos de los trabajadores que veían cerrar sus fábricas y fuentes de trabajo ante la desleal competencia del ingreso irrestricto de todo tipo de artículos importados.

Pero no todos callaron. Entre ellos, los organismos de derechos humanos, con las Madres y Abuelas a la cabeza, y sectores del movimiento obrero que entre 1976 y 1979, en la etapa más feroz de la represión, llevaron adelante más de 300 conflictos gremiales.

El decidido apoyo al golpe por parte de los factores de poder que veían amenazados sus privilegios por la creciente movilización de importantes sectores de la clase trabajadora y la producción intelectual de sectores medios partidarios de un proyecto de cambio social, fue decisiva. Dentro de este esquema de acuerdo represivo entre poder económico y poder militar se consideraría subversivo a todo aquel que postulase ideas contrarias al ”ser nacional” que comprendía valores como la aceptación acrítica de toda jerarquía sin lugar a la discusión. La sociedad argentina venía de un proceso de cambio que se había acelerado a partir de hechos claves como el Cordobazo y la recepción de la renovada producción ideológica e intelectual posterior al Mayo francés del 68. Una clase media ilustrada e inquieta seguía con atención los procesos mundiales y comenzaba a adoptar el psicoanálisis y sus categorías de análisis. 

Como señala el historiador David Rock, "los grupos de poder, la Iglesia y los militares comenzaron a preocuparse cuando notaron, entre otras cosas, que el cura confesor estaba siendo reemplazado por el psicoanalista". 

El responsable de la represión en Córdoba, jefe de campos de concentración como el célebre "La Perla", general Luciano Benjamín Menéndez, decía por aquellos años en un discurso dirigido a directivos de establecimientos escolares:

"Para los educadores: inculcar el respeto de las normas establecidas; inculcar una fe profunda en la grandeza del destino del país; consagrarse por entero a la causa de la Patria, actuando espontáneamente en coordinación con las Fuerzas Armadas, aceptando sus sugerencias y cooperando con ellas para desenmascarar y señalar a las personas culpables de subversión, o que desarrollan su propaganda bajo el disfraz de profesor o de alumno. Para los alumnos comprender que deben estudiar y obedecer, para madurar moral e intelectualmente; creer y tener absoluta confianza en las Fuerzas Armadas, triunfadoras invencibles de todos los enemigos pasados y presentes de la patria" 

Huelga aclarar que el encendido discurso del general fue pronunciado cinco años antes de que su hermano, Mario Benjamín Menéndez, también general de ese ejército invencible, se rindiera bochornosamente en Malvinas, no antes de dejar morir por falta de alimentos y entrenamiento a casi mil jóvenes argentinos. 

La imposición de una cultura vigilante de “los valores occidentales y cristianos” se planteó como una especie de cruzada en la que la jerarquía de la Iglesia católica cumplió un rol fundamental, tal como se advierte en estas declaraciones del representante del Vaticano en Argentina, Monseñor Pío Laghi: "El país tiene una ideología tradicional, y cuando alguien pretende imponer otro ideario diferente y extraño, la Nación reacciona como un organismo con anticuerpos frente a los gérmenes, generándose así la violencia. Pero nunca la violencia es justa y tampoco la justicia tiene que ser violenta; sin embargo, en ciertas situaciones la autodefensa exige tomar determinadas actitudes, en este caso habrá que respetar el derecho hasta donde se puede". 

Desde el otro lado de la historia, un sacerdote que fue secuestrado por un grupo de tareas contó su terrible experiencia a la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas: “Volvió el otro hombre, que me había tratado respetuosamente en el interrogatorio, y me dijo: usted es un cura idealista, un místico, diría yo, un cura piola; solamente tiene un error, que es haber interpretado demasiado materialmente la doctrina de Cristo. Cristo habla de los pobres de espíritu, y usted hizo una interpretación materialista de eso, y se ha ido a vivir con los materialmente pobres. En la Argentina los pobres de espíritu son los ricos, y usted, en adelante deberá dedicarse a ayudar más a los ricos, que son los que realmente están necesitados espiritualmente. Luego la persona que me interrogaba perdió la paciencia y se enojó diciéndome: vos no sos un guerrillero, no estás en la violencia, pero vos no te das cuenta de que al irte a vivir allí con tu cultura, unís a los pobres, y unir a los pobres es subversión. 

El ministro de educación Llerena Amadeo llegó a proponer que: "Para una mayor convivencia social es conveniente que quienes no son cristianos sepan cuál es la concepción cristiana que tiene la mayoría de la población sobre estos temas. El nuestro es un país occidental y cristiano y no se puede dejar de mostrar a los futuros ciudadanos qué significa tal concepción. " 

Pero ¿cuáles eran esos valores "occidentales y cristianos" que los genocidas militares y civiles decían defender? Históricamente, se ha vinculado a la tradición occidental con la democracia y la plena vigencia de los derechos elementales del hombre. Se oponía el modelo democrático occidental a las tiranías, teocracias y regímenes autoritarios ubicados por los propios occidentales en la tradición oriental. 

En cuanto a lo cristiano: la solidaridad, la misericordia, la comunión, el amor al prójimo hasta el sacrificio, la dignidad de la persona humana, a lo que habría que sumarle los diez mandamientos, de los cuales los terroristas de estado no dejaron uno solo sin violar. 

Se decía en no pocos documentos oficiales que la "subversión" utilizaba la droga como medio de captación de los jóvenes y se hablaba de sus efectos devastadores para el individuo y la familia. La historia nos recuerda que en 1980, la dictadura de Videla colaboró activamente con hombres, armas, dinero y logística con el llamado "golpe de la cocaína" perpetrado en Bolivia por generales vinculados al narcotráfico encabezados por García Meza. Uno de los responsables del apoyo argentino, el general Suárez Mason, presidente y aniquilador de la petrolera estatal YPF -a la que dejó con una deuda de seis mil millones de dólares- y responsable de la represión en el Cuerpo de Ejército 1, será condenado años más tarde por una corte de los Estados Unidos por tráfico de drogas y vinculación con el narcotráfico internacional. 

La contradicción entre los dichos y los hechos no es nueva en nuestra historia, ya que los conservadores argentinos, autodenominados liberales, que han detentado el poder durante la mayor parte de nuestra historia y lo hicieron durante la dictadura han hecho del doble discurso su forma de hacer política. Uno de ellos, José Alfredo Martínez de Hoz, le aclaraba al país en 1977: “No somos unos ogros que han sacado del fondo de una caverna para hacer sufrir a la gente, sino que somos seres humanos, igual que todos ustedes que me están escuchando; que hemos sido sacados de nuestras casas convocados por las Fuerzas Armadas, que han salido a superar una crisis tremendamente grave en la historia política, económica y social argentina; que hemos abandonado una vida más cómoda, más provechosa y también nuestra vida familiar.” Decía el genial Atahualpa Yupanqui, “no aclare que oscurece”.

(1) Tulio Halperin Donghi en Felipe Pigna, Lo pasado pensado. Entrevistas con la historia argentina (1955-1983), Buenos Aires, Editorial Planeta, 2005, pág. 341.


martes, 22 de enero de 2013

El dólar no es cultural… De Alguna Manera...


El dólar no es cultural…


Pese a la insistencia del gobierno en considerar al dólar como una “patología” cultural, quienes trabajan y ahorran siguen optando por dicha moneda como reserva de valor. Por supuesto que más allá de los ardides del kirchnerismo y aliados para tratar de confundirnos, lo cierto es que no debiera extrañarnos la huida que el argentino hace del peso. Lejos de deberse a una antipatía inexplicable propia de la cultura, nuestra historia da sobradas pruebas del “por qué” este país no da garantía en materia de estabilidad monetaria.

Desde el primero Perón a la fecha, el promedio inflacionario nacional ha sido de un 29% con una fuerte suba entre los períodos 1973-1988, que se disparó a un 150%. Ya en 1989, con un presidente totalmente desatendido de la economía se batió todos los records en la asignatura al escalar a un temerario 3200%.

Fue finalmente en el período que comprende la época del menemismo donde se logró paliar la pesadilla inflacionaria, sólo que se hizo contrayendo deuda e incrementando el gasto público al mismo tiempo. Grave error del que ya atestiguamos las consecuencias (semejanza: el menemismo nos sacó de una crisis hiperinflacionaria y nos sumió en otra que derivó en un caos social. Lo mismo hizo Kirchner en 2003, nos sacó, con ayuda de Duhalde de 2001-2002; veremos como termina).

Visto y considerando que Argentina ha naufragado por infinidad de vaivenes respecto a su moneda, demonizar al ciudadano argentino (que es precisamente es desde los mentados períodos que nace su amor por el dólar) por querer resguardar sus ahorros en un “papel” con mayores avales raya el ridículo.

Es claro que a los distintos gobiernos les ha importado más subsanar el impacto político que implican los desajustes económicos que atender a la propia economía. Lo que no terminan de comprender, es que la resolución de esta última viene aparejada con su imagen como gobernantes.

Más que enlodarse en ambiciosas pretensiones como fue el caso de la famosa “tablita” en su momento- impulsada por el ministro de entonces, José Alfredo Martínez de Hoz- y el “corralito cambiario” hoy, debieran recordar el postulado máximo del Banco Central de la República Argentina: “preservar el valor de la moneda” (Vale recordar que el cartel que contenía éste mensaje fue retirado).

Que hay inflación le consta a cada uno de los que habitamos esta tierra, lo triste es que las herramientas para combatirlas sean la mentira, la prepotencia y el ataque a quienes pretenden resguardar lo que han obtenido con el sudor de su frente. Lastimosamente ya no se discrepa en los métodos para, sino que unos han optado por desconocer el problema.

El indicador del gobierno se deslegitima por sí solo con cada enunciado mientras que los acólitos funcionarios del oficialismo se desprestigian cada vez que restan importancia a la desvalorización del peso. Es evidente que la postura no esta en vísperas de ser modificada; en absoluto. Mienten descaradamente y pareciera no importarles.

La percepción del ciudadano común, muy distante a la clase privilegiada que conforma el staff K, es diametralmente opuesta. Quien quiere hacer sus negocios lo hace a razón de lo que muestran los elevados precios. Claro que este dato no interesa a quienes hoy blanden las riendas del poder.

El gobierno, emisor de una moneda que cada día se debilita más gracias a una serie de factores que conforman su política económica, bajo el eufemismo de “lo patriótico” quiere convencer a toda una nación para que pierdan un 25% de su capacidad de compra anual.

Actualmente el mercado considera barato un tipo de cambio en el orden de los $ 6,20 por dólar mientras que el monopolio del dinero decide mantener un inexistente “cambio oficial” (a estas alturas sustituido por el “blue”), pesificar deuda en dólares, hostigar a los viajantes, exigir información a las agencias de turismo y, en síntesis, perseguir a todo aquel que cometa la intrepidez de “soñar en verde”.

Mientras el gobierno siga emitiendo a una tasa del 35% anual y en consecuencia repetir los mismos yerros que sus antecesores, bien podremos afirmar que el problema del dólar no es cultural, es de sentido común.

© Escrito por Federico Perazzo y publicado el sábado 13 de octubre de 2012 por http://www.perspectivaspoliticas.info

miércoles, 21 de abril de 2010

Prototipos Jet... La Historia... De Alguna Manera...


Prototipos JET… Un poco de Historia…


En 1974, en la Compañía Gillette de Argentina buscábamos la diversificación de líneas de productos y pensando la época, Argentina tenía una política económica cerrada y no permitían importaciones de juguetes, la idea no era incorrecta.

Ernesto Bianco, nuestro Director de Marketing y Ventas, junto a Jorge Novo y Luis Peydro como responsables del proyecto presentaron ante la Dirección de la Compañía el mismo, el cuál fue fructífero y en San Salvador de Jujuy, meses después, David Stone, presidente de la Compañía Gillette de Argentina y fanático de River Plate, apareció en los salones del Hotel Alto La Viña con el relato de Hugo Cando, famoso relator automovilístico “jugando con los Prototipos Jet”, acompañado por todos los directores de la empresa.

Toda la empresa participó de aquel lanzamiento con muchas expectativas, el cuál fue revolucionario, tanto desde la magnitud del producto por su calidad, sino también por el desarrollo comercial que aquello implicaba. Nunca en Argentina había habido tanta publicidad gráfica y Televisiva para esa categoría de productos.

Las jugueterías, atendidas por un vendedor especial, Ernesto Yorio, comenzaron a distribuir el producto en sus locales, también las Farmacias y Perfumerías, si leyó bien, eran canales habituales de la Compañía Gillette de Argentina, algunos Kioscos, exhibían y vendían los Prototipos Jet.

Hubo un modelo “matador” el Brabham BT 42 del "Lole" Reutemman, quien había incursionado en la Fórmula Uno con éxito, el modelo más vendido.

Le siguieron otros veinticuatro modelos y un Prototipo que nunca salió a la venta. En 1978, ante la apertura económica de nuestro “Héroe y Prócer Nacional Martínez de Hoz”, todo sucumbió. Las matrices fueron vendidas a la empresa Buby, luego cerrada y poco a poco los modelos originales fueron desapareciendo.

Los Prototipos Jet se comercializaron en Cajas Individuales y en Blisters, también tuvieron Material de Promoción diverso, como ser Llaveros, Calcomanías, Etc. y unas cajas llamadas Garajet, para guardarlos.

Simplemente un poco de historia…

Muchas gracias.

© Luis A. Capomasi ex Compañía Gillette de Argentina entre 1974 y 1994