8N y 7D: la Argentina de los
extremos...
Dos poderes, ambos extremos...
Las divisiones políticas
recorren, de punta a punta, toda la historia argentina. Pero en algunas etapas
recrudecen a tal punto que dominan completamente la escena y terminan licuando
a los sectores que no se alinean en alguno de los bandos para la supuesta
"batalla final".
Ese es el clima político que se
respira en el país a escasos días de la protesta nacional conocida como el 8N y
a poco más de un mes del 7D, una fecha clave para el calendario oficial.
Mientras tanto, hay señales que dan cuenta del nivel de ansiedad y nerviosismo
que se apodera de distintos estamentos del poder.
El violento discurso del diputado
oficialista Andrés Larroque y la reacción opositora con su retirada intempestiva
del recinto de la Cámara baja, dieron cuenta cabal de esta situación. Así las
cosas, la virulencia política le restó apoyo a la flamante ley para que los
jóvenes puedan votar desde los 16 años.
La desafortunada actuación del
jefe de La Cámpora le valió un pase de facturas interno en el bloque
oficialista, que ahora deberá esforzarse más de lo previsto para aprobar el
"per saltum" y la modificación del mercado de capitales, contando los
"porotos" hasta de aliados como los diputados neuquinos y santiagueños.
Sin embargo, no todo el
camporismo actuó de la misma manera: en la Legislatura porteña, Juan Cabandié
selló un acuerdo con el PRO y el kirchnerismo dio su apoyo a un paquete de
leyes que reclamaba el alcalde Mauricio Macri. A cambio, obtuvo otras tantas,
ante la impávida mirada del resto del arco opositor de la Ciudad.
La reclusión presidencial
Cristina Kirchner permaneció casi
toda la semana recluida en la quinta de Olivos, afectada por un cuadro de baja
presión, y luego partió hacia El Calafate un día antes de lo previsto. Sólo
apareció en público en un acto en la Casa Rosada donde aseguró que la Argentina
pagará su deuda externa en dólares.
El mensaje presidencial recogió
el guante luego de que las calificadoras Standard&Poor´s y Fitch pusieran
en duda la capacidad de pago de la Argentina, en un contexto en el que
sobresalen el penoso caso de la Fragata Libertad retenida en Ghana y un fallo
favorable de la Justicia de Nueva York para los "fondos buitre".
Encima, el Gobierno de Sudáfrica
le confirmó al canciller Héctor Timerman —de visita oficial en Pretoria— que la
corbeta Espora de la Armada argentina corre serio riesgo de ser embargada
mientras siga amarrada en el puerto de Ciudad del Cabo, hasta donde llegó para
reparar un desperfecto técnico.
Igualmente, se trata de casos
aislados, porque la Argentina no entró en zona de default. Esto se debe
centralmente a que en los últimos años cambió el perfil de la deuda y
actualmente el 55 por ciento de los bonos están en poder del Estado, que se
financió a sí mismo con recursos como los de la Anses.
En el campo económico también se
destacó esta semana la aprobación del Presupuesto 2013 a nivel nacional y en la
provincia de Buenos Aires, donde el gobernador Daniel Scioli respiró aliviado
luego de afrontar este año más de un dolor de cabeza por recursos que fueron
mal calculados en su oportunidad.
La reforma y la protesta
Pero toda la atención del momento se la lleva
la política, en vísperas de una semana conflictiva. Hasta el senador Carlos
Reutemann rompió su habitual mutismo para augurar que las elecciones
legislativas serán "un gran desafío" para el Gobierno, dado el
"deterioro de la imagen de la Presidenta".
El santafesino fue uno de los 28
senadores nacionales que firmaron una declaración contra la reforma
constitucional, en una jugada destinada a anticipar una maniobra del
oficialismo en ese sentido. A su vez, la diputada oficialista Diana Conti habló
de "alternancia boba" y ratificó su apoyo a la re-reelección.
Alejada de estas especulaciones,
la Presidenta afrontará desde mañana una agenda cargada de apariciones —con
cadena nacional incluida— en un intento por controlar la escena y desinflar la
protesta del jueves. Será difícil que lo logre, entre otras cosas por la
polarización que fomenta el propio kirchnerismo.
Mientras tanto, sectores de la
oposición anunciaron su apoyo a la marcha, desde peronistas como José Manuel de
la Sota y Francisco de Narváez hasta el macrismo, pasando por los gremios
afines a Hugo Moyano; y una porción del radicalismo. Aunque está claro que no
primarán las identificaciones partidarias.
Los oficialistas con perfil
propio como Scioli, el intendente Sergio Massa y el gobernador salteño Juan
Manuel Urtubey también tendrán un ojo puesto en la protesta, para desentrañar
el mensaje en caso de que logre empardar o superar la convocatoria que tuvo el
cacerolazo del 13 de septiembre último.
Aunque, en definitiva, será una
nueva demostración de la Argentina dividida que supimos conseguir.
©Mariano Spezzapria de la Agencia
NA y publicado por Tribuna de Periodistas el domingo 4 de Noviembre de 2012.