La vida es un tablero de ajedrez en donde los cuadros blancos son los días y los cuadros negros son las noches... Nosotros, somos las piezas que vamos de aquí para allá para caer al final en el cuadro de la nada... De Alguna Manera... Una Alternativa…
Videla: "Los
políticos incitaban al golpe, los empresarios también"…
Análisis sobre la
relación del empresariado y la dictadura durante el último golpe de Estado. El último golpe de Estado fue
el más organizado de todos los que ocurrieron en nuestro país. Las primeras
conversaciones ocurrieron, de manera informal, nueve meses antes, cuando el
general Jorge Rafael Videla fue nombrado jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas,
durante el gobierno
constitucional de la presidenta Isabel Perón.
En una de las entrevistas para mi
libro Disposición Final, Videla sostuvo que “la
planificación del golpe en forma orgánica comienza luego, cuando me convierto
en comandante en jefe del Ejército”, el 28 de agosto de 1975, cuando, durante una
crisis militar y política, el Ejército impuso a la Presidenta la
designación de Videla.
“En ese momento, empiezo a
recibir visitas de gente interesada en verme”, agregó.
A esa altura, el gobierno peronista estaba muy debilitado: un drástico
programa de ajuste económico, bautizado el “Rodrigazo” por el apellido del
ministro de Economía, Celestino Rodrigo, había derivado en la primera
huelga general contra un gobierno peronista y en la salida del hombre
fuerte del gobierno, José López Rega.
Todo eso en medio de una densa
violencia política, con distintos grupos armados, de izquierda y de derecha,
que en 1975 cometieron 1.065 asesinatos por razones políticas. En las vísperas
del golpe, cada cinco horas ocurría un atentado y cada tres
estallaba una bomba, según el diario La Opinión, de Jacobo Timerman.
Fue el golpe más
preparado y comentado de la historia nacional; tanto fue así que los últimos
tres meses y medio del gobierno peronista fueron utilizados por los militares
para elaborar las listas de personas que serían detenidas luego del 24
de marzo de 1976 a lo largo y ancho del país.“No era una situación que
nosotros pudiéramos aguantar mucho: los políticos incitaban, los empresarios
también; los diarios predecían el golpe. La Presidente no estaba en condiciones
de gobernar. El gobierno estaba muerto”, dijo Videla.
Los principales actores políticos
y económicos jugaban al golpe, incluidos los grupos guerrilleros, que pensaban
que el retorno de los militares al poder los favorecería porque, de esa manera,
la mayoría de los argentinos comprenderían quiénes defendían, de
verdad, sus genuinos intereses.
Basta recordar el comunicado del
Ejército Revolucionario del Pueblo, uno de los principales grupos armados, hace
hoy 39 años: “Es el comienzo de un proceso de guerra civil abierta que
significa un salto cualitativo en el desarrollo de nuestra lucha
revolucionaria”.
Esas listas de detenidos
derivaron en miles de asesinados y desaparecidos.
Según Videla, los militares
protagonizaron el golpe de 1976 con un consenso básico: “Había que eliminar a
un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia ni
tampoco fusiladas. El dilema era cómo hacerlo para que la sociedad le pasara
desapercibido. Por eso, para no provocar protestas dentro y fuera del país, se
llegó a la decisión de que esa gente desapareciera”.
Antes de morir, en 2013, Videla
asumió en Disposición Final la responsabilidad de esa “decisión”, y
sostuvo que, si bien tenía “un peso en el alma, no estoy arrepentido de
nada ni ese peso me saca el sueño. Duermo muy tranquilo todas las noches”.
Se han cumplido cien años de la muerte de Julio A. Roca.
El diario La Nación, su defensor constante, dedicó mucho espacio para recordar
la fecha de la desaparición de ese presidente argentino.
En una página entera,
los historiadores Ceferino Reato y Mario “Pacho” 0’Donnell volcaron –con todo
entusiasmo– su apoyo a esa figura tan discutida de nuestra historia. Reato lo calificó
nada menos como “el mejor presidente de la historia nacional”, y O’Donnell
trató ya en el título de su colaboración de desmerecer a aquellos autores que
tienen a la Ética como medida definitiva para calificar a un protagonista de la
Historia. Titula O’Donnell “Un caudillo objetado por un revisionismo
malentendido”. Bastaría tocar un punto no mencionado por los dos historiadores
para rebajar moralmente los argumentos de ellos.
Ambos callan
una realidad: no mencionan el capítulo donde este protagonista de nuestra
historia pisotea para siempre los principios de la Ética que debe impulsar la
vida de todo ser político. Es cuando Roca, como comandante del Ejército, lleva
a cabo el genocidio indígena y el presidente Avellaneda avala todo ese inmenso
crimen. Y también cuando los prisioneros indígenas –hombres, mujeres y niños–
son ofrecidos como esclavos en las plazas públicas de Buenos Aires. Para
comprobarlo no hace falta más que leer los periódicos de Buenos Aires de 1878.
Un ejemplo lo dice todo.
El diario El
Nacional, de Buenos Aires, expresa en su edición del 31 de diciembre de 1878:
“Llegan los indios prisioneros con sus familias. La desesperación, el llanto no
cesan. Se les quitan a las madres sus hijos para en su presencia regalarlos a
pesar de los gritos, los alaridos y las súplicas que hincadas y con los brazos
al cielo dirigen las mujeres indias. En aquel marco humano, unos se tapan la
cara, otros miran resignadamente al suelo, la madre aprieta contra el seno al
hijo de sus entrañas, el padre se cruza por delante para defender a su familia
de los avances de la civilización”. Esta crónica de esos días lo dice todo. Por
eso hay que leer los diarios de la época para comprender toda la realidad y la
crueldad empleada por Roca y sus tropas. Pero, los del diario La Nación
deberían leer sus propios diarios de la época para cerciorarse de lo cruel y
bestial que fue ese tiempo tan loado ahora por Ceferino Reato y Pacho
O’Donnell.
Leamos, como
ejemplo, una crónica de La Nación del 17 de noviembre de 1878, en plena Campaña
del Desierto. En primera página, bajo el título “Impunidad”, dice textual: “El
regimiento Tres de Línea ha fusilado, encerrados en un corral, a sesenta indios
prisioneros, hecho bárbaro y cobarde que avergüenza a la civilización y hace
más salvajes que a los indios a las fuerzas que hacen la guerra de tal modo sin
respetar las leyes de humanidad ni las leyes que rigen el acto de guerra. Esa
hecatombe de prisioneros desarmados que realmente ha tenido lugar deshonra al
ejército cuando no se protesta del atentado. Muestra una crueldad refinada e
instintos sanguinarios y cobardes en aquellos que matan por gusto de matar o
por presentarse un espectáculo de un montón de cadáveres”. Es penoso que los
directivos de La Nación actuales ignoren todo esto. Ya nadie puede negar que la
Campaña del Desierto fue un genocidio y que no se puede aprobar bajo ningún
concepto desde el punto de vista ético. Las pruebas están en el Archivo General
de la Nación y basta leer los diarios de la época para comprender bien lo que
fue ese vergonzoso crimen político.
Y basta
contraponer los argumentos de un Alsina, ministro de Avellaneda, que desarrolló
la tesis de que los pueblos originarios no tenían noción de la propiedad. Por
eso había que separarlos por una zanja, mientras Roca rechazó este plan y
exigió la importación de diez mil fusiles Remington de Estados Unidos “porque
con esta arma habían sido eliminados en dicho país los sioux y los pieles
rojas”. Ya es tiempo de que con tales pruebas históricas se modifique el concepto
de ese militar, Roca, que fue presidente dos veces, y se quite su monumento del
centro de Buenos Aires. Nuestros héroes fueron los que defendieron la vida y la Ética y no los que eliminaron a pueblos enteros y esclavizaron hasta sus
mujeres y sus niños.
Ceferino Reato,
el historiador de La Nación, reconoce al pasar estos crímenes al escribir: “Es
claro que la Conquista del Desierto, y más aún lo que sucedió después, tuvo
varios aspectos criticables como el trato inhumano, cruel, a los indios
prisioneros (muchos chicos fueron separados de sus madres, por ejemplo) y la
concentración de parte de las tierras liberadas en pocas manos”. Sí, Reato lo
reconoce al pasar pero sin darle mayor importancia, total se trataba de indios.
El autor de esos crímenes impunes tiene hoy el monumento más grande de Buenos
Aires, en pleno centro. Por su conducta y sus crímenes no tendría que ser
festejado de esa manera.
Pacho O’Donnell
sólo hace una breve crítica a Roca por su Campaña del Desierto. Dice: “En lo
que hace a la Conquista del Desierto es, sin duda, el aspecto más criticable en
la historia de Roca por el militarismo excesivo ante un enemigo mal armado y
poco orgánico”. No se refiere al gran genocidio que produjo ni tampoco a la
reimplantación de la esclavitud, que son los dos aspectos más relevantes al
faltar así a los principios de Mayo y a las resoluciones de la Asamblea del año
XIII.
Pese a todo, el
tiempo va dando la razón a quienes han puesto en duda la labor moral de Roca y
ofrecido las pruebas de sus hechos verdaderamente criminales. Sus aciertos en
otros sectores no lo limpian de esos aspectos descritos que nos retrotraen a
los argentinos a la Edad Media. Los héroes verdaderos de nuestro pasado deben
ser especialmente los que cuidaron la vida y marcaron un futuro sin violencias
ni grandes diferencias económicas. Los verdaderos republicanos que desearon un
país en Paz y con la conciencia de la Igualdad permanentemente presente, tal
cual lo cantamos en nuestro Himno Nacional.
Elia Espen, madre de Plaza de Mayo. Línea Fundadora se despegó de sus dichos contra el Kirchnerismo. Foto:
Cedoc
Por qué Madres Línea Fundadora salió a
despegarse de sus frases contra el gobierno.
En
el día de ayer el aparato comunicacional oficialista difundió un
comunicado firmado por Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora en el que
explicaban que, más allá de que Elia Espen
sea “una de las Madres de los 30.000 desaparecidos y que tiene la libertad de
expresar sus opiniones, también es cierto que no nos representa
institucionalmente”.
Elia
Espen es una madre que perdió a su hijo durante la última dictadura militar y
sufrió todo tipo de vejaciones y persecuciones durante aquellos años de plomo.
En la actualidad es una incansable luchadora que ha apoyado a los trabajadores
despedidos de Terrabusi-Kraft y de Lear, entre tantos otros. Integró las
famosas listas negras
elaboradas por Gendarmería Nacional en el tristemente célebre “proyecto X”. Ideológicamente, simpatiza con los
partidos de izquierda.
La
primera vez que hablé con Espen fue días antes de la presentación de mi
anterior obra en la Feria del Libro 2013 en la que compartió la mesa con María Luján Rey, madre de Lucas Menghini, y el
periodista Ceferino Reato. El encuentro fue muy emotivo. El
público, sin coincidir necesariamente sobre lo que ocurrió en los setenta,
aplaudió a la Madre a rabiar.
Espen contó su historia personal y concluyó que,
si en aquellos oscuros años no la pudieron silenciar, menos lo hará hoy un
gobierno, sea cual sea su signo político. Espen se compromete y dice lo que
siente. A ese primer encuentro se sucedieron varios más. La Madre jamás criticó
a ninguna de sus compañeras. A comienzos de este mes, entrevisté a Elia en mi
programa en FM Identidad. Perfil.com
fue uno de los valientes medios que se animó a difundir
la entrevista. Como periodista he entrevistado a Tati Almeida, Nora Cortiñas,
Espen y, hace años, a Hebe
de Bonafini. No creo en la censura previa e intento despojarme
de preconceptos que nos suelen invadir y enceguecer.
En
aquella ocasión, Espen habló de Sergio Berni,
el gendarme “carancho”, César
Milani y la política de derechos humanos kirchnerista. Nunca
imaginó que un comunicado firmado por el organismo que integra, se desmarcaría de sus dichos.
En la organización, hay Madres críticas y otras que simpatizan con el gobierno
pero se respetan. Menos aún, Espen imaginó la repercusión maliciosa del
comunicado en los medios de comunicación estatal y paraestatal que creen que la
democracia llegó el 25 de mayo del 2003.
Nadie
la llamó.
Esta
mañana, Elia Espen estaba profundamente angustiada. A pesar de su malestar, no
renunciará a su lucha inquebrantable de siempre. En 1986, el día en que las
Madres de Plaza de Mayo se dividieron por discrepancias con Hebe de Bonafini,
juramentaron conformar un colectivo heterogéneo. Esto es, todas las Madres se
respetarían mutuamente y tendrían la libertad de militar, apoyar o criticar al
gobierno, funcionario o dirigente que quieran. En la actualidad, hay Madres que temen participar de un
acto político crítico del kirchnerismo porque “me están
apretando para que me vaya de aquí”. Seguramente no es sencillo para Nora
Cortiñas respaldar a Félix Díaz o haber denunciado los aprietes de Andrés “el
cuervo” Larroque cuando mandó a sacar las carpas de los qom instaladas en la
avenida 9 de julio.
Ayer,
Cortiñas estaba en Formosa respaldando a los wichis mientras la Presidenta se
abrazaba con Gildo Insfrán, el eterno gobernador formoseño. Difícilmente haya
firmado el comunicado que el aparato estatal utilizó para “escarchar” a Espen y
para disciplinar a otras Madres críticas del estado actual del país. Línea Fundadora es diversa:
conviven Marta Ocampo de Vásquez, la citada Espen y Cortiñas con Tati Almeida
que participa, activamente, en todos los actos kirchneristas. Su imagen, su voz
y su pañuelo formaron parte de decenas de campañas del gobierno incluidas la
maniquea “Patria o Buitres”. Nadie
emitió un comunicado contra Almeida y, si así lo hubiesen
hecho, hubiese sido discriminatorio hacia sus creencias y convicciones. Desde
ya que, es mucho más conveniente económicamente respaldar a este gobierno que
criticarlo.
Los
medios oficialistas no fueron capaces de darle un derecho a réplica a Espen.
Nadie la llamó. La señalaron con el
dedo acusador. Formaron parte del proyecto final de este gobierno que no
soporta la crítica: dividir a las Madres Línea Fundadora. Esos medios no
publicaron las críticas de Estela de Carlotto al manejo discrecional de fondos
de Hebe de Bonafini en la otra rama de las Madres de Plaza de Mayo. Ni Espen ni
Cortiñas se han adueñado jamás de una asociación. No es el caso de Bonafini.
Pero nada dijeron al respecto.
¿Acaso alguien sabe qué piensa alguna de las
madres que acompaña como ganado a Hebe? Una de esas Madres no comparte en
absoluto las prácticas non sanctas de Bonafini pero la acompaña pues:
"Adonde querés que vaya a esta altura de mi vida?"
El
comunicado que difundió el aparato oficial buscó quebrar la pluralidad de las Madres
Línea Fundadora. El kirchnerismo no soporta que se lo
cuestione. Mucho menos, que lo haga una Madre de Plaza de Mayo. No lo aguanta.
Ellos son los buenos, la izquierda revolucionaria, son los progresistas. Pero
ese inmenso colectivo de los “buenos", "la patria" y "el
pueblo" olvida que tiene metidos a los Boudou, Berni, Milani, Insfrán de
la dirigente política. Se comen, gustosos, todos y cada uno de sus sapitos.
En
la curva final del proceso kirchnerista, el brazo represivo de su estructura de
poder, ha tomado el control ideológico y real de sus decisiones. A medida que
se acerca el adiós, la Presidenta ha demostrado que lo que más le preocupa es
garantizar su seguridad jurídica y la de sus súbditos. El rebaño debe seguirla
adonde sea. La lucha y
las palabras de Elia Espen son una patada en el traste del poder K.
Mientras haya hombres y mujeres como ella, no todo estará perdido.
(*)
Especial para Perfil.com.
Twitter: @luisgasulla.
Desperté en medio de la noche, sudado y casi a los gritos. Soñé con ella,
vestida de negro, con su máscara Lancôme de 3 centímetros de profundidad,
que se me acercaba y me decía “Lucca, I´m your mother”. Fue horrible.
Sé que usted me había pedido que, cuando tuviera situaciones difíciles de
manejar, la llame sin importar el horario. Tendría que haberme advertido que
no lo haga si son las 4,30 de la mañana, pero quédese tranquila, que esta
madrugada tuvo la oportunidad de decírmelo con tanto énfasis que me quedó
claro.
Le cuento. Todo comenzó cuando fui invitado a la inauguración de la
ampliación de las obras en aeroparque. Emocionado, llegué y me encontré con
Moria Casán, que desde la causita penal en Paraguay, pasó de bancar a los
milicos a ser más kirchnerista que stencil del Nestornauta. Entre el público
divisé a dos docentes bonaerenses. Fue fácil identificarlos: estaban junto a
Anamá Ferreyra guardándose en las carteras la mayor cantidad de sanguches de
miga que podían.
Finalmente, Cris llegó rengueando, acompañada de Rafael Bielsa -avisen
a Missing Children que apareció-, Floppy Randazzo, Julio De Vido, el genio del
déficit Mariano Recalde, el hobbit Kicillof y Eduardo Eurnekián.
La Presi contó que el Aeroparque Jorge Newbery es muy importante para el
país porque ella lo usa mucho desde 1995, que fue privatizado en 1997 -esa
parece que no les molesta- y que desde la recuperación económica, creció de la
mano de Aerolíneas Argentinas.
Mientras una de las maestras me preguntaba si me iba a comer o no el folleto
que me entregaron en la entrada, Cristina le contaba a Eurnekián que él pudo
ganar mucha plata gracias a toda la que le pagó Aerolíneas Argentinas por el
aumento de las frecuencias de vuelo, no sólo en Aeroparque, sino en todas las
demás terminales aeroportuarias que administra el empresario. O sea, todas las
del país.
Qué se yo, me resultó raro. Porque lo curioso del asunto, es que Eurnekián
concentra el mayor de los monopolios que tiene la Argentina: administra la
totalidad de los aeropuertos del Sistema Nacional y su empresita está
reconocida como la red de aeropuertos más grande del mundo. Y todo gracias a
una concesión hecha durante el segundo mandato de Carlos Menem de un modo un
tanto raro, a tal punto que a Jorge Rodríguez -por entonces jefe de Gabinete-
lo procesaron por favorecer a Eurnekián. No sé bien con qué, pero doy por
sentado que no fue a cambio de caramelos Media Hora.
Y así fue como la Presi enumeró casi todos los aspectos en los que creció
Aerolíneas. Y digo casi, porque se le pasó el punto en el que más creció: el
déficit.
Luego, contó que “cuando uno llega a Ezeiza o a Aeroparque, se da cuenta que
no está en un país de cabotaje, está en un país de nivel internacional”, y que
“uno se da cuenta como es el país por dos cosas: la modernidad de las
instalaciones y el sistema de autopistas”. Y la modernidad argentina se puede
notar por los kilómetros de villas miserias que ofician de bienvenida a lo
largo de la Ricchieri.
Eso sí que es internacional: salir de un aeropuerto y
jugar a adivinar si se está en Argentina o en Kenia.
Con la cosmovisión que le permite su vida de multimillonaria terrateniente,
la Presi tiró que “las clases medias bajas se pueden permitir viajar en avión”.
Intenté analizar el dato, pero justo me interrumpió otra vez la maestra para
preguntarme si no me sobraba un sobrecito de mayonesa.
Mal momento el mío, porque justo Cristina empezó a hablar de los alfajores
que repartían en los vuelos de Aerolíneas. “Se quejan, pero en los vuelos de
cabotaje hoy no te dan nada y, si querés algo, tenés que pagar en efectivo”.
Sí, me llamó la atención, dado que en un vuelo de tres horas a Ushuaia, los de
LAN me dieron gaseosas, alfajores y tostadas con mermelada y cuando viaje por
TAM hace cinco meses, en menos de dos horas y media me enchufaron una bandeja
de almuerzo con entrada, plato principal y postre. Le quise comentar a la
maestra que me acompañaba pero me dijo, con los ojos cerrados, que no la
interrumpiera, que estaba comiendo alfajores por telepatía.
Y mientras la maestra babeaba, la que viaja en el Tango 01 le contaba a los
que se mueven por Emirate Airways lo lindo que se viaja por Aerolíneas
Argentinas. Y todos aplaudían.
Eso no es todo. Como me quedé con ganas de más, ayer me di una vuelta por
Olivos. La primera impresión que me llevé fue que la militancia predica el
ajuste con el ejemplo: antes llenaban la Plaza de Mayo, después se juntaban a
tomar mate en Parque Lezama, luego pasaron a copar el living de la Rosada, y
ahora se conforman con el rincón trasero izquierdo del jardín de invierno de la
Quinta de Olivos.
Mientras pensaba si era realmente una buena idea hacer una cadena nacional
justo en el horario de Avenida Brasil, entre el público, hallé de infiltrados a
tres jubilados echándole mermelada a un pedazo de durlock que sobró de la
última reforma. Me dijeron que me quede tranquilo, que todos pensarán que
Virginia Lago se extendió demasiado en la presentación.
La idea era hablar de los parques industriales y los fondos destinados a los
mismos, aunque muchos sean terrenos baldíos alambrados. Tema de estudio de los
años kirchneristas debería ser el caso de Lomas de Zamora; un predio destinado
a Parque Industrial que desde 2008 es una villa que va de Camino Negro a Camino
de Cintura.
Obsesionada con los alfajores, por segundo día consecutivo la Presi mencionó
a ese obscuro objeto de deseo. Se quejó porque el dueño de Fantoche le llevó un
mini alfajor y no uno triple, mientras personal de seguridad forcejeaba con los
tres jubilados que quisieron abalanzarse sobre el único objeto sólido y
legalmente comestible que se hallaba en el lugar.
Ensañada con hablar de cosas que nadie entiende, anunció una nueva línea de
créditos para PyMes a siete años, con una tasa anual del 14%, a la cual
calificó de negativa, dando por sentado que ni en este año, ni en los próximos
tres siglos, hará algo para que la inflación baje.
Luego de que la seguridad notara que uno de los jubilados llamaba a Simón
mientras otro prendía un fueguito, los dejaron entrar de vuelta, justo cuando
Cristina contaba que en 2003, desde el helicóptero, se veía que en Puerto
Madero había sólo uno o dos edificios y que hoy no entra ni uno más. Ahí le
falló la visión estratégica, porque desde el helicóptero también puede ver que
en la Villa 31 no entra un ladrillo más, y sin embargo, siguen en permanente
expansión hacia arriba, en una clara competencia por lograr el rascacielos más
representativo de Argentina.
Tal como quien mira por la ventana del bar el desfile de pibes vendiendo
estampitas, Cristina toco de costado el tema de la quita de subsidios y nos
contó que todos los mortales pasaremos a pagar mucho más de tarifas, menos
aquellas empresas a las que les está regalando la guita -según sus propias
palabras- para que produzcan alfajores y tornillos. Por si no quedó claro,
remarcó que a las industrias no les tocarán un sólo pesito de los subsidios al
gas, y todo para que cuando la temperatura baje de los 15 grados, haya que
cerrar las fábricas para que la gente pueda prender la estufa.
Como si no estuviéramos al tanto del funcionamiento de El Modelo, la Presi
contó que el esfuerzo no lo hace ella, sino los argentinos que pagamos el 21%
de IVA. Al borde de las lágrimas dijo que “por ahí muchos no llegan al mínimo
no imponible de ganancias”, y lo hizo al día siguiente de que el Indec
anunciara que el 75% de los asalariados cobra menos de $6.500 pesos, que el 10%
de la población no llega a 9 mil, y que otro 10% hace lo que puede con 1.200
pesos. Le pregunté a unos de los jubilados qué le parecía la apreciación de la
mandataria, pero tenía la boca ocupada masticando uno de los potus del salón.
Y ahí pasó lo que nunca me esperé. Ni once años de kirchnerismo ni seis años
de discursos de Cristina me prepararon para ese momento. “Yo me siento la madre
del país, la madre de todos los Argentinos”, dijo Cristina, dejándome al borde
de un accidente cerebro vascular.
No sé cómo tomarlo ¿Me entiende? Me llené de confusiones. Ahora, cada vez
que un comentarista me dice hijo de puta siento que no me está faltando el
respeto a mí. Es como un golpe al ego. Aparte, cuando me mandan a la de mi
madre, no sé si ir Balvanera, a la Rosada, a Olivos o a Calafate.
Si bien ahora entiendo que el patrimonio de Cristina se puede justificar en
los 40 millones de regalos que recibe cada tercer domingo de octubre, también
me preocupa el tema de la sucesión. No, no estoy pensando en la muerte de
nadie, pero uno tiene que ser precavido. ¿Se imagina el quilombo que será una
división de bienes entre 40 millones de hermanos?
Después la Presi siguió con lo suyo y recordó que el país era un infierno
cuando Néstor asumió en 2003 y que Scioli puede dar fe de ello porque lo
acompañó como Vice. Scioli, justo Scioli, que venía de ser el secretario de
Turismo del gobierno anterior. ¿Entiende lo difícil que se me hizo digerir el
resto del discurso?
Mientras miraba, aturdido, como los tres jubilados se peleaban por el último
tallo de lo que alguna vez fue una planta, Cristina contaba que su madre, como
jubilada, pudo comprarse dos acondicionadores de aire para soportar el calor de
La Plata. Decir que los tres viejos estaban en otra, porque creo que pasaban a
mejor vida, que en el caso de ellos, sería literalmente una mejoría.
Si partimos de la base de que la propia madre de la Presidenta le tuvo que
hacer juicio al Anses -y lo ganó- creo que no dio el mejor de los ejemplos. O
en una de esas, en La Plata la jubilación alcanza para comprar dos
acondicionadores de aire, comer todos los días y contar con un helicóptero para
tomarse el palo cuando el agua empieza a subir.
Fueron muchas cosas para un mismo día. Hasta ayer, ayudaba a mi vieja a
llegar a fin de mes y ahora me encuentro con que mi mamá no es mi mamá, que mi
verdadera mamá es terrateniente, hotelera y multimillonaria estatal, y que mi
abuela es hincha de Gimnasia ¿Cómo no me voy a despertar de esa manera?
Usted seguro tiene algo para aconsej…si, ya sé que terminó la sesión, pero
no me puedo ir así. Miré si esta noche sueño con…¿300 pesos? ¿Qué pasó? Sí,
entiendo lo de las tarifas, pero Capitanich acaba de decir que eso no repercute
en la infl…sisi, la semana que viene a la misma hora. ¿Me baja a abrir? Bueno,
me fijo si está el portero…
Viernes. No cualquiera tiene el lujo de contar con una madre arquitecta
egipcia, papisa y exitosa abogada.