Macrismo
– Kirchnerismo. Reacomodamientos…
A la hora señalada, Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes
Puertas adentro, Mendoza será clave para la UCR y su futuro. Halcones y
palomas para Alberto Fernández.
© Escrito por Nelson Castro el domingo
29/09/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
No fue el viaje soñado”. Quien lo dice es alguien de la
entraña del poder. Se refiere a la fugaz presencia de Mauricio Macri –menos de
24 horas– en Nueva York. Entre una de las cosas que no salieron bien estuvo el
hecho de que la cercanía con Donald Trump esta vez no sirvió para torcerle el
brazo al board del Fondo Monetario Internacional a fin de lograr lo que hoy
obsesiona al Presidente: la liberación de los 5.400 millones de dólares
prometidos en el último acuerdo. Tanta es su obsesión, que decidió irrumpir en
la reunión que mantuvo el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, con
funcionarios de la segunda línea del Fondo.
Fue no solo un desacierto sino
también una muestra de la desorientación, falta de know how, timing político y
hasta desesperación que embarga a Macri y a parte de su gobierno. A estas
reuniones, el Presidente solo va cuando está todo acordado y solucionado, nunca
antes. Es una regla clásica y elemental de la política. Para colmo, ya no está
Christine Lagarde quien, dicho sea de paso, sigue de cerca –y con preocupación–
las desventuras de la economía de nuestro país. Ella, que hizo mucho para que
el FMI le prestara a la Argentina, ha recibido y recibe críticas de parte de
varios de los países miembros del organismo a causa de los incumplimientos del
gobierno.
La situación de la deuda argentina es también ahí un
problema. Es que el Fondo teme no cobrar, lo que generaría un descalabro
interno.
El jueves, Alberto Fernández dijo en Córdoba que su idea
es hacer una reestructuración amigable de la deuda, “a la uruguaya”. Pero,
¿cómo es una reestructuración amigable? Se trata de un acuerdo por el que,
mientras se negocia la reestructuración, el deudor va pagando los cupones que
van venciendo. Entre los asesores económicos del hoy virtual presidente electo
esto genera preocupación. “Al paso que vamos, este gobierno no nos va a dejar
reservas suficientes para hacer frente a esos pagos”, afirma uno de ellos,
alguien que tiene un gran conocimiento del tema y de contacto fluido con Hernán
Lacunza.
En sus contactos en Nueva York, Macri insistió en que la
elección no está aún perdida y que su lucha es ahora por llegar a la segunda
vuelta, lo que, en verdad, sería un hecho cercano al milagro. El problema que
tiene el Presidente es que no le creen. Lo que el poder económico vislumbra a
futuro tiene como protagonista a Alberto Fernández. Y por eso hablan con él, se
reúnen con él y hacen planes con él.
Al interior del Frente de Todos se vive una situación
extraña y compleja: extraña porque conviven la necesidad de llevar adelante la
campaña para la elección del 27 de octubre con las demandas de lo que es una
virtual transición. La cercanía al poder ha hecho que en los venideros comicios
se diriman cuestiones que tienen que ver con el equilibrio de poder interno que
encierra la fórmula Fernández-Fernández. Por eso, uno de los objetivos del
candidato presidencial es ganar la elección por un guarismo superior al 54% que
obtuvo Cristina en 2011.
Otro de los focos de atención está puesto en el papel
que tendrá Sergio Massa. En las reuniones que mantiene el presidente de la
Cámara de Diputados, Emilio Monzó, con Máximo Kirchner queda claro que la
transición se va a manejar con Massa. Esto, que incluye los aspectos
burocráticos, los presupuestos y las estructuras de la Cámara, da idea de que
quien la presidirá será el ex intendente de Tigre
Sin embargo, se sabe que CFK presiona para que Massa sea
el jefe de Gabinete del eventual gobierno de Alberto Fernández. La ex
presidenta argumenta a favor de esa designación señalando que, debido a la
miríada de problemas que deberá enfrentar la nueva administración, habrá
necesidad de contar con una figura del peso y el volumen político de Massa para
manejar el diálogo con los diferentes sectores ante un escenario de una alta
conflictividad que, sin duda, persistirá por un largo tiempo.
A Massa, en cambio, lo que le interesa es la presidencia
de la Cámara baja. Enfocado como está en ser uno de los que activamente
trabajen en el acuerdo social que proyecta implementar Fernández, el ex
intendente de Tigre es de la idea de que ese acuerdo requerirá no solo de un
trabajo intenso y sostenido por parte del Poder Ejecutivo sino también de un
fuerte respaldo legislativo que le asegure el necesario sustento y fuerza
legal, sin los cuales lo que se acuerde correrá el riesgo de quedar reducido a
palabras y/o gestos vacuos con destino de fracaso. Y hay una razón más que
mueve a Massa en su deseo de presidir la Cámara baja: la carrera por la
presidencia de la Nación.
Junto con el tema económico, el otro gran problema que
enfrenta el virtual presidente electo es el de los sectores duros del
kirchnerismo, que no cesan de hacer su aporte destinado a azuzar el miedo de
los sectores de la sociedad que no comparten sus ideas.
En la semana que pasó fue el turno del ex ministro de la
Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni, quien reflotó la idea de la
reforma de la Constitución y de la Ley de Medios. Eso equivale a insistir en
asuntos que dividieron a la sociedad y marcaron el fracaso del gobierno de CFK.
Se emparenta, además, con el “vamos por todo” y con el “vamos a volver”,
expresiones inquietantes y sinónimo de falta, no solo de tolerancia sino,
fundamentalmente, de respeto hacia el que piensa diferente.
En campaña. La marcha del “Sí, se puede” seguramente
retempló el ánimo de Macri. Pero con eso no alcanza para revertir el resultado
de las PASO. La campaña del oficialismo enfrenta un presente imparable de malas
noticias económicas. Los cierres de pequeñas y medianas empresas siguen
sucediéndose semana tras semana; las suspensiones y la reducción de personal,
también.
Hoy, la atención electoral estará centrada en Mendoza.
Allí, el radicalismo se preocupó por blindar la campaña y despegarla lo más
posible del ámbito nacional. Por eso Macri ni apareció.
Habrá que prestar atención a las consecuencias internas
que tenga el resultado de los comicios para el futuro de Juntos por el Cambio.
Si Rodolfo Suárez gana, el peso de su mentor, el actual gobernador y futuro
diputado nacional, Alfredo Cornejo, será un factor determinante en el
realineamiento de fuerzas internas de la UCR. La disputa por la jefatura del
bloque entre él y Mario Negri será, pues, inevitable.
En ese universo campea un ánimo de ruptura que, de
confirmarse el 27 de octubre la derrota del oficialismo, será muy difícil de
evitar. Muchos que, para no perjudicar a Macri, callaron comenzarán a hablar. Y
serán muy críticos del Gobierno y de los sectores partidarios que lo apoyaron
resignadamente.
Este es otro punto a tener en cuenta: el eventual
gobierno de Alberto Fernández, como es la norma cada vez que gobierna el
peronismo, tendrá mucho poder, hecho al que contribuirá una oposición que pinta
desmembrada. La historia de siempre.
Producción periodística: Lucía Di Carlo.