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domingo, 4 de octubre de 2015

Cristina Kirchner y el trastorno de ficción… @dealgunamanera...

Cristina Kirchner y el trastorno de ficción…


Para elucidar el extraño discurso presidencial en las Naciones Unidas no alcanzan las herramientas del psicologismo ni de la geopolítica. Probemos con los procedimientos de la novela policial.

Vamos a tratar de descubrir al culpable con cinco preguntas.

1) ¿Quién fijó el tribunal del juez Griesa para dirimir conflictos sobre el pago de la deuda externa?
2) ¿Quién dejó sin arreglar durante años el tema de los holdouts y permitió que éstos litigaran y le ganaran un juicio a la Argentina?
3) ¿Quién le dio superpoderes a Alberto Nisman para que investigara la causa AMIA y lo transformó en un fiscal estrella?
4) ¿Quién convirtió a Jaime Stiuso en la principal espada de los servicios de inteligencia y lo usó para realizar operaciones oscuras de la política?
5) ¿Quién acosó salvajemente al fiscal Nisman hasta que éste se suicidó o fue asesinado?

Estas cinco preguntas tienen una misma respuesta. Elemental, mis queridos compañeros: Cristina Kirchner. A veces sola y a veces en connivencia con su marido.

La secuencia desnuda una verdad: la Presidenta ha cometido graves errores, y para salvarse del fuego y huir hacia adelante, en cada ocasión ha creado un épica falsificada. Reconozcamos que el asunto, desprovisto de moral, tiene una gran eficacia técnica, y que debería formar parte del nunca escrito "Manual para maquillar vergonzosas trastadas con el objetivo de que parezcan éxitos fulgurantes".

El fabuloso método de Cristina, hijo de la picardía criolla y del histrionismo venezolano, instaló toda una cultura de gobierno, que podría denominarse con un término digno de la psiquiatría: el trastorno de ficción, consistente en fingir de manera grandilocuente batallas homéricas que no existen, pero que logran tapar con su dialéctica los desastres gestionarios.

Los Kirchner nos sometieron voluntaria y razonablemente al tribunal de Nueva York, y cuando el fallo resultó adverso Cristina lo repudió, acusó a la Casa Blanca de conjura y sugirió que el juez estaba gagá y era una marioneta de los fondos buitre.

Ella dejó abierta de manera irresponsable la negociación con los holdouts y permitió que éstos avanzaran y ganaran el pleito, y cuando todo eso sucedió, lanzó una campaña malvinizadora contra ellos.

Consagró a Nisman como el gran investigador hasta que éste investigó las oscuras razones del Memorándum de Entendimiento; entonces lo sometió a un hostigamiento feroz que no terminó ni siquiera con la muerte del fiscal: después de muerto siguió ensuciándolo sin piedad y sin hacerse cargo de haberlo entronizado.

Usó al espía más temible para tareas turbias y antidemocráticas, dándole más poder que a muchos de sus ministros, y ahora le exige a Estados Unidos que no proteja más a ese "monstruo". Que ella prohijó cariñosa y provechosamente durante tantos años.

De nuevo: todas estas operaciones de la mentira han sido audaces y han rendido sus frutos. Lo que preocupa, en realidad, es hasta dónde la gran dama se ha creído sus invenciones a medida que el trastorno de ficción avanzaba y era actuado en público con convicción heroica.

Muchas personas terminan creyendo lo que les conviene. Pero en términos de alta política siempre es preferible pensar que alguien es un gran cínico a que su mente se ha extraviado. Y lo más perturbador, en ese sentido, es que estos verdaderos insultos a la inteligencia todavía son comprados a pie juntillas no por fanáticos elementales sino por personas cultas y con un cierto sistema de pensamiento. Personas que, como algunas mujeres engañadas, prefieren cerrar los ojos y negar los hechos, y seguir prendidas en el insostenible discurso del esposo infiel, a pesar incluso de que se apilan evidencias que lo incriminan.

Cristina va a las Naciones Unidas a declararle la guerra semántica a Barack Obama, que es el presidente norteamericano más progresista de la historia, justo cuando éste está haciendo acuerdos históricos con Fidel y cuando se ganó las simpatías del papa Francisco. Cristina cuenta, naturalmente, con ese antinorteamericanismo pueril que existe en muchos argentinos, quienes repudian a Washington pero almuerzan en McDonald's, meriendan en Starbucks, viven en el mundo gozoso de Hollywood, mueren por un dólar y, si pueden, se escapan a Miami a comprarse chucherías, tal como hacían los Kirchner antes de asumir la presidencia.

Este nacionalismo de opereta, incentivado desde Balcarce 50, es asimilado por sus intelectuales, ávidos de una fe, y por gran parte del electorado, que está lleno de complejos contradictorios y que cae, para citar a Jauretche, en zonceras de medio pelo. Decía Sherlock Holmes: "Un tonto encuentra siempre otro más tonto que lo admira".

Pero apliquemos de nuevo su célebre "ciencia del razonamiento deductivo" y ampliemos la temática.

1) ¿Quién para evitar el drenaje de dólares tomó el Banco Central con 50.000 millones, decretó un cepo estrambótico y resulta que cuatro años después entregará chirolas?
2) ¿Quién logró en esos mismos cuatro años que la Argentina se colocara entre los tres países con más inflación de la Tierra?
3) ¿Quién destruyó por completo la creación de empleo privado y genuino, instaló el estancamiento, un atraso cambiario suicida, la caída industrial y la destrucción del campo y las economías regionales?
4) ¿Quién pulverizó los superávits gemelos y logró un rojo fiscal récord y alarmante?
5) ¿Quién se irá con más deuda pública que la que encontró después de haber batido el parche con el desendeudamiento?
6) ¿Quién, en nombre de los supremos intereses del pueblo, hizo perder la soberanía energética de este país?

Elemental, compañeros: Cristina lo hizo.

A tres semanas de las elecciones el resto de la realidad ya no se explica, sin embargo, por las lógicas de Holmes: el kirchnerismo no es un enigma blanco sino una novela negra.

Su principal candidato fue sobreseído en tiempo exprés sin que el juez ordenara peritaje contable sobre su crecimiento patrimonial y sin que el fiscal apelara. El jefe de la columna vertebral del movimiento fue imputado por lavar dinero y acusó de buchón al denunciante.

El gran amigo y socio del líder muerto y mitificado confesó haber cobrado coimas y propuso devolver la plata para no ir preso. El candidato a gobernador, acosado por denuncias periodísticas de narcotráfico, descubrió de pronto que había droga en el conurbano, dejó de ningunear el flagelo y decidió enviar 1400 agentes de la Policía Federal a los partidos de Tres de Febrero y San Martín. Y la Iglesia se vio obligada a pedir que los aparatos no siguieran cometiendo fraudes y tropelías en los días comiciales, como vienen haciendo.

El célebre compañero de Watson dijo alguna vez: "Hay que adaptar las teorías a los hechos en vez de los hechos a las teorías". Traducido al idioma argento: "Hay que adaptar el relato a las cifras y no las cifras al relato".

Pero aquí los datos oficiales sólo existen si confirman el discurso, que es dogma inmutable, y los números inconvenientes son adulterados. Los economistas del Frente para la Victoria deben callar, por lo tanto, su diagnóstico general para que la Iglesia Cristinista no los excomulgue.

Puede haber matices y diferencias acerca de cómo seguir después del 10 de diciembre, pero lo cierto es que Miguel Bein y Mario Blejer tienen una visión profesional bastante similar a Roberto Lavagna, Martín Redrado, Rogelio Frigerio y Alfonso Prat-Gay sobre esta crisis.

Cuando Juan Manuel Urtubey, en nombre del amo de Villa La Ñata, viaja a Nueva York y reconoce ante el Consejo de las Américas que existen problemas en la energía y en las estadísticas, y promete también que buscarán un acuerdo rápido con los holdouts, la suma sacerdotisa se estremece y manda a su comisario político: esas expresiones no representan al futuro gobierno, corrigió ayer Aníbal. El cuentito no se toca.

Queda una última adivinanza detectivesca.

1) ¿Quién dijo que Scioli "no se toma en serio el cargo, no le importa nada, todo marketing y lo pagamos los vecinos"?
2) ¿Quién se ufanó de dedicarse sistemáticamente "a señalar el desastre y abandono que es el gobierno de Scioli"?
3) ¿Quién pronunció los siguientes conceptos: "Scioli nos ha mal endeudado por dos generaciones"; "no es solamente que no hace sino que se dedica a destruir"; "hace 14 meses que no paga ni las cajas chicas de las comisarías"?

Elemental, compañeros: la diputada massista Mónica López, que, borocotizada y sin rubores, el jueves se pasó al campamento del detestado líder naranja, de quien ahora habla maravillas.

El detective del 221B de Baker Street jamás hubiera sospechado esta última sorpresa.

Sherlock no conocía el peronismo.

© Escrito por Jorge Fernández Díaz el domingo 04/10/2015 y publicado por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




domingo, 29 de marzo de 2015

Socios... De Alguna Manera...

Socios 2…

Nestor Kirchner y Nisman: el ex presidente eligió al fiscal. Foto: Cedoc Perfil

En 2001 Nisman desestimó la denuncia de Eliaschev, hoy la revista Veja habla sobre la relación con Irán con las mismas fuentes que él. 

Cuatro jueces ya desestimaron la denuncia de Nisman: Rafecas, dos de los tres integrantes de la Sala I de la Cámara Federal, Ballesteros y Freiler, y de alguna manera también Servini de Cubría, quien  en enero consideró que no justificaba habilitar la feria judicial por la denuncia de Nisman. Juzgar que una denuncia al presidente y canciller de un país no justifica no esperar a que los jueces vuelvan de vacaciones es implícitamente una opinión sobre la propia denuncia. La decisión de Servini de Cubría se produjo cuando no se hablaba de “tregua” entre la Justicia Federal y el kirchnerismo sino, todo lo contrario, de que “el partido judicial” iba corporativamente en bloque contra el Ejecutivo.

Que Servini de Cubría no le habilitara la feria, que Canicoba Corral, el juez de la causa AMIA, se mostrase escéptico frente a la denuncia de Nisman y que Lijo, el juez a quien le solicitó la indagatoria de la Presidenta y su canciller, siguiera de vacaciones deben haber sido indicios para Nisman de la suerte judicial que podría correr su denuncia. Vale recordar que tras su muerte, el fiscal Pollicita dio curso a la denuncia de su colega pero no solicitó la indagatoria de la Presidenta y su canciller ni aceptó concurrir al Congreso como iba a hacer Nisman.

Si Nisman investigaba en 2001, quizás veía que las fuentes de Veja hoy eran las mismas que las de Eliaschev.

Asumamos por un instante la posibilidad de que la denuncia de Nisman fuera poco fundada, el pedido de indagatoria a la Presidenta y al canciller fuera precipitado, y todo presentado de apuro al ver el fiscal que el Gobierno había echado a Jaime Stiuso, su principal referente en la Secretaría de Inteligencia, concluyendo que su propio puesto estaba en riesgo y tenía que producir un acto mediático de envergadura, más allá de la consistencia jurídica que lo respaldara, para garantizarse la permanencia en su función.

Y asumamos también, sólo con fines de ir descartando hipótesis, que a Nisman lo único que le interesara fuera mantener durante todos los años posibles su poco fatigoso y bien remunerado puesto de fiscal especial de una sola causa y casi sin ningún avance, para disponer de recursos con los que llevar adelante una vida hedónica. Que por eso desestimó la denuncia de Eliaschev sobre el pacto con Irán publicada en tapa por Perfil en marzo de 2011, cuando haber ido en contra de un gobierno en pleno apogeo de su poder sí le hubiera impedido mantener su zona de confortabilidad. Y que si Stiuso hubiera continuado en la Secretaría de Inteligencia y Nisman no hubiera sentido temor por correr igual suerte, su denuncia recién se hubiera presentado cuando el kirchnerismo dejara el poder o, dependiendo de las circunstancias, nunca.

Obviamente nada de esto quita validez al fondo de la denuncia porque, si estuviera poco fundada, sería debido a que Nisman no se dedicó como debía a partir de comienzos de 2011, cuando Eliaschev lo denunció en este diario, y tardó cuatro años para presentar un escrito endeble sólo con escuchas de marginales de la política, mientras ahora la revista Veja publica semana tras semana sospechas que hacen más verosímil la existencia de un móvil espurio en el pacto con Irán, conectando la valija de Antonini Wilson y los viajes entre Caracas y Buenos Aires con los viajes entre Caracas y Teherán. Esas fuentes podían ser las mismas de Eliaschev, a quien si Nisman hubiera dado importancia antes, podría haber resultado fundamental para la investigación.

Nada en esta hipótesis salva al Gobierno de responsabilidad, igual que en sus acusaciones contra Stiuso: lo único que hace es autoinculparse y aumentar la gravedad de su accionar. Así como Néstor Kirchner eligió a Stiuso para que se encargara de la investigación sobre el atentado a la AMIA y en ese carácter se lo presentó a Nisman, también Kirchner eligió a Nisman para esa fiscalía especial. Hasta se podría conjeturar que eligió a propósito un fiscal consumista y hedonista para tenerlo agarrado siempre “a tiro de carpetazo”, y el propio Stiuso poder tenerlo dominado gracias a que Nisman no tenía las conductas personales requeridas para un fiscal.

Más allá de la repulsión que produce el uso de la vida personal para desacreditar políticamente a los sujetos, nadie puede ocupar un puesto público de relevancia y tener la ingenuidad de que su vida personal no sea utilizada por sus adversarios.

Mucho menos quien es blanco de los servicios de inteligencia locales e internacionales. 

Muchas situaciones desentonan en la vida personal de Nisman con las expectativas sociales sobre cuáles son las conductas a cumplir para el rol de fiscal. Otro ejemplo –más patético– es el caso de Oyarbide, un juez que ya no sólo es esclavo de los servicios, sino hasta de la propia policía.

Se podría conjeturar que eligió un fiscal con debilidades personales para tenerlo controlado por los servicios.

Toda función debe responder a lo que se espera de ella. En un clásico de sociología: La presentación de la persona en la vida cotidiana, Erving Goffman escribió: “Los individuos se preocupan por mantener la impresión de que actúan de conformidad con las numerosas normas por las cuales son juzgados ellos y sus productos. Debido a que estas normas son tan numerosas y tan profundas, los individuos que desempeñan el papel de actuantes hacen más hincapié del que podríamos imaginar en el mundo moral (...) no están preocupados por el problema moral de cumplir con esas normas sino con el problema amoral de construir la impresión convincente de que satisfacen dichas normas”. “Durante la interacción se espera que el individuo posea ciertos atributos, capacidades e información que, tomados en su conjunto, encajen con un yo que sea a la vez coherentemente unificado y apropiado a la ocasión”.

Nisman, en retrospectiva, no parecía contar con los atributos ni con los comportamientos adecuados para una investigación de la complejidad como la del atentado a la AMIA. Y la responsabilidad política de ese nombramiento es de Néstor Kirchner.

Socios 1…

Kirchner y Stiuso. Dos caras de la misma moneda. Foto: Cedoc

La contratapa del 15 de enero que unía a Kirchner con Stiuso. http://e.perfil.com/socios

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© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 28/03/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

martes, 17 de febrero de 2015

Socios... De Alguna Manera...


Socios…

Kirchner y Stiuso. Dos caras de la misma moneda. Foto: Cedoc 

Más allá de las operaciones contra periodistas y medios profesionales no cooptados, la lista de operaciones y mentiras de la alianza del kirchnerismo con la SIDE es interminable.

Ya Menem usaba a Stiuso y a la SIDE para sus campañas de desprestigio contra adversarios. En los más pacatos 90, las acusaciones preferidas eran sobre las supuestas inclinaciones sexuales. El oprobio era ser homosexual: entonces, a mí me inventaron la concurrencia al bar gay Spartacus y al director de noticias de TN y El Trece, el romance con un compañero del canal.

Con el kirchnerismo, la acusación pasó a ser haber estado a favor de la dictadura. Entonces, yo pasé a ser colaboracionista de los militares, Joaquín Morales Solá, vocero de Bussi en Tucumán, y el CEO del Grupo Clarín, beneficiario económico de la tortura.

Pero la esencia del procedimiento fue la misma: fabricar un falso carpetazo contra alguien, protocolo en el que la SIDE se especializó. Hay que reconocer que no sólo los servicios de inteligencia argentinos fabrican casos, los norteamericanos son especialistas en guerra psicológica y Julian Assange, tras revelar los cables secretos de su diplomacia, fue rápidamente acusado de violencia sexual. Pero, desde Nixon y Watergate, esas prácticas quedaron reservadas para enemigos extranjeros y que los servicios secretos se metan con los adversarios internos en Estados Unidos ya es inaceptable.

La publicidad oficial fue la exacerbación

de los sobres con dinero a periodistas

que repartía la SIDE

Guerra psicológica para dañar la imagen del oponente o para extorsionar también hacen los fondos buitre que difundieron el enriquecimiento patrimonial de varios funcionarios kirchneristas. Si esos datos son todo lo que tienen los detectives que contrató Paul Singer, lo estafaron porque las declaraciones juradas son públicas y parte del aumento de patrimonio que denunciaron es fruto de la inflación: 100 pesos de 2003 son sólo 10 de hoy.

Pero si bien los servicios de inteligencia siempre plantaron pruebas falsas, hay que reconocerle a Néstor Kirchner una originalidad: nunca antes se había agregado a esas operaciones de desprestigio el contar con una cadena multimediática propia que difundiera sistemática y repetitivamente estas mentiras como si se tratara de periodismo y medios profesionales.

Con mente emprendedora, Kirchner les agregó a los servicios lo que en las escuelas de gestión empresarial se llama “integración vertical”: una línea de producción completa que incluía la fabricación de la mentira y luego su distribución en medios que parecieran periodísticos. La SIDE y la prensa militante son dos caras del mismo ecosistema, complementarias y potenciadoras.

Seguramente, Kirchner engañó a muchos periodistas que genuinamente estaban militando y creyeron que las carpetas que fabricaba la SIDE acusando a adversarios eran ciertas.

Otro ejemplo de sembrado de pistas falsas fue Jorge Asís, al sostener que la foto que en primicia publicaron Perfil y la revista Noticias no era de Stiuso. Asís dijo: “Otra vez Stiuso los embocó”, supuestamente haciéndonos creer que esa foto era suya. Pero el “embocado” fue Asís, asumiendo que lo dijo de buena fe y que “las horas de conversaciones con Stiuso” que dijo tener fueron una fanfarronada.

Más allá de las operaciones contra periodistas y medios profesionales no cooptados, la lista de operaciones y mentiras de la alianza del kirchnerismo con la SIDE es interminable. Cuando Carrió era una amenaza electoral seria, le fabricaron dos cuentas no declaras en Suiza a Enrique Olivera, su principal candidato en la Ciudad de Buenos Aires en las elecciones legislativas de 2005. Lo mismo sucedió con De Narváez cuando pasó a ser el candidato más votado de la oposición para las elecciones legislativas de 2009 y le fabricaron un caso de drogas con la efedrina. Y cuando a Massa le tocó ocupar el lugar de principal enemigo electoral en las elecciones legislativas de 2013 entraron a robar en su casa al “rey de las cámaras de seguridad”, completando la cadena de repeticiones con el mismo modus operandi para debilitar adversarios: SIDE más operación más campaña en medios “militantes”.

Ya en la época de Menem había una cadena de periodistas que cobraban mensualmente de la SIDE: los medios que compra Cristóbal López –los de Hadad y Ambito Financiero– fueron los más “infiltrados”. Pero Kirchner agigantó el accionar de agentes como Stiuso porque agregó a los “sobres de dinero” a periodistas un collar de medios propios. La publicidad oficial a medios “militantes” fue la exacerbación de ese sistema.

Al ejemplo del tipo de medios que compra Cristóbal López vale agregar los de Sergio Szpolski, quien directamente tenía como apoderado a Darío Richarte y, como gerente de Finanzas, a Juan Gallea, ambos ex SIDE.

El relato K fue engordado durante años con operaciones de inteligencia que construyeron falsedades que rellenaban los agujeros de esa lógica. Tanto éxito debe de haber ensoberbecido a Stiuso. Haberle hecho creer que toda la realidad se podía fabricar con buena planificación y una propaladora. También tanta eficacia de la ficción convertida en realidad debe de haber vuelto incrédula de todo a Cristina Kirchner, llegando a confundir la realidad con la ficción, algo verdaderamente enloquecedor aun para el más sano y estable. E incluso afectar al propio fiscal Nisman, quien además era operado también por los servicios de contrainteligencia de Irán y de Estados Unidos.


Los medios que compró Cristóbal

López, y los de Szpolski, fueron los más

“infiltrados”por los servicios

Néstor Kirchner tenía perecidos con Stiuso en su goce por la construcción de la realidad. Se decía que a Kirchner le gustaba ser un gran editor de medios. Esa visión reduce la acción del ex presidente a la de un curador entre las diferentes perspectivas de la realidad. La de Kirchner se parecía más a la tarea de un dios que creaba esa realidad. El periodismo siempre le resultó una tarea menor. Algo que se podía comprar pagando con sobres a los periodistas o con publicidad oficial a advenedizos –y a veces no tan advenedizos– dueños de medios.

Es importante que la sociedad aprenda a distinguir entre medios profesionales y mercenarios, y entre periodistas que cuidan su capital simbólico y desesperados, irresponsables o resentidos. Desarrollar una audiencia más entrenada es parte del proceso de pleno desarrollo de la democracia.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 15/02/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

lunes, 9 de febrero de 2015

Entrevista a Julio César Strassera... De Alguna Manera...

Strassera: “La muerte de Nisman es responsabilidad del Poder Ejecutivo”

En contra de la division de poderes. “La Presidenta jamás ha respetado la independencia del Poder Judicial, y la prueba está en que las medidas que envió para democratizar la Justicia trató de imponerlas”. Foto: Nestor Grassi

El histórico protagonista del juicio a las juntas asegura que el Gobierno debía haber protegido al fiscal. Críticas a Cristina Kirchner por victimizarse.

Miles de argentinos hemos seguido con enorme angustia los acontecimientos que culminan con la muerte del fiscal Nisman. En democracia no tenemos antecedentes de un hecho al que tanto los ciudadanos como sus familiares cercanos no dudan en calificar de asesinato.

En una tarde de esta semana de calores agobiantes no queríamos dejar de consultar a un hombre como el fiscal Julio César Strassera, que pronunció aquel “señores jueces, ¡nunca más!” que ha quedado en nuestros corazones.

Y mientras los diarios del día titulan a toda página “Se quedó sin juez la denuncia de Nisman contra la Presidenta”, nuestra pregunta a Strassera es si hay antecedentes de que esto haya ocurrido en otra oportunidad.
—Bueno, éstas son las así llamadas cuestiones de competencia, pero esto sólo debe ocurrir por un breve tiempo. Será la Cámara la que resolverá a quién le toca, en definitiva, es decir al juez Lijo o al juez Rafecas.

—En su larga experiencia, ¿usted había vivido circunstancias como ésta?
—No, no. Jamás –asegura con firmeza Strassera–. Y le digo también que ni en plena dictadura militar tuve problemas de este tipo. Hice varios dictámenes en contra. Incluso, un día me llamó el brigadier Alvarez Estrada, que era secretario de Justicia, y me dio una orden, a lo cual le contesté que no la iba a cumplir. Pensé que iban a echarme pero no fue así. Yo estaba acostumbrado a trabajar con más libertad, y lo que sucede en este momento es algo que hay que tener bien en claro: hay un fiscal que acusó a la Presidenta de la Nación y… ¡termina muerto! Este es un episodio más que grave…

—En un reportaje reciente usted señaló que la Presidenta nunca ha respetado la independencia del Poder Judicial…
¡Jamás! Y le diré también que la prueba está en que las medidas que envió para democratizar la Justicia trató de imponerlas. Pero, aparte de eso, me refiero a críticas abiertas de las que debería abstenerse. Por ejemplo, no acatar las decisiones de los jueces, ni oponerse a la división de poderes interviniendo en cosas en las que sólo debe intervenir la Justicia. Este es un hecho muy grave.

—Sin duda. Y la muerte de Nisman (sea suicidio o asesinato) tiene un responsable. Usted señaló al Poder Ejecutivo…
—Sí, creo que es el Poder Ejecutivo. Un hecho gravísimo se trate tanto de un suicidio como de un homicidio. No puedo dejar de tener mis sospechas… Soy partidario de la teoría del homicidio porque ¡alguien que deja una nota a su empleada para las compras del mercado del lunes siguiente es sorprendente que se mate el domingo! Todo esto me parece bastante… sin olvidar las expresiones de Nisman por televisión unos pocos días antes, ¿no? Pero de todas maneras la muerte de Nisman es responsabilidad del Poder Ejecutivo Nacional.
Algo increíble, y no solamente no la asumen ¡sino que la Presidenta no tuvo la decencia de enviar por lo menos una nota de pésame a la familia! Montó una escena vestida de blanco y en silla de ruedas para mostrar su debilidad. Una forma de victimizarse. No sé cómo puede haber gente que lo justifique.
Fíjese que comienza echándole las culpas a Stiuso y todo es un plan contra ella. ¡Pero hay una sola víctima que es Nisman! ¡Y de él, ni una palabra! Vamos a suponer que Nisman no hubiera dicho nada, que no hubiera pasado nada; ¡el encubrimiento es ya de tiempo atrás porque la sola firma de ese pacto nefasto con Irán (cosa que firman ella y Timerman) ya es encubrimiento! Como decía Patricia Bullrich el otro día: ¡es como si Obama hubiera llamado a Bin Laden para resolver el problema de las Torres Gemelas!

—Usted cree (como, por otra parte, creemos muchos) que el fiscal Nisman estuvo desprotegido?
—Pienso que sí, que estuvo desprotegido, y la vez pasada conté una anécdota porque sé lo que son estas custodias. Le explico que jamás tuve custodia personal, pero tuve a un policía en la puerta de mi casa durante toda la época del Proceso. ¡Y para ejemplo le explico que la última amenaza que recibí fue a través del portero eléctrico! Así es que yo sé para lo que sirven estas custodias. Hay que organizarlas de otro modo. ¡Lo que hemos visto es una prueba de desprotección!

—Se podría pensar en una siniestra combinación entre el Gobierno, la custodia e incluso el edificio que carecía de suficientes cámaras…
—Hay mucha confusión: cámaras que no funcionan, custodios que se contradicen unos con otros no sólo con respecto a la hora sino a los lugares en los que se encontraban: ¡unos en la planta baja y otro en el subsuelo! Creo que hay que tomar las cosas de otro modo. Si yo soy un custodio y me han citado a una hora determinada (por ejemplo, a las 11), veo los diarios apilados en el piso y nadie me contesta el timbre… pues ¡hago romper la puerta! Esto es lo menos que se puede hacer…

—Yo recuerdo que cuando usted y el doctor Moreno Ocampo fueron fiscales en el juicio a los comandantes de la dictadura recibieron muchas amenazas…
—Sí, por carta, por teléfono. En la Fiscalía. Pero no les dábamos mayor importancia. No tuvimos grandes aprietes, y mucho menos desde el Poder Ejecutivo que se interesaba en el juicio. Mucho menos… Se nos dejó hacer lo que quisimos.

—Por eso aquel juicio ha quedado como un emblema del primer gobierno democrático…
—Juicio que, luego, fue lamentablemente ignorado por el presidente Néstor Kirchner en un discurso en la ESMA en el que dijo que como argentino se avergonzaba de que el país hubiera estado veinte años en deuda con los derechos humanos. Pero luego llamó a Raúl Alfonsín para pedirle disculpas. Lo que ocurre es que, en estos casos, las disculpas se piden públicamente y no en privado. En fin… a ellos nunca les interesaron los derechos humanos. Jamás. Pero, bueno, vieron que era negocio. El otro día me criticaron mucho porque yo dije, de acuerdo con Macri, que “el Gobierno está en el curro” ¡de los derechos humanos! Y de esto hace rato…

—Incluso yo recuerdo que usted subrayó que en el registro de hábeas corpus no había ninguno firmado ni por Néstor ni por Cristina, ¿es así?
—Es así. Nosotros pedíamos los hábeas corpus a los juzgados para anotar precisamente cuál era el trámite de cada hábeas corpus. Y, repito, no he visto ni uno solo firmado por Kirchner ni, porque se autotitula abogada, por Cristina Fernández de Kirchner. Le repito: ¡no vi ninguno! Ni siquiera del gobernador Cepernik, que era amigo de ellos.

—De acuerdo con su larga experiencia, ¿qué es lo más grave de lo que hemos vivido en estos días?
—Mire, Nisman era un fiscal que acusó a la Presidenta de la Nación, a su canciller, a otros personajes, ¡y a los pocos días aparece muerto! Esto no había ocurrido nunca en el país…

—Entonces, nuevamente de acuerdo con su experiencia, ¿cuál debería ser entonces la actitud de la Justicia en estos momentos?
—En primer término hay que tratar de investigar a fondo la muerte de Nisman, y creo que, dentro de lo normal, se está investigando. Es bastante difícil encontrar autores, ¡pero sobre todo hay que tratar la denuncia de Nisman! ¡Hay que tratarla!

—Entre otras cosas la Presidenta dijo que la Justicia debía reformarse…
—Bueno, esto ya lo ha dicho hace tiempo cuando envió esas famosas seis leyes para democratización de la Justicia y la reforma que pretende la Presidenta es precisamente poner a la Justicia como un apéndice del Poder Ejecutivo…
Lentamente, terminamos un café en el balcón de la casa del fiscal en el barrio de Palermo.

Y, pensativo, Strassera agrega: “Cualquiera sea el valor que se le asigne a la denuncia de Nisman, el encubrimiento del atentado a la AMIA está probado con la sola firma del memorándum de entendimiento con Irán. Recordemos que se firmó en Aleppo, en secreto, en un país entonces gobernado por Ahmadinejad, un hombre antisemita furioso y negador del Holocausto. La prueba de que el objetivo era hacer caer las alertas rojas es que ambos países debían notificar a Interpol del acuerdo, cosa que no se hizo nunca.

—El doctor Rusconi, abogado defensor de Lagomarsino, dijo que la Presidenta debería declarar en la causa de la muerte de Nisman. ¿Usted concuerda con esta opinión?
—La Presidenta le retuvo el pasaporte a este hombre porque se le dio la gana, porque es ella. Hace lo que no debe y lo que no puede hacer. El respeto a la Justicia para ella es algo que está de más. Tendría que aportar datos a la Justicia sobre sus dichos sobre la muerte de Nisman pero no lo va a hacer ni creo que haya juez que se anime a llamarla.
En la famosa conferencia de prensa, la Presidenta (muy suelta de cuerpo) dijo que Nisman había dejado abandonada en el aeropuerto de Barajas a su hija de 13 años. Esto es rigurosamente cierto porque esperaba que llegara la madre que venía de Barcelona pero, ¿cómo lo sabía la Presidenta? Estaban espiando a Nisman. ¡Cuando bajó del avión en Ezeiza lo siguió una cámara continuamente! ¡Qué curioso, y todo a través de esos servicios que ella quiere reformar!

—Justamente, a propósito de servicios, ¿qué opina acerca de que las escuchas telefónicas sean supervisadas por la Corte?
—Yo creo que es lo que corresponde porque esta supervisión que se pretende sería a través de Gils Carbó, ¡que es el ariete del Poder Ejecutivo en la Justicia…! Esto, en cambio, a través de la Corte, es razonable.

—Y a propósito de la Corte, ¿qué piensa de la presunta candidatura del doctor Carlés como miembro de la Corte en reemplazo del doctor Fayt?
—¡Esa es, evidentemente, una cortina de humo! Están pretendiendo hacer algo parecido a lo que se hizo con Gils Carbó. Es decir: presentaron primero a Reposo, que es impresentable. A punto tal que los propios oficialistas tuvieron que retirar el pliego.

Encontraron finalmente apoyo en la oposición (para mí equivocado) para nombrar a otra persona: Gils Carbó. La única que se opuso (pero no podía influir por ser diputada y no senadora) fue Lilita Carrió, que reclamó que no había que darle acuerdo. La Corte puede seguir funcionando con sus tres miembros actuales. Es razonable la opinión de la oposición cuando dice que debe ser el próximo presidente constitucional quien nombre al nuevo miembro de la Corte Suprema. Hoy la embestida es contra Fayt. Al oficialismo le interesa que quede el menor número posible de integrantes de la Corte, y la respuesta del doctor Fayt esta mañana es clarísima.

© Escrito por Magdalena Ruíz Guinazú el domingo 08/02/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.