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sábado, 19 de agosto de 2017

Encuentran restos de ketamina en el cadáver de Nisman... @dealgunamanera...

Encuentran restos de ketamina en el cadáver de Nisman...

Alberto Nisman, ex fiscal.

El informe pericial de Gendarmería encontró esa droga, junto con Clonazepam. Esa combinación es un potente anestésico.

© Escrito por Alejandro Alfie el sábado 19/08/2017 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La pericia toxicológica que está realizando la Gendarmería encontró ketamina y clonazepam en el cadáver del ex fiscal Alberto Nisman, según adelantaron fuentes de la investigación a la cadena de noticias TN -del Grupo Clarín-.

Los peritos consideran que hay dos hipótesis en torno al hallazgo del clonazepam y la ketamina: una posibilidad es que Nisman se haya drogado, para tener un efecto alucinógeno; mientras que si otras personas le hubieran suministrado esas drogas, para anestesiarlo, "estaríamos en presencia de algo mucho más grave, ya que eso justificaría que no haya opuesto resistencia si es que lo mataron", dijo una fuente judicial.

La causa Nisman ingresó hace un año en la órbita del juez federal Julián Ercolini y el fiscal federal Eduardo Taiano. Pero las pericias fueron encargadas a la Gendarmería por la anterior jueza, c.

De hecho, el estudio toxicológico hecho anteriormente, cuando la causa estaba en manos de la jueza Palmaghini y la fiscal Viviana Fein, ya había detectado el clonazepam, que es un medicamento de uso muy frecuente, que se utiliza como ansiolítico para inducir el sueño.

Pero ahora es la primera vez que surge de un informe pericial que el cuerpo de Nisman tenía ketamina. Esa droga se puede usar con fines recreativos en niveles sociales medio-altos, aspirándola como cocaína, por ejemplo en fiestas de música electrónica; aunque también tiene fines anestésicos, de uso médico y veterinario, para dormir a perros, caballos y seres humanos para forzar el sueño.

Los especialistas en toxicología, aseguran que la ketamina usada como droga recreativa genera estados pseudo-alucinógenos. Pero si hubiera sido usada para dormir a Nisman tendría un efecto muy fuerte y "debería haber un sitio de inyección" en el cuerpo del ex fiscal, ya que ese tipo de anestesia se suministra en forma intravenosa.

El clonazepam es un medicamento de uso muy frecuente, que se usa corrientemente como ansiolítico para inducir el sueño. Pero combinado con la ketamina podría no sólo potenciar el efecto alucinógeno de la ketamina, sino generar cierta pérdida de memoria. "A mí no se me ocurriría suministrarle la suma de esas dos drogas a nadie para dormirlo, porque hay sustancias mucho más efectivas para eso", dijo un especialista en toxicología.

Fuentes de la Gendarmería confirmaron a diario Clarín que el informe final, con la pericia toxicológica y otras pericias que está realizando esa fuerza sería entregado en las próximas dos semanas a la Justicia. Se trata de un peritaje interdisciplinario de Gendarmería, sobre el que trabajan 23 especialistas de distintas áreas, donde también participan los peritos de parte (de la defensa de Diego Lagomarsino y de la familia del fiscal). Una anécdota que contaron en Gendarmería, es que para la realización de ese informe interdisciplinario se construyó en el edificio Centinela un baño idéntico al que había en el departamento de Nisman, a escala real, para realizar algunas pericias.

Un adelanto de ese informe, publicado por el diario Página/12, afirma también que la hora en que murió Nisman fue en la madrugada del domingo 15 de enero de 2015, varias horas después que el anterior informe pericial.

Según los peritos que están trabajando en el informe de Gendarmería, Nisman falleció a las tres de la madrugada del domingo, varias horas después de que Diego Lagomarsino abandonara el departamento del ex fiscal. Todavía no hay una explicación clara respecto al uso que tuvo la computadora de Nisman, a las 7 de la mañana del domingo, aunque lo más probable, según fuentes judiciales, es que haya sido una "intrusión informática en forma remota".

Cuando se conectó la computadora del fiscal, en la mañana del domingo, ingresó en el buscador de Google la palabra "psicodelia", en sintonía con el efecto de la ketamina y el clonazepam. También consultó su correo electrónico en Yahoo; e ingresó en los portales de noticias de Clarín, Pagina/12, Perfil y La Nación.


lunes, 9 de febrero de 2015

Entrevista a Julio César Strassera... De Alguna Manera...

Strassera: “La muerte de Nisman es responsabilidad del Poder Ejecutivo”

En contra de la division de poderes. “La Presidenta jamás ha respetado la independencia del Poder Judicial, y la prueba está en que las medidas que envió para democratizar la Justicia trató de imponerlas”. Foto: Nestor Grassi

El histórico protagonista del juicio a las juntas asegura que el Gobierno debía haber protegido al fiscal. Críticas a Cristina Kirchner por victimizarse.

Miles de argentinos hemos seguido con enorme angustia los acontecimientos que culminan con la muerte del fiscal Nisman. En democracia no tenemos antecedentes de un hecho al que tanto los ciudadanos como sus familiares cercanos no dudan en calificar de asesinato.

En una tarde de esta semana de calores agobiantes no queríamos dejar de consultar a un hombre como el fiscal Julio César Strassera, que pronunció aquel “señores jueces, ¡nunca más!” que ha quedado en nuestros corazones.

Y mientras los diarios del día titulan a toda página “Se quedó sin juez la denuncia de Nisman contra la Presidenta”, nuestra pregunta a Strassera es si hay antecedentes de que esto haya ocurrido en otra oportunidad.
—Bueno, éstas son las así llamadas cuestiones de competencia, pero esto sólo debe ocurrir por un breve tiempo. Será la Cámara la que resolverá a quién le toca, en definitiva, es decir al juez Lijo o al juez Rafecas.

—En su larga experiencia, ¿usted había vivido circunstancias como ésta?
—No, no. Jamás –asegura con firmeza Strassera–. Y le digo también que ni en plena dictadura militar tuve problemas de este tipo. Hice varios dictámenes en contra. Incluso, un día me llamó el brigadier Alvarez Estrada, que era secretario de Justicia, y me dio una orden, a lo cual le contesté que no la iba a cumplir. Pensé que iban a echarme pero no fue así. Yo estaba acostumbrado a trabajar con más libertad, y lo que sucede en este momento es algo que hay que tener bien en claro: hay un fiscal que acusó a la Presidenta de la Nación y… ¡termina muerto! Este es un episodio más que grave…

—En un reportaje reciente usted señaló que la Presidenta nunca ha respetado la independencia del Poder Judicial…
¡Jamás! Y le diré también que la prueba está en que las medidas que envió para democratizar la Justicia trató de imponerlas. Pero, aparte de eso, me refiero a críticas abiertas de las que debería abstenerse. Por ejemplo, no acatar las decisiones de los jueces, ni oponerse a la división de poderes interviniendo en cosas en las que sólo debe intervenir la Justicia. Este es un hecho muy grave.

—Sin duda. Y la muerte de Nisman (sea suicidio o asesinato) tiene un responsable. Usted señaló al Poder Ejecutivo…
—Sí, creo que es el Poder Ejecutivo. Un hecho gravísimo se trate tanto de un suicidio como de un homicidio. No puedo dejar de tener mis sospechas… Soy partidario de la teoría del homicidio porque ¡alguien que deja una nota a su empleada para las compras del mercado del lunes siguiente es sorprendente que se mate el domingo! Todo esto me parece bastante… sin olvidar las expresiones de Nisman por televisión unos pocos días antes, ¿no? Pero de todas maneras la muerte de Nisman es responsabilidad del Poder Ejecutivo Nacional.
Algo increíble, y no solamente no la asumen ¡sino que la Presidenta no tuvo la decencia de enviar por lo menos una nota de pésame a la familia! Montó una escena vestida de blanco y en silla de ruedas para mostrar su debilidad. Una forma de victimizarse. No sé cómo puede haber gente que lo justifique.
Fíjese que comienza echándole las culpas a Stiuso y todo es un plan contra ella. ¡Pero hay una sola víctima que es Nisman! ¡Y de él, ni una palabra! Vamos a suponer que Nisman no hubiera dicho nada, que no hubiera pasado nada; ¡el encubrimiento es ya de tiempo atrás porque la sola firma de ese pacto nefasto con Irán (cosa que firman ella y Timerman) ya es encubrimiento! Como decía Patricia Bullrich el otro día: ¡es como si Obama hubiera llamado a Bin Laden para resolver el problema de las Torres Gemelas!

—Usted cree (como, por otra parte, creemos muchos) que el fiscal Nisman estuvo desprotegido?
—Pienso que sí, que estuvo desprotegido, y la vez pasada conté una anécdota porque sé lo que son estas custodias. Le explico que jamás tuve custodia personal, pero tuve a un policía en la puerta de mi casa durante toda la época del Proceso. ¡Y para ejemplo le explico que la última amenaza que recibí fue a través del portero eléctrico! Así es que yo sé para lo que sirven estas custodias. Hay que organizarlas de otro modo. ¡Lo que hemos visto es una prueba de desprotección!

—Se podría pensar en una siniestra combinación entre el Gobierno, la custodia e incluso el edificio que carecía de suficientes cámaras…
—Hay mucha confusión: cámaras que no funcionan, custodios que se contradicen unos con otros no sólo con respecto a la hora sino a los lugares en los que se encontraban: ¡unos en la planta baja y otro en el subsuelo! Creo que hay que tomar las cosas de otro modo. Si yo soy un custodio y me han citado a una hora determinada (por ejemplo, a las 11), veo los diarios apilados en el piso y nadie me contesta el timbre… pues ¡hago romper la puerta! Esto es lo menos que se puede hacer…

—Yo recuerdo que cuando usted y el doctor Moreno Ocampo fueron fiscales en el juicio a los comandantes de la dictadura recibieron muchas amenazas…
—Sí, por carta, por teléfono. En la Fiscalía. Pero no les dábamos mayor importancia. No tuvimos grandes aprietes, y mucho menos desde el Poder Ejecutivo que se interesaba en el juicio. Mucho menos… Se nos dejó hacer lo que quisimos.

—Por eso aquel juicio ha quedado como un emblema del primer gobierno democrático…
—Juicio que, luego, fue lamentablemente ignorado por el presidente Néstor Kirchner en un discurso en la ESMA en el que dijo que como argentino se avergonzaba de que el país hubiera estado veinte años en deuda con los derechos humanos. Pero luego llamó a Raúl Alfonsín para pedirle disculpas. Lo que ocurre es que, en estos casos, las disculpas se piden públicamente y no en privado. En fin… a ellos nunca les interesaron los derechos humanos. Jamás. Pero, bueno, vieron que era negocio. El otro día me criticaron mucho porque yo dije, de acuerdo con Macri, que “el Gobierno está en el curro” ¡de los derechos humanos! Y de esto hace rato…

—Incluso yo recuerdo que usted subrayó que en el registro de hábeas corpus no había ninguno firmado ni por Néstor ni por Cristina, ¿es así?
—Es así. Nosotros pedíamos los hábeas corpus a los juzgados para anotar precisamente cuál era el trámite de cada hábeas corpus. Y, repito, no he visto ni uno solo firmado por Kirchner ni, porque se autotitula abogada, por Cristina Fernández de Kirchner. Le repito: ¡no vi ninguno! Ni siquiera del gobernador Cepernik, que era amigo de ellos.

—De acuerdo con su larga experiencia, ¿qué es lo más grave de lo que hemos vivido en estos días?
—Mire, Nisman era un fiscal que acusó a la Presidenta de la Nación, a su canciller, a otros personajes, ¡y a los pocos días aparece muerto! Esto no había ocurrido nunca en el país…

—Entonces, nuevamente de acuerdo con su experiencia, ¿cuál debería ser entonces la actitud de la Justicia en estos momentos?
—En primer término hay que tratar de investigar a fondo la muerte de Nisman, y creo que, dentro de lo normal, se está investigando. Es bastante difícil encontrar autores, ¡pero sobre todo hay que tratar la denuncia de Nisman! ¡Hay que tratarla!

—Entre otras cosas la Presidenta dijo que la Justicia debía reformarse…
—Bueno, esto ya lo ha dicho hace tiempo cuando envió esas famosas seis leyes para democratización de la Justicia y la reforma que pretende la Presidenta es precisamente poner a la Justicia como un apéndice del Poder Ejecutivo…
Lentamente, terminamos un café en el balcón de la casa del fiscal en el barrio de Palermo.

Y, pensativo, Strassera agrega: “Cualquiera sea el valor que se le asigne a la denuncia de Nisman, el encubrimiento del atentado a la AMIA está probado con la sola firma del memorándum de entendimiento con Irán. Recordemos que se firmó en Aleppo, en secreto, en un país entonces gobernado por Ahmadinejad, un hombre antisemita furioso y negador del Holocausto. La prueba de que el objetivo era hacer caer las alertas rojas es que ambos países debían notificar a Interpol del acuerdo, cosa que no se hizo nunca.

—El doctor Rusconi, abogado defensor de Lagomarsino, dijo que la Presidenta debería declarar en la causa de la muerte de Nisman. ¿Usted concuerda con esta opinión?
—La Presidenta le retuvo el pasaporte a este hombre porque se le dio la gana, porque es ella. Hace lo que no debe y lo que no puede hacer. El respeto a la Justicia para ella es algo que está de más. Tendría que aportar datos a la Justicia sobre sus dichos sobre la muerte de Nisman pero no lo va a hacer ni creo que haya juez que se anime a llamarla.
En la famosa conferencia de prensa, la Presidenta (muy suelta de cuerpo) dijo que Nisman había dejado abandonada en el aeropuerto de Barajas a su hija de 13 años. Esto es rigurosamente cierto porque esperaba que llegara la madre que venía de Barcelona pero, ¿cómo lo sabía la Presidenta? Estaban espiando a Nisman. ¡Cuando bajó del avión en Ezeiza lo siguió una cámara continuamente! ¡Qué curioso, y todo a través de esos servicios que ella quiere reformar!

—Justamente, a propósito de servicios, ¿qué opina acerca de que las escuchas telefónicas sean supervisadas por la Corte?
—Yo creo que es lo que corresponde porque esta supervisión que se pretende sería a través de Gils Carbó, ¡que es el ariete del Poder Ejecutivo en la Justicia…! Esto, en cambio, a través de la Corte, es razonable.

—Y a propósito de la Corte, ¿qué piensa de la presunta candidatura del doctor Carlés como miembro de la Corte en reemplazo del doctor Fayt?
—¡Esa es, evidentemente, una cortina de humo! Están pretendiendo hacer algo parecido a lo que se hizo con Gils Carbó. Es decir: presentaron primero a Reposo, que es impresentable. A punto tal que los propios oficialistas tuvieron que retirar el pliego.

Encontraron finalmente apoyo en la oposición (para mí equivocado) para nombrar a otra persona: Gils Carbó. La única que se opuso (pero no podía influir por ser diputada y no senadora) fue Lilita Carrió, que reclamó que no había que darle acuerdo. La Corte puede seguir funcionando con sus tres miembros actuales. Es razonable la opinión de la oposición cuando dice que debe ser el próximo presidente constitucional quien nombre al nuevo miembro de la Corte Suprema. Hoy la embestida es contra Fayt. Al oficialismo le interesa que quede el menor número posible de integrantes de la Corte, y la respuesta del doctor Fayt esta mañana es clarísima.

© Escrito por Magdalena Ruíz Guinazú el domingo 08/02/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



miércoles, 28 de enero de 2015

Nisman: Lo que es y lo que no es… De Alguna Manera...

Nisman: Lo que es y lo que no es…


Es lógico que después de diez años de bombardeo de falacias, negaciones e informaciones falsas difundidas por el aparato con vocación totalitaria del oficialismo, lo que reine sea la confusión. La defección opositora y de los primeros años del periodismo, no ayudan. Sin descartar que yo mismo esté confundido en semejante maroma, en estos días escucho definiciones que a mi juicio están muy equivocadas.


Voy a detallar dos:

1. La señora viola el artículo 109 de la Constitución Nacional al hacer hipótesis delictivas.

No es así y eso sería reducir la cuestión a un exceso de funciones. La Constitución en el artículo 109 no refiere a opiniones, ni siquiera a opiniones tontas del presidente. Cuando le prohíbe “conocer” las causas (“o restablecer las fenecidas”) el sentido del término “conocer” no es literal, sino técnico. Implica intervenir, es decir tomar decisiones en el proceso, cosa que esta señora no hizo. Presiona desde afuera, pero no toda violación a la independencia del Poder Judicial, que sí es el caso, es una violación al artículo 109 de modo específico.

En cambio sí fue una violación al artículo 109 de la Constitución, que se les escapó, la intervención del señor Kirchner como presidente al instar al Congreso al juicio político de la anterior Corte, con el propósito expreso de responder a un fallo adverso para las finanzas y planes políticos de su gobierno. Su acción estaba dirigida a esos contenidos judiciales que lo estorbaban, a deshacerse de jueces por el modo en que fallaban y así torcer los criterios jurídicos que adoptaron. Pero en ese momento nadie dijo nada. El señor Kirchner con su lugarteniente Beliz, representaban para el común y el no común comunizado, la restauración de las leyes. Como Rosas antes, de un modo tan similar.

La señora viola la independencia del Poder Judicial, que es un principio general aludido en el artículo 1 (forma republicana de gobierno), al exponer hechos que conoce al no denunciar lo que dice saber. No por violar el 109 y “conocer” en el caso, por atropellar y querer confundir a quiénes si lo hacen. Sin embargo lo grave acá no es eso, nos estamos deteniendo en lo accesorio. La señora interfiere con sus acciones al enviar un delegado personal a la escena del crimen, no por las tonterías que dice como cuando involucra a Clarín. Sus actos en esta causa son cuestionables no porque se mete al opinar, sino porque opera para desviar el curso de un proceso, en un abuso de poder que además es causal suficiente de Juicio Político (la parte de la Constitución que toda la clase política ha decidido violar, es decir, la que se refiere a la responsabilidad del presidente y sus consecuencias).


En lo que se refiere a la investigación el problema fundamental con las declaraciones de la señora sobre el caso Nisman, no es formal. No es siquiera la cuestión constitucional, sino la penal. Tiene que ver con lo que implican sus actos en relación al objeto de al menos tres investigaciones penales: 


1. La del Atentado de la AMIA.

2. La denuncia contra ella por encubrimiento.

3. La muerte de Nisman. Quedarse con la cuestión de la intromisión en el trabajo de la Justicia es minimizar ese significado. Sería como querer condenar a Yiya Murano por copiar la receta de las tortas sin pagar los derechos intelectuales.

¿Qué significa que un delegado político, defensor a ultranza del gobierno, haya estado en la escena del crimen antes que las autoridades competentes? ¿Una violación a la independencia del Poder Judicial o un interés específico? No entiendo cómo a tanta gente se le puede escapar semejante elefante.

¿Qué significa que la señora y los demás denunciados y el aparato de gobierno estén en una campaña para denostar al muerto? ¿Falta de educación, no entender su alta misión presidencial, falta de sensibilidad por no dar el pésame a la familia? ¿O una enemistad con la víctima de un posible homicidio?

¿Qué valor tiene que todo el aparato estatal haya sido puesto al servicio de la diatriba contra el muerto? ¿Una negligencia o la exhibición obscena de un motivo para celebrar la muerte cuyo autor mediato o inmediato se investiga?

Imaginemos una escena del cine más obvio dónde se descubre un muerto y uno de los posibles involucrados se muestra sumamente nervioso, sale corriendo, se sube a un auto ajeno y huye. ¿Qué decimos? ¿Cómo encuadramos la cuestión? ¿Cómo hurto automotor?

No sé, me parece a veces que la principal muerte decidida por el gobierno K es la del sentido común. Por si acaso dejo abierta la respuesta.

2. Lagomarsino y la provisión de armamento.

La información dice que se ha “imputado” a Lagomarsino la provisión de un arma a una persona no autorizada para la tenencia. Escuché todo tipo de reflexiones al respecto, incluso que el problema era que Nisman tenía su permiso de tenencia vencido.

En la Argentina hay una ley de Armas número 20.429 y una modificatoria del Código Penal número 25.886 sancionada en abril de 2004 que en su inciso 4 del artículo 1° establece que “será reprimido con prisión de UN (1) año a SEIS (6) años el que entregare un arma de fuego, por cualquier título, a quien no acreditare su condición de legítimo usuario”

Acá sí debería saltar el instinto constitucional, que parece otro muerto. Existe un principio universal del derecho que es el de la legítima defensa, que no sólo es defensa propia, sino que también alcanza a la defensa de otros, como dice el inciso 7 del artículo 34 del Código Penal. Pero aunque no fuera así, hablo del instinto constitucional porque todo el andamiaje en el que se sustenta una legalidad constitucional (y por lo tanto también la legalidad positiva) parte de la base de que los ciudadanos ceden su defensa, pero no de forma absoluta. No pierden el derecho a defenderse por sí mismos o hacerlo con terceros, cuando las circunstancias lo ameriten (del modo en que en la Argentina están detalladas en el mismo artículo).

Hay unos requisitos para la legítima defensa. Debe haber una hipótesis demostrable de la imposibilidad de recurrir a las autoridades policiales y se exige racionalidad del medio empleado. El requerimiento es la no existencia de provocación suficiente por parte del que se defiende. Aclaremos para los desprevenidos que una denuncia de un fiscal, no es una provocación suficiente sino un acto legítimo y debido.

No creo que a Lagomarsino le vayan a pedir que demuestre que tenía motivos para pensar que Nisman no podría recurrir a las autoridades policiales, a juzgar por los resultados. Pero como el aspecto subjetivo en materia penal es fundamental y la falta que se le imputa no puede cometerse en forma culposa, la pretensión de centrarse en este verdadero perejil, se disuelve con toda facilidad. Su supuesta falta, en este contexto, es una absoluta estupidez formal.

Quiero decir con esto que me parece que hay fallas gruesas de formación en quienes se dejan barrer por la apariencia formal de las situaciones y no entienden el problema esencial de la juridicidad, que es proteger derechos, no reglas en abstracto.

Si estamos frente al caso de un fiscal que acaba de denunciar a un presidente autoritario en un hecho que es un escándalo internacional, en el que están involucrados los intereses de varios países y actos de terrorismo, Lagomarsino sería un verdadero imbécil si se pone a leer la ley 25.886 y le dice a Nisman que no puede darle el arma si no le muestra el carnet de legítimo usuario. Para colmo a un fiscal. Tal conducta no sería ni jurídicamente exigible ni deseable.

Si la decisión fue buena o mala, si debió hacer otra cosa, es harina de otro costal. Lagomarsino por entregar el arma (en falta o no), no tiene ninguna relevancia  en la investigación del homicidio en sí y hasta ahora nadie ha sostenido cómo esa transgresión que no es tal en este caso, lo convierte en autor o cómplice de la muerte.

Si alguien llega a recibirse de abogado pensando que en el medio de un tiroteo mientras alguien es asaltado, un señor le acerca un arma al que se está defendiendo sin preguntarle por su permiso de tenencia, comete un ilícito, estamos en serios problemas.

Vamos al elefante: el gobierno quiere tirar la pelota afuera de la cancha con cualquier cosa ¿Por qué? Yo diría que habría que preguntárselo al hijo de Pierri. Seguro lo sabe.

Otra pregunta fácil ¿Cómo se comportaría un gobierno inocente? Ahora comparemos.

© Escrito José Benegas el martes 27/01/2015 y publicado por el Blog http://josebenegas.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.






lunes, 26 de enero de 2015

Los dos complots…De Alguna Manera...

Los dos complots…

Huellas Fiscal Alberto Nisman. Dibujo: Pablo Temes

Para el Gobierno, Nisman pasó de golpista a manipulado en 48 horas. No lo cuidaron.

Una mañana de mediados de diciembre último, mientras hacía las compras en el supermercado de la zona, Alberto Nisman se encontró por casualidad con un ex altísimo funcionario del gobierno de Néstor Kirchner y de los primeros meses del de Cristina Fernández de Kirchner. El ex funcionario en cuestión había tenido un papel importante en el proceso de creación de la Unidad Fiscal Especial para el Esclarecimiento del Atentado AMIA.

“Necesito conversar con vos porque te quiero poner al tanto de algo que voy a hacer dentro de muy poco tiempo y que va a generar mucho ruido” –expresó el fiscal. La reunión se produjo a los muy pocos días en el departamento del ex funcionario. Allí, Nisman habló acerca de la denuncia por encubrimiento que pensaba realizar y que involucraba, entre otros, nada menos que a la Presidenta y al canciller Héctor Timerman. “Quedé impactado por el relato de Nisman al que acompañó con el detalle de la escucha que lo involucra a Bogado” –recuerda el ex integrante de los gabinetes K azorado ante la tragedia.

La muerte de Nisman representa un magnicidio institucional que golpea fuertemente al Gobierno y a la República. Tiene –y esto hace al hecho más grave aún– las características de una muerte anunciada. Según relató nuestra colega de Clarín, Natasha Niebieskikwiat, pocas horas antes de su muerte, el fiscal le expresó que podían matarlo. Igualmente, según la declaración atribuida a Diego Lagomarsino, el asistente que le prestó el arma con el que se efectuó el disparo fatal, Nisman se la pidió para defenderse después de que Antonio Stiuso le advirtió que podían asesinarlo.

Sospechas. Es ominoso observar cómo la investigación judicial va transitando caminos que dejan al descubierto hechos increíbles que agrandan el espectro de las sospechas.

¿Cómo es que, ante la falta de respuesta a sus llamados por parte del fiscal, sus custodios demoraron diez horas en entrar a su departamento? ¿Cómo es que durante ese lapso no impusieron de lo que estaba sucediendo a sus superiores? ¿Quiénes son las personas que conocían la clave de ingreso al departamento de Nisman? ¿Esa clave, era la misma de siempre? ¿Por qué teniendo dos armas y sabiendo que el prestar un arma es un hecho ilegal, le pidió a Lagomarsino que le facilitara la suya para defenderse? ¿Hubo una zona liberada en el domicilio de la víctima?
Entre la lamentable primera carta de la Presidenta, en la que dedicó casi dos carillas a hablar de ella misma, y la segunda, se verifica un giro de 180 grados que demuestran el desconcierto y la desesperación que en estos momentos atraviesan el corazón del poder. La Presidenta pasó de hablar de un “¿suicidio?” a “un suicidio (que estoy convencida) no fue”. En 48 horas el fiscal pasó de ser un golpista y desestabilizador a víctima de un engaño, casi como si fuera un “pelele”.

Las escuchas ponen en evidencia la existencia de una diplomacia paralela.

El presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, haciendo un triste papel, –no fue el único integrante del kirchnerismo que lo hizo– habló el lunes de una mafia, a la que intentó rebuscadamente ligar a Clarín, que llevó al fiscal a quitarse la vida. En esa exposición el tema fue el por qué de la decisión de Nisman de adelantar su regreso desde Europa, suspendiendo así el viaje de regalo de quince años que le había hecho a su hija. Sobre ese punto en particular insistió también Aníbal Fernández. Esa incógnita que tanto desvela al Gobierno, la conoce la ex esposa del fiscal, la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado quien, en respuesta a la pregunta de si creía en la hipótesis del suicidio, respondió “No”, en lo que fue su única manifestación pública sobre el caso. De lo que se sabe, la magistrada, que está profundamente afectada por la muerte del padre de sus hijas, no está de acuerdo con el rumbo de la investigación y descree del resultado de la autopsia y de la pericia sobre el arma.

El relato del secretario de Seguridad, Sergio Berni, sobre lo sucedido en la noche del domingo en el departamento de Nisman y el sospechoso comportamiento de los custodios, ponen en jaque su aptitud para ejercer su cargo. Ni qué hablar de la ministra de Seguridad, Cecilia Rodríguez, de la que nada se sabe.

Paralelas. Las escuchas del caso que comienzan a conocerse ponen al descubierto la real existencia de una diplomacia paralela con Irán. Como muestra, nos detendremos aquí en una en particular, la del 27 de enero de 2013, día de la firma del memorándum, en la que Alejandro “Yusuf” Khalil le informa a Luis D’Elía de ese hecho y le dice: “Firmó Timerman y Shaleji. El memorándum ese lo hemos escrito hace seis años con una persona. Lo presentamos y nos dijeron que era inviable”… “Ese memorándum lo escribió Fernando (Esteche)”. Efectivamente, a fines de septiembre de 2007, el gobierno iraní, que había reaccionado airadamente frente a la dura acusación que unos días antes le había hecho Néstor Kirchner en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, emitió un comunicado firmado por el entonces canciller Mohamed Alí Hosseimi, en el que se atribuyó el estancamiento de las negociaciones a la “corrupción del sistema judicial de Argentina”, para agregar que, “como gesto humanitario la República Islámica de Irán ya ha anunciado que está dispuesta a formar parte de un comité legal judicial y legal con Argentina” para clarificar varios puntos del caso. Ese comité fue lo que en el memorándum se denominó “Comisión de la Verdad”. Néstor Kirchner rechazó de plano esa propuesta. ¿Qué llevó a la Presidenta a dar ese giro copernicano en el caso?

El comunicado del Partido Justicialista del jueves constituyó otro bochorno. Algunos de los hombres fuertes del Gobierno, como fueron los casos de Aníbal Fernández y Florencio Randazzo, experimentaron un verdadero alivio el no haber participado del acto en el que se leyó el documento... El comunicado, en cuya redacción tuvo activa injerencia el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, dejó en claro algo: lo único que le interesa al Gobierno es encontrar la forma de despegarse lo máximo posible de este caso. Ya es tarde. Era fundamental cuidar a Nisman. Nada de eso fue lo que hizo el Gobierno. Lo dejó solo, error imperdonable que resultó ser fatal.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 25/01/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.