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viernes, 19 de agosto de 2016

País Cordera… (La Hipocresía De Siempre)... @dealgunamanera...

De violaciones, mujeres y sobreactuación…


"Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo", sostuvo Gustavo Cordera en el marco de una charla con estudiantes de periodismo. Ese y otros dichos de similar tenor, fueron dados a conocer por uno de los alumnos que estuvo escuchando al ex vocalista de la Bersuit Vergarabat en la misma clase.

© Escrito por Christian Sanz el miércoles 10/08/2016 y  publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Ello provocó una catarata de repudios a través de las redes sociales, principalmente Twitter y Facebook. Al mismo tiempo, recrudecieron las quejas en los medios de prensa por parte de mujeres que fueron víctimas de abusos de diversa índole.

A su vez, desde el gobierno anticiparon que denunciarán penalmente a Cordera por “apología del delito”.

No es para menos: los imprudentes y desacertados dichos del cantante, se dan en un contexto de creciente violencia hacia las mujeres, la cual no carece, en algunos casos, de connotaciones sexuales.

Lo que ocurre es pertinente y necesario, pero ¿no es hipócrita? ¿Qué hacemos como sociedad para que disminuya la violencia de género aparte de enojarnos con los “Cordera”? ¿Nos interesa que haya mujeres abusadas o violentadas?

Se insiste: lo que hizo Cordera es repudiable 100%, no tiene manera de excusarse. No obstante, amén de calentarse, hay que trabajar para que, no solo se frene la violencia hacia la mujer, sino que también disminuya.

Es una tarea complicada, que debe enfocarse desde diversos lugares. Hoy, salvo la mera proclama del “ni una menos”, no hay mucho más. ¿Por qué no se habla en los colegios? ¿Por qué no se busca trabajar en aquellos cuya mente está aún en formación?

sábado, 5 de septiembre de 2015

Shakespeare en un año electoral… @dealgunamanera...

Ser o no ser…


En tiempos electorales, cuando se agita el gallinero, es inevitable que la realidad te haga volver a Shakespeare. Sin tablet, sin Google, sin luz eléctrica, sin Freud, a mano, papel y pluma, don William escribió los mejores versos que nos cantan lo que somos. Difíciles de silbar y de decir para quien no sea Alfredo Alcón, pero armónicos, bellos, iluminados, certeros, románticos, desgarrados, sabios y placenteros de leer y releer.

¡Vaya asociación libre!

Una mañana escuchando declaraciones de Aníbal Fernández, recordé el monólogo de Macbeth, el que dice cuando se entera que la cruel y desalmada Lady se suicidó, cansada de lavar guita en el reino, pero preocupada porque la mancha de sangre de los crímenes contra los pobres no salen y los muertos en Once, en inundaciones, desnutridos, siguen ahí, veinte años después de menemismo y kirchnerismo. Y lo vi a Shakespeare de movilero, preguntándole a Aníbal: “¿Usted es sólo una sombra pasajera/un pobre comediante que se agita/haciendo su papel sobre la escena/y no vuelve a salir...” Y escuché cuando Aníbal, contestaba: “No sé, yo duermo y encubro en un baúl”.

¡A la noche me pasó otra vez! Pasaba canales en la tele para no pensar y de pronto el que estaba sentado ahí, vestido como si fuera el cacique Félix Díaz de la comunidad Qom, era una versión de don William que le contestaba a un tal Brancatelli: “... Para ustedes entonces la vida es esto que hacen al fin, un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene ningún sentido”. Atrás sonaba en la guitarra la cordura de un tal Cordera y me escuché decir: ¡Debatime ésta, Brancatelli!


Esa madrugada cerré el gastadito ejemplar del Hamlet editado por Losada que lleva en la tapa la imagen de Alcón recitando, y me despedí del día con un suspiro: “Ser o no ser, hasta mañana”.

Cuando el alma se me estaba despegando del cuerpo, alcancé a oír al propio don William que susurraba: “Olvidate, man, el relato es falso y el resto es silencio” como para que descanse tranquilo. En cambio, logró sobresaltarme. Me incorporé como si hubiera comprendido algo que estaba ahí, que era evidente, pero se me esfumaba como un fantasma amigo, vestido con una sábana deshilachada: “¿Dormir o soñar?, decía el loco Hamlet desde la boca recortada en la tela, “¿ésa es la cuestión?” ¡No! Grité. ¡Ni dejarse dormir por éstos, ni soñar otra vez con el país de nunca jamás!


Por los ojos recortados en la sábana, la mirada de Hamlet sugería lo que callaba:

“¡Uy, este pibe está más loco que yo!”. Traté de explicarle: es un dilema falso, flaco, vos en el monólogo me decís que uno tiene que decidir entre aceptar que las cosas son así, que no van a cambiar o, –cuando ya no te la bancás y te duele demasiado– tratás de zafar de alguna manera de esta jodida realidad.

Es decir, te rajás del país, apostás al Quini, te volvés loco, esperás enganchar un buen laburo o te conseguís un subsidio, un plan, te das con algo y salís de caño.

Y no, no, viejo príncipe, tiene que haber otra. Vos mismo le dijiste a Horacio, acordate, “hay más cosas entre el cielo y la tierra que las que puede soñar tu filosofía”.

Me pareció que la sábana inclinó el copete para un costado como si me hiciera saber: “Bueno, también escribí algunas boludeces”. Por mi parte, insistí: no puede ser que pasen los años y le coman la vida a millones de personas con promesas que nunca se cumplen y le dejás el protagonismo de la historia siempre a los mismos, a los que viven del Estado y después te la cuentan como si hubieran hecho algo heroico, estamos perdidos.

La sábana se convulsionó, “¡palabras, palabras, todo palabras!”. Sí, le dije, ésa la cantaba Mina, “parole, parole, parole”. La entendí como una señal que la sábana quería darme y me fui durmiendo con la letra: “No cambias más, no cambias más, no cambias más... Te prometo que todo va a ser diferente... No cambias más, yo tengo pruebas... parole, parole, parole... Siempre me atormentarás con promesas...”

© Escrito por Carlos Ares el sábado 05/09/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



lunes, 29 de abril de 2013

Bersuit Vergarabat y Gustavo Cordera...


Cordera, la "vergüenza" por la Bersuit y la cocaína "saludable"...


"Afónico", la canción de Bersuit a su exlíder.

El músico siente pena por sus excompañeros y habla de las drogas. El video de la discordia. Ellos le hicieron "una canción de amor" y a él le dio "pena, vergüenza y tristeza". Los roces entre Bersuit Vergarabat y su exlíder, Gustavo Cordera, siguen dando que hablar. En el último disco que sacó la banda, Revuelta, el corte número 11, titulado "Afónico", está dedicado al "Pelado".

"Adiós querido amigo, no hay mal que por bien no venga / Te juro, sigo esperando tu explicación sin reservas", le cantan en el penúltimo tema musical del disco, que termina con un "¡La puta que te parió!".

El tema musical ya tiene un año. Y en marzo del año pasado, Bersuit explicó por qué decidieron cantarle a Cordera, en una entrevista con el diario Diagonales, luego de un extenso "parate" en la banda: "La decisión de parar no fue algo consensuado (...) No fue algo hablado. Y nosotros quedamos congelados, paralizados", contó Juan Subirá sobre el distanciamiento del cantante. Y añadieron: "Al Pelado le hicimos una canción de amor".

Sin embargo, un año más tarde, Cordera confesó sentir "vergüenza y pena" por sus excompañeros. En una entrevista en el último número de la revista Planeta Urbano señaló sobre la canción: "Me dio un poco de vergüenza y mucha pena por ellos".

"Que tengan que utilizar el arte, que es una gran herramienta, para hablar sobre mí. Me dio mucho poder eso, creo que me están sobreestimando. Pasa mucho en las relaciones cuando uno pierde un ser querido, o porque se muere o porque te deja, empieza a tener una imagen muy fuerte en vos y pasás a sobreestimarlo, hasta a hacerle canciones. Eso me dio mucha pena, vergüenza y tristeza", añadió.

Cordera también habló de su visión sobre las adicciones, en especial el consumo de cocaína: 
"A mí la cocaína me sirvió para conectarme con mi lado oscuro, en ese sentido fue muy saludable. Pude verme en ese lugar, pude sentir culpa, pude hacer cosas que no me atrevía a hacer. Creo que es una droga que afecta profundamente toda nuestra inhibición y nos lleva a lugares impensados".

"Por supuesto que si lo hacés todos los días te quedás sin dientes, salís a robar. Como una experiencia está bueno. Si te convertís en un adicto a la cocaína, como adicto al sexo, adicto al cine a la comida o a cualquier cosa que produce adicción, empieza a destruirte porque es muy egoísta, muy celosa", añadió a la revista.

Y concluyó: "Sacando el lado de la adicción, yo creo que la cocaína es una muy buena experiencia de autoconocimiento".


© Publicado el sábado 27/04/2013 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



viernes, 31 de agosto de 2012

Película de miedo... De Alguna Manera...


Película de miedo...

Amasa crítica. Cristina Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

El discurso único encuentra más voces dispuestas al disenso democrático. De Suar a Eliseo Subiela.

No me gusta que me empujen como si fuera ganado para que piense algo y, si no lo hago, tener que bancarme un informe televisivo editado para joderme y vincularme con la dictadura y los desaparecidos. Hay gente que cree que soy reaccionario, que soy de derecha, que me estoy perdiendo una verdad porque no pienso como ellos. Eso me violenta, me parece una manifestación casi fascista.” La declaración de Adrián Suar al diario Perfil es una síntesis perfecta de un hartazgo social que está agrietando el muro de silencio construido por Cristina con el perverso mecanismo de multiplicar el miedo desde el Estado.

Una artista popular, amiga en su momento de Mercedes Sosa, que tiene temor de dar su nombre, me contó algo doloroso. La contrataron del Gobierno para unos recitales y, un día, uno de los burócratas del ministerio le reclamó porque no elogiaba al gobierno de Cristina en los reportajes que le hacían en las ciudades donde cantaba. Hace seis meses que no cobra.

El ex cantante de la Bersuit, Gustavo Cordera, El Pelado, también en una nota de este diario, fue explosivo: “El jueves nos bajaron del Festival de la Nieve en Bariloche porque Moyano tomó declaraciones mías y se las tomaron a pecho. Entonces, como Cordera no es K (…) Yo no tengo mala leche, no quiero derrocar al gobierno de Cristina. Quiero provocarlo, quiero provocar conciencia, quiero denunciar las cosas que no me gustan, quiero ser diferente y que me respeten por eso. No que me bajen de un festival”.

Obviamente, no estamos hablando de un militante del neoliberalismo. Cordera votó a Cristina pero rechazó la invitación a tocar en la celebración del Bicentenario y a ser declarado ciudadano ilustre a propuesta de Aníbal Fernández: “Yo creí en el proyecto Kirchner, pero está empezando a haber una cosa muy asfixiante. O sos como yo, o sos el contrario. No soy ni el Gobierno ni Clarín, ¿qué quiere decir?, ¿que no tengo lugar en el mundo? Hay que tener cuidado con eso, porque ese discurso lo tenían Mussolini, Hitler y Bush”.

Recibí un mail de esos que habitualmente no abro porque les temo a los virus o porque no tengo tiempo de leer cadenas.

Pero lo abrí porque me lo enviaba alguien al que yo respeto profundamente por su talento y la ética que expresa en todas sus acciones. Hablo de Juan José Campanella, que en el asunto decía: “Sin ofender a nadie”. Y después aparecía un escrito sensible bajo el título “Con mucho dolor, digo”. Quise reproducir ese texto anónimo y le pregunté a Juan si le molestaba que lo leyera en la radio y que lo identificara como la persona que me mandó el mail. Me contestó de inmediato:

“Querido Alfredo,

No me molesta ninguna de las dos cosas, pero ojo que no lo escribí yo. Sólo lo ‘forwardeé’ borrando a todos los anteriores. Parece mentira que hoy haya que tomar esas precauciones.

”Me pareció un texto excelente que me representa totalmente”.

Las palabras se preguntan qué nos pasa a los argentinos. Se refiere a “una sensación de impotencia, frustración y abatimiento que nos noqueó”. Dice más adelante: “Estamos perdiendo en silencio a nuestra Argentina. La metamorfosis es brutal. El país que tenemos hoy no es el que imaginamos, y el país de mañana será mucho peor de lo que imaginamos. No hay respeto. No hay educación.No hay diálogo. La búsqueda de la excelencia se abandonó por completo. Nos acostumbramos al atropello del poder político, al patoterismo. Al corto plazo sin una visión de país que nos ilusione. Que nos enamore. ¿Qué queremos? Volver a sentir orgullo de ser argentinos. Viajar seguros. Ver un desarrollo cultural sostenido. Transitar por las calles sin piquetes.

”Escuchar a un presidente conectado con el mundo.

”Decidir qué comprar. Qué libros leer. Respetar al maestro.

”Los delincuentes presos. Estadistas conduciendo al país.

”Economistas manejando la economía. Calma y paz.

”No al odio y la crispación. Los tres poderes funcionando.

”Comprar dólares. O no. Recibir cosas del mundo y poder enviar cosas al mundo. Si querés lo mismo, circulá este mail.

”En paz… Argentina… te quiero!!! Y no quiero perderte.”

El trazo grueso de lo ocurrido con otro gran hombre del cine como Eliseo Subiela es más conocido. En dos palabras: se quejó por Facebook porque tuvo que ir a Perú para presentar su película, auspiciado por la Cancillería, y no le quisieron vender unos miserables dólares o soles. A partir de ese momento se descerrajó sobre él un operativo punitivo absolutamente desproporcionado que empezó con el titular de la AFIP hablando de su situación fiscal y terminó con un procedimiento en la escuela de cine donde le dejaron pegada una carta en la puerta. Subiela dijo que lo trataron como a un delincuente y que se sintió en un Estado policial. Y que tenía miedo, como nunca desde el gobierno de Isabel Perón.

Como estuvo en el exilio durante la dictadura, se supone que se refirió a la actuación de la tenebrosa Triple A. Porque confesó que había sido montonero. Lo dijo dos veces, casi como un pedido de clemencia por parte de la AFIP: “No soy el enemigo, no soy la oligarquía”, como si ser radical o demócrata progresista o independiente habilitara a utilizar la prepotencia de Estado. Pero ése es otro tema. Lo más grave fue que su familia ahora se quiere mudar a Uruguay y que mencionó a El huevo de la serpiente. La película de Ingmar Bergman describe la decadencia del Berlín que permite el surgimiento de Hitler. A través de la fina piel del huevo puede verse la silueta del reptil a punto de nacer. Es un bicho repugnante que se arrastra sigiloso hasta que inocula su veneno.

No creo de ninguna manera que se pueda caracterizar a esta Argentina como pre-fascista. Pero es cierto que la metodología para instalar un discurso único es feroz y despiadada. Puro autoritarismo castigador e intimidatorio. Eso no nos habilita para caer en las mismas desmesuras que los Kirchner instalaron con la siembra del odio. “Nazi”, “facho” o “golpista” no son términos que deberíamos utilizar en el debate. Son ese tipo de palabras que se pronuncian con el dedo en el gatillo. ¿Cuál es el próximo paso? Algo nuevo está pasando. Afloran sentimientos ocultos. Todavía son muchos los que callan. Pero cada vez son menos. Como decía el gremio de los periodistas: la peor opinión es el silencio.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 26 de Agosto de 2012.