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domingo, 10 de abril de 2016

Infierno cercano… @dealgunamanera...

Infierno cercano…


Ricardo Jaime y Leonardo Fariña pusieron en la mira a la ex presidenta. Comodoro Py y Panamá Papers.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 10/04/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Leonardo Fariña abrió la puerta del infierno para la familia Kirchner y su núcleo más cercano, que, en forma planificada, tomaron al Estado como un botín destinado a enriquecerlos en niveles que no dejan de producir asombro. En su extensa declaración, el así apodado “valijero” aportó datos que impactaron tanto al juez de la causa, Sebastián Casanello, como al fiscal, Guillermo Marijuan. Fariña cumplió así su promesa de que hablaría.

Néstor Kirchner montó una aceitada máquina de corrupción que funcionó a pleno durante los 12 años que duró el kirchnerato. Fue algo pensado e instrumentado por un hombre que, además de haber sido un corrupto, exhibía frente al dinero conductas patológicas. Le gustaba tocar la plata, ante cuya presencia enloquecía. “Desconfiaba de los bancos y por eso le gustaba guardar la plata en cajas fuertes”, recordó Ricardo Cirielli, quien fue subsecretario de Transporte Aéreo durante la gestión del ex presidente.

El sistema que montó Kirchner una vez que llegó a la Presidencia fue simple: la plata le ingresaría a sus bolsillos a través de la obra pública. En esa operatoria, Lázaro Báez jugó un papel clave: el mismo que tuvo durante los dos períodos en que el ex presidente se desempeñó como gobernador de la provincia de Santa Cruz.

Austral Construcciones, la nave insignia del emporio montado por Báez, fue creada en mayo de 2003, poco antes de la asunción de Néstor Kirchner, ocurrida el 25 de mayo de ese año. A partir de ese momento, tanto uno como otro comenzaron a desandar un camino que los hizo inmensamente ricos a costa de sobreprecios de la obra pública. El volumen de dinero es a estas horas incalculable.

Por eso, la imputación a Cristina Fernández de Kirchner que ha hecho el fiscal Guillermo Marijuan no sorprende. Como tampoco sorprenderán las que seguramente hará a otros conspicuos personajes del universo K.

En su maratónica declaración, Fariña mencionó además al ex ministro de Planificación Julio De Vido, y al ex secretario de Transporte Ricardo Jaime. Hizo alusión también al fideicomiso del Banco Nación –con el que Báez tenía una deuda de 350 millones de pesos y a la que contribuyó a reestructurar– y a Ernesto Clarens, otro empresario que formó parte del universo K. Aportó documentación y describió la forma utilizada para la implementación de las maniobras de lavado de dinero.

Puntualizó que el banco Lombard Odier, con sede en Ginebra, fue utilizado como vehículo para llevar adelante toda esta operatoria de corrupción. Al respecto, vale recordar que Federico Elaskar ya había mencionado a esta casa bancaria en la declaración que le hizo a Jorge Lanata en el programa PPT en 2013. Como dato significativo, hay que señalar que el Lombard Odier aparece involucrado en dos hechos relevantes de corrupción: el caso Bárcena –el tesorero del Partido Popular de España que transfirió 25 millones de euros de origen espurio– y el caso del Petrolão, que sacude a Brasil. Dio el nombre de una persona de quien dijo que podría corroborar toda la información presentada en su declaración.

Ratificó la veracidad del video de La Rosadita, en el que se ve a Martín Báez, a Daniel Pérez Gadín, a Esteban Pérez Gadín y a Fabián Rossi contar dinero, y describió el modus operandi para movilizarlo dentro del país.

La detención de Lázaro Báez ordenada por el juez federal Sebastián Casanello le dio a la causa de la ruta del dinero K un vuelco copernicano. La medida adoptada por el magistrado produjo estragos dentro de ese submundo de complicidades que se armó entre el ex cajero del Banco de Santa Cruz y los Kirchner.

“Seguramente esto también terminó de convencer a Fariña para que hablara”, señalaba un funcionario judicial de los tribunales de Comodoro Py que conoce el significado de todo lo que pasa allí. “Si la mujer de Báez habla o no es ahora de menor valor; la revelación de los negocios compartidos entre su esposo y los Kirchner ya ha sido detallada por Fariña”, agregaba la misma voz. Para decir todo esto, Fariña pidió entrar en el régimen del arrepentido. Esta figura que, como tal, aún no existe en la legislación argentina tiene una posibilidad de aplicación fáctica en las causas por lavado de dinero. Para otorgarle este beneficio –que representa la posibilidad de una quita significativa de la pena– es necesario que el acusado aporte datos que sean verificables o tengan sustento documental.

Esta semana ha sido mala para Cristina Fernández de Kirchner, no sólo por la imputación que le ha hecho el fiscal Marijuan sino también por la declaración que ante el juez federal Julián Ercolini hizo el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime. Allí, el ex funcionario dijo que en la operatoria de la compra de trenes a España y Portugal –que eran chatarra y por los que se pagaron sobreprecios escandalosos– obró siguiendo estrictas instrucciones del ex presidente y de la ex presidenta. Todos estos hechos exponen cómo, durante el kirchnerato, el país estuvo a merced de un grupo de corruptos provenientes de Santa Cruz.

Seguramente la detención de Báez terminó de convencer a Fariña para que hablara.

La revelación sobre los documentos de Panamá (Panamá Papers) salpicó a Mauricio Macri, que demoró en darse cuenta de su exacta dimensión. Recién cuando el fiscal federal Federico Delgado actuó, el Presidente reaccionó como correspondía y encomendó a sus abogados hacer una presentación ante un juez de la documentación que diera respaldo a sus explicaciones sobre la empresa offshore de la que fue director junto a su padre, Franco Macri.

Dicho sea de paso, tampoco la Justicia actuó en tiempo y forma. Conocida la información el domingo, un fiscal debió haber actuado de oficio el mismo lunes. “Nuestra reacción fue mala”, le reconoció a un confidente Marcos Peña. Contribuyó a ello la actitud de la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, más preocupada por justificar a Macri que por cumplir con las obligaciones de su cargo.
Por esas cosas del destino, en la Justicia Federal se vive un momento particular. Algunos de sus jueces son conscientes de la gravedad de la hora. “La sociedad, que está harta de la corrupción, nos está mirando”, reconoció uno de ellos. Es que, como nunca antes, la sociedad ha comenzado a tener noción exacta del impacto negativo que sobre aspectos concretos de su vida tiene la corrupción.

La tragedia de Once, rutas en mal estado, obras mal hechas o inconclusas, obras anunciadas y o nunca concretadas, son parte de una realidad que en unos casos ha costado vidas, y en otros las ha afectado y las complica y pone en riesgo aún hoy.

“Nadie piensa donde todos lucran. Nadie piensa donde todos roban” (José Ingenieros).

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

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sábado, 31 de octubre de 2015

¿Si esto no es "Choreo"... El "Choreo", donde está?... @dealgunamanera...

Caso Báez: cómo se pagó un campo vía EE.UU. para ocultar a su dueño...

Mail1 y reporte. Fariña pidió al entonces encargado de SGI transferir US$ 5MM para comprar el campo. Copió a Martín Báez, y al abogado de Lázaro. El reporte del Citibank prueba como camuflaron el origen de los fondos. Foto: Cedoc

“El Entrevero”, en el Uruguay, se le adjudica al empresario. Perfil revela mails y documentos bancarios sobre cómo SGI realizó la operación “para el jefe” de Fariña.

El caso Lázaro Báez no tiene una sola “ruta del dinero”. El campo “El Entrevero”, en Punta del Este, Uruguay, que la Justicia le atribuye al empresario y socio presidencial, se pagó a través de una cadena de sociedades anónimas, bancos de los Estados Unidos, Panamá y Uruguay que dejan en evidencia el punto clave del caso: todo se hizo para evitar que se identifique el origen del dinero, de los supuestos US$ 14,5 millones que costó la propiedad uruguaya, y su verdadero dueño. Perfil  accedió a documentos bancarios y correos electrónicos entre Leonardo Fariña; el entonces encargado de la financiera SGI, Gustavo Fernández; la escribanía que realizó la compra-venta en el Uruguay y el dueño del campo de 150 hectáreas.

Los documentos aclaran algunos de los puntos oscuros de este caso, que puede llevar a Báez a un procesamiento por presunto lavado de dinero en Argentina y en el Uruguay.

La Justicia, en ambos países, ya tiene probado que Fariña compró este campo en nombre de un tercero; que del negocio participaron testaferros y dos sociedades anónimas, y que actualmente la propiedad está a nombre de Jumey S.A., presidida por Daniel Pérez Gadín, el abogado de Báez y ex administrador del hotel de la familia Kirchner Alto Calafate. Báez niega ser el dueño del campo.

Según uno de los mails, el 9 de marzo de 2011 a las 12:14 p.m., Fariña escribió al entonces encargado de la financiera SGI, Fernández, y copió a Fabián V. Rossi, Daniel Pérez Gadín y Martín Báez, hijo y heredero de Lázaro, pidiendo que “la Rosadita” envíe US$ 5 millones de pesos como primera parte del pago del campo  “Esta transferencia es para el jefe”, dijo. El dinero iba a llegar en efectivo y en euros a la financiera de Puerto Madero a través de “Carlos”.

También debían trasferir US$ 250 mil para el escribano desde el Bank of New York al Santander de Uruguay, y enviar otros US$ 5 millones al Banco República de ese país. Pero no salió directo de SGI. Legend Enterprise INC, una sociedad de Uruguay creada para mover dinero entre bancos y países en nombre de terceros que no deben aparecer en el sistema, sacó parte del pago de su cuenta en un paraíso fiscal y lo transfirió vía Citibank de Nueva York al vendedor del campo.


El dueño de “El Entrevero”, el ciudadano paraguayo Walter Kobylansky pidió que el dinero sea enviado a una cuenta del Prival Bank de Panamá a su nombre. En ese país, tiene una fábrica de productos de cacao y chocolate. A través de la cuenta de su empresa Kodisa confirmó la recepción de parte del dinero. Los pagos fueron en cuotas. Al menos uno de ellos fue por casi US$ 1 millón, salió de las Antillas Holandesas, pasó por el ex banco Wachovia, y llegó al Prival Bank el 16 de marzo de 2011, según el reporte del Citi- bank al que accedió Perfil, por donde tamién pasaron los fondos.

¿Por qué la sociedad Legend Enterprise pagó parte de un campo que no le pertenece? Porque está hecha para esos fines. En el Uruguay, la propiedad se puso a nombre de Traline SA, presidida por Maximiliano Acosta, amigo de Fariña. Acosta admitió ante el juez federal Sebastián Casanello que fue puesto a cargo de la sociedad adquirida para la compra de “El Entrevero”. Más tarde, cuando Báez rompe relaciones con Fariña, el campo se puso a nombre de Jumey SA, de Pérez Gadín.


Los mails coinciden con gran parte del testimonio de Acosta: las fechas, los operadores, la escribanía, entre otros datos. La Justicia deberá rastrear a través de los servidores si estos correos son recuperables como prueba judicial, informaron fuentes de la causa.

El ex dueño de SGI, Federico Elaskar, dijo a Perfil que durante la compra del campo él estaba “de licencia” y en los Estados Unidos, y que no participó de la maniobra. Carlos Molinari, ex expleador de Fariña, negó ser el “Carlos” que llevó los millones de euros a SGI para cubrir los US$ 5 millones de la cuenta de Legend Enterprise en el First Caribbean Bank.

© Escrito por Emilia Delfino el sábado 31/10/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Vendedor. Pasaporte del dueño del campo enviado por el operador inmobiliario a Fariña el 17/3/2011. Foto: Cedoc

Escribanía. El estudio Pittaluga Shaw envía copia del pasaporte del dueño de "El Entrevero". Foto: Cedoc

El campo a nombre de una S.A. del abogado de Báez. Foto: Cedoc

Mail2. Maximiliano Goff Davila, operador inmobiliario, recibe la confirmación del vendedor del campo. Foto: Cedoc

Aviso de Transacción. Foto: Cedoc

sábado, 11 de octubre de 2014

Entre CFK y la KGB… De Alguna Manera...


Entre CFK y la KGB…

 Le petit Martin Sabbatella. Foto: Dibujo: Pablo Temes

Medios y Denuncias. Cristina parece haber recurrido a Sabbatella para unir a Lázaro Báez y Vladimir Putin. Un nuevo avance contra el periodismo.

Sorpresivamente, Cristina le ordenó a Martín Sabbatella dinamitar al Grupo Clarín. De esa manera, la Presidenta violó el mandato constitucional que le prohíbe a la Afsca aceptar injerencias del Gobierno para discriminar a algún medio. La movida fue de tanta premeditación y alevosía, que Sabbatella no les avisó ni siquiera a sus compañeros kirchneristas del organismo. Se movió en la clandestinidad para engañar a los directores por la oposición y malversar la orden del día. El dictamen de “adecuación forzosa fue leído sólo por dos personas antes de ser difundido: Cristina y Sabbatella.

Este intento de aplicación autoritaria y punitiva de la Ley de Medios fue parte de un operativo más complejo cuyo objetivo es el de siempre: censurar las voces críticas. El mensaje es que Cristina y sus camporistas aún conservan una gran capacidad de daño para domesticar a periodistas díscolos como Marcelo Longobardi, mediciones de audiencias golpistas como las de Ibope y cadenas norteamericanas de noticias destituyentes que serán combatidas de la mano de un adalid de la libertad de prensa llamado Vladimir Putin.

En el pase entre Marcelo Longobardi y Jorge Lanata en radio Mitre, el jueves, llegamos a la conclusión de que “algo” había enloquecido de ira a la Presidenta, más allá de su histórico intento de controlar a los medios y de que nadie la controle a ella. Esta vez el manotazo de ahogado tiene mayor envergadura. No parece responder al fastidio permanente que Cristina siente cuando el periodismo habla de inseguridad, inflación y recesión.

Coincidimos en que las fuertes versiones que habían corrido la semana pasada tenían más verosimilitud de lo que creíamos. Decía así: los buitres están extorsionando a Cristina porque descubrieron un par de cuentas bancarias no declaradas en Estados Unidos a nombre del matrimonio Kirchner. Y tenía una explicación: estaban siguiendo la ruta del dinero de Lázaro Báez y se encontaron con esta información altamente explosiva. Para poner las cosas en su justo término y ser absolutamente responsables, hay que decir que hasta ahora no hay una sola prueba de esto. Nadie lo puede confirmar ni mostrar algún papel que lo pruebe. Pero hay indicios, cabos sueltos. Lanata dijo que eso explicaría la insólita afirmación que hizo la Presidenta cuando planteó que la podrían querer meter presa en Nueva York. Ella aclaró que, aun así, iba a viajar cuando fuera necesario. 

¿Presa Cristina en Nueva York? ¿Bajo qué acusación? Hasta en su entorno llamó la atención que denunciara un magnicidio que viene del Norte y que criticara a Barack Obama por la forma de eliminar a Osama bin Laden. ¿Cuál fue el hilo conductor de toda esa movida? ¿Qué quiere evitar que se publique en Argentina con el renovado ataque al periodismo? Está claro que cada vez que Lanata y Nicolás Wiñazki destaparon alguna olla de Lázaro, la cima del poder entró en pánico. Con aquel comunicado incomprensible de Oscar Parrilli sobre las 13 horas que Cristina pasó misteriosamente en las islas Seychelles y con la molestia de Cristina sobre los periodistas que “hacen cuadritos” en referencia a las infografías que Daniel Santoro había publicado para explicar cuentas y empresas fantasma de Lázaro Báez y sus muchachos. Uno de ellos, Federico Elaskar, el ex dueño de La Rosadita, nada menos, no pudo ocultar entre sus giros uno a una fábrica de explosivos en Irán. Lo único que falta es que Luis D’Elía tenga un local partidario en Puerto Madero.

Son varios los elementos que se deben sumar en este análisis. No hay un solo habitante de Barrio Parque que recuerde algo similar al ataque “quirúrgicamente violento y militar” que sufrió Marcelo Longobardi. Fue el mismo día del anuncio de Sabbatella. El día siguiente a la entrega de un premio al mejor comunicador y a enterarse de que, nuevamente, había superado el récord histórico de audiencia con el 50,3% del share. Esa mañana tuvo una reunión con uno de los principales líderes empresarios del país, que le comentó que “nunca hubo una corrupción tan extendida y sistemática en la obra pública: está tabulada en el 15%”. Longobardi recibió dos infrecuentes llamados de su chofer porque le habían chocado suavemente su vehículo, casi como una forma de obligar al conductor a que se bajara. El mismo reveló que varias veces Apple le informó que alguien estaba intentando geolocalizar su teléfono. Finalmente, en una calle angosta llena de cámaras de video, policías y seguridad privada, y a metros de ingresar a la casa de Jorge Fontevecchia, fue reducido “con la habilidad de un marine”, le robaron su reloj y huyeron en dos segundos.

Por suerte, todavía las coincidencias entre Cristina y Putin se mantienen en el plano teórico. Ambos aplicaron el mismo mecanismo para cooptar medios obsecuentes: entregarles miles de dólares para obra pública a sus dueños. Los patrones de Argentina y Rusia están convencidos de que la información “es un arma terrible que permite manipular la conciencia social con los monopolios de la verdad”. Putin es acusado, por varias entidades humanitarias y de defensa de la libertad de prensa, de garantizar impunidad a los que cometieron los asesinatos de 28 periodistas en los últimos 14 años. No hay antecedentes de un promedio de dos crímenes de periodistas por año.

Anna Politkovskaya fue envenenada, le hicieron un simulacro de fusilamiento y finalmente acribillada en el ascensor de su edificio, en Moscú. Había denunciado la violación de los derechos humanos de las tropas rusas en Chechenia. Putin, el nuevo amigo que Cristina aplaude eufórica por teleconferencia, fue un feroz integrante de la KGB que manejó la temible policía política en Alemania Oriental y que es el frío ejecutor de un ultranacionalismo imperial, autocrático y despótico. El mismo autoriza al Parlamento a censurar y bloquear sitios web que el gobierno ruso crea que atentan contra la verdad o lo que esta versión con corbata de los zares cree que es la verdad. Se silencian aquellas voces críticas que se levantan contra el maltrato con que el régimen somete a los homosexuales.

Persecusión igualitaria para todos, diría Cristina. Esa es la verdadera Rusia que según la Presidenta debemos conocer los argentinos. ¿Cuál será la verdadera Argentina que debemos conocer los argentinos? ¿La que informará el Indek de los rating televisivos donde todos miran a Víctor Hugo y nadie a Lanata? ¿Cómo se dirá trucho en ruso?

© Escrito por Alfredo Leuco el Sábado 11/10/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.