Cristinismo en armas...
A paso redoblado, Cristina Fernández. Dibujo: Pablo Temes.
Con el nuevo jefe del Ejército, el Gobierno busca que las
FF.AA. sean un aporte para construir más poder. La inspiración chavista. Cristina puso en marcha la última etapa de un peligroso plan para
“cristinizar” a las Fuerzas Armadas y convertirlas en un instrumento más de su
intento de eternizarse en el poder.
La sorpresiva designación del general César Milani como jefe del Ejército,
confirma que la Presidenta no reconoce límites institucionales y está dispuesta
a cumplir su promesa de ir por todo a tambor batiente y a paso redoblado.
Fiel a su lógica de construcción que implica fracturar cada institución para
luego intentar cooptarla con tropa propia, la Presidenta tomó la inédita
decisión de colocar en la cima de los uniformados a su militar preferido, peronista
de cuna, admirador de Hugo Chávez y dueño del aparato de inteligencia más
sofisticado y oneroso para el Estado después del que dispone la ex SIDE.
Milani construyó una íntima relación con la ex ministra de defensa Nilda
Garré y con su asesor Horacio Verbitsky quien, curiosamente, también fue un
experto en inteligencia pero de Montoneros. La mesa chica mas ideológica del
kirchnerismo fomenta que los militares chavistas sirvan como espejo para
nuestras fuerzas armadas. Involucrar a los hombres de armas en la política en
general y en las internas partidarias en particular, es un proyecto inquietante
y casi suicida.
El terrorismo de estado debería haberles enseñado que la
sociedad civil debe profesionalizar y mantener a los militares totalmente
alejados de la política sectorial. Pero la generación de Cristina, Garré y
Verbitsky nunca abandonó el delirio de contar con esos “ejércitos nacionales y
populares” que hoy tienen en Venezuela a su máxima expresión. La condición
militar de Juan Domingo Perón y las formaciones especiales de la guerrilla
peronista abonaron aquella utopía durante lo que se llamó “Operativo Dorrego”.
Fue en 1973, con Héctor Cámpora como presidente y se realizaron acciones
conjuntas entre la Juventud Peronista de las regionales que encabezaba el
actual legislador Juan Carlos Dante Gullo y el Ejército a cargo del genocida
llamado Albano Harguindeguy quien luego fue ministro del Interior de Jorge
Videla. Marcharon y acamparon juntos para realizar tareas sociales. Hoy las
versiones en lo más concentrado del poder dicen que el trabajo de La Cámpora
durante las inundaciones en La Plata contó con gran colaboración logística del
ejército argentino y que eso sólo fue un primer paso con la excusa de la
integración definitiva de los militares a la democracia.
El plan empezó hace varios años con la excelente intención de extirpar a los
militares nostálgicos de la dictadura. Luego se enrareció cuando empezaron a
discriminar a varios oficiales por portación de apellido y, finalmente, todo
terminó por ensuciarse definitivamente a la hora de ascender discrecionalmente,
sólo a los amigos o a los que manifestaron a viva voz su pertenencia al
proyecto cristinista. Esa actitud es antidemocrática pero además es letal para
la eficiencia y fortaleza profesional de la fuerza. Genera resentimiento entre
los militares cuyas carreras no progresan gracias a sus méritos, como debería
ser.
Así como en los últimos tiempos el gobierno de Cristina intentó colonizar
y domesticar a la Justicia y los medios de comunicación para evitar que los
controlen, ahora intentan colocar al brazo armado de la Nación al servicio de
sus intereses personales.
Fracasaron cuando lo quisieron hacer con la Gendarmería y la Prefectura
quienes se insubordinaron por maltrato y mal pago. Hoy, están ubicando en
los puestos más altos a los encargados de hacer inteligencia estratégica que,
sin tener hipótesis de conflicto a la vista, cuentan con un presupuesto de 333
millones de pesos, tal como adelantó Perfil ayer. Hay un sector de los espías
civiles que conducen Héctor Icazuriaga y Francisco Larcher que viene trabajando
en forma mancomunada con los topos verde oliva, sobre todo en la búsqueda de
mugre personal y de todo tipo, para erosionar la credibilidad de opositores,
jueces y periodistas. Esto es más grave si recordamos que este gobierno aprobó
la ley antiterrorista y mantuvo hasta que se descubrió el “Proyecto X” que
tenía intenciones persecutorias y represoras de distintos referentes gremiales
y sociales.
El general Milani no se mantuvo al margen en ninguna de las ocasiones en que
la política atravesó en forma traumática al Ejército.
Ni durante la dictadura, con su tarea conspirativa en Tucumán; ni durante
los nefastos levantamientos carapintadas de Aldo Rico y Mohamed Ali Seineldín.
Precisamente durante el ataque institucional que comandó este último en 1994,
Milani recibió una de las dos sanciones que registra su legajo: 8 días de
arresto.
En Cosquín, en la calle Obispo Bustos, hay una Unidad Básica llamada César
Milani. Es en homenaje a su padre que se llamaba igual. En su juventud, llegó a
la capital nacional del folclore de una manera muy extraña. Había contraído
tuberculosis durante la colimba y por ley, el Ejército debió hacerse cargo de
su tratamiento en los legendarios sanatorios serranos dedicados a ese flagelo.
Además tuvieron que darle el mínimo grado militar. Peronista de libro, César
Milani integró la comisión que ideó el célebre festival coscoíno y fue un
dirigente negociador si lo comparamos con Olga Pérez, su esposa, mucho más
combativa y seguidora de Eva Perón.
Milani, el flamante jefe del Ejército, se llama César Santos Gerardo del
Corazón de Jesús. Suele visitar en forma reservada a su hermano Rodolfo, un
abogado que junto al intendente Marcelo Villanueva, lograron la ayuda de Julio de
Vido para construir una importante obra vial que, como todas, fue con la
designación de la empresa constructora amiga incluida. Sus vecinos, consideran
a los Milani como buenos peronistas que alguna vez se encolumnaron con José
Manuel de la Sota. El hijo de Rodolfo, que comparte nombre y profesión con su
padre, en su twitter se auto titula hincha de Belgrano aunque exhibe la imagen
del Che Guevara en la Plaza de la Revolución de Cuba y celebra a Hugo Chávez
porque “dejó un pueblo lleno de fuerza para seguir con su revolución”.
Tal vez
el sobrino exprese en esos 140 caracteres las convicciones más arraigadas del
flamante supe jefe del Ejército K. Ojalá no le guste jugar con fuego. Ya se
sabe que a las armas las carga el diablo.
© Escrito por Alfredo Leuco el sábado 30/06/2013 y publicado por el Diario
Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.