Los enojos del
Presidente…
María Eugenia Vidal. Dibujo: Pablo Temes
La cuarentena ya
golpea la popularidad de Fernández y el caso Vicentin muestra que el ‘volvimos
mejores” es mentira.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 20/06/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
Los necios dan
rienda suelta a su enojo, pero los sabios calladamente lo controlan”, es uno de
los proverbios del Eclesiastés. Sería muy conveniente que el Presidente lo
tuviera en cuenta. Sus enojos comienzan a ser una norma ante lo que lo
disgusta: los runners, los comerciantes que en su necesidad de supervivencia
desesperan por abrir sus negocios, la gente que necesita trabajar o ir a una
consulta médica, o las preguntas de los periodistas que dejan expuestas la
falta de fundamento de sus decisiones o su necesidad de una mejor lectura de la
Constitución –algo increíble en un profesor de Derecho– como muy bien se lo
hizo notar Cristina Pérez.
La cuarentena,
que supo darle al Gobierno altísimos niveles de aprobación, se ha transformado
hoy en día en un galimatías que, a la manera de un boomerang, ha convertido ese
apoyo en un hecho lejano. A esto contribuyen varias cosas demostrativas de una
evidente planificación ausente o fallida que se verifica día tras día. Uno de
los motivos para imponer la cuarentena temprana fue aprovechar el tiempo a fin
de preparar al sistema salud adecuadamente para hacer frente a la mayor
cantidad de casos que se esperaba para esta época. Por eso sorprende escuchar
que el Ministerio de Salud bonaerense hable de un posible colapso del sistema.
¿Qué pasó?
¿Qué pasó?
Uno de los
problemas es que Axel Kicillof está en estado de pánico. Esa es una dificultad
importante.
Otro problema
serio es el de las terapias intensivas. El inconveniente es doble porque no es
solo la cantidad de camas sino también la disponibilidad de personal
especializado –médicos, enfermeros y kinesiólogos intensivistas– y los cuidados
que se les proveen.
Enfrentar esta
previsible circunstancia –que no se habría solucionado con la ideológica idea
de los médicos cubanos– demanda planificación.
Un caso
desgarrador ha sido el del fallecimiento del jefe de Terapia Intensiva del
Hospital Julio Perrando de Chaco, Miguel Duret, quien contrajo el Covid-19 como
consecuencia de haber tenido que intubar a un paciente que padecía la
enfermedad provocada por el virus, sin poder contar con la protección adecuada.
Curiosa –y lamentablemente– no se lo ha escuchado al Presidente esbozar ni
siquiera una crítica al gobernador Jorge Capitanich por las penosas y
peligrosas condiciones en las que los médicos y el equipo de salud deben
trabajar en ese nosocomio.
Recuérdese que,
ante la queja de una médica a causa de esas carencias, la directora del
hospital, Nancy Trejo, amenazó con sancionarla. Tampoco se lo escuchó a
Fernández alzar la voz contra ese apriete. En su carta, los médicos residentes
del Perrando fueron lapidarios: “‘No usan los elementos de protección
personal’”. Podrido de escuchar y leer eso. Más que nadie sabemos lo que
tenemos que usar o no. No es el primer microorganismo contagioso que se nos
cruza.
Desde el primer
día, nosotros sí, estamos leyendo sobre protección personal, y lo que debemos
hacer y no hacer… Colocar un tubo en tórax a un paciente Covid-19 que se está
muriendo, con un barbijo de tela vegetal y uno quirúrgico encima, no es por
elección señores. ‘No usan los elementos de protección personal’. Basta. No
hay”. ¡Lapidario! El peronismo gobierna Chaco hace 17 años.
Los casos de los
políticos contagiados –Martín Insaurralde y María Eugenia Vidal, entre otros–
hablan de irresponsabilidad. Insaurralde es un paciente de riesgo considerable:
padeció un tumor de testículo, es asmático y sufre de insuficiencia renal. Su
delicado cuadro clínico –fiebre que no cedía y trastornos de la función
respiratoria– obligó a darle plasma de convalecientes para proporcionarle los
anticuerpos necesarios para combatir al virus. No se entiende cómo, con sus
antecedentes, no observó una conducta más prudente por él, su familia y quienes
trabajan con él. Igualmente imprudente fue Vidal.
Se entiende que
los dirigentes con cargos se reúnan presencialmente –guardando las distancias y
usando barbijos– en una sesión de trabajo. Pero el almuerzo del que participó
Vidal con Rodríguez Larreta, Lousteau y Monzó fue una típica mesa de rosca
política. ¿Cómo pedirle después al que no puede ir a trabajar que no se
indigne?
El caso
Vicentin.
A medida que el caso Vicentin se complejiza, su volumen político crece. Ahora que se conoce mejor su trama, la figura del Presidente se va desdibujando. No es novedad que fue un proyecto de la vicepresidenta. Se sabe ahora que AF no estuvo muy convencido de la conveniencia de avanzar con la medida. Si no estaba seguro, ¿por qué lo hizo? ¿No se animó a contradecir a CFK? ¿Le teme?
A medida que el caso Vicentin se complejiza, su volumen político crece. Ahora que se conoce mejor su trama, la figura del Presidente se va desdibujando. No es novedad que fue un proyecto de la vicepresidenta. Se sabe ahora que AF no estuvo muy convencido de la conveniencia de avanzar con la medida. Si no estaba seguro, ¿por qué lo hizo? ¿No se animó a contradecir a CFK? ¿Le teme?
La reacción
contraria que desde el primer momento generó esta iniciativa fue de alto
impacto. Las manifestaciones de protesta de los habitantes de Avellaneda y
Reconquista, donde la empresa tiene su sede, fueron el puntapié inicial. La
postura firme de los empresarios cordobeses exigiendo a los cuatro diputados
que responden al gobernador Juan Schiaretti a votar en contra de la
expropiación, más la posición contraria y categórica de Roberto Lavagna,
auguraban el fracaso del proyecto en la Cámara baja.
Era otra 125 en
potencia. En un reportaje con el periodista Roberto Navarro, advirtió que la
solución pasaba por la propuesta del gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, o
por la expropiación. Se sabe que el kirchnerismo no se ha dado por vencido: “El
objetivo principal es entrar en Vicentin, más allá de que no se pueda
expropiarla”, es el textual que se escucha entre su filas. ¿Qué hará AF?
Promesas
incumplidas. Éramos pocos y apareció Carlos Zannini. Zannini se desempeña como
procurador general del Tesoro. Como ya se dijo aquí, la suya ha sido una de las
peores designaciones que hizo Alberto Fernández.
El procurador del
Tesoro es el abogado del Estado; es decir, el que debe velar por el cuidado de
sus intereses. Siendo esa su función, no se entiende cómo ha expresado una
opinión favorable a que con los dineros públicos se le pague una pensión
vitalicia a Amado Boudou, condenado en primera y segunda instancia por el caso
Ciccone no solo a la cárcel, sino también a una inhabilitación de por vida para
ocupar cargos públicos.
La resolución de
Zannini es una más en la búsqueda de impunidad, objetivo claro del kirchnerismo
en el poder. Esta decisión del procurador del Tesoro demuestra que, cuando el
Presidente dijo que volvían para ser mejores, mintió.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario