Temporada
de piruetas…
¡Aplazado!, a Octubre
Mauricio Macri. Fotografía: Pablo Temes
Funcionarios e intendentes se despegan de Macri y de Vidal. Mientras tanto,
Alberto Fernández se acerca a Melconian.
© Escrito por Nelson Castro el domingo
15/09/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
Nos estamos yendo, esa es la verdad", decía un ministro importante del actual gobierno que, además, suele ser dispendioso en sus críticas y el uso de adjetivos descalificativos dedicados al ex ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, a quien en el futuro veremos deambular por los pasillos de los tribunales federales de la avenida Comodoro Py al 2000. Pero Dujovne no será el único. Y, al paso con que ha comenzado a activarse la causa del Correo que involucra a la familia Macri, el Presidente se convertirá también en uno de sus transeúntes.
Maraña. Nadie que conozca lo que sucede dentro de Cambiemos
puede sorprenderse con lo que está sucediendo entre los funcionarios y ex
funcionarios del área económica y de la jefatura de Gabinete. Se vive allí algo
parecido a un zafarrancho de combate, en donde todos hablan mal de todos. Más
allá de esos enconos personales, lo que surge de esos testimonios es la miopía
política de Macri, su mal diseño de gestión y la ineptitud y soberbia de muchos
de sus funcionarios.
Como consecuencia del catastrófico devenir económico de
sus ya casi 4 años de gobierno, Mauricio Macri enfrenta un problema creciente
para la elección del 27 de octubre: la pérdida de apoyo en una buena parte de
su base electoral. Las declaraciones de los directivos de la Unión Industrial
Argentina son un ejemplo. “Decepción”, “desilusión” “fracaso”, “gobierno anti
industrial”, es de lo más escuchado por estos días en bocas industriales. Si
algo faltaba para azuzar aún más esa caldera es el bono de 5.000 pesos para los
trabajadores, algo conversado entre el gobierno y la CGT sin la UIA.
El enojo con Macri no es solo fronteras adentro. Los hay
también fronteras afuera. Uno de los lugares en donde la cosecha de enojos es
creciente es el Fondo Monetario Internacional. No hay mayores registros de un
gobierno que haya defaulteado la deuda por él contraída. Pues bien, Macri lo
hizo. Por eso, en el board del organismo internacional hay una decisión ya
tomada y que es firme: de no ocurrir un imponderable, no habrá más plata para
la Argentina hasta después de la elección presidencial. Es decir, que el
desembolso de los 5.400 millones de dólares por el que el gobierno mendiga no
llegará -si es que llega- hasta después del 27 de octubre. El
imponderable al que se alude tiene nombre y apellido: Donald Trump. Con él
hablará Macri la semana que viene, cuando viaje a los Estados Unidos para dar
su discurso en la apertura de las sesiones ordinarias de la Asamblea
General de las Naciones Unidas. Allí le pedirá a su viejo amigo que ordene la
liberación de esos fondos por el que el país parece desesperar.
Otro juego. Alberto Fernández continúa con su
derrotero de virtual presidente electo. Lo hace en el medio de las tensiones
que poco a poco se van sumando dentro del Frente de Todos. Fernández sabe
que va a necesitar del mundo para enfrentar la pesada herencia que le dejará el
actual gobierno. Por eso en sus oficinas de la calle México habla con
representantes de fondos de inversión y con sectores empresariales de los más
diversos.
En esas conversaciones recibe la evidencia de los dos
mayores problemas que tendrá para convencer a sus interlocutores: cuál será su
real poder y el miedo que genera el regreso al poder del peronismo kirchnerista
y su sed de revancha. Todas sus afirmaciones en pos de dejar atrás el pasado se
evanecen cuando, por ejemplo, aparece la organización que responde a Juan
Grabois irrumpiendo en distintos centros comerciales al grito de “vamos a
volver.
Sus contactos son abarcativos e incluyen a personas
cercanas al oficialismo, como es el caso de Carlos Melconián. Fernández y
Melconian tienen una relación desde hace casi 15 años, que se mantuvo durante
los años en que el virtual presidente electo fue jefe de Gabinete.
Luego de las PASO, la frecuencia de esos encuentros se
incrementó. Son reuniones a solas −que continuarán− en las que el economista asiste con
papeles y cifras en mano. Sus informes contienen datos del pasado y del
presente y proyecciones a futuro. “Si Alberto me hubiera pedido un plan económico,
el último que lo diría sería yo”, se le escuchó decir a Melconian por estas
horas en que su nombre fue sujeto de rumores y conjeturas.
El modelo “a la portuguesa” por el que el virtual
presidente electo se interesó en su último viaje a Europa, demandará,
parafraseando a Winston Churchill, mucha “sangre, sudor, lágrimas y
conversación”. A Portugal le llevó diez años superar su profunda crisis socioeconómica.
Lo que se hizo tuvo tres características fundamentales: un acuerdo político y
un acuerdo sindical empresarial −que fueron amplios y discutidos en profundidad−, y una observancia a rajatabla de los compromisos
pactados. Nada fue fácil. Todos sabían que los resultados tardarían en verse,
por lo que nadie sacó los pies del plato.
Internismo. Una de las internas más intensas
que se viven en el Frente de Todos es la de la provincia de Buenos Aires. Nada
que pueda sorprender. Axel Kicillof está fastidioso con varios de los
intendentes peronistas del conurbano que lo vienen presionando con el viejo
asunto del reparto de cargos desde el día después de las PASO. Para estos
barones del poder, las cosas se complicaron porque el ex ministro de Economía
sacó muchos más votos de los que ellos pensaban. Eso le da al candidato una
independencia que no esperaban. Kicillof siente que no le debe nada a nadie,
por lo que en el armado de su gabinete su idea es la de colocar a gente que le responda
a él y solo a él, sin el clásico reparto del poder y la devolución de favores.
Envalentonado, su campaña tiene ahora como meta aumentar en octubre su caudal
de votos. Por eso su despliegue proselitista viene transcurriendo
principalmente por aquellos municipios en los que ganó por poco, donde se reúne
con empresarios de distintos rubros con el objetivo de disipar los miedos que
despierta su ideología. ¿Lo logrará?
María Eugenia Vidal es la contracara: recorre la
provincia con el propósito de perder por la menor diferencia posible. En ese
peregrinar experimenta los efectos brutales del resultado de las PASO. Donde
había pleitesía, domina la indiferencia. Donde abundaban elogios, resuenan sin
eufemismos los reproches. Para la gobernadora, es un cuesta abajo que le hacen
sentir hasta los mismos intendentes de Cambiemos que luchan desesperadamente
por permanecer en el poder. Ninguno de ellos quiere aparecer pegado ni a
la gobernadora ni al Presidente. Es al fin y al cabo “el dolor de ya no ser” y
su circunstancia.
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