domingo, 3 de junio de 2018

Linda forma de apagar faroles… @dealgunamanera...

Linda forma de apagar faroles…

Gira presidencial. Tras el cachetazo del Senado al aumento de tarifas y el veto posterior, Macri estuvo en varias provincias. Esta imagen es de su visita a Cachi, Salta. Fotografía: Presidencia de la Nación.

Macri está convencido de que la razón cae siempre de su lado y que los opositores no comprenden las necesidades de la Argentina.

© Escrito por Beatriz Sarlo el domingo 03/06/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El debate por las tarifas terminó en las primeras horas del pasado miércoles. Los diarios no trajeron una buena síntesis de lo que se dijo esa noche. Y, para el viernes a la mañana, después del veto presidencial, los discursos de los senadores ya eran noticia vieja. Sin embargo, quien los escuchó podría objetar al periodismo este descuido provocado por su vocación por “lo último”, que puede saltearse “lo penúltimo”. Unos pocos ejemplos.

La intervención del senador Omar Perotti (justicialista de Santa Fe) fue reflexiva y equilibrada. Su voto era contrario a los deseos del Gobierno, pero antes de emitirlo, le recordó al Presidente que el muy favorecido sector financiero es mucho más grande y poderoso que el energético; que las tasas de interés están devastando a las Pymes, que no pueden cambiar sus cheques con descuentos del 60%; que, con los precios de la energía, muchas de esas empresas no podrán seguir produciendo (ya que, además, compiten, con importaciones responsables de un dumping, respecto del cual el gobierno de Macri no se preocupa en lo más mínimo). Perotti recordó también que, en 2016, había propuesto un Acuerdo del Bicentenario, por el que no se interesó nadie en el Poder Ejecutivo.

Una hora después habló el senador de Unión por Córdoba, Carlos Caserio. Acusó al Gobierno por no habilitar una discusión prolongada para encontrar una alternativa a los aumentos; le recordó la velocidad con que el ministro Dujovne respondió a una queja del sector agrario y la debilidad o la inexistencia de puentes con otros sectores que, hoy, sufren más que los cultivadores de soja. Le enseñó a Macri que los senadores no son títeres del gobernador de su provincia: “Yo no le tengo que preguntar a Schiaretti; y el día que tenga que pedirle permiso al gobernador, me voy de la política”.

Finalmente, a la una de la mañana, Pino Solanas comenzó un discurso apasionado, colérico y lleno de datos. “Sin proyecto energético, no hay proyecto de industria, ni proyecto de país”, dijo Solanas. Cito estas tres intervenciones porque su muy diferente estilo indica que el Senado tuvo una noche de reflexión sobre los acuerdos posibles; de independencia frente a los poderes ejecutivos nacional y provinciales; de memoria histórica y conocimiento de las amenazas presentes. Supongo que los discursos flotan por ahí en Youtube.

Fundamentalismo.

Macri no negocia los proyectos que envía al Congreso. La secuencia es la siguiente: los envía primero; cuenta los votos que le faltan; lo manda a Frigerio a ver si puede enmendar un rechazo previsible; presiona a los gobernadores, ignorando que éstos no manejan por control remoto a los senadores. Si estas sutilezas no obtienen resultados, recurre al veto. Ya lo hizo como jefe de Gobierno de la Ciudad. Está convencido de que la razón cae siempre de su lado y que los opositores no comprenden las necesidades de la Argentina. Alguien convencido de que tiene razón siempre es, entre otras cosas desagradables, un fundamentalista.

El perfil de Marcos Peña responde bien a esta antipática cualidad. Frigerio, que proviene de una familia política, no despierta el temor que suscitan los fundamentalistas, que se creen impulsados por una fuerza superior a ellos mismos: Dios, el Pueblo, el Líder, la Tierra, el Mercado o lo que fuera. El populismo puro y duro es fundamentalista. La democracia no debería serlo.

Macri no conoce bien las complejidades reales del sistema federal y tiende a pensarlo como piensa las relaciones dentro de su gabinete. Por lo tanto, apalabra gobernadores creyendo que ellos dirigen del mismo modo a quienes son senadores. En realidad, Macri es un dirigente centralizador. Preferiría no vetar la Ley de tarifas, pero actúa para que todo lo conduzca a vetarla.

Esta semana les dijo a los peronistas que no hicieran caso de las “locuras de Cristina”. Un insulto poco esperable de alguien educado en el Cardenal Newman, que no tomó en cuenta varias cosas:

1. Que los kirchneristas habían sido una presencia numerosa en el acto del viernes 25 de mayo.
2. Que no se caracteriza a un adversario político como chiflado.
3. Que ese adversario es más hábil en su respuesta y, ahora, además de Mmlpqtp, Macri cargará con “machirulo”.
4. Que se trata de una mujer que fue presidente de la república (no importa el juicio que se tenga sobre su gestión).

Tantos errores juntos parecen el acto de un torpe.

Me inclino a pensar, sin embargo, que esa torpeza es la consecuencia de la insensibilidad que caracteriza al sectarismo. Macri no tiene entrenamiento democrático y, pese al estilo afable, le sobra “seguridad de clase”.

Está convencido de que solo él (y sus fieles) conocen los caminos que debe seguir la Argentina para reparar los errores del gobierno anterior y, sobre todo, demostrar que se puede gobernar mejor. Para lo segundo, todavía le faltan pruebas. Se encierra en sus creencias y blinda su círculo. Por eso todo lo empuja hacia el fundamentalismo, porque sus soluciones, consideradas como si fueran las únicas, le parecerán siempre las mejores. También Cristina Kirchner se pensaba depositaria de un mapa de ruta inmejorable.

Macri presenta como decisiones inminentes temas importantes que exigen ser examinados: ahora le ha dicho al Ejército que ampliará sus áreas de incumbencia, atribuyéndole funciones que no figuran en las leyes sobre las cuales la Argentina llegó a un acuerdo después de la dictadura. No se preocupó por informar antes ni siquiera a sus seguidores de la UCR. Estas son las cosas que suceden cuando se desprecia lo que no se entiende.

Los actos.

El viernes 25 de mayo, el acto sobre la avenida 9 de Julio fue una evocación desvaída de un gran acto político. No subestimo el entusiasmo de los miles que saltaban y gritaban. Pero estaba ausente un contenido político fuerte y con capacidad organizativa. “La Patria está en peligro” no es una consigna sino una descripción de evocador tono poético. Sobre la ancha explanada, predominaba, junto a los jóvenes, una porción muy significativa de gente mayor de cuartenta y cincuenta años, señoras y señores conducidos por hijos y nietos, mujeres kirchneristas que me increpaban como si, por haber sido oposición en los años de Néstor y Cristina, yo hubiera perdido el derecho de ser oposición a Macri.

Asistí a casi todos los actos importantes de las últimas décadas. Para evitar el chiste fácil: esto no solo delata mi edad, sino la convicción de que hay puestas en escena que no se entienden bien en los planos de TV. Los grandes momentos de la política fueron escenas reveladoras: Alfonsín hablando desde el Obelisco con la mirada puesta en el Congreso; Menem llegando, todo de blanco, en un helicóptero que lo depositó, como si fuera Madonna, en la cancha de River; la asunción de Néstor Kirchner en 2003 y la ESMA en el 2004; muchos 24 de marzo donde todavía marchaban unidas las organizaciones; el primer acto contra la Resolución 125, de noche, en Plaza de Mayo, donde llegó D’Elía a hacer lo suyo. El último miércoles, la marcha de las organizaciones sociales que reclamaron un plan alimentario.

Nuestra cultura política está trenzada con esas imágenes.

A cincuenta años del Mayo francés y 49 del Cordobazo, sería insensato despreciar la originalidad de esas movilizaciones. Quienes hoy evocan las manifestaciones parisinas de Mayo 68, no pueden pasar por alto los actos locales. Nada nos garantiza un desenlace. Y ésa es precisamente la inestabilidad de la política contemporánea.

Inestabilidad, atomización, individualismo, son rasgos fluidos que se coagulan en las coyunturas electorales, si un candidato logra representar justamente esa ausencia de precisiones en la que navegan sus votantes. En 2015, Macri capitalizó la antipatía que produjo el último gobierno de Cristina Kirchner y la tendencia aspiracional de los sectores medios. Por eso, no necesitó actos masivos de campaña.

Sin embargo, dictaminar que los grandes actos ya no forman parte de los recursos de la política, parece un exceso. Sin duda, la ocupación física del espacio público ha perdido la trascendencia de hace medio siglo. Pero si esto fuera todo, no se explica la razón por la cual políticos amigos de Macri, como Donald Trump, disputan sobre la cantidad de público en su acto de asunción como presidente. Si todo tuviera tan poca importancia, las cosas serían fáciles para quienes carecen de fuerzas movilizadas y practican la miniatura del cara a cara: “Salgamos a timbrear un rato, dale”.

Incorporar el acto masivo a nuestro análisis político no es un signo de arcaísmo. Bien explicado, incluso Macri podría entenderlo, porque a él, como a millones, le gusta ver fútbol en la cancha. El aura de la política, del deporte y de la música todavía depende de esos frágiles vínculos físicos.



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Padre Luis Farinello (1937-2018) Q.E.P.D. @dealgunamanera...

Padre Luis Farinello (1937-2018) Q.E.P.D.

Farinello realizó la mayor parte de su obra en Quilmes. Fotografía: Agencia Télam 

"Qué solo andaría Jesús si estuviera hoy por acá, o viniera a un casamiento" Los restos del padre Luis Farinello serán velado este domingo desde las 14 en Quilmes. Su lenguaje sin dobleces hacía crujir a los sectores ortodoxos. La muerte del padre Luis Farinello, a los 81, terminó este sábado con una voz muy particular dentro de la iglesia católica.

© Publicado el sábado 02/06/2018 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El estilo ameno, cariñoso y alejado de hipocresías del sacerdote de Quilmes contrastaba con las posturas más ortodoxas, y así sus habituales apariciones en los medios podían incluir desde autocríticas del propio accionar de la iglesia, hasta la admisión de que estaba a favor de terminar con el celibato sacerdotal, posturas que erizaban muchos oídos y lo situaban tantas veces a contramano de sus pares.

Farinello había nacido en Villa Domínico y vivió casi toda su vida en Quilmes, el mismo lugar en el que será velado desde las 14. Según se indicó, los restos del sacerdote serán despedidos en la Iglesia Nuestra Señora de Luján, para todos en la zona "la iglesia caracol", por su curiosa forma arquitectónica, templo del centro de Quilmes (Primera Junta al 200) ligado con la actividad pastoral de Farinello.

La ceremonia de sepelio está prevista para el lunes a las 10 de la mañana. Ayer poco después de conocida la triste noticia de su fallecimiento, el intendente de Quilmes, Emiliano Molina lamentó el deceso de Farinello y envió sus condolencias a  familiares y allegados.

"Era un gran referente social y político de nuestro país", dijo el jefe comunal, señalando que "es una triste pérdida para todos los quilmeños y siempre lo vamos a recordar por su gran trabajo social y compromiso por ayudar fundamentalmente a los que menos tienen". 

Con una obra realizada durante años en ese partido del Gran Buenos Aires, Farinello fue durante años uno de los integrantes de la Iglesia Católica que se mostró públicamente a favor de algunos cambios en la estructura eclesiástica, por ejemplo, pidiendo en varias ocasiones el celibato optativo.

Nacido en 1937, se definía a sí mismo como "peronista" y fanático de San Lorenzo. Defensor de los curas del Tercer Mundo, Farinello reivindicó siempre al padre Carlos Mujica y al obispo Enrique Angelelli, ambos representantes de esa corriente.

Fue uno de los creadores del partido político Polo Social y candidato a senador bonaerense en 2001. Vocación. El cura quilmeño recordaba ser tartamudo en su infancia, razón por la cual, según él, disfrutaba del Seminario Mayor de La Plata: "Era un lugar donde podía hablar poco y rezar mucho".

Durante las décadas del '90 y el 2000, Farinello se convirtió en uno de los curas con mayor exposición en los medios, tanto por apariciones ocasionales como por su programa de TV, El Kairós del Padre Farinello. Ante las cámaras, abogó por el celibato optativo y hasta reconoció haber sufrido "por amor" luego de su ordenación. 




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viernes, 1 de junio de 2018

Mijaíl Aleksándrovich Bakunin, padre del Anarquismo... @dealgunamanera...

Mijaíl Aleksándrovich Bakunin, el padre del anarquismo...


El 30 de Mayo de 1815, en Pryamukhino, Imperio Ruso, nacía Mijaíl Aleksándrovich Bakunin, el padre del anarquismo. Su padre era un diplomático liberan poseedor de tierras y un millar de empleados por lo que la infancia de Mijaíl transcurrió sin necesidades ni sobresaltos, pese a ello no quiso participar de los negocios familiares y a los 15 años se incorporó a la Academia de Artillería de San Petersburgo.

© Publicado el miércoles 30/05/2018 por Efemérides Históricas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Por algunos actos de indisciplina fue designado como oficial subalterno de la Guardia Imperial Rusa a Minsk, allí pudo ver los abusos y crímenes contra el pueblo polaco, esto lo llevó a asumir una posición crítica con sus superiores. Desilusionado con las políticas despóticas e imperiales de sus superiores, abandona el ejército y se trasladó a Moscú donde comenzó a estudiar filosofía y se nutrió del romanticismo europeo, de políticos socialistas y pensadores franceses.

En 1840 se traslada a Alemania, allí consiguió trabajo en la revista “Deutsche jahrboucher” donde escribió encendidos postulados revolucionarios, esto le abrió las puertas para conocer a Proudhon, George Sand, Marx y Engels. Pese a respetarlos y admirarlos, pronto se distanció de sus personalismos y de sus ideales motorizados por la bronca, por sus proclamas contra Rusia y su participación en la insurrección de Dresde en 1848 fue atrapado y condenado a muerte. Su pena fue conmutada por perpetua y fue entregado a autoridades rusas que lo encarcelaron y confinaron a un campo de trabajos forzados durante 10 años hasta su fuga a Japón. Luego de un largo viaje por EEUU, Panamá e Inglaterra recaló en Suiza e Italia, países donde cumpliría su exilio.

En 1860 funda la “Fraternidad Internacional” que debido al fracaso de sus objetivos pregonaba por la disolución de todos los organismos del estado, para que el hombre viviera en comunidades donde gobernara, la libertad, la fraternidad, la solidaridad, la razón, la justicia y el trabajo, era el germen del anarquismo. Cuando conoció a Charles Lemonnier fundaron la “Liga de la paz y la libertad” que a los preceptos anteriores agregaron la disolución de los estados, la eliminación de las clases sociales, la igualdad de los sexos y que los sindicatos estuvieran separados de los partidos políticos.

Cuando el anarquismo se propagaba por Europa, Karl Marx presiona a la Asociación Internacional del Trabajo para que se mantuviera al margen de las políticas de Bakunin, cuando muchos dirigentes se negaron fueron acusados de traición y fueron expulsados.

Pese a que su influencia en los movimientos obreros había sido recortada, Bakunin aún tenía seguidores fieles e influyentes, juntos organizaron un congreso paralelo que contó con el apoyo de seccionales de trabajadores de todo el mundo.

Para que Bakunini no recuperara su influencia, Marx mantuvo a las dos organizaciones separadas, dentro de ese contexto, la salud de Mijaíl se deterioró rápidamente retirándose de la vida pública, internado en el Hospital público de Berna, murió en la más absoluta pobreza el 1º de Julio de 1876.

En su tumba del cementerio de Bremgarten-Friedhof de Berna hay una placa que contiene una frase suya “Recuerda al que lo sacrifica todo por la libertad de su país”.





Ruta Nacional Nº 40... De punta a punta... @dealgunamanera...

Ruta Nacional  Nº 40... De punta a punta, la ruta más espectacular de la Argentina… 


Ruta Nacional  Nº 40... De punta a punta, la ruta más espectacular de la Argentina… 

La Ruta 40 recorre más de 5.000 km junto a la Cordillera de los Andes, desde Cabo Vírgenes hasta La Quiaca. (Getty Images).

Desde el sur de Santa Cruz hasta el norte de Jujuy, los imperdibles de una ruta famosa en el mundo, que atraviesa 11 provincias y los más diversos paisajes.

© Escrito por Pablo Bizón el domingo 15/04/2018 y publicado por el la Sección Viajes del Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Lo importante no es llegar, lo importante es el camino”, dice una canción de Fito Páez. Y esta frase, que bien podría ser una máxima de todo viajero, es especialmente cierta en este viaje, en el que, justamente, lo importante es el camino. Porque no se trata de un camino cualquiera, sino de la Ruta Nacional 40, o simplemente “la 40”, la ruta más famosa y espectacular de la Argentina. 

La 40 atravesando la meseta santacruceña.

La 40 conecta con 27 pasos cordilleranos a Chile, permite disfrutar de la más variada fauna salvaje, visitar sitios arqueológicos y paleontológicos de miles de años o sorprenderse en parajes que cuentan inesperadas historias a un lado del camino.

Es que, además de una ruta, la 40 es sobre todo lo que conecta:los glaciares del sur con las salinas del norte, un corderito santacruceño con una humita en chala de Jujuy, los bosques de coihue de Neuquén o Chubut con los nogales catamarqueños o los olivos riojanos.

Su trazado original data de 1935, pero a lo largo de su historia sufrió varias modificaciones, hasta tomar su forma actual, un recorrido que comienza en Cabo Vírgenes, en el extremo sur de Santa Cruz, y llega hasta La Quiaca, en el norte Jujuy, siempre a los pies de la Cordillera de los Andes. Bienvenidos a la Ruta 40; bienvenidos a uno de los viajes más espectaculares del mundo.

El Km 0, a los pies del faro de Cabo Vírgenes, en Santa Cruz.

Despedida con pingüinos

“Aquí comienza la Ruta Nacional 40. La Quiaca, 5.080 km”, dice un cartel azotado por el viento a los pies del faro de Cabo Vírgenes, en ese extremo sur de Santa Cruz en el que comienza el estrecho de Magallanes. Dice 5.080, pero modificaciones posteriores llevaron el recorrido a 5.194 km. Pero es aquí, en esta desolada playa de ripio bañada por el Atlántico sur, donde comienza la aventura, junto a la primera zona protegida: la reserva provincial Cabo Vírgenes, con la segunda colonia de Sudamérica de pingüinos de Magallanes. 

Por la estepa patagónica.

A 126 km de allí, la 40 atraviesa la primera ciudad, Río Gallegos, para luego virar al sudoeste y cruzar la meseta patagónica a lo largo de 255 km hasta el primer pueblo: 28 de Noviembre, donde se ven ya las elevaciones de la Cordillera de los Andes, a la que la ruta no abandonará más en los siguientes 4.700 km. Por algo su logo es el de un cóndor: pueden verse muchos a lo largo de su recorrido. Cerca de 28 de Noviembre está el punto de la ruta más cercano al Océano Pacífico: solo 21,7 km en línea recta hasta un fiordo del sur chileno. Ninguna otra ruta argentina se acerca tanto al Pacífico.

La escala siguiente es el pueblo minero de Río Turbio -donde en invierno funciona el centro de esquí Valdelén-, y 240 km al norte, la primera parada obligada: El Calafate, a 80 km del Glaciar Perito Moreno y con multitud de actividades en los alrededores -caminatas, cabalgatas, 4x4, navegaciones, el museo Glaciarium- y un buen corderito al asador para la cena.

La 40 pasa a poco más de 100 km del glaciar Perito Moreno. (Francisco Muñoz)

La 40 sigue hacia el norte, y no se recomienda pasar sin detenerse en el parador La Leona, un paraje-hotel que cuenta grandes historias. Construido en 1894 por una familia de inmigrantes daneses, alojó, entre otros, a los legendarios bandidos Butch Cassidy, Sundance Kid y Etta Place. Cercahay un bosque petrificado

Un tramo de la ruta cerca de Cueva de las Manos, en Santa Cruz (PB/Viajes).

A unos 20 km de allí, es imposible no desviarse por la ruta 23, en la orilla norte del inmenso Lago Viedma: encara directo hacia la Cordillera, y enseguida aparece la inconfundible silueta del Cerro Fitz Roy, una mole de piedra de 3.405 metros que es uno de los grandes desafíos del mundo para los escaladores.

A sus pies, y entre vuelta y vuelta del río Las Vueltas está El Chaltén, “capital nacional del trekking”. Hay decenas de senderos para disfrutar a pie de este majestuoso paisaje de piedra, lagos y bosques de lenga. 

Desde la 40 sale la ruta 23, que lleva directo a El Chaltén.

De La Leona hacia el norte, comienza uno de los tramos más desolados de la ruta, con muchos kilómetros de ripio. No lo lamente y aproveche para ir despacio y contemplar los detalles del paisaje, los cielos infinitos de la Patagonia, los picos nevados.

Siempre con la Cordillera hacia la izquierda, la 40 se desvía para entrar a Gobernador Gregores y luego regresa al oeste, para seguir trepando. Aviso: en Las Horquetas, vale la pena desviarse hacia el oeste unos 70 km por la ruta 37 para llegar a uno de los parques menos visitados del país: el Parque Nacional Perito Moreno, con el lago Belgrano como epicentro y los cercanos lagos Burmeister, Azara y Nanzen entre montañas. Viento, soledad y belleza.

El paisaje cerca de Bajo Caracoles, en Santa Cruz (Pinterest)

Poco más al norte, pasando Bajo Caracoles, otro desvío obligatorio: la ruta 97, que tras 42 km de ripio lleva a la Cueva de las Manos, un testimonio de miles de años, en el impresionante cañadón del río Pinturas. Una verdadera sorpresa en medio de la estepa patagónica.

Otro desvío: hacia el oeste, la ruta 39 hasta el pueblo de Lago Posadas. Y también al lago, separado por un angosto istmo de su vecino Lago Pueyrredón. Vale la pena el paisaje. Puede tomar también la ruta 41 para cruzar a Chile, ir al norte por la Carretera Austral y regresar a la Argentina por la margen sur del lago binacional General Carrera-Buenos Aires -el más grande del país-, pasando por el hermoso pueblo de Los Antiguos. Si es verano, de paso podrá saborear las cerezas más ricas.

Cueva de las Manos, un imperdible a un costado de la ruta.

Pero si no tomó este desvío y siguió por la 40, poco antes de llegar a la ciudad de Perito Moreno pasará muy cerca del Parque Nacional Patagonia -es bastante nuevo y aún no cuenta con servicios-, que protege el sitio al que llegan a reproducirse unas pequeñas y simpáticas aves llamadas macá tobianos. Está en lo alto de la meseta del lago Buenos Aires.

De lago en lago

Luego de atravesar el pueblo de Río Mayo, el río de mismo nombre y también el río Senguer, en la provincia de Chubut, la 40 se dirige al norte hacia Esquel, otra parada imperdible de su recorrido. Y aquí, otro permitido: desviar por la ruta 259 hacia el oeste y visitar Trevelin, para conocer historias de la colonización galesa y las cascadas Nant y Fall, y luego tomar la ruta 71 para atravesar el Parque Nacional Los Alerces, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. 

Puede que se pierda un tramito de la 40, pero la reencontrará poco más adelante, después de pasar por los lagos Futalaufquen, Menéndez, Verde, Rivadavia, Cholila, Lezama y Carlos Pellegrini, y sorprenderse con el Alerzal Milenario, un bosque de alerces con ejemplares de más de 2.600 años.

La 40 rumbo a Esquel, en Chubut.

Poco antes del pueblo de Epuyén, la 71 lo devolverá a la 40 para seguir rumbo norte a El Hoyo -capital nacional de la fruta fina- y Lago Puelo, un hermoso pueblo a orillas de un lago tan verde como hipnótico.

Unos pasitos más y estará en Río Negro, y otros más y recalará en la famosa plaza Pagano de El Bolsón, con su también famosa feria de artesanías, sus cervezas artesanales, sus frambuesas y boisenberries y sus múltiples atractivos: el cerro Piltriquitrón, el Bosque Tallado, el valle del río Azul o la cascada Escondida. 

La cascada Escondida, a 10 km de El Bolsón, es parte del circuito Mallín Ahogado.

Cuando regrese a la ruta, el trazado sinuoso lo irá guiando hacia Bariloche, pasando por las orillas de los lagos Guillelmo, Mascardi y Gutiérrez. Luego de divisar a lo lejos las pistas de Cerro Catedral, el mayor centro de esquí de Sudamérica, se topará con el principal centro turístico de la Patagonia, a orillas del Lago Nahuel Huapi. Hay tanto para hacer en Bariloche, tantos desvíos imperdibles, que son tema para otras notas. 

Uno de los tramos más famosos: la Ruta delos 7 Lagos es parte de la Ruta 40 (Neuquentur)

Pero la 40 sigue hasta el extremo este del lago Nahuel Huapi; cruza el río Limay, entra a Neuquén y gira a la izquierda para encarar rumbo a Villa La Angostura e iniciar uno de sus tramos más pintorescos: entre bosques de coihues y ñires y junto al Parque Nacional Arrayanes se inicia la famosa Ruta de los 7 Lagos, ese tramo incomparable de la 40 que atraviesa el Parque Nacional Lanín y va serpenteando entre los lagos Correntoso, Espejo Grande, Escondido, Villarino, Falkner, Machónico y Lácar, que llegan a ocho si sumamos el Nahuel Huapi, y a varios más con unos desvíos breves hacia el Totoral, el Traful, el Hermoso, el Meliquina, y cerca de San Martín de los Andes por la ruta 62, el Lolog. Una panzada de paisajes.

Al norte, luego de pasar Junín de los Andes, la ruta se abre hacia el este para llegar a Zapala, así que habrá que desviarse por la 23 para visitar el circuito Ruta del Pehuén que conforman por Aluminé, Villa Pehuenia y Moquehue, uno de los paisajes más bellos del país, con los únicos bosques nativos del mundo de araucarias araucanas.

El lago aluminé y las araucarias en Villa Pehuenia (PB/Viajes).

Si tomó este desvío, puede volver a la ruta en Las Lajas, para seguir trepando por el norte de Neuquén. Y si es a fines de la primavera o del verano, puede que un enorme rebaño de ovejas le corte la ruta unos minutos. Disfrútelo: es la única zona del país en que se conserva la trashumancia, esa antigua forma de pastoreo que traslada el ganado a tierras altas y bajas, según la época del año.

Ruta 40 en Mendoza.

Casi lo primero que lo recibirá en la provincia de Mendoza es la extraordinaria reserva provincial La Payunia, tan espectacular como poco conocida. Con más de 800 conos volcánicos, es una de las zonas del planeta con mayor densidad de volcanes, un paisaje lunar coronado por el Payún Liso, de 3.715 metros.

Reserva La Payunia, en el sur de Mendoza.

Poco más al norte, la ruta pasa muy cerca de San Rafael y sus paisajes: laguna y salinas del Diamante, embalses Nihuil y Agua de Toro, y el extraordinario Cañón del Atuel, con sus sorprendentes figuras talladas en piedra. Pero en San Rafael empieza, además, la ruta del vino de Mendoza, que continúa 100 km más al norte, en el Valle de Uco: un paraíso de viñedos y modernas bodegas al pie del Cordón del Plata, coronado por los casi 6.800 metros del volcán Tupungato.

Viñedos en el Valle de Uco, Mendoza (Bodega O. Fournier)

Ugarteche, Agrelo, Luján de Cuyo, Godoy Cruz, Maipú son las principales zonas viñateras de la provincia, repletas de bodegas que reciben a turistas. Y si antes de llegar a Agrelo toma la ruta 7 a mano izquierda, disfrutará de la ruta de Alta Montaña hasta el Cristo Redentor, en la frontera con Chile, pasando por Puente del Inca y divisando el cerro Aconcagua, el techo de América.

Es probable que en la ciudad de Mendoza algún desprevenido lo mande al km 0. Es que aquí, en la céntrica esquina de San Martín y Garibaldi, estaba el km 0 de la antigua Ruta 40, que allí se dividía en 40 Norte y 40 Sur. Ahora es el km 2.900.

Laguna de Los Horcones y el cerro Aconcagua (Coco Yáñez)

De Mendoza a San Juan son 170 km al pie de la Cordillera, con más bodegas y desvíos como el Parque Nacional El Leoncito, con su obervatorio astronómico, o el dique Ullum, un oasis donde refrescarse y practicar kayak o windsurf. Luego de visitar el museo de la bodega Graffigna y la casa natal de Sarmiento, siga hacia el norte por un tramo desértico que lleva hasta Huaco. Justo antes, la ruta 150 lo llevará al parque provincial Ischigualasto o Valle de la Luna, otro imperdible del recorrido junto con el Parque Nacional Talampaya, justo enfrente y ya en La Rioja.

Luego afrontará un tramo que en otros tiempos supo ser todo un desafío: los arenales de Guandacol, esos en los que hace años más de uno quedaba encajado, contaba el periodista Federico Kirbus, autor del primer libro sobre la 40, todo un clásico que tuvo varias reediciones.

La colorida Cuesta de Miranda en La Rioja (Vialidad Nacional)

Y pasando Villa Unión, otro tramo que es una delicia: la Cuesta de Miranda, que sube 1.500 metros -desde los 500 hasta los 2.040 msnm- en apenas 12 km, con cientos de curvas y contracurvas en un paisaje que abarca todos los colores imaginables. Al bajar, en Nonogasta, la 40 se está convirtiendo en autopista hasta Chilecito, una ciudad con historia minera y un cable carril que vale la pena.

De los valles a la Puna

Unos 120 km más y, después de pasar por el para muchos inesperado oasis de San Blas de los Sauces, la 40 entra a Catamarca. Justo antes del límite, se puede continuar por la ruta 60 hacia Tinogasta, Fiambalá y, más arriba, a la fantástica Ruta de los Seismiles, en la Puna catamarqueña y a los pies de casi 20 majestuosos volcanes coronados por el Ojos del Salado, el volcán más alto del mundo y la segunda cumbre de América. 

Desde Belén, en Catamarca, se pueden hay imperdibles excursiones en 4x4 por la Puna.

Pero la 40 va más hacia el este y pasa por Londres, con las cercanas ruinas de Shincal y su camino del Inca, y Belén, “capital nacional del poncho” y base desde la que parten excursiones 4x4 hacia la Puna. Una imperdible es al Campo de Piedra Pómez, uno de los paisajes más increíbles que se puedan imaginar.

Ruinas de Quilmes, Tucumán.

Y al llegar a Santa María, ya estará en los hermosos Valles Calchaquíes, con sus tradiciones, su folclore y sus colores. A pocos km la ruta ingresa a Tucumán por pocos kms. Son sólo 42, pero intensos: están las ruinas de Quilmes, los restos del mayor asentamiento precolombino del país, y muy cerca, por la ruta 307, Amaicha del Valle, con el museo Pachamama y un observatorio astronómico.

Campo de Piedra Pómez , en los alrededores de Antofagasta de la Sierra, Catamarca.

Apenas 23 km luego de entrar a Salta, la belleza de Cafayate y su valle, con sus bodegas y viñedos y la Plaza 20 de Febrero, donde sentarse a comer un buen cabrito o las mejores empanadas del mundo. Luego sale, a mano derecha, la ruta 68, con un colorido circuito por la Quebrada de las Conchas, pero la 40, más al oeste -y ya de ripio nuevamente-, le compite con la impresionante Quebrada de las Flechas, uno de esos tramos que lo harán bajar más de una vez a tomar una foto, y otra, y otra.

Vista aérea de la ruta atravesando la Quebrada de las Flechas, en Salta.

Luego de Angastaco y Molinos, con su antigua iglesia, la ruta zigzaguea a orillas del valle y tras pasar Seclantás -visite su ruta de tejedores y llévese un buen poncho de recuerdo- trepa hasta el mágico Cachi, con sus casas de adobe, sus edificios coloniales blancos, su iglesia de madera de cardón y un museo arqueológico con objetos de más de 10.000 años. Todo vigilado de cerca por las nieves eternas del Nevado de Cachi.

Parque Nacional Los Cardones, cerca de Cachi.

Poco más adelante, en Payogasta, podrá desviar a la derecha para visitar el Parque Nacional Los Cardones, y más allá, la Cuesta del Obispo, que desciende a pura curva y contracurva hasta el Valle de Lerma. Pero de Payogasta hacia el norte, la 40 sube y sube zigzagueando en la montaña hasta su punto más alto: Abra del Acay, a 4.895 msnm. Para los que gustan de los récords: es el paso más alto del mundo para una ruta nacional, y el más elevado fuera de Asia.

A 43 km, San Antonio de los Cobres, un pueblo de altura -casi 3.800 msnm- que cada 1° de agosto celebra la Fiesta Nacional de la Pachamama. Y 60 km al noroeste, siempre por la 40, puede que tenga suerte y vea cruzar el famoso Tren a las Nubes por el Viaducto La Polvorilla, una legendaria obra de ingeniería.

El Tren a las Nubes sobre el Viaducto La Polvorilla, en Salta. Por debajo para la 40.

Enseguida la ruta ingresa a la provincia de Jujuy, y luego de rodear el imponente cerro Tucli, encara derechito hacia Susques, donde estará más que bien pasar una noche y no dejar de visitar, a 65 km por la ruta 52, el desierto blanco de las Salinas Grandes, ese que National Geographic distinguió entre los “17 lugares más salvajes y hermosos del mundo”.

La 40 en la puna jujeña.

Desde Susques, la 40 sigue su curso sinuoso hacia el norte por la Puna jujeña. Son los últimos 325 km que pasan por pueblos como Coranzulí, Orosmayo o Cusi Cusi. ¡Pare aquí! No se le ocurra pasar de largo porque muy cerca de Cusi Cusi está el valle de la luna jujeño, un paisaje tan impresionante como poco conocido. Luego de Misa Rumi, el punto más septentrional de toda la 40: Santa Catalina, la segunda localidad poblada más norteña de la Argentina. Si se anima a hacer 30 escabrosos km hacia el noroeste, podrá llegar a la primera: El Angosto, en un rincón de la provincia. Desde Santa Catalina, disfrute los últimos 60 km hasta La Quiaca, pasando por Cieneguillas.

Entonces sí, habrá completado el recorrido por la ruta más espectacular de la Argentina. Pero sólo en parte, porque como decía Federico Kirbus, la 40 es “una senda interminable, que nunca se termina de recorrer”.


La Quiaca, fin del recorrido de 5.140 km por 11 provincias.


Hojas de Ruta del Automóvil Club Argentino














Hojas de Ruta del Automóvil Club Argentino


Provincia de Santa Cruz


Tramo Cabo Vírgenes - Río Gallegos


Provincia de Santa Cruz


Tramo Río Gallegos - El Calafate


Provincia de Santa Cruz


Tramo El Calafate - Perito Moreno


Provincias de Santa Cruz y Chubut


Tramo Perito Moreno - Esquel


Provincias de Chubut y Río Negro


Tramo Esquel - San Carlos de Bariloche


Provincias de Río Negro y Neuquén


Tramo San Carlos de Bariloche - Chos Malal


Provincias de Neuquén y Mendoza



Tramo Chos Malal - Mendoza


Provincias de Mendoza, San Juan y La Rioja


Tramo Mendoza - Chilecito



Provincias de La Rioja, Catamarca y Salta


Tramo Chilecito - Cafayate


Provincias de Salta y Jujuy


Tramo Cafayate - La Quiaca


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