“Todos estamos expuestos a un acto
criminal”…
Inseguridad. “Hoy estamos frente a una realidad que
deja en la población la sensación de que si han podido contra la figura del
gobierno...” Foto: Pablo Senarega
Después del ataque al gobernador de
Santa Fe, Antonio Bonfatti, el candidato a diputado por el Frente Progresista
Cívico y Social habla de la inseguridad local y mundial. Contesta a las
críticas de Agustín Rossi: “No aportan ninguna solución”, dice.
El atentado sufrido en la
casa de Antonio Bonfatti, gobernador de Santa Fe, marca un tiempo de una
violencia muy particular. Incluso, no recordamos (en tiempos cercanos) un hecho
de estas características: catorce balazos disparados contra el domicilio de un
gobernador.
—Sí –reflexiona Hermes Binner, hoy candidato a
diputado por el Frente Progresista Cívico y Social–, ¡incluso pasa
a ser un atentado con disparos que ingresaron donde se encontraba con su señora
viendo televisión! Estaban viendo jugar a Argentina… Creo que esto marca una
situación de una gravedad inusitada. Fíjese que hoy estamos frente a una
realidad que deja en la población la sensación de que si han podido contra la
primera figura de gobierno… bueno, quiere decir que todos estamos expuestos a
un acto criminal de esta naturaleza. Y si miramos lo que nos ha ocurrido
treinta años atrás, creo que tenemos que empezar a encarar las cosas y los
hechos con mayor diálogo y consenso. Creo que la mejor manera de honrar la
democracia es justamente aprovechar esta situación para mejorar la convivencia
entre los argentinos. Nosotros hemos firmado, con varios gobernadores en
ejercicio de gobierno, un Acuerdo de Seguridad Democrática a nivel legislativo
pensando que justamente este acuerdo tendría que ser convertido en ley.
Lamentablemente esto no ha ocurrido.
—¿En qué año se firmó?
—En diciembre de 2009, y ese acuerdo tenía tres partes sustanciales: una, la
necesidad de diálogo entre las policías provinciales y federales (tengamos en
cuenta que hablamos de delitos complejos), y la otra tiene que ver con la
integración (en un mapa de delitos) de la acción que debe llevarse adelante
para frenar las consecuencias de otros delitos y, en lo posible, prevenirlos.
También le mencionaría la necesidad de generar un ente formado por
representantes de todas las fuerzas políticas y también de toda la sociedad
civil y de las personalidades de organizaciones sociales. Me refiero al ámbito
académico, y la idea sería generar un ente permanente de diagnóstico y
prevención acerca de grandes delitos.
—¡Hay tantos! ¿A cuáles se refiere
específicamente?
—Desde ya, a la trata de personas, al delito económico… no olvidemos el delito
de guante blanco, pero, sobre todo, al delito del narcotráfico, que, como
sabemos, es un delito federal.
—Se ha hablado mucho de que el atentado contra
el gobernador Bonfatti es obra del narco.
—¡Por eso mismo se lo decía! Hoy no hay sospechosos detenidos. Hay, sí,
sospechosos en general sobre los cuales está actuando la policía. Nosotros
entendemos que ese organismo nacional debe ser creado lo antes posible.
Realmente algo imprescindible. Y, también, que esa ley que tenía que
confirmarlo duerme en algún cajón. Realmente sería importante que este proyecto
pudiera llevarse a la práctica.
—Aquí en Buenos Aires, en un primer momento,
sentimos que se daba una gran solidaridad con el atentado hacia Bonfatti. El
ministro de Defensa, Rossi, fue hasta Santa Fe. Pero luego la actitud de Rossi
no fue tan convincente cuando le dijo a usted, como líder del Frente Amplio,
que era “responsable de incubar en Santa Fe la problemática del narcotráfico y
permitir la connivencia policial con ese delito”. Usted incluso le dijo “¡no
conoce el tema o está obrando de mala fe!”, ¿no es cierto?
—Quien hace una apreciación de esa naturaleza, en vez de solidarizarse, entra
en una idea que no convence en cuanto a la necesidad de formar una fuerza
común. Sobre todo tratándose de un ministro de la Nación. Creo que ésta
realmente es una situación incomprensible.
—Y usted, Binner, cuya mirada fue siempre la de
un hombre equilibrado y con buenos resultados en su mandato, ¿cómo califica, en
este momento, a la seguridad que tenemos en el país?
—Usted sabe que la seguridad es hoy un problema planetario, mundial. Hoy
tenemos situaciones al borde de perder todo control, que probablemente tengan
un punto de partida que se ha agravado (según lo subrayan todos los
indicadores) con el atentado a las Torres Gemelas. Como se sabe, a partir de
allí se incrementaron los controles en todos los aeropuertos y en muchos
espacios, pero es evidente que, al no haber una coordinación, una puesta en
valor del problema, las acciones resultan débiles y los resultados casi nulos.
—Volviendo al plano general que usted
mencionaba, el atentado a las Torres cambia la historia del mundo. Por lo menos
la historia del siglo XXI. Pero todo esto, trasladado a un ámbito tan sereno
como la provincia de Santa Fe, ¿cómo se explica?
—Bueno, ¡también es porque la provincia de Santa Fe es la única que tiene
estadísticas sobre este tema! Usted ve que no se compara con ninguna otra
provincia, pero estamos en la situación de que las expresiones de algunos
funcionarios nacionales hablan precisamente con falta de consideración acerca
de un gobierno que no pertenece a su mismo color político. Y esto se refleja en
muchos aspectos: en las partidas presupuestarias que retraen el 15% a la
coparticipación federal. Se nota también en los planes de vivienda: llegan
fondos para iniciar la obra pero, luego, nunca para terminarla. Con lo cual, es
la provincia la que debe afrontar estos finales. Esto también se ve en el
número de escuelas que aparecen en el plan “Mil Escuelas”, que, por Santa Fe,
prácticamente pasó de largo. Pocas escuelas y que, además, están muy por debajo
de las necesidades que existen. Por ejemplo, hay que reemplazar muchas viejas
escuelas con edificios que han quedado como testimonios de un pasado.
—Debo confesarle, doctor Binner, que me llamó
la atención también que el ministro Rossi los mencionara a usted y al
gobernador Bonfatti como responsables de “incubar” los problemas del
narcotráfico en Santa Fe y permitir la “connivencia policial” con ese delito.
Son palabras muy fuertes.
—Sí, es una pena que el ministro de Defensa de la Nación haga esas
apreciaciones porque él nos conoce mucho. ¡Hemos participado juntos en el
Frepaso y conocemos plenamente lo que pensamos cada uno de nosotros! De manera
que él… no sé a qué obedecen esas palabras, sin aportar tampoco ninguna
solución sino solamente críticas. Y más aun en tiempos preelectorales. ¿Cuál es
el sentido de esto? Estoy convencido de que Rossi no cree en lo que dice.
—Bonfatti también se mostró tan apenado como
usted. Cuando comentó estas expresiones, dijo que “le dolía mucho advertir en
algunos sectores de oposición al Frente Progresista la intención de sacar una
tajada política”. No mencionó a Rossi, pero claramente se refería a sus
declaraciones. ¿No cree usted, Binner, que indudablemente la cercanía de las
elecciones hace subrayar un tema determinante como éste?
—No, no. Yo creo que no. La decisión de voto de la gente ya está confirmada en
el 95% luego de lo ocurrido con las PASO. La experiencia breve (pero
experiencia al fin) con las PASO ha definido la tendencia que seguramente se va
a dar seguramente en las elecciones generales. Nosotros siempre estamos
esperando alguna denuncia de este tipo, como ocurrió en su momento con otros
funcionarios: la cuenta en Suiza no declarada… son cosas que empañaron las
elecciones.
—¿Usted se refiere a la acusación (luego
desmentida) hacia Enrique Olivera?
—Por ejemplo, ¿no? Creo entonces que tenemos que trabajar en un camino
diferente. Un camino donde sumemos, un camino en el que pensemos los argentinos
que estamos convencidos de realizar un trabajo común. Bueno, ¡entonces tenemos
que ponernos en marcha! Por eso el Acuerdo de Solidaridad Democrática.
—Y volviendo a un tema tan recurrente como el
de la seguridad, hace un momento usted nos brindaba detalles acerca de cómo es
la formación de un muchacho que ingresa hoy a la Policía en Santa Fe. Incluso
la comparación con tiempos anteriores es muy fuerte.
—Antes que nada, quiero señalar que nosotros no somos improvisados en materia
de gobierno. Tampoco lo hemos sido en la construcción de una fuerza policial.
Entonces le recuerdo que lo primero que hemos llevado adelante son reformas en
las que, en el marco de “asuntos internos”, los policías pasaban a
disponibilidad y luego volvían al servicio activo en otra ciudad. Un día
estaban en Rafaela y, a la mañana siguiente, ¡en Venado Tuerto! Esto dejó de
ocurrir desde que sacamos la responsabilidad política de la propia fuerza. Y lo
que se puso en marcha fue, precisamente, que todos aquellos policías que
incurrían en algún delito resultaran exonerados, pasados a retiro o
suspendidos, pero ninguna de estas circunstancias fueron decididas dentro de la
fuerza. Este fue un punto de partida que generó naturalmente algún ruido, pero
que tuvo que ser aceptado como una decisión del gobierno y un pedido de la
ciudadanía. A partir de esto pusimos en marcha (como primera acción de
gobierno) la creación del Ministerio de Seguridad y del Ministerio de Justicia.
—Creo recordar que usted lo dispuso apenas
elegido gobernador de Santa Fe.
—Sí. En la primera reunión de gabinete lo planteamos y se resolvió crear estos
ministerios, que luego fueron apoyados por la legislatura. Esto generó entonces
la aplicación de las políticas que veníamos preparando para llevar adelante una
acción renovadora de la Policía. En el ámbito de la Justicia también ocurrió lo
mismo. Por lo tanto, hoy tenemos un sistema penal moderno, ágil, que en su
totalidad se pondrá en funcionamiento el 10 de febrero del año próximo pero que
está demostrando también, en la elección de los jueces, la abstención de la
participación en esta elección del Poder Ejecutivo. De forma tal, vamos
constituyendo un Poder Judicial que surge precisamente de la evaluación que
hace la Academia y de la que hacen los colegios profesionales acerca de la
actitud y los conocimientos que demuestra cada uno de los postulantes del Poder
Judicial. También se genera aquí una protección hacia los propios postulantes,
puesto que lo que resuelve el Consejo de la Magistratura es tomado por el
gobernador y enviado a la legislatura para su aprobación.
—¿Y en cuanto a la reforma policial?
—Bueno, aquí hemos avanzado también en la conformación de una nueva policía.
Ahora ya no basta con haber terminado la enseñanza primaria, sino que es
indispensable contar con el secundario completo para poder aspirar a ser
policía. Se han dejado de lado los tres meses de formación para reemplazarlos
por dos años con, incluso, una beca para aquellos que no puedan superar sus
dificultades económicas. Además, existe la posibilidad (para quienes sientan
realmente vocación policial) de acceder a la Tecnicatura en Seguridad impartida
por la Universidad del Litoral y la Universidad de Rosario. Fíjese usted que en
estas reformas estamos recién con una segunda promoción, y estamos trabajando
por la nueva incorporación (que ocurre en este período del año) para el estudio
de la Tecnicatura. Por supuesto que todo esto va a llevar tiempo. ¡Estas cosas
no pueden hacerse de un día para el otro! Pero en la medida en que se vayan
retirando o jubilando los antiguos policías, estas nuevas camadas se irán
incorporando, por supuesto, con la nueva forma de selección que acabo de detallarle.
—¿En qué momento los muchachos cuentan con el
uso de un arma?
—Cuando salen a la calle ya en función de policías, claro. Y esto ocurre luego
de dos años de formación.
—Justamente sobre este tema tan fundamental,
nos alarma observar en todo el país la presencia de los “ni”. Es decir, jóvenes
que ni estudian ni trabajan y que son, por desgracia, un elemento de peso en la
delincuencia juvenil.
—Imagínese que si miramos el Observatorio de la Universidad Católica veremos el
trabajo fantástico que hace Agustín Salvi para lograr un diagnóstico real de lo
que significa el estado de la niñez, de la juventud y de la sociedad en su
conjunto. Y realmente nos encontramos con un problema muy serio, que no se
aborda solamente con acciones de seguridad. Aquí necesitamos pensar en la
educación. Una educación de calidad. Pensar en la salud: una salud que cubra
todas las necesidades de un ser humano, y ésta es la tarea a la que estamos
abocados. Es decir, ver en lo social que es necesario incorporar a la población
a una vida digna. Que pueda tener acceso a la vivienda, al estudio y, desde ya,
al trabajo. Es decir que un joven pueda pensar en conformar una nueva familia,
y esto se logra con una planificación en el tiempo. Por eso cuando nosotros
abordamos el tema de la inseguridad lo pensamos en forma integral. Porque,
fíjese usted, aquí hay un diagnóstico: en una casa en la que hay una persona
que no tiene trabajo o alguien que ha abandonado la escuela (y cuando digo
“casa” generalmente nos referimos a un rancho) encontraremos una serie de
problemas. Un abuelo que nunca trabajó. Un padre que tampoco lo hizo. Niñas
embarazadas a los 10 o 12 años… en fin, una serie de problemas que hacen que la
sociedad enfrente situaciones muy duras de vida y de inclusión social. Porque,
mire, si no hay política de inclusión social paralela a las políticas
específicas de seguridad, el problema no se va a resolver. Y esto es, de
acuerdo con los indicadores que tenemos, una situación que lejos de
solucionarse se va agravando. No lo digo para alarmarnos, sino para tomar
decisiones. Y las decisiones siempre son complejas porque el problema de la
pobreza es muy complejo.
—¿Qué índice de pobreza tiene Santa Fe?
—Estamos cerca del 20%. Y si hablamos de los niños, uno de cada tres niños vive
en hogares pobres. Con Bonfatti hemos transitado muchísimo por este problema
incluso como profesionales, atendiendo durante muchos años los consultorios
médicos de las villas, y conocemos bien la realidad de la pobreza, pero me
refiero a una pobreza digna en la que el ascenso social era posible.
Trabajaban la madre y el padre. Compraban un terreno en 120 cuotas y allí se
instalaban construyendo progresivamente una vivienda. Hoy, esa movida social no
existe más. El que cae en la villa está condenado a vivir en esa villa casi por
el resto de su vida. Por eso nosotros queremos abordar el problema integral de
la pobreza. Y aquí son fundamentales los temas del trabajo y de la educación.
El trabajo porque nos hace dignos, y la educación porque nos hace libres.
—Pero también, Binner, lo hemos observado
preocupado por el tema político.
—Efectivamente, si hay hoy un problema conflictivo le diría que es el político.
¿Por qué? Bueno, nos estamos acostumbrando al gobierno de las personas y, en
cambio, ¡deberíamos acostumbrarnos al gobierno de las instituciones! Son
situaciones absolutamente diferentes. Los personalismos agobian. La posibilidad
de tener instituciones que brinden participación y permitan resolver problemas
ayudan a la convivencia, y le diría que la participación es un derecho que
tiene la población.
© Escrito por Magdalena Ruíz Guiñazú el domingo 20/10/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.