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viernes, 2 de abril de 2021

Alfredo Palacios – “Las Islas Malvinas, Archipiélago Argentino” 21 de Septiembre de 1934... @dealgunamaneraok...

 Alfredo Palacios – “Las Islas Malvinas, Archipiélago Argentino”


 

“…Quería hacer silencio, pero, no habrá silencio mientras el archipiélago se encuentre en poder del extranjero…” Alfredo L Palacios.

 

Las Islas Malvinas, Archipiélago Argentino.

 

Proyecto del Senador Socialista, Alfredo Palacios, convertido en ley N°º 11.904, el 26 de Septiembre de 1934.-


Senado de la Nación Argentina, Sesión 21 de Septiembre de 1934.



 

El Senado y la Cámara de Diputados, etc.

 

Artículo 1º: Siendo necesario que todos los habitantes de la República sepan que Las Islas Malvinas son Argentinas y que Gran Bretaña, sin título de soberanía, se apoderó de ellas por un abuso de la fuerza; encomiendase a la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares, la publicación oficial de la obra de Paul Groussac “Les Ites Malovines”, hasta ahora inédita en español.

 

Art 2º: La edición ordenada contendrá fielmente el texto, las notas y los documentos que figuran en el original francés (edic. 1910)

 

Art 3º: El Presidente de la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares, traducirá al español el citado libro y a la vez, sintetizará su contenido sustancial, en un compendio, que se imprimirá por separado.

 

Art 4º: De cada uno de esos volúmenes se harán ediciones populares, que la Comisión distribuirá, gratuitamente, entre las bibliotecas del país y del exterior, así como entre las instituciones con las que se mantenga el canje internacional. De la edición del compendio, se hará una tirada especial, destinadas a los institutos de enseñanza de la Nación.

 

Art 5º: El Poder Ejecutivo entregará, de Rentas Generales, a la Comisión Protectora de Bibliotecas, a los fines del cumplimiento de esta ley hasta la suma de treinta mil pesos moneda nacional.

 

Art 6º: Comuníquese al Poder Ejecutivo.

 

Alfredo L Palacios 

 

LA JURIDISCION ARGENTINA EN EL ARCHIPIELAGO (*)

 

Sr. Palacios: Pido la palabra

 

Mi propósito al presentar este proyecto es, en primer término, como lo expreso en su texto, en el difundir en el pueblo el conocimiento de derecho argentino a la soberanía de las Malvinas. Han de perdonarme los señores senadores, si mi exposición no es breve.

 

I – Toma de posesión pública y solemne, en 1820.

 

En la costa patagónica fue ejercida la jurisdicción argentina antes de terminar la guerra de la Independencia, realizándose actos de dominio en 1811 y 1815. En 1817 el gobierno manda en la nave de guerra 25 de Mayo, un destacamento militar. En 1820 el coronel Daniel Jewit, comandante de nuestra fragata Heroína, toma posesión publica y solemne, con salvas de veintiún cañonazos, del archipiélago, en nombre del gobierno de Buenos Aires y en presencia del célebre navegante ingles James Weddell, que hacía escala en Las Malvinas durante su primer viaje antártico y recuerda este hecho en su “Voyage towards the South Pole”, publicado en 1825.


Cuando Jewit llego a Soledad, según refiere Vernet en su informe, redactado por Valentín Alsina, había en aquel puerto y en las adyacencias más de cincuenta buques ingleses y norteamericanos, que se ocupaban en la pesca de anfibios, y cuyos tripulantes mataban el ganado de las islas llevado allí por los españoles. El oficial de nuestra marina, con toda cortesía, paso aviso a los comandantes de los buques extranjeros, para que lo transmitieran a sus gobiernos, de la toma de posesión del archipiélago, en nombre de la República, así como de la prohibición de pescar en las islas y de matar sus ganados, bajo pena de detención y de remisión de los infractores a Buenos Aires, donde seria juzgados.


Aparece en “El Argos” del 10 de Noviembre de 1821, el extracto siguiente del Redactor de Cádiz, de Agosto de 1821:


“El coronel Jewit, de la marina de las Provincia Unidas de Sud América y comandante de la fragata Heroína, en circular de fecha 9 de Noviembre de 1920, en el puerto de la Soledad, previene haber tomado, el 6, posesión de las islas Malvinas de dichas provincias”.

En 1823, el gobierno nombro a don Pablo Areguati, gobernador de Las Malvinas. En el mismo año, don Jorge Pacheco y don Luis Vernet, obtuvieron el derecho a la pesca de anfibios y a los ganados de la isla oriental del archipiélago, así como a treinta leguas de tierra. Salió una expedición compuesta de los bergantines Fenwick y Antelope y la goleta Rafaela, todos bajo la dirección de don Roberto Schofield, expedición que desgraciadamente fracasó.

 

II – La actividad incansable de Vernet.

 

En 1826, Vernet, audaz y emprendedor, preparó otra expedición, sufriendo mil contrariedades y vicisitudes. Se propuso realizar una seria colonización que afirmara sus ensayos en la agricultura y echara los cimientos de la pesca nacional, lo que sería origen de una marina mercante, y con tal propósito pidió al gobierno no solo la propiedad de tierras, sino también el goce exclusivo de la pesca para la Colonia. La empresa era beneficiosa para la República, y de ahí el decreto de 5 de Enero de 1828, que otorgó a Vernet la propiedad de las islas de Staterland y de la Soledad (deduciendo la concesión hecha en 1823 a Jorge Pacheco y la reserva del gobierno de diez leguas cuadradas en la bahía de San Carlos).

El decreto otorgo una entera libertad de contribuciones por veinte años, y por igual tiempo, la pesca exclusiva en todas Las Malvinas y en la costa del continente al sur del Rio Negro, con la obligación de parte del concesionario, de establecer dentro de los tres años una colonia. Vernet puso manos a la obra con interés; celebro contratos en Norteamérica y en Europa para llevar familias y adquirir buques; y de las pampas de Buenos Aires, fueron gauchos para cuidar el ganado. Pero los pescadores extranjeros, a pesar del acto de soberanía ejercido por la República, en 1820, hacían una competencia desleal, matando anfibios en las islas en forma perniciosa, aun en la época de la parición, con lo que se amenazaba, seriamente, la existencia de la colonia.


Vernet pidió, entonces, que se le invistiera el carácter de comandante político y militar, con plenos poderes sobre el territorio, y se le enviara un buque de guerra y el armamento necesario para hacer respetar las órdenes del gobierno, a lo que este accedió, dictando el decreto de 10 de Junio de 1829. Vernet se estableció en Puerto Luis, con su esposa, nacida en Buenos Aires. Dice Groussac, que un oficial de la marina inglesa ha dejado del home lejano, un croquis agradable y sugestivo, que no se parece, por cierto, al nido de filibusteros imaginados por los merodeadores yanquis, sin duda, después de su propia conducta.


En efecto, Fitz Roy, en Narrative, II, pagina 266, dice, reproduciendo la carta de un compañero suyo: “The governor, Louis Vernet, receivet me with codiality. He possesses much information and speaks several languages. His house is long and low, of one story, with very thick walls of stones. I found in it good library of Spanish, german and English works. A livery conversation passed at dinner, the party consisting of Mr, Vernet and his wife. Mr. Brisbane and others in the evening we had music and dancing. In the room was a grand piano – forte; Mr. Vernet, a Buenos Ayrean lady, gave us some excellent singing, which sounded not a little strange at the Falkland isles, where we expected to fund only a few sealers”.

 

Traducido seria así: “El gobernador, Luis Vernet, me recibió cordialmente. Tiene mucha ilustración y habla varios idiomas. Su casa es larga y baja, de un solo piso y paredes muy gruesas, de piedra. Encontré allí una buena biblioteca de obras españolas, alemanas e inglesas. Durante la comida se sostuvo animada conversación en que tomaban parte el Sr. Vernet y su esposa, el Sr. Brisbane y otros; por la noche hubo música y baile; en la habitación había un gran piano; la señora de Vernet, una bonaerense, nos dejó oír su excelente voz, que sonaba no poco a extraño en las Malvinas, donde solo esperábamos encontrar algunos loberos.

 

III – El Gobierno Argentino nombra comandante político y militar de Las Malvinas.-

 

El decreto del 10 de Junio de 1829, se publicó en el Registro Oficial y su texto expresaba: “Cuando por la gloriosa revolución del 25 de Mayo de 1810, se separaron estas provincias de la dominación de la metrópoli, España tenía una posesión material de las Islas Malvinas y de todas las demás que rodean el cabo de Hornos, incluso la que se conoce bajo la denominación de Tierra del Fuego, hallándose justificada aquella posesión por el derecho de primer ocupante, por el consentimiento de las principales potencias marítimas de Europa y por la adyacencia de estas islas al continente que formaba el Virreinato de Buenos Aires, de cuyo gobierno dependían”.


“Por esta razón, agregaba el decreto, habiendo entrado el gobierno de la República en la sucesión de todos los derechos que tenía sobre estas provincias, la antigua metrópoli, y de que gozaban sus virreyes, ha seguido ejerciendo actos de dominio en dichas islas, sus puertos y costas, a pesar de que las circunstancias no han permitido hasta ahora dar a aquella parte del territorio de la República la atención y cuidado que su importancia exige; pero siendo necesario no demorar por más tiempo las medidas que pueden poner a cubierto los derechos de la República, haciéndola al mismo tiempo gozar de las ventajas que puedan dar los productos de aquellas islas y asegurando la protección debida a su población, el gobierno ha acordado y decreta:

 

Artículo 1º: Las Islas Malvinas y las adyacentes al cabo de Hornos, en el mar Atlántico, serán regidas por un comandante político y militar, nombrado inmediatamente por el gobierno de la República.

 

Art 2º: La residencia del comandante político y militar será en la isla de la Soledad y en ella se establecerá una batería bajo el pabellón de la República.

Art. 3º: El comandante político y militar hará observar por la población de dichas islas las leyes de la República y cuidará en sus costas de la ejecución de los reglamentos sobre pesca de anfibios”.

El decreto estaba firmado por Rodríguez y Salvador María del Carril.

 

IV – Vernet, funcionario de la República, vela por el cumplimiento de las leyes.

 

Vernet, inmediatamente después de entrar en posesión de su cargo, dirigió la siguiente circular a los capitanes de los buques extranjeros, circular que aparece en ingles en el número 217, año V, de The British Packer and Argentine New, de fecha Octubre 16 de 1830, y que en español dice así: “El que subscribe, gobernador de las Islas Malvinas, Tierra de Fuego y adyacencias, en cumplimiento de su deber y de lo expresado en el decreto dado por el gobierno de Buenos Aires, el 10 de Junio de 1829, para vigilar el cumplimiento de las leyes sobre pesca y del que se le adjunta una traducción, informa a usted por la presente, que la trasgresión a esas leyes no pasará desapercibida como hasta el presente. El infrascrito se congratula de que esta advertencia, dada a tiempo, a todos los capitanes de buques en las pesquerías, sobre cualquier parte de la costa bajo su jurisdicción, los inducirá a no repetir las infracciones, que los expondrá a convertirse en una presa legal de cualquier buque de guerra de la República o de otros que el suscripto considere conveniente armar, en el ejercicio de su autoridad, para el mejor cumplimiento de las leyes de la República.


“El subscripto proviene, además, a todas las personas sobre la prohibición de cazar o matar ganado en la Malvina oriental, porque ese ganado es de propiedad privada y por más inocente que pueda aparecer una acción así, de parte de aquellos que no conozcan esa circunstancia, ese mismo acto se convierte en criminal, de parte de aquellos que intencionalmente persistan en tales actos, haciéndolos susceptibles de los rigores de la ley, que se aplicará para esos casos. Por otra parte, aquellos que necesiten provisiones o bebidas podrán obtenerlas a precios moderados, dirigiéndose a la nueva colonia en la cabecera de Berkeley Sound, donde no se pagan derechos de puerto, no se fomenta la deserción de tripulantes y se presta toda clase de ayuda a aquellos que la necesiten, por intermedio de subscripto”.

 

Firmado – Luis Vernet.

 

Vernet no era un empresario particular. Era el funcionario de la República que velaba por el cumplimiento de las leyes. Es interesante a este respecto la opinión de Julio Goebel, de la Universidad de Columbia, escritor norteamericano, autor del libro “The Struggle for the Falklnd Islands, del que me ocuparé más adelante y que fue publicado en 1927.


Dice Goebel, de la circunstancia de que como concesionario exclusivo, estuviera Vernet interesado en el cumplimiento del decreto de pesca, nada estaba a su carácter oficial. Más aun, la circunstancia de que en los últimos años se hubiera hecho caso omiso de las notificaciones de Jewit en 1820, exigía, imperiosamente, un procedimiento de esta índole, ya que el derecho de pesca o caza en aguas territoriales es asunto de soberanía cuando no median tratados.


Las notificaciones y amenazas no impidieron la pesca ilegal de anfibios en las costas de las Malvinas, pues los loberos despreciaron las advertencias de Vernet, razón por la que éste se decidió a proceder enérgicamente.


En Agosto de 1831 fueron apresadas tres goletas norteamericanas que se burlaban de las leyes argentinas: la Harriet, la Breakwater y la Superior.

 

Cuando se instruía el sumario para ser elevado al gobierno de Buenos Aires, la Breakwater fugó. Los comandantes de la Harriet y de la Superior, Davison y Congar, respectivamente, aceptaron someterse a la decisión del gobierno, respecto a los buques y cargamento, reconociendo la infracción cometida. Davison se comprometió a responder en Buenos Aires por él y por Congar, cuyo buque quedó en libertad bajo condiciones, en el juicio que se tramitaría.


Es interesante leer el convenio firmado por Gilberto Davison, Esteban Congar y Luis Vernet, que aparece en el informe de este último, dirigido al gobierno de Buenos Aires, el 10 de Agosto de 1832.-

 

(*) Fragmento del discurso pronunciado al fundamentar el proyecto.-

 

Las Islas Malvinas, Archipiélago Argentino.-

Alfredo L. Palacios.
Editorial Claridad. 1934

 

© Publicado el  miércoles 17/03/2021 por el Partido Socialista de la República de los Argentinos.












jueves, 6 de diciembre de 2012

Electroingeniería y la Memoria... De Alguna Manera...

Electroingeniería quiere demoler la memoria…

Frente de la antigua fábrica Campomar, donde se encontraron restos óseos humanos y que era vigilada por militares.

En Valentín Alsina Electroingeniería y el intendente K proyectan un negocio inmobiliario en predios sospechosos de haber sido un campo de detención clandestina.

El relato hizo que la memoria histórica argentina se hiciera presente en el tribunal. Declaraba Antonio Marcelino Vargas, oriundo de Valentín Alsina, de oficio obrero, detenido desaparecido en 1977 y que asegura haber pasado parte de su cautiverio en las instalaciones de la antigua fábrica Campomar. Instalaciones que hoy conforman un terreno en disputa.

“Le digo adónde trabajo, que él me conocía y todo eso –contó Vargas en el tribunal, según consta en las actas de la sesión, en tiempo presente, como si reviviera ese día-. Nada… ¡adentro! Por la ventana me metieron, y… Y bueno. Iba la camioneta del Ejército adelante, o sea… A mí, urgente, me encapuchan y me van sacando la ropa y me van tirando. Me van tirando, yo quedo desnudo”.

“¿Usted iba en el Chevrolet 400?”, le preguntó el doctor Compareid.

“Claro –respondió Vargas-. Y el Ejército también acompaña. Y después de todo esto, yo me doy cuenta de que adonde estuve fue en la Campomar, fábrica Campomar. ¿Por qué estuve ahí? Porque me acuerdo del portón. Ellos por más encapuchados que me tenían, yo siento cuando abren un portón, y me doy cuenta de que era chapa, chapa de esa galvanizada, de esa… ¿Vio cuando le ponen cadena y candado? Y está todavía… hasta ahora está el portón. Está en la fábrica abandonada todavía”.

Campomar es un predio donde funcionó una gran fábrica textil enclavada en la geografía de Valentín Alsina, en la localidad de Lanús. En 1975 la compañía dejó de funcionar, dejando 24 hectáreas y una mole de cemento como recuerdo de su existencia. Luego del golpe de Estado de 1976, en medio del silencio que produce el terror, los vecinos de la fábrica vieron soldados custodiar sus puertas, helicópteros aterrizar durante la noche, escucharon disparos y ráfagas de metralletas. En los años ochenta, accidentalmente se encontraron dos cráneos, uno con un orificio –quizás de bala- en la parte frontal. Muchos años después, los vecinos decidieron recuperar esa parte de su pasado y formaron la Comisión de Vecinos Por Campomar, Memoria Verdad y Justicia, que reunió los testimonios que dan cuenta de la percepción de aquellos años. Querían que se investigue si ese predio había sido un campo de detención de la dictadura. Sin embargo, algo interfirió con su objetivo.

Las veinticuatro hectáreas que componen los terrenos de la ex fábrica Campomar fueron destinados por la municipalidad de Lanús para la realización de un extraordinario negocio inmobiliario de la mano de Electroingeniería, la constructora preferida del gobierno K, y la inmobiliaria Díaz Pérez S.A., ligada al intendente kirchnerista de Lanús, Darío Díaz Pérez. El millonario proyecto de torres de departamentos pudo ser detenido debido a la acción de la Comisión de Vecinos, que recurrió a la Comisión Provincial de la Memoria y a la justicia para que se investigue las actividades que tuvieron lugar en esos terrenos durante la dictadura. El juez Lepopoldo Schiffrin llegó a hacer una recorrida por el lugar y luego decidió que no se podían tocar el área correspondiente a unas escuelas construidas en el lugar. La Cámara que investiga los crímenes de la Junta Militar decidieron descartar el testimonio de Vargas ya que tenía una causa en aquella época por “robo”, y señalaron que era posible que esa haya sido la causa de su detención que lo apartaría de la figura del detenido-desaparecido (aunque al momento de la legalización de los presos, muchas veces los militares les adjudicaran una causa para lograr su blanqueo). Los vecinos de la Comisión sospechan que tales decisiones corresponden al poder del dinero.

Elsa Bravo –abogada, profesora de historia, de 58 años- era preceptora, en 1984, en la escuela Media 9, conocida en ese entonces conocido como Normal 2. “Dos alumnas que hacían Educación Física se alejaron de los límites de la escuela porque habían ido a buscar una pelota que se les había escapado –cuenta Bravo-. Justo al lado de dónde había caído la pelota, lo vieron. Vinieron corrienda asustadas. Decían: ‘Encontramos una cabeza’”. Se trataba en realidad de un cráneo semienterrado en la tierra, según pudo verificar Bravo al acompañar a las alumnas. “Tenía un agujero que podía ser de una bala, pero en ese entonces yo no sabía esto. Lo pusimos con la directora en una bolsa de residuos y lo llevamos hacia la comisaría  3, que está a pocas cuadras. Al llegar el comisario nos tomó la declaración. La directora pidió una copia de la declaración, pero se negó. Todo quedó ahí. Nunca más nos llamaron. Esa comisaría formó parte del circuito Camps de centro de detención en la provincia de Buenos Aires”. Vargas, el hombre que aduce haber estado detenido en Campomar, señala que luego fue trasladado a esa comisaría. Ese mismo año, en otros terrenos de Campomar, otra docente encontró  un cráneo más y restos óseos de un cuerpo.

Haydeé Villar es miembro de la Comisión de Vecinos por Campomar. “Mis dos abuelos vivían frente a la fábrica y estaba todos los días ahí. Mi casa quedaba a cuadra y media –cuenta a plazademayo.com-. En cierto momento se comenzaron a ver tropas que entraban y salían, helicópteros que bajaban en el predio. Salían Ford Falcon a toda hora y se escuchaban tiros, en particular por la noche, ráfagas de ametralladora y tiros sueltos. El tránstio de camiones militares era común y siempre había un militar con un fusil abriendo y cerrando los portones”. Para Villar es claro que en ese lugar funcionó un centro clandestino y sospecha que las resoluciones que impiden la investigación de los terrenos están ligadas al negocio inmobiliario. “En una parte del predio se quiere edificar un complejo habitacional de cuatro torres de departamentos. No se trata ni siquiera de viviendas sociales, sino de un negocio millonario –explica-. El problema es que si hubiera funcionado un Centro Clandestino de Detención no se podría edificar nada. Y no se puede edificar sin antes haber investigado. Que lo haya sido es una posibilidad muy fuerte. Nosotros queremos que se investigue”.

-¿No fue recorrido el lugar por el juez Schiffrin?

-El juez no hizo un recorrido sino que hizo una inspección ocular por una de las parcelas donde se encontraron dos cráneos en su momento. No entró a la fábrica porque consideró que debía haber un sobreviviente. Que luego apareció. Pero el testimonio del sobreviviente fue desestimado por razones inconsistentes por la Cámara Federal de Apelaciones. La misma que le dio permiso a Electroingeniería para edificar con el solo requisito de firmar una declaración jurada en la que la empresa se compromete a informar si encuentra algo sospechoso. Es darle permiso para que demuela todo, para que no sepamos qué pasó allí ni los familiares de los desaparecidos tengan la oportunidad de encontrar sus restos.

Inspección ocular del juez Schiffrin, que los miembros de la Comisión de Vecinos objetan por incompleta.

Mariano Musso es uno de los voceros de Electroingeniería y habló con plazademayo.com desde la ciudad de Córdoba. “La Cámara Federal de Apelaciones dictó en un momento la medida de no innovar y en ese momento no hicimos más nada en el predio. Luego hicieron una inspección ocular y decretaron que la medida de no innovar siguiera firme en los terrenos correspondientes a las escuelas que funcionan allí. Eso nos habilita a proseguir con los plantes, pero así y todo estamos a disposición de la justicia. Por eso, ya hemos presentado una declaración jurada para avisar si encontramos algún tipo de prueba ligada a la actividad de la dictadura. Es un tema delicado con el que siempre hemos estado comprometidos”.

“El único compromiso que tiene la empresa es con el capital y con la ganancia –dice Haydeé Villar, de la Comisión de Vecinos-. Cuando la justicia dictó la primera orden de no innovar, ellos siguieron haciendo su trabajo de demolición y derrumbaron lugares que podrían tener información valiosa. Es necesario que se investigue en profundidad”.

El pasado sigue golpeando las puertas de nuestro presente pero, como en todos los tiempos, quizás el ruido de los negocios kirchneristas sea más fuerte que esos golpes. Los vecinos de Campomar siguen esperando saber qué ocurrió con certeza en esos predios. La Comisión Provincial de la Memoria anunció que apelaría la medida de la justicia que permite a la empresa Electroingeniería, de fuertes vasos comunicantes con el kirchnerismo, proseguir con las obras que terminarían demoliendo la memoria.

© Escrito por Diego Rojas y publicado por plazademayo.com el miércoles 5 de Diciembre de 2012.